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sábado, 29 de agosto de 2015

JEAN PASQUALI, SIMPLIFICANDO ELECCIONES: ELECTOR, VOTANTE Y VOTO

Conversando con un amigo, éste me dijo de manera muy tranquila: “Yo no voto, tengo años sin votar y ahora, que estaba considerando apoyar a un candidato, me lo inhabilitaron”. Le comenté que su razonamiento me parecía débil. Cuando vas a un restaurant y no tienen tu plato favorito, no verás nada criticable en revisar el menú para encontrar otro que también te agrade. Por tu inhabilitado, no te preocupes; si es muy bueno, probablemente aprovechará el tiempo en su preparación para otros vuelos de mayor altura.

Como resultado de esta conversación salió la idea de crear un documento que cambiara su determinación. Yo la acepté y quedé en escribir un método razonado de cómo un ciudadano puede prepararse para depositar su voto en unas elecciones. Esto me indujo a ordenar mis ideas sobre este asunto de tal forma que pudiese servirle a cualquier persona para reflexionar.

Al culminar el escrito para mi amigo, con algunas adaptaciones, decidí hacerlo público. Es sabido que mucha gente deja de votar; comúnmente, entre un 25 a un 50 por ciento del electorado.

Las elecciones son procesos políticos en donde actúan legalmente tres componentes: El elector o electores, el votante y el voto (con sus consecuencias). Aunque se les denomine fiestas electorales, en realidad son enfrentamientos de ideas, tácticas, estrategias y, algunas veces, de trampas. Cada elección tiene un propósito específico. Por ejemplo: Para Alcalde de Municipio, para Presidente de la República, para miembros de la Asamblea Nacional etcétera.

El Elector o los Electores

El elector o los electores son personas o entidades que deciden quienes van a ser postulados para estar en la listas que le serán presentadas a los ciudadanos a fin de que seleccionen a quién o a quienes apoyarán con su voto.

Los electores son múltiples pero, cómo se verá más adelante, tienen poco que ver con los votantes o el Registro Electoral (REP) o, en algunos casos, con las condiciones que estipulan las leyes, normas y reglamentos. Los electores más comunes son los partidos políticos (PP); el Consejo Nacional Electoral (CNE) ya que, a través de sus normas, decisiones y reglamentos, puede incluir o excluir candidatos que no cumplan con ellos; la Contraloría nacional, que tiene la facultad de inhabilitar o no a personas que hayan cometido delitos, penados a través de sentencia firme.

Cada partido político o asociación de PP tienen su manera de seleccionar sus candidatos. Algunos PP usan métodos más democráticos que otros. Se ha notado que algunas de sus élites, seleccionan a dedo sus candidatos y, algunas veces, se colocan magnánimamente en los puestos “salidores” de sus listas.

La buena práctica de buscar entre la ciudadanía aquellos miembros que, por su preparación, disposición, capacidad de análisis, excelente desempeño profesional, ideas y valentía para defenderlas, para que representen a sus PP, todavía no se ha puesto de moda.

En la situación actual el ciudadano común no forma parte de los electores. Su función se limita a una suerte de control de calidad limitado a los candidatos que le presenten los electores. Si esto le causase alguna inconformidad, ya habrá pensado que es indispensable una organización, que tenga mecanismos para postular candidatos y a la cual pueda incorporarse con voz y voto. Una organización con esas características ha sido descrita en el libro de distribución global EL CIUDADANO TOMA SU LUGAR (2014). No es una oportunidad para hoy, pero sí para un futuro cercano.

El Votante

El votante es usted, el ciudadano que aparece en el registro electoral con el derecho de participar en esa elección en particular. Por ejemplo, en las venideras elecciones para determinar los miembros de la próxima Asamblea Nacional, a usted sólo le conciernen los candidatos que han sido propuestos para el estado en donde usted reside y vota. Este hecho simplifica las decisiones que debe tomar.

Usted habrá notado que, en la propaganda que los PP le hacen a sus candidatos, el énfasis consiste en hablar bien de sus PP y hablar mal de los demás PP o grupos políticos y resaltar las funciones e importancia de la Asamblea Nacional para el futuro. Mucho menor esfuerzo se le dedica a las propuestas que tienen planteadas, mucho menos a planes específicos con datos de costo y tiempo de realización; o a informar sobre las características personales de sus candidatos, sus ideas, su capacidad y temple para expresarlas y defenderlas. Esto indica o hace suponer que éstos van a actuar en bloque en apoyo a lo que su PP decida propiciar. Lo que es prioritario es el poder del PP. Usted cómo individuo, probablemente, tiene otras prioridades.

Un ciudadano responsable debe hacer todo lo legalmente y moralmente permisible para utilizar su poder del voto en favorecer a lo que le convenga. Pienso que debe tomar en consideración lo que considere favorable para sí mismo, su familia, su municipio, su estado, su nación y la protección ambiental de la Tierra. De ser así, buscará entre todos los candidatos que le propongan, aquellos que, a su juicio, tengan las mejores condiciones para ser miembros de la Asamblea Nacional.

La primera consideración ante esta situación, es que, como los numerosos candidatos propuestos no son todos iguales o equivalentes, sería irresponsable no hacer un esfuerzo para favorecer aquellos que considere superiores y desfavorecer aquellos que han dado muestras de ser inaceptables. Es decir, el ciudadano responsable vota todas las veces que tiene el derecho de hacerlo. Al seleccionar los mejores le permite, dentro de su área de influencia, contribuir a la conformación de un buen gobierno y una mejor sociedad.

El Voto

Para determinar a quién o quienes favorecer con su voto el ciudadano requiere información. No requiere propaganda, lemas, planchas de cinc, promesas y templetes; esas son expresiones que caracterizan a organizaciones políticas que tienen un concepto poco desarrollado de la importancia que tiene, tanto para sí mismas como para el país, la publicación de información pertinente a sus candidatos.

La información que el ciudadano necesita se refiere a las características personales de los candidatos propuestos; preferiblemente presentadas de manera que facilite la comparación entre los candidatos. Para el caso de los candidatos que aspiren ser miembros de la Asamblea Nacional, es importante saber que profesión u oficio practican, sus conocimientos, su experiencia, el entendimiento de los problemas económicos, sociales y culturales de los habitantes de su estado y sus ideas para solucionarlos. Es importante verificar si tienen la habilidad de expresar sus ideas y los bríos para hacerles seguimiento.

En realidad, dos o tres páginas preparadas por los candidatos, no por su PP, es un trabajo poco agotador, si tienen las ideas claras; es además una oportunidad para darse a conocer. Para el votante tampoco representaría demasiado tiempo leerlas, hacerse una opinión de cada uno y consultar en cuanto a sus capacidades de trabajo, dedicación y honestidad.

Del lado positivo se buscan personas con ideas propias, dedicadas a su trabajo, con conocimientos generales y sensibilidad social. Esto contribuiría a la disminución de levantadores de manos a la señal del jefe de su grupo y de las ausencias a las reuniones de trabajo en las comisiones.

Del lado negativo se trata de evitar a los candidatos que no estén prestos a dar información de sí mismos y que se mantengan alejados de sus representados. El mayor cuidado debe dedicarse en averiguar si han tomado parte en acciones inconsistentes con los principios de la Constitución nacional. Ese es el mayor pecado político que puede cometer un ciudadano en contra de su sociedad. Si ese fuese el caso, sería irresponsable y antisocial darle apoyo.

El estudio de todos los candidatos propuestos le permite al votante determinar, en poco tiempo, a quién le conviene favorecer con su voto. En este proceso no tiene porqué tomar en cuenta quién los propuso sino, sencillamente, analizar sus cualidades. Probablemente seleccionará a las mejores personas que militan en varios PP o grupos políticos o independientes. Con esto no estará apoyando a ninguna organización en particular que no sea su país. El resultado, en cuanto al votante se refiere, es el gobierno de los mejores. No hay que tenerle miedo a la gente buena, no importa de donde venga.

¿Y mi amigo? Lo está pensando.

Jean Pasquali
38jcaj@gmail.com

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lunes, 10 de agosto de 2015

JEAN PASQUALI, VAMOS A CONOCERNOS MEJOR

Soy un ciudadano común y un ciudadano independiente (CC). En ocasión de las próximas elecciones y de las que seguramente seguirán, quisiera que nos conociéramos mejor. Ya se sabe que el ciudadano común no tiene oportunidades reales de presentar candidatos para elecciones de importancia, no sólo aquí en Venezuela, sino en el resto del mundo; pero ese es un asunto que deberá considerarse más adelante, cuando las condiciones así lo permitan. Si usted desease adelantar camino, puede examinar lo que se ha escrito sobre el tema, en lenguaje sencillo, en el libro El Ciudadano Toma Su Lugar (2014); allí se presentan formas más democráticas o de mejor representación ciudadana. 

Por ahora, el ciudadano común conserva el derecho a votar. Ese derecho viene acompañado del derecho al acceso de la información que le permita realizar la comparación entre los candidatos presentados por los partidos políticos, a fin de poder decidir a quién favorecer con su voto. Recibe con satisfacción toda información útil y agradece los análisis de los llamados formadores de opinión pero, con todo respeto, el CC también es formador de opinión: La opinión propia.

El CC tiene sus intereses claros: Desea darle su apoyo a la persona que considere tenga las mejores condiciones para atender a las responsabilidades que va a adquirir; cómo, por ejemplo, para ser miembro de la Asamblea Nacional. Ciertamente, no le importa en cual partido político esa persona milite. Aunque si pudiera interesarle saber las directrices que cada partido político impone a sus candidatos.

Para atender a esto último es conveniente y necesario tener acceso a la información oficial de cada partido político, incluyendo su organización, como pretende lograr sus objetivos, cuáles son sus principios o lineamientos y cuales pudieran ser sus contribuciones al bien de la sociedad. Tanto los ciudadanos que deseen formar parte de la organización, como aquellos que pudieran estar considerando votar por los candidatos que el partido proponga, tienen el derecho a conocer los estatutos del partido, las condiciones para ser aceptados como miembros, las cuotas de membresía, lo que se espera de cada miembro y la forma como se toman internamente las decisiones a los distintos niveles. Entiéndase, nivel nacional, estatal y de circuito electoral.

Para obtener la información tocante a todos los candidatos que se disputan el mismo cargo a través de elecciones y a fin de que el CC pueda escoger a quién apoya, se sugiere el uso de una fórmula común para facilitar su estudio y la comparación entre candidatos. Cómo ilustración, se presenta un sistema dirigido a la elección de los Asambleístas o miembros de la Asamblea Nacional. 

Cada candidato propuesto envía al Consejo Nacional Electoral (CNE) los siguientes documentos: 1. La aceptación de la postulación; 2. Un currículo, en donde aparezcan sus datos personales, incluyendo lugar y fecha de nacimiento, información relevante sobre su salud, nivel de educación; actividades con que se gana la vida, la lista de publicaciones (si las tuviere), trabajos y cargos desempeñados; y 3. Tres resúmenes de un máximo de 500, 500 y 2000 palabras, respectivamente. El primero dedicado a su visión de los cinco aspectos más importantes que considere deben atenderse en su estado; el segundo dedicado a los cinco aspectos correspondientes a la nación; y el tercero dedicado a delinear las políticas o acciones que propondría para atender a los diez aspectos escogidos en los primeros dos resúmenes. El CNE examinará la información y la hará pública por distintos medios, por lo menos dos meses antes de la fecha de las elecciones. Esta será la información básica que le permitirá al CC determinar su voto.

Adicionalmente, los contenidos de los resúmenes mencionados tienen un valor que trasciende la elección de los Asambleístas. Son documentos que permiten evaluar su desempeño en el cargo, al cotejar sus acciones con lo prometido o presentado como solución a problemas percibidos con anterioridad. Por ejemplo, si un candidato, ahora Asambleísta electo, propuso la necesidad de investigar formas para aumentar la producción por hectárea de caraotas negras, visto que en su estado esa productividad es mucho más baja que en otros sitios, debería sentirse obligado a llevar el punto a discusión de la Asamblea. En ella, seguramente, saldrán a relucir ideas similares, formas distintas de ver y atacar el problema y, quizás, soluciones de una amplitud insospechada, en relación a la propuesta original. Un ejemplo pudiera ser la visualización de una política nacional para el mejoramiento de la producción agrícola, pecuaria y pesquera y la aprobación de leyes que faciliten su realización.

Lo que, definitivamente, es inaceptable, insuficiente y un insulto a la inteligencia del CC, es pretender substituir información necesaria, precisa, pertinente y veraz con proclamas o lemas del tipo: ¡Con el pueblo hasta la victoria!, ¡Abajo los oligarcas!, ¡Somos los defensores de la Constitución!, ¡La Patria conmigo está segura!, ¡Orden, seguridad y educación para todos!, ¡El Esequibo es nuestro!, ¡Apure me apoya!, ¡En el medio y a la izquierda! y similares.

Para tomar la decisión de a quién irá a favorecer con su voto en las elecciones, se esperaría que los ciudadanos tomaran en cuenta: Una trayectoria que indique amor al pueblo, el conocimiento de los problemas de su estado y de la nación, la valentía y la habilidad para defender sus puntos de vista, la excelencia en su profesión u oficio y su disposición para el trabajo. Especial atención debería merecer la trayectoria de vida de los candidatos.

Del CC puede esperarse una reacción negativa ante la presentación de candidatos por lista, en donde en las posiciones “salidoras”, los partidos colocan a sus favoritos o los de mayor influencia dentro de los partidos, cercenando así la posibilidad de que lo haga el elector. Éste prefiere, entre todos los candidatos de todos los partidos, ser él quien determine quienes son los más deseables para su estado y la nación. De la misma manera aborrece que, candidatos potenciales de su aceptación y confianza, o de otras características que no sean las específicamente señaladas en la Constitución para tal fin, sean inhabilitados para participar. La preferencia de los ciudadanos, expresada por el número de votos obtenidos en la contienda electoral debe ser la única forma de decidir si un candidato cuenta o no cuenta con la aprobación y merece la representación del Pueblo. El CC admira y apoya la política limpia y abomina la política sucia.

Con todo y que los votantes hayan estudiado y comparado las credenciales e ideas de los candidatos para un cargo, es factible que, en algunos casos, se hayan equivocado en la elección de alguna persona que, ya en el cargo, actúe de tal manera que pierda la confianza de sus electores. El CC desea la oportunidad de activar un referendo revocatorio de esa persona, convocado con el apoyo de un 5 por ciento de la base electoral. No hay razón por la cual un representante que, a juicio de sus representados, haya perdido la confianza de éstos, los siga representando. En el sistema común de administración de justicia, eso sería impensable. El gobierno no es un sitio adecuado para las vacas sagradas. En la India sólo deambulan por las calles.

La Constitución responde a la necesidad de establecer un orden político que el ciudadano es capaz de aceptar y compartir: Es una alianza espiritual. Está asociada a un ideal de vida. Desde los tiempos de Aristóteles los ciudadanos veían con suspicacia los cambios de Constitución o los cambios de interpretación de su texto o su incumplimiento, porque representan un cambio de gobierno o un cambio de ideal de vida o una revolución. El CC, en general, prefiere leyes, disposiciones y reglamentos bien discutidos y estables, porque representan el equilibrio y la consistencia social. Por esta razón desean o solicitan o requieren que sus representantes mantengan contactos con sus electores, den cuentas periódicas de sus diligencias y ofrezcan oportunidades de expresar opiniones o reclamos.


No piense el lector que me estoy arrogando la representación del ciudadano común. Sólo he reunido algunas opiniones que son recurrentes de parte de muchos de ellos, incluyendo las de aquellos que militan en partidos políticos. La presentación de estas ideas sólo lleva el propósito de que sean ponderadas, modificadas, mejoradas, adoptadas o rechazadas, de acuerdo al apoyo que reciban. Toda discusión libre, sincera y respetuosa no puede sino producir resultados positivos.

Jean Pasquali
38jcaj@gmail.com

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viernes, 31 de julio de 2015

JEAN PASQUALI, DEL PLAN A LA ACCIÓN

Venezuela está pasando por una crisis económica y social reconocida internamente y en el exterior; tanto por los factores gubernamentales, como por el resto de la sociedad. No todos los factores coinciden con las causas que la determinaron y, comúnmente, se habla de una polarización política. Visto que los múltiples ensayos hechos para controlarla no han logrado resultados favorables hasta el momento, una importante oficina gubernamental ha contratado una empresa internacional de renombre; de aquellas que se dedican al análisis de organizaciones, hacer diagnósticos, y presentar sugerencias y recomendaciones.

La empresa seleccionada fue la Intelligent Organizational Solutions (IOS—Soluciones Inteligentes para Organizaciones, en castellano). Las tareas que le fueron encomendadas son: 1. Averiguar cuáles son las áreas que el gobierno debería atender con prioridad a fin de solucionar los problemas más importantes, según la percepción de la ciudadanía y 2. Presentar acciones que, con recursos y medios con que ya cuenta el país, permitan su recuperación económica y social. Se ha firmado un contrato por el valor de 5 millones de US$ e IOS se ha comprometido a entregar su informe en el término de 2 meses.

Esta es una iniciativa particularmente interesante ya que introduce una nueva forma de ver el problema, hecha por profesionales cuya especialidad es darle una visión informada e imparcial a gobiernos, corporaciones, inversionistas, grupos de investigación, asociaciones profesionales, centrales obreras, partidos políticos, cámaras de comercio etcétera.

La primera acción que emprendió IOS fue determinar la percepción de la ciudadanía, para lo cual utilizó los servicios de tres compañías encuestadoras locales. La metodología utilizada no fue la de seleccionar una respuesta entre un determinado número de posibilidades. Consistió en solicitar por escrito u oralmente respuestas a la pregunta:

¿A su juicio, cuales son las cinco áreas o acciones que deberían atenderse para resolver los principales problemas suyos o de su familia?

IOS recibió los resultados de esta encuesta que, según sus características, permite o estima un error estadístico de más o menos el 4 por ciento (unas 2000 personas). Las cuatro áreas o acciones seleccionadas por la ciudadanía fueron: 

1. Mejorar la seguridad de las personas en sitios públicos y privados; 

2. Ofrecer a sus hijos una educación excelente, de acuerdo a sus capacidades, vocación e inclinaciones; 

3. Seleccionar para cargos públicos entre las personas de su confianza—no entre los candidatos seleccionados por los partidos políticos— y poder salir de ellos tan pronto cómo no respondan a la confianza depositada en ellos; y 

4. Hacer lo posible para la creación de abundantes empleos o actividades productivas que resulten en ingresos suficientes para cubrir, por lo menos, las necesidades básicas de la familia.

Por arte de la comunicación libre relacionada con los deseos de los ciudadanos, se ha descubierto que no hay polarización política en el pueblo, es decir, considerando a toda la población. La aparente polarización y enfrentamiento sólo puede existir en una minoría que la ha inventado.

Con estos resultados IOS se dirigió a la oficina gubernamental (OG) que la contrató para asegurarse de que estuviese conforme con los resultados obtenidos para la primera tarea que le fuese encomendada. La OG decidió que, por sus implicaciones, los resultados requerían de una ampliación y una confirmación. La IOS propuso una encuesta que permitiese un error inferior al 1 por ciento y que explorase diferencias dentro de la sociedad, como lo son: Entre hombres y mujeres, pueblos y ciudades, personas que viajan en autobús y las que viajan en carro, estudiantes universitarios y obreros de fábricas, empleados del gobierno y empleados del sector privado, sectores que tradicionalmente han favorecido con su voto a los partidos de gobierno y sectores que han hecho lo contrario, individuos que dan su respuesta por correo electrónico y aquellos que lo hacen por planilla o verbalmente (unas 20.000 personas). 

Esta ampliación del trabajo introdujo cambios metodológicos en el levantamiento de la información y más trabajo para interpretarla. Se negoció un costo adicional de 2 millones de US$ y se comenzó el trabajo.

Los resultados de campo de esta segunda fase han sido recibidos e interpretados y las cuatro áreas o actividades previamente seleccionadas por la ciudadanía fueron confirmadas en su totalidad. Debido a la claridad de la respuesta se concluyó que no hay polarización política en la gran mayoría del pueblo. Venezuela es un conglomerado unido, con problemas comunes que deben ser atendidos y resueltos. Por la amplitud de la encuesta, más que una aspiración común, la atención de estas áreas es un mandato. No tiene la fuerza legal de un resultado electoral formal, pero casi.

La transformación de esos deseos, aspiraciones y mandatos en una ejecución práctica es una tarea compleja que requiere de un plan que incorpore políticas y proyectos de manera armónica. Por manera armónica se entiende que exista un balance entre los fondos disponibles y las inversiones que se consideren prioritarias. Se requieren, por lo menos tres tipos de sub-planes: 

1. De emergencia, a muy corto plazo, para eliminar o reducir gastos de baja prioridad y asistir a la población desvalida; 

2. De mediano plazo, para adaptar la institucionalidad gubernamental al nuevo reto y para fomentar la productividad; y 

3. De largo plazo, para ordenar el desarrollo de proyectos de mayor magnitud, como el cambio del sistema educativo (su implementación toma del orden de 30 años—Sahlberg, Pasi, 2011), la distribución más racional de la población, la evaluación sistemática de los recursos naturales del país y similares.

¿Existe actualmente un plan de esa naturaleza? La respuesta es NO. Si lo hubiese ya lo conoceríamos todos. ¿Porque no existe ese plan? Probablemente porque ni el gobierno, ni los partidos políticos están en la capacidad de elaborarlo. ¿Habrá alguien que pueda tomar la iniciativa de organizar la construcción de ese plan y llevarlo a feliz término o, por lo menos, hasta una primera versión?

La IOS ha encontrado que las Academias Nacionales, con la participación de algunos miembros de universidades, institutos de investigación, colegios profesionales, organizaciones gremiales, y algunos individuos conocidos por su experticia o visión, representan recursos con que cuenta Venezuela y que podrían ser utilizados convenientemente para esa tarea. No se requiere participación foránea.

Los miembros de las Academias Nacionales han llegado a ellas gracias al reconocimiento de sus extraordinarios y continuos aportes en sus respectivas áreas. Este hecho le asegura a la población un alto grado de competencia, dedicación y criterio. Sus currículos, ciertamente, no tienen nada que envidiarles, por ejemplo, a los de Presidentes, Ministros, Asambleístas y Magistrados.

Es muy favorable así mismo que las Academias Nacionales, tanto de forma individual como de manera asociada, han venido expresado su criterio sobre temas de importancia nacional, indicando así, no sólo su capacidad, sino también su probable disposición para aceptar el reto que representa liderar ese plan (http://acienpol.org.ve/cmacienpol/Resources/Pronunciamientos/PRONUNCIAMIENTO%20DEL%20COMITE%20INTERACADEMICO%20SECTOR%20UNIVERSITARIO%20REV.pdf ).

La sola existencia de un plan, que debe ser expuesto al conocimiento y observaciones de la población, inyecta conocimientos y esperanzas a la ciudadanía, que tanta falta hace para que ésta le dé su apoyo y colaboración. De hecho, la ciudadanía vería como sus aspiraciones están siendo, no sólo tomadas en cuenta, sino que la ciudadanía se estaría transformando en el líder de la sociedad que, de esa forma, podría ser una verdadera democracia. En el libro El Ciudadano Toma Su Lugar: El Gobierno Mejora y la Sociedad Florece se desarrolla un sistema de comunicación masiva, fundamentado en las modernas técnicas de comunicación y en la inteligencia colectiva. Este sistema puede asistir a una expresión continua de las aspiraciones y aportes ciudadanos. ¿Qué gobierno o que partes de la sociedad no estarían deseosos de apoyar el logro de las aspiraciones de los ciudadanos, el financiamiento y la pronta elaboración de ese plan?

La IOS ya ha preparado un borrador de su informe final; tiene 313 páginas. Está en el proceso de compaginación de los anexos con los datos, los tratamientos estadísticos detallados y las ilustraciones de soporte. Presentará los 100 ejemplares empastados del informe final, junto con los anexos en forma de disco compacto, el próximo jueves 31 de septiembre.

Me siento como si le hubiese ahorrado a mi país 7 millones de US$.

Jean Pasquali
38jcaj@gmail.com

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sábado, 4 de julio de 2015

JEAN PASQUALI, EL GOBIERNO DE VENEZUELA: ASÍ LO VEÍA BRIAN

La literatura sobre las formas de gobernar, tipos de gobiernos, historia y cambios de gobiernos, funciones de gobiernos, características de gobernantes,  asociaciones políticas, determinación de políticas económicas, relaciones entre gobiernos y temas relacionados es verdaderamente extensa y abarca desde la antigüedad hasta el presente y está expresada en múltiples idiomas.

Este hecho es una demostración de que el interés que el gobierno despierta en los ciudadanos de las diversas sociedades , en especial, en aquellos que lo estudian académicamente o con fines prácticos, no es un asunto que pase de moda.

Este mismo hecho demuestra que gobernar es una función compleja que requiere de una preparación previa de los ciudadanos y, en especial, de parte de aquellos que aspiren a ocupar posiciones directivas o gerenciales dentro del gobierno. En consecuencia, no nos debería extrañar si frecuentemente llegasen personas a cargos gubernamentales sin la preparación o la habilidad necesarias para atender a sus responsabilidades.

Ante esa posibilidad: ¿Qué se le podría aconsejar a un ciudadano cualquiera si quisiese averiguar por su cuenta si su gobierno es competente? El proverbio “El hombre es la medida del hombre” puede servir de guía. Utilizando un concepto paralelo se pudiera proponer el símil “Los demás gobiernos son la medida para cualquiera de ellos”. Con esto en mente, la tarea de evaluar un gobierno a través de las características de la sociedad a quién sirve, se facilita. La existencia y el fácil acceso a múltiples indicadores sociales y a otros datos estadísticos para la mayoría de los países, publicados regularmente tanto por Naciones Unidas como por otras instituciones, son herramientas básicas para hacer comparaciones entre sociedades y entre gobiernos. Algunos de estos índices y datos estadísticos se refieren a: Salud, educación, alimentación, exclusión y aislamiento social, salarios e ingresos, desempleo, violencia y crímenes, producto interno bruto per cápita, desarrollo sustentable, gobernanza, desarrollo económico, patrones de producción y consumo, corrupción, demografía, derechos humanos etcétera. Para el lector que desee explorar algunos datos asequibles en la red informática puede visitar: http://www.un.org/esa/sustdev/natlinfo/indicators/guidelines.pdf http://www.transparency.org/country http://www.unodc.org/documents/gsh/pdfs/2014_GLOBAL_HOMICIDE_BOOK_web.pdf.

Con éstos, cualquier persona puede iniciar una comparación de su gobierno con el resto y, quizás, visualizar posibles maneras de arreglar sus deficiencias, si las tuviere.

El ciudadano o cualquier persona, mencionados en el párrafo anterior, se refieren a aquellos que tienen acceso a la red informática. Por esta razón, es importante que la población cuente con un buen servicio de comunicación a través de la Web, sea éste personal o suplido por computadores de bibliotecas públicas. Adicionalmente, cada gobierno debería abstenerse de impedir el acceso de su población a portales que ofrezcan información confiable. Desafortunadamente, existen gobiernos que impiden en su territorio el acceso a fuentes de información que consideren políticamente inconvenientes. El derecho a informarse y a decidir si la información que recibe es cierta o incierta, útil o inútil, pertenece a cada individuo, no a unos pocos individuos, por estar en el gobierno.

Existe también otra manera de analizar sistemáticamente a un gobierno: Es el estudio de la sociedad a que debe servir: La Constitución nacional, las prácticas políticas dominantes, las expresiones ciudadanas colectivas e individuales etcétera. La información obtenida es interpretada en términos de los efectos que cada factor tiene sobre el desarrollo de la sociedad como un todo. Es el estudio académico.

Un trabajo de esa naturaleza sobre el gobierno de Venezuela fue realizado y publicado por Brian Crisp (1994) en la revista científica World Development. El autor es un profesor universitario que investiga en el campo de las ciencias sociales. Debe tomarse en cuenta que, en este tipo de revistas, cada artículo sometido a publicación es enviado a árbitros internacionales que estudian en detalle el texto, le hacen observaciones y recomiendan o no su publicación. Adicionalmente, cualquier lector tiene el derecho de hacerle al artículo una crítica substanciada para que sea publicada en la misma revista y a la cual el autor tiene derecho a réplica. Este procedimiento asegura la alta calidad de las informaciones que se publiquen.

El artículo de Brian Crisp (1994) me ha sido muy útil para entender el funcionamiento del gobierno de Venezuela durante el periodo 1959-1989. Pienso que también pudiera ser de interés para los venezolanos de la actualidad y, quizás, para los ciudadanos de algunas otras naciones, ya que su autor encontró similitudes, entre el gobierno de Venezuela de ese periodo, con los de muchos otros países.

La observación más resaltante del autor mencionado es que el poder ejecutivo del gobierno de Venezuela, entre los años de 1959 y 1989, a través del nombramiento a dedo de 330 comisiones presidenciales, en efecto, substituyó al poder legislativo. Es decir, neutralizó el poder elegido por el Pueblo a través de elecciones y lo reemplazó por comisiones presidenciales en donde sólo estaban representados: El mismo poder ejecutivo y miembros de dos grupos organizados que reconocía cómo legítimos. En esos 31 años se turnaron en el poder los partidos políticos Acción Democrática en un 68 por ciento del tiempo y COPEI en el 32 por ciento restante. A pesar de que las ideologías de los dos partidos políticos fuesen distintas, en cada caso, el número de comisiones utilizadas fue proporcional a su tiempo en el gobierno.

La creación de numerosas comisiones presidencias, cada una con objetivos diferentes, tuvo como resultado la fragmentación de las políticas nacionales, dando lugar a un conjunto no necesariamente armonioso. Así mismo determinó que dicho conjunto favoreciese a los intereses de las minorías involucradas, en detrimento del resto de la sociedad. Brian Crisp vaticinó que: “Si no ocurre una reforma tanto en el área electoral como en el área de las consultas, la crisis de ilegitimidad probablemente continuará y los disturbios y los intentos de golpes de estado se harán más frecuentes” y “… esta situación pudiera significar el fin de la democracia”.

Para aquellos que deseen analizar en detalle el trabajo mencionado, la referencia bibliográfica es: Crisp, Brian, 1994, Limitations to democracy in developing capitalist societies: The case of Venezuela: World Development, v. 22, n. 10, p. 1491-1509.

Pudiéramos preguntarnos: ¿Estamos de acuerdo con las observaciones de Brian Crisp?
                                     
¿Qué pensamos de sus vaticinios?
                                     
¿Deberíamos haber tomado o tomar en cuenta su trabajo?

Una de las razones para compartir este artículo ha sido resaltar la importancia de los estudios académicos, el apoyo a su realización, su lectura y el pensar en sus contenidos. Todos conocemos las condiciones que los promueven.

Jean Pasquali
38jcaj@gmail.com

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jueves, 25 de junio de 2015

JEAN PASQUALI, LA ESTABILIDAD DEL GOBIERNO DE UN PAÍS:

Una de las cualidades del gobierno que favorecen el desarrollo del país y el bienestar de los habitantes es la estabilidad de sus instituciones, de sus políticas y de sus leyes. Tal estabilidad mantiene una atmósfera de seguridad que permite iniciativas que requieran de muchos años para obtener los beneficios esperados; como lo podría ser un nuevo sistema educativo. La estabilidad gubernamental incluye también el paso ordenado y sin traumas de una administración a la siguiente y la introducción bien estudiada de nuevas estructuras, metodologías, leyes y normas, que tome en cuenta las experiencias acumuladas. Esta forma de gobernar ha sido resumida de la siguiente manera por Alfred North Whitehead: “El arte del progreso consiste en preservar el orden durante el cambio y preservar el cambio durante el orden”.

Los cambios hechos a la carrera, tanto de personal como de proyectos, políticas y presupuestos, generalmente conllevan ineficiencia, tardanzas, interrupciones, abandonos, desorden y corrupción.

En cada país las leyes son aplicables a todos sus habitantes. Éstos, por naturaleza, son sociables y, a la vez, individualmente distintos entre sí. El logro de una vida social agradable, pacífica y productiva depende de cierta uniformidad en cuanto a ideales de vida, costumbres, idioma y también de la ausencia de preceptos que dificulten la coexistencia armoniosa de todas las sub-culturas. Al mismo tiempo debe asegurarse la libertad de cada individuo para dedicarse al logro de sus aspiraciones materiales, culturales y espirituales, de acuerdo a sus inclinaciones personales.

Si estas condiciones no se cumplen, la paz en la sociedad y la felicidad de sus ciudadanos se verán amenazadas. Ejemplo de estas situaciones son las naciones que han sido el producto de la repartición arbitraria de áreas de influencia entre vencedores de guerras o conquistas, en las cuales existan etnias o grupos religiosos con un historial de enemistad entre sí.

Otro ejemplo de estas situaciones y, quizás, el que ha tenido el mayor efecto en el tiempo, es la creación o construcción de sub-culturas dentro de una sociedad esencialmente uniforme. Tienen la particularidad de que representan intereses distintos a los del resto de la población y trabajan para obtener poder político para favorecerlos. Un interesante análisis de culturas internas ha sido publicado por el historiador David Priestland, en donde las tres castas representadas por mercaderes, soldados y sabios, cada una por separado o aliada con otra, han dominado sus sociedades en los últimos 10.000 años (Priestland, 2013; Pasquali, 2014, p. 198-199).

El análisis de este historiador podría significar que, cualquier gobierno, cuando no vele por el interés de la población toda, sino por solo el interés de una parte de ella, se activa automáticamente un mecanismo que altera el funcionamiento de esa sociedad e introduce inestabilidad.

El reconocimiento de este fenómeno apunta hacia la posibilidad de buscar formas o metodologías que garanticen en la práctica la representación de los intereses y el bienestar de toda la sociedad.

El lector podrá argüir que la mayor parte de las Constituciones de los países garantizan, en sus textos, la participación de los ciudadanos en el gobierno y la igualdad de oportunidades para todos. Sin embargo, la experiencia y la historia indican que, en la práctica, eso no se cumple frecuentemente. Debo concluir que es menester introducir nuevos ingredientes en los arreglos políticos actuales, de tal manera que cada ciudadano tenga la oportunidad de comunicarse con los demás, presentar problemas u oportunidades, discutirlos e iniciar acciones legales específicas para regir o dirigir la acción gubernamental.

La participación directa de cada ciudadano en los asuntos sociales y gubernamentales no era posible hasta hace pocos años, sino para comunidades con pocos individuos. Actualmente las nuevas técnicas de la comunicación hacen viable, haciendo uso de los programas existentes y probados, la participación ciudadana en sociedades de muchos millones de habitantes, con equipos de uso común. Las asociaciones sociales como Facebook, son ejemplos de esa viabilidad.

Yo he publicado algunas ideas sobre las características deseables que pudiera tener tal sistema de libre participación ciudadana, con la intención de que sean discutidas y mejoradas. He incluido además sugerencias de como ese sistema pudiera ser financiado y llevado a la práctica (Pasquali, 2014; p. 267-272 y p. 288-299).

Parecería como si existieran oportunidades reales de darle estabilidad y dirección a las políticas del gobierno de un país a través de acuerdos logrados entre todos los ciudadanos que deseen participar.

La unión nacional derivada del reconocimiento y del uso de la diversidad individual es inmensamente más feliz, más útil y más poderosa que aquella que derive de la imposición de un pensamiento único.

Jean Pasquali
38jcaj@gmail.com

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viernes, 19 de junio de 2015

JEAN PASQUALI, LA SOCIEDAD, EL GOBIERNO Y EL CIUDADANO: ASÍ LO VEO YO

El gobierno es una institución importante en las sociedades modernas. Su funcionamiento determina en buena parte el bienestar y la felicidad de los ciudadanos. Sus funciones básicas son: 

1. Asegurar el buen funcionamiento de los servicios sociales: Salud, educación, seguridad ciudadana,  comunicaciones y el estado de derecho; 

2. Evitar y resolver confrontaciones entre ciudadanos y las interferencias foráneas; 

3. Defender e incentivar la plena libertad individual para el desarrollo económico, cívico, cultural y espiritual; 

4. Conservar y promocionar la cultura nacional; y 

5. Servir de manera equivalente a todos los ciudadanos y dar cuentas de sus actuaciones.


Para el análisis de cualquier situación es constructivo empezar por los síntomas. Éstos pueden ser percibidos como reacciones de agrado, indiferencia o desagrado. El agrado no es problema, pero hay que tomarlo en cuenta, con la idea de preservarlo: Las cosas buenas se cuidan. Lo indiferente apenas si se nota. Lo desagradable hay que estudiarlo para tratar de evitarlo o transformarlo, a fin de lograr reparación, bienestar o felicidad.
Todo ser humano (junto con la mayoría de los demás seres), independientemente de su edad, género, raza, estatura, sitio donde se encuentra etcétera, tiene la capacidad de percibir rápidamente, si algo le agrada o le desagrada. Es decir, esa capacidad no excluye a nadie. Todos pueden expresarla y todos sienten el derecho natural de hacerlo.
Esa capacidad, en particular, puede ayudarnos a distinguir entre un buen gobierno y un gobierno malo. Por ahora vamos a restringirnos a gobiernos de países. Si la generalidad de la población está contenta con la manera que su gobierno atiende a las responsabilidades que ha adquirido, el gobierno es bueno. Por supuesto, también se entiende que el gobierno, con el tiempo, puede mejorar o empeorar.
Si la generalidad de la población no está contenta con su gobierno, el gobierno es malo y su responsabilidad es transformarlo. De la misma manera que si usted pierde una llave, a usted le toca buscarla; si se le daña una tripa de su bicicleta, a usted le toca repararla.
Si la calle o la carretera donde suele utilizar su bicicleta están en malas condiciones o si sus hijos no parecen aprender mucho en la escuela o si en su pueblo o vecindario hay personas irrespetuosas y abusadoras o el alcalde no atiende a los reclamos u opiniones de la población, la situación es distinta.
En estos últimos casos se debe exigir que, a quien corresponda arreglar el asunto, lo haga con diligencia. Estos son servicios que usted espera de su sociedad y para lo cual contribuye económicamente y socialmente para que haya un gobierno que cumpla con esos servicios.
Aquí hay que detenerse a considerar algunos puntos. Éstos son: 1. ¿Cuáles son, específicamente, esos servicios? 2. ¿De qué maneras efectivas puede el ciudadano asegurarse que el gobierno cumpla con sus responsabilidades? 3. ¿Cuáles son las causas que inducen u obligan a un gobierno a no cumplir con sus responsabilidades? y 4. ¿Qué hacer ante la existencia de esas causas?
Como todos estos asuntos se tornan rápidamente complejos al considerarlos, en esta ocasión, solo pasaremos revista al primer punto que concierne a las responsabilidades del gobierno ante la sociedad que lo financia y lo determina.
Por su naturaleza básica, el gobierno es una organización que no produce riqueza sino una organización que toma parte de la riqueza que han creado los ciudadanos y la gasta para mantener, justamente, las condiciones de justicia, libertad y orden que son necesarios para que esa riqueza pueda ser para beneficio de todos.
La experiencia indica que, en general, los gobiernos adquieren la mala tendencia de querer asumir más responsabilidades de las que pueden cumplir y, lo que es peor, intentan ampliar dichas responsabilidades aumentando sus presupuestos e invadiendo lo que por naturaleza son decisiones que pertenecen a cada individuo. Debe entenderse que el gobierno debe depender de los ciudadanos y no los ciudadanos de su gobierno. Si esto último fuese el caso sería una nación de esclavos; aunque existan turnos para ser los amos.
Las responsabilidades de un gobierno deben ser determinadas cuidadosamente por la ciudadanía. Esto se hace a través de la Constitución del país. Ésta, sobre la base de un ideal de vida aceptado por todos los ciudadanos, describe lo que ellos requieren de su gobierno, la estructura de éste y la manera de perfeccionarla y defenderla. También describe los sistemas que deben ser utilizados para seleccionar a los gobernantes, los requisitos que éstos deben cumplir y qué hacer cuando la ciudadanía estima que su desempeño es inaceptable.
En la Constitución es indispensable que, en teoría y en la práctica, quede claro que el poder político superior está en la ciudadanía. La práctica del poder ciudadano podrá ser tratada en otra ocasión, ya que requerirá la consideración de nuevas estructuras que asistan a su defensa.
Mientras tanto, se desea entusiasmar a cada lector a que determine las responsabilidades gubernamentales que, a su juicio, sean indispensables y que, a la vez, no interfieran con las libertades requeridas para el logro del desarrollo social, económico y cultural del individuo. Los ciudadanos conscientes deberían estar preparados para emitir su opinión y aportar a la discusión de este importante paso político. A este fin, no requieren de una preparación en derecho constitucional, solo deben analizar lo que le gustaría que hiciese su gobierno y lo que estén dispuestos a apoyar económicamente para que eso se haga realidad. Naturalmente, al entrar en una discusión entre todos los ciudadanos, perfeccionarán sus opiniones y adquirirán destreza para defenderlas.
Si desea ver mi intento en esa dirección o los aspectos que he considerado haciéndolo, lo puede examinar en el libro El ciudadano toma su lugar: El gobierno mejora y la sociedad florece (páginas 213-219).
Jean Pasquali
38jcaj@gmail.com

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