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BIENVENIDOS AMIGOS PUES OTRA VENEZUELA ES POSIBLE. LUCHEMOS POR LA DEMOCRACIA LIBERAL
lunes, 14 de noviembre de 2011
VÍCTOR MACHADO: DESPERDICIO (ACABAR CON LO QUE SOBRA)
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domingo, 30 de octubre de 2011
GUSTAVO CORONEL: EL DESASTRE FINANCIERO VENEZOLANO: 1999-2011 (LAS ARMAS DE CORONEL)
sábado, 29 de octubre de 2011
PER KUROWSKI: ¿CON QUE REPLEGÁNDOSE, EH?
sábado, 8 de octubre de 2011
MERCEDES MONTERO: LA OTRORA BELLA CARACAS
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Venezuela: el día que cayó Colón |
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lunes, 3 de octubre de 2011
RAFAEL BELLO: EL RÉGIMEN BOQUEA
Crece el vigoroso impulso de los jóvenes y los viejos con formidable decisión de cambio
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UNIDAD NACIONAL VOTANDO |
miércoles, 10 de noviembre de 2010
LOS VENDE PATRIA.EDDIE A. RAMIREZ S.
lunes, 8 de noviembre de 2010
INEPTOS, TIMORATOS Y EQUIVOCADOS. ALBERTO MEDINA MÉNDEZ
Sin embargo otros, los mas por cierto, han quedado allí en su lugar, o con tímidos avances, o hasta con retrocesos. Se trata de cuestiones que merecen ser resueltas, y que sin embargo permanecen inermes, sin mutaciones importantes. Una numerosa nómina de cuestiones estructurales que jamás se encaran, persisten de modo inalterable, sin que nadie haya tomado nota de ello.
Y es que la política sigue su propio ritmo, y la sociedad, el ciudadano medio, otro tanto. Para resolver problemas es preciso enfocarse, intentar una determinada concentración para abordarlos con alguna probabilidad de éxito. Lo concreto es que muchos de esos dilemas, ya debieron ser superados, y están conviviendo con nosotros sin siquiera estar en la agenda de los asuntos a descifrar. Los motivos que explican esa situación son múltiples, variados, pero claramente se pueden encontrar a unos cuantos de ellos que pueblan nuestra rutina política.
Algunas de esas cuestiones solo no encuentran solución porque quienes tienen la responsabilidad de llevar adelante las políticas que intenten embestirlos no son los más hábiles, ni los más preparados, sino simplemente, y en el mejor de los casos, gente con buena intención pero sin entrenamiento, sin preparación y sin planes para gobernar. En otros casos ni eso, solo perversos personajes que esperan llevar adelante sus estrategias políticas que poco tienen que ver con la preocupación cívica.
Otros, quedan a mitad de camino, simplemente porque no tienen la convicción, la determinación, el coraje y la osadía necesaria para tomar las decisiones necesarias. Los gobiernan las ecuaciones electorales, no dan un paso sin medir las eventuales secuelas en las urnas, y miden sus movimientos solo en función del calendario electoral. Todo lo que no les suma en el corto plazo, simplemente no lo hacen. Creen que con repetir algunos discursos rimbombantes, les alcanza. Hacer lo que deben hacer no les resulta conveniente, por lo tanto trasladan su cobardía a la acción y se quedan en tímidas acciones parciales que no llevan a ninguna parte. Siempre encuentran argumentos convenientes que justifican porque no hacer lo que hay que hacer. Son timoratos, sin valores ni principios y los canjean en la primera de cambio, solo para intentar sobrevivir a la próxima compulsa eleccionaria.

Es muy sencillo distinguirlos porque confunden consecuencias con causas. Lo suyo siempre es el corto plazo. La solución de fondo no llega jamás, porque no tienen el diagnostico adecuado, porque sus políticas atacan efectos y no causas, y eventualmente no tienen ni el coraje de abordarlos ni la gente adecuada para afrontarlos.
A no equivocarse, no hablamos solo de oficialismos, porque la inmensa mayoría del arco opositor no escapa a esta regla. No están preparados, no tienen proyectos, solo meros enunciados políticamente correctos, plagados de voluntarismo y sostenidos sobre débiles argumentos secundarios que no van al fondo de la cuestión.
La política contemporánea de todo el globo intenta enfrentar la complejidad de los desafíos del presente con las viejas fórmulas retóricas del pasado. Esas que ya demostraron su ineficacia, y que ahora no tienen chance alguna de constituirse en la brújula del futuro.
Sería muy fácil responsabilizar a la dirigencia actual de tantos males. Pero cabe intentar no repetir ni sus errores, ni su dinámica. Los políticos siempre analizan los efectos, y rara vez las causas. Intentan resolver los problemas atacando la superficie, lo que se visualiza, es decir solo los efectos de los hechos.
Los ciudadanos estamos repitiendo invariablemente ese ineficaz procedimiento. Nos enojamos con los mensajeros, nos ensañamos con los interlocutores. Tal vez aun no hayamos sido los suficientemente autocríticos como para entender que las causas están mucho más cerca de donde las estamos buscando. La política, con sus propios vicios y rituales, no es más que un reflejo empeorado de nosotros mismos. Les pedimos a la política acciones que no van en línea con la solución. Nuestro voto, nuestras elecciones, terminan fomentando discursos superficiales, plagados de emotividad, pero vacíos de contenidos. Nos seducen las palabras bien dichas, los dirigentes de buena presencia, las trayectorias importantes y los títulos universitarios abundantes.
No nos dejamos encantar por los discursos que nos convocan al sacrificio, a las privaciones y a los escenarios difíciles. Queremos soluciones simples, fáciles, rápidas, que no traigan consigo efectos negativos de ninguna especie. Pretendemos resultados increíbles, sin esfuerzos magníficos. Eso no existe en la experiencia individual, y por lo tanto no hay porque imaginárselo en la vida en sociedad. En definitiva, estamos claramente expuestos a la mentira, para que nos propongan combinaciones mágicas que no conlleven el esmero necesario. Pero no son los otros los que nos colocan en esa situación. Somos nosotros mismos los que nos negamos a aceptar que solucionar problemas implica esfuerzo, entrega, concentración, enfocarnos en ello, y por lo tanto dejar de lado otros asuntos estableciendo prioridades. Si realmente estamos dispuestos a recorrer ese camino debemos poder mostrarlo en hechos concretos. Pues, en este esquema, solo seguiremos desandando este sendero. El de una sociedad que se proyecta en esta dirigencia de la que tanto aborrece pero a la que tanto se parece. Y es que si seguimos así, solo podremos dar paso a políticos ineptos, timoratos y equivocados
Alberto Medina Méndez
amedinamendez@gmail.com
Skype: amedinamendez
http://www.albertomedinamendez.com/
miércoles, 22 de septiembre de 2010
NY TIMES RETRATA LA MISERIA DEL VERTEDERO CAMBALACHE EN GUAYANA
El diario estadounidense The New York Times (NYT) presenta un trabajo especial sobre la realidad que se vive en el vertedero de basura Cambalache, en Ciudad Guaya, Estado Bolívar. El desgar
rador trabajo presenta las condiciones infrahumanas que tienen los que han decidido hacer de escarbar objetos de alguna valía entre montañas de basura su forma de sustento. En el caso de Cambalache la mayoría de ellos pertenece a la etnia indígena Warao.

, El NYT en este trabajo titulado “Left Behind in Venezuela to Piece Lives Together” firmado por Simón Romero, narra cómo los indígenas conviven con los buitres en el vertedero, y se pregunta cómo ello puede ocurrir en la Venezuela cuyo gobierno se jacta de haber empoderado a los indígenas y que ello lo presenta como uno de los pilares de su gobierno de más de 11 años.

También se pregunta cómo un país que pretende ser comparado con Uruguay como uno de los que tiene la menor desigualdad en el ingreso de sus habitantes, puedan vivir seres humanos en estas condiciones de vida y trabajo.
Romero destaca la complejidad política de Venezuela, cuando la mayoría de los Warao entrevistados expresaron su lealtad a Chávez, incluso mientras comían de la basura en Ciudad Guayana. Las personas entrevistadas mencionaron su acceso a algunos programas sociales, incluidos los proyectos de alfabetización, como razones para su obediencia, mientras que otros profesaban sentimientos más viscerales incluyendo el orgullo que sienten porque el señor Chávez había afirmado que su propia abuela era una india Pumé
En Cambalache los Warao escarban entre la basua para su propia alimentación, y además buscan aluminio, cables de cobre y de la confección. La lucha diaria que describen es una pesadilla hobbesiana.
Pedro La Rosa, 42 años, quien es considerado el líder de los Warao en Cambalache, dijo que al menos necesitaban que el gobierno les proveyera 30 casa más, refiriéndose a la comunidad indígena que se desarrolla en la cercanía del vertedero. “Nunca vamos a abandonar este lugar”, dijo en la entrevista. “Hemos reclamado esta tierra e hemos hecho nuestra vida en este basurero, y aquí es donde descansa nuestro futuro.”
Los warao siguen llegando a Cambalache, dividiéndose entre los ocupantes ilegales que se quedan y los que vienen por algunas semanas para recoger los bienes de revender en el delta.
Una versión impresa de este trabajo apareció en la edición del 19 de septiembre de 2010, en la página la A10 del New York Times.
El trabajo en la versión digital viene acompañado por una galería de fotos comentadas, titulada “Stitching a Life From the Scraps of Others” (que en traducción libre sería Suturando una vida con los desechos de otros). Son seis dramáticas fotos de las cuales les mostramos cuatro a continuación.
http://www.nytimes.com/2010/09/19/world/americas/19venez.html
miércoles, 23 de junio de 2010
EL GOBIERNO TIENE MAS DE 10 MILLONES DE HECTÁREAS ABANDONADAS.- RED POR LA DEFENSA AL TRABAJO, LA PROPIEDAD Y LA CONSTITUCIÓN

Existen a parte de estas tierras unos 90 asentamientos campesinos en otras zonas del país en iguales condiciones de abandono lo cual nos indica que aquí no se produce por que el gobierno no tiene interés en poner a producir sus tierras y toma las privadas para que sigan el mismo destino de las publicas.
Esta demostrado que el objetivo del gobierno es acabar con lo privado tomando como excusa que son improductivas y se necesitan para mejorar la producción, lo cual no es verdad ya que el gobierno tiene tierras para producir todas las necesidades de alimentos de los Venezolanos y podemos también exportar y darle fuentes de ingresos a esos mas de dos millones de indígenas y campesinos que están abandonados a su suerte por este gobierno.
Vicente Brito
Presidente
Raúl Amiel
raulamiel@gmail.com
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viernes, 18 de junio de 2010
R E F L E X I O N E S D E M O C R A T I C A S, ¿DEMOCRACIA—INSTITUCIONALIDAD?, HUMBERTO MARCANO RODRÍGUEZ

marcanohumberto@hotmail.com
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martes, 22 de abril de 2008
*ES IMPORTANTE RECORDAR LO QUE SUCEDIÓ EN PDVSA EN EL AÑO 2003. DE UN PLUMAZO SE DESPIDIERON A 18.756 TRABAJADORES"

20-04-08
RECURSOS HUMANOS
PDVSA no es rescatable. Porque sus objetivos se han pervertido y su cultura organizacional sepultada en una seudo ideología trasnochada. Su identidad borrada para ser sustituida por la teología de la adoración perpetua al Presidente de la República y a una simbología foránea que recoge imágenes de santos imaginarios.
Para volver a colocar a Venezuela en el mapa petrolero mundial como suministrador profesional seguro y confiable tenemos que rescatar el Recurso Humano que, en un acto criminal sin precedentes en nuestra historia civil, el régimen destituyó sin fórmula de juicio, de nuestra gran empresa nacional.
Es importante recordar lo que sucedió en PDVSA en el año 2003. De un plumazo se despidieron a 18.756 trabajadores (durante el año la cifra pasó de 20.000). Se destruyó la capacidad gerencial de la empresa. Se despidió el 67% del personal ejecutivo y gerencial. 67% del personal técnico y supervisorio. 29% de operadores y artesanos. 27% de obreros calificados. Entre ellos promediaban una edad de 41 años y 15 años de servicio en la empresa. Se desmantelaron las operaciones de apoyo (Finanzas 98%. Recursos Humanos 88%. Planificación 80%. Auditoria 61%) Se dejo al Intevep (Instituto de Investigación) sin el 60% de su personal. Las funciones básicas de la empresa se descabezaron inmisericordiamente (Exploración 79%. Comercio y Suministro 68%. Mantenimiento 59% y Operaciones 45%). El personal despedido incluyó a 212 ingenieros geólogos de yacimientos. 120 ingenieros de procesos. 216 operadores de planta. 147 ingenieros de seguridad, higiene y ambiente. 377 profesionales de procesos de planificación y 156 expertos en presupuesto. En total se perdieron 282 mil años de experiencia.
Además, a las victimas del “proceso” se les confiscó sus prestaciones sociales y sus ahorros en planes de la empresa. Se les negó su jubilación. Se les canceló los servicios médicos, la educación que recibían sus hijos en las escuelas de las comunidades petroleras y se les expulsó, a veces violentamente, de las casas que habitaban en esas comunidades. Se les vetó en el país sus oportunidades de empleo y se ofició a las empresas petroleras privadas, extranjeras y nacionales, para que se abstuvieran de emplear a los nuevos leprosos del sistema. En fin, se les canceló su estilo de vida y se les condenó a no tener alternativa de remuneración. Un número importante salió al exterior y hoy se encuentra laborando en 21 países. Otros se quedaron y trabajan en actividades distintas lejos del brazo vengador del régimen. Algunos se enfermaron. Otros se murieron. Todos quedaron marcados por la injusticia, el abuso de poder y la falta de solidaridad de una sociedad que presenció, con pasmosa perplejidad, la destrucción de una institución y de muchas vidas útiles.
Los venezolanos tienen una deuda impagable con este grupo de ciudadanos. Hay que reinsertarlos en la actividad productiva nacional y pagarles lo que se les debe. Los que se quedaron en el país podrán ser útiles en la nueva operación petrolera, dentro o fuera de la empresa nacional. Los que se fueron podrán regresar a posiciones productivas o, servir de contactos con empresas petroleras en el exterior con las cuales se podrán lograr acuerdos comerciales, de entrenamiento de nuestro personal o de suministro de nuevas tecnologías.
A los 20.000 trabajadores despedidos hay que hacerlos socios operativos para la construcción de una nueva eficiencia y un nuevo orgullo nacional. No solo porque se lo merecen, sino porque sin ellos, no habrá política petrolera eficiente.