BIENVENIDOS AMIGOS PUES OTRA VENEZUELA ES POSIBLE. LUCHEMOS POR LA DEMOCRACIA LIBERAL

LA LIBERTAD, SANCHO, ES UNO DE LOS MÁS PRECIOSOS DONES QUE A LOS HOMBRES DIERON LOS CIELOS; CON ELLA NO PUEDEN IGUALARSE LOS TESOROS QUE ENCIERRAN LA TIERRA Y EL MAR: POR LA LIBERTAD, ASÍ COMO POR LA HONRA, SE PUEDE Y DEBE AVENTURAR LA VIDA. (MIGUEL DE CERVANTES SAAVEDRA) ¡VENEZUELA SOMOS TODOS! NO DEFENDEMOS POSICIONES PARTIDISTAS. ESTAMOS CON LA AUTENTICA UNIDAD DE LA ALTERNATIVA DEMOCRATICA
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sábado, 1 de agosto de 2015

RAUL AMIEL, UNA, LA TERCERA VIA, EXTRAORDINARIA DUPLA, DAYANA CRISTINA DUZOGLOU Y RAUL AMIEL, CIRCUITO No. TRES, ASAMBLEA NACIONAL, SOLIDARIDAD INDEPENDIENTE,

Con gran emoción les informo que tengo el privilegio de contar con una extraordinaria dupla para inscribirnos la semana que viene. Una joven abogada y politóloga, Dayana Cristina Duzoglou. Al salir electos compartiremos el ejercicio parlamentario. Sesiones de cámara, Comisiones de Trabajo,  Asistentes de Diputados y cualquiera otra prorrogativa con el fin de que nuestro trabajo sea más efectivo, de tiempo y funciones compartido y de calidad total a favor del Ciudadano, el País y las Organizaciones que nos respaldan.  Somos la Tercera Vía. Estamos creando conciencia libertaria en Venezuela. Una alternativa política que nunca hemos tenido en nuestro País. Con Libertad, Propiedad y Vida en Abundancia, ¡Lo lograremos!... ¡Ya basta! ¡Sobran razones! ¡Otra Venezuela es posible!

       CIUDADANO                                                              CIUDADANA
    INDEPENDIENTE                                                       INDEPENDIENTE       

Dayana Cristina Duzoglou Ledo
dduzoglou@gmail.com
@dduzoglou

Raúl Amiel
raulamiel@gmail.com
@raulamiel

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domingo, 29 de marzo de 2015

ALBERTO JIMÉNEZ URE, LIBERTARIOS» Y «SALVAJES» QUE SE APAREAREN ENGENDRARÁN MONSTRUOS

«La enemistad furibunda es síntoma de una patología ansiosa de sudoroso coito entre zoófilos»

También son cuatro los puntos cardinales de la Geopolítica Contemporánea del Terror. Hacia la «diestra» miramos asomarse al Emperador Libertario y Obscuro, alto y de cabellera afro-descendiente que siempre luce erguido. En la «Siniestra» se hace perceptible el Salvaje y Falso Proletario, con su imaginería densamente cargada de erotismo: quien porta el «gen de aborigen» y que –obsesivo-compulsivo- sueña ser sodomizado por el otro al cual ruega invada su alcoba mientras solicita adhesiones a su favor para que no lo haga.

En sus repetitivos sueños, el salvaje se mira correr cuando el libertario lo persigue erguido para «falotrarlo»: pero, lo hace en extremo excitado. Voltea su cabeza para morbosamente calcular en qué instante será alcanzado y sodomizado por el emperador del Norte que -igual gozoso- anhela aparearse con un guerrero sudoroso de estirpe independentista.

-«[…] Te odio pero ven, precioso enemigo, para que sepas lo patriotas que somos los hombres en esta parte del Mundo –murmura el bestia de muy macho aspecto […]»

En el Reino Animal hay muchas formas de cortejo. Entre los protagonistas de la Geopolítica Contemporánea del Terror destacan mujeres y varones muy fogosos, pero también brillan modosos y modositas en  faenas de seducción.

-«[…] Mataré para que los buitres del Norte no se coman a mis mandantes –con acento porteño, grita una de las siempre encumbrabas actrices de la tercera edad […]»

Empero, un aguafiestas investido de vidente divulgará que libertarios y salvajes que se aparearen engendrarán monstruos. Un cosa fétida mitad defensora de la Auto Determinación de los Tiranos e igual contrita por esa aberración de la Sudaca Epistemología-Política-Filosófica. En el Mapa Cardinal, otras y ellos prorrumpen ofreciéndose mediar para que el Emperador-Libertario-Obscuro no vampirice a su ansiosa presa de cacería. Uno de los principales pasatiempos de aventajados de imperio consiste en sodomizar al desahuciado que lo ofende y desea, que lo mira erguirse pública y notoriamente anunciándole –con impudicia- dolorosos castigos: confiscarle sus fortunas y castillos de campo traviesa si no se coloca en decúbito para darle latigazos e inseminarlo.

En la Geopolítica Contemporánea del Terror las conductas de las dignas y dignos son invasivas y zoófilas. Se convocan para pactar sobre predecibles «Asuntos de Estado» y formalizar apareamientos contra-natura. Ejemplos: no inmiscuirse en el comportamiento sado-masoquista de los pueblos originarios, ni cuestionar la impunidad de sus opresores. Ello sin menoscabo de sus derechos a recibir honores y obsequios, por servicios de maquillaje de lo inocultable.

--«[…] Esa mi presa de caza no es bárbara en funciones de gobierno sino que bestia de Parto Cívico-Mitilar –de súbito, infiere el libertario de tez obscura-. Ofreció a mis emprendedores amigos, los capitalistas, sus patios para que funden burdeles allá. Pero, a uno de sus fraternos amigos le daré caza sin retribuciones  […]»

En la puesta en escena internacional no olviden mi advertencia de profeta: libertarios y salvajes que se aparearen engendrarán monstruos. Y ellos se prometerán sempiternos en el ejercicio de funciones inicuas.

Alberto Jimenez Ure
jimenezure@hotmail.com
@jurescritor


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jueves, 22 de agosto de 2013

JOSÉ BRECHNER, NI LIBERALES, NI LIBERTARIOS, SOMOS TODOS CAPITALISTAS

Ahora que Jeff Bezos, el fundador de Amazon, se compró el Washington Post, el periódico que tuvo su momento de gloria cuando sacó a relucir el affaire Watergate y nunca más brilló, aparecieron los detractores izquierdistas que se incomodan con su nuevo propietario.

Alan Sloane, el editor de Fortune, la revista de negocios que representa a los demócratas norteamericanos en contraposición a Forbes (republicana) criticó a Bezos por autocalificarse de “libertario”.

Según Sloane, para ser libertario hay que ser de izquierdas. El pensamiento no es nuevo, más bien, es rancio.

En 1980 en San Francisco, California, quise participar de las actividades del Partido Libertario y me encontré con admiradores de Castro y el Ché, que en vez de apedrearme me otorgaron clemencia para continuar mi camino. Es que los libertarios tenían agrupaciones que abarcaban de la extrema izquierda, a la derecha. Obviamente me metí en la tienda equivocada.

La definición de libertario, así como la de liberal, está contaminada. En su acepción original, el término “liberal” definía al liberalismo europeo protector de las libertades individuales y de la libre empresa.

Con el tiempo, la palabra “liberal” se prostituyó y se convirtió en el emblema de las izquierdas norteamericanas y europeas que son especialistas en apropiarse de las ideas ajenas. El ser liberal, vino a significar algo así como: “todo vale”, siempre y cuando te subyugues al estado intruso.

Para diferenciarnos de los liberales europeos, los liberales de tradición optamos por usar el término: “libertario”. Aquél que defiende a la libre empresa y al individuo, sin la intervención del estado. Es irrebatible; mientras menos se inmiscuye el gobierno en nuestras vidas, más libres somos.

El señor Sloan, siendo de la guardia vieja, considera que ese concepto es equivocado y que no se puede ser libertario y magnate, como Bezos, que defiende el libre mercado.

Según el editor-columnista, si eres libertario debes ser de izquierdas. Algo de esa contradicción se palpó en las últimas elecciones presidenciales estadounidenses con Ron Paul, el candidato libertario, que opina igual que Obama en política exterior.

Sloan teme que el Washington Post cambie de línea, lo cual es imperioso si quiere sobrevivir. No por nada está en caída y se vendió apenas por 250 millones de dólares.

El New York Times, estandarte de la izquierda occidental, se salvó de morir gracias al aporte de Carlos Slim. Newsweek (Q.E.P.D. 1933-2012) no está más, pertenecía al Washington Post.

Por su tergiversación de los hechos, la prensa progre está en el acabose de sus días.

¿A qué se debe este auspicioso acontecimiento? A que las torcidas ideas socialistas ya no engañan a las masas del primer mundo.

Ocurre simultáneamente un fenómeno social muchísimo más interesante que el cambio de dirección del péndulo político: el amor por el consumo.

El fanatismo de los seguidores de algunas marcas, Apple, Android, Ferrari, es de igual intensidad que el que tienen los extremistas religiosos por su fe.

Los estudios científicos bajo escaneo cerebral, demostraron, que cuando se habla con un “marquero” acerca de su producto favorito, se activan exactamente las mismas neuronas que las de los yihadistas o cualquier religioso radical.

El deseo obsesivo por los juguetes para niños grandes, ha llegado a un punto que no se ha visto jamás. ¿Cuántos delirados hicieron vela por el primero o último iPhone?

La ansiedad por el dinero revela que, los Baby Boomers tenían una aspiración por lo material del 45%. La Generación X incrementó ese apetito a un 65%, y la Generación Y --los milenarios-- tienen una avidez por la acumulación económica del 75%.

Resumidamente, el dinero es lo más codiciado, inclusive entre los progres, que son los que más burdamente lo ostentan. Basta con ver a los cleptócratas socialistas latinoamericanos que se pasean en aviones de lujo y se bañan en oro mientras critican al “imperio” y el capitalismo.

Sloan es otro hipócrita progre, que condena a Bezos por ser rico, mientras él recibe un sueldo millonario por ser el editor de una popular revista de izquierdas que defiende a los capitalistas, sólo si son “liberales” de la línea socialista.

http://brechner.typepad.com/jose_brechner/2013/08/ni-liberales-ni-libertarios-somos-todos-capitalistas.html 


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sábado, 25 de febrero de 2012

NELSON MAICA C: IMPOSIBLE

Por los acontecimientos que hemos observado recientemente, la ultima mascara del comunismo socialismo, mal denominada socialismo del siglo XXI, tampoco será posible ajustársela al pueblo venezolano y/o imponerla, ni con toda la fuerza bruta desplegada, ni con toda la represión, el terror y el crimen, que ha extendido el régimen en los últimos 13 años y que ha sido ordenado, dirigido y apuntalado con mas de 40.000 efectivos, desde la isla cautiverio, amos de la mente, alma y cuerpo del dictador de turno.
Imposible imponérselo a los libertarios, a los liberales, a los ciudadanos venezolanos. Imposible implantarlo. No se le pudo ajustar al pueblo ruso en 70 años. Ya se inicio el drenaje silencioso, afortunadamente. Y, parece, que la despedida, con actos obligados y despliegue mediático, lo confirman.
LO IMPOSIBLE
Hay argumentos para explicarlo. En nuestra sociedad cada uno de sus integrantes, cada uno en particular, cada ciudadano, cada persona, es dueño con carácter privado, de el solamente, de una información dispersa y practica y, además, táctica, no articulable que solo el posee, conoce y controla. Es dueño de su mente, de sus pensamientos.
Es, en consecuencia, imposible que esa información pueda ser trasmitida al jefe, dictador, delegado, al autoritario, rojo y/o rojito y/o a su centro de control, a su centro vicioso, a su centro de dirección cubano, por una mera directriz y/o coacción y/o mandato y/ o por la represión, el terror y el crimen.
Esa información alcanza gran magnitud porque la tiene cada uno de los ciudadanos, de las personas que forman parte de la sociedad, son parte de la población, son parte del país. Esas magnitudes de información no pueden ser manejadas ni controladas por ningún jefe, dictador, delegado, autócrata, ni centro de control, ni centro vicioso por muy rojo y rojito que sea. Tampoco esa información puede ser descubierta de manera formal ni trasmitida a ningún jefe, dictador, autócrata, ni centro director o vicioso, por muchas y variadas herramientas tecnológicas que posea.
Recordemos que la información importante para la sociedad se crea y trasmite de una manera implícita, descentralizada y dispersa, o sea, no conciente ni deliberada, de tal forma que los diferentes ciudadanos aprenden a comportarse en función del prójimo, pero sin darse cuenta de que son protagonistas de un proceso de aprendizaje ni de que están adaptando su comportamiento al resto de la sociedad. Son concientes de que están actuando y tratando de conseguir sus fines particulares usando los medios que creen tener a su alcance.
Nos estamos refiriendo a un conocimiento que solo tienen los ciudadanos, cada uno de ellos, los que a diario actúan en la sociedad, emprenden actividades, y que por su propia naturaleza no puede ser trasmitido a ningún jefe, dictador, autócrata, órgano coactivo, de fuerza bruta, y mucho menos central y vicioso. Y tampoco pueden adelantar.
Ese conocimiento es fundamental para hacer posible la vida en sociedad y no puede ser cedido a ningún jefe y/o órgano central, dictador, controlador, por su carácter no articulable, por tanto es ilógico, absurdo, tan siquiera pensar que un régimen comunista socialista pueda funcionar.
El comunismo socialismo ya es imposible, además, porque cada ciudadano es un emprendedor, un creador, un realizador, un empresario en potencia, si se quiere, un actor en constante búsqueda y evolución.
Imposible trasmitir a un jefe, dictador, autoritario, centro de poder, circulo vicioso, rojos, rojitos, etc., una información y/o un conocimiento que todavía no se ha creado, no se ha producido. Va surgiendo como resultado del propio proceso social y en la medida que ese proceso fluya con libertad, sin tropiezos, sin coacciones de ninguna naturaleza.
Aquellas personas, ciudadanos, que van actuando cotidianamente, emprendiendo, trabajando, creando, aportando, van, a su vez, dándose cuenta de nuevas oportunidades, de nuevas posibilidades de logros y, lógicamente, hacen lo posible por no dejarlas pasar. La información que tenían va cambiando, va aumentando, enriqueciéndose, de manera continua y permanente.
Es imposible que un dictador, jefe y/o centro vicioso de poder se apropie y/o le quite la información lograda a cada ciudadano para luego de transformarla a su antojo, imponerla, mediante la represión, el terror y el crimen, y que se haga lo que ese jefe y/o centro de poder piensa o quiere. Tal como han pretendido hacer hasta el momento durante 13 años. Esa información, por su dinamismo permanente, cambia, se actualiza. Imposible que cada ciudadano le trasmita en cada segundo la información que obtiene y/o va adquiriendo.
Imposible trasmitir, una información que se viene adquiriendo por muchísimos años de experiencia en sociedad, a un supuesto jefe que todo lo decide y/o a un centro de control, quedando a la espera de decisión para poder actuar. Imposible.
En la medida en que este comunismo socialismo actúa por medio de la fuerza bruta, la represión, el terror y el crimen, hace imposible la libre consecución de fines individuales, personales, familiares, sociales, nacionales.
Al imposibilitar la obtención de gratificaciones personales cesa un gran incentivo y cesa la información necesaria para que la sociedad actúe coordinadamente.
El dictador, destructor, jefe, el centro vicioso rojo y rojito, se encontró de frente, en estos momentos, con un dilema: necesita la información que va generando el proceso social para disponer y mandar a su antojo; información que no puede lograr porque ha intervenido y ha interrumpido, mediante la represión, el terror y el crimen, el proceso normal de la sociedad, y tal como lo vine haciendo, esta destruyendo la capacidad creadora del ciudadano, de las persona, del actor, del emprendedor, del pueblo, de la sociedad, del país; pero si no interviene, tampoco obtiene la información tan deseada, tan codiciada para mantenerse en el poder.
Bueno, hasta aquí lo trajo el río de aceite negro, maletas voladoras repletas de billetes verdes, lingotes dorados y verbo soez y malsano y carestía de educación e inteligencia. Ninguna cuenta le puede cuadrar, tampoco aprendió bien las cuatro reglas, ningún plan le puede resultar, ninguna misión puede repercutir. El pueblo, el ciudadano, esta comenzando a descubrir y a rechazar “el opio del pueblo”, hasta apaga el televisor y radio cuando aparece “el fabulador” y empieza, por fin, a exigir cuentas claras.
Así que, una vez más, hay argumentos, evidencias, de que el comunismo socialismo y, en especial el supuesto socialismo del siglo XXI aplicado aquí, es además de un error intelectual, un rotundo fracaso, una gran equivocación, uno de los más grandes derroches de recursos conocido, el mayor desprecio y daño que se le aplico a este pueblo. Una gran estafa a los necesitados. El uso y abuso de los “desprovistos” (léase de menos recursos) para beneficio personal y de pandilla.
Ningún dictador, destructor, jefe, control central y/o vicioso, rojo y rojito, interviniendo la sociedad, la voluntad y libertad de los ciudadanos, mediante la represión, el terror y el crimen, puede apropiarse totalmente de la información que es necesaria para coordinar la sociedad y para que ella funcione.
Imposible: porque es imposible (valga lo redundante) que un dictador, destructor, jefe, control central y/o vicioso, rojo y rojito, reciba, procese y asimile, el enorme volumen de información practica que esta en la cabeza de cada uno de los ciudadanos, de las personas, del pueblo, y que se genera cada vez que actúa;
Imposible, trasmitirle toda la información que esta en la cabeza de cada persona, ciudadano, pueblo, a un solo dictador, destructor, jefe, centro de control o vicioso;
Imposible, enviarle a uno solo la información que no se ha producido, que no se ha creado y que solo surge de la libre acción del hombre, de su quehacer libremente sin represión, terror y crimen;
Imposible, porque la intervención del régimen mediante coacción y mandatos, represión, terror y crimen, detiene la creación de información la cual hace, a su vez, posible la coordinación de la sociedad. El comunismo socialismo, este socialismo del siglo XXI, ha actuado y actúa contra la sociedad venezolana, contra el pueblo, “contra la naturaleza humana”.
Tips:
•          Vialidad. Autopista Regional del Centro (ARC). En mal estado: huecos, baches, falta de señales, pintura, marcas de ubicación relativa, puentes en malas condiciones y sin protectores, barandas, ausencia de controles de velocidad, de cámaras, radares, número telefónico para denunciar y/o pedir auxilio en la vía y al instante. Ausencia de acción inmediata contra los conductores abusadores. Gandolas de carga pesada; camiones grandes, medianos tipo 350; autobuses grandes, busetas, jeeps, llenos de personas, a exceso de velocidad y solicitando vía libre en los canales regulados, sobre todo, las que llevan logotipos oficiales. Toda una guillotina. La acción correctiva observada es provocar colas inmensas. De allí tantos accidentes y perdidas de vida. ¿Trece años y no alcanzaron los billetes verdes del petróleo? Bueno, en comunismo socialismo no hay ética ni moral ni seguridad para el pueblo aunque se grite todo lo contrario.
•          Anteriores peajes, todavía están en la vía. Son obstáculos al libre transito. Las autoridades restringen el paso por esos peajes. Dejan libre una sola vía cuando hay 2, 3, 4, etc. Forman la cola ¿Para que? Bueno ya todo conductor lo sabe: la colaboración obligada. ¿Hasta cuando? ¿Ahora, también, cada ventorrillo construye un obstáculo en la vía para detener el transito y le colaboren? ¿Bueno, y que es eso? ¿Quién se ocupa de ese bochinche?
•          Acceso a las ciudades y pueblos. ¿Y cuando amplían y construyen nuevas vías y accesos a las ciudades y pueblos? ¿Hasta cuando el atasco diario, por ejemplo, al salir y/o entrar a Caracas? Hacia Oriente y Occidente y Litoral. ¿La Encrucijada? ¿Maracay? ¿Valencia? ¿San Juan de los Morros? Por nombrar algunas, por ahora. ¿Hasta cuando?
•          ¿Esta más allá y menos acá? ¿Cuáles son las previsiones de la resistencia y la oposición en caso de que se quede allá antes de Octubre 7, 2012? ¿Probabilidades? ¿Pasos a dar? ¿Orientación general? ¿Previsión y/o previsiones? Se despidió el.
•          ¿Seria posible que los más de tres millones del 12F iniciáramos una cruzada especial para convencer a los más de 40.000 cubanos traídos y ubicados por el g2 para que liberen a sus compatriotas de la isla cautiverio? Seria una acción humanitaria y política importante. Liberar a los cubanos de esa dictadura comunista socialista de más de 50 años.
Lema histórico de Venezuela: “Dios y Federación”. Estado Miranda: “Libertad o Muerte”.
 “Libre, y para mi sagrado, es el derecho de pensar…La Educación es fundamental para la felicidad social; es el principio en el que descansan la libertad y el engrandecimiento de los pueblos”. Benito Juárez, 1806-1872, Presidente y político mexicano.

nelsonmaica@gmail.com

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viernes, 27 de enero de 2012

MURRAY ROTHBARD: SEIS MITOS SOBRE EL LIBERTARIANISMO

El libertarianismo es la corriente política de más auge hoy en América. Antes de juzgarla y evaluarla, es de vital importancia dilucidar precisamente en qué consiste la doctrina y, más en concreto, en qué no consiste. Es especialmente relevante aclarar unos cuantos malentendidos que la mayoría de gente tiene acerca del libertarianismo, en particular los conservadores. En este ensayo enumeraré y analizaré críticamente los mitos más comunes en relación con el libertarianismo. Cuando nos hayamos deshecho de éstos, entonces la gente será capaz de discutir sobre el libertarianismo sin fábulas, mitos y malentendidos, y tratar con éste tal y como corresponde: de acuerdo con sus verdaderos méritos y deméritos.

Mito #1: Los libertarianos creen que cada individuo es un átomo aislado, herméticamente sellado, actuando en un vacío sin influenciarse con los demás.
Ésta es una acusación habitual, pero harto curiosa. En toda una vida de lector de literatura libertariana no me he topado con un solo teórico o autor que sostuviera algo parecido a esta posición. La única posible excepción es el fanático Max Stirner, un alemán individualista de mediados del siglo XIX quien, sin embargo, tuvo una repercusión mínima en el libertarianismo de su tiempo y posterior. Además, la explícita filosofía “la fuerza hace el derecho” de Stirner y su rechazo de todo principio moral incluyendo los derechos individuales, tenidos por “fantasmas mentales”, dudosamente le acreditan como libertariano en cualquier sentido. Aparte de Stirner no hay nadie con una opinión siquiera remotamente similar a la que sugiere esta acusación.
Los libertarianos son metodológica y políticamente individualistas, desde luego. Ellos creen que sólo los individuos piensan, valoran y eligen. Creen que cada individuo tiene derecho a la propiedad sobre su cuerpo, libre de interferencias coercitivas. Pero ningún individualista niega que la gente se influencia mutuamente de forma constante en sus objetivos, en sus valores, en sus iniciativas y en sus ocupaciones. Como Friedrich A. Hayek mencionó en su notable artículo “The Non-Sequitur of the ‘Dependence Effect’”, el asalto de John Kenneth Galbraith a la economía de libre mercado en su best-seller “The Affluent Society” se cimentaba en esta premisa: la economía asume que cada individuo llega a su escala de valores de un modo totalmente independiente, sin estar sujeto a la influencia de nadie más.
Por el contrario, como responde Hayek, todos saben que la mayoría de gente no produce sus propios valores, sino que es instigada a adoptarlos de otras personas.1 Ningún individualista o libertariano niega que la gente se influencie mutuamente todo el tiempo, y por supuesto no hay nada de nocivo en este ineludible proceso. A lo que los libertarianos se oponen no es a la persuasión voluntaria, sino a la imposición coercitiva de valores mediante el uso de la fuerza y el poder policial. Los libertarianos no están en modo alguno en contra de la cooperación voluntaria y la colaboración entre individuos; sólo en contra de la obligatoria pseudo-cooperación impuesta por el Estado.
Mito #2: Los libertarianos son libertinos: son hedonistas que anhelan estilos de vida alternativos.
Este mito ha sido planteado recientemente por Irving Kristol, quien identifica la ética libertariana con el hedonismo y asevera que los libertarianos “veneran el catálogo de Sears Roebuck y todos los estilos de vida alternativa que la afluencia capitalista permite elegir al individuo”.2 El hecho es que el libertarianismo no es ni pretende ser una completa guía moral o ascética, sino sólo una teoría política, esto es, el importante subconjunto de la teoría moral que versa sobre el uso legítimo de la violencia en la vida social. La teoría política se refiere a aquello que es apropiado o inapropiado que el gobierno haga, y el gobierno se distingue de cualquier otro grupo social como la institución de la violencia organizada. El libertarianismo sostiene que el único papel legítimo de la violencia es la defensa de la persona y su propiedad contra la agresión, que cualquier uso de la violencia que vaya más allá de esta legítima defensa resulta agresiva en sí misma, injusta y criminal. El libertarianismo, por tanto, es una teoría que afirma que cada individuo debe estar libre invasiones violentas, debe tener derecho para hacer lo que quiera excepto agredir a otra persona o la propiedad ajena. Lo que haga una persona con su vida es esencial y de suma importancia, pero es simplemente irrelevante para el libertarianismo.
Luego no debe sorprender que haya libertarianos que sean de hecho hedonistas y devotos de estilos de vida alternativos, y que haya también libertarianos que sean firmes adherentes de la moralidad burguesa convencional o religiosa. Hay libertarianos libertinos y hay libertarianos vinculados firmemente a la disciplina de la ley natural o religiosa. Hay otros libertarianos que no tienen ninguna teoría moral en absoluto aparte del imperativo de la no-violación de derechos. Esto es así porque el libertarianismo per se no pregona ninguna teoría moral general o personal. El libertarianismo no ofrece un estilo de vida; ofrece libertad, para que cada persona sea libre de adoptar y actuar de acuerdo con sus propios valores y principios morales. Los libertarianos convienen con Lord Acton en que “la libertad es fin político más alto”, pero no necesariamente el fin más alto en la escala de valores de cada uno.
No hay ninguna duda acerca del hecho, sin embargo, de que el subgrupo de libertarianos que son economistas pro-mercado tienden a mostrarse complacidos cuando el libre mercado dispensa más posibilidades de elección a los consumidores, elevando así su nivel de vida. Incuestionablemente, la idea de que la prosperidad es mejor que la miseria absoluta es una proposición moral, y nos conduce al ámbito de la teoría moral general, pero no es una proposición por la que crea que deba disculparme.
Mito #3: Los libertarianos no creen en los principios morales; se limitan al análisis de costes-beneficios asumiendo que el hombre es siempre racional.
Este mito está desde luego relacionado con la precedente acusación de hedonismo, y en parte puede responderse en la misma línea. Hay libertarianos, particularmente los economistas de la escuela de Chicago, que rechazan la libertad y los derechos individuales como principios morales, y en su lugar intentan llegar a conclusiones de política pública sopesando presuntos costes y beneficios sociales.
En primer lugar, la mayoría de libertarianos son “subjetivistas” en economía, esto es, creen que las utilidades y los costes de los distintos individuos no pueden ser sumados o mesurados. Por tanto, el concepto mismo de costes y beneficios sociales es ilegítimo. Pero, más importante, la mayoría de libertarianos fundamentan su postura en principios morales, en la convicción en los derechos naturales de cada individuo sobre su persona o propiedad. Ellos creen entonces en la absoluta inmoralidad de la violencia agresiva, de la invasión de los derechos sobre la propia persona y propiedad, independientemente de qué individuo o grupo ejerce dicha violencia.
Lejos de ser inmorales, los libertarianos simplemente aplican una ética humana universal al gobierno del mismo modo que cualquier otro aplicaría esta ética a cada persona o institución social. En concreto, como he apuntado antes, el libertarianismo en tanto que filosofía política que versa sobre el uso legítimo de la violencia, toma la ética universal a la que la mayoría de nosotros nos acogemos y la aplica llanamente al gobierno. Los libertarianos no hacen ninguna excepción a la regla de oro y no dejan ninguna laguna moral, no aplican ninguna vara de medir distinta al gobierno. Es decir, los libertarianos creen que un asesinato es un asesinato y que no deviene santificado por razones de estado si es perpetrado por el gobierno. Nosotros creemos que el robo es un robo y que no queda legitimado porque una organización de ladrones decida llamarlo “impuestos”. Nosotros creemos que la esclavitud es esclavitud incluso si la institución que la ejerce la denomina “servicio militar”. En síntesis, la clave en la teoría libertariana es que no concede excepción alguna al gobierno en su ética universal.
Por tanto, lejos de ser indiferentes u hostiles a los principios morales, los libertarianos los consuman siendo el único grupo dispuesto a extender estos principios por todo el espectro hasta al gobierno mismo. 3
Es cierto que los libertarianos permitirían a cada individuo elegir sus valores y actuar acorde con ellos, y reconocerían en suma a cada individuo el derecho a ser moral o inmoral según su juicio particular. El libetarianismo se opone firmemente a la imposición de todo credo moral a cualquier persona o grupo mediante el uso de la violencia – excepto, por supuesto, la prohibición moral de la violencia agresiva en sí misma. Pero debemos percatarnos de que ninguna acción puede considerarse virtuosa a menos que sea emprendida en libertad, habiendo consentido voluntariamente la persona. Como dijera Frank Meyer:
“No puede forzarse a los hombres a ser libres, ni puede forzárseles a ser virtuosos. Hasta cierto punto, es verdad, pueden ser obligados a actuar como si fueran virtuosos. Pero la virtud es el fruto de la libertad bien empleada. Y ningún acto, en la medida en que sea coaccionado, puede implicar virtud – o vicio”4.
Si una persona es obligada por la fuerza o la amenaza de la misma a llevar a cabo una determinada acción, entonces ésta ya no supone una elección moral por su parte. La moralidad de una acción sólo puede ser el resultado de una decisión libremente adoptada; una acción difícilmente puede tildarse de moral si uno la acomete a punta de pistola. Imponer las acciones morales o prohibir la acciones inmorales, por tanto, no fomenta la moral o la virtud. Por el contrario, la coerción atrofia la moralidad porque priva al individuo de la libertad para ser moral o inmoral, y entonces necesariamente despoja a la gente de la posibilidad de ser virtuosa. Paradójicamente, pues, la moral obligatoria nos sustrae la oportunidad misma de actuar moralmente.
Es además especialmente grotesco dejar la salvaguarda de la moralidad en manos del aparato estatal, es decir, ni más ni menos que la organización de policías, gendarmes y soldados. Poner al Estado a cargo de los principios morales equivale a poner al zorro al cuidado del gallinero. Prescindiendo de otras consideraciones, los responsables de la violencia organizada en la sociedad jamás se han distinguido por su superior estatura moral o por la rectitud con la que sostienen los principios morales.
Mito #4: El libertarianismo es ateísta y materialista, y desdeña la dimensión espiritual de la vida.
No hay ninguna conexión necesaria entre las adscripción al libertarianismo y la posición religiosa de cada uno. Es verdad que muchos si no la mayoría de los libertarianos en la actualidad son ateos, pero esto tiene que ver con el hecho de que la mayoría de los intelectuales, de la mayoría de credos políticos, son ateos también. Hay muchos libertarianos que son ateos, judíos o cristianos. Entre los liberales clásicos precursores del libertarianismo moderno en una época más religiosa que ésta encontramos una miríada de cristianos: desde John Lilburne, Roger Williams, Anne Hutchinson y John Locke en el siglo XVII hasta Cobden y Bright, Fréderic Bastiat y los liberales franceses del laissez-faire y el gran Lord Acton.
Los libertarianos creen que la libertad es un derecho inserto en una ley natural sobre lo que es adecuado para la humanidad, en conformidad con la naturaleza del hombre. De dónde emanan este conjunto de leyes naturales, si son puramente naturales o fueron prescritas por un creador, es una cuestión ontológica importante pero irrelevante desde el punto de vista de la filosofía política o social. Como el padre Thomas Davitt señaló:
“Si la palabra ‘natural’ significa algo en absoluto se refiere a la naturaleza del hombre, y en conjunción con la palabra ‘ley’, ‘natural’ remite al orden que es manifestado por las inclinaciones de la naturaleza humana y nada más. Por tanto, tomada en sí misma, no hay nada de religioso o teológico en la ‘Ley Natural’ de Aquino”5.
O, como d’Entrèves escribió en el siglo XVII aludiendo al jurista protestante holandés Hugo Grotius:
“La definición de ley natural [de Grotius] no tiene nada de revolucionaria. Cuando mantiene que la ley natural es el cuerpo de normas que el hombre es capaz de descubrir mediante el uso de su razón, no hace otra cosa que reafirmar la noción escolástica de una fundamentación racional de la ética. De hecho, su intención es más bien la de restaurar esta noción debilitada por el augustianismo radical de ciertas corrientes protestantes de pensamiento. Cuando asevera que estas normas son válidas en sí mismas, independientemente de que Dios las dispusiera, repite el aserto que ya fue proclamado por algunos de los escolásticos…”6
El libertarianismo ha sido acusado de ignorar la naturaleza espiritual del hombre. Pero uno fácilmente puede llegar al libertarianismo desde posiciones religiosas o cristianas: enfatizando la importancia del individuo, de su libre voluntad, de sus derechos naturales y de su propiedad privada. Uno puede igualmente llegar al libertarianismo mediante una aproximación secular a los derechos naturales, con la convicción de que el hombre puede alcanzar la comprensión racional de la ley natural.
Atendiendo a la historia, además, no está claro en absoluto que la religión sea un fundamento más sólido del libertarianismo que la ley natural secular. Como Karl Wittfogel nos recuerda en su Oriental Despotism, la unión del trono y el altar ha sido una constante durante décadas que ha facilitado el imperio del despotismo en la sociedad7. Históricamente, la unión de la Iglesia y el Estado ha sido en muchos casos una coalición mutuamente alentadora de la tiranía. El Estado se servía de la Iglesia para santificar sus actos y llamar a la obediencia de su mando, presuntamente sancionado por Dios, y la Iglesia se servía del Estado para obtener ingresos y privilegios. Los Anabaptistas colectivizaron y tiranizaron Münster en nombre de la religión cristiana8. Y, más cerca de nuestro siglo, el socialismo cristiano y el evangelio social jugaron un importante papel en la marcha hacia el estatismo, y el proceder condescendiente de la Iglesia Ortodoxa en la Rusia soviética habla por sí mismo. Algunos obispos católicos en Latinoamérica han proclamado que la única vía hacía el reino de los cielos pasa por el marxismo, y si quisiera ser grosero diría que el reverendo Jim Jones, además de considerarse un leninista, se presentó a sí mismo como la reencarnación de Jesús.
Por otra parte, ahora que el socialismo ha fracasado de un modo manifiesto, política y económicamente, sus valedores han recurrido a la “moral” y a la “espiritualidad” como último argumento en pro de su causa. El socialista Robert Heilbroner, arguyendo que el socialismo debe ser coactivo y tiene que imponer una “moral colectiva” a la sociedad, opina que: “La cultura burguesa está centrada en los logros materiales del individuo. La cultura socialista debe centrarse en sus logros morales o espirituales”. Lo curioso es que esta tesis de Heilbroner fue elogiada por el escritor conservador y religioso de National Review Dale Vree, que dijo:
“Heilbroner está… diciendo lo que muchos colaboradores del NR han dicho en el último cuarto de siglo: no puedes tener libertad y virtud al mismo tiempo. Tomad nota, tradicionalistas. A pesar de su terminología disonante, Heilbroner está interesado en lo mismo que vosotros: la virtud9.
Vree también está fascinado con la visión de Heilbroner de que una cultura socialista “promueva la primacía de la colectividad” antes que la “primacía del individuo”. Cita a Heilbroner con relación a los logros “morales y espirituales” bajo socialismo en oposición a los burgueses logros “materiales”, y añade acertadamente: “contiene un timbre tradicionalista esta afirmación”. Vree prosigue aplaudiendo el ataque de Heilbroner al capitalismo por no tener “ningún sentido de ‘lo correcto’” y permitir a los “adultos que consienten” hacer aquello que les plazca. En contraste con este retrato de la libertad y la diversidad tolerada, Vree escribe: “Heilbroner dice seductoramente que debido a que la sociedad socialista debe tener un sentido de ‘lo correcto’, no todo estará permitido”. Para Vree, es imposible “tener colectivismo económico junto con individualismo cultural”, y por tanto él está inclinado hacia un nueva fusión socialista-tradicionalista – hacia un colectivismo omnicompresivo.
Cabe apuntar aquí que el socialismo deviene especialmente despótico cuando reemplaza los incentivos “económicos” o “materiales” por los incentivos pretendidamente “morales” o “espirituales”, cuando aparenta promover una indefinible “calidad de vida” antes que la prosperidad económica. Si las remuneraciones son ajustadas a la productividad hay considerablemente más libertad así como estándares de vida más altos. Pero si se fundamentan en la devoción altruista a la madre patria socialista, la devoción tiene que ser regularmente reforzada a golpe de látigo. Un creciente énfasis en los incentivos materiales del individuo suponen ineluctablemente un mayor acento en la propiedad privada y en la preservación de lo que uno gana, y trae consigo una libertad personal superior, como atestigua Yugoslavia en las últimas décadas en contraste con la Rusia soviética. El despotismo más horrible en la faz de la Tierra en los años recientes ha sido sin duda el de Pol Pot en Camboya, donde el “materialismo” fue hasta tal punto desterrado que el dinero fue abolido por el régimen. Habiendo suprimido el dinero y la propiedad privada, cada individuo era totalmente dependiente de las cartillas de racionamiento de subsistencia del Estado y la vida no era sino un completo infierno. Debemos ser prudentes, pues, antes de despreciar los objetivos o incentivos “meramente materiales”.
El cargo de “materialismo” dirigido contra el libre mercado ignora el hecho de que cada acción envuelve la transformación de objetos materiales mediante el uso de la energía humana conforme a ideas y propósitos sostenidos por los actores. Es inaceptable separar lo “mental” o lo “espiritual” de lo “material”. En todas las grandes obras de arte, extraordinarias emanaciones del espíritu humano, se han empleado objetos materiales: ya fueran lienzos, pinceles y pintura, papel e instrumentos musicales, o la construcción de bloques y materia primas para las iglesias. No hay ninguna escisión real entre lo “espiritual” y lo “material” y por tanto cualquier despotismo sobre aquello material sojuzgará también aquello espiritual.
Jean-Jacques Rousseau 
Mito #5: Los libertarianos son utópicos que creen que toda la gente es buena por naturaleza y que por tanto el control del Estado es innecesario.
Los conservadores tienden a añadir que, puesto que el hombre es vil por naturaleza parcial o totalmente, se hace precisa una severa regulación estatal de la sociedad.
Esta es una opinión muy común acerca de los libertarianos, si bien es difícil identificar la fuente de semejante malentendido. Rousseau, el locus classicus de la idea de que el hombre es bueno pero es corrompido por sus instituciones no era precisamente un libertariano. Aparte de algunos escritos románticos de unos pocos anarco-comunistas, que en ningún caso consideraría libertarianos, no conozco a un solo autor libertariano o liberal clásico que haya defendido esta postura. Por el contrario, la mayoría de escritores libertarianos sostiene que el hombre es una mezcla de bondad y maldad y que lo importante para las instituciones sociales es fomentar lo primero y mitigar lo segundo. El Estado es la única institución social capaz de extraer sus ingresos y su riqueza mediante coerción; todos los demás deben obtener sus rentas o bien vendiendo un producto o servicio a sus clientes o bien recibiendo una donación voluntaria. Y el Estado es la única institución social que puede emplear sus ingresos provinentes del robo organizado para intentar controlar y regular la vida y la propiedad de la gente. Por tanto, la institución del Estado establece un canal socialmente legitimado y santificado para que las personas malvadas cometan sus fechorías, emprendan el robo organizado y manejen poderes dictatoriales. El estatismo, así pues, alienta la maldad, o como mínimo los aspectos criminales de la naturaleza humana.
Como Frank H. Knight mordazmente resalta: “La probabilidad de que los titulares del poder sean individuos que detestan su posesión y su ejercicio es análoga a la probabilidad de que una persona de corazón extremadamente benévolo devenga el patrono de una plantación de esclavos”10.
Una sociedad libre, por el hecho de no instituir un canal legitimado para el robo y la tiranía, desalienta las tendencias criminales de la naturaleza humana y aviva aquéllas que son pacíficas y voluntarias. La libertad y el libre mercado desincentivan la agresión y la compulsión y fomentan la armonía y el beneficio mutuo del intercambio voluntario, en la esfera económica, social y cultural.
Puesto que un sistema de libertad promovería la voluntariedad y desalentaría la criminalidad, además de deponer el único canal legitimado de crimen y agresión, cabe esperar que una sociedad libre padeciera de hecho menos violencia criminal y agresiones de las que padecemos actualmente, aunque no hay razón alguna para asumir que desaparecerían por completo. Esto no es utópico, sino una implicación de sentido común del cambio de lo que socialmente se tiene por legítimo y del cambio de la estructura de premio y castigo en la sociedad.
Podemos aproximarnos a nuestra tesis desde otro ángulo. Si todos los hombres fueran buenos y ninguna tuviera tendencias criminales, entonces no habría ninguna necesidad de un Estado, tal y como conceden los conservadores. Pero si por otro lado todos los hombres son malvados, entonces el caso a favor del Estado es igualmente débil, pues ¿por qué tiene uno que asumir que aquellos hombres que componen el gobierno y retienen todas las armas y el poder para coaccionar a los demás están mágicamente exentos de la maldad que afecta a todas las otras personas que se hallan fuera del gobierno?
Tom Paine, un libertariano clásico a menudo considerado ingenuamente optimista acerca de la naturaleza humana, rebate el argumento conservador de la maldad humana en pro del Estado fuerte como sigue:
“si toda la naturaleza humana fuera corrupta, estaría infundado fortalecer la corrupción instituyendo una sucesión de reyes, a quienes debiera rendirse obediencia aun cuando fueran siempre tan viles…” Paine añadió que “ningún hombre desde el principio de los tiempos ha merecido que se le confiase el poder sobre todos los demás”11.
Y como el libertariano F.A. Harper escribió una vez:
“De acuerdo con el principio de que la autoridad política debe imponerse en proporción a la maldad del hombre, tendremos entonces una sociedad en la cual se demandará una autoridad política completa sobre todos los asuntos humanos… Un hombre gobernará a todos. ¿Pero quién ejercerá de dictador? Quienquiera que sea el elegido para el trono con seguridad será una persona enteramente malvada, puesto que todos los hombres lo son. Y esta sociedad será entonces regida por un dictador absolutamente malvado en posesión de todo el poder político. ¿Y cómo, en nombre de la lógica, puede emanar de ahí algo que no sea pura maldad? ¿Cómo puede ser esto mejor que el que no haya autoridad política alguna en la sociedad?”12
Por último, como hemos visto, puesto que los hombres son en realidad una mezcla de virtud y maldad, un régimen de libertad sirve para alentar la virtud y desalentar la maldad, al menos en el sentido de que la voluntariedad y lo mutuamente beneficioso es bueno y lo criminal es malo. En ninguna teoría de la naturaleza humana, por tanto, ya establezca que el hombre es bueno, malo, o una combinación de ambos, se justifica el estatismo. En el curso de negar que es un conservador, el liberal clásico Friedrich Hayek apuntó:
“El principal mérito del individualismo [que Adam Smith y sus contemporáneos defendieron] es que es un sistema bajo el cual los hombres malvados pueden hacer menos daño. Es un sistema social que no depende para su funcionamiento de que encontremos hombres buenos que lo dirijan, o de que todos los hombres devengan más buenos de lo que son ahora, sino que toma al hombre en su variedad y complejidad dada…”[13]
Es importante señalar qué es lo que diferencia a los libertarianos de los utópicos en el sentido peyorativo. El libertarianismo no se propone remodelar la naturaleza humana. Uno de los objetivos centrales del socialismo fue crear, lo cual en la práctica supone emplear métodos totalitarios, un Hombre Socialista Nuevo, un individuo cuyo primer fin fuera trabajar diligente y altruistamente por la colectividad. El libertarianismo es una filosofía política que dice: dada cualquier naturaleza humana, la libertad es el único sistema político moral y el más efectivo. Obviamente, el libertarianismo – como los demás sistemas sociales – funcionará mejor cuanto más pacíficos y menos agresivos sean los individuos y menos criminales haya. Y los libertarianos, como la mayoría de la otra gente, querrían alcanzar un mundo donde más personas fueran “buenas” y menos criminales hubiera. Pero esta no es la doctrina del libertarianismo per se, que dice que cualesquiera sea la composición de la naturaleza humana en un momento dado, la libertad es lo más deseable.
Mito #6: Los libertarianos creen que cada persona conoce mejor sus propios intereses.
Del mismo modo que la acusación precedente sugería que los libertarianos creen que todos los hombres son perfectamente buenos, este mito les acusa de creer que todos son perfectamente sabios. Pero como esto no es cierto con respecto a mucha gente, se dice, el Estado debe intervenir.
Pero los libertarianos no asumimos la perfecta sabiduría del hombre más de lo que asumimos su perfecta bondad. Hay algo de sentido común en la afirmación de que la mayoría de los hombres conoce mejor que cualquier otro sus propias necesidades e intereses. Pero no se asume en absoluto que todos siempre conocen mejor sus intereses. El libertarianismo propugna que cada uno debe tener el derecho a perseguir sus propios fines como estime oportuno. Lo que se defiende es el derecho a actuar libremente, no la necesaria sensatez de dicha acción.
Es cierto también, no obstante, que el libre mercado – en contraste con el gobierno – ha articulado mecanismos que permiten a las personas acudir a expertos que pueden aconsejar sensatamente acerca de cómo alcanzar los fines propios de la mejor manera posible. Como hemos visto antes, los individuos libres no están separados los unos de los otros. En el libre mercado cualquier individuo, si tiene dudas sobre sus verdaderos intereses, es libre de contratar o consultar a un experto que le ofrezca consejo en base a su conocimiento presumiblemente superior. El individuo puede contratar a este experto y, en el libre mercado, testar continuamente su competencia y su utilidad. Las personas en el mercado, por tanto, pueden patrocinar aquellos expertos cuyos consejos estimen más provechosos. Los buenos doctores, abogados o arquitectos serán recompensados en el libre mercado, mientras que los malos tenderán a ser desplazados. Pero cuando el gobierno interviene, el experto del gobierno obtiene sus ingresos mediante la coacción sobre los contribuyentes. No hay ninguna fórmula de mercado para testar su éxito informando a la gene de sus verdaderos intereses. Sólo necesita tener habilidad para adquirir el apoyo político de la maquinaria coercitiva del Estado.
Por tanto, el experto privado tenderá a florecer en proporción a su habilidad, mientras que el experto del gobierno florecerá en proporción a su destreza en obtener prebendas políticas. Además, el experto del gobierno no será más virtuoso que el privado; su única superioridad radica en el arte de conseguir favores de aquellos que retienen el poder político. Pero una diferencia crucial entre ambos es que el experto privado tiene todos los incentivos para velar por sus clientes o pacientes, obrando del mejor modo posible. El experto del gobierno carece por completo de semejantes incentivos; él obtiene sus ingresos de todos modos. Luego el libre mercado tenderá a satisfacer mejor al consumidor.
Espero que este artículo haya contribuido a limpiar el libertarianismo de mitos y malentendidos. Los conservadores y todos los demás deben ser educadamente advertidos de que los libertarianos no creemos que los hombres son buenos por naturaleza, ni que todos están perfectamente informados acerca de sus propios intereses, ni que cada individuo es un átomo aislado y herméticamente sellado. Los libertarianos no son necesariamente libertinos o hedonistas, ni son necesariamente ateos; y los libertarianos enfáticamente creen en principios morales. Dejemos ahora que cada uno de nosotros se disponga a examinar el libertarianismo tal cual es, sin temor ni partidismos. Yo estoy seguro de que, allí donde este examen tenga lugar, el libertarianismo gozará de un auge impresionante en el número de sus seguidores.
Traducido por Albert Esplugas Boter
Editado por Daniel Duarte
Este artículo, publicado inicialmente en Modern Age, 24, 1 (Invierno 1980), pág. 9-15, como “Mito y verdad acerca del libertaranismo”*, está basado en una ponencia presentada en abril de 1979 en el congreso nacional de la Philadephia Society de Chicago. El tema del encuentro fue “Conservadurismo y Libertarianismo”. (Puede leerse el original en LewRockwell.com).
[1] John Kenneth Galbraith, The Affluent Society (Boston: Houghton Mifflin, 1958); F. A. Hayek, “The Non-Sequitur of the ‘Dependence Effect,’” Southern Economic Journal (Abril, 1961), pp. 346-48.
[2] Irving Kristol, “No Cheers for the Profit Motive,” Wall Street Journal (Feb. 21, 1979).
[3] Para un llamamiento a aplicar estándares éticos universales al gobierno, véase Pitirim A. Sorokin and Walter A. Lunden, Power and Morality: Who Shall Guard the Guardians? (Boston: Porter Sargent, 1959), pp. 16-30.
[4] Frank S. Meyer, In Defense of Freedom: A Conservative Credo (Chicago: Henry Regnery, 1962), p. 66.
[5] Thomas E. Davitt, S.J., “St. Thomas Aquinas and the Natural Law,” in Arthur L. Harding, ed., Origins of the Natural Law Tradition (Dallas, Tex: Southern Methodist University Press, 1954), p. 39
[6] A. P d’Entrèves, Natural Law (London: Hutchinson University Library, 1951), pp. 51-52.
[7] Karl Wittfogel, Oriental Despotism (New Haven: Yale University Press, 1957), esp. pp. 87-100.
[8] Acerca de esto y otras sectas cristianas totalitarias, véase Norman Cohn, Pursuit of the Millenium (Fairlawn, N.J.: Essential Books, 1957).
[9] Dale Vree, “Against Socialist Fusionism,” National Review (Diciembre 8, 1978), p. 1547. El artículo de Heilbroner se publicó en Dissent, Verano 1978. Más sobre el artículo de Vree en Murray N. Rothbard, “Statism, Left, Right, and Center,” Libertarian Review (Enero 1979), pp. 14-15.
[10] Journal of Political Economy (Diciembre 1938), p. 869. Citado en Friedrich A. Hayek, The Road to Serfdom (Chicago: University of Chicago Press, 1944), p. 152.
[11] “The Forester’s Letters, III,”(orig. in Pennsylvania Journal, Apr. 24, 1776), en The Writings of Thomas Paine (ed. M. D. Conway, New York: G. P. Putnam’s Sons, 1906), I, 149-150.
[12] F. A. Harper, “Try This On Your Friends”, Faith and Freedom (January, 1955), p. 19.
[13] F. A. Hayek, Individualism and Economic Order (Chicago: University of Chicago Press, 1948), enfatizado en el curso de su “Why I Am Not a Conservative,” The Constitution of Liberty (Chicago: University of Chicago Press, 1960), p. 529.
11 JUNIO 2011 PUBLICADO POR: DANIEL via orden voluntario

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domingo, 23 de octubre de 2011

RICARDO VALENZUELA: ECONOMISTAS DE PELUQUERÍA (REFLEXIONES LIERTARIAS) DESDE MEXICO

Decía Albert Camus; “aquellos que escriben claro, tienen lectores, y los que escriben confuso, tienen chismosos.” Hace unos meses un profesor de economía de una pequeña Universidad, Birmingham Southern College, en un examen les hizo a sus alumnos la siguiente pregunta: “Cuando la función económica se pone en manos del Estado, invariablemente la cooperación social reemplaza al interés individual como el principal motivador de la acción humana; “¿falso o verdadero?”

La respuesta correcta debería de ser, falso, porque redistribuyendo el control de la propiedad a través de la actuación draconiana del Estado, jamás podrá cambiar la verdadera naturaleza de los seres humanos. La ambición y el interés individual permanecen como los términos adecuados para describir la conducta humana, trátese de oficiales del gobierno, empresarios, empleados o quien sea. 

Si algo nos enseñó el fracaso del comunismo, es que fue incapaz de reconstruir la humanidad y tampoco fue capaz de crear ese “nuevo hombre”. El concepto de interés personal, ambición y la incomprendida mano invisible de Adam Smith, sigue siendo, como hace más de doscientos años, la base del buen funcionamiento y entendimiento en economía.

Sin embargo, la mayoría de los alumnos de esta Universidad contestaron; verdadero. Esto llevó al profesor Paul Cleveland a escribir un interesante artículo para exponer su asombro, de cómo alumnos de clases sociales altas respondieron dándole al Estado esa importancia que ha sido el espejismo con el que a través de los tiempos, acrecentando su poder sobre una sociedad cada día más ignorante en asuntos económicos. Lo más interesante del experimento fue que, del total de los alumnos, solo dos contestaron; falso, y ambos eran extranjeros.

Durante meses he estado leyendo los editoriales en diferentes periódicos del país, he también escuchado declaraciones de empresarios, de políticos, articulistas etc, emprendiendo de nuevo la jornada promotora para la intervención del Estado con el propósito de resolver los problemas de los productores agrícolas del país. Tristemente hemos visto cómo en los noticieros nacionales se reporta agricultores quemando sus cosechas, ganaderos derramando miles de litros de leche en las calles de las ciudades, para exigir esa intervención del Estado y lograr mejores precios, o, más triste, exigiendo el cierre de la frontera a los productos con los que compiten.

Esta reflexión me ha llevado a acordar totalmente con una de las conclusiones del Prof. Cleveland: La magnífica labor que ha desarrollado el gobierno educando a la población en un sistema socializante que a esclavizado a los mexicanos, los ha hecho dependientes de las marañas estatistas y la corrupción que siempre ha caracterizado a nuestro gobierno. En este siglo XXI, en esta economía digital, en este mundo sin fronteras ¿que tiene que hacer el gobierno fijando precios de los productos agrícolas? O adquiriendo esos productos. En este nuevo mundo virtual, en este nuevo escenario de comercio libre e irrestricto liderado por el internet; ¿cómo es posible que pidamos el cierre de la frontera para productos más baratos y de mejor calidad que los nuestros?

Recuerdo cuando le pedí al maestro Art Laffer me definiera en sus palabras el libre comercio. Me respondió: “Imagina que Japón inventa un medicamento para curar el cáncer. Se acaban las muertes por cáncer en Japón. Los japoneses inician la venta de su medicamento en los EU, y se termina el cáncer en este país. Nosotros inventamos una vacuna para prevenir ataques cardiacos. Se terminan las muertes por ataques cardiacos en EU. Vamos a vender nuestra vacuna a Japón y no nos lo permiten por su proteccionismo. ¿Qué vamos hacer? ¿No permitir que ellos vendan su medicamento para la cura del cáncer en nuestro país? Por supuesto que no, queremos curarnos de cáncer. Si los japoneses no quieren terminar con sus muertes por ataques cardiacos, problema de ellos.” “Mientras que los japoneses nos invadan con productos de mejor calidad y más baratos que los nuestros, Bienvenidos. Si ellos no quieren hacer los mismo con los nuestros, problema de ellos.”

En México todavía no entendemos el funcionamiento de esta nueva economía. Pero lo más grave, no únicamente no lo entienden los agricultores de Sinaloa, o los ganaderos de Sonora, no lo entienden nuestros líderes y, sobre todo, gente que hace opinión; periodistas, comunicadores, profesores que, en medio de su ceguera, se han convertido en economistas de peluquería.

A los agricultores de mi tierra y de otros estados. A los ganaderos de todo el país, a los empresarios, líderes políticos y sobre todo periodistas, entiendan; en esta nueva economía se acabó papá gobierno, ahora hay que competir. Estamos entrando a una verdadera economía regida por los mercados, no el estado. Una economía en la cual los precios los definirá el mercado, no Conasupo. En la cual si los productos extranjeros son más baratos y de mejor calidad, adelante y bienvenidos. Tienen que entender que el gobierno no tiene la fábrica de dinero. El sobre precio que exigen lo pagan el resto de los mexicanos. Finalmente tienen que entender que el Estado mexicano debe quedar fuera de su papel tradicional como agente económico repartidor, motivo por el cual nuestra estructura política se convirtió en el centro de corrupción más descarado del mundo.

Si uno de nuestros políticos de moda nos arenga gritando, “tenemos que recibir del estado los mismos apoyos que los agricultores de EU,” yo le respondo; solo el PIB de Texas es mayor que el de México. Yo le informaría a este Señor cómo la pobre infraestructura de comunicaciones del país encarece nuestros productos hasta en un 40%. Cómo los derechos de propiedad de los agricultores americanos son sagrados y nunca tuvieron que lidiar con la Reforma Agraria, por lo que han hecho las inversiones requeridas para lograr la productividad de la que hoy hacen gala. Cómo los agricultores americanos se han convertido en los mejores comercializadores del mundo, lo que los ha llevado a crear el mercado para sus productos más sofisticado del planeta en el Chicago Mercantile Exchange. En lugar de apoyo, ¿no necesitaremos otra clase de gobierno?

Dejemos de pedir devaluaciones para competir mientras arruinamos el resto del país. Dejemos de quemar cosechas, tirar la leche y pongámonos a reflexionar sobre los cambios que necesitamos promover para poder no solo sobrevivir, sino aprovechar la oportunidad que nos brinda esta nueva era económica. Reflexionemos que clase de país deseamos construir para que generaciones futuras no tengan que seguir mendigando al Estado. Para quitarles a los políticos mexicanos el poder de decidir quiénes son los ganadores y perdedores en el remedo de economía que hemos tenido. Pero lo más importante, actuemos para llevar a cabo esos cambios.

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