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LA LIBERTAD, SANCHO, ES UNO DE LOS MÁS PRECIOSOS DONES QUE A LOS HOMBRES DIERON LOS CIELOS; CON ELLA NO PUEDEN IGUALARSE LOS TESOROS QUE ENCIERRAN LA TIERRA Y EL MAR: POR LA LIBERTAD, ASÍ COMO POR LA HONRA, SE PUEDE Y DEBE AVENTURAR LA VIDA. (MIGUEL DE CERVANTES SAAVEDRA) ¡VENEZUELA SOMOS TODOS! NO DEFENDEMOS POSICIONES PARTIDISTAS. ESTAMOS CON LA AUTENTICA UNIDAD DE LA ALTERNATIVA DEMOCRATICA
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miércoles, 30 de julio de 2014

EDDY BARRIOS, DIPLOMACIA TRACK 1 VS. DIPLOMACIA TRACK 2


El reciente caso de la detención del distinguido general en Aruba puso en evidencia una vez más la diferencia entre la diplomacia track 1 o Diplomacia Normativa, que es la de los compromisos establecidos en los tratados - fuente de derecho del Derecho Internacional Público y privado -  versus la Diplomacia track 2, que es la de los intereses o también conocida como “Real Politik”. Antecedentes hay muchos y sólo traeré al tapete el tema de lo ocurrido cuando el episodio de las Malvinas.

Todo militar de Estado Mayor sabe que cuando se contemplan suposiciones, se debe elaborar un plan B o plan alterno para cada una de ellas, para, en caso de que éstas se verifiquen, estar preparados para no dejarse sorprender. El general Galtieri supuso que si él atacaba para recuperar Las Malvinas, al invocar al TIAR o Tratado de Asistencia Recíproca, basado en la vieja doctrina de “América para los Americanos”, la cual suponía el compromiso de que si un estado de nuestro sistema era atacado por un tercero, se activaría este compromiso de todos al reaccionar para repeler dicho ataque haciendo uso de Poder Continental dispuesto para defender intereses comunes acordados por el sistema. De igual manera, suponía que los ingleses no podrían operar directo desde su isla hasta las Falklands, debido a la gran distancia. Es decir, no tendría capacidad de apoyo logístico para proseguir las operaciones de proyección de su poder naval a tierra. Lo peor fue no sólo haber creído que le honrarían su invocación del tratado TIAR ni su apreciación de que los ingleses mostraban una debilidad o vulnerabilidad logística para operar tan lejos de sus bases, sino que no elaboró ningún plan alterno, obligación fundamental “de librito” de todo trabajo de estado mayor.

Las consecuencias son harto conocidas, los países de sistema interamericano no honraron el compromiso del TIAR, debido a un artilugio tecnicista según el cual Argentina no había sido la parte atacada, sino que ella era la parte atacante y no previeron que por la cochina Real Politik, USA le facilitaría a los ingleses la Isla Saint John, ubicada a medio camino entre Inglaterra y las falklands,. Se verificó entonces el viejo dicho de la Diplomacia Track 2, el cual reza: “Interés mata compromiso”

Aun cuando el tema que tratamos es la diplomacia, podríamos decir que en Venezuela, a lo interno del país nacional, se produjo un caso de privilegio del interés sobre lo normativo, cuando falleció el finado y se planteaba su sucesión. Según la constitución (aspecto normativo) el vicepresidente en ejercicio no debería haber recibido el cargo; pero, los intereses de la revolución y el cumplimiento del pedido del finado convertía en interés nacional el interés revolucionario de que así lo hiciera y se verificó lo del “Interés mata compromiso”.

Parece que en las naciones cuyos sistemas jurídicos devienen del Derecho romano sus ciudadanos llevan registrado en su ADN sociopolítico o sicosocial, esa perversa y tonta tendencia de creer que lo que está en las leyes se debe cumplir; mientras que aquellas que devienen del Derecho Consuetudinario o Common Law, donde la norma se crea de las ancestrales relaciones consuetudinarias entre los ciudadanos, la cosa es diametralmente distinta, más sincera pues; vale decir, que los venezolanos somos normativos o pensamos que la realidad internacional y aún más, la nacional, se conformará según la norma escrita o el derecho positivo, que en el caso del Derecho Internacional son los tratados, mientras que los odiosos “gringos imperialistas esos”, como decía la miss aquella con relación a “esos chinos”, son prácticos y privilegian sus intereses por encima de cualquier otra consideración. Las normas, o el pacta sunt servanda obligan, en tanto y cuando no colida con sus intereses.

En el caso del ilustre general, poco podíamos analizar de la materia de fondo o de los méritos para que presuntamente apareciera en una lista de los más buscados por la DEA y nos abstuvimos de opinar a este respecto, porque, no tenemos acceso a esos niveles de información o de inteligencia y nos concentramos en el análisis académico del caso. Sabemos por noticia crimines lo que cubrieron los medios internacionales, que éste fue designado por Venezuela, país emisor de sus credenciales, para ocupar el cargo de Cónsul. Que éstas fueron presentadas al reino de Holanda y que éste se pasó lo que va de año 2014 considerando si otorgarle el exequátur o no, ya que en el caso de los cónsules y personal consular así se llama a la aceptación de los nombramientos consulares y no Plácet, que es el empleado para los embajadores y personal de las embajadas; aunque en esencia expresan lo mismo.

También nos enteramos que, presuntamente habría viajado en avión privado a Holanda para agilizar dichos trámites, estado-nación que se reserva el derecho de concederlo e inclusive, si no lo hace, no está obligado a explicar por qué, como tampoco lo está si declara persona non grata a alguien. Esto es, porque las relaciones entre estados naciones son de coordinación y no de supra ordenación, como sí ocurre entre un estado y sus ciudadanos, donde existen leyes y opera la coercibilidad. Ya dijimos que entre los países las relaciones son inter pares, se basan en los tratados y no hay un policía internacional que obligue a su cumplimiento.

Cuando regresó a Aruba fue detenido por las autoridades en el terminal porque había una solicitud de captura de parte del gobierno de los EUA y que Aruba honraría un tratado de extradición existente entre Holanda y USA. Esto lo supimos por boca del mismo Fiscal General de Aruba, quien salió explicándonos que el oficial no tenía rango diplomático, toda vez que no aparecía registrado en la lista del personal con tal rango y cargo, y que no gozaba de inmunidad diplomática y eso fue lo que el juez arubeño había sentenciado al revisar el caso.

Supimos luego que una comisión de alto nivel de Relaciones Exteriores de Venezuela había viajado a Aruba a ejercer la defensa que, como ciudadano venezolano, merece el general, toda vez que no había un cónsul venezolano que lo hiciera. Entendemos por todo lo estudiado y por los resultados conocidos hoy, que Holanda reconsideró el caso y que, atendiendo a su real Politik, privilegió sus intereses comunes o afines con Venezuela (contratos para la construcción de buques, firmados durante la visita de los reyes de Holanda a Venezuela en 2013), antes que su compromiso con el tratado de cooperación y extradición con USA. Un triunfo, sin dudas, de las relaciones exteriores del gobierno revolucionario.

A mi juicio, tanto el fiscal general arubiano, arubano o arubeño, como su gobierno, hicieron un papelón (o se lo obligó su gobierno a hacerlo) ya que el primero procedió según la norma y luego desde Holanda le enmendaron la plana y se echaron atrás. Lo que extraña es que hayan extraditado al general a Venezuela, por considerarlo persona non grata cosa de la que, como dijimos, no está obligada a explicar las razones. El papelón se hubiera corregido si lo hubieran dejado en su cargo de Cónsul, ya que según el remiendo informado Holanda sí habría respondido el exequátur, y sí era diplomático, y esperar por la designación de su sustituto.

Como nos enseñaba nuestro fallecido profesor de la asignatura “Derecho Internacional”, el Dr. Carlos Gueròn, “Los países no tienen amigos, los países sólo tienen intereses”

Eddy Barrios
eddybarrios@gmail.com
@eddybarrios2

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martes, 29 de julio de 2014

ANTONIO SEMPRUN, COMPLICIDAD O INTERESES EN EL PAÍS SEDE DE LA CORTE DE LA HAYA

Holanda  acaba de escribir algunas líneas oscuras en la historia de la ciudad de la Haya sede de gobierno de los Países Bajos y “capital de la justicia internacional” ya que en su suelo está establecida la Corte Internacional de Justicia (CIJ) conocida también como Corte de la Haya, La Corte Penal Internacional, la Corte Permanente de Arbitraje, la Conferencia de la Haya en Derecho Internacional Privado, La Oficina de Patentes Europea, La Organización para la Prohibición de Armas Químicas.

Ciertamente estos órganos de justicia no se encargan de litigios personales, particulares o empresariales, pero es el país desde el cual se debería contribuir con impartir justicia ante la injusticia, y no fue eso lo que hicieron las autoridades  holandesas, al dejar en libertad a un ciudadano venezolano requerido por la justicia norteamericana por tener presuntos nexos  con el narcotráfico y apoyar grupos narcotraficantes y subversivos como las FARC.

Decisiones como esta, dejan la puerta abierta a preguntas tales como, ¿Tiene más peso el dinero ó los negocios que la tranquilidad de una sociedad,  o el fortalecimiento de la democracia  como  sistema de gobierno?. Algo si queda claro con este nuevo golpe a la justicia nacional e internacional, los problemas de los pueblos son de sus habitantes quienes deben unirse para resolverlos.

Coronel Antonio Semprun
coronelantoniosemprun@gmail.com
@antoniosemprun

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miércoles, 23 de julio de 2014

ANTONIO SEMPRUN, LOS INTERESES DEL RÉGIMEN Y LA MUD.

A pesar de la terrible realidad que a diario vive la mayoría de los venezolanos, en Venezuela  existen dos grupos  con sus propios intereses, el régimen y la MUD,  para los que el objetivo más importante no es el país, ni la solución a la catástrofe que vive la sociedad venezolana,  porque a sus integrantes no los golpea la criminal realidad que se vive.


Para el régimen la única preocupación es mantenerse en el poder que han ejercido  durante quince años, lo que ha llevado a  Venezuela a  la mayor  crisis social, económica y política de su historia contemporánea, para la MUD,  la única preocupación es mantener la tajada de poder que les deja cada elección, no han entendido que Venezuela no es solo unas alcaldías o unas gobernaciones.

Estos dos grupos ven con profunda preocupación el interés legitimo  de la mayoría de venezolanos, que cansados de tanta humillación e irrespeto han decidido organizarse para salir de la dictadura protagonizada por un títere ilegitimo e ignorante a quien le hacen el juego los miembros de la MUD, cuando avalan con su silencio complice las acciones que toma, sin importarles que se asesinen  25.000 venezolanos al año, o que se continúe hipotecando el país a gobiernos extranjeros.

En momentos en que el régimen de Maduro tambalea por las pugnas internas en su partido, por la terrible situación económica que vive el país,  donde la inseguridad no es la única culpable de las muertes de venezolanos, lo es también la escasez de medicinas, la angustia y el stress a la que es sometida la sociedad venezolana, quienes se concentraron en una “mesa de la unidad” para  luchar por el rescate del país, se convirtieron en sus verdugos.

El pueblo venezolano,  víctima de estos grupos que luchan por el poder para su beneficio,  debe erigirse como único líder para hacerle saber a quienes no han sabido representarlo, que Venezuela no puede esperar a que se pongan de acuerdo para satisfacer primero sus intereses personales y después los del país.

Cnel (GN) Antonio Semprun
@antoniosemprun

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jueves, 15 de mayo de 2014

SAÚL GODOY GÓMEZ, LA MUD Y EL DIALOGO,

Tengo la impresión que en la agenda de la MUD el interés del país está en último lugar, hay demasiados objetivos crematísticos y de poder jugando en esa agenda como para privilegiar el verdadero deseo nacional por un retorno a la democracia y un cambio fundamental en la manera de conducir el gobierno.

El hecho de que esa mesa esté conformada por los principales partidos del status quo venezolano, por unos políticos, muchos de ellos veteranos de la llamada 4ta. República, acostumbrados a otras épocas, condiciones y maneras de hacer política, el hecho que la mayoría sean partidos de extracción socialista, que hayan sido los artífices de triunfos electorales que no han podido reivindicar, a pesar de su continuo llamado a las salidas electorales que los venezolanos ya sabemos no funcionan con este régimen totalitario y militarista.
Una de las primeras razones de desconfianza que parce obvia, es la manera como la MUD se posicionó como protagonista del dialogo montados sobre el esfuerzo ajeno, de estudiantes que se sacrificaban en las calles, que combatían en sus barricadas en contra del abuso y la violencia, de pronto, sin previo aviso, sin consulta previa, sin notificación a la sociedad civil ni llamados de participación, aparece la MUD anunciando un diálogo con el gobierno y erigiéndose ellos como representantes de la oposición,.
Cosechando las inseguridades del gobierno de Maduro ante la inflexible oposición en las calles en su contra, inventaron el diálogo y se eligieron como nuestra vocería autorizada, a mi manera de ver la MUD rompió con la unidad al erigirse como único dialogante con el gobierno.
Puede que detrás de la decisión haya mucho de “buena voluntad”, de aprovechar la ventana de oportunidad, quizás piensen que estaban haciendo lo mejor para el país y que la urgencia exigía tal manera de proceder, lo malo, lo injustificable es que vemos a los rectores de la MUD actuando como los chavistas, de la manera más antidemocrática posible, en una especie de aquiescencia por necesidad, haciendo su voluntad por encima de la opinión de la mayoría de la oposición democrática quienes creímos en que seríamos consultados, por lo menos informados de estos movimientos que afectan a la sociedad toda.
Lo que nos enteramos después de los hechos, es que la MUD venía haciendo gestiones de negociación con otros gobiernos a espaldas de nosotros, lo que quiere decir es que nos considera como subnormales profundos, incapaces de decisiones responsables y con conocimiento, por lo que prescinden de nuestro consentimiento y actúan en nuestro nombre sin permiso ni consulta, son ellos los negociadores, lo que salga debemos conformarnos y de paso agradecerles el gesto.
Todas las condiciones iniciales del dialogo, las exigencias naturales de quienes se sientan a una mesa para hablar de paz, para negociar salidas a una crisis, todas ese pliego de pedimentos fueron simplemente obviados por el gobierno, montaron el show del debate para beneficio de las cámaras de televisión, para asegurarse la buena imagen de personas preparadas para la gestión, y de allí en adelante todo se vino cuesta abajo, porque si hay algo que nadie duda, es que ahora la oposición está en peores condiciones que cuando el famoso “dialogo” empezó.
Pareciera que en Venezuela, el ser parte de un partido político les da el privilegio de hablar en nuestro nombre y no es así, un partido político en democracia debe deliberar no solo con sus miembros sino con el país que se proponen representar, pero seguir en esta pésima costumbre autoritaria de hacer lo que les da la gana porque están frente a una organización que pretende representar al pueblo, es una mala idea.
Los venezolanos ya estamos cansados de que otros piensen por nosotros, de que hábiles negociantes y operadores políticos con ínfulas de “genios” pasen por encima de nuestra voluntad y hagan y deshagan en nuestro nombre, la lucha que estamos librando en contra del régimen es entre otras cosas para erradicar esta mala praxis política.
Estoy seguro de que algunos partidos de la MUD no fueron consultados ni informados de estos planes de negociación directa con el gobierno, me parece esto fue producto del consenso de tres o cuatro operadores políticos que se creen dueños de la situación, con agendas personales y presionados por retomar el protagonismo nacional, simplemente se lanzaron a la aventura y ahora optaron por mentir y engañar al pueblo que dicen representar.
Lo que sucedió en Washington el pasado 8 de Mayo es grave, alguien cometió un error tanto de apreciación como de oportunidad, me imagino que buscando fortalecer la posición de la MUD como ente negociador, quisieron aparecer como quienes tenían el dedo en el gatillo de las fuerzas norteamericanas y que a su sola voluntad podían iniciar una serie de eventos que pudieran perjudicar al gobierno de Maduro, debió ser embriagador creerse Dios por un instante, no se imaginaron que la situación tenía su propia dinámica y que la política en el norte tenía otros derroteros.
Como nadie explica nada, los rumores vuelan, se habla de bancos financiando a la MUD, de grupos empresariales corruptos con derecho a voto, de líderes político de la MUD en nómina de blanqueadores de dinero, de familias con intereses en los contratos con el gobierno, de narcotraficantes que no quieren perder sus activos en USA, de militares y torturadores que manejan los hilos dentro de la MUD, el closet está lleno de esqueletos, la puerta está a punto de abrirse  y cuando salgan, sí que va haber una fiesta mexicana.
Pero aparte de estos rumores, me imagino igualmente que tal posición les permitiría a los jefes de la MUD negociar no solo la situación de sus organizaciones en la  política en el país, sino también lograr algunos avances en asuntos más personales y productivos.
El asunto es que se descubrió “el guiso” y ahora nadie quiere dar la cara, se abre un compas de espera donde los más perjudicados son los muchachos que están poniendo la vida en las calles y tras las rejas, el gobierno de Maduro al descubrir la charada se afinca en la represión y en dejar plantado a los negociadores que supuestamente tenían la potestad de suspender las sanciones en contra de los más corruptos del régimen.
Es triste y lamentable que al ser descubiertos en este innoble juego, se empeñen en mentir y tratar de ocultar la situación con el clásico “yo no fui”, el haber dado la cara, aceptar gallardamente el error, hacer un control de daños y fortalecer la posición de la MUD ante el país, digamos que recomponiéndola, permitiendo la aparición de otros actores, hubiera sido más afortunado que la actual posición de arrogancia y desfachatez de personeros que se creen los “salva vidas” del momento, los héroes necesarios sin los cuales el país se verá desbordado por los acontecimientos.
Eso es lo que creo sucedió, y como van las cosas nos tendremos que acostumbrar a este cangrejo hasta que surjan las respuestas; en el tablero se lee: 1 para el gobierno, 0 para la oposición.   Pero este es un juego de resistencia, donde el primero que se canse, pierde. –

Saul Godoy Gomez
saulgodoy@gmail.com
@godoy_saul

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viernes, 24 de febrero de 2012

ORLANDO J. FERRERES: FEDERALISMO, DEMOCRACIA Y ECONOMÍA. DIARIO LA NACIÓN - ARGENTINA

En El Federalista (conjunto de escritos redactados por Alexander Hamilton, James Madison y John Jay en 1787) podemos leer que una verdadera representación es aquella que puede ser controlada por la población que votó a sus representantes. Es decir, que la democracia es verdaderamente democracia de los pueblos, donde todos conocen a quiénes están eligiendo para que los gobiernen o representen. Para que esto ocurra, el sistema electoral debe ser de voto por circunscripción, es decir, que cada pueblo o circunscripción elija su representante. Luego, estos pueblos federados, constituyen la república. Por eso, en EE.UU. (y antes también en la Argentina), al presidente lo elige el Colegio de Electores, para que nadie pueda decir "el pueblo soy yo". La soberanía reside en los pueblos federales, no en una persona.

Lo que nosotros tenemos no es democracia, es algo que tiene el mismo nombre, pero que permite muy fácilmente la "borocotización" de los elegidos, pues tiene poco costo para los que se pasan de un partido con determinadas ideas al opuesto por razones inconfesables. También hemos tenido a artistas como Nacha Guevara que se hizo elegir como diputada, pero que renunció antes de asumir, traicionando a quienes la habían votado. Es decir, el engaño no sólo alcanza a los políticos, sino también a otras franjas de la población, menos proclives a los intereses económicos y más sinceras y éticas, como se consideraba antes a los artistas destacados, de los cuales se esperaba siempre un buen ejemplo.

Estas traiciones a la democracia ocurren porque no hay costos. Al cabo de un tiempo estas defecciones pasan inadvertidas para la masa de la población, dado que nosotros no tenemos voto por circunscripción sino listas sábana, y nadie sabe a quién votó o sólo conoce a los que encabezan las listas. Y a éstos los conoce por la televisión, la radio o los medios gráficos, es decir, sólo conoce su imagen. Como me dijo un ex-presidente, "las traiciones políticas, amigo, prescriben a los 2 años".

Muy distinto sería el caso si el elegido fuera, por ejemplo, el diputado por San Pedro, donde todos conocen personalmente a la mayoría de los habitantes. Esa persona no podría volver a su pueblo si hiciera una traición de esa magnitud y, por lo tanto, estaría muy poco predispuesta a aceptar tentaciones como las que estamos viviendo a diario. Una muestra de ésto, muy pálida, se dio con la votación de la 125, en la cual muchos diputados no siguieron la "orden" oficial de votar "contra el campo" pues temían perder la credibilidad en sus lugares de origen, aunque no fueran los representantes de esos pueblos en forma clara.

Los desvíos de la política ocurren porque hay intereses económicos espurios detrás. De lo contrario no se requeriría este andamiaje para evitar internas, mantener el control del partido hasta la muerte o aún más, que lo puedan heredar los familiares. ¿Qué pasa cuando las decisiones se toman basadas en el "amiguismo" o la corrupción? En estos casos, se toma la decisión que más le conviene al dirigente, que de seguro no es la mejor para el país (podría coincidir por casualidad). De lo contrario, nadie daría nada al dirigente para que hiciera lo correcto. Por lo tanto, el país crece menos, por decisiones no convenientes, además del gasto despilfarrado en la corrupción. Por eso es que hay interés de determinadas personas (sean de izquierda, de centro o de derecha) por entrar en la política. Tal como están las cosas, es una forma de hacerse rico. No es para servir al país y a los demás, aunque naturalmente se declama eso por todos los medios posibles (a través de frases como "servir al pueblo", "al movimiento", "a la causa", "al líder"). Antes se consideraba que la gente de izquierda no estaba interesada en el dinero y no aceptaba tomar decisiones corruptas, pero ahora ya no es así.

Por lo tanto, esta forma de democracia tiene consecuencias económicas muy severas. Puede observarse en el continuo retroceso relativo de nuestro país en los últimos 70 años. Una de las causas es que no es efectivamente federalista, es decir, que no podemos votar por zona o circunscripción, y que cada pueblo o región no puede elegir su mejor representante. Si no hay federalismo, no hay democracia auténtica, y si no hay democracia auténtica, no hay resultados económicos, pues las decisiones se orientan al amiguismo más que a lo correcto. Conclusión: hay frustración. El país podría dar mucho más y da menos. Tenemos una expectativa de nivel de vida que no se concreta en la realidad del largo plazo.

Tampoco debe confundirse federalismo con que los gobernadores o intendentes tengan más recursos, pues pueden seguir gastándolos mal. Se requiere el control de la población a través de la rotación de los gobernadores o intendentes, que ahora se reeligen indefinidamente en casi todas las jurisdicciones. Si hay reelección en las jurisdicciones, no hay verdadera democracia, pues éstas se van convirtiendo en un feudo, lo opuesto de la democracia.

Ahora la pregunta fatal, ¿cómo cambiar esto, si los que tendrían que cambiarlo, los políticos, son los que no quieren que cambie nada y son ellos los que tienen el control de la situación? Señora, ¿cuántos de sus hijos se dedican a la política? Ah, ninguno. Bueno, así andan las cosas, no reaccionamos a tiempo y no nos metemos en ese tembladeral. Dijo Platón por boca de Sócrates en el libro "Gorgias" que finalmente "la gente honesta se cansa de ser mal gobernada y esquilmada y reacciona y se ocupa de la política". Esta llegando la hora. Un poco tarde, tenemos 70 años de atraso.

http://www.lanacion.com.ar/1450621-federalismo-democracia-y-economia
Este es un reenvío de un mensaje de "Tábano Informa"
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viernes, 27 de enero de 2012

MURRAY ROTHBARD: SEIS MITOS SOBRE EL LIBERTARIANISMO

El libertarianismo es la corriente política de más auge hoy en América. Antes de juzgarla y evaluarla, es de vital importancia dilucidar precisamente en qué consiste la doctrina y, más en concreto, en qué no consiste. Es especialmente relevante aclarar unos cuantos malentendidos que la mayoría de gente tiene acerca del libertarianismo, en particular los conservadores. En este ensayo enumeraré y analizaré críticamente los mitos más comunes en relación con el libertarianismo. Cuando nos hayamos deshecho de éstos, entonces la gente será capaz de discutir sobre el libertarianismo sin fábulas, mitos y malentendidos, y tratar con éste tal y como corresponde: de acuerdo con sus verdaderos méritos y deméritos.

Mito #1: Los libertarianos creen que cada individuo es un átomo aislado, herméticamente sellado, actuando en un vacío sin influenciarse con los demás.
Ésta es una acusación habitual, pero harto curiosa. En toda una vida de lector de literatura libertariana no me he topado con un solo teórico o autor que sostuviera algo parecido a esta posición. La única posible excepción es el fanático Max Stirner, un alemán individualista de mediados del siglo XIX quien, sin embargo, tuvo una repercusión mínima en el libertarianismo de su tiempo y posterior. Además, la explícita filosofía “la fuerza hace el derecho” de Stirner y su rechazo de todo principio moral incluyendo los derechos individuales, tenidos por “fantasmas mentales”, dudosamente le acreditan como libertariano en cualquier sentido. Aparte de Stirner no hay nadie con una opinión siquiera remotamente similar a la que sugiere esta acusación.
Los libertarianos son metodológica y políticamente individualistas, desde luego. Ellos creen que sólo los individuos piensan, valoran y eligen. Creen que cada individuo tiene derecho a la propiedad sobre su cuerpo, libre de interferencias coercitivas. Pero ningún individualista niega que la gente se influencia mutuamente de forma constante en sus objetivos, en sus valores, en sus iniciativas y en sus ocupaciones. Como Friedrich A. Hayek mencionó en su notable artículo “The Non-Sequitur of the ‘Dependence Effect’”, el asalto de John Kenneth Galbraith a la economía de libre mercado en su best-seller “The Affluent Society” se cimentaba en esta premisa: la economía asume que cada individuo llega a su escala de valores de un modo totalmente independiente, sin estar sujeto a la influencia de nadie más.
Por el contrario, como responde Hayek, todos saben que la mayoría de gente no produce sus propios valores, sino que es instigada a adoptarlos de otras personas.1 Ningún individualista o libertariano niega que la gente se influencie mutuamente todo el tiempo, y por supuesto no hay nada de nocivo en este ineludible proceso. A lo que los libertarianos se oponen no es a la persuasión voluntaria, sino a la imposición coercitiva de valores mediante el uso de la fuerza y el poder policial. Los libertarianos no están en modo alguno en contra de la cooperación voluntaria y la colaboración entre individuos; sólo en contra de la obligatoria pseudo-cooperación impuesta por el Estado.
Mito #2: Los libertarianos son libertinos: son hedonistas que anhelan estilos de vida alternativos.
Este mito ha sido planteado recientemente por Irving Kristol, quien identifica la ética libertariana con el hedonismo y asevera que los libertarianos “veneran el catálogo de Sears Roebuck y todos los estilos de vida alternativa que la afluencia capitalista permite elegir al individuo”.2 El hecho es que el libertarianismo no es ni pretende ser una completa guía moral o ascética, sino sólo una teoría política, esto es, el importante subconjunto de la teoría moral que versa sobre el uso legítimo de la violencia en la vida social. La teoría política se refiere a aquello que es apropiado o inapropiado que el gobierno haga, y el gobierno se distingue de cualquier otro grupo social como la institución de la violencia organizada. El libertarianismo sostiene que el único papel legítimo de la violencia es la defensa de la persona y su propiedad contra la agresión, que cualquier uso de la violencia que vaya más allá de esta legítima defensa resulta agresiva en sí misma, injusta y criminal. El libertarianismo, por tanto, es una teoría que afirma que cada individuo debe estar libre invasiones violentas, debe tener derecho para hacer lo que quiera excepto agredir a otra persona o la propiedad ajena. Lo que haga una persona con su vida es esencial y de suma importancia, pero es simplemente irrelevante para el libertarianismo.
Luego no debe sorprender que haya libertarianos que sean de hecho hedonistas y devotos de estilos de vida alternativos, y que haya también libertarianos que sean firmes adherentes de la moralidad burguesa convencional o religiosa. Hay libertarianos libertinos y hay libertarianos vinculados firmemente a la disciplina de la ley natural o religiosa. Hay otros libertarianos que no tienen ninguna teoría moral en absoluto aparte del imperativo de la no-violación de derechos. Esto es así porque el libertarianismo per se no pregona ninguna teoría moral general o personal. El libertarianismo no ofrece un estilo de vida; ofrece libertad, para que cada persona sea libre de adoptar y actuar de acuerdo con sus propios valores y principios morales. Los libertarianos convienen con Lord Acton en que “la libertad es fin político más alto”, pero no necesariamente el fin más alto en la escala de valores de cada uno.
No hay ninguna duda acerca del hecho, sin embargo, de que el subgrupo de libertarianos que son economistas pro-mercado tienden a mostrarse complacidos cuando el libre mercado dispensa más posibilidades de elección a los consumidores, elevando así su nivel de vida. Incuestionablemente, la idea de que la prosperidad es mejor que la miseria absoluta es una proposición moral, y nos conduce al ámbito de la teoría moral general, pero no es una proposición por la que crea que deba disculparme.
Mito #3: Los libertarianos no creen en los principios morales; se limitan al análisis de costes-beneficios asumiendo que el hombre es siempre racional.
Este mito está desde luego relacionado con la precedente acusación de hedonismo, y en parte puede responderse en la misma línea. Hay libertarianos, particularmente los economistas de la escuela de Chicago, que rechazan la libertad y los derechos individuales como principios morales, y en su lugar intentan llegar a conclusiones de política pública sopesando presuntos costes y beneficios sociales.
En primer lugar, la mayoría de libertarianos son “subjetivistas” en economía, esto es, creen que las utilidades y los costes de los distintos individuos no pueden ser sumados o mesurados. Por tanto, el concepto mismo de costes y beneficios sociales es ilegítimo. Pero, más importante, la mayoría de libertarianos fundamentan su postura en principios morales, en la convicción en los derechos naturales de cada individuo sobre su persona o propiedad. Ellos creen entonces en la absoluta inmoralidad de la violencia agresiva, de la invasión de los derechos sobre la propia persona y propiedad, independientemente de qué individuo o grupo ejerce dicha violencia.
Lejos de ser inmorales, los libertarianos simplemente aplican una ética humana universal al gobierno del mismo modo que cualquier otro aplicaría esta ética a cada persona o institución social. En concreto, como he apuntado antes, el libertarianismo en tanto que filosofía política que versa sobre el uso legítimo de la violencia, toma la ética universal a la que la mayoría de nosotros nos acogemos y la aplica llanamente al gobierno. Los libertarianos no hacen ninguna excepción a la regla de oro y no dejan ninguna laguna moral, no aplican ninguna vara de medir distinta al gobierno. Es decir, los libertarianos creen que un asesinato es un asesinato y que no deviene santificado por razones de estado si es perpetrado por el gobierno. Nosotros creemos que el robo es un robo y que no queda legitimado porque una organización de ladrones decida llamarlo “impuestos”. Nosotros creemos que la esclavitud es esclavitud incluso si la institución que la ejerce la denomina “servicio militar”. En síntesis, la clave en la teoría libertariana es que no concede excepción alguna al gobierno en su ética universal.
Por tanto, lejos de ser indiferentes u hostiles a los principios morales, los libertarianos los consuman siendo el único grupo dispuesto a extender estos principios por todo el espectro hasta al gobierno mismo. 3
Es cierto que los libertarianos permitirían a cada individuo elegir sus valores y actuar acorde con ellos, y reconocerían en suma a cada individuo el derecho a ser moral o inmoral según su juicio particular. El libetarianismo se opone firmemente a la imposición de todo credo moral a cualquier persona o grupo mediante el uso de la violencia – excepto, por supuesto, la prohibición moral de la violencia agresiva en sí misma. Pero debemos percatarnos de que ninguna acción puede considerarse virtuosa a menos que sea emprendida en libertad, habiendo consentido voluntariamente la persona. Como dijera Frank Meyer:
“No puede forzarse a los hombres a ser libres, ni puede forzárseles a ser virtuosos. Hasta cierto punto, es verdad, pueden ser obligados a actuar como si fueran virtuosos. Pero la virtud es el fruto de la libertad bien empleada. Y ningún acto, en la medida en que sea coaccionado, puede implicar virtud – o vicio”4.
Si una persona es obligada por la fuerza o la amenaza de la misma a llevar a cabo una determinada acción, entonces ésta ya no supone una elección moral por su parte. La moralidad de una acción sólo puede ser el resultado de una decisión libremente adoptada; una acción difícilmente puede tildarse de moral si uno la acomete a punta de pistola. Imponer las acciones morales o prohibir la acciones inmorales, por tanto, no fomenta la moral o la virtud. Por el contrario, la coerción atrofia la moralidad porque priva al individuo de la libertad para ser moral o inmoral, y entonces necesariamente despoja a la gente de la posibilidad de ser virtuosa. Paradójicamente, pues, la moral obligatoria nos sustrae la oportunidad misma de actuar moralmente.
Es además especialmente grotesco dejar la salvaguarda de la moralidad en manos del aparato estatal, es decir, ni más ni menos que la organización de policías, gendarmes y soldados. Poner al Estado a cargo de los principios morales equivale a poner al zorro al cuidado del gallinero. Prescindiendo de otras consideraciones, los responsables de la violencia organizada en la sociedad jamás se han distinguido por su superior estatura moral o por la rectitud con la que sostienen los principios morales.
Mito #4: El libertarianismo es ateísta y materialista, y desdeña la dimensión espiritual de la vida.
No hay ninguna conexión necesaria entre las adscripción al libertarianismo y la posición religiosa de cada uno. Es verdad que muchos si no la mayoría de los libertarianos en la actualidad son ateos, pero esto tiene que ver con el hecho de que la mayoría de los intelectuales, de la mayoría de credos políticos, son ateos también. Hay muchos libertarianos que son ateos, judíos o cristianos. Entre los liberales clásicos precursores del libertarianismo moderno en una época más religiosa que ésta encontramos una miríada de cristianos: desde John Lilburne, Roger Williams, Anne Hutchinson y John Locke en el siglo XVII hasta Cobden y Bright, Fréderic Bastiat y los liberales franceses del laissez-faire y el gran Lord Acton.
Los libertarianos creen que la libertad es un derecho inserto en una ley natural sobre lo que es adecuado para la humanidad, en conformidad con la naturaleza del hombre. De dónde emanan este conjunto de leyes naturales, si son puramente naturales o fueron prescritas por un creador, es una cuestión ontológica importante pero irrelevante desde el punto de vista de la filosofía política o social. Como el padre Thomas Davitt señaló:
“Si la palabra ‘natural’ significa algo en absoluto se refiere a la naturaleza del hombre, y en conjunción con la palabra ‘ley’, ‘natural’ remite al orden que es manifestado por las inclinaciones de la naturaleza humana y nada más. Por tanto, tomada en sí misma, no hay nada de religioso o teológico en la ‘Ley Natural’ de Aquino”5.
O, como d’Entrèves escribió en el siglo XVII aludiendo al jurista protestante holandés Hugo Grotius:
“La definición de ley natural [de Grotius] no tiene nada de revolucionaria. Cuando mantiene que la ley natural es el cuerpo de normas que el hombre es capaz de descubrir mediante el uso de su razón, no hace otra cosa que reafirmar la noción escolástica de una fundamentación racional de la ética. De hecho, su intención es más bien la de restaurar esta noción debilitada por el augustianismo radical de ciertas corrientes protestantes de pensamiento. Cuando asevera que estas normas son válidas en sí mismas, independientemente de que Dios las dispusiera, repite el aserto que ya fue proclamado por algunos de los escolásticos…”6
El libertarianismo ha sido acusado de ignorar la naturaleza espiritual del hombre. Pero uno fácilmente puede llegar al libertarianismo desde posiciones religiosas o cristianas: enfatizando la importancia del individuo, de su libre voluntad, de sus derechos naturales y de su propiedad privada. Uno puede igualmente llegar al libertarianismo mediante una aproximación secular a los derechos naturales, con la convicción de que el hombre puede alcanzar la comprensión racional de la ley natural.
Atendiendo a la historia, además, no está claro en absoluto que la religión sea un fundamento más sólido del libertarianismo que la ley natural secular. Como Karl Wittfogel nos recuerda en su Oriental Despotism, la unión del trono y el altar ha sido una constante durante décadas que ha facilitado el imperio del despotismo en la sociedad7. Históricamente, la unión de la Iglesia y el Estado ha sido en muchos casos una coalición mutuamente alentadora de la tiranía. El Estado se servía de la Iglesia para santificar sus actos y llamar a la obediencia de su mando, presuntamente sancionado por Dios, y la Iglesia se servía del Estado para obtener ingresos y privilegios. Los Anabaptistas colectivizaron y tiranizaron Münster en nombre de la religión cristiana8. Y, más cerca de nuestro siglo, el socialismo cristiano y el evangelio social jugaron un importante papel en la marcha hacia el estatismo, y el proceder condescendiente de la Iglesia Ortodoxa en la Rusia soviética habla por sí mismo. Algunos obispos católicos en Latinoamérica han proclamado que la única vía hacía el reino de los cielos pasa por el marxismo, y si quisiera ser grosero diría que el reverendo Jim Jones, además de considerarse un leninista, se presentó a sí mismo como la reencarnación de Jesús.
Por otra parte, ahora que el socialismo ha fracasado de un modo manifiesto, política y económicamente, sus valedores han recurrido a la “moral” y a la “espiritualidad” como último argumento en pro de su causa. El socialista Robert Heilbroner, arguyendo que el socialismo debe ser coactivo y tiene que imponer una “moral colectiva” a la sociedad, opina que: “La cultura burguesa está centrada en los logros materiales del individuo. La cultura socialista debe centrarse en sus logros morales o espirituales”. Lo curioso es que esta tesis de Heilbroner fue elogiada por el escritor conservador y religioso de National Review Dale Vree, que dijo:
“Heilbroner está… diciendo lo que muchos colaboradores del NR han dicho en el último cuarto de siglo: no puedes tener libertad y virtud al mismo tiempo. Tomad nota, tradicionalistas. A pesar de su terminología disonante, Heilbroner está interesado en lo mismo que vosotros: la virtud9.
Vree también está fascinado con la visión de Heilbroner de que una cultura socialista “promueva la primacía de la colectividad” antes que la “primacía del individuo”. Cita a Heilbroner con relación a los logros “morales y espirituales” bajo socialismo en oposición a los burgueses logros “materiales”, y añade acertadamente: “contiene un timbre tradicionalista esta afirmación”. Vree prosigue aplaudiendo el ataque de Heilbroner al capitalismo por no tener “ningún sentido de ‘lo correcto’” y permitir a los “adultos que consienten” hacer aquello que les plazca. En contraste con este retrato de la libertad y la diversidad tolerada, Vree escribe: “Heilbroner dice seductoramente que debido a que la sociedad socialista debe tener un sentido de ‘lo correcto’, no todo estará permitido”. Para Vree, es imposible “tener colectivismo económico junto con individualismo cultural”, y por tanto él está inclinado hacia un nueva fusión socialista-tradicionalista – hacia un colectivismo omnicompresivo.
Cabe apuntar aquí que el socialismo deviene especialmente despótico cuando reemplaza los incentivos “económicos” o “materiales” por los incentivos pretendidamente “morales” o “espirituales”, cuando aparenta promover una indefinible “calidad de vida” antes que la prosperidad económica. Si las remuneraciones son ajustadas a la productividad hay considerablemente más libertad así como estándares de vida más altos. Pero si se fundamentan en la devoción altruista a la madre patria socialista, la devoción tiene que ser regularmente reforzada a golpe de látigo. Un creciente énfasis en los incentivos materiales del individuo suponen ineluctablemente un mayor acento en la propiedad privada y en la preservación de lo que uno gana, y trae consigo una libertad personal superior, como atestigua Yugoslavia en las últimas décadas en contraste con la Rusia soviética. El despotismo más horrible en la faz de la Tierra en los años recientes ha sido sin duda el de Pol Pot en Camboya, donde el “materialismo” fue hasta tal punto desterrado que el dinero fue abolido por el régimen. Habiendo suprimido el dinero y la propiedad privada, cada individuo era totalmente dependiente de las cartillas de racionamiento de subsistencia del Estado y la vida no era sino un completo infierno. Debemos ser prudentes, pues, antes de despreciar los objetivos o incentivos “meramente materiales”.
El cargo de “materialismo” dirigido contra el libre mercado ignora el hecho de que cada acción envuelve la transformación de objetos materiales mediante el uso de la energía humana conforme a ideas y propósitos sostenidos por los actores. Es inaceptable separar lo “mental” o lo “espiritual” de lo “material”. En todas las grandes obras de arte, extraordinarias emanaciones del espíritu humano, se han empleado objetos materiales: ya fueran lienzos, pinceles y pintura, papel e instrumentos musicales, o la construcción de bloques y materia primas para las iglesias. No hay ninguna escisión real entre lo “espiritual” y lo “material” y por tanto cualquier despotismo sobre aquello material sojuzgará también aquello espiritual.
Jean-Jacques Rousseau 
Mito #5: Los libertarianos son utópicos que creen que toda la gente es buena por naturaleza y que por tanto el control del Estado es innecesario.
Los conservadores tienden a añadir que, puesto que el hombre es vil por naturaleza parcial o totalmente, se hace precisa una severa regulación estatal de la sociedad.
Esta es una opinión muy común acerca de los libertarianos, si bien es difícil identificar la fuente de semejante malentendido. Rousseau, el locus classicus de la idea de que el hombre es bueno pero es corrompido por sus instituciones no era precisamente un libertariano. Aparte de algunos escritos románticos de unos pocos anarco-comunistas, que en ningún caso consideraría libertarianos, no conozco a un solo autor libertariano o liberal clásico que haya defendido esta postura. Por el contrario, la mayoría de escritores libertarianos sostiene que el hombre es una mezcla de bondad y maldad y que lo importante para las instituciones sociales es fomentar lo primero y mitigar lo segundo. El Estado es la única institución social capaz de extraer sus ingresos y su riqueza mediante coerción; todos los demás deben obtener sus rentas o bien vendiendo un producto o servicio a sus clientes o bien recibiendo una donación voluntaria. Y el Estado es la única institución social que puede emplear sus ingresos provinentes del robo organizado para intentar controlar y regular la vida y la propiedad de la gente. Por tanto, la institución del Estado establece un canal socialmente legitimado y santificado para que las personas malvadas cometan sus fechorías, emprendan el robo organizado y manejen poderes dictatoriales. El estatismo, así pues, alienta la maldad, o como mínimo los aspectos criminales de la naturaleza humana.
Como Frank H. Knight mordazmente resalta: “La probabilidad de que los titulares del poder sean individuos que detestan su posesión y su ejercicio es análoga a la probabilidad de que una persona de corazón extremadamente benévolo devenga el patrono de una plantación de esclavos”10.
Una sociedad libre, por el hecho de no instituir un canal legitimado para el robo y la tiranía, desalienta las tendencias criminales de la naturaleza humana y aviva aquéllas que son pacíficas y voluntarias. La libertad y el libre mercado desincentivan la agresión y la compulsión y fomentan la armonía y el beneficio mutuo del intercambio voluntario, en la esfera económica, social y cultural.
Puesto que un sistema de libertad promovería la voluntariedad y desalentaría la criminalidad, además de deponer el único canal legitimado de crimen y agresión, cabe esperar que una sociedad libre padeciera de hecho menos violencia criminal y agresiones de las que padecemos actualmente, aunque no hay razón alguna para asumir que desaparecerían por completo. Esto no es utópico, sino una implicación de sentido común del cambio de lo que socialmente se tiene por legítimo y del cambio de la estructura de premio y castigo en la sociedad.
Podemos aproximarnos a nuestra tesis desde otro ángulo. Si todos los hombres fueran buenos y ninguna tuviera tendencias criminales, entonces no habría ninguna necesidad de un Estado, tal y como conceden los conservadores. Pero si por otro lado todos los hombres son malvados, entonces el caso a favor del Estado es igualmente débil, pues ¿por qué tiene uno que asumir que aquellos hombres que componen el gobierno y retienen todas las armas y el poder para coaccionar a los demás están mágicamente exentos de la maldad que afecta a todas las otras personas que se hallan fuera del gobierno?
Tom Paine, un libertariano clásico a menudo considerado ingenuamente optimista acerca de la naturaleza humana, rebate el argumento conservador de la maldad humana en pro del Estado fuerte como sigue:
“si toda la naturaleza humana fuera corrupta, estaría infundado fortalecer la corrupción instituyendo una sucesión de reyes, a quienes debiera rendirse obediencia aun cuando fueran siempre tan viles…” Paine añadió que “ningún hombre desde el principio de los tiempos ha merecido que se le confiase el poder sobre todos los demás”11.
Y como el libertariano F.A. Harper escribió una vez:
“De acuerdo con el principio de que la autoridad política debe imponerse en proporción a la maldad del hombre, tendremos entonces una sociedad en la cual se demandará una autoridad política completa sobre todos los asuntos humanos… Un hombre gobernará a todos. ¿Pero quién ejercerá de dictador? Quienquiera que sea el elegido para el trono con seguridad será una persona enteramente malvada, puesto que todos los hombres lo son. Y esta sociedad será entonces regida por un dictador absolutamente malvado en posesión de todo el poder político. ¿Y cómo, en nombre de la lógica, puede emanar de ahí algo que no sea pura maldad? ¿Cómo puede ser esto mejor que el que no haya autoridad política alguna en la sociedad?”12
Por último, como hemos visto, puesto que los hombres son en realidad una mezcla de virtud y maldad, un régimen de libertad sirve para alentar la virtud y desalentar la maldad, al menos en el sentido de que la voluntariedad y lo mutuamente beneficioso es bueno y lo criminal es malo. En ninguna teoría de la naturaleza humana, por tanto, ya establezca que el hombre es bueno, malo, o una combinación de ambos, se justifica el estatismo. En el curso de negar que es un conservador, el liberal clásico Friedrich Hayek apuntó:
“El principal mérito del individualismo [que Adam Smith y sus contemporáneos defendieron] es que es un sistema bajo el cual los hombres malvados pueden hacer menos daño. Es un sistema social que no depende para su funcionamiento de que encontremos hombres buenos que lo dirijan, o de que todos los hombres devengan más buenos de lo que son ahora, sino que toma al hombre en su variedad y complejidad dada…”[13]
Es importante señalar qué es lo que diferencia a los libertarianos de los utópicos en el sentido peyorativo. El libertarianismo no se propone remodelar la naturaleza humana. Uno de los objetivos centrales del socialismo fue crear, lo cual en la práctica supone emplear métodos totalitarios, un Hombre Socialista Nuevo, un individuo cuyo primer fin fuera trabajar diligente y altruistamente por la colectividad. El libertarianismo es una filosofía política que dice: dada cualquier naturaleza humana, la libertad es el único sistema político moral y el más efectivo. Obviamente, el libertarianismo – como los demás sistemas sociales – funcionará mejor cuanto más pacíficos y menos agresivos sean los individuos y menos criminales haya. Y los libertarianos, como la mayoría de la otra gente, querrían alcanzar un mundo donde más personas fueran “buenas” y menos criminales hubiera. Pero esta no es la doctrina del libertarianismo per se, que dice que cualesquiera sea la composición de la naturaleza humana en un momento dado, la libertad es lo más deseable.
Mito #6: Los libertarianos creen que cada persona conoce mejor sus propios intereses.
Del mismo modo que la acusación precedente sugería que los libertarianos creen que todos los hombres son perfectamente buenos, este mito les acusa de creer que todos son perfectamente sabios. Pero como esto no es cierto con respecto a mucha gente, se dice, el Estado debe intervenir.
Pero los libertarianos no asumimos la perfecta sabiduría del hombre más de lo que asumimos su perfecta bondad. Hay algo de sentido común en la afirmación de que la mayoría de los hombres conoce mejor que cualquier otro sus propias necesidades e intereses. Pero no se asume en absoluto que todos siempre conocen mejor sus intereses. El libertarianismo propugna que cada uno debe tener el derecho a perseguir sus propios fines como estime oportuno. Lo que se defiende es el derecho a actuar libremente, no la necesaria sensatez de dicha acción.
Es cierto también, no obstante, que el libre mercado – en contraste con el gobierno – ha articulado mecanismos que permiten a las personas acudir a expertos que pueden aconsejar sensatamente acerca de cómo alcanzar los fines propios de la mejor manera posible. Como hemos visto antes, los individuos libres no están separados los unos de los otros. En el libre mercado cualquier individuo, si tiene dudas sobre sus verdaderos intereses, es libre de contratar o consultar a un experto que le ofrezca consejo en base a su conocimiento presumiblemente superior. El individuo puede contratar a este experto y, en el libre mercado, testar continuamente su competencia y su utilidad. Las personas en el mercado, por tanto, pueden patrocinar aquellos expertos cuyos consejos estimen más provechosos. Los buenos doctores, abogados o arquitectos serán recompensados en el libre mercado, mientras que los malos tenderán a ser desplazados. Pero cuando el gobierno interviene, el experto del gobierno obtiene sus ingresos mediante la coacción sobre los contribuyentes. No hay ninguna fórmula de mercado para testar su éxito informando a la gene de sus verdaderos intereses. Sólo necesita tener habilidad para adquirir el apoyo político de la maquinaria coercitiva del Estado.
Por tanto, el experto privado tenderá a florecer en proporción a su habilidad, mientras que el experto del gobierno florecerá en proporción a su destreza en obtener prebendas políticas. Además, el experto del gobierno no será más virtuoso que el privado; su única superioridad radica en el arte de conseguir favores de aquellos que retienen el poder político. Pero una diferencia crucial entre ambos es que el experto privado tiene todos los incentivos para velar por sus clientes o pacientes, obrando del mejor modo posible. El experto del gobierno carece por completo de semejantes incentivos; él obtiene sus ingresos de todos modos. Luego el libre mercado tenderá a satisfacer mejor al consumidor.
Espero que este artículo haya contribuido a limpiar el libertarianismo de mitos y malentendidos. Los conservadores y todos los demás deben ser educadamente advertidos de que los libertarianos no creemos que los hombres son buenos por naturaleza, ni que todos están perfectamente informados acerca de sus propios intereses, ni que cada individuo es un átomo aislado y herméticamente sellado. Los libertarianos no son necesariamente libertinos o hedonistas, ni son necesariamente ateos; y los libertarianos enfáticamente creen en principios morales. Dejemos ahora que cada uno de nosotros se disponga a examinar el libertarianismo tal cual es, sin temor ni partidismos. Yo estoy seguro de que, allí donde este examen tenga lugar, el libertarianismo gozará de un auge impresionante en el número de sus seguidores.
Traducido por Albert Esplugas Boter
Editado por Daniel Duarte
Este artículo, publicado inicialmente en Modern Age, 24, 1 (Invierno 1980), pág. 9-15, como “Mito y verdad acerca del libertaranismo”*, está basado en una ponencia presentada en abril de 1979 en el congreso nacional de la Philadephia Society de Chicago. El tema del encuentro fue “Conservadurismo y Libertarianismo”. (Puede leerse el original en LewRockwell.com).
[1] John Kenneth Galbraith, The Affluent Society (Boston: Houghton Mifflin, 1958); F. A. Hayek, “The Non-Sequitur of the ‘Dependence Effect,’” Southern Economic Journal (Abril, 1961), pp. 346-48.
[2] Irving Kristol, “No Cheers for the Profit Motive,” Wall Street Journal (Feb. 21, 1979).
[3] Para un llamamiento a aplicar estándares éticos universales al gobierno, véase Pitirim A. Sorokin and Walter A. Lunden, Power and Morality: Who Shall Guard the Guardians? (Boston: Porter Sargent, 1959), pp. 16-30.
[4] Frank S. Meyer, In Defense of Freedom: A Conservative Credo (Chicago: Henry Regnery, 1962), p. 66.
[5] Thomas E. Davitt, S.J., “St. Thomas Aquinas and the Natural Law,” in Arthur L. Harding, ed., Origins of the Natural Law Tradition (Dallas, Tex: Southern Methodist University Press, 1954), p. 39
[6] A. P d’Entrèves, Natural Law (London: Hutchinson University Library, 1951), pp. 51-52.
[7] Karl Wittfogel, Oriental Despotism (New Haven: Yale University Press, 1957), esp. pp. 87-100.
[8] Acerca de esto y otras sectas cristianas totalitarias, véase Norman Cohn, Pursuit of the Millenium (Fairlawn, N.J.: Essential Books, 1957).
[9] Dale Vree, “Against Socialist Fusionism,” National Review (Diciembre 8, 1978), p. 1547. El artículo de Heilbroner se publicó en Dissent, Verano 1978. Más sobre el artículo de Vree en Murray N. Rothbard, “Statism, Left, Right, and Center,” Libertarian Review (Enero 1979), pp. 14-15.
[10] Journal of Political Economy (Diciembre 1938), p. 869. Citado en Friedrich A. Hayek, The Road to Serfdom (Chicago: University of Chicago Press, 1944), p. 152.
[11] “The Forester’s Letters, III,”(orig. in Pennsylvania Journal, Apr. 24, 1776), en The Writings of Thomas Paine (ed. M. D. Conway, New York: G. P. Putnam’s Sons, 1906), I, 149-150.
[12] F. A. Harper, “Try This On Your Friends”, Faith and Freedom (January, 1955), p. 19.
[13] F. A. Hayek, Individualism and Economic Order (Chicago: University of Chicago Press, 1948), enfatizado en el curso de su “Why I Am Not a Conservative,” The Constitution of Liberty (Chicago: University of Chicago Press, 1960), p. 529.
11 JUNIO 2011 PUBLICADO POR: DANIEL via orden voluntario

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