BIENVENIDOS AMIGOS PUES OTRA VENEZUELA ES POSIBLE. LUCHEMOS POR LA DEMOCRACIA LIBERAL

LA LIBERTAD, SANCHO, ES UNO DE LOS MÁS PRECIOSOS DONES QUE A LOS HOMBRES DIERON LOS CIELOS; CON ELLA NO PUEDEN IGUALARSE LOS TESOROS QUE ENCIERRAN LA TIERRA Y EL MAR: POR LA LIBERTAD, ASÍ COMO POR LA HONRA, SE PUEDE Y DEBE AVENTURAR LA VIDA. (MIGUEL DE CERVANTES SAAVEDRA) ¡VENEZUELA SOMOS TODOS! NO DEFENDEMOS POSICIONES PARTIDISTAS. ESTAMOS CON LA AUTENTICA UNIDAD DE LA ALTERNATIVA DEMOCRATICA

sábado, 14 de diciembre de 2013

FERNANDO MIRES, VENEZUELA: DE LA LUCHA POLITICA A LA LUCHA SOCIAL

Puede ser una coma y un cero, la diferencia será siempre ínfima.

Como si la política fuera una actividad geométrica la población electoral venezolana ─ya antes del 8D─ ha sido dividida en dos mitades casi exactas. Si a ello agregamos un cuarenta por ciento de esa ciudadanía a la que importa un rábano la política, cualquier gobierno que se diga revolucionario ─cualquiera menos el de Maduro─ debería sentirse humillado y ofendido. Porque ese es el resultado plebiscitario de las elecciones del 8D: En Venezuela es imposible una revolución. Así habló el pueblo.
A nadie que no resida en un manicomio, ni siquiera a un chavista cuando está a solas, se le podría ocurrir que con una mitad electoral gobiernera, con otra mitad electoral en activa oposición y con un por lo menos 40% de absoluta indiferencia, es posible imponer a troche y moche un sistema que ha fracasado en todo el mundo. O una revolución es totalmente mayoritaria o nunca será una revolución; cuando más un golpe de estado, civil o militar. O ambos a la vez.
Toda elección nacional es un plebiscito, se quiera o no. Mucho más plebiscitaria es cuando solo hay dos opciones. De modo que, y en contra de la opinión de tantos mariscales post-electorales, hay que decir que Capriles no inventó la idea del plebiscito. Si alguien la inventó fue Chávez.
No hubo ninguna elección durante el largo mandato de Chávez a la que él no hubiera conferido carácter plebiscitario. Capriles solo continuó la tradición. Debía incluso hacerlo. Si ya había cuestionado ─y con toda razón─ la legitimidad de las elecciones del 14A, cualquiera elección después de esa fecha habría tenido objetivamente un carácter plebiscitario. Y bien, ese es el punto: El plebiscito del 8D lo perdió el gobierno. Lo perdió en términos cuantitativos al no obtener mayoría absoluta, y lo perdió en términos cualitativos al ser derrotado en las ciudades más importantes del país.
Ahora, en cualquier país normal, cuando se produce una situación de empate, las dos partes tienden a establecer un pacto destinado a despolarizar el ambiente y crear mínimas condiciones de gobernabilidad. Pero Venezuela no es un país normal. Todo lo contrario. El discurso de Maduro del 8D fue el de un hombre que tiene detrás de sí, delirando de pasión por su persona, a más del 80 por ciento de la ciudadanía. Razón de más para pensar que definitivamente no va haber diálogo. 
Por el contrario, va a continuar la represión a los medios; los adversarios serán declarados delincuentes, agredidos, insultados; muchos irán presos, y las instituciones seguirán secuestradas por una secta fanática incrustada en el Estado. Así lo dio a entender Maduro.
El problema es que si analizamos el tema desde un punto de vista militar y no político, Maduro tiene cierta razón. Pues todo diálogo es una negociación sobre la base de relaciones de poder. Sin negociación, obvio, no hay diálogo. 
Y bien: ¿Qué puede negociar la oposición con Maduro? La oposición no controla ningún poder fáctico, ningún poder estatal, ningún gran medio de comunicación, ninguna central sindical, ninguna parte del ejército, y pese a que representa a la mayoría ciudadana en la Asamblea Nacional, su nominalidad es minoritaria. Solo tiene detrás de sí a una inmensa cantidad de electores, a las mentes más esclarecidas del país, a los principales intelectuales, a los mejores profesionales. Pero eso no se puede negociar. Para negociar se requieren dos partes políticas y el gobierno de Maduro es profundamente antipolítico. Ahí está la raíz. No habiendo diálogo solo puede haber confrontación.
Estamos hablando de una confrontación anunciada. Lo han dicho moros y cristianos. Pero ─es la novedad─ no será una nueva confrontación política pues ésta solo se da en Venezuela durante periodos electorales. Será una confrontación en el espacio social. Más evidente aún si tomamos en cuenta que la realidad económica le pasará la cuenta a las aberraciones de Maduro, sobre todo a aquellas destinadas a controlar los precios a punta de bayonetas. Escasez, pérdida de fuentes de trabajo, inflación, mercado negro, informalización cambiaria, son solo algunas  de las expresiones que asumirá en 2014 la crisis económica inducida por el chavismo y el madurismo.
La pregunta es entonces: ¿posee la MUD, o  la oposición en general, dispositivos que le permitan conectarse con las movilizaciones sociales que ya tienen lugar en Venezuela?
Venezuela debe ser el país latinoamericano en donde hay más protestas sociales. Las huelgas, los paros, las tomas de calle y carreteras, las guarimbas, todo eso es pan de cada día. Gran paradoja es que Venezuela debe ser también el país latinoamericano en el cual las movilizaciones sociales tienen el más bajo nivel político. No solo no se conectan entre sí. Hay, además, una carencia casi total de organismos populares en condiciones de coordinar regional y nacionalmente las luchas sociales.
Si en algo tuvo éxito la administración Chávez fue haber destruido las organizaciones independientes de trabajadores convirtiendo a la mayoría de ellas en simples dependencias del Estado. Con ello rompió la espina dorsal de la sociedad venezolana. En la Venezuela de hoy no hay nada que sea parecido a lo que fue la CGT argentina, a los sindicatos automotrices de Sao Paulo, a la CUT de Chile, a la COB boliviana.
No se trata por cierto de suscribir la afirmación de Lenin relativa a que en cada huelga se esconde la hidra de la revolución. Pero en cada huelga sí se esconde un mínimo de potencial político. Mas no en Venezuela. Allí puede haber cientos de protestas sociales al día sin que ninguna raspe la piel del más grande empresario capitalista del país: el Estado chavista.
El problema es mayor si se considera que el malestar social solo ha podido, hasta ahora, articularse a través de lo político sin que lo político sea articulado a través de lo social.
La misma MUD creó sus fuerzas en grandes eventos electorales. Gracias a las elecciones la MUD llegó a ser la organización opositora más poderosa de todos los países del ALBA. Gracias también a las elecciones aparecieron excelentes líderes políticos pero muy pocos líderes sociales. 
¿Tendrán los actuales líderes políticos capacidad para entender las demandas sociales y dar a ellas alguna orientación política? Es la pregunta decisiva.
Tanto más decisiva si consideramos que ante la ausencia de convocatorias políticas las movilizaciones sociales no pasan de ser simples estallidos anómicos. El Caracazo (1989) como el Bogotazo en Colombia (1948), ocurrieron como cualquier “azo”, no gracias a  la existencia de conducción política, sino a su ausencia. Estallidos que solo conducen a la militarización de las calles, o a masivas represiones cuya sangre pavimenta el camino que lleva a los gorilas al poder.
El desafío que enfrentará la oposición durante 2014 será entonces todavía más grande que ganar una elección.
La luchas del 2014 no estarán centradas en plazas citadinas sino al interior de cada fábrica, recinto comercial, dependencias públicas y asambleas populares. Será también la oportunidad para que las numerosísimas luchas sociales venezolanas adquieran ese contenido político del que hoy carecen. Y a la vez, para que la oposición desarrolle una vocación social que todavía no ha podido demostrar.. 
Si esa oportunidad es bien aprovechada, el mismo Maduro se verá obligado a hacer lo que más detesta: dialogar.
En política un diálogo no se solicita: se impone.
"Sé el cambio que quieras ver en el mundo". Mahatma Gandhi

fernando.mires@uni-oldenburg.de

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WILMER CHIQUIN SANCHEZ, TOLERANCIA, DIVINO TESORO,


Puedo no estar de acuerdo con lo que dices, pero moriría por el derecho que tienes a decirlo".  (Voltaire).

La oposición se contagió de los mismos males que critican al oficialismo. Quien no piensa como yo es mi enemigo.

No hay tolerancia, no hay discusión de ideas. Si no se acatan los mandatos de la MUD se está cometiendo el terrible delito de traición, no a la MUD, sino a la Patria. El mismo comportamiento de los comunistas, al que tanto se critica.

Hoy se ataca a quienes no votaron en las elecciones municipales, y de antemano se les quita validez a cualquier argumento que pudieran haber tenido.

A sabiendas de que esto me puede valer ser considerado “vendido” u otro calificativo con el que se adornan a estos ataques de los intolerantes, paso a enumerar algunas causas probables de esa abstención:

-       Al menos tres figuras connotadas de la oposición, Ramos Allup, Henry Falcón y Teodoro Petkoff declararon que no era importante la nacionalidad del títere cucuteño. O sea, hay que reconocerlo aunque por ley no puede ejercer el cargo que usurpa. Si esas declaraciones las hubiera dado el oficialismo, como era lo lógico, la MUD se hubiera rasgado las vestiduras. Pero lo dijo la “crema y nata” de la MUD, y no pasó nada

-       La MUD proclamó fraude en las elecciones de Abril y llamó a la gente a tomar las calles para protestar. El pueblo salió a defender su voto y murieron algunas personas esas manifestaciones, solo para que al día siguiente el mismo Capriles pidiera a la gente no salir de sus casas, y tres meses después, en declaraciones a una cadena internacional de noticias, reconociera al cucuteño como presidente de Venezuela.

-       A pesar de haber proclamado fraude en Abril, se llamó a votar en Diciembre, contra el mismo adversario ventajista, en las mismas condiciones de inferioridad y bajo el mismo cne que antes se denunció como cómplice del fraude

Tantas incoherencias, reconocidas por Leopoldo López, tenían que hacer mella en gente pensante, sin que por ello se les pueda acusar de traidoras.

Los que ejercieron su derecho de abstenerse de votar, por su parte, califican a los votantes como cómplices de la legitimación fraude y del propio cne.

Es hora de enterrar las hachas de lado y lado. Unirnos en bien de Venezuela y caminar juntos hacia la restauración del país que eramos. La discordia entre nosotros solo favorece a quienes pretenden implantar el comunismo en nuestro país.

Yo llamé a votar, porque el voto es una herramienta para convalidar las protestas de calle, que, estoy seguro comenzarán en Venezuela, cuando se comience a vivir en todo su apogeo la escasez de productos, en las próximas semanas. Si perdíamos esas elecciones las protestas de calle habrían sido tomadas como revueltas desestabilizadoras de minorías vandálicas.

Ahora le toca a la propia MUD la labor de analizar resultados, determinar y corregir errores y trazar el rumbo hacia el futuro que, por los vientos que soplan, luce turbulento
Hasta ahora siempre el pueblo le ha quedado grande a la “dirigencia” que se ha atribuído su representación. Han sido años de esperanzas y frustraciones, de sueños trucados en pesadillas y esfuerzos perdidos.

Desde ahora debe ser diferente, o ...

Willmer Chiquín Sánchez
Venezueladigna@hotmail.com  

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JOSE EDUARDO GUZMAN PEREZ , EL PAIS DE TODOS LOS TIEMPOS

Analizando  desprejuiciadamente  lo que ha venido sucediendo a partir del triunfo del fallecido difunto en la Habana entre 1998 y la actualidad,  y entre  el grotesco golpe  constitucional del 10 de enero de este año  que elevo al plurinacido y cuestionado  al poder después que el comandante eterno   gobernó el país con las artimañas de un brujo africano del siglo XVlII,  tenemos que concluir por ahora, que lo peor  que  histórica  y políticamente quedo como herencia fatídica, entre tantas otras que nos dejó el Bolívar político, el que salió derrotado  en la Convención de Ocaña en 1828 cuando fracaso en su último intento de eternizarse como dictador de Colombia, que era  uno de sus títulos preferidos. 

Repito, la peor herencia  dejada no por el Libertador, sino por el Bolívar político en estos países  del noreste  andino de América del Sur, es habérsele sembrado a  las clases dirigentes  civiles y a los militares de las distintas épocas,   el complejo de  que fuimos libertadores,  que es un  mito que  nos ha dejado a la merced del caudillaje militar  chafarotico  rupestre y componedor de todos los tiempos.

Situación  histórica  que se ha mantenido hasta el presente y ha impedido manus militari el establecimiento estable de una república civil. 

Para ejemplo, allí esta los resultados: Desde que  Páez   instaura la república hasta hoy día, los milicos han detentado el poder por 134 años,  y los civiles por  48 años  (Vargas 1 año, Manuel Felipe Tovar 1, Rojas Paul 2, Andueza Palacio 2, Betancourt -Gallegos 3 y el Pacto de Punto Fijo-bipartidismo  40 años) , donde los chafarotes  mandan y los civiles obedecen según Vallenilla Lanz.  

Caudillos,  déspotas depredadores  del poder y de los dineros de los miserables de Giordani, dictadores criminales y ladrones y autócratas  autosuficientes todos una chafarotia  militar de  causahabientes de esta patria escarnecida, arruinada   y vitupera por ellos, que han gobernado así porque saben y conocen la idiosincrasia del pueblo que gobiernan que es el mismo pueblo de siempre. 

Chafarotes  milicianos  que salvo muy  raras excepciones  se han   apoderado del  poder desde el segundo  tercio  del siglo XIX, hasta el  presente XXI  bajo distintas formas de usurpación:  Primero en sus inicios médiate los 70 años de  las llamadas montoneras civiles del siglo XIX que desangraron y arruinaron  el país; luego, a través de  formas más modernas de usurpación mediante grotescos golpes de Estado como lo aconseja Curzio Malaparte en su libro “La técnica del Golpe de Estado Y, más recientemente, mediante golpes de estado Constitucionales legalistas  como el que se dio con el apoyo de los milicos  el 10 de enero de 2013 para  poner  y sostener luego al sospechoso Maduro en el gobierno,  ahora  mediante fraudes electrónicos electorales invisibles como  sucede actualmente desde la asunción  al poder del fallecido difunto, padre de la patria nueva, el comandante eterno.

Y lo peor, es que toda esta falacia  ultima ha sido hecha, cohonestada y legitimada  mediante    un contubernio falaz entre la clase política adeca  roja en el poder y la  adeca que aun sobrevive administrando su agonía, contuberniados en un vuelta a viejas formas de asociación  militarismo-civilista que parecían ya superadas, por supuesto,  en un contubernio falaz de los “Amarillos Julista” que  no son  precisamente los “Amarillos Machistas” que comandaba  en 1898 el famoso José  Manuel Hernández, alias el “Mochos Hernández”, 

Contubernio  al  cual se adosan otros buitres cadáver insepultos  de la política que solo medran de los despojos, así como  otras franquicias de menor cuantía, que quieren todavía participar en el reparto de las migajas  que aún queda de esta patria  escarnecida, vituperada, engañada, saqueada sus arcas públicas y en bancarrota como siempre sus rentas fiscales  desde la llegada de la llamada democracia romuliana en 1959, Pero que siga la farsa. Que la historia hace lo demás. Alea jacta est    

 Eduardo Guzmán Pérez
guzmanperez@gmail.com

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DOUGLAS JÁTEM VILLA, VENEZUELA POST 8D

Los venezolanos estamos en condiciones similares a las que regían antes de las elecciones del pasado 8 de diciembre en materia de desenvolvimiento del sistema político. Seguimos en una pugna entre quienes estamos decididos a preservar la democracia, la libertad y la justicia, lo que empezamos a construir el 23 de enero de 1958, y quienes pretenden instaurar el Socialismo del Siglo XXI “comunista”. 

Debe precisarse que no se trata de una pretensión comunista total en un cien por ciento, pero si suficientemente como para calificarla de tal, lo que se puede constatar fácilmente al apreciar el papel que juegan Cuba y los hermanos Castro en nuestro proceso. 

Aunque el Socialismo del Siglo XXI gobierna hoy en Venezuela, y cuenta con el respaldo de un número importante de venezolanos, el cual no es mayoritario, no podrá concretar su pretensión, no sólo porque está comprobado que el comunismo no funciona en ninguna parte de la humanidad, sino también porque es contrario e incompatible con la idiosincracia del pueblo venezolano, incluyendo a la mayoría de quienes lo han respaldado

A la pregunta obvia acerca del  por qué éstos últimos que no son comunistas, que son y aspiran ser generadores de su bienestar familiar,  ser propietarios de su patrimonio,  han apoyado al gobierno, se pueden presentar varias respuestas, tales como que no conocen la condición comunista del régimen, que algunos tratan de preservar beneficios que reciben dentro del desbordado clientelismo gubernamental basado en el gasto descontrolado de los recursos de todos los venezolanos, sin pararse en la quiebra fiscal que ha producido; que muchos desconocen las prácticas corruptas e inmorales de muchos gobernantes y directivos del régimen, que muchos se han vuelto irresponsablemente indiferentes ante las ilegalidades, arbitrariedades, atropellos e ilegitimidades, en las cuales incurre el gobierno con el apoyo de todos los poderes públicos, como se comprueba, por ejemplo, en la permanente utilización ventajista, impune y descarada, de los recursos públicos, como ocurrió en este proceso electoral, y en la buena  reducción de precios que recientemente se impuso  inmoralmente apunta de pistola. 

Obviamente, se sabe que hay venezolanos que son comunistas, o contrarios al capitalismo, que ven en el Socialismo del Siglo XXI una vía para acabar con el sistema económico predominante en la humanidad.  

Esto último da pie para recalcar que entre los venezolanos partidarios de la democracia también se registra la necesidad de reformar el capitalismo para hacerlo un sistema con el grado de justicia requerido, y con mayor contenido social y humano, lo que significa que la comunicación necesaria puede posibilitar diálogo y entendimiento entre una gran mayoría de los venezolanos

El señalado mantenimiento de condiciones significa que el proceso electoral no produjo ningún efecto sobre el balance político venezolano, el cual sigue prácticamente dividido en dos partes, pero sin desconocer el importante sector que se ha mantenido sin inclinación por uno u otro lado, y apreciando también el millón cien mil votos aproximadamente que no apoyaron a ninguno de los dos polos, sobre todo los casi 600.000 votos disidentes del SSXXI. 

Se debe apreciar y valorar el significado del hecho de que si bien el SSXXI obtuvo más sufragios que la opción de la MUD, se registraron bastante más votos contrarios al gobierno que los que favorecieron a éste, hasta el punto de que contando la abstención y los votos contrarios a la opción socialista, se registra que sólo uno de cada cuatro electores, el 25%, votó por el régimen. 

También se debe registrar el significado de una abstención irresponsable de más de 41%, especialmente en momentos de clara contrastación entre ambas aspiraciones que ha debido generar una mucho mayor participación ciudadana. Se reitera que se comprende la motivación de una parte importante de esta abstención, pero también que la misma no debe restar el concurso que se requiere para lograr la fuerza que posibilite la recuperación de Venezuela.    

Douglas Jatem 
djatem@gmail.com

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MILOS ALCALAY, 2014 EN VENEZUELA: ¿PRIMAVERA, INVIERNO O VERANO?, BRUJULA DIPLOMATICA,

Concluidas las elecciones para designar a nuestros Alcaldes, se nos presenta una oportunidad para evaluar a grandes rasgos lo acaecido en el 2013 y dar algunas previsions  sobre como debemos vislumbrar el 2014.
Acaso vivirá nuestro país los efectos de la Primavera Latinoamericana que tuvieron que enfrentar gobiernos de izquierda en América Latina con movimientos sociales de diversos tipos como en los casos en Brasil, Perú o recientemente, los saqueos en Argentina o las manifestaciones de Mexico, y en otras latitudes las manifestaciones multitudinarias de Ucrania? 

O por el contrario un indescifrable Otoño Iraní, en el que el Presidente Rouhani, se presenta como un enigma: no sabemos si es un lobo con piel de cordero; o un cordero con piel de lobo impuesta por los Ayatolas, o un lobo con piel de lobo. Lo cierto es que Iran sigue siendo una preocupación de todos sus vecinos por la injerencia en los asuntos del medio oriente y por la incertidumbre de la amenaza nuclear. Ojala nunca tengamos que vivir un invierno como es para los Sirios sufrir una guerra civil con más de 100.000 muertos, y de millones de refugiados ante una comunidad internacional incapaz de ponerse de acuerdo en el Consejo de Seguridad.
 
Lo más probable es que tengamos que soportar en el 2014 un verano caliente y desagradable, si es que Maduro no quiere entender que el mensaje de estas elecciones es que el venezolano quiere  la unidad y que se deje de lado la radicalización de una “pseudo-revolución”; que se termine con el uso de un lenguaje confrontacional; que cese el abuso del poder central en detrimento de las regiones y del estado de derecho; que se supere la etapa del cierre de diarios, estaciones de radio y televisión independientes; que no se amenace con el control de las Universidades y escuelas.
 
Al mismo tiempo el elector quiere que se den soluciones mediante la aplicación de una responsabilidad compartida entre Gobierno Central, Regional y Local y que se ponga fin a la indiferencia y a la incompetencia oficial ante los múltiples problemas. Si no se logra unificar al país en base a los parámetros establecidos en la Constitución Bolivariana, se sufrirán las consecuencias del colapso existente: los reclamos de los sindicalistas se multiplicaran; las quejas de los damnificados en reclamo de viviendas dignas aumentaran; las amas de casa protestaran por el desabastecimiento; los presos políticos y exiliados exigirán con mayor vehemencia su libertad; los universitarios irán a la calle, todos reclamaremos mayor seguridad y lucha contra la corrupción desmedida venga de donde venga. Si todas esas indignaciones no se resuelven o se reprimen, podrían surgir brotes de violencia durante el 2014 con lo que podríamos sufrir las inclemencias de una primavera, de un invierno o de un otoño Venezolano. 
 
Este es el momento para que el Gobierno actúe apegado a la Constitución y convoque al país a reencontrarse aprovechando que no es un año electoral. Es el momento para impulsar la promoción de los derechos humanos y de aplicar la Carta Democrática Interamericana; dotarnos de un Poder Judicial independiente, de una Asamblea Nacional que cumpla sus funciones contraloras; de un árbitro electoral transparente y estimular la participación de una sociedad civil activa y reconocida. Utópico? Podría parecerlo. Pero si no opera ese cambio, la confrontación sera inevitable y lamentable el 2014.
Milos Alcalay 
milosalcalay@yahoo.com

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LEANDRO AREA PEREIRA, CON TODO Y QUE LO TENÍAN TODO

No es mi querencia la de los números y menos aún la de las estadísticas electorales, que en   eso nos hemos   vuelto tan gringos.   Hasta los del PSUV andan apoyándose en esa “ciencia burguesa”   de las cifras   que sirve  para   medir intenciones de voto   y traducir resultados de quincalla. Y  no, por dos razones: La primera es que creo más bien que los resultados  son más que las  suma de las partes,  lo cual constituye   una carga genética heredada   de   quién   sabe qué aventurero   familiar; y   la segunda,   es que considero impráctico e injusto, además, medir el esfuerzo, la ambición y el éxito de una organización política tan solo por los resultados visibles obtenidos, tal si fuera una fábrica de producir resortes.
El criterio del éxito inmediato es otra variante impuesta por el “capitalismo salvaje” y el “petrolismo” del que somos hijos tan destacados. En esto somos injustos los venezolanos, que ahora aparentamos ser especialistas en aritmética pero no en lectura, es decir: sabemos contar pero no leer. Y puede que sea así. Además con esa concepción tan de menudo y sencillo de la política, a saber, la de cuántos cargos obtuvimos, carros, secretarias, teléfonos, etcétera, no estamos dibujando sino una pésima caricatura de lo que verdaderamente aspiramos, que es cambiar al país.
Lo electoral es una pizca de la Política, un ingrediente, una prueba de esfuerzo. El meollo de la Política radica en el poder. Por ello pues recomiendo muy humildemente, como corresponde a un ciudadano corriente, mirar los resultados electorales sobre todo, como un perfil de sangre en el que aparecen tus valores para el día de hoy, y punto. En eso también deberíamos ser más sembradores que consumidores, más agrícolas que mineros.
Porque además nadie ha reparado en algo que pudiéramos llamar el “Índice de Resistencia Cotidiana Democrática” alcanzado por la sociedad venezolana y que estos iluminados de las encuestas y otros ayatolas del micrófono y la pantalla, ahora escasos, ignoran. Dicho índice mediría un valor, una dignidad, una lucha cotidiana contra la adversidad, una coraza de respeto y de decencia personal y colectiva, porque si no cómo entender que con todo y que lo tenían todo, no pudieron con nuestro coraje civil y democrático. Con todo y las abismales distancias, en dineros y recursos, no pudieron arriarnos a su proyecto fracasado. En este caso, nevera, cocina, televisor y otras chequeras no pudieron con nuestros candidatos curtidos y batalladores, y menos aún con nuestros votantes.
Con todo y que lo tenían todo, además de esquiroles gratuitos o pagos, talanqueros y demás alimañas, la gente dijo que no al proyecto de socialismo que pretenden imponer a la brava, porque a través de los votos pareciera que no. Al menos la mitad del país dijo que no, otra vez, a la obsesión Chavo-madurista. Y esa mitad no es cualquier mitad. Aprendamos a leer y sumar.
Y eso que lo tuvieron todo, hasta nuestra indiferencia expresada en abstención,
y no pudieron. No podrán.


Leandro Area


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TRINO MÁRQUEZ, PSUV: UN FRACASO MAQUILLADO

Algunos dirigentes y analistas políticos se mueven más en el mundo de la numerología que los estadísticos y los encuestólogos. Olvidan que la política se apoya en los fríos números de las matemáticas, pero los interpreta y los trasciende. 

Esta verdad la entendió plenamente Rafael Rodríguez Olmos                     –identificado con el oficialismo- quien escribió “La derrota disfrazada de victoria”,  artículo publicado en Aporrea

En él, Rodríguez Olmos les exige a sus compañeros de partido que no maquillen los datos de la consulta del 8-D y admitan que el PSUV sufrió un doloroso fracaso, por la sencilla razón de que perdieron la Alcaldía Metropolitana de Caracas, Maracaibo, Barinas y el municipio Sucre del estado Miranda. Frente a estos descalabros, se pregunta, cómo sus camaradas pueden hablar de victoria.

         La importancia política y económica de las grandes capitales donde ganó la oposición es infinitamente superior a decenas de municipios en los cuales triunfó el gobierno. El 8-D no solo se contaron los votos; también, se pesaron. Esto lo comprendieron perfectamente los dirigentes del PSUV que le ordenaron a Tibisay Lucena presentar los resultados de tal manera que el revés sufrido por el partido quedara oculto tras los fuegos artificiales encendidos por la presidenta del CNE.

Las principales ciudades del eje urbano que va de Caracas a Maracaibo, con la excepción de Maracay, quedaron o pasaron a manos de la oposición. La victoria en Barinas lleva una carga simbólica particular. El régimen habría cambiado esa alcaldía, el Día de la Lealtad y el Amor a Hugo Chávez, por decenas de otras que no encarnaran tanto la admiración al Comandante Supremo.

La cantidad y calidad de los municipios obtenidos por el PSUV no representan el poder, ni el control abusivo que el régimen ejerció sobre los organismos del Estado para que favorecieran a sus abanderados, ni el dominio de los medios de  comunicación públicos que les impidió a los candidatos opositores proyectarse y difundir sus mensajes y programas de gobierno. Los excesos superaron todos los límites alcanzados en las citas anteriores. No hubo amenaza o atropello que no cometieran. Los aspirantes opositores compitieron con unos adversarios que contaban con los recursos de PDVSA, Corpozulia o Corpomiranda, según fuese el caso. Nunca les faltaron medios de comunicación, afiches, ni recursos financieros para realizar movilizaciones y promover sus campañas.

El peculado de uso y la presión sobre los medios de comunicación independientes para impedir que se transmitieran los actos de los representantes de la alternativa democrática, tienen que ser incluidos como parte fundamental del análisis. De lo contrario, el examen de los resultados arrojados por la cita del pasado 8-D quedaría incompleto. Podría parecer como si los números que nos desfavorecieron, por ejemplo, en Los Teques, fueron el producto de una equivocación táctica y estratégica de Henrique Capriles, y no del plan deliberado de Nicolás Maduro y  Elías Jaua para taponar los recursos financieros de la gobernación del estado, para entregárselos al “protector” de Miranda. Podría parecer que las elecciones municipales tuvieron lugar en unos rutinaros y tranquilos cantones suizos, y no en la erizada Venezuela, donde gobierna una pandilla cubano-madurista que desprecia la democracia y se vale de todas las artimañas posibles para preservar el poder.

Constatar los desequilibrios existentes no debe servir para justificar los errores que se cometieron. Las fallas hay que diagnosticarlas y corregirlas. Pero dedicarse al automartirio no conduce sino a la depresión, a la parálisis y a la desmoralización. A la alternativa democrática le conviene convencerse de que el gobierno fracasó en su intento de adueñarse de las alcaldías más importantes en el plano político. El fiasco del régimen se tradujo en el éxito de una oposición que trabajó en condiciones precarias y desventajosas. Las victorias de la alternativa democrática están marcadas con el sello del heroísmo, pues se obtuvieron venciendo todos los obstáculos colocados por la todopoderosa maquinaria del Gobierno y el Estado, que movieron cielo y tierra para invisibilizar a los aspirantes de la oposición, arrinconarlos y asfixiarlos financieramente.

Si el análisis político ignora el contexto donde las distintas fuerzas actúan, se convierte en un fastidioso e inútil ejercicio académico. Masoquista, de paso.

@trinomarquezc

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CARLOS JULIO PEÑALOZA, ¿Y AHORA QUE? PUESTO DE COMBATE

Aparte de las cuentas de votos, la Oposición tiene algo que celebrar tras las elecciones municipales. Los rojos no las tienen todas consigo y el monolito colorado no es tan sólido.
         Estimados lectores, en términos militares se puede afirmar que con el año terminó una batalla, pero la guerra continúa intacta. 

Ambos bandos se declararon triunfadores el 8D y así nos vamos todos contentos a las duchas hasta el año entrante disfrutando de una etérea "victoria". 

Los partidarios del régimen dicen que ganaron aunque perdieron más de un millón de votos y casi medio centenar de alcaldías. 

La oposición dice que ganó al lograr controlar más alcaldías que antes y que la suma de los votos de la MUD mas sus aliados y los votos de disidentes del PSUV suman 5.268.828 electores superando a los oficialistas. 

A esta afirmación salta al ruedo Maduro alegando que el PSUV y el PCV sacaron más votos porque la MUD no puede sumarse los votos de los disidentes oficialistas. 

Total todo el mundo estará contento en estas Navidades. Cada uno está feliz con sus propias cuentas, mientras recuperamos energías y afinamos estrategias para los próximos combates políticos entre la democracia y el comunismo.
            
En verdad, aparte de las cuentas de votos, la oposición tiene algo que celebrar. La coalición formada por un conjunto de movimientos, partidos e intereses dispares logró mantener la unidad pese a las pujas internas. Eso es normal en democracia. No somos un partido de pensamiento único, dirigido por un grupo inamovible de enchufados como nuestros adversarios. Somos una fuerza pujante con ideas y ganas de luchar, pero con muchas cosas por mejorar y corregir.
            
Los rojos no las tienen todas consigo. El monolito colorado no es tan sólido. Sus dos alas más poderosas, la militar y la civil, se ven con recelo y están unidas en un matrimonio de conveniencia que puede romperse en cualquier momento. Adicionalmente, ambas alas están divididas en comunistas y no comunistas. En las alas civil y militar, los comunistas son minorías pero son muy activas, bien organizadas y financiadas además de estar dirigidas a remoto desde Cuba.
            
La fuerza de los rojos está en el control de la renta petrolera que les ha permitido apropiarse de muchas empresas privadas, incluyendo a la mayoría de los medios de comunicación social. Con este claro ventajismo han logrado establecer una obscena hegemonía comunicacional que aun así no les permite captar ni a la mitad del electorado. 

El control abusivo de los fondos del Estado,  de los cuales el régimen se apropió ilegalmente de mas de la mitad de los ingresos en dólares, les ha permitido fortalecer la intervención del régimen sobre la economía debilitando a la sociedad civil.
            
Con esos recursos que pertenecen a todos los venezolanos los rojos han armado un gobierno obeso e ineficiente dirigido por enchufados perpetuos. Estas sanguijuelas rotan sin vergüenza fracasando de cargo en cargo como si estuvieran en un carrusel. En el proceso los rojos han arruinado a PDVSA, han agotado las reservas de divisas, han multiplicado exponencialmente el endeudamiento y, por su incapacidad, han espantado a las fuentes de financiamiento externo. En medio de este desguace financiero los comunistas roban y subsidian a otros países de su misma cofradía política, sin rendir cuenta  mientras el país se desangra. Esta historia no va a terminar bien y estamos girando la última curva.
            
La fuerza de la Oposición no esta en su fragmentaria cohesión, ni en sus ricas alforjas. e incluso ni en su liderazgo. Nuestras ventajas están en la rigidez marxista de los Castro, la ineptitud de Maduro y especialmente en el terremoto económico que se avecina el próximo año. Esa sumatoria de amenazas se imbricará a corto plazo, formando una tormenta perfecta que debemos aprovechar. Para ello nuestro liderazgo debe prepararse y hacer algunos cambios indispensables.
            
No hay espacio para enumerar todo lo que debe hacerse y cada quien tiene sus temas favoritos e ideas fijas. Yo comenzaría por reestructurar en enero la MUD, renovar su liderazgo dándole plazos a sus mandatos e incorporando a ONG's valiosas como Súmate, Esdata y Voto Limpio, entre otros, a la asesoría técnica de ese organismo y las relaciones con el CNE. El monopolio de La Colina en esos menesteres es un talón de Aquiles que debemos corregir y un caballo de Troya que hay que neutralizar si de verdad aspiramos a derrotar a los comunistas que infiltraron a la MUD. Adicionalmente exigiría el nombramiento de un nuevo CNE balanceado. Dos chapistas, dos opositores y un independiente escogidos de planchas presentadas a la AN es lo indicado. La oposición no puede seguir representada por un masista del Grupo La Colina.
            
Lo que nos viene encima el próximo año es fuerte y necesitamos todas nuestras energías para esa dura lucha que se avecina. Entretanto el G2 sigue hackeando mi blog lo cual indica que algo debo estar haciendo bien. Descansen y disfruten estos días navideños en unión de su familia. Este es mi último artículo de este año,  agradezco su apoyo a mis fieles lectores y les deseo un feliz año 2014.

@GenPenaloza

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viernes, 13 de diciembre de 2013

PEDRO CORZO, EL CONTINUISMO DEMOCRÁTICO DE EL SALVADOR.

En menos de un año la República de El Salvador elegirá un nuevo presidente y aunque como toda nación en desarrollo enfrenta múltiples problemas, el hecho de haber superado en democracia  una cruenta guerra civil, es un ejemplo que deberían seguir otros países del hemisferio y en particular los mandatarios que buscan establecer en sus respectiva naciones dictaduras institucionales.

El pueblo salvadoreño ha dado ejemplos de convivencia a pesar de haber padecido una confrontación civil particularmente sangrienta que se extendió desde 1980 a 1992 y en la que según expertos en el tema hubo 75,000 muertos y desaparecidos.

Hay que destacar que durante esa cruenta guerra civil la mayoría de la población salía a ejercer el derecho al voto cuando se convocaba a elecciones. 

La guerrilla apoyada por Cuba y Nicaragua advertía que la población no debía ejercer su derechos, a la vez que amenazaba a los aspirantes, en consecuencia muchos ciudadanos y candidatos fueron asesinados por los insurgentes, pero a pesar de las amenazas hechas realidad la mayoría de los ciudadano votaba.  

El desaparecido presidente Napoleón Duarte, en cierta medida, sintetizó las ansias nacionales de construir un país estable políticamente, en el que las diferencias se solucionaran en las urnas y no con los atentados criminales de los extremismos ideológicos.

El país escindido entre guerrilleros, influenciados por el castrismo y el sandinismo, que le suministraban entrenamiento y recursos bélicos de todo tipo, asesinaban civiles, pero también a sus propios líderes como le ocurrió al poeta Roque Dalton y Armando Arteaga.

La nación era asolada también por grupos extremistas de derecha, acusado de haber asesinado al arzobispo Arnulfo Romero y otros  clérigos.

La guerra fue cruenta y los crímenes en los que incurrieron las partes numerosos y horrendos, pero las reservas morales de esa pequeña nación centroamericana lograron imponerse y las facciones que se enfrentaron con las armas, arribaron a acuerdos que han permitido una gobernabilidad satisfactoria.

Terminada la guerra civil fue elegido presidente Alfredo Cristiani, de la Alianza Republicana Nacionalista, un partido político fundado en pleno conflicto bélico por el mayor del ejército Roberto dAubuisson,  acusado de estar vinculado a grupos de extrema derecha y escuadrones de la muerte. 
La ARN  fue evolucionando al ritmo de la opinión pública y logró conservar el poder político por 20 años. 
Cuatro líderes del Partido ascendieron hasta la primera magistratura, pero en el 2009 un joven periodista, Mauricio Funes,  bajo la tolda política del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional  ganó las elecciones, lo que condujo al grupo guerrillero más extremista del país a la presidencia. 

El gobierno dirigido por  Funes ha sido una grata sorpresa para muchos salvadoreños, pero también para la mayoría de los actores sociales y políticos del hemisferio que están pendientes de lo que acontece en el continente.

La victoria de Funes, un advenedizo en el FMLN, demostraba que la generalidad de la población rechazaba el liderazgo histórico de esa fuerza política, cuatro años antes el jefe guerrillero Schafik Handal, había sido derrotado ampliamente por Elías Antonio Saca.

Funes militante y candidato de un grupo con un historial de violencia extrema, que a su vez estaba identificado con el socialismo marxista, condujo su campaña y ha ejercido la presidencia con la moderación de cualquier dirigente socialdemócrata y lejos de los pensamientos y acciones extremas del FMLN.

Durante su mandato las diferencias con el FMLN han sido numerosas. Ha actuado con independencia del Partido y ha sido consecuente con sus declaraciones de que sería el presidente de todos los salvadoreños. 

Las decisiones de Funes en política exterior coinciden en muchos aspectos con las de sus pares conservadores. Restableció relaciones con Cuba. Condenó los sucesos que en Honduras dieron lugar a la salida del presidente Manuel Zelaya, reconoció el estado Palestino, pero también rechazó el ingreso de su país  a la Alianza Bolivariana de los Pueblos de Nuestra América, ALBA.

Funes, contrario a lo que muchos esperaban fue capaz de contener los ímpetus extremistas de sectores de la agrupación política que lo llevó al poder. Ha tenido diferencias con dirigentes del FMLN y dijo cuando accedió a la presidencia, hace varios  años que sus modelos para gobernar serian Lula da Silva y Barack Obama.

Contrario a sus pares del ALBA, hasta el momento no ha propuesto una revisión de la constitución y ha prohibido a los funcionarios de su gobierno involucrarse en actos electorales y ha sido capaz de expresar que las controversias que ha sostenido con el FMLN son normales y que en su condición de Presidente no responde a los intereses de ningún partido.

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ASDRUBAL ROMERO MUJICA, EL MODELO MUD ¿AGOTADO?

No importa la alharaca que monten a través de los canales de su hegemonía comunicacional, el Gobierno rumia en sus entrañas un preocupante resultado. Particularmente al PSUV le fue muy mal, ni siquiera logró los cinco millones de votos que la mayoría de los analistas políticos consideran es el tamaño de su clientela cautiva
(empleados públicos, beneficiarios de su misiones, etc.). 

Quizás la arriesgada estrategia “DAKA” les reportó algunos dividendos electorales, pero estos quedaron sepultados por el tsunami que se les viene en contra: el creciente descontento en sus seguidores derivado de una crisis económica que ya se les ha ido de las manos.
Me comentaba un amigo, muy informado de las interioridades del otro lado del muro, que en una elección anterior: el 70% de los electores en un nuevo urbanismo cuyas viviendas habían sido regaladas por este régimen no habían acudido a las urnas. Que a ellos les preocupaba esa “deslealtad”. ¿Y qué les extraña? Si este socialismo ramplón lo que ha servido es para criar una clientela dependiente que pide más y más, porque no dispone de medios propios para afrontar su permanente crisis vivencial. Y cuando ya no se les puede continuar dando, responden como castigo con total indiferencia electora. 
Dame, dame o sino no voto. Se sienten defraudados, con o sin razón, todavía no sienten la motivación de poner sus esperanzas en una opción del otro lado del muro, pero al oficialismo ya no le quieren votar. En una parroquia eminentemente chavista (Miguel Peña en el Municipio Valencia), la participación bajó de un 80 a un 52,5 por ciento de las presidenciales de abril a este 8D. 
Una emblemática demostración del castigo abstencionista que propinó un creciente sector otrora pro oficialista: ¡que tiene su explicación! Quizás no tan descarnada como la que les he bosquejado, con diversas variantes, pero todas contentivas de un factor común: el nefasto impacto de la crisis social y económica que a ellos más les afecta.  
  Y la abstención del lado opositor: ¿Cómo se explica? Porque vamos a estar claros, la oposición representada en la MUD también tuvo su descalabro. Se puede matizar: no tuvo prácticamente acceso a los medios de comunicación; los recursos de los que dispuso para hacer campaña brillaban por su blanca palidez frente a la grosería de dispendio electoral del Gobierno (ayer estuve en Caracas y lo de los afiches de Villegas rayaba en lo grotesco e inmoral); el CNE se dejó irrespetar hasta límites nunca vistos, permitiendo una campaña que podríamos proponer para el libro de records mundiales de Guinness por su inequidad. 
Todo lo anterior es verdad, pero   por otra parte: La crisis no es un “coco” que está por venir. Ya la tenemos instalada en nuestros predios y con tendencias claras de evolucionar hacia daños verdaderamente severos a nuestro modo de vida.  Nos ha empobrecido y nos va a empobrecer aún mucho más. Además, ya hemos sido testigo de las respuestas absurdas que este gobierno diseña para hacerle frente. ¿Qué más nos resta por ver? 
Por esto y porque en esta etapa de crisis siempre he supuesto que el voto opositor tiene en promedio un mayor nivel de educación y por ende: mayor capacidad para tomar conciencia sobre el tipo de sociedad hacia la cual se nos quiere conducir, es que no lograba entender, esa noche del 8D, que de los más de siete millones trescientos mil electores que votaron por Capriles en abril, la votación opositora fuese tan menguada por la abstención.
Así lo puse en un “tweet” y alguien me recomendó que al calor de tan frustrantes resultados mejor era: no exteriorizar opinión. Pero continuaba preguntándome: ¿Era errada mi premisa de que todos esos opositores de abril debían tener, ahora, mayor conciencia de las razones por las cuales a este gobierno había que propinarle un nocaut electoral? 
Para mí era como si en una pelea de boxeo, tuviésemos al contrario mareado, propenso a caer a la lona si le propinásemos un buen golpe, y nos abocáramos a dar saltitos mingoneando para permitirle que se mantuviese en pies hasta el final del round. Por supuesto, una imagen metafórica, como simbólica y muy acertada era la tesis de asumir estas elecciones como un plebiscito. No iba a sacar a Maduro de la Presidencia, obviamente, pero lo iba a frenar en sus intenciones que, por lo demás, a estas alturas ya están claramente develadas (por si acaso todavía alguien tenía dudas al respecto). ¿Qué tan diferente sería hoy el ambiente político en el país si la Oposición hubiese obtenido al menos unos seis millones y medio de votos?
La tesis plebiscitaria tenía además la virtud de sobre imponerse por encima de algunos niveles de ruido opositor ocasionado por el descontento con relación a algunas candidaturas locales. El caso de Evelin Trejo en Maracaibo es un ejemplo emblemático: si la motivación anti gobierno no hubiese movilizado a muchos hacia las urnas, otro gallo estaría cantando en ese patio cuyo potencial opositor fue desaprovechado. Otro tanto, aunque en menor medida, podría decirse de Cocciola en Valencia, aunque haya resultado victorioso por un buen margen (seguramente habrá otros ejemplos, pero me refiero a dos escenarios sobre los que dispuse de suficiente información). 
Al final, ese sentido de urgencia que pretendía transmitir el mensaje plebiscitario de La Unidad no cuajó en su totalidad y no queda más remedio que tratar de entender lo que me resistía a entender esa noche de duros insultos contra los opositores que no votaron. 
Eso sí, sigo negándome a creer que el único argumento explicativo sea la naturaleza local de las elecciones. Esto podría ser válido en el caso de un país en circunstancias políticas y económicas normales y ese no es, ni remotamente, nuestro caso.
          Por razones de extensión, me atreveré a proponer sólo dos temas a considerar en el análisis de las posibles causas de la abstención opositora (por supuesto que hay otros): la desconfianza en el CNE es uno. Aunque se han desarrollado buenos argumentos para motivar el voto como vehículo para derrotar también esa evidente parcialidad del árbitro electoral, se observa que la duda sigue haciendo mella en muchos electores. 

         El otro es el agotamiento del modelo MUD como plataforma integradora de las fuerzas democráticas. Es evidente que ha crecido un sentimiento disidente sobre la forma cómo se está conduciendo a la Oposición  – a lo mejor sigue siendo la adecuada, pero requiere de su legitimación en un escenario de mayor participación democrática. Esto lo reflejan los resultados del 8D: un crecimiento nada desestimable de los votos obtenidos por grupos opositores al Gobierno que actuaron fuera de la MUD (casi un 20%).  Algunos pretenden agotar la discusión acusándolos simplemente de divisionistas. ¿Por qué no pasearse por el argumento de que no se dio la adecuada acción política que permitiera alinearlos en una estrategia unificada? ¿Hasta cuándo una cofradía de partidos puede tener el derecho exclusivo de decidir sobre candidaturas sin que otras fuerzas opositoras se sientan que sus propuestas y liderazgos no son tomadas en cuenta? 

Fue ese 20% adicional lo que permitió matizar el resultado final: la Oposición ganó, sí, pero fue una victoria pírrica y no podemos darnos el lujo de repetirnos en este esquema. Por esto es que urge un esfuerzo serio de reorganización de las fuerzas democráticas, pero esto será ya objeto de consideración en otro artículo. 

Asdrubal Romero 
asdromero@gmail.com

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