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LA LIBERTAD, SANCHO, ES UNO DE LOS MÁS PRECIOSOS DONES QUE A LOS HOMBRES DIERON LOS CIELOS; CON ELLA NO PUEDEN IGUALARSE LOS TESOROS QUE ENCIERRAN LA TIERRA Y EL MAR: POR LA LIBERTAD, ASÍ COMO POR LA HONRA, SE PUEDE Y DEBE AVENTURAR LA VIDA. (MIGUEL DE CERVANTES SAAVEDRA) ¡VENEZUELA SOMOS TODOS! NO DEFENDEMOS POSICIONES PARTIDISTAS. ESTAMOS CON LA AUTENTICA UNIDAD DE LA ALTERNATIVA DEMOCRATICA
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miércoles, 23 de noviembre de 2011

ODOARDO LEÓN-PONTE: EL DESARROLLO HUMANO Y EL ESTADO

El Estado enfoca la atención al desarrollo humano dentro de los parámetros tradicionales aplicados por un gobierno tras otro, sin que haya modificaciones de forma ni de fondo en la acción para la población. Se acentúa la oferta de más educación, vivienda, salud, seguridad y vialidad en las etapas anteriores a eventos electorales, basándose en trabajos realizados por expertos que elaboran los planes basados en experiencias previas y estimaciones de lo que se puede hacer. Se ofrece lo que se debe hacer con las empresas del Estado, con la centralización o descentralización, con el rol del petróleo, con la estimulación de la participación de la empresa privada. Se usan los distintos enfoques que han sido y siguen siendo la fórmula tradicional de intentar resolver las necesidades del país para lograr el desarrollo. Los deseos y necesidades de la gente se barajan a través de encuestas con el fin de determinar lo que puntualmente pueda ser atractivo desde el punto de vista electoral, pero no se hace un esfuerzo efectivo para determinar las necesidades por y para la gente. Se establece a través de los mejores criterios de la dirigencia correspondiente, lo que la gente necesita; se sufren los mareos de izquierda-derecha y los resultados siguen siendo una ingrata sorpresa cada vez que se evalúan. El plan, generalmente, contiene un crecimiento porcentual del PIB, un aumento del empleo, el financiamiento de la actividad industrial, el aumento del área de siembra, el aumento de la producción del petróleo, el aumento del crédito para las pequeñas y medianas empresas, la reducción de la pobreza, la reducción del analfabetismo y el mejoramiento de la planta física educacional y hospitalaria.

¿Y la gente? ¿Qué necesita la gente y cuáles son sus prioridades?

¿Se le puede ofrecer lo mismo a todo el mundo todo el tiempo? ¿Quién y de qué manera solicita la opinión de la gente sobre sus necesidades? ¿Se logra esta información a través de caminatas por las barriadas pobres saludando a los electores potenciales? ¿Con preguntas a 1.200 personas distribuidas a través del mapa nacional se determinan las necesidades específicas de los residentes de Carapita al igual que y en contraste con las de Macuro? ¿Quieren todos vivienda en preferencia a más seguridad o mejor educación? ¿Quiénes prefieren mejor servicio médico de alta calidad? ¿Y qué quieren los que no necesitan vivienda porque ya la tienen? ¿Y todo se lo tiene que dar el Estado? ¿Y el empleo? ¿Y la capacitación de la gente para el trabajo? ¿Y de qué manera podría lograrse que muchos electores solucionaran o contribuyeran por esfuerzo propio a solucionar sus necesidades? ¿Hay programas conjuntos entre el Estado y la empresa privada? ¿Y entre el Estado y la gente? ¿Cuál es la responsabilidad de la gente? ¿Y cuál la de las empresas? ¿Y la del Estado? ¿Y las carreteras de quién construiremos primero? ¿Y cuál es la responsabilidad de cada cual? ¿Y qué papel tienen las empresas en cuanto al desarrollo humano? ¿Cómo participan?

Se requieren respuestas, pero hay que conocer las preguntas antes de responderlas. Preguntémosle a la gente qué quiere y en qué orden lo prefiere. Démosle la oportunidad de participar y atendámosla en sus verdaderas necesidades. No basta con demostrar el interés. Busquemos lograr el desarrollo humano y, consecuentemente, el desarrollo.

odoardolp@gmail.com 

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domingo, 26 de junio de 2011

LUDWING VON MISES: DEL LUJO A LA NECESIDAD

Hace unos 60 años, Gabriel Tarde, el gran sociólogo francés, se ocupaba del problema de la popularización de los lujos. Una innovación industrial, apuntaba, entra en el mercado como la extravagancia de una élite antes de convertirse finalmente, paso a paso, en una necesidad de todos y cada uno y considerarse como indispensable. Lo que una vez fue un lujo se convierte con el paso del tiempo en una necesidad.

La historia de la tecnología y la mercadotecnia ofrece múltiples ejemplos que confirman la tesis de Tarde. En el pasado había una considerable distancia en el tiempo entre la aparición de algo desconocido hasta entonces y su conversión en un artículo usado por todos. A veces hicieron falta siglos hasta que una innovación se aceptase al menos dentro de la órbita de la civilización occidental. Pensemos en la lenta popularización de tenedores, jabón, pañuelos y una gran variedad de otras cosas.
  • Desde su inicio, el capitalismo mostró una tendencia a acortar esta distancia y finalmente a eliminarla casi completamente.
No es una mera característica accidental de la producción capitalista: es inherente a su propia naturaleza.
  • El capitalismo es esencialmente la producción en masa para la satisfacción de los deseos de las masas. Su característica distintiva es la producción a gran escala para las grandes empresas. Para las grandes empresas no tiene sentido producir cantidades limitadas para la sola satisfacción de una pequeña élite. Cuanto mayor se haga la gran empresa, más y más rápidamente estarán disponibles para toda la gente los nuevos logros de la tecnología.
Pasaron siglos antes de que el tenedor pasara de ser algo para alfeñiques afeminados a un utensilio para todos. La evolución del automóvil de juguete de ricos ociosos a medio de transporte utilizado universalmente requirió más de 20 años. Pero las medias de nylon se convirtieron, en este país, en un artículo que visten todas las mujeres en poco más de dos o tres años. No hubo prácticamente ningún periodo en el que el disfrute de innovaciones como la televisión o los productos de la industria del congelado estuvieran restringidos a una pequeña minoría.
  • Los discípulos de Marx tienen mucha afán en describir en sus libros de texto los “inenarrables horrores del capitalismo” que, como había pronosticado su maestro, generan, “con la inexorabilidad de una ley de la naturaleza”, el progresivo empobrecimiento de las “masas”. Sus prejuicios les impiden advertir el hecho de que, mediante el instrumento de la producción a gran escala, el capitalismo tiende a eliminar el chocante contraste entre el modo de vida de una élite afortunada y el del resto de una nación.
El océano que separa al hombre que viajaba en un vagón de lujo y el hombre que se quedaba en casa porque no tenía dinero para el billete se ha reducido a la diferencia entre viajar en Pullman, o primera clase, y en tercera.

Este artículo apareció originalmente en la New York University Graduate School of Business Administration Newsletter, volumen 1, número 4, primavera de 1956.

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miércoles, 8 de junio de 2011

MERCEDES MONTERO: NECESIDAD DE VIVIENDA Y ABUSO

                                          
Señores, Venezuela es un país sin ley, sin orden, ni respeto, en el cual el abuso es promovido diariamente

En 12 años de gobierno, Chávez sólo ha podido construir unas 300 mil viviendas y ahora promete dos millones entre 2011 y 2017

Todos los seres humanos tienen como necesidad primaria un techo bajo el que cobijarse, algo que se llama casa o sitio para vivir. La adquisición de una vivienda propia siempre ha sido un sueño dorado y no hay algo peor que carecer de ese sitio.
 
Los políticos que aspiran a ocupar un cargo importante incluyen en su propuesta la construcción de viviendas que estén al alcance de las clases desposeídas y medias. Hugo Chávez no es la excepción, pero el caso es que en 12 años  la construcción de viviendas por parte de su gobierno ha quedado en el aire.  Chávez sólo ha podido construir unas 300 mil viviendas y ahora promete dos millones entre 2011 y 2017,  a pesar de haber gozado de los ingresos petroleros más grandes de la Historia de Venezuela, los cuales ha utilizado para regalar urbanizaciones completas, con casas de muy buena construcción y hasta amobladas a otros países del Hemisferio como por ejemplo Perú y otros tan lejanos como Mali, en el continente africano. Algo que el pueblo venezolano que otrora fuera generoso no le hubiera importado, si primero le hubiera cumplido a quien le dio el mandato.
 
Chávez ante un año electoral y por supuesto aspirando a ser reelegido, tiene las manos en la cabeza pues la gestión oficial en lo que a construcción de viviendas se refiere ha sido nula. Al parecer no hay una política para proceder a dar soluciones habitacionales a la población, pero si una política de destrucción a toda la industria relacionada con la construcción.

Además, ha prometido que serán construidas dos millones de viviendas  entre 2011 y 2017 y resulta que en los 12 años de su gobierno, sólo ha podido construir unas 300 mil
Las empresas productoras de cemento han sido nacionalizadas, también las productoras de cerámica, SIDOR ha bajado la producción de  cabillas y muchas de las que produce desparecen cuando son trasportadas en gandolas por las desastrosas carreteras del país, las ferreterías tienen un escaso volumen de productos disponibles, por lo tanto ante tal escasez los precios suben...  Aparte de eso también la industria de la Construcción ha sido atacada hasta casi llevarla  a la extinción. Muchos constructores han sido acusados de estafadores, ladrones, explotadores y han tenido que huir del país. Los poquísimos que quedan cuando tienen una obra a medio terminar, también tienen a los “invasores” con camisa y gorra roja esperando para hacer una “toma revolucionaria” de la edificación, sin importarles en lo más mínimo  que otras personas hayan pagado las cuotas de compra de un apartamento o casita de las que están siendo construidas.
 
El gobierno revolucionario en vista de la seriedad del problema de vivienda ha procedido a “expropiar”, declarar como “de interés nacional” edificios completos (construidos o en construcción) propiedad privada y hasta del propio Estado (que en este último caso se está expropiando a sí mismo), para meter a la gente. Envía grupos de invasores a urbanizaciones para ver si hay alguna casa que crean o esté desocupada para proceder a invadirla. Esta última acción ha puesto a vecindarios completos en vigilancia, a tener gente cuidando, colocando trancas, cadenas y candados en galpones, comercios vacíos, casas en las que vivan pocas personas, para que los invasores no les entren, porque de llegar a entrar, lo primero que hacen es declarar que toman la vivienda en nombre de la “revolución” y si el verdadero dueño tiene suerte lo dejan vivir en un cuarto, si protesta le caen a golpes y hasta lo botan de su casa. Cuando la policía interviene para sacar a los invasores hay batallas campales.
 
En la nueva Ley de Inquilinato, a aquellos arrendadores que poseen varias viviendas para arrendamiento, es el gobierno el que fija los alquileres, tomando en cuenta el sitio y el tipo de vivienda. Los precios fijados hasta ahora son tan irrisorios que no alcanzan ni siquiera para pagar los derechos de frente. Muchos de estos propietarios compraron viviendas como inversión, y forma de sustento, ya que el dinero nada vale. El gobierno olvida  que el arrendamiento es una actividad comercial legal, que atiende a un segmento importante de la población, que no tiene el dinero suficiente para adquirir una casa, pero puede arrendar, de hecho y solo por citar un ejemplo en Europa, una gran parte de la población vive alquilado en viviendas del gobierno toda su vida. Pero estos son gobiernos responsables que le cumplen a la gente.
 
Otra de las facetas del arrendamiento está en las pensiones, hoteles y personas que alquilan una habitación de su casa para completar un ingreso que les permita vivir. Con un gobierno que ha fomentado el abuso, que ha sembrado odio entre los ciudadanos, se ha originado un abuso que no tiene límites. En una pensión en San Agustín en Caracas, funciona un a pensión hace más de 20 años, allí hay 28 cuartos alquilados bajo contrato firmado a igual número de hombres, quienes no pagan el alquiler desde el mes de Marzo del presente año. Cuando la administradora del local llamó  a la Guardia y a la policía le dijeron que el caso no era de su competencia.

Fue a la Fiscalía y le dijeron que no podían hacer nada a menos que fuera agredida físicamente. Cuando fue citada por el Comité Contra Desalojos a una reunión con los 28 inquilinos, estos últimos le gritaron e insultaron, al verse tan afectada decidió no ir más a las reuniones y por esa razón ha sido amenazada con expropiación de un negocio que no es propio.
 
Un caso en un barrio de Petare, reporta algo muy parecido, un hombre que vive alquilado en un cuarto en una vivienda muy humilde no paga la renta porque la revolución dice que no debe pagar, pero si tiene para beber alcohol.
 
Señores, Venezuela es un país sin ley, sin orden, ni respeto, en el cual el abuso es promovido diariamenteEL ENVÍO A NUESTROS CORREOS AUTORIZA PUBLICACIÓN, ACTUALIDAD, VENEZUELA, OPINIÓN, NOTICIA, REPUBLICANO LIBERAL, DEMOCRACIA, LIBERAL, LIBERALISMO, LIBERTARIO, POLÍTICA, INTERNACIONAL, ELECCIONES,UNIDAD, ALTERNATIVA DEMOCRÁTICA

viernes, 24 de diciembre de 2010

LA MISERIA QUE DESHONRA. ALBERTO MEDINA MÉNDEZ. DESDE ARGENTINA

Los incidentes de Argentina me llevaron a analizar esto que pasa, pero que no es nuevo, ni patrimonio exclusivo de los que vivimos aquí. Muchos creen que la sociedad tiene una deuda con ellos y que apropiarse de sus bienes es el camino

Hay que decirlo claramente, la necesidad no genera derechos.

Espero que sirva para leer, reflexionar y porque no, discutirlo y difundirlo.

Cuando un individuo se apropia de un bien que no le pertenece es simplemente un inmoral. Sus necesidades no pueden ser la justificación. Si aceptáramos esta regla impropia, el saqueo sería la norma que regiría los destinos de la humanidad, solo porque las necesidades son infinitas y siempre subjetivas. Habrá que admitirlo como corresponde, sin peros, sin medias tintas, no es cierto que la pobreza otorgue derechos especiales a disfrutar de bienes por los que no se ha hecho el esfuerzo de obtenerlos de un modo legítimo. No alcanza con tener necesidades no cubiertas.

Un hombre con principios, un ciudadano con valores, no se quedaría jamás con algo que no le pertenece, aun con cuestiones sin resolver en su vida personal y familiar. Y ya no porque se trata de un delito, no por lo que dicen las leyes, sino porque el mas elemental sentido de la honradez, de la honestidad, dirá que solo se puede poseer aquello por lo que se trabajó previamente, por aquello por lo que se pagó con recursos propios, derivados del esfuerzo personal y no esquilmados a otros de modo coercitivo.

Por eso, por ese vital motivo que tiene que ver con las creencias, con los ideales, con los principios, no deberíamos hablar de pobreza como sinónimo de carencias materiales, tendríamos que poder diferenciarla de aquella que se define como la verdadera miseria humana. No es pobre quien no tiene recursos económicos, es pobre quien carece de criterio, de principios, de valores, de ideales y creencias.

Durante mucho tiempo hemos hablado de pobreza como sinónimo de indigencia. Y lo hemos vinculado con cuestiones meramente dinerarias. Tal vez debamos revisar esa visión y concluir que los miserables, los seres despreciables, son aquellos que amparados en supuestas necesidades básicas, se creen con derechos especiales que los hacen merecedores de la dádiva de la sociedad, de ese coercitivo altruismo culposo que algunas culturas pretenden amparar sin chistar.

Mucho más despreciables son aquellos que hacen beneficencia con patrimonio ajeno, con el dinero de todos, con los bienes de los contribuyentes. Recitan grandilocuentes discursos, diciendo que los postergados merecen recibir ayuda de la sociedad y para ello meten mano a los recursos de la comunidad, a esos que les han quitado vía impuestos para distribuirlos como si fueran propios.

Si tan convencidos están de la justicia de esa distribución, pues podrían empezar entregando sus bienes personales, dando el ejemplo con su patrimonio e instando a otros a imitarlos y hasta convocar a grandes colectas voluntarias u organizarse socialmente para reunir esos fondos con gente que posea idénticos ideales altruistas. Pero no resulta demasiado razonable esto de hacer beneficencia con lo quitado a otros, con lo sustraído discrecionalmente, mediante el uso de la fuerza.

Por eso, en tiempos en que la cultura parece marcar mandatos que sostienen “que la necesidad genera derechos”, algunos tendrán que repasar su concepto de pobreza.  La inmensa mayoría de los pobres se esfuerza día a día por salir de su situación, trabajan mas horas de lo aconsejable, se ocupan de actividades que pocos aceptarían, disfrutan casi nada de los tiempos familiares y no pueden darse lujo alguno. Pero tienen principios, creen en sus sueños, luchan para que llegue el momento de salir del pozo, tienen la esperanza que en ese recorrido, encontrarán el camino de salida.

Y si aun no logrado encontrar ese sendero tan ansiado, no es porque les haya faltado esfuerzo en los más de los casos, sino porque los burócratas de siempre se han ocupado de quitarles la libertad, de sacarles con impuestos el fruto de su trabajo, que es su principal herramienta para salir de la indigencia con dignidad y sin actitudes mendicantes e indecorosas.

La política, la demagogia, el clientelismo, el populismo más perverso, no solo los ha sumergido, sino que los humilla, los estigmatiza y se ha constituido en un aplastante techo y no en un piso como pretende, para sus oportunidades.

Pero cada uno de ellos, de los que pelean a diario, se muestran firmes en sus convicciones, ellos no caerán bajo la tentación del robo, no le quitaran sus bienes a otros, no harán la fácil, seguirán enviando a sus hijos al colegio y apostando por la educación como oportunidad para dar el gran salto, tratarán de alimentarlos de la mejor manera que puedan, ya no solo brindándoles comida sino con el impulso espiritual que sus principios potencian, dejando el legado del ejemplo como mayor riqueza.

Decididamente la mayoría de los pobres hace su mejor esfuerzo por sostener sus ideales. Saben que el trabajo, el esfuerzo, el defender lo suyo es lo que deja la luz encendida para que se presente algún día la oportunidad de salir del pantano.

Lo otro, el acceso al dinero sin sacrificio, el prestarse a la esclavitud a la que invita a diario el clientelismo, es ceder en sus convicciones. Algunos han vulnerado ese umbral y hoy son carne de cañón de los perversos personajes del presente. Terminarán en una cárcel como delincuentes, o tal vez solo sigan deambulando por las calles sin mas, pero de lo que estamos seguros, es que se trata de lo peor de nuestra sociedad.  Intentar quedarse con lo ajeno, pretender que la sociedad toda los subsidie y se ocupe de lo que no pudieron no dignifica a nadie. Ser pobre y ser miserable son cosas bien distintas aunque algunos sigan confundiendo conceptos. Definitivamente no tiene que ver con la ausencia de recursos materiales, sino con aquellos, que son los menos, que abandonaron para siempre los principios morales independientemente de sus posibilidades económicas y que han pasado a ser parte de esa miseria que deshonra.


Alberto Medina Méndez
amedinamendez@gmail.com
Skype: amedinamendez
www.albertomedinamendez.com03783 – 15602694EL ENVÍO A NUESTROS CORREOS AUTORIZA PUBLICACIÓN, ACTUALIDAD, VENEZUELA, OPINIÓN, NOTICIA, REPUBLICANO LIBERAL, DEMOCRACIA, LIBERAL, LIBERALISMO, LIBERTARIO, POLÍTICA, INTERNACIONAL, ELECCIONES,UNIDAD, ALTERNATIVA DEMOCRÁTICA

lunes, 29 de noviembre de 2010

LAS HALLACAS DE LA IRA. ELIZABETH FUENTES

Elena de Brito está vendiendo hallacas para sobrevivir. Sí, Elena, la viuda de Franklin Brito. En el trabajo la acompaña su suegra, la madre de Franklin "que llora todos los días", como dice Elena con su voz bajita, arrastrando una tristeza que no puede ni sabe ni debe esconder. Confieso que en muchos años de ejercicio profesional nunca había vivido un momento similar, pujando para no soltar las lágrimas frente a una entrevistada que es la imagen viva de la desolación: una mujer humilde sometida, junto a sus hijos, a cientos de días de sufrimiento ("llevamos tres años sin Navidad"), víctima de una injusticia mayúscula y aun así, todavía puede susurrar en medio de su dolor que sus hallacas son orientales, que llevan huevo, que las hace de acuerdo al gusto de quien las encargue ("les pongo cochino o pollo... también hacemos bollitos... cuestan 30 las hallacas y 25 los bollos...") y que acepta encargos, así sea de dos hallacas porque la necesidad manda.

En una libretita anota minuciosamente quién le pidió cuántas hallacas y el teléfono del interesado pero, eso sí, hay que ir a buscarlas al Colegio La Consolación, en Las Palmas, donde la han acogido las monjitas y en cuya cocina se faja a hacer el guiso y el resto de aquel trabajón, con la ayuda de dos amigas fieles, aunque dentro de poco se incorporarán sus hijas, quienes regresaron "a volver a hacer su vida" a su pueblo natal, a echarle pichón a los estudios y seguir adelante, si es que cabe la metáfora luego de semejante historia.

No sabe Elena de Brito si la acusación de "incitación al suicidio" que le querían endilgar a su familia luego del fallecimiento de su esposo, ha seguido su curso. Con la cartera pegada contra las costillas, responde en monosílabos y hubo que recurrir a todas las herramientas aprendidas en años de oficio para sacarle algunas pocas frases, incluido el tema que nos ocupaba: que Elena, viuda de Franklin Brito, está haciendo hallacas para sobrevivir.

Mientras Elena balbuceaba su oferta, no pude evitar hacer una cuenta mental.

En un fin de semana, nos dijo, ha vendido cien hallacas. Unos 1.500 bolos de ganancia, digamos, considerando el gasto en los ingredientes. Y menos pude evitar imaginar lo que debe gastar la señora Fiscal en cada visita a la peluquería.

Cuánto suma cada decoloración, cada nueva coloración rubio platinado, cada corte o manicure y pedicure, necesidades básicas que en cargos como el suyo seguramente ameritarán una visita quincenal al salón de belleza porque, eso sí, la Fiscal siempre anda impecable en ese orden de ideas. ¿Cuánto gastará: 800 mil bolos cada quince días, más otro pelín en propina? ¿Y Cilia Flores, quien de vez en cuando se cambia al rojo rojito, cuánto dejará en la caja registradora de su peluquera de confianza? O más lógico aún, ¿cuánto gastarán las encargadas de la justicia nacional en su cena navideña y en regalos a Su Eminencia? En fin, cuántas hallacas le podrían comprar a Elena de Brito, la viuda de Franklin Brito, con el dineral que van a gastar en estas navidades, aunque sea para aliviar la culpa que, espero, no las deje dormir en paz mientras carguen consigo el no haber hecho absolutamente nada para que la familia Brito celebrara una Noche Buena como toda la gente.

Aunque en este país Hecho en Socialismo, no toda la gente es igual a otra. Entre ellas Elena de Brito, hoy tan distinta de la que antes fue.

Si la quieren ayudar, llamen al 04267953044 para que prueben sus hallacas orientales, las mismas que le hizo a su esposo durante años, las mismas que Franklin se negó a probar durante tres navidades seguidas.
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miércoles, 10 de noviembre de 2010

SUPER-CHACU. DANIEL SANTOLO

Las sociedades, y más acentuado en las nuestras, las latinoamericanas, siempre están en la búsqueda de un héroe, un adalid de la justicia. Andamos en busca del hombre fuerte a caballo que venga y nos libere de todos nuestros males. Este hecho histórico y social latinoamericano ha sido explotado muy bien por el inquilino de Miraflores.
A los pueblos que se encuentran en guerra le son necesarios sus ídolos, los cuales luchan todo tipo de batallas en su nombre, las guerras y los conflictos crean la necesidad de construir sus héroes.
Al igual que no es posible ninguna guerra que no tenga sus villanos, y por ende su contra parte.

Vemos como nuestro presidente ha utilizado esta realidad sociológica para entronizarse en el poder, si no hay guerra la inventa. Hemos sido testigo de todas las sagas conocidas en el cine mundial, el presidente nos ha paseado por películas como la del imperio contraataca, guerra de galaxias, invasiones extraterrestres, nos acosan fuerzas de asalto, con todas sus versiones cinematográficas.
El presidente nos ha planteado desde invasiones del imperio norteamericano, hasta la posibilidad de que nuestros hermanos colombianos aliados con la oligarquía latinoamericana nos ataquen.

Todo esto ha conformado un cuadro de angustia y estado de tensión en la población, lo que para algunos se ha transformado en la necesidad de contar con el hombre fuerte, el adalid de todas nuestras luchas, al que podríamos llamar el Zorro venezolano, no ese tipo de zorro en que están pensando, sino el que interpretó Don Diego de la Vega, ese hombre que vestido de negro cabalgaba en defensa de los más necesitados y luchaba contra el imperio español. O porque no, el Clark Kent venezolano que lucha en contra de los enemigos que pretenden invadir nuestro mundo, sí el superman de nuestra época.

No falta día en que el presidente plantee un conflicto, entre ricos y pobres, blancos y negros, “oligarcas temblad” grita a todo pulmón. Todos los domingos esperamos el nuevo round, a ver en que pelea nos mete. Se acabaron las luchas contra el imperio, gracias a Obama, y las luchas contra la oligarquía colombiana, gracias a Santos, ahora se ha dedicado a exacerbar las luchas internas para mantener la tensión y no dejar que las cosas sigan su curso normal.

El presidente sabe que si no mantiene este estado de conflicto y de tensión, la gente pronto lo olvidará, como ocurrió en gobiernos anteriores, el más tranquilo de ellos, el segundo mandato del presidente Caldera. Fue una etapa en que uno no sabía que hacía el presidente, el país andaba en sana paz, claro con su gran cantidad de problemas, pero sin conflictos innecesarios.

El presidente explota la necesidad de nuestro pueblo, que en época de crisis busca un referente, alguien que nos libere del mal, en eso se ha convertido el presidente, en el superhéroe necesario para ciudad gótica, a sabiendas de que si pone a un lado la confrontación este pueblo volteará su mirada hacia sus grandes y rales necesidades: la inseguridad, el desempleo, la falta de vivienda, la salud, educación, y pare usted de contar, que son las que verdaderamente le agobian el día a día, y terminará por librarse de este superhéroe que lo que nos ha traído es mayor pobreza e injusticia social.

Daniel Santolo
danielsantolo@gmail.com>
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sábado, 24 de octubre de 2009

EMPLEO Y SEGURIDAD SON NUESTRAS PRIMERAS NECESIDADES, CARLOS R. PADILLA L.

Los que actualmente nos desgobiernan manipulan intencionalmente los aspectos mas apreciados por la naturaleza humana: sobrevivencia y seguridad.

La pirámide de Maslow consta de cinco niveles: los cuatro primeros niveles pueden ser agrupados como necesidades de déficit o básicas susceptibles de ser satisfechas y un nivel superior denominado de autorrealización o necesidad de ser que es un fuerza de búsqueda de superación continua y de una relativa posibilidad de ser satisfechas. Al establecer su jerarquía Abraham Maslow afirma que las necesidades de nivel superior nos ocupan cuando básicas estas resueltas.

Son necesidades básicas las fisiológicas, que permiten el mantenimiento de la vida, y las de seguridad y protección que surgen cuando las primeras están equilibradamente resueltas y están referidas a sentirse seguro y protegido físicamente, con empleo estable, integrante de una familia y en posesión de bienes.

Otras necesidades cuya preeminencia aparece al estar satisfechas las anteriores son las afiliación, autoestima y reconocimiento.

Las necesidades de mayor rango, de Autorrealización o autoactualización son las que le dan un sentido a la vida mediante el desarrollo potencial de una actividad. Se llega a ésta cuando todos los niveles anteriores han sido alcanzados y completados, al menos, hasta cierto punto.

Cuando no se colman las necesidades de autorrealización aparecen metapatologías tales como cierto grado de cinismo, los disgustos, la depresión, la invalidez emocional y la alienación.

Esta reláfica teórica obedece a la necesidad de probar que todo autoritarismo maneja la psiquis de los pueblos en busca de mantenerlos medianamente satisfechos en lo que a las necesidades básicas se refiere pues al impedir su plena satisfacción inhibe la aparición de las necesidades superiores, manteniendo anhelantes expectativas satisfactoras que impiden aspiraciones de superación.

Al conocer estas realidades el desempeño autoritario mantiene precarios niveles de de satisfacción de las necesidades que permiten el manteamiento de la vida mediante dadivas de supervivencia a un amplio sector de la población, mermando al mismo tiempo las posibilidades de un empleo estable y bien remunerado para obligar ha ser reconocido con el benefactor de la pobrecía siendo en realidad un mantenedor de la pobreza. Quien no tiene la certidumbre de comer al día siguiente todo su esfuerzo lo concentra en buscar alimento y por lo tanto le es indiferente la seguridad y otras necesidades superiores.

Esa situación es un claro caldo de cultivo para la criminalidad la cual propiciada por la carencia anteriormente señalada amplia su acción cuantitativa y cualitativa, lo cual genera inseguridad en la población inhibiendo las acciones de protesta. La siembra del terror claramente propiaciada.

Por ello empleo y seguridad son nuestras primeras necesidades.

CARLOS R. PADILLA L.
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miércoles, 27 de mayo de 2009

*A CADA CUAL SEGÚN SUS NECESIDADES, LUIS UGALDE, CORREO DEL CARONÍ, ENVIADO A NUESTROS CORREOS RECOMENDANDO SU PUBLICACIÓN, 27/05/2009


Según Marx en la etapa final del comunismo se alcanzará la tierra prometida, con el hombre nuevo en la tierra nueva. En esa felicidad completa no habrá estado, ni religión, ni mío ni tuyo, ni escasez. El trabajo será un placer y no una explotación, por eso cada uno aportará lúdicamente según sus capacidades y recibirá según sus necesidades, no importa que sean mayores que sus aportes.

Cuando un bien no es escaso, cada uno gratuitamente toma de él lo que necesita, a su gusto y sin restricciones. Por ejemplo el aire que respiramos o el agua fresca de la cascada que baja abundante de la montaña. En la visión mesiánica del profeta Isaías esto se extiende también a los bienes hoy escasos y costosos: “¡Atención sedientos!

Vengan por agua, también los que no tienen dinero recojan el trigo, llévense sin pagar vino y leche gratis. […] El Señor aniquilará la muerte para siempre. El Señor enjugará las lágrimas de todos los rostros y alejará de la tierra entera la humillación de su pueblo” (Is. 25,8). El sueño-ilusión de Marx se logra sin Dios y gracias a las leyes
económicas descubiertas por él.

A Lenin le tocó bajar de las nubes marxistas a la dura realidad e imponer inmensos sacrificios para que el proyecto socialista sobreviviera en la larga e interminable etapa de privaciones, previa al paraíso irreal. Eran claras las necesidades productivas con el criterio de remuneración “a cada uno según sus aportes”, como la única manera de estimular y premiar el trabajo y producir lo que no existe.

Fue interesante la discusión sobre los estímulos morales y materiales a la producción en los primeros días de la Revolución Rusa, y cuarenta años después en la Revolución Cubana. Llegaron a la siguiente conclusión (obvia entre gente cuerda): son indispensables los estímulos materiales y que quien trabaje más y mejor, reciba más y mejor remuneración.

Mientras que el igualitarismo productivo es la muerte de toda economía.

Ahora, no sabemos si por ignorancia o por engaño malicioso, se nos dice que en Venezuela se va a pagar igual el trabajo desigual y que cada uno recibirá según sus necesidades, se deslome en la mina o se la pase jugando bolas criollas y tomando cerveza. ¡Adiós economía que te apagaste! En Cuba el partido comunista acaba de reconocer dolorosamente que si no hay estímulo a la producción con un mayor ingreso para el que produce más, no podrán salir de la miseria en que viven. El trabajo cotidiano es arduo y nadie se esfuerza ni se supera si no hay recompensa proporcional. El sueño del paraíso comunista es eso, un sueño.

Sin embargo, las sociedades bien organizadas tienen la sabiduría de distinguir y complementar la necesidad de producción y la gratuidad solidaria. El capitalismo es con mucho el sistema que más exitosamente utiliza el estímulo de la ganancia para “revolucionar constantemente las fuerzas productivas” (en palabras de Marx) y así pasar de la economía de la escasez a la de abundancia. Pero, cuando el capitalismo no es salvaje y la sociedad es democrática y solidaria, una gran parte de los recursos se usan con criterio de “a cada quien según sus necesidades”. Para ello el Estado tienen inmensos presupuestos (hechos de contribuciones y de solidaridad institucionalizada) que deben garantizar a todos los niños (según sus necesidades) educación, salud, seguridad; a la sociedad otros bienes públicos de infraestructura y servicios, así como a los ancianos, enfermos y a otros justificadamente no productores.

Esto sólo es posible si ellos mismos fueron o van a ser productores, también solidarios y previsores. El capitalismo salvaje (y las sociedades anteriores) beneficiaba a las minorías y condenaba al resto a la sobrevivencia inhumana; las sociedades democráticas de bienestar social solidario benefician a la mayoría gracias a la alta productividad con estímulos capitalistas, combinada con instituciones solidarias para que quienes de manera justificada no son productores (niños, enfermos, ancianos…) reciban gratuitamente lo que necesitan.

El igualitarismo iluso, que quiere repartir sin producir o producir sin estímulos de ganancia en la producción, termina en el fracaso y la miseria, ya que nadie puede dar lo que no tiene, ni producir lo que exige trabajo y creatividad si no hay recompensa.

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