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LA LIBERTAD, SANCHO, ES UNO DE LOS MÁS PRECIOSOS DONES QUE A LOS HOMBRES DIERON LOS CIELOS; CON ELLA NO PUEDEN IGUALARSE LOS TESOROS QUE ENCIERRAN LA TIERRA Y EL MAR: POR LA LIBERTAD, ASÍ COMO POR LA HONRA, SE PUEDE Y DEBE AVENTURAR LA VIDA. (MIGUEL DE CERVANTES SAAVEDRA) ¡VENEZUELA SOMOS TODOS! NO DEFENDEMOS POSICIONES PARTIDISTAS. ESTAMOS CON LA AUTENTICA UNIDAD DE LA ALTERNATIVA DEMOCRATICA
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miércoles, 30 de noviembre de 2011

ENRIQUE PEREIRA: COMPRO VOTO A PRECIO JUSTO.

Así será el desmadre chavista. Necesitan comprar votos a mansalva.
Los votos de los venezolanos no se guardan en las neveras que el gobierno vende a precios módicos, tampoco se cocinan en sus hornillas. Los votos de los venezolanos se ganan con gobierno, no con regalos.
Al mismo gobierno que no encuentra forma de estabilizar los inventarios de productos de consumo masivo en los expendios de comida, le sobran neveras para vender, en un acto populista que pretende comprar los votos de los venezolanos. Los votos de los venezolanos, se venden a precio justo, al precio que se negocia con quien nos ofrezca una Venezuela justa, progresista, libre y armoniosa.
Este gobierno decidió comprar los votos por la vía más fácil, pero la más efímera. Para octubre del año que viene, nadie recordará la nevera, pero sí el desastre que continuará sucediendo en Venezuela. Friosa no levantará cabeza, ni Sidor, ni Agropatria, ni ninguna de las operaciones de café que este gobierno llevó al acabose. Los damnificados seguirán dando tumbos en los refugios, sobando cada día su certificado de pre adjudicación y comiendo comida mala, en la angustiosa espera de un gobierno constructor de mentiras y no de viviendas.
Los venezolanos hace rato que abrimos los ojos a este engaño que llaman socialismo, que produce un enfermo atendidos con millones de dólares y obreros sin empleo observando como se expropian industrias para destruirlas.
Los venezolanos de bien  no toleramos que nuestro presidente convalide los actos irrespetuosos de un estudiante, a los miembros rectores de una Universidad, en un acto violento de protesta, inaceptable, impropio y provisto de una formulación nada civilizada. ¿Qué pensaría Chávez si yo aparezco en Miraflores derramando en su mesa de trabajo la comida podrida que en este minuto se encuentra en unos contenedores en un puerto venezolano? A Chávez le faltó entregar la espada del Libertador y una condecoración al estudiante que actuó de la manera más insolente. Esa no puede ser una conducta alabada y premiada. Ese acto lo cobraremos con votos.
No se deje engañar. Abra los ojos y vea un poco más lejos. Este gobierno no trabaja para producir resultados, por lo tanto no los podrá obtener. Venezuela no procesará más petróleo, ni más gasolina, ni mejorará su posición de divisas, ni su producción, ni la construcción. Nada mejorará el año que viene, porque nadie está trabajando para eso. Entre congresos socialistas, visitas de presidentes pedigüeños y campañas populistas, se les va el tiempo de las manos, mientras Venezuela se nos viene al piso.
Nuestro voto no se compra con neveras ni con mentiras.
                                                                        @pereiralibre

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jueves, 20 de octubre de 2011

JUAN DE DIOS RIVAS V. VIVIMOS BAJO PRESIÓN (UTOPÍAS Y LÓGICAS)

Es muy preocupante ver como el país y su gente están agotados de tanta presión, el país se disloca en un frenesí de miedo por la inseguridad, a la escases, la inflación y el desempleo. La gente siente que se enferma la economía, se caotizan los servicios públicos y se sale de control la gobernabilidad institucional. Las presiones diarias son muy fuertes y angustiantes, así no se debería vivir en un nación rica en petróleo, los ciudadanos no se resignan a mal vivir, le echan pichón a base de coraje y resteo humano, todos saben, que si no luchan más y en todos los terrenos, nos hundiremos en el marasmo del régimen rojo.
La presión afecta el sentido común de las personas, aprisiona la lógica y en un clima así, se disminuye la capacidad de acierto: por eso Miraflores  lidera y aumenta la presión e impulsa las perversiones en todas las instancias, campos y aéreas de la vida productiva. Ya nada tendrá sentido en un gobierno con políticas fracasadas en estos trece años, el régimen no puede ya rectificar, cuando la muerte se avecina, solo pueden pedir perdón por los pecados de vida, encomendarse a Dios y pedirle a los familiares (y al pueblo) que los ayuden a bien morir. Si se empeñan en venganzas estúpidas y en crueldad extrema, solo conseguirán que la familia (y el pueblo) los entierre rápido y se olvide pronto de su recuerdo (la mala memoria histórica de siempre), los pueblos siempre buscan y lo lograr recomponer apropiadamente la vida de los que van a seguir viviendo por encima del bien y del mal, si lo pueden hacer en bien es lo lógico y es obvio que es lo mejor.
Las presiones de la pobreza son frustrantes, vejatorias y degradantes. Cada hombre y mujer pobre está condenado a una mala vida, enfermedades que matan antes de lo normal; cuando alguien no puede comprar medicina y no la consigue en la asistencia o servicio público, lo están matando de todas, todas; el no poder acceder a los servicios de salud de un país, es una violación a los derechos humanos fundamentales y si ese país es rico es una inmoralidad imperdonable. El pobre que no come (4.000.000 de Venezolanos se la ven difícil) y cuando ingiere un poco de alimento, este es de mala calidad y le costó un gran sacrificio conseguirlo y pagarlo, es indudable que estamos ante una economía estatizada, esclavista e injusta.
Un pueblo con hambre y en pobreza, se va esclavizando poco a poco a una élite burguesa o totalitaria. Los burgueses son ricos que quieren comer y vivir bien, para morir de viejos a los 100 años. Los totalitarios son comunistas, militaristas o fascistas que violan las constituciones, corruptos insaciables, inmorales de la peor calaña, que mienten y engañan a los pueblos para someterlos y esclavizarlos, con el fin de que no se organicen, protesten, se indignen y se liberen de los dictadores.
El gobierno de los regímenes comunistas y militaristas que han subyugado y dañado a varios países como Cuba, Chille, China, Alemania, Italia, Libia, etc., no son democráticos, respetuosos de las leyes y los derechos humanos, solo utilizan estos nombres como retorica hipócrita y demagógica, en esos países totalitarios creció la pobreza, la miseria, la delincuencia, el desempleo, las discriminaciones, las expropiaciones, los asaltos de fincas, fábricas, universidades, regiones y grupos étnicos, siempre hubo saña, maldad y crueldad en los actos, decisiones y actuaciones, se organizaron en turbas para aplicar un terrorismo de Estado, para someter al pueblo. En esos regímenes del mal, se implantó una política de Estado basada en la presión constante y la caotización del orden y la autoridad; es frecuente “¿recomposición táctica?” controlar las instituciones del Estado y vejarlas, para que sean sumisas e incondicionales, dando la sensación de independencia con dictámenes o sentencias bizarras, desvergonzadas y necias. El Estado totalitario (forajido) sabe que el pueblo noble se atemoriza fácil, se  inhibe hasta en el votar y se inmoviliza cuando ve que la justicia no funciona y que la autoridad es corrupta.
Hoy la presión está llegando a un nivel que puede transformarse o cambiar su efecto (al estilo de las hoyas de presión), eso les conviene (plan B del Chavismo) para evitar las próximas elecciones del 2012. Nadie puede prever hoy lo que pasaría el año 2012, ¿si el régimen no entrega pacíficamente?, si continúan los apagones, si siguen intransitables las vías, si continúan la carestía y escasez de alimentos, si se sigue atropellando y vejando a los trabajadores y sus sindicatos libres. Es admisible pensar que el asesinato (guerra criminal) del pueblo a manos del hampa dueña de los barrios y de gran parte del país, va a generar grupos de autodefensas y a producir más acciones de contra defensa al estilo colombiano y así es seguro que las consecuencias serán nefasta y sangrientas “Dios nos salve y nos libre de ese desenlace”.
La presión que vivimos no es aceptable en ninguna circunstancia, la presión conduce a estado de angustias, depresión y miedo, eso solo le conviene al régimen sin futuro democrático, por supuesto que sí no rectifican, esperamos que el espejo de Libia les pueda ayudar a reflexionar. El régimen está acorralado en su propia maraña, hacer lo contrario sería contravenir a los cubanos y eso es la muerte política del régimen títere y del invasor. Los Castros no permitirían a Chávez rectificar, eso no lo hacen los comunistas y menos los invasores de patrias, para los Zarandajos cubanos eso es su muerte, quedarse sin el presupuesto con que vive Cuba y exponerse a que la rebelión del pueblo cubano se anticipe a la muerte de los dictadores.
El que no aprenda a sacudirse la presión del régimen, no podrá vivir en mejor equilibrio psicológico y condición humana. El ciudadano debe organizarse en grupos y redes de autoayuda o de indignados, para darse fortaleza entre todos. No nos dejemos amilanar, seamos cautos, nunca sumisos a la presión y el terrorismo de un Estado abusador y pervertido.

                   C.I. N° V- 2.169.735.            
Político, Presidente de Solidaridad Independiente, SI
           Partido Humanístico Cristiano
         Diputado Lista Unidad Caracas
              rvjuandedios@gmail.com



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viernes, 19 de agosto de 2011

VIRGINIA CONTRERAS: OLLANTA HUMALA, “NO JURARÁS SU SANTO NOMBRE EN VANO”

El pasado 28 de julio Ollanta Humala asumió el cargo de presidente de la República del Perú para el cual fue elegido por los próximos 5 años. Después de tanta tensión en la contienda electoral, ese día prometía un poco de tranquilidad. Por lo menos así lo aseguraba el propio presidente electo, si bien su antecesor, y todavía presidente en funciones, Alan García,  presentía algún tipo de desaguisado, razón por la cual prefirió no asistir al evento de juramentación, sabia decisión.
A pesar de haber transcurrido poco menos de un mes del evento, existen algunas circunstancias vinculadas a las actividades del nuevo gobernante, que ameritan algún tipo de análisis a los fines de tratar de interpretar lo que eventualmente sería el camino que podría tomar este gobierno que apenas comienza.
El 28 de julio, por sí solo, es una fecha que produce cierto impacto cabalístico. Además de conmemorarse la independencia del Perú, y de ser la oportunidad fijada por la Constitución de la República para asumir la presidencia, curiosamente se celebra el cumpleaños de dos personalidades controversiales (las cuales en su oportunidad mantuvieron una estrecha relación), que de una u otra forma han marcado los destinos del actual mandatario peruano. Nos referimos a la fecha de nacimiento del presidente Hugo Chávez, de Venezuela, y del ex presidente Alberto Fujimori, del Perú. Aun existiendo esta curiosidad, el hecho al que nos queremos referir no se debe a la prodigalidad de cumpleaños, ni a la independencia del país, sino a la particular manera cómo el presidente Humala ha comenzado a gobernar, hecho que tarde o temprano podría repercutir en los destinos de su país.  Una de estas circunstancias se refiere a la juramentación al cargo de presidente de la República.
A diferencia de lo que tradicionalmente había venido sucediendo con los mandatarios anteriores, el nuevo gobernante, en ese momento solemne, decidió invocar la Constitución derogada de 1979, en vez de referirse a la vigente (1993).
No importaba que el propio mandatario hubiese sido electo en base a esta última Constitución, que a todas luces despreciaba. Tampoco que su vida como político hubiera estado amparada por los mandatos de esta Constitución, o que los derechos de sus hijos hubieran sido resguardados bajo la misma, e incluso que el sistema democrático de su país hubiera podido mantenerse bajo los principios, normas y valores de la Constitución que desdeñaba.  Para él era suficiente que la Carta Magna hubiese sido promulgada bajo instancias del para entonces presidente Alberto Fujimori, (a quien el presidente Ollanta, y su hermano Antauro intentaran derrocar el 29 de octubre de 2000) para que, per se, el instrumento jurídico careciera de validez. Ese mismo ejemplo de Humala, lo asumieron los demás funcionarios juramentados por el mandatario; y bajo estos mismos conceptos, unos más fanáticos que otros, se pronunciaron algunas autoridades representativas de las instituciones políticas del Estado.
El presidente del Tribunal Constitucional,  Carlos Mesía, por ejemplo, no encontró ningún inconveniente respecto a la juramentación del presidente. De acuerdo a su criterio, a pesar de la actitud del mandatario, se daba por entendido que el gobernante juraba por los mismos principios y valores establecidos en la Constitución actual. Para afianzar su posición, señalaba el Magistrado, (adelantando opinión respecto a una situación que muy posiblemente podría llegar a sus manos, de interponerse algún recurso jurisdiccional al respecto) que dicha Constitución, en su artículo 116, no establecía fórmulas obligatorias para jurar como presidente de la República.
Otros, como la primera vicepresidenta del Perú, la Sra. Marta Espinoza, y el segundo vicepresidente, Omar Chehade (juramentados por el propio presidente Humala, bajo similar formalidad) se enfrascaban en una confusa explicación en la cual, si bien pretendían restarle importancia al juramento, parecieran preparar el terreno para lo que sin duda alguna será la reforma constitucional por venir. Es cierto que en principio las opiniones de estos funcionarios, y del mismo presidente Humala, apuntan hacia una reforma que sería iniciada por el Congreso de la República, pero es evidente que produciéndose la misma a sugerencia del mandatario, dichas reformas contendrán los deseos presidenciales.
El tema del juramento en cuestión resulta interesante desde el punto de vista jurídico, y poco menos que infeliz, desde el punto de vista político. Esto último, por cuanto que si el nuevo mandatario quería comenzar su gestión en paz y concordia, lo menos que ha debido hacer es evitar causar resquemores desde el primer día de su mandato, más aún cuando casi la mitad de la población rechazó su propuesta electoral.
Es cierto que en la Constitución vigente no existe una fórmula sacramental para la juramentación, como si ocurre en la vigésima enmienda de la Constitución de los Estados Unidos. Recordemos, incluso, que debido al error cometido por parte del presidente Obama en el momento de repetir las palabras sacramentales, fue necesario días después, repetir dicha juramentación. Pero esta circunstancia, de no existir exactamente un rosario específico de palabras para ser repetidas por el presidente peruano, no le resta importancia a un acto, que como el de juramentación, le otorga eficacia al acto administrativo de proclamación dictado por la máxima autoridad electoral del Perú.
Admitir, (como automáticamente pretendieron hacerlo las personalidades aludidas), que lo importante era simple y llanamente jurar por aquello que considerara conveniente el Sr. presidente, haciendo referencia a una Constitución distinta (aún cuando en la práctica ambas Constituciones no fueran tan disímiles), nos llevaría a aceptar que el presidente Humala hubiera decidido jurar por la Constitución bolivariana, o por la ecuatoriana, o tal vez  hasta por la francesa, si éstas recogían, “a su juicio”, similares principios a los por él concebidos como respetables. Reconocer como válidas estas consideraciones permitiría incluso, que el día de mañana el presidente de turno, jurara por la Constitución de una compañía anónima, o por el Decreto de Guerra a Muerte del Libertador Simón Bolívar, simplemente porque a aquél le pareciera que los principios allí contenidos se asimilaban mejor con sus requisitos particulares.
Pero aún a despecho de la opinión del alto Magistrado judicial, valdría la pena hacer un recuento de lo que ha significado el acto de juramentación en  una República como la del Perú. Así tenemos que la primera Constitución del Perú, (1828), en su artículo 87°, establecía formalmente el contenido sacramental del referido juramento. En este sentido señalaba: “El Presidente y Vicepresidente, para ejercer su cargo, se presentarán al Congreso a prestar el juramento siguiente:   ”Yo, N.N. juro por Dios y estos Santos Evangelios que ejerceré fielmente el cargo de Presidente (o Vicepresidente) que me ha confiado la República: que protegeré la religión del Estado, conservaré la integridad e Independencia de la Nación, y guardaré y haré guardar exactamente su Constitución y leyes”.
Posteriormente, la Constitución de 1839 disponía, en su artículo 86°, el texto que había venido siendo usado hasta el presente (si bien se eliminó la mención específica de resguardar la religión católica). Esta circunstancia sería prácticamente repetida 14 años después (1853) en el Reglamento Interior de las Cámaras Legislativas, cuando el Congreso era bicameral.
Aún así, teniendo en consideración éstos antecedentes, el juramento formulado por el presidente Humala fue el siguiente: “Juro por la Patria que cumpliré fielmente el cargo de Presidente de la República que me ha confiado la Nación por el período presidencial 2011-2016; que defenderé la soberanía nacional, el orden constitucional, y la integridad física y moral de la República y sus instituciones democráticas, honrando el espíritu y los principios de la Constitución de 1979 (subrayado nuestro); que reconoceré y respetaré la libertad de culto y de expresión, y lucharé incansablemente por lograr la inclusión social de todos los peruanos, especialmente de los más pobres.”
La Constitución peruana vigente establece los lineamientos generales de lo que representa la investidura del presidente de la República. Señala: “De la  Función Pública: Artículo 39°. Todos los funcionarios y trabajadores públicos están al servicio de la Nación. El Presidente de la República tiene la más alta jerarquía en el servicio a la Nación y, en ese orden, los representantes al Congreso, ministros de Estado, miembros del Tribunal Constitucional y del Consejo de la Magistratura, los magistrados supremos, el Fiscal de la Nación y el Defensor del Pueblo, en igual categoría; y los representantes de organismos descentralizados y alcaldes, de acuerdo a ley”.
El Artículo 40° de dicha Constitución dispone: “La ley regula el ingreso a la carrera administrativa, y los derechos, deberes y responsabilidades de los servidores públicos”.
Esa “Ley” a la cual hace mención el documento fundamental peruano, no es otra que la “Ley de Funcionarios Públicos y Empleados de Confianza del Perú”, la cual en su Artículo 6º.- dispone: “De la clasificación: Los Funcionarios Públicos se clasifican en:
6.1.- Funcionario público de elección popular, directa y universal o confianza política originaria.- Es aquel elegido mediante elección popular y universal, conducida por el organismo del Estado autorizado para tal fin. El ingreso, permanencia y término de su función están regulados por la Constitución y las leyes de la materia.
Son funcionarios públicos de elección popular, directa y universal:
a) Presidente de la República.
b) Vice Presidentes de la República.
c) Congresistas de la República.
d) Presidentes y Consejeros Regionales.
e) Alcaldes y Regidores.
Igualmente el Artículo 8º.- de la mencionada Ley, señala: “Del nombramiento y designación en el cargo y su publicidad: Se adquiere la condición de funcionario público a partir del nombramiento para desempeñar actividades o funciones en nombre o al servicio del Estado. Sin embargo, sólo a partir de la toma de posesión podrán ejercerse las atribuciones que el cargo reconoce de acuerdo a las reglas contempladas en leyes especiales y las que disponga el reglamento de esta ley teniendo en cuenta el tipo de cargo que se desempeñe. Se requiere del juramento en los casos en que la ley lo establezca. Para el nombramiento se sigue la regla especial de la legislación que regula la participación del Poder Ejecutivo en el nombramiento de los funcionarios públicos. La notificación y publicación del nombramiento son requisitos necesarios para el ejercicio del cargo. El acto administrativo que nombra en el cargo a los funcionarios públicos rige a partir del día de su publicación en el Diario Oficial El Peruano”.
Por último,  las Disposiciones Finales, Transitorias y Complementarias de dicha Ley, establecen: “Segunda.- Responsabilidad por incumplimiento: El incumplimiento de las reglas contenidas en esta Ley origina responsabilidad administrativa a los funcionarios públicos y empleados de confianza y a quienes se encuentran en la obligación de cumplir estas reglas, sin perjuicio de la responsabilidad derivada de normas especiales”.
De lo antes expuesto se evidencia que el presidente de la República, efectivamente es un funcionario público, elegido por elección popular, directa y universal. Pero aún así, en el caso de Ollanta Humala, habiendo resultado ganador en las pasadas elecciones del 5 de junio, ese triunfo no era suficiente para iniciar su mandato, a cuyo efecto el presidente del Jurado Nacional de Elecciones (JNE), semanas después de la oficialización de los resultados electorales totales por parte del organismo, procedió a proclamar al presidente electo, entregándole las credenciales que lo acreditaban como tal. No obstante, ese acto de proclamación por sí solo, para gozar de eficacia requería de la juramentación del gobernante,  y sólo a partir de ese momento, el jefe de Estado se encuentra en capacidad de iniciar su mandato.
Esa juramentación a la cual se le pretende restar importancia, tiene tal relevancia, que la tradición ha exigido el otorgamiento de un pergamino, que el propio presidente Humala firmó públicamente en pleno evento ante el Congreso de la República. Ese documento contiene no sólo el nombre del mandatario, sino “la fórmula de la juramentación usada por el nuevo gobernante”, así como la fecha de transmisión de mando. En estos términos, cualquiera que tenga acceso a dicho documento podrá verificar que el contenido del juramento allí transcrito, difiere del juramento verbalmente hecho público por el jefe de Estado ante el Congreso de su país.
Pero adicionalmente a las opiniones antes señaladas, existen dos declaraciones, que por los personajes involucrados, vale la pena mencionar. Uno de ellos es Antauro Humala, hermano del presidente de la República,  y quien cumple condena de 25 años de prisión  por haber participado en la toma de la comisaría policial de Andahuaylas, como parte de un intento de golpe de Estado en contra del para entonces presidente Alejandro Toledo, y que produjo como consecuencia la muerte de cuatro funcionarios.
Antauro, en la conocida revista “Caretas”, además de manifestar su certeza de que saldrá en libertad próximamente, hizo importantes revelaciones en relación con el significado de la juramentación realizada por su hermano, manifestando que éste “ha creado una coyuntura política constitucional que hace posible mi pronta liberación”; siguiendo más adelante: “Los que nos rebelamos por restituir la Constitución del 79, ahora somos precursores de este nuevo gobierno que ha jurado por esta Carta Magna. Ollanta ha reivindicado así las tres gestas militares dentro del estado genuino de derecho que estaba vigente en dicha Constitución. Me refiero a las insurgencias del general (Jaime) Salinas Sedó, de 1992, y a las dos de los hermanos Ollanta y Antauro Humala, en Locumba, el 2000, y en Andahuaylas, el 2005” (sic).
El otro personaje que ha opinado al respecto es el presidente de Venezuela, Hugo Chávez, quien nuevamente interviene en la política del país andino afirmando que la Constitución de 1993, “no posee legitimidad”, así como reconociendo la actitud del presidente Humala al desechar la Constitución vigente en su juramentación, como “un gesto muy valiente”.
Adicionalmente a la controversia de la juramentación del nuevo mandatario, han surgido alrededor de su persona otros elementos que evidencian una serie de irregularidades imposibles de esconder.
La primera de ellas se refiere a la visita que el hermano menor del presidente Humala, Alexis, realizara a Rusia días antes de la juramentación de su hermano, y en donde dicho ciudadano se reunió con miembros del gobierno de ese país a fin de negociar acuerdos de turismo, pesca, gas y de armas para el Perú. Paradójicamente, la Comisión Disciplinaria del partido de gobierno, el Partido Nacionalista, procedió a suspender de militancia partidista, por 6 meses, al joven Alexis, “por haber viajado a Rusia sin autorización del partido, ni del Comité Ejecutivo Nacional”. A pesar de esto, en ningún caso se ha planteado- y el presidente se ha mantenido mudo- el fondo del asunto, como lo es la intervención de un hermano del presidente de la República, (cuyo mandato ni siquiera había comenzado), para gestionar a título personal, negocios en los cuales estaría comprometida la República y que por ende deben obedecer a una política concertada por los organismos competentes, y bajo los parámetros jurídicos correspondientes.
Adicionalmente a estas circunstancias, podemos apreciar cómo su hermano Antauro, además de ofrecer declaraciones como las anteriormente mencionadas, logra prodigiosamente la rebaja de la condena impuesta en su contra, de 25 años de prisión por el homicidio de cuatro funcionarios policiales por los hechos antes señalados, a 19, o 17 años de prisión. Para ello la Sala Penal Permanente de la Corte Suprema de Justicia del Perú ha decidido una disminución de la referida condena, en función de haber declarado “nula” la sentencia que condenó a Antauro por el delito de tenencia ilegal de armas, así como por “modificar” la calificación de homicidio calificado, inicialmente imputada al enjuiciado, por la de “homicidio simple”. En todo caso, la decisión definitiva, respecto a si la rebaja llevaría la pena a los 19 o a los 17 años de prisión, deberá ser tomada en las próximas semanas.
Pero aparte de la reprobable actitud asumida por los hermanos Humala entre sí, -bajo la mirada lánguida del presidente Ollanta-, la situación aumenta de volumen, al apreciar ciertas designaciones que ha venido haciendo el mandatario, las cuales dejan mucho qué desear respecto a esa atmósfera de honestidad y total transparencia con que en tantas ocasiones se había comprometido el estrenado mandatario.
Así, mientras se festejaba el nombramiento de los miembros del gabinete económico, como garantía de continuidad en la política económica y financiera del Estado, la sociedad, -e incluso la comunidad internacional-, pareciera estar en ascuas respecto al nombramiento de Ricardo Soberón, como presidente ejecutivo de la Comisión Nacional para el Desarrollo y Vida sin Drogas (Devida).  Para los que desconocen el significado de esta responsabilidad, es necesario aclarar que ésta se asimila a la designación de un  “zar antidrogas”.
El caso de Soberón nos confirma el supuesto compromiso que el entonces candidato Humala (incluido en nuestro artículo “El Triángulo de las Bermudas de Ollanta Humala, runrun.es) habría adquirido con un sector de la agrupación terrorista “Sendero Luminoso”, quien amparada en su estrecha relación con autoridades de la vecina Bolivia, habrían contribuido económicamente con la candidatura presidencial de Humala, “a cambio de su compromiso de no erradicación de la hoja de coca”.  De ser cierta esta información contenida en ese artículo, no habría mejor candidato para cumplir con dicho acuerdo, que el propio Ricardo Soberón, conocido por su crítica a la erradicación de la hoja de coca, así como por su cercanía con las organizaciones cocaleras peruanas en los valles del Alto Huallaga, de los ríos Apurímac y Ene y en la cuenca de La Convención y Lares (Cusco), los cuales tradicionalmente se han opuesto a la erradicación de la coca, y  de las cuales ha fungido por años como asesor.
Por si esto fuera poco, resulta del conocimiento público la relación del flamante zar antidroga,  con el colectivo “Legaliza Perú”, encargado de facilitar asesoría legal a quienes resulten involucrados en asuntos en materia de drogas, y posesión de marihuana en particular. De igual forma, es un hecho público la relación existente entre el nuevo funcionario antidroga y el actual presidente de Bolivia, Evo Morales. De hecho en el año 1995, el hoy presidente de “Devida”, el actual presidente de Bolivia y Hugo Cubieses, éste último allegado igualmente al presidente Humala, y supuestamente a la organización “Sendero Luminoso”(ver artículo “Gana Perú, runrún.es), estuvieron detenidos por las autoridades bolivianas, en “Copacabana”, zona boliviana fronteriza con Perú, presuntamente por actividades subversivas. Estos tres personajes fueron recluidos en una base naval a orillas del lago Titicaca, para luego ser liberados y expulsados,  Soberón y Cubieses, hacia Perú.
Junto a esta designación, debemos mencionar el nombramiento del coronel, retirado, Adrián Villafuerte, como asesor personal en asuntos militares del presidente Humala. Tal y como referimos en nuestro artículo “Gana Perú”, Villafuerte durante el gobierno fujimorista se desempeñó como secretario del general Cesar Saucedo, uno de los hombres más cercanos al poderoso Vladimiro Montesinos.
Otra de las designaciones que llama la atención se refiere a la del coronel, en situación de retiro, Luis Pereyra Briceño, como Director Nacional de Defensa Civil (INDECI).  Para tener una idea del personaje, el coronel Pereyra  fue objeto de una formal denuncia en 2006 por parte de la Inspectoría General del Ejército, por la desaparición del expediente que se le seguía al actual presidente Ollanta Humala (conocido como el “capitán Carlos”) por la violación de derechos humanos durante su gestión como jefe de la base militar antiterrorista de “Madre Mía”.
Por si los casos anteriores resultaren insuficientes, hace pocos días los medios de comunicación del Perú sorprendieron a la población con la noticia de la escogencia de la economista Tania Lourdes Quispe, prima de la primera dama, Nadine, como Jefa de la Superintendencia Nacional de Administración Tributaria (SUNAT).
Los hechos aquí mencionados, han sido seleccionados dentro de una gama de circunstancias  que han venido rodeando al presidente Ollanta Humala, que de no atenderse a tiempo, podrían ocasionar un vuelco en la vida política, social y económica del Perú, país que a pesar de la necesidad de profundizar sus políticas para lograr una mejor distribución de la riqueza, ha sido ejemplo de un importante crecimiento económico.
Mientras el nuevo presidente se inicia con decisiones como las señaladas, reconociendo públicamente lo “difícil que resulta gobernar”, los partidos políticos y sus líderes, al igual que sucedió durante la campaña presidencial, andan en desbandada.   Es cierto que muchos otros gobiernos en la América Latina,  se han mantenido con mayor o menor estabilidad, bajo el amparo de mecanismos populistas parecidos al que pretende implantar el mandatario peruano, pero el caso del Perú representa un riesgo mucho mayor que aquellos, si recordamos que según todos los indicadores internacionales, Perú se ha convertido en el mayor productor de coca en el mundo.  Mientras la sociedad civil y las organizaciones políticas comienzan a estirar las piernas después de un largo descanso, organizaciones narco terroristas, como Sendero Luminoso, ya han practicado con largas vueltas de calentamiento.  Ojalá que la sociedad peruana organizada no se duerma, su pueblo no se los perdonaría.
virmar09@vzw.blackberry.net

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lunes, 6 de junio de 2011

OSWALDO ÁLVAREZ PAZ: SOBRE CONFIANZA ELECTORAL (DESDE EL PUENTE)

Al anunciar la designación de la comisión electoral de la Mesa de Unidad, el coordinador general de la misma declaró formalmente iniciado el proceso de escogencia del abanderado opositor mediante el procedimiento de primarias. Es decir, a los efectos opositores empieza la campaña electoral. En anterior fecha se había solicitado la colaboración del Consejo Nacional Electoral para tales fines. Que yo sepa, aún no ha habido respuesta sobre asuntos fundamentales. Problema grave. Puede generar consecuencias dramáticas.

El CNE es el instrumento más útil del Presidente para darle un barniz de legitimidad a su aspiración de gobernar indefinidamente. Así ha sido y seguirá siendo, a menos que hagamos lo necesario para garantizar el mínimo de transparencia para que la voluntad general de la nación pueda expresarse libremente y ser respetada. El actual CNE no es confiable. Cuatro de los cinco rectores son apasionados partidarios de un régimen basado en el abuso del poder político, económico y militar de quien lo dirige, desconociendo expresas disposiciones constitucionales y legales. Esa integración se proyecta desde la cabeza a los pies, en la composición humana de todas las estructuras operativas del organismo. El régimen solo puede mantenerse sobre la base del abuso y de la represión, de la violencia física e institucional contra unos adversarios que sólo cuentan con la palabra, con la razón y con la voluntad de no rendirse, lo cual no es poca cosa. El CNE la “joya de la corona”.

Como aspirante a la Presidencia de la República, tengo derecho a exigir el anuncio del calendario electoral para el próximo año. Sabemos de las maniobras para administrar las fechas, combinarlas, adelantar unas y retrasar otras, destinadas a favorecer la estrategia chavista. Saben que su jefe ya no será el portaviones de otros tiempos. Ahora será un submarino que se hunde por su fracaso y el de los gobernadores y alcaldes de su partido. También es indispensable conocer el cronograma de actividades. El clima de sospecha con relación al CNE, existente al menos desde el referéndum revocatorio presidencial de 2004, lejos de desaparecer aumenta. Crece en progresión geométrica.

Debemos despejar dudas sobre las ventajas estratégicas del chavismo gracias a un registro electoral envenenado y la costumbre de dictar “normas sobrevenidas” para justificar los abusos de Chávez. El archivo de venezolanos cedulados y el padrón electoral completo deberían estar a la orden de quien los requiera para evitar manipulaciones. Exigimos claridad absoluta con relación al negocio de las nuevas máquinas de votación, información sobre los nuevos centros de votación, la ubicación de las mesas con sus listas, normas sobre las migraciones eventuales de electores, criterios para auditar los resultados y sobre la naturaleza del Plan República. Queremos despertar confianza en el CNE. No estimular la abstención. Elecciones limpias, sin dudas ni sospechas.

oalvarezpaz@gmail.com  Lunes, 6 de junio de 2011
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jueves, 16 de septiembre de 2010

LOS VENEZOLANOS SE LO JUEGAN TODO, CARLOS A. MONTANER

La situación venezolana se tensa peligrosamente. Dice Ramón Guillermo Aveledo que las elecciones al Parlamento del próximo 26 de septiembre tal vez sean las últimas que conozca el país. Aveledo, prestigioso abogado, escritor, ex presidente del Congreso, es el Secretario Ejecutivo de la Mesa de la Unidad Democrática, el organismo que ha conseguido forjar un frente único opositor.

¿Qué ocurre en el país? Sucede que Chávez puede perder y busca la manera de burlar los resultados. A solo un mes de las elecciones, la encuesta más fiable, la de Consultores 21, según revela el experto Joaquín Pérez Rodríguez, le da el triunfo a la oposición por diez puntos: 52% a 42. Dato qu

e se refuerza en otra indagación todavía más reveladora: cuando se les pregunta a los electores si quieren a Chávez o si lo rechazan, el 37% dice que le gusta y el 56 afirma que no le gusta. Ahí la diferencia es de casi 20 puntos.

¿Qué le ha pasado a la popularidad de Chávez? Muy sencillo: se ha hundido al menos por cinco poderosas razones:

· La insoportable violencia que ha convertido a Caracas en una de las ciudades más peligrosa del mundo y a la totalidad de Venezuela en un matadero con más víctimas que en Irak, como contó el New York Times. Casi 120,000 personas han sido asesinadas desde que Chávez ocupa el poder. Se ha cuadruplicado la violencia.

· El conjunto de la sociedad detesta la existencia de bandas armadas paramilitares al servicio del gobierno (Los guardianes de Chávez, como les llamó CNN en un excelente documental que estremeció al país) dedicadas a intimidar y maltratar a la población, instrumento represivo encaminado a conducir el país hacia un modelo socialista que rechaza el 66% de la población.

· La infinita torpeza de un gobierno que, pese a recibir un torrente de petrodólares, es incapaz de abastecer los mercados, conservar los alimentos (se le pudren o pierden millones de kilos), mantener las infraestructuras o equipar medianamente los hospitales. Los venezolanos, con razón, perciben que no hay ningún país peor gobernado en Sudamérica.

· La incómoda ocupación de Venezuela por parte de los cubanos y el regalo de una buena parte de la riqueza venezolana a La Habana, Managua, Bolivia, y el resto de la famélica familia del socialismo del siglo XXI, subsidios con los que Chávez compra su importancia internacional y, además, fomenta el mayor nivel de corrupción que ha conocido Venezuela, lo que es mucho decir en ese país.

· La desaparición de cualquier vestigio de Estado de Derecho y el desamparo en que vive la sociedad con jueces que sólo responden al poder político, con cuerpos policiacos que no detienen a los criminales (93% de los asesinatos quedan impunes), dedicados a encarcelar adversarios políticos y a fabricar pruebas burdamente, como acaba de sucederle a Alejandro Peña Esclusa, un ingeniero y líder opositor muy conocido y respetado en América Latina, a quien han mezclado en un absurdo complot terrorista sin pies ni cabeza, en el que nadie cree, pero que le sirve al gobierno de coartada para mantenerlo ilegalmente encarcelado sin fianza. La inseguridad y la indefensión son hoy dos sentimientos universales en Venezuela.

¿Qué va a hacer Chávez ante la posibilidad muy real de que sus adversarios consigan la mayoría del Congreso? La hipótesis que temen los opositores es que desconocerá los resultados. ¿Cómo? Fabricando un guión que ampare el fraude: primero, alguna compañía de encuestas controlada por el gobierno afirmaría que el chavismo aventaja a la oposición y aportaría unas cifras favorables a Chávez; segundo, el día de los comicios, ésa u otra empresa realizaría un “exit poll” que confirmaría las cifras de la encuesta; tercero, tarde en la noche, el Consejo Nacional Electoral, que dice o calla cualquier cosa, daría unas cifras finales obtenidas electrónicamente parecidas a las de la falsa encuesta y a las del falso “exit poll”.

Por eso Aveledo dice que estas pudieran ser las últimas elecciones. Si los venezolanos se dejan robar la victoria, la conclusión a que llegarán los demócratas es que en el futuro no vale la pena participar en comicios amañados en los que se atropella a la oposición antes, durante y después de la cita en las urnas. “¿Pueden evitar la estafa?”, le pregunté al ex embajador de Venezuela Thor Halvorssen: “Sólo si salen a votar masivamente y si están dispuestos a defender sus votos en las calles a cualquier precio y por el tiempo que sea necesario, como en su momento hicieron los ucranianos”. Eso lo veremos pronto.

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sábado, 17 de abril de 2010

LOS DOS GRANDES FRAUDES DEL RÉGIMEN, LA AMENAZA DEL TERCERO Y NUESTRA INDOLENTE ACEPTACIÓN, RAFAEL GROOSCORS CABALLERO

Como, generalmente, la palabra y el concepto, “fraude”, se aplica a los acontecimientos electorales, debemos comenzar por reconocer que, a nuestro juicio, los fraudes que han hecho posible la permanencia del presente “Régimen”, en nuestra realidad política, se deben a dos hechos históricos, suficientemente conocidos (y comprobados, además), los cuales no solo tienen que ver con elecciones.

El primero es el del 11 de Abril, ocurrido hace ocho largos, penosos y cruentos años. Una imponente marcha de protesta, la cual cobijó a más de un millón de caraqueños, quienes ocuparon las calles de la ciudad, alegres y dispuestos, hacia el centro de la capital, espontáneamente, sin rectores amaestrados, ganados tan sólo por su voluntad de devolverle a Venezuela, una democracia perdida. Que sepamos, una marcha tan cuantiosa y tan firme, en su expresión colectiva, como nunca antes se había registrado, ni en Venezuela, ni en ninguno otro de los países vecinos. Una marcha “tumba gobierno”. Una marcha constitutiva del único “golpe de estado” que habría dado la colectividad nacional, el pueblo sólo, sin la ayuda, ni participación de militar alguno. Y una marcha, por lo tanto, reprimida por un fraude, a la Constitución y por parte de los tenedores del poder, en cuanto a la violación de los derechos a la libre expresión del pensamiento, a la libertad de reunión, al sano ejercicio representativo de la soberana voluntad del pueblo. Una marcha “acribillada” por un sector delincuente, criminal, asesino, organizado por falaces militantes del “Régimen”, quienes ni siquiera tuvieron el recato de esconder la cara, a la hora de vaciar las cacerinas de sus armas automáticas, hacia la multitud marchante. Una marcha que concluyó con un saldo de veinte muertos y centenares de heridos, mientras el “señor Presidente” hablaba, en cadena nacional y pedía la aplicación del “Plan Ávila”, a fin de que las Fuerzas Armadas Nacionales “frenaran” –como lo hicieron “otros”— la presunta alteración del “orden público”, en delito imputable al millón de caraqueños que marchaban. Un fraude constitucional además, al conferirle una misión ilegítima a una institución, como las FAN, concebida para otros propósitos.

Por ello, la reacción, natural y lógica, constitucional, de la cúpula militar, al pedirle la renuncia al Jefe del Estado, condensando el petitorio de los marchistas, renuncia pedida “a la cual aceptó”. Todo lo que ocurrió inmediatamente después, para calificarlo de alguna manera, incidió en la característica tropical de las mentes dirigentes de la colectividad y las instituciones para entonces, en un “bochinche”, como alguna vez calificó el Precursor, Francisco de Miranda, en los días de nuestra independencia, al comportamiento de los ejércitos populares, reclutados para servir a la República: “bochinche, bochinche y más bochinche”. Una inesperada Junta de Gobierno, presidida por un profesional sin cualidad política y unos procedimientos de urgencia, los cuales demostraron, fehacientemente, la ausencia de astucia, de “habilidad social” y de comprensión en el manejo de las turbulencias anecdóticas, por parte de los “jefes” del gobierno provisorio.

Cuando, dos días después, es restituido al Poder el Presidente renunciante y solicitado un fallo, sobre todo lo acontecido, al titular del máximo Tribunal de la República, este (Iván Rincón) produjo su famosa sentencia, la cual lo envió a un envidiable “exilio dorado”, sin consecuencias para su responsabilidad histórica. “Un vacío de Poder” lo llamó, en juicio que para el desbordado caudillo que nos gobierna, no podía merecer sino una calificación escatológica, la cual reveló, sin “tapujos”, en la primera cadena comunicacional que celebró, luego de su retorno a Miraflores. El fraude tendría que circunscribirse, según sus palabras, al señalamiento de la responsabilidad delictual, en la “fechoría” cometida por las propias víctimas y sus motivadores, es decir, para el “Régimen” lo fraudulento fue la marcha y el gobierno impuesto por los sucesos, era, consecuencialmente, un “gobierno fraudulento”.

El “bochinche”, de toda forma, continuó, de lado y lado. Posteriormente, vino la Plaza Altamira y un “show” descarado, por parte de la oposición, en función legitimadora de un régimen al que supuestamente combatía. Luego, la huelga general, en una fiesta provocada por el “Régimen”, desabasteciendo y privando a la población de la canasta alimentaria y de los servicios indispensables, sin tener un final resuelto, a corto plazo, conducido a desplazar a los gobernantes irresponsables y sustituirlos por gente honesta y capacitada, adecuadamente, para dirigir al País. ¡Que gran final para los ingenuos marchistas del 11 de abril, quienes terminaron pagando las consecuencias de su osadía! El pensamiento y la conducta de los totalitarios, autócratas o déspotas, no perdonan las debilidades de sus oponentes y las cobran, legitimando cada vez, con mayor intensidad jurídica, su presencia histórica. Su aventura. Su “africanización”. Su insólito regreso a un pasado ideológico, el cual nunca, en ninguna parte, produjo beneficios, ni superación, social, económica y cultural, a ningún pueblo. Solo fracasos, como la ruina de Cuba.

El fraude es uno o más engaños. Y no salvamos de la responsabilidad de su cometido, a los que aparecen victimizados por el fraude más grande. El 11 de abril y los días sucesivos, los venezolanos fuimos engañados por todos y nuestro silencio, nuestra forzosa aceptación de los hechos y nuestra resignación, terminaron por legitimar el gran fraude del “Régimen”.

Por eso pasamos “condicionados” al otro gran fraude que sostiene al despotismo, disfrazado de democracia. El del Referéndum Revocatorio, al cual permitimos darle carácter “ratificatorio”, agotando “todos los extremos de ley”. Chávez fue, constitucionalmente, revocado, el 15 de agosto de 2004. No solo el cinismo de las “firmas planas” --curioso invento de uno de los chavistas mayores, Jorge Rodríguez-- operó para consumar el fraude, en su aspecto electoral, restando más de un millón de votos al total de los venezolanos, quienes manifestamos nuestra voluntad de separar del poder al Presidente electo en el 2000; también por esa interpretación casuística de los “dueños de la verdad oficial”, impuesta por nuestro candoroso Tribunal Supremo de Justicia, al burlarse del legislador y de la propia Constitución, transformando el propósito del castigo revocatorio, en un dulce premio al enjuiciado por el soberano. Chávez fue revocado en el 2004. Se consumó un fraude para ratificarlo. Y lo aceptamos. Como también aceptamos que el mismo “artífice” que hoy funge como Alcalde de lo más auténtico de la ciudad de Caracas, nos engañara –fraude mayor-- con el cambio del sistema de votación, ya automatizado desde 1998, para enredarnos en la adquisición de un “touch-screen” --las máquinas de Smartmatic-- usual en las loterías europeas y que anulan la identidad, auditable, del voto del votante; así como lo propio, en cuanto a las otras máquinas, las “capta huellas”, mediante las cuales el “supremo administrador de las elecciones”, el CNE, controla el proceso, desde su inicio, con información de primera mano, indicativa de cómo va desarrollándose la voluntad del electorado. ¡Maravillas tecnológicas que seguimos aceptando, aún cuando sabemos que mediante ellas, siempre saldremos perdiendo! ¿Y la composición del rectorado comicial? Primero de “cinco tres” y luego de “cinco cuatro”, para emplear términos del average del béisbol, permitiéndole al “Régimen” estar siempre en ventaja sobre sus adversarios. La aceptación “legitima” y “legaliza” el fraude. La aceptación es, en si misma, un fraude menor, pero también un fraude. Somos todos cómplices múltiples de los fraudes que sostienen al “Régimen”.

Y a más de todo lo que hemos asentado, hemos ido, una y otra vez, a distintos procesos electorales, con la cabeza abajo, sin sublevaciones, definitivamente domados, aceptando un CNE de composición fraudulenta y un REP (Registro Electoral Permanente) cuya data nos está vedada por la autoridad electoral, aún cuando sabemos --¡sabemos!-- que está adulterada. Que su proporcionalidad, 67% sobre la población total, --más de 18 millones de inscriptos, sobre 26 millones y medio de venezolanos-- está groseramente abultada con respecto a la media de todos los demás países democráticos del orbe. Que cubanos y chinos comunistas; guerrilleros colombianos y extraños de cualquier parte, han sido, fraudulentamente, fichados como venezolanos y han pasado a formar parte clandestina de nuestro cuerpo electoral. Todo esto, lo sabemos y, por lo tanto, lo aceptamos. La mayoría de las elecciones las hemos perdido (lógicamente), pero hemos ganado algunas, como limosnas, sobre las cuales, de todas maneras, el CNE no nos ha dado las cifras finales, burlándose, explícitamente, de la soberanía popular. ¿Vamos a una nueva apuesta, a un nuevo proceso para elegir al Poder Legislativo, el poder contralor, por esencia, en una democracia, del Poder Ejecutivo? ¿En las mismas condiciones dentro de las cuales fuimos a los otros procesos, ganados y perdidos? ¿No exigiremos, previamente, una reorganización del CNE, para democratizarlo y componerlo en acuerdo con la Constitución Nacional, de manera que represente, refleje idóneamente, la voluntad de exhibir una conducta nítida, de transparencia, lo cual anima a todos los venezolanos? ¿No exigiremos, igualmente, con toda firmeza, que el CNE nos entregue, por fin, la data completa de los votantes que integran el REP? ¿Qué es esto? ¿Otro fraude “avisado”? Deberíamos ser un poco más serios y no andar como pequeños ignorantes, presenciando espectáculos como los que están dando dos de los “grandes” jefes oposiciónistas del estado Miranda, Borges y Mendoza, “dos borrachos peleando por una botella vacía”.

Pensamos que debemos ir a las elecciones de septiembre; escoger a los mejores para que nos representen, en un listado único, con diferentes tarjetas indicativas de los distintos Partidos registrados en el CNE; pero debemos ir como mayoría, como lo que en realidad somos, en cuanto al sentimiento y el propósito vertical del pueblo venezolano. No somos comunistas. No nos pueden ahora “sovietizar” con trampas. No pueden “cubanizarnos”. Somos demócratas; creemos en la libertad y requerimos ser gobernados dentro de un legítimo Estado de Derecho. Debemos alzar la voz. Debemos organizarnos para la rebelión, porque no podemos continuar “aceptando” lo inaceptable. Salvemos, por Dios, la democracia y derrotemos --¿como un varón?-- a quienes han trastocado nuestra historia y pretenden incrustarnos en un pasado, que fue vergonzoso en su presente y que lo es, peor todavía, en nuestra memoria.

grooscors@hotmail.com.--
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