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domingo, 4 de enero de 2015

ANTONIO JOSÉ MONAGAS, 2015, RUMBO AL PATÍBULO, PIDO LA PALABRA, VENTANA DE PAPEL

ANTONIO JOSÉ MONAGAS
No tiene ningún sentido que durante 2014 no se conociera resultado alguno de la econmía, competencia ésta del Banco Central de Venezuela. Sin duda que tan incongruente omisión, es suficiente razón para inferir que el gobierno viene ocultando graves embrollos. Antonio José Monagas

2015, RUMBO AL PATÍBULO

Excusas vienen, excusas van. El régimen se extravió. Pero también el país político. Distintas razones podrían explicar la oquedad que devino de parte y parte. Posiblemente, fue adrede ya que en el fondo de tan obeso problema no se tienen motivos para justificar el desorden que estos años de presunta revolución ha permitido. Aunque deberá observarse que 2014 fue el paroxismo de un período caracterizado por una administración pública absolutamente estéril para organizar procesos de gobierno. Pero si, bastante competente para escamotear las finanzas nacionales. Pese a que también fue un año en el cual las convulsiones primaron el discurrir político nacional. Las mismas, ocurridas a manera de protesta, expusieron el desarreglo del país ante el resto del mundo. Aunque cabe aclarar que dichos embates arreciaron a consecuencia del agobio que viene padeciendo el país motivado por los constantes abusos gubernamentales ordenados por el Ejecutivo Nacional a desdén de derechos fundamentales y de libertades constitucionales.

No tiene ningún sentido que durante 2014 no se conociera resultado alguno de la economía, competencia ésta del Banco Central de Venezuela. Sin duda que tan incongruente omisión, es suficiente razón para inferir que el gobierno viene ocultando graves embrollos. Tanto así, que en 2014 se vivió un agudo resecamiento de divisas que condujo al país con las mayores reservas de petróleo del mundo, a una feroz escasez en rubros propios de la cesta básica. Aparte de una grosera alza de la inflación que ha puesto en jaque a la economía venezolana. Y ni hablar del ámbito educativo porque de hacerlo, no sólo faltaría espacio. También dejaría verse que además de la nulidad del régimen para superar escollos que tocan el desarrollo económico y social a partir del hecho educacional, se evidenciaría el desinterés por entender que sin educación de excelencia está condenándose irrevocablemente el país al cadalso que representa la degradación cultural y la extenuación del conocimiento sin el cual todo país marca el fin de su historia social y de su apego al desarrollo científico y tecnológico.

La pobreza, otro de los flagelos que siguen desacomodando la pretendida imagen de “país potencia” que busca arrogarse el régimen, lejos de verse reducida se ha pronunciado. Aunque ahora camuflada de rojo  y con aderezos de falsos manifiestos. De manera que no ha habido forma alguna de hacer entenderle al régimen que sin la humildad , la voluntad y la honestidad como blasones de una democracia en camino de realizarse y alcanzarse a plenitud, no hay garantía alguna de salir del atasco al cual el régimen ha llevado a Venezuela.

Por donde se analice la situación, desde el ángulo que se traduzca el panorama que pinta 2015, oscuras son las oportunidades para revertir la sentencia que infortunadamente ha recaído sobre el país toda vez que la soberbia y la intemperancia de los actores políticos que ilegítimamente se han apropiado de las instancia de poder  público, continúan señalándole las manera de timar la doctrina y ejercicio de una democracia comprendida en todos sus sentidos. Mientras que persistan tales condiciones, la economía seguirá arrinconándose hasta que su embotellamiento la enquiste cual maraña en postura de adorno. La sociedad tenderá a flaquear al sentirse más agobiada frente a tanta intolerancia. Por tanto, no habría duda de que se tendrá un nuevo año que será espacio para que haya un mayor sofoco de libertades y derechos humanos. O sea, un 2015, rumbo al patíbulo.   

VENTANA DE PAPEL

MOMENTOS DE ALUCINACIÓN

Las tradiciones son manifestaciones de la cultura social, religiosa o familiar de personas, grupos, poblaciones o sociedades con el fin de rememorar o exaltar fechas, acontecimientos o advenimientos mediante las cuales se estimula la familiaridad, las raíces o las ideologías. Las tradiciones son propias del ser humano en su afán por aferrarse a su historia exhortando la espiritualidad que acompaña el discurrir natural de la vida.

Sin embargo, hay tradiciones que parecieran no representar su motivación debido a que las realidades se han vuelto frías y por tanto, distantes de lo que debe animar cada celebración. Por ejemplo, la de Fin de Año, o el festejo ante el comienzo de uno nuevo, se ha vuelto diferente de lo que en principio se pretende. Es el caso que vive Venezuela desde que el país comenzó a padecer de gobiernos que lejos de demostrar eficiencia y eficacia en la gestión pública, la han empeorado con medidas alejadas de lo que los venezolanos se trazan a partir de proyectos personales que declara de cara a lo que debería ser un futuro promisorio.

Y lo explicado no refleja exageración alguna pues los anales estadísticos emitidos por el mismo gobierno, revelan el drama de un país cuya realidad año tras año luce cada vez más desolada y angustiante. Entonces, la verdad sea dicha. Muy a pesar de lo que en cada hogar pueda celebrarse con motivo del recibimiento de un nuevo año, o de lo que cada venezolano pueda esperar ansiosamente en términos de una mejor calidad de vida, las realidades apuntan a lo contrario. De manera que muchos de los deseos que se viven en la mente y corazón de venezolanos trabajadores y luchadores, se ven frustrados en la medida que las realidades económicas y políticas comienzan a nublarse como resultado de la ineficacia e ineficiencia con la que el régimen aborda responsabilidades y deberes que deberían ser de su entera competencia.

Sin embargo la negligencia que lo caracteriza, hace que año a año los indicadores de progreso y bienestar se vean retroceder hasta niveles críticos y peligrosos como en efecto está percibiéndose. Así que por muy buenas intenciones que pueda tener cada venezolano, no todas lograrán alcanzar puerto seguro. Buena parte de las mismas se verán frenadas por los excesos, destemplanzas y descomedimientos de un gobierno que sólo ha buscado preservar el poder sin más limitaciones que las que impone su avaricia, mediocridad, egoísmo e inmoralidad. Entonces en virtud de lo que estas contradicciones dejan ver, deberá aceptarse que esos buenos momentos que exhortan tradiciones de Fin de Año, de alguna forma constituyen momentos de alucinación.

SUELDOS INDIGNOS

Por más alharaca que haya hecho el alto gobierno para justificar los precarios aumentos de sueldos declarados luego de decidir el incremento de salarios para el contingente de militares a nivel nacional, las realidades económicas y sociales del país siguen siendo desesperanzadoras.

Un estudio comparativo y fundamentado sobre el nivel de indecencia que determina la flaqueza del desarrollo nacional. ante lo que esta situación significa y de cara a los compromisos que asume la Universidad autónoma venezolana, reconocidos docentes-investigadores de la Universidad Central de Venezuela, a solicitud de la Rectora Cecilia García Arocha, elaboraron un diagóstico sobre el problema de los míseros sueldos de quienes tienen en sus manos la inmensa responsabilidad de formar los cuadros profesionales universitarios sobre quienes recaerá la misión de encarar el desarrollo del país. Aunque no es difícil antelar que la conclusión del mismo indicaría el grado de indecoro de los sueldos universitarios, vale transcribir algunas líneas de él.

A este respecto, dicho Informe considera que “la tarea asignada es sumamente compleja”. Más aun, cuando se habla de “dignificar” la profesión docente, pues el problema no se reduce a desarrollar cálculos matemáticos, plenamente justificados por un conjunto de supuestos difíciles de rebatir basados en lo que merece un profesor universitario y que finalmente arrojen un Tabla de Sueldos un tanto fría. Sino que entran en juego otras consideraciones como la viabilidad presupuestaria de la nación y la viabilidad política que tienden a enrarecer la situación en cuestión. A pesar de que el Ejecutivo Nacional debe acatar el mandato constitucional que exige dotar a la universidad con recursos suficientes para que cumpla a cabalidad su misión en sus distintas funciones: docencia, investigación y extensión, sus decisiones llevan la dirección contraria. Esto, sin duda, revela graves contradicciones.

La labor del docente-investigador dentro de la sociedad, si bien es considerada muy meritoria, lamentablemente en el país no ha estado acompañada por una retribución material equivalente, de donde resulta cada vez más difícil mantener o atraer a los mejores profesionales a la universidad. “Ello denota una odiosa discriminación en contra de los académicos, cuya única explicación aparente la proporciona la actitud adversa del Ejecutivo contra las universidades autónomas por su indoblegable defensa de sus fueros autonómicos y su negativa a sustituir el debate plural por un pensamiento único que obliga a renunciar a su vocería crítica frente al acontecer nacional”. Los sueldos reales del profesorado universitario alcanzan hoy apenas una séptima parte de lo que eran hace 40 años. Son los más bajos de toda la historia universitaria venezolana. Esto lleva a la conclusión que son verdadera y tristemente sueldos indignos.

“Si fuera verdad que la economía determinara el modelo político que asume un gobierno, entonces la política gubernamental no sería impositiva y tal vez, menos compulsiva. Quizás, algo comprensiva”
AJMonagas

Antonio José Monagas
antoniomonagas@gmail.com
@ajmonagas

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viernes, 4 de abril de 2014

JAIME REQUENA, FUTURO INCIERTO, CONCIENCIA

    La complejidad de la vida moderna aumenta por dos razones bastantes simples. La primera tiene que ver con cantidad; se trata del aumento numérico ­cuasi grotesco­ de la población del globo. La segunda se refiere a calidad y envuelve al cambio en la naturaleza de la producción de bienes o servicios y que cada día depende más del cerebro que de la fuerza muscular.
   
Gentes y conocimiento son los factores promotores de la bondad que disfrutan las sociedades. En el pasado lo hicieron como categorías distintas pero ahora, y en los tiempos por venir, lo están haciendo como entidades que se complementan mutuamente.Es por ello que el futuro dependerá de personas capacitadas. Lo anterior no es un intento de filosofar sobre el devenir del hombre. Es una de esas cosas que no necesitan ser pensadas para saberla, y que inconscientemente mueven a muchos, especialmente, a quienes tienen la buena fortuna de no creerse pobladores de algún paraíso.

    A los venezolanos, al nacer nos formatean el disco duro dándonos a creer que nuestro terruño es la primera estación del camino entre el cielo y el resto del mundo. El petróleo ­y la bonanza que conlleva entregarlo simplemente a cambio de dinero­ ha sido el gran responsable de esa fantasía. Una que hasta finales de la segunda mitad del siglo pasado vivimos y cuando un cierto grado de estabilidad y prosperidad alcanzado por una buena parte de nuestra población, nos llevó a pensar que la nave del país estaba navegando por aguas favorables y que se estaba próximo a recalar en buen puerto. Esa alucinación volvió a instaurarse con el chavismo, y hasta con mayor intensidad, a pesar de que supuestamente la revolución había nacido para erradicar espejismos. Actualmente, un buen sector de nuestra sociedad cree que vive mejor que antes y hasta mejor que los vecinos; que los venezolanos como pueblo estamos a punto de ser feliz para siempre. ¡Que se tiene Patria! 

    Sin embargo, con ellos coexiste otro grupo de venezolanos ­tan numeroso como ellos­ que mira con aprensión el futuro y que sienten que la felicidad se les está escapando. Generaciones que vislumbran al camino adoptado por el país como inadecuado. Gentes que quieren prepararse para poder avanzar en un mundo que no les puede ser reducido a más de lo mismo. Estudiantes que comprenden que para vivir mejor tienen que saber de algo y saberlo bien. Jóvenes que necesitan poder sentirse parte del futuro. Personas que entienden que lo gratis o muy barato no existe y que no se puede vivir eternamente de la dádiva.
   
En estas consideraciones yace la raíz del conflicto que los jóvenes venezolanos presentan en la actualidad. Ellos no le ven futuro a la Venezuela en que viven. Ellos están sedientos de oportunidades. No sólo es la obligación del gobierno dárselas sino, garantizárselas. Y ello pasa por respetarlos, empezando por la vida de ellos.

Jaime Requena

@jaimerequena


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