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miércoles, 27 de agosto de 2014

ENRIQUE MELENDEZ, CHAVEZ VIVE

         Quizás una de las parábolas más lapidarias de Jesús es esa que dice: “Dejad que los muertos entierren a sus muertos”. ¿Chávez vive? Lo veo por todas partes, a propósito de esa proliferación de la figura suya, que se vende como si se tratara de una resurrección. 

Si uno mira allí, allí está un Chávez posado, con el dedo pulgar apoyado de la barbilla, y el índice apuntándole a la sien. Si uno mira allá, allá está un Chávez con una sonrisa de puchero, y entre tanto le está cayendo la lluvia. El Chávez adolescente acullá, en un retrato de fotomatón; por todas las carreteras del país en vallas, donde se muestra al comandante que si vestido de militar, besando la bandera; que si abrazando a una viejita; en lugar, remataría Jesús, de dejarlo descansar en paz.

         En efecto, Chávez fue la esperanza para esa Venezuela que se dejó seducir por su mensaje de cambio y transformación. Al tipo le llegó su tiempo, y lo supo aprovechar, y esto porque logró proyectar su exaltado narcisismo sobre el pueblo; algo así como decía Julio Cortázar con respecto a París, desde su posición de escritor: que él sentía que se proyectaba sobre París, y que París se proyectaba en él; contando, sobre todo, con un hábil manejo del lenguaje; como lo demostró desde el mismo momento en que sale a la palestra pública, y entonces pronuncia aquel profundo sarcasmo; el ya lejano 4 de febrero de 1992: “Por ahora…” Luego, toda la carga de populismo que había en el fondo de ese lenguaje.

         He allí una Venezuela desmoralizada, esa en la que este señor se lanza con semejante sarcasmo: “Por ahora…” Esto porque, ciertamente, había un cierto grado de degradación en la sociedad de ese entonces; que para comenzar ya se expresaba en una dirigencia política que había corrompido los valores de la familia, y la familia es la base fundamental para el fomento de las buenas costumbres.

         Me contaba un viejo periodista, amigo mío, que estuvo muy cerca de Carlos Andrés Pérez durante su segundo gobierno, que cuando Cecilia Matos intentó meterse como Blanca Ibáñez, y mandar en el palacio de Miraflores, y esto por la vía del arreglo de los jardines de la casa de gobierno, más de uno se le acercó, y le hizo ver que su presencia allí no era lo más conveniente. Recuerdo aquella expresión de Luis Piñerúa Ordaz cuando se refirió a Ibáñez con aquel término que por primera vez se oía en el país: barragana. Era entonces secretario general de AD, y con ocasión de la rueda de prensa, que ofrecía todos los jueves en la casa del partido, le había pedido a uno de mis colegas periodistas, que buscara en un diccionario, que se había tomado la molestia de portar ese día, el significado de dicho término, y entonces vino a suceder que en el diccionario se leía que se conocía así a toda concubina, en general; pero, en especial, aquella que vive con el hombre con quien está amancebada.

         Porque por ahí comenzaba todo; por el relajo presidencial; por ni siquiera tomarse la molestia de aparentar ser señores del hogar; que se dedican a la crianza de sus hijos o de sus nietos; mientras desarrollan sus actividades políticas. Por el contrario, Lusinchi lo que daba era la impresión de eso: de ser un hombre amancebado; con un matrimonio disuelto, aunque en apariencia unido, habida cuenta de que su familia seguía viviendo en La Casona, mientras él se daba la gran vida con Blanca Ibáñez; algo que sí no se dejó hacer Pérez, con respecto a la Matos, como entonces se le decía, que no la dejó para nada meterse en las cuestiones del poder. La verdad es que, al final, Lusinchi terminó demostrando que era un hombre muy blandengue.

         Eso fue lo que creó las condiciones, para que aquella asonada fuera posible, y a partir de allí una población, que durante toda su historia se había acostumbrado a que los militares le resolvieran sus asuntos, se emocionara con ese proyecto político, que nacía desde entonces, desde ese “Por ahora”, y, en verdad, Chávez lo hubiera logrado, sólo que él había quebrantado también los valores de la familia, y a ese lema le faltaba sustancia; tesis política, cuando, en su defecto, lo que había era narcisismo revolucionario; delirante, y, en efecto, muy seductor, por lo militarista.

         Bajo ese esquema Lusinchi-Ibáñez, en consecuencia, se tomaba la presidencia de la República como un festín, e Ibáñez, que luego se transformó en su señora esposa, claro está, se montó como una gata mañosa (hasta los maracuchos le hicieron una gaita, en ese sentido) sobre la mesa; aquella mujer restregándole los testículos acatarrados, como se dice en estos casos, al sector armado de este país; al punto de que llegó a disfrazarse, como Chávez, de militar; que eso fue lo segundo. Lo primero fue la violencia a los valores de la familia, por parte de nuestra dirigencia política; lo segundo, la humillación y el irrespeto a la institucionalidad del país, en especial, a las fuerzas armadas. Era fama de que cualquier oficial, en puesto de comando en dicha institución; que tenía necesidad de entrevistarse con Lusinchi, por alguna razón de Estado, primero, tenía que llevar el visto bueno de Ibáñez; así quedó la fama en esta institución de que sus componentes no eran sino unos lacayos y sinvergüenzas.

         En efecto, quedó demostrado que Chávez ese 4 de febrero pierde la guerra, desde el punto de vista militar, más no así político, y es a partir de aquí como no se explica el hecho de que por qué el discurso de rendición suyo no fue editado, como se acostumbra, sino que fue presentado en vivo, so pena precisamente, de que se apareciera con sus sarcasmos, y se ganara a la gente; como muchas otras cosas quedaron sin explicación, que tenían que ver con su trayectoria profesional, cuando no se justificaba que llegara a comandante, y comandara tropas. ¿Acaso los militares necesitaban mostrar su líder ese aciago día?

Enrique Melendez O.
melendezo.enrique@yahoo.com
@emelendezo
                            
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martes, 31 de diciembre de 2013

ENRIQUE MELENDEZ, REPUBLICA BOLIVARIANA Y FIDELISTA

         Eso que dice Nicolasote que Venezuela, además de bolivariana, debería llamarse también chavista, demuestra que, definitivamente, esta gente es un vacilón. De hecho, eso de lo bolivariano fue para defecarse Chávez en el espíritu de nosotros; donde, por lo demás, dejó la impronta de su ignorancia; pero, primero, fue un irrespeto a nuestra soberanía nacional, tanto más que formaba parte de una arrogancia. 

Era un espíritu jactancioso el que se apoderaba de la República; considerándose la clase ungida por el Dios de los ejércitos, como solía decir Chávez con mucha echonería, y entonces venía con el afán de cambiarlo todo, y como aquello no era sino pura comedia, sin contenido alguno, entonces optaron por ponerle nuevos nombres a las cosas.

         En efecto, mucho se ha escrito sobre el adulterio que significa ponerle el calificativo de bolivariano a Venezuela; si tomamos en cuenta que Venezuela era la gran derrota del Libertador, partiendo del hecho de que significaba la desmembración de su gran obra, como había sido la Gran Colombia; que es donde Chávez demuestra su gran ignorancia de eso que los historiadores conocen como sentido histórico, ¿hasta dónde llega la aberración de considerarla chavista?, como lo propone Nicolasote.

         Porque Hugo Chávez se verá en el futuro como uno de esos altibajos que contribuyen, como diría Picón Salas, a darle epiléptico impulso a nuestra historia republicana; quizás el más caricaturesco de todos los caudillos; dándose la mano con Cipriano Castro, por aquello que también veía en la personalidad de éste Picón Salas, es decir, una personalidad violenta y contradictoria, alternativamente, libertina y heroica. 

         He allí el payaso del circo, y que se tradujo en la circunstancia de ser el presidente con más exposición mediática que hemos tenido en nuestra historia. Su proyecto de vida era el de ser un pelotero del Magallanes; con miras a irse para el Norte en cualquier momento; a propósito del tipo de vida que lleva esta gente, sólo que se atravesó su carrera militar, y allí descubrió que la política era todavía más show, más pantalla, que el béisbol siendo un hombre muy exitoso, en ese sentido, como lo demostró aquel famoso 4 de febrero de 1992, tan pronto apareció en los medios de comunicación, proclamando su rendición: cinco minutos de fama, que se transformarían en toda una eternidad.

         Incursionó en la política por el camino diabólico; como fue el de la conspiración; llegando al poder metiéndose siempre por el atajo: asonadas militares, populismo, manipulación de conciencias, filosofía nazi de la mentira; aparte de todo lo inmoral que ha sido su gobierno; llegando al colmo del cinismo uno de sus jerarcas de decir que una mafia cambiaria se había robado veinte mil millones de dólares, y sin que eso le llamara la atención a él y a los órganos fiscales y contralores del país. Si alguien no tiene autoridad moral, para honrar con su nombre a nuestro país es este sujeto, y cuya ignorancia nos ha conducido a la más abyecta condición.

         Dice el maestro budista Daisaku Ikeda que la guerra es el estado de la más abyecta condición, a la que pueden llegar los seres humanos. ¿No estamos en esta situación nosotros los venezolanos, cuando cerramos el año con un saldo de casi 25 mil muertes, acaecidas por hechos de violencia? Vivimos los mismos días del Decreto de Guerra a Muerte, y el que se patentiza en el calvario, que vive Iván Simonovis; una de las víctimas del más maquiavelismo puro, y el que consiste en aconsejar al príncipe que es bueno que de pronto también muestre mano dura.

         ¿Cómo es que un sargentón llega a ser presidente de la República? Esto era una pregunta que se la haría un alemán en la década de 1940; destruida toda Alemania; consecuencia de la derrota sufrida en la II Guerra Mundial. Claro, este hombre interpretó el delirio de una Alemania, que se consideraba llamada a ser la vanguardia de la humanidad en términos civilizatorios; centro de la filosofía clásica, y la que había dado lugar a las más altas definiciones acerca del ser y del conocer; gracias, según Heidegger, al gran poder de abstracción que permitía su lengua, y que había dado lugar al pensamiento político moderno, con Marx a la cabeza; todo esto lo interpretó Hitler, y entonces le propuso a su pueblo erigir un imperio; de modo que puso a militar en su movimiento desde Spencer, hasta Heidegger; lo mismo que Chávez se haría seguir por un hombre de la talla de Mayz Vallenilla, uno de los filósofos más importantes de habla hispana, injustamente, desconocido en nuestro medio; ya no interpretando su proyecto político ningún delirio de grandeza del venezolano; que gracias a Dios no lo sufrimos; pero sí una cierta onda moralista, y que era por la que andaba el país, luego de que nuestras instituciones habían caído en la total decadencia, víctimas de un flagelo que se conoce como la corrupción. He aquí con la bandera con la que llega.

         Aparte de que más que chavista, su denominación debería ser fidelista, esto es, República Bolivariana y Fidelista de Venezuela. ¿Qué tal? Sería mucho más auténtica la cosa; nos diría una gran verdad; porque, además, y con independencia de la proyección, que llegó a tener el liderazgo de Hugo Chávez; tampoco ostenta ninguna autoridad moral, para honrar con su nombre nuestra patria, en ese sentido: ¿no da una vergüenza ver a Nicolasote rendirle quién sabe que cuentas a Fidel Castro, sentados ambos en el patio de una casa de La Habana? Porque lo que promovió este señor fue un coloniaje hacia adentro, y nadie que negocie la patria en estas condiciones se puede considerar un prócer.

         Aparte de arrastrar su felonía, y que se tradujo en el arreo de unos adolescentes, que estaban bajo su comando allá en Maracay, y colocarlos como carne de cañón para el buen éxito de su proyecto político.

                            melendezo.enrique@yahoo.com

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miércoles, 25 de diciembre de 2013

ENRIQUE MELENDEZ, LA OPOSICION EN MIRAFLORES

         La ciudadanía se volvió maliciosa, no se crea, con la presencia de los alcaldes de la oposición en Miraflores, departiendo con Nicolasote:
        
-¿No será pa´ Jóvito?-, solía decir la gente en la década de 1960, cuando intentaban meterle gato por liebre; como en esta circunstancia en la que hemos visto a un Nicolasote, trajearse la chaqueta de gobernante de los Castro allá en Cuba, y darse a esta gente. Lo decimos así, porque fue una especie de concesión que se permitió, y de aquí el que algunos sectores, sobre todo, los más radicales de la oposición, hayan visto en los alcaldes de la MUD, con independencia de que en la reunión cada uno mostrara sus garras, y cada uno haya agarrado a Nicolasote por su cuenta, que se trata de una especie de claudicación frente a este señor.

         Quien, por lo demás, se mostraba a la defensiva; lo que demostraba el sólo porte de la chaqueta de mandatario cubano. He allí el típico chafarote; sobre todo, por esa obsesión de asimilarse como un militar. No olvidemos que el uniforme es una especie de epidermis para el hombre de armas, y la que le ofrece desde proyección social, hasta poder político. Pero, además, como decía Marx en su 18 Brumario de Luis Bonaparte, hay algunos gobernantes que tienen necesidad de arrogarse los ropajes de alguno de sus ascendientes históricos, para así sentir guáramo; algo que ya comienza con Chávez, quien fue el émulo por excelencia de Fidel Castro, en ese sentido; siendo ya en estas circunstancias Nicolasote una copia desmejorada, puesto que él entonces se trata de la copia de una copia.

         De modo que por aquí comenzamos mal, es decir, con un Nicolasote disfrazado de Fidel Castro; y que nos habla de una estructura de poder a base de espejos, si partimos de Chávez; de modo que el uno es el reflejo del otro; sólo que si Nicolasote es una mixtura de Chávez y de Castro, aquí está la parte desmejorada del asunto; tanto más que lo que ha hecho Fidel en el poder no es más que una comedia, la de un comandante arrecho, y la que le costó la ruina a su país; así que en esta trama de ambos chafarotes, Chávez y Nicolasote, lo que nos han repetido no es sino la mala comedia de los Castro, y la cual, en consecuencia, está llevando a la ruina a nuestro país.

Pero hablaba de que Nicolasote había adoptado el ropaje de Fidel Castro en dicha recepción, y esto para darse brío frente a unos alcaldes que, ciertamente, no eran presas fáciles; hombres muy curtidos en la política, en especial, Antonio Ledezma, y quienes sí le pusieron sobre la mesa el tema de sus intenciones allí; en efecto, eso que siente el pueblo; porque a nadie le cabe que este gobierno tenga algún gesto de deferencia hacia su contendor; gente que no ha transitado por la política o que no entiende que la política, como hacía ver Spinoza, se basa en el control de nuestras pasiones; de allí su carácter montuno; gente que necesita un clima de contienda, para tener siempre un enemigo por delante; a propósito de su carácter autoritario, y, en ese sentido, proclama la exclusión: nosotros y ellos; los revolucionarios y los escuálidos; empezando por ahí siempre habrá un calificativo en el camino; marcando la diferencia.
         
Claro, también está la otra aprehensión, y la que consiste en señalar que la oposición con su presencia allí le dio la vuelta a la tortilla; en el sentido de que entonces echó por tierra el tema del fraude electoral; dicho de otro modo, la misma sirvió para terminar de legitimar a Nicolasote; que es en forma inevitable el polvo que le hace respirar este gobierno a la oposición, en el sentido de que a lo largo del camino tiene que ir recogiendo muchas de las cosas que ha planteado; pues lo que el 15 de abril se veía como un gran acierto de Henrique Capriles, esto es, el hecho de denunciar el fraude electoral, en esta oportunidad se vio como un error, y más de uno que estaba de acuerdo con el líder de la oposición en aquella oportunidad, esta vez se lo sacó en cara, y esto creó una corriente de opinión, que llevó a más de uno a abstenerse de votar, argumentando que en estas condiciones no valía la pena participar; aunque también hay que señalar que estas elecciones del 8D no fueron signadas por la abstención.

         Así que el papel que se vio jugar a los alcaldes en Miraflores fue el de mendigos, es decir, admitieron tener que ir a meterse en la cueva del lobo, a condición de asegurar los recursos; pues de lo contrario se los retienen o se los birlan, como le hicieron a Antonio Ledezma; algo en lo que al propio Henrique Capriles le fue mal: asistió a una convocatoria de un Consejo Federal de Gobierno, allí se topó con Chávez; éste le reclamó sus recursos, y al final Chávez lo terminó presentando como el niño pedilón; de modo que sí era por eso, entonces no se justificaba aceptar aquella invitación, y de aquí el papel de mendigos. Aparte de que Nicolasote es del mismo corte de Chávez, en el sentido de que ambos son bipolares, y si hoy están de sonrisita con alguien, mañana le ponen cara de culo, y la prueba está en que a la hora de haber felicitado a Ledezma, por su triunfo, en Caracas, Nicolasote se lanza en improperios contra él. O sea, nada de lo que pudo haber prometido Nicolasote en ese encuentro, hay la seguridad de que se cumpla.

         Que es lo que yo digo que quedó en el alma del pueblo, a propósito de esta reunión; luego está la lectura del lobby, que también significó para Nicolasote estar allí; vísperas de venir con la medida de aumento de la gasolina, y que eso era el todo suyo; la verdadera intención, y como decía atrás, que Ledezma se la encargó de desenmascarar. Porque hay una realidad en todo esto, y es que resulta justo reconsiderar en este momento un aumento en los precios de la gasolina; el problema está en que primero tiene que cortar el regalo que se le hace a Cuba de más 100 mil b/d de petróleo. Algo que no está en condiciones Nicolasote de asumir, por su propia condición de chafarote, esto es, de ungido de los Castro.

                            melendezo.enrique@yahoo.com

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miércoles, 18 de diciembre de 2013

ENRIQUE MELENDEZ, REJOJ NO MARQUES LAS HORAS

         Este “bateau ivre” (barco ebrio), para aludir a Rimbaud, que conduce Nicolasote por un despeñadero, ha llegado a un momento de tranquilidad y sosiego. Temperamental el tercio, ha bajado el tono; aunque de vez en cuando estalla en furia contra el alcalde Ledezma. No olvidemos que se trata de un tercio que tiene necesidad de mostrar músculo.

        
Por lo demás, esto era lo que necesitaba Nicolasote; un respirito en medio de tanta tensión; como han sido los días vísperas de las elecciones; tragando seco, como se encontraba, a la expectativa de los resultados; con motivo del carácter plebiscitario, que la oposición pretendía darle al evento.

         Ahora, el tercio se echa fresco, a ese respecto; que es lo que lo ha llevado a tener gestos de humildad; como el hecho de manifestar que piensa reunirse con todos los alcaldes recién electos; algo que le compete, por lo demás, por aquello de la normativa del Consejo Federal de Gobierno; pero como la arrogancia es lo que signa a esta gente, lo dice como una concesión que se va a permitir.

         Entre tanto, para la oposición es duro tener que admitir que fue un error darle ese carácter plebiscitario a la contienda; que se ha debido tratar más la cruda realidad de los municipios, dar ahí; que buscar competir con Nicolasote a nivel nacional. En segundo lugar, terminar avalando un CNE, que había quedado desacreditado, a raíz de las elecciones del 14 de abril, con las acusaciones de fraude, y la negativa descarada del mismo a llevar a cabo una auditoría integral del material electoral de dicho evento; sacando en esta oportunidad Nicolasote más de un millón de votos; lo cual nos lleva a la fecha de antes del 14 de abril, es decir, aquí no ha pasado nada. Nicolasote es presidente con toda la legitimidad del caso.

         Los números son míos, con independencia de las demostraciones; lo cual es algo que siempre ha estado planteado cuando se habla de la supuesta imparcialidad de la ciencia; ¿hasta qué punto conduce al saber el interés del científico? Quizás el error de la oposición fue mostrarle la soga al hombre, a propósito lo del plebiscito. Lo vio clarito el tercio, y entonces le salió adelante a la jugada; para lo cual, como decía, cuenta con un CNE, cuya estructura funciona sobre la base de una trampa continua, en las propias narices de la ciudadanía, y con toda la inescrupulosidad del caso.

         Pero Nicolasote no sabe cuánto perdió, desde el punto de vista de su honorabilidad, en el sentido de que se trataba de la gran oportunidad de sacudirse de este paquete en el que está metido, de la manera más digna; vista su total incapacidad para ejercer el mando de un país que está a punto de caer en la bancarrota, y lo ha demostrado en la circunstancia de que, en lugar de convocar al empresariado para una reflexión en torno a los gravísimos problemas que nos agobian, y abordar sus posibles soluciones; lo que ha hecho es apelar al método de los bárbaros, al estilo José Tomás Boves, y que es estimular a sus masas de seguidores con el saqueo.

         Nicolasote no está preparado para lo que le viene. Las agencias de riesgo, como la S&P hablan de una caída de los bonos venezolanos, más allá de la condición de basura; a propósito del resultado de estas elecciones, y de las que se esperaba, en efecto, que se diera una cifra que más favoreciera una hipotética salida, como la que estaría planteada, luego de una situación plebiscitaria que se impusiera allí; unido al hecho de que esta política económica de Nicolasote, y la que transforma al Estado en un sabueso de la economía, en un perseguidor de comerciantes; paladín de las gangas y de la incitación al consumo; como estrategia electoral, dígase de paso, ha demostrado ante el mundo sus limitaciones, para no ver más allá de lo que está en el corto plazo; sin prever la terrible escasez que nos espera en enero y más allá de enero; por lo que esta gente piensa que nuestro país puede caer en una situación de default de la deuda, y hasta por un plazo de dos años.

         Nadie duda que comencemos el año con una maxidevaluación; mientras se acelera ese círculo vicioso que va de la devaluación a la inflación; una impacta a la otra; para lo cual la única salida es el desmantelamiento del control de cambio; pero esto es algo que no está a la vuelta de la esquina en este país; primero, porque Nicolasote siente un profundo desprecio por la meritocracia, de modo que lo que le puede cantar la ciencia económica, eso lo tiene sin cuidado; segundo, porque hay demasiados intereses que medran alrededor de este esquema cambiario. ¿No dijo Giordani, muy decepcionado con la condición depredadora de su gente, que una mafia cambiaria se había robado veinte mil millones de dólares? ¿Se van a perder este ñemeo, como diría Betancourt?

         Aparte de que viene el aumento de la gasolina; que no afecta a nadie, más que a la clase media; sólo que se trata de una medida económica que pasó a tener carácter político, a propósito del mito que se forjó alrededor de la leyenda de aquel famoso 27 de febrero de 1989; cuando luego de un alza de sus precios, enseguida el pueblo se amotinó o eso es lo que reza nuestro imaginario popular, y la prueba está en que el gobierno de Chávez siempre amenazó con la misma; que hasta campañas de concientización por los medios de comunicación vimos al respecto, y no la decretó. ¿Le irá bien a Nicolasote por ahí?

         Obsérvese si no tendrá carácter político la misma que lo primero que trae a colación el venezolano, cuando le ponen el tema, es el regalo que se le hace a diario a Cuba de 150 mil barriles de petróleo. No es cualquier cosa esta papa caliente. En efecto, Caldera aumentó sus precios, a contrapelo de ese 27F; el problema era que no estaba Cuba de por medio. Nicolasote no tiene ni la legitimidad de origen ni moral para hacerlo.
                            melendezo.enrique@yahoo.com

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miércoles, 16 de octubre de 2013

ENRIQUE MELENDEZ, SORPRESA QUE DIO LA TIBY

         La Tiby resolvió el problema de la partida de nacimiento de Nicolasote, y entonces a todos nos dejó boquiabiertos esta semana, mostrando la respectiva del susodicho que, seguramente, sacó del legajo de documentos que éste introdujo el día de su inscripción como candidato del oficialismo ante el CNE, y que nadie se había dado cuenta, porque la misma estaba traspapelada ahí; tanto más porque la oposición no hizo la impugnación a tiempo, como ella adujo, y entonces había pasado desapercibida.
        
-Era que no habían buscado bien –dijo en su presentación en el programa televisivo de entrevistas de mi colega Vladimir Villegas. Mientras extraía de su cartera el más polémico documento en su tipo, que se haya conocido en nuestra historia republicana. Algo que no le compete, propiamente, pues a quien le correspondía hacerlo era al propio Nicolasote, como en su momento lo presentó Carlos Andrés Pérez, cuando entonces se dijo que era colombiano, o el propio Barack Obama.

¿Qué es una raya más para un tigre? Así no le importó el qué dirán, pues lo suyo en todo caso consiste en taparear las cosas de la manera como  mejor le parezca. Empezando, porque se trata de una persona que ya se le venció el plazo, que tenía para ejercer el cargo, para el cual fue nombrada y ratificada por la Asamblea Nacional, y que está allí, según se dice, habida cuenta de que dentro del oficialismo ha comenzado a privar la tesis de que más vale diablo conocido, que por conocer, y en esto parece que influye el hecho de que su sucesión tiene enredado el papagayo del lado adentro, es decir, no está claro quien es la persona más indicada para asumir tan alta investidura, tan pronto salga de allí, ya que la situación atraviesa por una guerra de cuotas de poder; de modo que lo mejor que se ha considerado es dejarla por el instante presidiendo el organismo por unos meses más; por lo que queda en la condición de usurpación de funciones, como se lo ha hecho ver más de un abogado, que ha llamado la atención, a ese respecto.

Por supuesto, en dicha condición también se encuentran otros dos rectores del organismo, y hasta la actual Contralora Nacional. De modo que nada pasa, al respecto, si es que alguien por ahí se pone cómico. ¿Cuál estado de derecho? Así no deja de evocarse la mal llamada IV República y todos sus vicios, y entonces para adelante, que para atrás espantan.

En efecto, a más de uno se le ponía que tarde o temprano esta gente iba a venir por ahí; sólo que se esperaba que la “chimbería” del documento guardara más la forma, esto es, cuadrara con todo lo que hasta entonces se había dicho acerca del nacimiento de Nicolasote; cuando, al parecer, él mismo había informado que dicho acontecimiento había tenido lugar en la parroquia San Pedro de Caracas, en cuya iglesia había sido bautizado, y así que nada le costaba ajustar una cosa con la otra. ¿Tiene la mentira las patas muy cortas?

Razón le asiste entonces a la gente que alega que, en lugar de aclarar, doña Tiby, lo que ha hecho es confundir. Claro, también es verdad, que a esta gente la tiene sin cuidado si uno les cree o no; sencillamente, cumplen con informar, y aquí no valen repreguntas. ¿Se reirá la Tiby de su audacia? Para ella esto es pan comido; pues en circunstancias más comprometedoras se ha visto, y de allí ha resultado airosa. Ella sabe muy bien comportarse frente a esa fiera implacable, que es la opinión pública, y para lo cual cuenta con su voz atiplada melodiosa, y una sonrisa de matrona que obsequia a cada uno de mis colegas, que la osan enfrentar, cuando de una rueda de prensa se trata.

Así resolvió el asunto de los cuadernos de votación; en el momento en que fue preciso llevar a cabo una auditoría de los resultados electorales del pasado 14 abril, a solicitud no sólo de Henrique Capriles, sino también de Unasur; habida cuenta de la duda que existía sobre los mismos. “¿Quién dijo que en una auditoría de este tipo se entregan cuadernos de votación?” Con estas palabras dejó el caso cerrado, y no le importó que le digan que su trabajo es chimbo.

En estas circunstancias se diría que la Tiby no le habla a uno, el mundo civil, sino al mundo militar; donde, al parecer, la presión ya es insostenible, de acuerdo a lo que trasciende de los cuarteles, a propósito de las hojas volantes que a amanecen a diario en sus recintos, y donde se le califica a Nicolasote de cucuteño, y esto en razón de que habrá más de uno preocupado por su situación en el escalafón institucional, en el sentido de que si éste le firmó su ascenso, dada la condición de ilegitimidad, en la que se encuentra, el mismo resultaría nulo; pero, además, porque en ese medio no deja de haber el nacionalista auténtico, y que no se atrevería a manifestarse, porque el aparataje de la institución no se lo permitiría, y, en última instancia, prefiere manifestarse por esta vía.

Porque sería demasiado infantil de parte de la Tiby plantearse la confusión por la confusión misma, y en la que uno ha quedado; pues, como decíamos atrás, ya Nicolasote había asomado lo de su alumbramiento en la parroquia San Pedro de Caracas, y no sólo él, sino también Elías Jaua había dicho que esto había ocurrido en la parroquia El Valle de Caracas, y José Vielma Mora que en una localidad del Táchira. ¿Qué le pasó a la Tiby, en ese sentido? Aparte, de que ella tenía que haber premeditado, asimismo, que la opinión pública le iba a pedir de inmediato detalles del documento, de marras; en el entendido de que tenía que indicar su origen, es decir, su ubicación en el libro de Actas, relativas a los nacimientos del año en que vino al mundo Nicolasote, y fue presentado ante la autoridad civil, pues desde entonces ha guardado silencio.
                        melendezo.enrique@yahoo.com

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martes, 8 de octubre de 2013

ENRIQUE MELENDEZ, LO NEOGRANADINO COMO ESTIGMA

         
Cuando Nicolasote se pone el tricolor en alguna prenda, es cuando más le sale lo de su binacionalidad. En cierto sentido, es injusto lo que está sucediendo con él; si partimos del hecho de que, si hay un pueblo en dos naciones, ese es el colombo-venezolano: todo el Occidente del país tiene influencia Colombiana.

         Vaya a usted a una localidad, como Carora; aquello es que en todas las tiendas, donde hay un aparato de sonido a todo volumen, lo que se oye es vallenato, y las dependientes de la tienda, que suelen ser jovencitas, entre cliente y cliente, lo que hacen es seguir las canciones con el cantante; como hacen las colombianas en los show al aire libre, que esta gente presenta con los artistas del vallenato, y que uno ve por la televisión por cable, o vaya usted al Llano del hermano país, y allí se sentirá en San Fernando de Apure. Nosotros somos los mismos; sobre todo, en esa parte de la frontera, y en su periferia, que en este caso sería Carora y El Llano; pero, precisamente, separados desde un punto de vista geográfico.

         Obsérvese, además, que ya la condición de doméstica; que en la década de los sesenta la ostentaban las colombianas, y éstas vivían en los barrios marginales, ya es otro tipo de inmigración la que la ha asumido; pues las colombianas han pasado a ocupar otros niveles sociales, y esto porque la última inmigración, que nos ha llegado, ha venido más preparada; tomando en cuenta que los procesos de democratización; que ha vivido este país, a la par que el nuestro; han terminado por elevar la educación del pueblo; para decirlo de un modo bien abstracto; como hoy en día, la referencia que se tiene en el medio colombiano, es que la inmigración, que ha procedido de Venezuela, últimamente, ha coadyuvado a la reactivación de la economía colombiana; al repatriar sus capitales hacia allá; pues no se olvide que aquí han cerrado más de cinco mil industrias; de acuerdo a los datos suministrados por los gremios empresariales, como consecuencia de la barbarie chavista, que nos ha gobernado estos quince años, y así parte de esa iniciativa privada se ha desplazado hacia algunos países del entorno, en especial, Colombia, donde se ha instalado con sus reales y sus tiendas.

         En eso no se equivocó el Libertador: éramos un solo pueblo; Colombia el norte; Venezuela el sur. Allá nacen todos nuestros grandes ríos; creo, además, que el Libertador llegó a decir que, mientras le parecía Colombia un convento, Venezuela le parecía un cuartel. A pesar de las rencillas locales, y que nos han obligado a marchar cada quien en tienda aparte, con una legislación propia, y que es lo que le ha venido a aguar la fiesta a Nicolasote. Yo no dudo de su nacionalidad y, diríamos, de su idiosincrasia de venezolano. El problema es que hasta que él no presente su partida de nacimiento; que lo acredita como tal, él sería un perseguido por ese artículo expreso de nuestra Constitución; que establece que, para ser presidente de la República se requiere ser venezolano por nacimiento, y no poseer ninguna otra nacionalidad, y entonces lo que lo obliga a tratar de demostrar también que la nacionalidad de su madre es venezolana; ya que, por otra parte, por esta vía lo persigue un artículo de la Constitución de Colombia, y el que expresa que toda persona que haya nacido de madre colombiana, es colombiano, con independencia de su lugar de nacimiento; de modo que lo neogranadino vendría a ser como una especie de estigma de su persona.

         Mejor dicho, Nicolasote es víctima de los formalismos constitucionales, y frente a los cuales yo me mostraría flexible; como ser humano consciente de las vicisitudes, en las que se ha desenvuelto una vida, como la de este señor, pues habría una cierta mezquindad de la parte de un criollo obviar que este es un hombre forjado en la cultura venezolana, y, en ese sentido, negarle carta de ciudadanía nuestra con el legítimo derecho a ocupar la presidencia de la República; sólo que estamos ante un hombre, precisamente, que no se ha acogido a tal patriotismo desde el mismo momento en que viola la Constitución, al asumir la jefatura del Estado sin respetar lo establecido allí, en especial, en aquella parte que dice que, en caso de producirse una ausencia del primer magistrado; inmediatamente, el presidente de la AN debe asumir la presidencia, y convocar a un mes a un proceso electoral, que elija al sucesor. A partir de aquí comienza su atropello hacia el pueblo venezolano, y lo que es más grave aún, que viene en función de representar a esa especie de colonialismo hacia abajo, que se ejerce desde Cuba, y el cual nos ha salido por unos 80 mil millones de dólares; aparte de la situación tan precaria a que nos ha conducido, desde el punto de vista de la felicidad, del bienestar y de la seguridad sociales esa guía cubiche tan errática, como anacrónica.

         Patriota nos hubiera demostrado que era, si hubiera admitido que Diosdado Cabello asumiera la presidencia, una vez anunciada la muerte de Hugo Chávez, y hubiera competido en igualdad de condiciones frente a Henrique Capriles, y no investido con la potestad de la jefatura del Estado. ¿No quedaba con todos los derechos del caso a participar en un nuevo proceso electoral, ahora, por la revancha, en caso de haber admitido los verdaderos resultados del pasado 14 de abril, y no los que anunció la Tiby,  y donde perdía por más de un millón de votos? 

           Ese gesto de nobleza le daba carta de venezolanidad al tercio; porque una cosa es la letra y otra la realidad, y a nadie, sobre todo en su caso, que no hay duda que la cultura, que expresa, es la venezolana, se le puede dejar si patria o impedirle, en estas condiciones, ejercer un mandato, que le ha conferido la ciudadanía a través de un proceso electoral, y evocando aquí la figura del liderazgo de un hombre, y su relación con el destino de su pueblo; sólo que se trata de un sujeto que está muy lejos de esa conducta honorable.

                            melendezo.enrique@yahoo.com

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martes, 20 de agosto de 2013

ENRIQUE MELENDEZ, LA SALUD COMO NEGOCIO

         Eso de las partes, con relación al todo es muy del pensador Spinoza, a quien se considera uno de los precursores de la dialéctica moderna; por aquello que él decía que había una sola sustancia, y que esa sola sustancia tenía unos atributos, que eran los seres que conformaban la naturaleza. “Para muestra –se dice, normalmente-, un botón”. He allí una expresión dialéctica, para señalar un caso particular que define al todo; cuando entonces se considera que el estado de las cárceles habla de la condición del gobierno de un país.

         A ese respecto, en esta última expresión pudiéramos cambiar el sujeto, y, en lugar de decir cárceles, diríamos, hospitales, y el sentido sigue siendo el mismo en este caso en Venezuela. Yo no diría que el estado de las cárceles en la época de la partidocracia era impecable; pero, al menos, el reo no poseía armas o si las poseía, no tenían esa potencia, que las armas que pululan en esos presidios, sin el concurso de la autoridad, y que llegan hasta la granada. ¿Cómo vienen a parar esas armas a esos recintos? Por una complicidad, la política del rebusque, y que cundió en toda la institucionalidad del país.

        
Pero en los hospitales es donde más se ve ese espíritu de voracidad, que caracteriza nuestro espíritu picaresco; un ambiente donde todo lo que esté mal parado desaparece. Me contaba un médico que, normalmente, cuando entran unas tres mil sábanas, como parte de la lencería que recibe determinado hospital, al mes sólo quedan 1 mil 500, y así sucesivamente, con la furia del espíritu caribeño todo desaparece, y en esto, quizás, puede fallar la administración de estos centros de salud, en el sentido de que hasta ahora no han logrado sembrar un código moral en el medio laboral, que se desempeña en ese sector, a propósito del tema de la salud pública.

         ¿Cómo orientar esos niveles de barbarie en ese personal, que le roba los insumos a la gente de la cocina, y así a la hora de servir la comida todo tiene que ser recortado? 

Pero es aquí donde uno se da cuenta de que no hemos tomado conciencia de nuestro ser social. Porque es verdad, como se ha hecho ver, en lo que atañe a los comentarios que se han vertido hasta ahora en medio de lo que pudiéramos calificar como crisis de la salud, que antes llegaban a las direcciones de los hospitales gente con alguna preparación, en lo que se refiere a las tareas de administración de los mismos; cuando ahora, según se reporta, estos cargos han venido a ser ocupados por gente que no tiene nada que ver con la materia; lo que se conoce hoy en día como los enchufados, catapultados por el sorteo del clientelismo político; no obstante, se pecó de omisión, en ese sentido, esto es, en hacerle ver al medio laboral de nuestra red hospitalaria que hay un asunto muy grave, que es la salud pública, y que todo lo que tenga que ver con insumos, destinados para los enfermos tiene que considerarse sagrado, justo, para evitar esa situación tan precaria, como se observa hoy en día, y en la cual cada paciente de un hospital a la hora de su tratamiento tiene que llevar hasta el algodón.

         En su famoso libro de la Historia de la Locura, Michel Foucault se pasea por lo que fue la historia hospitalaria de la Edad Media europea; con oleadas de situaciones que iban desde la desocupación de los centros de salud, a raíz del control de una enfermedad, hasta el vuelto llenar con la aparición de un nuevo mal, y que ha supuesto una epidemia. ¿Por qué hoy en día un paciente en estado de gravedad muere en ese proceso, que se ha dado en llamar de “ruleteo”, y el que consiste en ir de hospital en hospital en busca de una asistencia, muchas veces frustrada? 

En efecto, esto es síntoma de una gran insuficiencia del servicio; pero no como consecuencia de una epidemia, que ha llevado a media población a ser hospitalizada, sino como consecuencia del ambiente de choreo, del cual venimos hablando que impera en estos centros de salud. Hay gente que ocupa una cama desde hace tres meses, a la espera de una operación, y no se ha podido llevar a cabo, porque determinado equipo que se requiere para la misma se dañó, y no hay presupuesto para mandarlo a reparar, y esto derivado del hecho de que el equipo que se compró es chimbo, para no decir chino, ya que al proveedor se le obligó a pagar una comisión de 30%, por lo que se redujo la ganancia en el negocio, y así tuvo que bajar en cuanto a la calidad del producto que le iba a meter al hospital; de modo que por aquí comienza a cojear nuestro espíritu republicano, en el sentido de que hasta con la salud pública jugamos, y con tal y estimular a nuestra sed de codicia.

         Esa complicidad en el choreo hospitalario viene porque la Contraloría también participa de la red; de modo que estamos ante una corrupción triangulada; porque, ¿cómo se pudiera entonces meter un equipo chimbo por uno de primera calidad, si no fuera por la firma del funcionario dedicado a la control del mismo?

         Así hay una pérdida de los bienes nacionales; aparte del deterioro de la planta física de los hospitales; por desidia, sobre todo, porque esta gente es muy abandonada: equipos dañados, que reposan en los cementerios de cachivaches, a los que no se les consiguen repuestos, bien porque están descontinuados o bien porque no hay dólares para traerlos. He allí por donde comienza y por donde termina el drama de toda Venezuela; para volver a aquello de la dialéctica de que una parte define al todo, signando ese todo la filosofía del rebusque; que en lenguaje coloquial nuestro se define como raspar la olla; lo que le da un carácter aberrante al funcionamiento de las instituciones; es decir, aquí no está planteada ni una misión ni una visión de la empresa, sino que lo que se piensa es en el lucro, y he allí el por qué uno se explica la indiferencia con la que el burócrata de este gobierna toma la circunstancia de la muerte de una persona ruleteada.

                                         melendezo.enrique@yahoo.com

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