BIENVENIDOS AMIGOS PUES OTRA VENEZUELA ES POSIBLE. LUCHEMOS POR LA DEMOCRACIA LIBERAL

LA LIBERTAD, SANCHO, ES UNO DE LOS MÁS PRECIOSOS DONES QUE A LOS HOMBRES DIERON LOS CIELOS; CON ELLA NO PUEDEN IGUALARSE LOS TESOROS QUE ENCIERRAN LA TIERRA Y EL MAR: POR LA LIBERTAD, ASÍ COMO POR LA HONRA, SE PUEDE Y DEBE AVENTURAR LA VIDA. (MIGUEL DE CERVANTES SAAVEDRA) ¡VENEZUELA SOMOS TODOS! NO DEFENDEMOS POSICIONES PARTIDISTAS. ESTAMOS CON LA AUTENTICA UNIDAD DE LA ALTERNATIVA DEMOCRATICA
Mostrando entradas con la etiqueta ETERNO RETORNO. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta ETERNO RETORNO. Mostrar todas las entradas

domingo, 14 de diciembre de 2014

ANTONIO SÁNCHEZ GARCÍA, ¿POR QUIÉN DOBLAN LAS CAMPANAS?

ANTONIO SÁNCHEZ GARCÍA
Desde los estoicos, en tiempos de la Grecia antigua, los hombres advirtieron que ciertos sucesos parecían reproducirse en forma casi mágica y ritual siguiendo una forma cíclica, periódica, como si una voluntad sobrehumana quisiera que los hombres no salieran del circular laberinto del nacimiento y la muerte, el éxito y el fracaso, el premio y el castigo. Los mayas construyeron toda su cosmogonía y el sentido del tiempo siguiendo esa matriz primigenia. Los katunes, sus siglos, repetían matemáticamente los sucesos y personajes, las fortunas y las desgracias, las venturas y desventuras de este valle de lágrimas. Al extremo que al nacer recibíamos el inexorable sino de nuestra vida. Nietzsche fue el último gran pensador en someter ese pensamiento a la razón filosófica en una de sus obras cumbres, La Gaya Ciencia. Es el mito del eterno retorno.

Llevo tiempo pensando en el mítico castigo de los dioses al ver de qué forma exacta, casi matemática, se cierra el período abierto el 4 de febrero de 1992 con circunstancias que sólo un desprevenido podría achacar al azar. Nacimiento, gloria, decadencia y caída de la Quinta República. Exactamente a medio Katún, a dos décadas y la mágica cifra de veinte años como medida del paso del tiempo, para nosotros los latinoamericanos por lo menos desde que Gardel y Lepera compusieran ese maravilloso tango del eterno retorno llamado Volver, los dioses sacaron del juego al padre de la criatura castigándolo con el espantoso sufrimiento de ese monstruo devorador de entrañas no por casualidad llamado cáncer. El Prometeo venezolano que convocaba y seducía multitudes murió como un perro, solo y entregado con su nuda vita frente a la atroz determinación del destino. Para mayor condena, en un cuarto de una clínica habanera, lejos de los suyos, su tierra y su cielo, recibiendo el pago del dolor y el delirio en donde se cumplieron todos los presagios, en el enfermo y destartalado corazón de la tiranía castrista. ¿Querías ser hijo dilecto de Fidel Castro? ¡Toma ya, revienta en sus brazos!

Todo lo que sucediera desde entonces, mentiras más mentiras menos, su realidad ridiculizada “à la venezuelienne” en un maloliente esperpento puesto como una guinda en una torta sobre un rancherío del cuarto o quinto mundo, - la Venezuela chavista no da para tener a su Napoleón en un santuario como Les Invalides, de Paris, sino en el ominoso “cuartel de la montaña”, principio y fin de su tragicomedia - ha sido el cumplimiento del mito del eterno retorno cuando se aproxima al cumplimiento del ciclo. Como nadie lo expresara mejor que los ya mencionados Gardel y Lepera: “Cuesta abajo en mi rodada las ilusiones pasadas yo no las puedo arrancar”.  Es la desaforada película de la caída, decadencia y muerte de la Quinta República que estamos viviendo en cámara acelerada de la mano de una pandilla de parvenues y delincuentes que tienen la impagable virtud de poner sobre la mesa, sin maquillaje alguno, el tripero de lo que siempre fue, quiso ser y será el llamado socialismo del Siglo XXI: sangriento y maloliente saqueo del subdesarrollo.

Reviso viejos archivos en busca de la caída en la impopularidad de todos los presidentes democráticos – desde Rómulo a Caldera II – y me encuentro con dos sorpresas: el peor calificado cuando vagaba por los pasillos desiertos de Miraflores, como todos los presidentes en trance de mutis por el foro, fue Luis Herrera Campins, con un 83% de rechazo y un correlativo 17% de aprobación. El que menos sufrió del desprecio público a su salida fue Jaime Lusinchi, que superaba el 60% de aprobación. Las razones fueron obvias: Herrera cargó sobre sus espaldas con la bíblica expulsión de los venezolanos del paraíso del 4.30, que llevaba más de medio siglo, desde los tiempos de Gómez, resistiendo todos los embates y situando al bolívar entre las monedas más duras y estables del mundo. Si no la más dura y la más estable. Lusinchi jugó al ficticio paraíso de financiar las importaciones raspando todos los dólares preferenciales que quedaban en el Banco Central. Cada dólar que malversaba de sus arcas para fingir que seguíamos siendo ricos le elevaba su popularidad en 10 puntos porcentuales. Pérez tuvo que cargar, literalmente, con el muerto y pagar todos los platos rotos desde su primer gobierno. Y aún así: cuando las vírgenes vestales del golpismo, encabezadas por José Vicente Rangel y su carnal Escobar Salom, seguidos por los trompetistas de Jericó de los medios, exigían su renuncia, no superaba en rechazo a Herrera Campins.

Son hechos, “facts” los llaman los adoradores del positivismo de estirpe anglosajona. Como es un hecho que cuando CAP se asomaba al abismo, el país ni estaba cruelmente dividido, ni arruinado, ni devastado, ni consumido. La cesantía bajaba del 6%, la inflación había sido controlada, el PIB acababa de alcanzar un 10% de crecimiento. Los sectores populares ni estaban desbordados por el hampa, ni la inseguridad era el terrorífico monstruo de todas las clases y sectores, ni había desabastecimiento de nada. La economía no podía ir por mejor camino. El colmo del crimen era un arrebatón. Los presos se armaban de chuzos hechos con largueros de catre. Los Pranes no habían nacido. Tan es así que rizando el rizo del absurdo hasta uno de los ángeles exterminadores de esa casi doméstica utopía, el autor de “Por estas Calles”, Ibsen Martínez, acaba de pintarlo en un brillante artículo sub specie autocrítica con estas textuales palabras: “Venezuela era un país pacífico, democrático, plural, laico y solidario donde el petróleo obraba como gran amortiguador de las inequidades.”  El problema fue de óptica estrictamente política: Venezuela, incluido desde luego nuestro querido Ibsen, se negó a ver la realidad, encegueció, se sacó los ojos, creyó en pajaritos preñados y sufrió la más grave regresión de sus tiempos de modernidad. Corriendo en brazos de eso que en un rasgo de su cultura anglosajona el mismo Ibsen llama “la distopía militariza del chavismo”. Para los ajenos a la semántica: distopía es un término inventado durante el Siglo XIX por John Stuart Mill, quien, como nos lo recuerda Wikipedia, también empleaba el sinónimo creado antes por Jeremy Bentham de cacotopía para describir una anti utopía, una utopía mala o como hubiera podido decir el mismo Chávez en uno de sus arrebatos de arrechera “una utopía de mierda”.

La contrafigura del paisaje de fin de mundo que impera al día de hoy, del otro lado del espejo de Alicia, la venezolana, cuando Maduro, por mi muy injustamente traído a colación comparándolo con CAP, a mi parecer el político más importante del siglo XX luego de Rómulo Betancourt, se hunde en las brumas draculianas de su apocalipsis de alpargatas. Digamos: que si CAP cayó contando con esas circunstancias favorables, nadie en su sano juicio puede sostener que Maduro, acorralado por el hampa que su régimen prohijara para infundir el terror entre los sectores populares como mecanismo de dominación, acechado por una devastación económica que juega garrote, también de adrede empujada al abismo por el castrochavismo para hacer caída y mesa limpia, repudiado por tirios y troyanos por su insólita incapacidad política, a las puertas del mayor descalabro de los precios del petróleo en toda su historia, odiosa y servilmente al servicio de la tiranía del Caribe, heredada por la monstruosa traición a la patria de su padre putativo,  pueda aguantar lo que CAP II no pudo.

Por eso y mucho más, las campanas doblan a responsos. Quien crea que atravesará el páramo del Conde Drácula indemne, así sea en una andadera construida y cargada por los carpinteros de AD y PJ – en una reedición del auxilio brindado por Alfaro Ucero al tambaleante Rafael Caldera – puede ir de urgencia al próximo oculista. Hay que estar ciego para no ver que estamos llegando al final del Quinto Reino. Y que como bien enseñaron los evangelios: “los últimos serán los primeros”.

Escríbalo.

Antonio Sanchez Garcia
sanchezgarciacaracas@gmail.com
‏@Sangarccs

EL ENVÍO A NUESTROS CORREOS AUTORIZA PUBLICACIÓN, DIARIO DE OPINIÓN, ACTUALIDAD, VENEZUELA, ACTUALIDAD INTERNACIONAL, OPINIÓN, DEMOCRACIA, LIBERAL, LIBERALISMO, REPUBLICANISMO, LIBERTARIO, POLÍTICA,ELECCIONES,UNIDAD, ALTERNATIVA DEMOCRÁTICA,CONTENIDO NOTICIOSO,

viernes, 26 de septiembre de 2014

CARLOS RONDÓN A., EL ETERNO RETORNO DE LAS KAKISTOCRACIAS

Aquí hemos superado ese estadio, ya los problemas son inocultables, hasta para el Gobierno y cuando eso sucede lo que queda es delegar la responsabilidad

Ocultar el problema no lo resuelve
Leer a los columnistas argentinos de ahora es como revisar las secciones de opinión de la prensa venezolana de hace pocos años. Se siente la indignación ante un gobierno (el argentino) que está destruyendo las instituciones, acabando con la división de poderes, y que hunde al país en la crisis económica y social más profunda de la historia con el único objetivo de mantenerse en el poder.

En Venezuela ya quemamos esa etapa, los cierres de medios de comunicación ya no son noticia, ahora los compran y los casos de corrupción tampoco interesan a nadie, son lo común, nuestro día a día; es el sistema a través del cual nos movemos y que nos permite sobrevivir, precariamente.

Alberto Medina Mendez, comunicador y articulista argentino, publica su artículo de esta semana titulado: “Ocultar el problema no lo resuelve”. Donde explica esa impenitente manía de los malos gobiernos de querer ocultar la realidad cuando no pueden o no saben manejarla. Aquí hemos superado ese estadio, ya los problemas son inocultables, hasta para el Gobierno y cuando eso sucede lo que queda es delegar la responsabilidad; es decir, el problema no existe, y si existe no es culpa de nosotros, sino de una conspiración internacional engranada con factores internos y que buscan, en último término, acabar con el Gobierno. La escasez de productos es por el bachaqueo, la no-crisis económica es por la “guerra economica”, y la crisis del sistema de salud aún está en la fase de negación.

Es lo que hemos calificado aquí como el gobierno del “caradurismo” y que cuenta con ideas emblemáticas como la referente a la crisis aérea venezolana, enunciada por el ministro Graterol y que indicaba que la crisis aérea venezolana se debía a la desviación de vuelos hacia Brasil por el Mundial de Fútbol 2014. O la de Rafael Ramírez diciendo que “la economía venezolana se mantiene invulnerable” contrastando con el que sí fue titular de varios diarios y que indica que la S&P bajó la calificación a Venezuela a “CCC+”  por la alta inflación y una posible contracción en la economía del 3,5 por ciento, para el 2014.

Todo esto avala la tesis de que Venezuela ha configurado un nuevo y eficiente modelo para que un gobierno, sin importar lo malo que sea, pueda mantenerse indefinidamente en el poder. Es un modelo de exportación que está teniendo muy buena aceptación en países de la región; lo vemos por sus noticias y por las alarmas que encienden intelectuales y académicos. Todo esto, rescatando algunas estrategias intimidatorias del exitoso modelo cubano, y que han sabido adaptar a una economía con altos ingresos petroleros.

Carlos Rondón Ávila
rondoncarlos@gmail.com
@phronimos

EL ENVÍO A NUESTROS CORREOS AUTORIZA PUBLICACIÓN, ACTUALIDAD, VENEZUELA, ACTUALIDAD INTERNACIONAL, OPINIÓN, DEMOCRACIA, LIBERAL, LIBERALISMO, REPUBLICANISMO, LIBERTARIO, POLÍTICA,ELECCIONES,UNIDAD, ALTERNATIVA DEMOCRÁTICA,CONTENIDO NOTICIOSO,

viernes, 18 de julio de 2014

ANDRÉS HOYOS, EL ETERNO RETORNO DEL HORROR, DESDE COLOMBIA

Yo solía seguir con atencion los acontecimientos del Medio Oriente, en particular el conflicto palestino-israelí, pero de un tiempo a esta parte les perdí un poco el hilo. 

¿Qué sentido tiene conocer los pormenores de algo que se repite año tras año, década tras década, con variaciones infinitas en las que, sin embargo, lo esencial no cambia? La única novedad posible, la guerra abierta, aparte de aterradora es, si se mira bien, también repetición de guerras anteriores.

Hay pueblos que dejan atrás los conflictos del pasado, a los cuales identifican con la pobreza, la violencia y el círculo vicioso del atraso, y hay pueblos que quieren revivir el pasado a como dé lugar: Israel es en este aspecto un país en extremo arcaico, para nada diferente de los acérrimos regímenes islamistas del vecindario. En medio de un desarrollo económico impresionante y de una creatividad empresarial, artística y científica indiscutibles, este país es al mismo tiempo rehén impotente de sectas cada vez más fanáticas que basan sus decisiones en lo que dicen unos libros escritos hace 3.000 años por los albaceas de un dios enfurecido que odiaba a todo lo que no se le pareciera.
Estos relatos bíblicos, que contienen a lo sumo un barniz de historia, giran alrededor de leyendas inverosímiles. Si se entendieran como lo que son, realismo mágico de otros tiempos, literatura, serían bellos y emocionantes, pero como guía política para gobernar un país conducen directo al desastre. Los que sí son reales son los cohetes primitivos que salen de Gaza y la que es todavía más real es la lluvia de misiles de última generación que lanza Israel y que impacta múltiples blancos en esa misma franja de tierra diminuta y martirizada. Allí, entre otras, es casi imposible no afectar a los civiles con un bombardeo, dado el dramático hacinamiento de la población.
Sí, Hamás predomina en el lugar y es también un movimiento extremista y lleno de odio. Lo que poco se discute es por qué. La respuesta es sencilla: porque a medida que los palestinos nacionalistas de la OLP fueron humillados y aplastados por Israel, la gente se refugió en el fanatismo religioso y no saldrá de él si no les ofrecen una alternativa digna. ¿Y qué posibilidades hay de que el Estado judío ofrezca algo semejante? Ninguna. Las mayorías negras en Suráfrica por lo menos sabían que un día el apartheid se desplomaría; Israel, en cambio, tiene un esqueleto de acero y sus minorías sectarias van en ascenso y copan cada vez más la vida del país.
El contexto general del Medio Oriente no permite la menor esperanza. El islamismo, subdividido en sus dos vertientes principales, la sunita y la chiita, alrededor de las cuales revolotean otras, ya no es gobernado por moderados, ni siquiera es mantenido a raya por dictadores medianamente estables. Ahora predominan las alas radicales que amenazan con despedazar aquellos adefesios poscoloniales que alguna vez se llamaron Siria e Irak. Están, además, el nacionalismo kurdo, las minorías cristianas asediadas y las potencias cuyo principal interés es el petróleo que abunda en el subsuelo de la región como una suerte de maldición de los dioses para que fuera todavía más ingobernable.
¿Y Barack Obama? En este tema, el presidente del país más poderoso del mundo parece un abogado despistado e indolente. No tiene un plan ni ganas de forjarlo e implementarlo.
En síntesis, lo que nos espera en el antiguo Levante es el eterno retorno del horror.
Andrés Hoyos
@andrewholes 

EL ENVÍO A NUESTROS CORREOS AUTORIZA PUBLICACIÓN, ACTUALIDAD, VENEZUELA, ACTUALIDAD INTERNACIONAL, OPINIÓN, DEMOCRACIA, LIBERAL, LIBERALISMO, REPUBLICANISMO, LIBERTARIO, POLÍTICA,ELECCIONES,UNIDAD, ALTERNATIVA DEMOCRÁTICA,CONTENIDO NOTICIOSO,