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LA LIBERTAD, SANCHO, ES UNO DE LOS MÁS PRECIOSOS DONES QUE A LOS HOMBRES DIERON LOS CIELOS; CON ELLA NO PUEDEN IGUALARSE LOS TESOROS QUE ENCIERRAN LA TIERRA Y EL MAR: POR LA LIBERTAD, ASÍ COMO POR LA HONRA, SE PUEDE Y DEBE AVENTURAR LA VIDA. (MIGUEL DE CERVANTES SAAVEDRA) ¡VENEZUELA SOMOS TODOS! NO DEFENDEMOS POSICIONES PARTIDISTAS. ESTAMOS CON LA AUTENTICA UNIDAD DE LA ALTERNATIVA DEMOCRATICA
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martes, 11 de agosto de 2015

HUMBERTO MARCANO RODRÍGUEZ, CAOS ECONÓMICO

Venezuela  es el único país petrolero del mundo que   con un ingreso de DOS BILLONES  DE DOLARES en quince  años  se  encuentre  sumido  en esta crisis  económica  de proporciones tan gigantescas que  la  esté  llevando  al borde de la quiebra y camino a una cesación de pagos (default) ante la gigantesca  deuda  externa  que viene  arrastrando y  que para  subsistir la sigue   incrementando e hipotecando cada día más  el futuro  de los venezolanos, caer  en una cesación de pagos  significa  que definitivamente cualquier  tipo de inversión se paraliza y se  cierran todas las líneas  de crédito que aún existan, dando por resultado una falta  de institucionalidad que llevaría  a Venezuela  a perder  el acceso  a los mercados internacionales  al no tener manera  de cubrir  las necesidades básicas  de importaciones, afectándose  toda la estructura  económica y financiera a eso  se  suma  una inflación  que ya rebasa  el 100%, el alza constantes  de todos  los artículos en especial los de la cesta  alimentaria de un día para otro, lo  que  está  convirtiendo  el actual salario de los venezolanos  en polvo,   es tan grave  la  situación  económica  del país que  se necesitan alrededor  de 4.000 millones  de dólares mensuales y según los analistas económicos  apenas  se  disponen  actualmente  de 500 millones  de dólares  en efectivo. 

A este  caos  se  está  sumando la pérdida  acumulada  en los  dos últimos  años  de 500.000 puestos  de trabajo  y el éxodo acumulado  en los últimos  siete  años  de más  de un millón seiscientos mil venezolanos, lo  que califiqué  en una oportunidad que  este régimen castro – comunista ha convertido  a Venezuela  en un país  de  padres y abuelos  huérfanos, cada  día  se hace más real.  El aeropuerto internacional de Maiquetía  se ha convertido en un lugar constante  de lágrimas, de  amargas despedidas, de gente joven  que  se marcha en busca de un mejor  futuro  para  sus  vidas, en un anhelo  de liberarse  de  tanta  inseguridad y falta de oportunidades, invertimos totalmente la dirección, antes  recibíamos  gente  del exterior,  ahora despedimos  con tristeza y amargura  a nuestros  familiares, en especial a nuestros  jóvenes    hacia  el exterior. 

Según  el  economista José  Guerra, ex - director  de investigaciones  del BCV  y director  de la escuela  de  economía  de la UCV, el régimen ya utilizó el aporte  que  le entregó CITGO de 2.000 millones  de dólares  y los 1.500 de la venta  que  hizo  de la deuda de 3.000 millones  de dólares  que  República Dominicana  tenía   con Venezuela y que   negoció  por  el 50% de  su valor, de igual manera  ya ha retirado  de las  reservas  que tenía  en el Fondo Monetario Internacional 1.900 millones  de dólares  y otros  1.450 millones  que ha recibido  por  la venta  de oro de las  reservas  internacionales,  según  confirmación  de la firma J.P. Morgan, en pocas palabras   está  rematando  los  activos tratando  de paliar  la  situación de la gravísima  escasez  de  alimentos, medicinas, repuestos  y materias primas  de vital importancia , situación  que  se  agrava  ante la constante baja  del  petróleo (43  dólares  el barril)  y el alza  constante  del dólar que ya  llegó a los 700 bolívares por unidad, esta nueva  alza  del dólar ha llevado  el salario mínimo  de los venezolanos  a la miserable cantidad  de   diez dólares  mensuales,  el 55%  de lo  que ganan los  cubanos pero  a  ellos les dan una bolsa  de comida mensual  enviada  desde Venezuela en detrimento de nosotros.

Lo  que  venían advirtiendo  estudiosos  economistas  ya  se  está  haciendo una  realidad que  parece que  solo   los personeros  de  este régimen hambreador,  castro-comunista se  niegan a reconocer y es  que Venezuela  ocupa  el primer lugar  con el índice  de inflación más  alta  del mundo  y lo peor  casi  sin reservas, al  contario de  países  como Noruega  que  aprovecharon la bonanza petrolera  y por ley  crearon una reserva  especial  que  está  en el orden  de los 600.000 millones  de dólares, reconocerlo  es aceptar el fracaso total  del régimen comunista  y  que  fue  precisamente  este  sistema  lo  que  determino  el fin  de la URSS, la caída del muro  de Berlín  y el regreso  de los países  del Europa Oriental a una  economía  de mercado, todo  lo  contrario  a la  economía  socialista a la  que habían  sido  sometidos. 

En los  actuales momentos  el déficit fiscal del régimen se  acerca peligrosamente  al  18%  del PIB, mientras  el Banco Central  sigue  ocultando las   cifras  sobre el índice nacional de precios del consumidor  lo  que por ley debe  publicar  mensualmente a la par  que  se  continua en forma  acelerada  emitiendo  dinero inorgánico, dando  por  resultado  que hayan miles  de millones  de bolívares  en papel moneda        y monedas circulando  sin respaldo financiero  alguno, lo que ya nos  acerca  a una mega inflación.

Venezuela  atraviesa  el peor momento  de  su  vida republicana,  no  solo  desde  el punto de vista  económico  sino también  social y político,  con una  inseguridad  galopante  de 5.900 homicidios  ocurridos   en el  año 1.999 a los 24.980 ocurridos  en el  año 2014 (no se incluyen los  muertos  por  accidentes viales), cifra  esta  que  para finales  de  este año se va  a  superar  ampliamente,   convirtiendo a  Caracas  en la segunda  ciudad  más insegura  del mundo y una de las más   sucias del continente,  con un total caos  económico  como  el descrito  anteriormente, según cifras  del  Observatorio Nacional  de Conflictividad y  del  Crisis  Group en lo  que va  del  año  se han  efectuado 56  saqueos  y se han intentado otros  77,   día  se  agudiza  la escasez  de  alimentos, medicina, insumos  de limpieza, de artículos  de higiene personal, cauchos  y repuestos  de todas clases, no hay producción y no hay  porque  el régimen ha destruido casi todos  los medios  de producción, casi todo  el  aparato productor  destruido, 4 millones  de hectáreas  expropiadas  en plena producción y hoy  se  encuentran  totalmente  abandonadas,   esa es la  tal guerra  económica, creada y auspiciada  por  el régimen  de la cual pretenden echarle  la culpa  precisamente  a los  que más la están  sufriendo, soportando  humillaciones  en gigantesc
as  colas bajo  sol y lluvia día y noche  a las puertas de auto mercados  en espera  de algún producto regulado, a esta humillación colaboran ampliamente los gerentes  de los auto mercados cuando obligan a la gente hacer hasta tres y cuatro veces  la misma  cola ya  que no sacan los productos todos  de una vez  sino por  renglones, definitivamente  que  la mayoría  de los  venezolanos   en los actuales momentos viven  bajo un régimen de racionamiento total de miseria, terror, hambre  y desempleo.
Aún se  está   a tiempo de  revertir  toda  esta  situación, pero  hacerlo  es reconocer  que han fracasado totalmente  de  su locura castro-comunista, es  regresar  a una verdadera  economía  de mercado y al   respeto total   de las leyes.

Humberto Jesús Marcano Rodríguez
hjmrodriguez@gmail.com
@Hmarcanor

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jueves, 21 de mayo de 2015

JUAN MARCOS COLMENARES, LADRONES DEL FUTURO

“Expropiar es robar”. Con estas palabras María Corina Machado expresó lo que millones de venezolanos sentíamos en ese momento: A quienes les expropiaron su fundo o su hacienda, producto del trabajo de varias generaciones. A los empresarios que les quitaron su negocio familiar que lograron trabajando por décadas. A los constructores que, creyendo en el país, compraron terrenos para construir casas y que les fueron despojadas o invadidas. Y todo esto sucedió en los últimos 15 años, con el apoyo del régimen y sin que se pagara nada o se indemnizara a nadie.

Esa inseguridad jurídica ha convertido a Venezuela es uno de los países de más alta peligrosidad personal, el segundo país con más homicidios en el mundo y nos coloca junto a Irak y Zimbabwe. En el 2014 hubo 24.980 homicidios, 82 muertes violentas por cada 100.000 habitantes. Y en materia económica, a pesar de las grandes reservas de hidrocarburos que tenemos y de un barril de petróleo con un precio de más de $100 en los últimos años, estamos peor. En el Índice de Competitividad del Instituto de Desarrollo Gerencial de Suiza, Venezuela aparece en el puesto 61 entre 61 países analizados; y en del Foro Económico Mundial, Venezuela aparece en el número 69 entre 101 países. En el Índice de Libertad Económica que publica Heritage Fundation y el Wall Street Journal, Venezuela es 152 entre 157 países: y en el que publican conjuntamente los Institutos Cato de Estados Unidos y Fraser de Canadá, Venezuela aparece como 124 entre 127 naciones.

Pero no solo “expropiar es robar”, robar es también restringir el acceso a las oportunidades, a estudiar la carrera deseada, a vivir en la ciudad soñada o a un futuro cierto, casarse y fundar una familia.

Según estudios de la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB) entre 1.500.000 y 2.000.000 de venezolanos que viven en el exterior, 90% salieron en los últimos 15 años, con un repunte en los últimos dos años. Son jóvenes 90% graduados universitarios, 40% con maestrías y 12 % con doctorados, que se han ido debido al deterioro social y económico, a la inseguridad, por la inflación, la falta de ofertas laborales, por la incertidumbre y el desaliento en el futuro del país.

Juan-Antonio tiene 27 años, hace 4 años se graduó de Ingeniero en Informática, habla tres idiomas y trabaja en Cobeca, pero está tramitando sus documentos para emigrar a Canadá porque aquí ve truncado su futuro. No hay nuevas plazas de trabajo, ni nuevas empresas y con su salario no puede comprar una vivienda, ni un vehículo nuevo. Esto mismo le sucede a millones de jóvenes profesionales venezolanos que exigen mejor calidad de vida y que reprochan que este régimen les haya robado su futuro. Al preguntarles si están dispuestos a regresar, casi por unanimidad responden con un NO; pero dejan un margen de posibilidad “si cambian las condiciones”.

Por eso, nuestra lucha es por cambiar este régimen lo antes posible y expulsar a los ladrones que nos robaron el futuro.

Juan Marcos Colmenares
mcolmenares@gmail.com

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miércoles, 6 de mayo de 2015

CARLOS E. AGUILERA A., ¡GRACIAS, SU MERCED…!!!

A los colombianos, y de manera particular a los bogotanos, que dejan de lado su intenso frío, para brindar a los venezolanos, una cálida acogida.

Retribuyo con intenso afecto a los hermanos colombianos mi más sincero agradecimiento, por la generosa hospitalidad que me brindaron durante mi estadía en la ciudad de Bogotá, lugar del reencuentro con mis dos hijos que en busca de nuevos horizontes, abandonaron la Patria que los vio nacer. El varón (Carlos) radicado en la capital colombiana y la hembra (Katiuska) en Miami, ambos profesionales, acordaron como punto equidistante para la inolvidable cita, la moderna ciudad de los “cachacos”, como se autodenominan orgullosamente quienes allí nacieron.
Bogotá, es una ciudad que con sus reformas ha alcanzado una regia remodelación arquitectónica y modernización envidiable. Su transformación en los últimos años es impresionante, y a este humilde cronista que la ha visitado en innumerables ocasiones, más en función profesional que de turista, le sorprende visitar la otrora ciudad, cuya paz idílica se ha transformado en un torbellino que lo arrastra todo, gracias a la visión que han tenido sus Alcaldes, unos liberales, otros conservadores, en quienes han privado más los intereses del  colectivo que los suyos. Una ciudad con alcantarillados, andamios, parques, jardines y pavimentación en excelente estado de conservación, gracias al periódico mantenimiento que realiza un ejército de mujeres y hombres que desde tempranas horas de la madrugada y entre bocanadas del aire que transpiran, cual tras volutas del  humo de cigarrillo, realizan su ardua tarea en una ciudad con más de 10 millones de habitantes, que desde tempranas horas del día colman las más de 1.000 unidades del sistema de transporte urbano denominado Transmilenio, que atraviesa la ciudad de norte a sur y de este a oeste y que en las horas pico sus unidades coinciden en las estaciones y toman forma de tren, con kilómetros de kilómetros por devorar.
Bogotá comenzó a tomar cuerpo hace un par de años, según nos refiere un eminente odontólogo, Javier Gnecco, quien al igual que su hermano, Nelson, Vicerrector Administrativo de la Universidad Central (privada), llevan en su sangre la estirpe genealógica de una honorable familia bogotana. Es una ciudad distinta de los viejos cachacos de hombría y películas de cine mudo y distinta también de los malandros de barrio, que hablan una jerga imposible de entender, en la que la palabra explícita es precisamente malandros. En la Bogotá de hoy en día, en la que se origina una serie de situaciones y circunstancias, que no encuentran una sola forma de ser en ese ir y venir circunspecto y deshilvanado, en la que se dibujan los conflictos y posibilidades, en la que por antonomasia diversa y dispersa, como lo afirma el literato colombiano, Luis Prieto Ocampo: “Es un conglomerado humano, que personifica a todo un país, porque es la patria de todos”.
Bogotá tiene un agujero bajo los zapatos, un traje estrecho que después de la lluvia de la tarde, suelta un espeso vaho de vehículos y aglomeraciones. Sus carreras y calles se inundan con vehículos de todo tipo y marca, y no exageramos si afirmamos que es una ciudad en la que el parque automotor (particulares y taxis) es el más moderno de Latinoamérica, pues circulan automóviles  con no menos de 4 años de uso. Es la vorágine del  desespero para conductores  que serpentean las vías en procura de ganarle la carrera al tiempo, entre vociferaciones, imprecaciones e insultos, como suele ocurrir en otras ciudades de esta parte del continente, vale decir: Caracas, Sao Paul, ciudad de México y otras. Vale significar que los taxis están dotados de taxímetros y localizadores (GPS), que les permite la prestación de un servicio de calidad y con prontitud, pues todos están afiliados a organizaciones gremiales que atienden solícitos las llamadas telefónicas de clientes, necesitados de sus servicios.
El reencuentro con los hijos, me permitió conocer a mis nietos: Sara Estefanía, Lorenzo y Nicola, de 3 años y medio, un medio y 4 años, respectivamente. Tres hermosas criaturitas que me colmaron de alegría, felicidad y dicha, durante los días que compartimos y conocimos sitios turísticos como la Catedral de Sal en Zipaquira, El Museo de Botero, la Plaza de Bolívar, Hacienda Santa Bárbara, Club privado Los Lagartos y 28º Feria Internacional (FILBO), entre muchos otros tantos lugares de interés que ofrece a propios y extraños, la ciudad capital Santa Fe de Bogotá.
Cumplido el compromiso familiar pospuse el retorno a Venezuela por unos días más, a fin de asistir a la 28º Feria Internacional del libro que se realizó desde el pasado 21 de abril hasta el 4 de mayo, en cuyo escenario se levantaron 12 pabellones de dos pisos cada uno sobre una extensión de 4 hectáreas, lo cual obviamente dificulta al visitante recorrerla en pocos días. En el Pabellón 6, nivel 1, el evento cuya notoriedad ya ha alcanzado fama a nivel mundial, se le rindió homenaje al celebre escritor colombiano Gabriel García Márquez, El Gabo y en un escenario especialmente acondicionado con el ambiente de Arataca, incluido una gallera, se realizaron conferencias, foros, charlas, tertulias y diversos actos con participación de prominentes intelectuales, escritores y periodistas nacionales y extranjeros. Compartí un grato momento con Plinio Apuleyo Mendoza, tras su espléndida disertación sobre su amigo e inseparable compañero de luchas en Colombia y en el exilio, enriquecedora conversación como lo fue su conferencia aplaudida con encendido entusiasmo por los asistentes.
No podía ni debía dejar pasar por alto visitar el mayor número de pabellones, para conocer las obras de algunos autores que son un Best Seller, como la del propio Gabo, que alcanza la cifra de 4 millones de ejemplares de todas sus obras. En Colombia un Best Seller debe superar los 10 mil ejemplares vendidos. Fue una regia oportunidad para establecer contactos con empresas editoriales que mostraron interés en la edición de mis tres obras: Bolívar, el Majadero de América; Sucre, El genio de Pichincha y Manuela Sáenz, la amante absuelta, las cuales tuvieron excelente acogida y esperamos verlas pronto en librerías de Venezuela, Colombia y Ecuador.
No deseo extenderme en esta crónica, que además de tocar el tema familiar me permitió disfrutar de la cordialidad y atención de excelentes y nuevos amigos colombianos como César Moncada, socio de mi hijo; Rubén Montoya, Supervisor General del Club privado Los Lagartos; Sandra Espinosa (Editorial Planeta); Clara Inés de Velásquez (Bogotana Bookstore); Gabriel Omar Méndez Torres (Distribuidora edebé); Vladimir González Achury (Oceano Digital); Jimena Lemoine Garzón (Lemoine Editores); Estefanía Trujillo (Grupo Zeta); Diana Johanna Tiria Sánchez, (Diario La República); Oriana Vásquez Jiménez (Villegas Editores); Alfonso López Fernández, (Editorial Trillas); Viviana Calderón Ramos (Ediciones Gaviota) y Diana Mora, (Amazonía) y los venezolanos Gabriel Padilla, profesor de Matemáticas en la Universidad Nacional y Claudio Failache, estudiante de Ingeniería Civil en la Universidad de la Sabana, una de las 14 que existen en Bogotá.
De regreso a la patria me invadió la nostalgia tras la despedida de mis seres queridos, hijos y nietos y afloró en mis deseos encontrar un país en el que el odio, venganza, insultos, agravios y descalificaciones no existan; un país en el que la sonrisa de niños, jóvenes, mujeres y hombres dibuje en sus rostros la alegría y felicidad; un país sin distingos de clases sociales –como lo fue siempre – y ajeno a la violencia; un país, en el que reine la paz, concordia  tranquilidad, y seguridad; un país en el  que estudiantes, obreros y profesionales no sean torturados y privados de su libertad y hagan uso del disfrute de sus derechos ciudadanos y libertad de expresión y por último, una prensa libre sin censura, y ajeno a las chantajistas presiones del gobierno de turno.
Un país como bien lo expresó el Libertador en cierta ocasión: “Corramos a romper las cadenas de aquellas víctimas que gimen, no burléis su confianza, no seas insensibles a los lamentos de vuestros hermanos. Id veloces a vengar al muerto, a dar vida al moribundo, soltura al oprimido y libertad a todos”

Carlos E. Aguilera A.,
careduagui@yahoo.com
@_toquedediana
Miembro fundador del Colegio Nacional de Periodistas (CNP-122)

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miércoles, 22 de octubre de 2014

MIGUEL BAHACHILLE M., HACIA EL ATRASO: ¡FUERA JÓVENES!

No parece perturbar al régimen el estrépito apesadumbrado que repiquetea a diario en los aeropuertos del país por venezolanos que desertan amenazados por la clara intención revolucionaria de proyectarlos hacia el atraso. Médicos, ingenieros, laboratoristas, profesores, técnicos y hasta mano de obra no calificada, son conectados desde el exterior por países desarrollados, y por los no tanto, para cubrir vacantes generadas por sus relativos crecimientos mientras el nuestro se hunde en la ignominia.

¿Qué hace el Gobierno al respecto? Su reacción ante el resquicio social causado por el éxodo masivo de estudiantes y profesionales es siempre la misma: repudiar cualquier argumento, por válido que sea, sobre este peligroso desarreglo social que nos conduce al atraso más pertinaz de nuestra historia republicana. La regencia, hundida en su inopia, menosprecia toda falla notable, como ésta, sin importarle las grietas sociales que deja la migración forzosa.

El Gobierno no duda para orientarse por falsillas de tiempos remotos. No concibe que ya pasó la época en que el individuo cargaba con el estigma de la privación por el resto de su vida. "Educadores oficialistas", ante el brutal recorte presupuestario de universidades, todavía inquieren en pleno siglo XXI: ¿cómo es posible que los estudiantes manifiesten cuando lo que tienen que hacer es cultivarse y agradecer al Gobierno por cubrir el coste de sus estudios? ¿Cómo es que se muestran predominantemente críticos en vez de apoyar la revolución que lo está haciendo "muy bien"? ¿Ignora el régimen que el aporte para la educación proviene del presupuesto de la nación y del tributo de sus ciudadanos?

El Gobierno se responde a sí mismo echando mano de un arsenal de agresiones que divulga a través de los múltiples medios que controla. Facciosos, anárquicos, indisciplinados, golpistas, protestatarios ilegítimos, inmaduros, derechistas sin méritos e irrespetuosos con el receptivo jefe de Estado revolucionario y amigo, son parte del "recado conciliatorio". ¡Si no, pues váyanse! Afortunadamente todo el mundo sabe que nuestros jóvenes no son gamberros y que emigran porque el mercado de trabajo se achica a nivel de tribu incipiente; hacia el atraso. Así pues que nadie se atreva a condenar a nuestros jóvenes por cruzar la línea hacia el progreso huyendo del oscurantismo.

El Gobierno no ha entendido cómo se mueve a nivel mundial el intercambio de servicios científicos y materiales y de qué manera se incrementará en los próximos años. Que ya pasó el período del trueque, de la moneda de metales preciosos, del papel moneda y del tráfico de calderillas en sacos. Que el hijo del aldeano no siempre será campesino como su padre. ¡Puede cambiar! El estatus social del individuo no viene dado automáticamente ni podrá ser asignado por el capricho de una revolución. Tampoco se le puede situar en una carrera de manera fatal. Ciertamente hay excepciones entre minorías segregadas en las que su poblado ni siquiera tiene electricidad.

Los docentes también están emigrando. Da tristeza observar cómo en liceos tradicionales, emblemas de eficiencia formativa en otras épocas, se percibe la carencia de profesores en materias básicas como física, química y matemática, entre otras. Ni hablar de los institutos carentes de plataformas didácticas creados por la revolución, pero plenas de cifras para llenar estadísticas.

¿A qué vienen las citas anteriores? La futura categorización científica requiere forzosamente de nuevos "gadgets" (diseños más ingeniosos que los procesos estándares). La huida condena al país a sobrevivir en una sociedad tecnológicamente atrasada. ¿Que seamos un país ignaro del mundo cibernético? ¿Y qué?; ¡la revolución no lo necesita! Cuba ha sobrevivido en ese escenario durante más de medio siglo. Allá Internet es dosificado bajo control dependiendo de las "buenas intenciones" del usuario. ¿Es ese el modelo buscado?

Miguel Bahachille M.
miguelbmer@gmail.com
@MiguelBM29

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jueves, 10 de julio de 2014

ELIDES J. ROJAS L., EN VENEZUELA Y SIN SALIDA. VÁMONOS

Terrible hablar con los jóvenes por estos días. La huida de todo ese talento es general

En días pasados, justo cuando el televisor estaba ilustrado por un montón de militares montados en inútiles tanques, llenos de medallitas ganadas en batallas imaginarias, y en medio de una verborrea nacionalista falsa y vacía, mantuvimos una conversación con un grupo de jóvenes de una Universidad y de una organización que no vamos a identificar, pero que más allá de militancias y posiciones, refleja uno de los problemas medulares que han creado los cubanos en el país y que, en su momento, tanto Chávez y ahora Maduro, refrendaron con mucho gusto: los venezolanos dejaron de querer a Venezuela.

Es bueno aclarar que en la reunión estaban muchachos de todos los estratos sociales y la Universidad no era privada. Sencillamente son jóvenes organizados. No para adversar al Gobierno. Tampoco para cultivar alguna actividad cultural o política. No eran deportistas ni siquiera escritores aficionados girando sus ideas en una peña. No. Son jóvenes agrupados para irse del país de manera organizada, con algún plan específico y tratando de que ocurran la menor cantidad de loqueteras posibles. Nos invitaron. Y hablamos con ellos.

Un verdadero desastre. Todo ese talento. Toda esa juventud. Brillantes los chamos. Estudiantes de Ingeniería, Derecho, Arte, Comunicación Social, Economía, Medicina, Enfermería. Algunos recién graduados. Sentimos a Cuba metida en los huesos. Sentimos a los Castro detrás de la patraña. Sentimos los efectos de las políticas de Chávez y Maduro en el país. El desastre. El debate no es para pensar en políticas que mejoren la calidad de vida de los venezolanos, que exploten los tremendos potenciales que tiene el país o para buscar soluciones al arruinado sistema de salud. Nada de eso. El tema principal, la médula de todo es esto: cómo nos vamos de este pobre país sin que el trauma del desplazamiento sea peor que seguir viviendo en esta ruina. Tal cual.

Toda una organización para escapar del comunismo, según decían. Está claro que esta batalla por la democracia está perdida. Este gobierno cubano tiene todo el poder. Hasta mandan ministros para el país como ese señor Borrego. El entreguismo de los venezolanos de izquierda es penoso. Ya es un hecho que esto no caerá nunca. Jamás perderán elecciones. La oposición está en mengua. Los líderes disidentes perdieron prestigio y credibilidad. La economía es igualmente ruinosa y copia de la cubana. No hay trabajo ni habrá. No hay futuro, ni habrá. No hay ni carros ni apartamentos ni comida.

Así que vámonos. Esa es la visión. Nos vamos solos. Sin familia, sin padres, sin hermanos. Vamos a vivir fuera de este pobre país. Eso fue lo que oímos y eso es lo que contamos. Un baño de pesimismo. Es lo que vimos.

Elides Rojas
erojas@eluniversal.com
@ejrl

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jueves, 9 de mayo de 2013

FELIPE GUERRERO, NI UNA MÁS

Fue una alumna sobresaliente. Era brillante en cada intervención que hacía en clase y luego se ha destacado como una exitosa docente  de gran prestigio profesional. Este fin de semana me envió un mensaje antes de partir a otras tierras. El recado escrito dibuja el dolor de la separación de su familia, de no saber si podrá volver a verlos, de dejar de aplicar los conocimientos adquiridos en su amada profesión de educadora, de sentirse desterrada, de dejar sus sueños, sus costumbres y las raíces a la deriva.
Se va una joven promesa por no soportar la indignación que produce  el vacío intelectual y la corrupción moral y económica que vive la patria. Se dispuso a renunciar como muestra de descontento ante la brutal agresión que viven todos pero particularmente las mujeres.
Decidió  abandonar este suelo que la vio nacer, este espacio que decía ser su casa, porque  ya no lo siente como tal.
Al partir, multitud de reminiscencias vinieron a su mente. Recuerdos que no había recordado cuando se convenció que debía marcharse, pero que ahora, al despedirse quizá por última vez, esas nostalgias se mostraron como recientes, como si la partida le hubiese transmitid
o los momentos vividos entre la paz y tranquilidad que ahora sentía tras ella.
Las dolorosas realidades pusieron más peso en el lado de la balanza que le precipitaba a partir.
Lo ocurrido en la sede nacional del Poder Legislativo precipitó el camino al exilio. Cuando en la sede del parlamento nacional ante la ausencia de argumento, se levanta el puño para golpear a indefensas mujeres  no solo estamos mostrando los bajos niveles de primitivismo de algunos que se hacen llamar «Diputados», sino que dibujamos  a unos seres repletos de odio y de crueldad que utilizan todas las herramientas del poder para pisotear a una dama.
Indigna cuando se oye  a los voceros que intentan justificar estas atrocidades afirmando que ese ataque es la acción particular de un sicópata, como se ha escuchado decir cándidamente, porque estas justificaciones lo que buscan es generar el ocultamiento del problema de la discriminación de la mujer.  Las infames expresiones «Ella se lo buscó» y demás excusas que se cuelan en el pensamiento de muchos pusilánimes deben ser erradicadas en el discurso de esta sociedad, porque sólo así se podrá construir una comunidad igualitaria y respetuosa.
«¡Ni una más!» fue el grito de guerra que utilizó la sociedad colombiana para convocar una millonaria marcha ciudadana que se realizó a mediados del año pasado, con el propósito de rechazar la deplorable práctica de la violencia contra la mujer.  «¡Ni una más!» es la expresión de rechazo que debe inundar todos los espacios en Venezuela para desnudar y aislar a los cobardes que se aprovechan de la debilidad física de la mujer para desatar contra ellas sus complejos y sus traumas cargados de salvajismo; porque en nuestra patria toda expresión femenina causa desagrado en quienes detentan el poder.
Ojalá y comencemos a gritar «¡Ni una más!» a fin de comenzar en serio una revolución en nuestra patria, la revolución de una sociedad realmente igualitaria y respetuosa.
Ni una mujer más golpeada, ni una mujer más discriminada, ni una mujer más excluida.
Que ni una mujer más se marche al exilio, porque con cada partida se nos va un sueño y es un sueño menos para  intentar hacer realidad y es una noche más en vela, sin poder soñar.
«¡Ni una más!», porque a Venezuela se le están terminando los sueños a causa de tantas noches en vela.
felipeguerrero11@gmail.com

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miércoles, 29 de febrero de 2012

CARLOS R. ALVARADO GRIMÁN: POPULISMO CAMINO AL INFIERNO O A LA EMIGRACIÓN

 “Los líderes populistas invocan a Dios y al poder popular, para imponer sus políticas suicidas y accionares engañosos que arrastran a sus pueblos al infierno de la pobreza y la emigración”
CANTOS DE SIRENAS

En la novela de Homero La Odisea, Ulises para escapar de los alucinantes cantos de sirenas, se hizo encadenar al mástil principal de su navío y ordenó taponear con cera los oídos de sus marinos. Ahora estos cantos son difíciles de ignorar, no provienen de aquellas fascinantes ninfas marinas con bustos de mujer, sino de politiqueros con muchas ansias de poder, muy astutos y de lengua ligera que empujan hacia la destrucción económica, política y social a nuestros pueblos latinoamericanos.
Los populistas tanto de izquierda como de derecha, discursean y conceden a sus pueblos, lo que éstos desean escuchar y recibir, un mundo de bienestar social sin esfuerzos, disciplina y trabajo productivo. Los populistas dilapidan los recursos del Estado con políticas asistencialistas, subsidios y mendrugos que a la postre se devuelven contra el pueblo con elevada inflación y mayor pobreza.
Bouquet de flores envenenadas con apariencia inofensiva que roban la dignidad del individuo, menoscaban su integridad moral y ahogan su espíritu de independencia. El líder populista es una especie de Robín Hood moderno que conserva las mismas mañas del pasado: “proteger” a los pobres saqueando y arruinando a los “ricos”, obviando que éstos son los generadores de trabajo y de la renta que sustenta al Estado. Politiquero y absurdo afán milenario, de matar a la gallina de los huevos de oro, mientras condenan al pueblo a la más absoluta miseria.
Los ricos son mostrados por los populistas como una casta de impresentables haraganes sin méritos, que viven cómo sanguijuelas chupando la sangre de los trabajadores. Pocos o ninguno son capaces de ver a sus alrededores objetivamente, como para notar, que quienes han logrado prosperar en nuestras sociedades son individuos innovadores, creativos, proactivos y formados profesional e intelectualmente para triunfar.
Cada año miles y miles de personas empobrecidas y desesperadas huyen de los sistemas populistas plagados de pobreza, hambre y violencia, arriesgan sus vidas viajando como polizones dentro del tren de aterrizaje de un avión, desafiando mares en barcazas improvisadas o a través de desiertos, víctimas de “coyotes” y acechados por criminales. Estos sacrificios no lo hacen para recibir beneficios de algún Estado benefactor que los humille y menosprecie como les ocurre en sus países de origen, sino para trabajar duro, esforzarse para ser cada día mejores ciudadanos y alcanzar niveles de vida decorosos para ellos y sus familiares.
Los emigrantes son una fuente importante de inspiración en la lucha por la dignidad de nuestros pueblos. Ellos son sobrevivientes de esos cantos de sirenas populistas, recibieron sus dosis venenosas y saben que el populismo es el camino al infierno.
aserne2004@gmail.com

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sábado, 25 de febrero de 2012

MILOS ALCALAY: LA DIASPORA VENEZOLANA EN ACCION (BRUJULA DIPLOMATICA)


Los excelentes resultados de las elecciones primarias del 12 de Febrero generaron dos tipos de reacción contradictoria. Por una parte, el nerviosismo cundió en las filas del oficialismo: el Presidente de la Asamblea y los ex Presidentes del CNE negaron la incuestionable cifra tri-millonaria; mientras que otros dirigentes emprendieron ataques contra  Tibisay Lucena por no haber impuesto las capta-huellas que aseguren una Lista de la Infamia tipo Tascón; y al mismo tiempo el TSJ dicta una sentencia inejecutable que pretende confiscar los cuadernos electorales con los nombres de los votantes, pero al no obtenerlos, penalizan a Teresa Albanes por defender el secreto del voto.

Por el contrario, se evidencio una inmensa ola de entusiasmo en las filas de los ciudadanos que veían la hora del cambio en la elección deHenrique Capriles Radonski, quien ese mismo dia llamo a los otros precandidatos, a los Gobernadores y a los partidos del arco iris político nacional para que se sumaran al camino alternativo triunfante

Pude constatar ese mismo entusiasmo en el exterior: En Paris, los coordinadores han venido recibiendo nuevas incorporaciones decompatriotas que quieren sumarse a la locomotora del triunfo, para lo cual están organizando un evento cultural de dimensión europea. EnBruselas, se reunieron los coordinadores de la Diáspora de Holanda y Bélgica para constituir una comisión preparatoria con coordinadores de Francia, Alemania, Austria, Italia, Suiza, España y otros países, con el fin de seguir adelante con su reafirmación Venezolanista. EnNueva York, los contactos se llevan no solo en Estados Unidos sino en todo el Hemisferio. En todas partes, los venezolanos del exterior se sienten muy identificados en continuar con su papel promotor para el 7 de Octubre.

En varios países en el exterior, los representantes de los electores se han dirigido a las Embajadas para reiterar la propuesta de dialogo defendida por Capriles que demuestre de manera concreta el deseo de contribuir en alcanzar la unidad. Pero además, para exigir sus derechos electorales. Una vez evaluados los obstáculos sufridos, enviaran sus justas reivindicaciones a la MUD para que exija ante el CNE el cumplimiento de reglas claras, como por ejemplo, que cese la operación “morrocoy” en las que algunas Misiones niegan la inscripción en el Registro Electoral mientras otras, solo permiten 5 inscripciones por día como máximo o requieren una cita previa inalcanzable; o en otros casos exigen requisitos no establecidos en la Constitución, como pasaporte valido, acta de nacimiento, visa de residencia fija en el paísdonde vota, y tantas otras trabas injustificadas.

El CNE esta obligado a enviar instrucciones generales a todos los Consulados y Embajadas, y no a convertirse en cómplices de “diplomáticos” inescrupulosos que procuran amedrentar a los compatriotas con represalias o actitudes dilatorias. Ayudemos a la diáspora en su acción, y aseguremos todos que puedan ejercer sus derechos ciudadanos.


  

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miércoles, 15 de febrero de 2012

ANDRÉS SIMÓN MORENO ARRECHE: LA DIÁSPORA DE LOS VENEZOLANOS

Estoy en la tercera edad y no me di cuenta de ello hasta que una hermosa mulata, probablemente de Bobures, con aquella sensual piel de canela nocturna, sus ojos miel y una escultural figura, tal vez heredada de una lejana abuela bantú, desplegó sus contorneadas piernas de nogal y... ¡Me cedió su puesto en el Metro de Maracaibo! Al principio me negué rotundamente, esgrimiendo mi caballerosidad con cualquier clase de argumentos, pero la chica, que tenía una dulce disposición a prueba de falsos machismos, y como quince centímetros más alta que yo, me desarmó las voluntades cuando al pararse a mi lado me tomó gentilmente del brazo, se inclinó con la flexión de rodillas que hicieran famosas a las conejitas de Play Boy y me dijo “Abuelo, siéntate aquí, que yo me bajo en la próxima en la próxima estación”.
Me senté justo cuando el vagón reducía la velocidad inicial y la voz digital anunciaba la próxima parada. La vi caminar hasta la puerta pero me ruboricé cuando ella volteó para decirme “Chao, abuelo”. Me regaló una hermosa sonrisa de dientes perfectos y labios encarnados que me parecieron los de cualquiera de las Mises que Venezuela exporta, con aroma de triunfos, a los concursos internacionales, y me quedé sentado, viéndola desplegar sus encantos y su atrevida minifalda mientras se desplazaba como una gacela por la Estación Urdaneta.
Le dije adiós con la mirada y un susurro, y me sumergí en los símbolos que rodeaban el acontecimiento, tal vez banal o transitorio para algunos, pero que para mí representaron la explicación de lo que enfrentamos los ciudadanos de la tercera edad, en estos aciagos tiempos venezolanos de un proto-comunismo totalitario, encarnado por un militarote mandón, sin compañera o esposa que le atempere sus fuegos y calme sus angustias, y tal vez por ello, aferrado morbosamente a un poder que la Constitución vigente en Venezuela asume como representativo, democrático y alternativo, pero que el sujeto, más enfermo de mente que de cuerpo, entiende como personalísimo y suyo hasta el final de los tiempos.
El ritmo acompasado del vagón celestineó mi ensimismamiento. Me apoyé en el palo de vera ‘encabuyao’ que me sirve de bastón y medité en mis hijos y en mis nietos, la mayoría de ellos viviendo fuera de su país. Unos, consolidando un futuro estable y promisorio para sus hijos en USA; otros estrenando su primer invierno canadiense que les resulta demasiado frío, aunque novedoso y a contrapelo del sol radiante de esta Maracaibo mía, curiosamente ‘mía’ para un ciudadano estadounidense como yo, veterano de Vietnam, rabiosamente republicano y liberal, que ha vivido sus más recientes 40 años de vida por estos trópicos petroleros.
Aquel “Chao abuelo” que me regaló la mulata trajo a mi mente otras despedidas, tal vez más tristes y más trascendentes para mí, como las de mis hijos, sus cónyuges y las de mis nietos, frente a la puerta de embarque en el Aeropuerto Internacional ‘La Chinita’ de Maracaibo.
A pesar de la nostalgia que produce la ausencia de los hijos y de la necesaria presencia, bullanguera y escandalosa de los nietos, no me arrepiento en haberles ayudado a emigrar del desesperanzador entorno de este ex-país, uno que apenas 13 años atrás era conocido internacionalmente como República de Venezuela, pero que ahora se ha vuelto un Estado forajido, aliado de los regímenes más oprobiosos del planeta, estimulador pasivo del narcotráfico, impulsador de un postmoderno apartheid social y político para con la mitad de los ciudadanos adversarios del régimen e impulsador –por omisión de gestión pública efectiva-  del genocidio de su población. Se trata del gobierno más corrupto de la historia republicana de esta nación, de un Poder Ejecutivo que ha conculcado los demás Poderes del Estado y con ello las libertades individuales y los más elementales Derechos Humanos de sus ciudadanos.
Mis tres hijos (Andrés, Anna y Lilianna) son profesionales universitarios. Sus cónyuges también. Para subsistir han tenido que vivir en nuestra casa, que reúne el espacio y el confort necesarios para que todos vivamos cómodos, pero aún con la mediana tranquilidad de un techo y el apoyo de nosotros, sus padres, han tenido que trabajar dos turnos diarios, de lunes a sábados, en actividades mal pagadas y la mayoría de las veces, alejadas de sus perspectivas profesionales. El esfuerzo que acometieron fue titánico pero las expectativas sociales y políticas del país nunca lo justificaron.
¿Cómo pedirle a dos excelentes periodistas de televisión -mi hijo Andrés y su esposa María José- que continúen en este ‘ex-país’, cuando decenas de sus colegas son perseguidos, apresados y asesinados por las hordas del régimen, por el único delito de mostrar la verdad de los hechos y por disentir? ¿Con qué cara se le pide a una Licenciada en Administración –mi hija Anna- y a un excelente Economista –mi yerno Carlos- que sacrifiquen su futuro y el de sus hijos, si todos sabemos que la barbarie económica del régimen comunista no se podrá revertir, sino dentro de 20 años, en el más optimista de los escenarios? ¿Cuáles argumentos puedo esgrimir ante mi hija Lilianna –Arquitecto- y su esposo Desman –Ingeniero y ciudadano estadounidense- para que construyan sus destinos en una Venezuela en la que la vida, como la propiedad privada no vale nada, en un país donde el Gobierno se apropia ilegítimamente de las empresas privadas, e interviene groseramente en la economía y destruye todo el aparato productivo de la nación?
Me bajo en la última estación de la única ruta del Metro de Maracaibo y me abrasa un sol intenso y sofocante. Más allá, en la esquina, un trío de soldados con innecesarios uniformes de camuflaje y un armamento excesivamente ostentoso, hacen que patrullan la periferia del mercado mientras cientos de ancianos, todos más viejos y quejumbrosos que yo, se apilan de uno en fondo en una sucia pared a la espera que el banco del gobierno abra sus puertas dentro de tres horas, para cobrar una mísera pensión que apenas les alcanzará para la comida de la semana.
El mercado reverbera con ventas ambulantes, con el aroma intenso de las fritangas y con las multicolores tolderías que se han levantado desde la madrugada más allá de la vereda principal del mercado. De entre tantas gentes que pasan y las que vociferan sus mercancías y potingues identifico una cara que me parece familiar. Me le acerco, nos reconocemos y en silencio nos abrazamos. Es uno de mis ex-alumnos, uno de los más brillantes que tuve mientras fui profesor en la Universidad del Zulia. Me lleva de la mano con la alegría y el orgullo de los muchachos que quieren mostrar sus mejores juguetes, hacia su punto de venta y me introduce por entre el abigarrado y serpeante camino de los toldos hasta llegar a su puesto, en la sección del mercado que en Maracaibo llaman “El Callejón de los Pobres”.
Allí me muestra, orgulloso, su venta de jeans y franelas que trae cada 45 días desde Colombia, me invita a sentar en su taburete, el único que tiene, y coloca amablemente el ventilador hacia mí.
Mi sorpresa es más que evidente. Se transforma en una batería de preguntas que le hago sin pronunciar pero que él me responde. Me dice que él y su esposa vivieron ‘en el norte’ durante tres años. Les fue bien hasta que los deportaron a ambos. En Florida trabajó en Macy’s y llegó a ser Gerente de Piso. Me asegura que allí conoció a muchos representantes de maquiladores de México y Panamá, uno de ellos es quien le provee de mercancía. Al cabo de un par de horas que han pasado sin que ninguno de los dos las note, le digo que debo marcharme, que voy a cobrar mi pensión del Seguro Social venezolano y al Consulado Americano para buscar el depósito de mi pensión como veterano, pero me obsequia con otro ‘guarapo de papelón’ –el tercero- y me pide que espere algunos minutos más.
Que su esposa va a llegar dentro de poco y quiere presentármela. Acepto y la conversación discurre como sacada de su resumen profesional: Obtuvo dos Maestrías en la misma universidad donde se graduó de Comunicador Social.
Una de ellas la hizo con Carmen, la esposa que aún no llega y que luego de gestionar inútilmente trabajos acordes a la jerarquía profesional decidieron partir hacia Florida con los ahorros de toda la vida de sus padres. Que el retorno fue más traumático de lo imaginado pues ella venía embarazada y no lo sabía. Que abortó la criatura sin proponérselo y que ahora viven en una pensión en una de las barriadas pobres más próximas a la ruta del Metro. Intento prestarle toda mi atención pero la riada de marchantes casi me arrolla y el vendedor contiguo vocifera las bondades de su mercancía –unos relojes ‘de marca’ que son imitaciones malas de los originales- con la misma intensidad de voz de los vendedores de camellos de los aljerifes de Marruecos.
Cuando me levanto para despedirme definitivamente llega la esposa de mi ex alumno. La miro con detenimiento. Ella me mira con sorpresa y los dos nos sonreímos sin que Carlos Julio entienda por qué. Ella me da un cálido abrazo que yo le respondo con la parquedad necesaria y aquel reencuentro con la hermosa y sensual mulata, piel de canela y ojos miel me ancló de nuevo en el taburete por otra hora más mientras ambos intentamos explicarle al aturdido muchacho que la coincidencia de nuestro encuentro previo fue un presagio que el destino nos arroja para mostrarle, a quien se detenga a mirar con detenimiento, que la diáspora del mejor talento venezolano es una realidad con muchísimos matices, cada uno con una pequeña o gran historia por contar, pero todas con un mismo epicentro común: la desarticulación política y económica de un país que hasta hace apenas 13 años, fue conocido como una República petrolera y próspera, en la que los jóvenes disfrutaban de un futuro posible y deseable, acorde con el esfuerzo individual de cada quien.

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