BIENVENIDOS AMIGOS PUES OTRA VENEZUELA ES POSIBLE. LUCHEMOS POR LA DEMOCRACIA LIBERAL

LA LIBERTAD, SANCHO, ES UNO DE LOS MÁS PRECIOSOS DONES QUE A LOS HOMBRES DIERON LOS CIELOS; CON ELLA NO PUEDEN IGUALARSE LOS TESOROS QUE ENCIERRAN LA TIERRA Y EL MAR: POR LA LIBERTAD, ASÍ COMO POR LA HONRA, SE PUEDE Y DEBE AVENTURAR LA VIDA. (MIGUEL DE CERVANTES SAAVEDRA) ¡VENEZUELA SOMOS TODOS! NO DEFENDEMOS POSICIONES PARTIDISTAS. ESTAMOS CON LA AUTENTICA UNIDAD DE LA ALTERNATIVA DEMOCRATICA

sábado, 26 de julio de 2014

NELSON CASTELLANO-HERNÁNDEZ, UNIFICAR PROPUESTAS

Cada día somos más los descontentos, con un régimen corrupto y manipulador. Con un Gobierno que se propone imponerse de por vida, que no oculta su voluntad por reducirnos a la condición de rebaño, sin posibilidad de opinar, disentir o decidir nuestro futuro.

Su intención es callarnos a todos, en fila, recogiendo lo que podamos conseguir para comer, regresando temprano a casa y encerrándonos, tratando de garantizar la vida.
Aceptando que adoctrinen a los niños, que no podamos viajar, que no tengamos dinero para importar, ni repuestos para arreglar los vehículos.
Una realidad sin insumos en los hospitales, sin medicinas para curarnos, total una gran mayoría de los enfermos fallece y así ya no protestan.
Aquí estaremos viendo cómo se enriquecen los del Gobierno, como hacen negocios los enchufados, como disfrutan las infantas y como continúan regalando nuestros recursos.
Vivimos en un país irreal, sin producción, endeudado, sin posibilidades fuera del PSUVE, sin leyes, sin democracia, sin libertad, sin otro color que el rojo, sin esperanzas ni futuro.
Esto no puede llamarse una País, somos más bien un territorio donde se implementa un proyecto que no corresponde con los intereses de sus habitantes.
Este es un territorio que se deja gobernar por los cónsules de la Habana, con dirigentes contentos, celebrando con fanfarria militar, porque aquí mandan los Castro.

Ondea la bandera extranjera de una estrella, en el suelo de la patria, ministros, gobernadores, presidentes de los poderes del Estado, viajan a la Habana a recibir líneas. Para terminar después de la masacre de estudiantes ordenada desde la Habana, con un Ministerio del Poder Popular para la Defensa, solo “popular” en Cuba.
La decepción es grande, por las promesas incumplidas y por la traición a la patria. Es grande también a causa de los políticos, por lo lejos que se encuentran del deber de interpretar a un pueblo martirizado.
En Venezuela existe un sentimiento de rechazo del que se encuentra desasistido, por un lado unos funcionarios divorciados de su pueblo y por el otro, una dirigencia opositora luchando con las uñas, abandonada, con poco respaldo político. Cuentan los que tienen estructuras, cargos de representación, porcentajes en las encuestas, seguimos analizando la realidad desde nuestra miopía. Repitiendo los mismos errores.
Las intenciones inconfesables de unos, irrumpen contra la buena voluntad de los otros, confunden, desorientan, despiertan desconfianza dentro de la ciudadanía.
No es clara la intención de ciertos sectores, parecen obedecer a intereses de grupos o personas, al final alejan a la oposición de la posibilidad de convertirse en una verdadera alternativa.

En estas condiciones no hay salida posible, es necesario establecer un nuevo pacto unitario, incluyente de todas las formas de disidencia.
Una nueva unidad que al lado de los partidos políticos, la opinión pública, de los programas, de las declaraciones de principios, de la gestión internacional, de los expertos, incluya también al ciudadano cansado de lo que está viviendo, ese pueblo representado en la calle, en la resistencia, en el movimiento estudiantil, en la disidencia chavista.
El dialogo tiene y debe comenzar entre nosotros, la propuestas deben ser en conjunto, sin imposiciones de fuerza, sin repetir conductas chavistas que distorsionan la razón de nuestra batalla.
Si no prevemos la forma de coordinarnos, si no implementamos mecanismos de participación, seremos desbordados por la masa de descontentos que no para de crecer. Ese pueblo que dejará de creer en esta opción y abrazará, a causa de la desesperación, salidas violentas y probablemente erradas.
Nos encontramos frente a un pueblo cansado de esperar y convencido que con el tiempo se le va la vida.
No es difícil encontrar objetivos comunes, de ellos se decantaran metas posibles y aceptadas por todos. De allí solo nos queda la voluntad para que podemos implementar un programa común de acción.
Tendremos también que abandonar los aspectos negativos de la política partidista, tales como el “grupalismo”, el ventajismo, la fuerza representada en las mayorías accidentales, en los cargos y en los recursos. Deberemos también ser mejores personas, adoptar la sinceridad, el juego limpio, dejando de lado el empirismo, el reconcomio, el abuso y el resentimiento.
En realidad este Nación tiene hijos preparados, que con poder o sin él, serán los llamados a su reconstrucción, cada quien aportando desde la función idónea, para la cual cuenta con su experticia y su experiencia.
Sera el momento de enterrar la improvisación, que nos lleva a la mediocridad, por no estar en el lugar adecuado. Sera el momento de dejar de lado la soberbia, el creernos indispensables porque controlamos una maquinaria o tenemos el padrino oportuno.
Hoy es el momento de la autocrítica, comenzando por los chavistas, “Ni Nis”, indiferentes y todos aquellos “rodilla en tierra” arrepentidos. Siguiendo con la oposición que debe, de una vez por todas, dejar de ser excluyente.
La gente que está en la calle, la comunidad que está en silencio en sus casas por que no se atreve a denunciar su sufrimiento, es la misma que vota. No tener esto en cuenta nos costaría caro en apoyo popular, la unidad será fuerte cuando cada ciudadano se siente representado, cuando existan mecanismos donde poder expresarse y que las opiniones sean tomadas en cuenta.
Estos son tiempos de encuentro entre los distintos, de respeto de las opiniones diferentes, de buscar profesionales preparados, de consultar, de escuchar, de unificar propuestas, de trascender las circunstancias… de demostrar que somos de verdad demócratas.
El discurso no puede seguir siendo diferente a la acción, solo de esa evidencia surgirá un verdadero movimiento unitario, dispuesto a todo, solidario, sincero, decidido y victorioso
Nelson Castellano-Hernandez
nelsoncastellano@hotmail.com

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TRINO MÁRQUEZ, COMUNISMO: UN DELTA DE ABUSOS AL CIUDADANO

Ciudadano y cliente son conceptos que desaparecen en el comunismo. 

El primero se encuentra asociado a la idea de República: separación e independencia de Poderes, Estado de Derecho, respeto a las libertades individuales y a los derechos civiles. 

El individuo se disuelve y se pierde en un conglomerado amorfo al que los marxistas llaman “masa”. El individuo, como producto específico de la Creación, queda sumergido en entidades abstractas y supremas como el Estado, la Patria, el Pueblo y el Partido. Mi vida no me pertenece, le pertenece al Pueblo que me eligió como líder para conducirlo a la Tierra Prometida. ¿Les parece conocida esta frase grandilocuente?

         Con la noción de cliente sucede algo similar. El cliente surge y se  desarrolla con la expansión del mercado y sus efectos colaterales: la competencia, la eficiencia, la productividad, el beneficio, la libertad de escoger. En el marco de un mercado con varios oferentes que compiten en calidad y precios por atraer los consumidores, aparece el cliente, quien no es un sujeto obligado a satisfacer sus necesidades básicas con lo que logra conseguir y que se conforma con lo existente, sino una persona que exige e impone condiciones; demanda excelencia en los productos y los servicios. El comunismo acaba con esa concepción sustituyéndola por la de usuario, con la cual no guarda ninguna relación. El usuario tiene que adaptarse y conformarse con lo que el Estado le proporciona. La calidad del bien y del servicio es marginal. Sin libertad de elegir desaparece la posibilidad de exigir.
         En la Venezuela roja ambos procesos destructivos se desataron. El aniquilamiento de la ciudadanía comienza en 1999. Las primeras expresiones de esa demolición estuvieron asociadas a la perversión de los procesos electorales: el ventajismo oficialista, la toma del CNE, la falta de transparencia de los comicios; luego vinieron el asalto a todas las instituciones del Estado, la politización de las FAN y la militarización creciente de la sociedad y el Estado; ya no existe ningún espacio público donde los uniformados no tengan una presencia ostensible y determinante.  La evaporización del cliente ha sido más reciente y más lenta. Durante el período 2008-2012, la importación desmesurada de toda clase de mercancías logró crear la sensación de bienestar. La extensa variedad de  productos que se traían del exterior garantizaron una amplia oferta. Los venezolanos podían escoger entre marcas y comparar calidad y precios. Todo formó parte de un espejismo. El panorama cambió con el declive del ingreso de divisas. La corrupción, el despilfarro, la regaladera a Cuba y a los socios de la moribunda ALBA, las confiscaciones, las expropiaciones y todos los demás disparates del comunismo del siglo XXI contra la propiedad privada, pasaron la factura.
Ahora predomina la escasez y el desabastecimiento. Mercal y los supermercados del Gobierno han resentido la carestía. Las penurias propias del comunismo emergieron después de la borrachera que le produjo al régimen la montaña de dólares que ingresaron durante un quinquenio. Interminables colas, aislamiento internacional, caída del fluido eléctrico, ausencia de alimentos esenciales y medicinas, falta de repuestos para vehículos, son algunos de los innumerables déficits existentes. El cliente quedó carbonizado.
En el comunismo el virus de la ineptitud, la corrupción y el desprecio por el ciudadano no carcome solo a los órganos públicos. Se extiende también a las empresas privadas, nacionales y extranjeras, que terminan imitando la ineficacia y arrogancia del Estado. En Venezuela, la mayoría de los servicios que se prestan padecen una insultante ineficiencia. Vaya a un banco, a una empresa de televisión por suscripción, a una operadora de teléfonos móviles o viaje por una línea aérea privada, para que lo compruebe. El síndrome invade a las compañías de aviación internacionales, donde el abuso asume el rostro de la venganza. Delta Airline, la poderosa empresa norteamericana de aviación, está retaliando al gobierno rojo mediante el castigo a los miles de indefensos clientes que desde hace meses compraron boletos para volar a USA y desde allí a otras partes del mundo. Violando todas las normas de la ética, la responsabilidad social y el compromiso con sus pasajeros, suspendió de forma intempestiva e inconsulta casi todos los vuelos desde y hacia Venezuela, Se comporta como una empresa dirigida por una banda de comunistas.
El ciudadano, sea agente político o cliente, siempre es despreciado por el totalitarismo comunista. Más lamentable es que algunas empresas privadas acentúen esa dominación.
Trino Marquez Cegarra
trino.marquez@gmail.com
@trinomarquezc

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GABRIEL BORAGINA, EL DERECHO A LA INTIMIDAD

El derecho a la intimidad es -puede decirse- en una perspectiva histórica, uno de los derechos más recientes aparecidos sobre la tierra. 

DESPERSONALIZACION
En efecto, en el pasado, la esfera privada y, por lo tanto, íntima de los seres humanos, se encontraba netamente sometida a los poderes de turno, ya fueran estos las antiguas monarquías –absolutas o no tanto- o bien, bajo los totalitarismos más cruentos surgidos en el siglo XX, entre los cuales destacaron el comunismo, el fascismo y el nazismo, dentro de cuyas "filosofías" el individuo es nada y el estado-gobierno lo es todo. Pasada momentáneamente la fase más despiadada de los regímenes señalados, el intervencionismo gubernamental-estatal mundial dominante por doquier en nuestros días nos proporciona una dosis un tanto menor de interferencia en la vida privada e íntima de las personas comparadas con aquellos, pero tiende, cada vez que puede, a hacerse -paso a paso- más creciente.

Con todo, hay otros ámbitos en los cuales la intimidad se ve amenazada, en los que los gobiernos no tienen una injerencia al menos inmediata. Uno de ellos es por ejemplo, la prensa: "De más está decir que la libertad de investigación periodística no puede lesionar derechos (nadie lo puede hacer en una sociedad civilizada) lo cual implica respetar el derecho a la intimidad. 

Este derecho consagrado en todas las Constituciones liberales, fue explicitado de modo detallado en 1890 por Samuel Warren y Luis Brandis en un ensayo titulado “The Right to Privacy” (Harvard Law Review) y más adelante el célebre libro de Vance Pakard que bajo el título de La sociedad desnuda alude a todos los mecanismos y tecnologías gubernamentales y privadas que pueden utilizarse como invasivas (rayos láser, potentes máquinas fotográficas, telescopios y eventualmente aparatos que puedan captar ondas sonoras de la voz a grandes distancias) y las preguntas insolentes, formularios improcedentes y regulaciones invasivas por parte del Leviatán. 

Por razones de seguridad, la instalación de cámaras televisivas deben ser anunciadas por el instalador para dar la posibilidad de no transitar o visitar los lugares así vigilados. Por su parte, las llamadas cámaras ocultas en la mayor parte de las normativas penales no se aceptan como pruebas de un delito al ser recabadas por medio de otro delito."[1]

Efectivamente, hay que tener en cuenta que nuestra intimidad no solamente se encuentra amenazada por los aparatos estatales de coerción y compulsión como son los estados-gobiernos cuyo poder es cada vez más progresivo (si bien bajo formas más amables y pseudo –democráticas), sino que potencialmente todos nuestros semejantes, operando en ámbitos institucionales (como pueden ser medios de prensa, organizaciones, empresas, clubes, etc.) también representan un peligro potencial para la intimidad de las personas. 

De allí, la importancia de preservar y volver a jerarquizar este derecho. La procedencia de este derecho es crucial porque: "Tal como escribe Milán Kundera en La insoportable levedad del ser “la persona que pierde su intimidad, lo pierde todo”. 

El derecho a la privacidad significa el resguardo a lo más caro del individuo, como consigna Santos Cifuentes en El derecho a la vida privada, constituye una extensión del derecho de propiedad. En la sociedad abierta, el sentido básico de resguardar ese sagrado derecho está dirigido principalmente aunque no exclusivamente contra los gobiernos. 

Las personas tienen el derecho a resguardar sus personas, sus papeles, sus archivos en sus computadoras, sus correos electrónicos, sus casas y en general sus efectos contra requisitorias y revisaciones y que ninguna orden de Juez puede librarse sin causa probable de delito sustentada en el debido juramento y con la expresa descripción del lugar específico, los objetos y las personas a ser requisadas."[2]

Sin embargo, últimamente, con la gradual irrupción de Internet y de las redes sociales, ha surgido un fenómeno nuevo, que es el desmesurado exhibicionismo que la mayoría de las personas que hacen uso de las mismas exponen ante el mundo: "Pero es sorprendente que hoy haya entregadores voluntarios de su privacidad que es parte sustancial de la identidad puesto que de la intimidad nace la diferenciación y unicidad que, como escribe Julián Marías en Persona, es “mucho más que lo que aparece en el espejo”, lo cual parecería que de tanto publicar privacidades desde muy diversos ángulos queda expuesta la persona en Facebook (además de que en ámbitos donde prevalece la inseguridad ese instrumento puede tener ribetes de peligrosidad)."[3]

Hay indudablemente un trasfondo psicológico en toda esta cuestión exhibicionista. Parece que -en efecto- asistimos a una cierta pérdida de identidad y despersonalización individual masiva, lo cual -a nuestro juicio- no es fruto directo de la tecnología en sí misma, sino que procede del cierto giro que la civilización está tomando y que la lleva a abandonar el otrora individualismo y volcarse hacia el colectivismo. Se trata de un vuelco cultural que encuentra raíces profundas que, a nuestro modo de ver, debe rastrearse en la educación que se imparte globalmente, en la que los gobiernos no cumplen un rol menor sino que, por el contrario, podemos decir que nuestra educación se halla cada vez más y más estatizada.

Existe un proceso de despersonalización, que se extiende casi en una velocidad similar al avance tecnológico, y en el caso puntual que nos ocupa, en forma directamente proporcional -nos animaríamos a decir- al progreso de Internet. Resulta, a nuestro criterio, altamente paradójico que exista gente que "se queje" de la intromisión del gobierno en sus vidas "privadas" a la vez que -contradiciendo su propia conducta anterior- ventile todas sus más detalladas intimidades en redes sociales como Facebook y Twitter, entre las más populares. Entre los argentinos, esta parece ser una conducta casi compulsiva, a la vez que irreflexiva, lo que denota -por otra parte- la razón por la cual los gobiernos nacidos de sus elecciones son cada vez crecientemente intrusivos.


[1] Alberto Benegas Lynch (h)."El eco de Eco: Otra vez la libertad de prensa" publicado en :
[2] Alberto Benegas Lynch (h)."El eco..." óp. cit. Supra.
[3] Alberto Benegas Lynch (h) "Facebook y Compañía" publicado en http://eseade.wordpress.com/2014/04/24/facebook-y-compania/

Gabriel Boragina
gabriel.boragina@gmail.com
@GBoragina

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ALICIA FREILICH, EL ADEQUISMO SENTIMENTAL

Predominò en el siglo pasado porque Acciòn Democràtica, partido fundacional de la moderna repùblica venezolana democràtica basò su alianza popular en el sentir de la mayorìa palùdica y analfabeta marginada por pròceres,caudillos,presidentes y dictadores, militares activos o no, luego de su independencia del règimen colonial.

Y mucha población cìvico-militar simpatizò con esa dirigencia socialdemòcrata sin etiqueta religiosa que la entrenaba en partidos polìticos de distintos programas inaugurando un sistema constitucional nacido por elecciòn universal,directa y secreta.

Règimen libertario en su concepto y comunitario en su gestiòn al promover la movilidad social a travès de salud, educación y trabajo de nexo legal entre el Estado y la abierta economìa privada.

La inmigración y su descendencia se identificò con ese proyecto de vanguardia y muy venezolano en su estilo casi folclòrico que desconocìa el resentimiento social y le sumò adeptos.

Sin registro oficial, el adequismo fue un espontàneo pasaporte con visa que implicò rechazo radical a toda forma de dictadura y el llamado a involucrarse personal y colectivamente en un destino comùn de paìs libre por consenso legalizado.
“En Venezuela todos son adecos, blancos, verdes o rosados” verdad que la subversiva, inmadura extrema izquierda, utilizò para denigrar de ese gran mèrito civilista.

Sucesos por cierto que remiten a la gran novela del Gabo, El amor en tiempos del còlera cuyo protagonista, adicto al sexo, copula de oficio pero con la mente centrada en un amor imposible o lejano, la distancia màs cercana para lograr su romance ideal.

 Asì tambièn,por fin,a siglo y medio del 5 de Julio, la energia del nuevo afecto sociopolìtico liberal que abortò golpes militares de guarniciòn y de guerrilla, sembrò un AD- simpatizante contagiando a los otros partidos excluido el comunista por foràneo en su meta y fue esa uniòn la piedra basal en la imperfecta y productiva democracia cuarentona.

Tras una pasantìa por el marxismo teòrico y pràctico, el estadista Ròmulo Betancourt captò a fondo que Venezuela siempre debe diseñar su polìtica interna sobre el contexto internacional por los peligros que entraña el petrodòlar frente a la barbarie tradicional de un militarismo incrustado en las raìces mismas de la historia venezolana màs dañino aùn junto a la fija ambiciòn castrocomunista de manejar este petròleo.

En efecto,con ese pacto Hugo Chàvez, su secta castrense y herederos conspiran, engañan y borran aquella labor civilista nacional que pasa a resentida y populista Damecracia, la ingresan en un cuartel general llamado revoluciòn, armas desde el estalinista corrupto palacio Miraflores y la libertad bajo violación de los derechos humanos, tortura y càrcel en Ramo Verde: Ivàn Simonovis, Raùl Baduel y Leopoldo Lòpez son las cabezas màs visibles.

A su vez,el partidismo criollo descuidò aquella frágil siembra de la democracia original, rechazò su renovación actualizada, sigue reactivo en caudillajes de parroquia que ofrecen al inestable elector pero sin conteo de militantes ciertos ni analizar si hay diferencias entre tantos partidos similares repetidos en distintas siglas carentes de contenido.

Dispersión contra unidad. Mientras, hay dos millones y medio de empleados pùblicos y sus dependientes inscritos a juro en el PSUV que los espìa y compra con limosnas misioneras para amarrar su voto y evitar su rebelión.

Ante tal vacìo electoralista y ruinoso, despierta de nuevo un sector cìvico-militar lento pero seguro, equivalente al ex adequismo, esta vez menos emocional. Se nutre de nuevas generaciones proactivas sin rabo de paja y se desempeña con valentìa, visiòn global y sentido comùn.

La MUD cumpliò su loable funciòn hasta el 2012 y es necesaria su representación en un gran Frente Integral Democràtico.

¿Y Menezuela? Bien gracias.Hipotecada se vende a precio de mendigos.

Alicia   Freilich
alifrei@hotmail.com
@aliciafreilich

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EMILIO NOUEL V., ¿ES IRREMEDIABLEMENTE “BOBA” TODA DEMOCRACIA?

La caracterización del régimen político que impera en Venezuela ha sido ocasión para la polémica durante estos difíciles años.

En la oposición, hay unos que se quejan de que supuestamente no se aprecie de manera correcta la naturaleza del gobierno chavista, que no se alcance a ver su carácter totalitario comunista. De allí vendría el colaboracionismo, el comeflorismo o el entreguismo de la dirigencia opositora, acusada hasta de recibir prebendas de aquel.
Este enfoque crítico no se corresponde con la realidad. Si podemos cuestionar a la oposición no es precisamente de esa incomprensión. Le podemos echar en cara cualquiera otro asunto, pero estoy seguro de que los políticos de oposición saben a quién enfrentan.
Se ha caracterizado al régimen venezolano de neofascismo (García Larralde), de autoritarismo competitivo  (Levitsky), de híbrido (Mires), populismo, neocomunismo, militarismo-pretorianismo, “estado mafia”, autocracia con vocación totalitaria y colectivista  o de “democracia autoritaria” (Zakaria), entre otras denominaciones. Todos, con sus matices, lo ubican en el campo del autoritarismo.
Pero cuando le encajamos el diente al fenómeno chavista, en su realidad cotidiana, en su ejecutoria concreta; cuando exploramos su composición social; al escudriñar las ideas que emiten sus dirigentes; al analizar su discurso, al observar su comportamiento, nos topamos con una complejidad que no puede ser despachada en trazos gruesos sin errar el tiro.
No es un régimen abiertamente represivo; en eso es selectivo, guarda las apariencias, disfraza sus arbitrariedades de legalidad, utilizando la institucionalidad que domina. Permite, con restricciones crecientes y acoso permanente, cierta crítica o prensa libre. No suprime toda actividad económica privada, pero la regula en forma desmedida, la controla, la cerca, y la ido secando progresivamente. Ha puesto de rodillas a todos los poderes públicos, están sometidos totalmente al ejecutivo. Y tiene un discurso, como dice la escritora Ana Teresa Torres, “histórico-nacionalista-bolivariano-redentorista-cristiano-socialista”, que le permite montar a su carro a gente tan disímil como antagónica.
De los rasgos más resaltantes, si bien podemos señalar parentescos con otras experiencias que en el mundo han sido, podemos mencionar su naturaleza muy “nuestra”.   Dirá el lector que esta observación es tan obvia que no vale la pena ni decirla.
Sin embargo, en nuestro contexto, debe ser subrayada, porque, por lo general, se tiende a equiparar el régimen venezolano, de forma muy ligera, con experiencias de otras latitudes y otras épocas, como si no tuviera raíces históricas específicas, el rol de los militares, y estos movimientos políticos no hubiesen asimilado reveses propios y ajenos, llevándolos a mutar, sin dejar de ser letales para la democracia.
Nuestro amigo, el politólogo-embajador, Leandro Area, al comentar un ensayo mío sobre la cláusula democrática instaurada por algunos organismos internacionales, tituló dos artículos “A democracias bobas, dictaduras caribes” (I y II). (http://grupolacolina.blogspot.com/2014/07/a-democracias-bobas-dictaduras-caribes.html).
Pareciera enunciar Area una regla: toda democracia boba tiene la dictadura que se merece. Y en el caso nuestro y el de otros, serían la derivación de una democracia torpe, bobalicona, o su otra cara, que ha permitido se abra paso un autoritarismo muy caribe, muy nuestro.

La democracia, y en esto creo que me acompañará Area, es un sistema político que por su misma naturaleza es frágil, intrínsecamente defectuoso. La pluralidad de opiniones en liza, las contradicciones, los checks and balances y la libertad de que gozan allí los que desearían destruirla, la aflojan, la ralentizan, la vuelven menos eficaz y oportuna.  
La inescapable vigencia de la libertad y de los derechos humanos necesariamente la hace así, permite que en su seno convivan, incluso, los que la malquieren. No está a salvo de los zarpazos de los demagogos y eventuales tiranos, de “ideologías mortíferas”. Ni siquiera la instaurada en los países más avanzados puede cantar victoria definitiva. Fukuyama se equivocó. Lo estamos viendo en la Europa de hoy. Sobre los problemas económicos están cabalgando electoralmente populistas, racistas y nacionalistas extremos, hasta el nazifascismo redivivo.
La “Dictadura Caribe” es un espécimen novedoso, postmoderno, y muy viejo a la vez. Nuevo en la utilización perversa de las instituciones, de las formas y los tiempos, pero anacrónico en sus ideas fundamentales. Recordemos que Goebbles decía, al entrar los nazis al Parlamento por vez primera, que lo hacían como el lobo que entra al gallinero. Utilizaban la “institución burguesa” para destruirla desde sus entrañas. 
Así también son de resabiadas las “dictaduras caribes”, y para muestra un botón: Venezuela.
Que la mayoría de los gobernantes de nuestro hemisferio no asuman lo que el régimen de Venezuela es, una dictadura militarista, que lo valoren sólo porque realiza elecciones, y que por tanto no actúen en consecuencia, de conformidad con las normas internacionales sobre la democracia y los DDHH, es una demostración de la debilidad moral de las democracias, la cual se patentiza en la indiferencia, en un realismo calculado o en un raquítico compromiso de los gobernantes con aquellos valores universales. 
¿Por siempre irremediablemente "bobas" las democracias? ¿Son más "bobas" las democracias caribes que las de otras comarcas?

Emilio Nouel V.
emilio.nouel@gmail.com
@ENouelV

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JOSÉ GUERRA, MADURO EN SU LABERINTO

Por tanto, si Maduro sigue esperando y vacilando, claramente la situación se va a deteriorar todavía más, la economía seguirá cayendo y la escasez persistirá. Si aplica el paquete de Ramírez, la devaluación corregirá parcialmente el déficit fiscal generando transitoriamente una elevación importante de los precios. En el fondo de todo esto lo que hay es un modelo económico fracasado que ni siquiera a US$ 100 por barril de petróleo le permite sobrevivir.

Después de anunciar con grandilocuencia que vendría un estremezón en el gobierno y nuevas medidas económicas, la alocución del presidente Maduro dejó más dudas que certezas. Tras un largo y tedioso programa radial, que duró más de tres horas, no hubo anuncios importantes sino el anuncio que vendrían nuevos anuncios en las próximas semanas. La repetición del verbo anunciar no es casual. Ello expresa la situación del gobierno madurista.

La pregunta que salta es por qué razón el gobierno está tan dubitativo, dando vueltas alrededor de un conjunto de acciones de política económica que parecen obvias y que tienen y deben ser adoptadas, mientras más temprano mejor. La respuesta reside en el hecho de que el gobierno presidido por Maduro es débil y él mismo no está convencido de que debe aplicar medidas urgentes antes que la situación se siga agravando. Es tal la debilidad del gobierno que un día antes de la alocución de Maduro, Aristóbulo Istúriz declaró que el control de cambio era una medida política y que si se levantaba el control de cambio, tumbaban al gobierno. A Istúriz jamás se le hubiese ocurrido decir tal cosa en el preludio de un anuncio de Hugo Chávez. Y lo hizo justamente por la situación en que se encuentra Maduro.

Algo similar sucede con Rafael Ramírez. Ha venido anunciando reiteradamente la instrumentación de políticas de ajuste económico que finalmente no se materializan debido a las resistencias internas que el ala más retrógrada del PSUV ha venido haciendo al simple enunciado de unificar los tipos de cambio, aumentar el precio de la gasolina y poner cierto orden en el manejo de las finanzas públicas. La falta de decisiones por parte de un gobierno debilitado y sin un presidente que ejerza un liderazgo real, no es opción, porque ninguna crisis se resuelve por generación espontánea, dejando correr el tiempo, sino con políticas coherentes, bien estructuradas y con un cuerpo de políticos y técnicos que le explique al país con claridad el alcance de tales políticas.

La búsqueda de financiamiento externo es una opción pero por sí mismo ello es insuficiente para lidiar con la magnitud de la crisis. Para cualquier menú de políticas hace falta financiamiento externo por cuanto con el actual nivel de reservas internacionales difícilmente se puede estabilizar el valor del bolívar. El nudo del asunto es que los chinos no están prestando dinero en efectivo sino que sus desembolsos están atados a proyectos para producir materias primas que vayan a alimentar su crecimiento industrial. La caída de las reservas internacionales en las últimas semanas ha sido dramática, lal cual se ha agravado con la declinación de los precios del petróleo.
Quienes pueden proporcionar los aproximadamente US$ 15.000 millones que requiere la economía venezolana de forma inmediata para darle viabilidad a cualquier plan, es el mercado mundial y el Fondo Monetario Internacional. Para obtener ese monto tendrá el gobierno que pasar por el rubicón que implica ejecutar medidas que aunque ayuden a solventar la situación tendrán un enorme costo político. No hay como salir del atolladero en que se encuentra la economía sin que medie una devaluación significativa del bolívar.
  
La reforma fiscal no es solución en virtud de que la capacidad recaudadora de la economía está debilitada por la inflación y por el menor nivel de actividad económica. Una brecha fiscal del orden del 15,0% en las cuentas del sector público no se cierra con un impuesto especial a la banca o con la aplicación del impuesto a los débitos bancarios.
Por tanto, si Maduro sigue esperando y vacilando, claramente la situación se va a deteriorar todavía más, la economía seguirá cayendo y la escasez persistirá. Si aplica el paquete de Ramírez, la devaluación corregirá parcialmente el déficit fiscal generando transitoriamente una elevación importante de los precios. En el fondo de todo esto lo que hay es un modelo económico fracasado que ni siquiera a US$ 100 por barril de petróleo le permite sobrevivir.

José A Guerra
joaguerrab@gmail.com
@JoseAGuerra

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JOSÉ “CHEO” SALAZAR, EL DECÁLOGO DE LEDEZMA. LEGE, QUAESO

“Yo digo lo mío, tú lo tuyo y entre ambos buscamos la verdad, ¿De acuerdo?”

En los partidos de oposición, que conforman la Mesa de la Unidad Democrática, existen como es natural en un organismo plural, divergencias con relación a la estrategia a seguir, para enfrentar democráticamente y en el marco de la Constitución, al desgobierno de Maduro. Hay varios puntos de vistas, muy respetables y los cuales enriquecen el debate, pero necesariamente hay tomar una sola ruta, en el entendido de que cualquiera de ellas que se apruebe, para tener éxito, pasa obligatoriamente, por la UNIDAD. No hay otra opción.

Los integrantes de la Mesa de la Unidad Democrática, deben abrir el debate. El diálogo que se reclama al gobierno de Maduro, para superar la crisis que agobia al país, pasa primero, por un diálogo interno. El que no es capaz de dialogar con sus aliados, le será bien difícil dialogar con su adversario natural. La oposición está obligada a tener unidad de criterios, para luego sentarse con el gobierno. Lo otro es tirar palos de ciego y dónde nadie se sentirá representado. UNIDAD en lo interno, para fortalecer la posición ante el país y el gobierno. No hay otra opción.

Antonio Ledezma, uno de los líderes más importante de la oposición y quizá el más conspicuo defensor de la UNIDAD, ha propuesto que se abra el compás para un diálogo sincero, serio y responsable en el seno de la MUD y se logre el consenso necesario con relación a la ruta a seguir. En esa dirección ha puesto sobre la mesa un decálogo para la discusión. No es hermético ni mucho menos condicionante, puede ser ampliado, modificado, pero si obligante, en cuanto a la discusión, de los puntos que unen a los sectores de oposición. Es la opción.

Ese decálogo lo inicia dando preeminencia a la confianza, respeto y tolerancia que debe reinar en el seno de la MUD y luego entra en materia. Hay que caracterizar el régimen para tener claro a quien enfrentan y contra quien van a luchar. Ese debate además, tiene que ser amplio, sin premuras, hasta que se logre la ansiada UNIDAD. La lucha debe orientarse a obtener poderes equilibrados, desmontar el latifundio mediático, despolitizar a la Fuerza Armada en cumplimiento con el artículo 328 de Constitución y definir un modelo económico que  conduzca al país a salir de la debacle del socialismo del siglo 21. Es un decálogo para la discusión que debe orientarse a obtener la obligatoria UNIDAD. No hay otra opción.

Hay que ser optimistas. Las acciones que se han emprendido, para que la gente abra los ojos ante el régimen, han sido exitosas, a pesar de los errores y críticas, que se le puedan hacer. Todos han actuado y actúan de buena fe. Bolívar vio caer, la primera, la segunda y la tercera república y no desmayó en su empeño. Los partidos políticos democráticos, están obligados a dialogar, discutir, decirse las verdades y, lograr la obligatoria UNIDAD, para poder triunfar. Nadie es dueño absoluto de la verdad. Entre todos busquen la verdad y punto. El venezolano los quiere ver a todos unidos y colocados del lado correcto de la historia. No hay otra opción.

José “Cheo” Salazar
sjose307@gmail.com
Cheotigre

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SAUL GODOY GOMEZ, LO QUE MUEVE A LA REVOLUCIÓN,

Voy a tratar de hacer algo complicado en este breve espacio y es explicar la naturaleza del chavismo utilizando la metáfora de una puesta en escena, de una obra de teatro que un grupo de personas interesadas en obtener el poder le han impuesto al país, y como este ensayo, que manipuló todo un ideario y una cultura que ya estaban allí, transformó para siempre nuestra manera de ser y como nos vemos a nosotros mismos.
Voy a utilizar como herramienta el capítulo 3 del libro de Alasdair MacIntyre, Tras la Virtud, un clásico de la filosofía moral contemporánea, que explica la tesis del “emotivismo”, un tipo de moral dirigida por las emociones como única guía para escoger una manera de actuar.
Venezuela, como muchos otros países del mundo está sujeta a una oleada de relativismo moral que sacude la civilización occidental, es difícil a estas alturas decidir que es bueno o que es malo debido principalmente a que todo lo que correspondía a la naturaleza humana, lo que la civilización heredó de su pasado ilustrado, los modelos de comportamientos basados en la racionalidad y de una moralidad universal ha sido cuestionado.
El concepto unitario de persona- nos dice MacIntyre- ese que heredamos de los griegos ha perdido su unanimidad; el mundo se nos presenta compuesto de diversas culturas y maneras de ver el mundo que hacen imposible sostener una sola moral universal, aparte de la crítica marxista a todo el aparato cultural humano que ha dejado al descubierto los mecanismos de construcción del hombre moderno.
Desde hace décadas hemos perdido ese “telos” sobre la persona humana y nos enfrentamos a un mundo fragmentado y complejo sin un sistema de valores que sea igual para todos.
Pero en medio de este fárrago de tesis y opiniones queda algo que nos pertenece y que se ha convertido en elemento clave al momento de tomar decisiones, y es la emoción, que no tiene nada que ver con la razón, ni con la filosofía ni con la teología, es simplemente esa “puntada”, ese sentimiento que nace en lo más profundo de nuestra alma y que ultimadamente es lo que hace que yo crea que estoy en lo correcto y que trate de hacer que los otros actúen de la misma manera que yo.
Y ante unos ideales abstractos, complicados y vacíos que no motivan a nadie siempre queda esa salida que nos pertenece, nuestras propias preferencias motivadas por la emoción, quizás no sea lo más sólido o permanente por aquello que los sentimientos cambian con el tiempo, tampoco son muy estables ya que son dados a la manipulación y cuando cambian, lo hacen sin aviso y sin protesto.
Los afectos personales y los goces estéticos juegan un papel importante en las decisiones últimas guiadas por el emotivismo, y de acuerdo a la condición social y cultural de los individuos o grupo estos afectos y goces tienen su nivel, el gusto por una buena “bachata” puede mover tanto a una persona como un “aria” de alguna ópera mueve a los privilegiados, igual sucede con el deseo de obtener una pintura de Matisse original y pagar los millones de dólares que sean necesarios para adquirirlo, como también bastaría con obtener una foto autografiada y dedicada de la actriz y modelo Norquis Batista para otros, lo que llena al hombre, es lo que busca.
Según el emotivismo, lo bueno, es bueno porque yo lo apruebo y si yo lo apruebo entonces tu deberías hacerlo también, estas intuiciones no se pueden probar, ni explicar, puede ser utilitarista o no, toda acción se valora en términos de su consecuencias comparadas con otras posibles consecuencias de otros cursos de acción alternativos y posibles, en suma, el emotivismo es algo muy volátil y cambiante.
Esta es la moral reinante entre los colectivos armados cuando hacen justicia callejera, o la de los integrantes de una alcabala militar al momento de detener un vehículo y sus ocupantes a los que pueden “matraquear”, o la de un ministro ante la oportunidad de imponer una “comisión” a su gestión administrativa, o la de un juez cuando va dictar sentencia, las leyes, las normas, las órdenes superiores, las costumbres, son apenas referenciales y si la impunidad al no acatamiento de la ley está garantizado, entonces el emotivismo es la única manera posible de acción.
Para tener virtudes se necesita hacer un esfuerzo muy grande en informarse, leer, tratar de entender el pensamiento de otros, hay que pensar y a veces en profundidad, manejar ideas abstractas, pero no sólo pensarlas sino hacerlas nuestras, tenerlas como guías y practicarlas.  Pero con las emociones es más fácil, muchas de ellas ya vienen incorporadas a los roles que debemos representar en la sociedad, el policía, el maestro, el político, el médico, el comerciante son todos papeles que nos toca jugar de acuerdo a nuestra disposición y esfuerzo, en cada una de estas actividades ya existen unos valores y unas expectativas grupales incorporadas, son como la máscara del disfraz que elegimos para una fiesta, ¿Adivina quién soy? Como decimos en carnavales.
Ahora, una pregunta para mis amables lectores ¿Cuál cree usted que es el rol más significativo en nuestra historia, el personaje que destaca en lo profundo de nuestro inconsciente colectivo?
Una gran mayoría estará de acuerdo en señalar que es el militar, para bien o para mal, uno de los personajes que más destaca en nuestra historia como país, es de acuerdo a uno de nuestras narrativas fundamentales, el héroe por antonomasia, libertador de los oprimidos, el guerrero justiciero sembrado en nuestra cultura como padres de la patria.
La figura del militar tiene un fuerte arraigo popular como líderes y conductores de los más altos intereses de la nación en tiempos de conflictos, se supone que sea el portador del ideal bolivariano ese que habla de disciplina, de sacrificio, arrojo y grandeza.
Al militar lo hemos asumido como el garante de nuestra nacionalidad y se ha convertido en un actor muy importante a lo largo de nuestra vida política aunque esa imagen se haya venido modificando y mutando ante tanto protagonismo, pues por su misma relevancia, a los militares les ha costado mantenerse quietos en los cuarteles y han asumido un rol mucho más activo que lo deseable.
El militar desde mucho tiempo ha sido y es parte fundamental del juego político venezolano, de hecho  han gobernado el país más que los civiles, pero eso empezó a cambiar en el siglo XX, cuando actores civiles de gran relevancia y aprovechando cambios mundiales en la política, hicieron posible el establecimiento de un sistema democrático civilista en el país, a los militares se les delimitó su campo de acción y su rol aunque siempre tuvieron la inquietud de imponerse por las armas.
Paralelamente en Latinoamérica apareció la figura del revolucionario, que aunque no era propiamente un militar, se mimetizó en su aspecto y costumbres, adquirió su disciplina y conocimiento en el combate y cuando tomaron el poder se convirtieron en los militares del nuevo régimen.
El revolucionario influyó de manera definitiva en el ideal romántico de nuestros pueblos, y como la mayoría de los revolucionarios eran comunistas, ese nuevo ideal fue impulsado por la poderosa maquinaria de propaganda soviética y china en el mundo.
Y entre las cosas nuevas que predicaban ofrecían la moral marxista, una especie de reivindicación de los derechos de los oprimidos, una teología de la liberación y de valores universales de igualdad, solidaridad y participación en gobiernos colectivistas y formas de vida comunistas.
Pero al igual que sucedió con la moral liberal burguesa, el marxismo no soportó su propia crítica y al someterse al desmontaje estructural que aplicaba a otras ideologías, al examinarse a sí misma, se descubrió utilizando los mismos trucos  e intereses de dominación de clases que hacía el capitalismo, pero al contrario que al capitalismo, que su disolución moral fue lenta y progresiva, el comunismo se derrumbó bajo el peso de sus propios errores e inequidades.
Desde ese momento el mundo se encuentra en una crisis de valores donde ha predominado el emotivismo que justamente ha sido el que ha permeado en este nuevo proceso del socialismo bolivariano del siglo XXI, inaugurado justamente por un militar, el Teniente Coronel Hugo Chávez Frías y quien ha creado un movimiento político que se llama el chavismo.
Nadie duda la habilidad que empleó Chávez en la manipulación emotiva del venezolano, en terminar de demoler los principios y valores de una Venezuela enrumbada en un modelo socialista-capitalista para llevarla por la senda de un comunismo decimonónico, utilizando como modelo a la Cuba de Fidel Castro.
Chávez creó una maquinaria electoral que le permitiría a los suyos perpetuarse en el poder por medio de triunfos comiciales, mientras iba modificando el sistema que regía al país vía cambios constitucionales y de leyes fundamentales, militarizando las instituciones, abriéndole el paso a las milicias revolucionarias y colectivos armados, instaurando el sistema comunal, socializando la economía, estatizando las empresas, desconociendo el derecho a la propiedad privada e imponiendo un férreo control centralizado de gobierno.
El militar venezolano, ese que gusta de los uniformes de gala, de lucirse con una miss en cada brazo, de verse en medio de edecanes corriendo por complacer sus apetitos, de la tropa gritando a todo pulmón su obediencia al jefe, ese militar convertido por el poder en empresario, en gerente de redes de distribución de alimentos, combustibles y medicinas, ese militar capaz de transformarse en un superministro, en un predicador, en un mafioso… el militar venezolano no parece haberse dado cuenta del cambio fundamental de su rol y naturaleza, dejo de ser un profesional de las armas para convertirse en un comodín de las necesidades políticas de la revolución.
Weber decía que ningún tipo de autoridad puede apelar a criterios racionales para legitimarse a sí misma, excepto el tipo de autoridad burocrática que apela precisamente a su propia eficacia. Y lo que revela esta apelación es que la autoridad burocrática no es otra cosa que el poder triunfante.
El chavismo es reflejo fiel de estas pulsiones que la revolución a dejado al descubierto y el resultado ha sido una anarquía que se refleja no sólo en los niveles de inseguridad ciudadana que se registran sino en el desorden creciente en la economía del país, todas las bases fundamentales del estado han sido intervenidas por un populismo ramplón y sin dirección, situación esta, que favorece solamente al crimen organizado y a los países extranjeros que medran en esta situación entrópica.
Pero ya parece que el factor emotivo está mermando y está siendo sustituido por un realismo producto de esa ley de la selva que impera, la gente se está dando cuenta que es el gobierno el que genera el caos, que son los militares los culpables de tanta ineficiencia, que el ideal revolucionario es un engaño, que el partido de siete millones de militantes es otra mentira, que el chavismo es el responsable de tanta muerte, miseria y violencia gratuita, que la moral revolucionaria es pura corrupción y crimen.
La puesta en escena del chavismo está a punto de bajar el telón a su última función, ya no hay nadie viéndola, como en el teatro japonés Nô, de sentimientos y emociones exagerados, el público tiene una capacidad de aguante, los actores están al límite de sus facultades histriónicas, los diálogos y las acciones se repiten, el público está exhausto.
Ahora es que Venezuela descubre que ha sido embaucada por unos ladrones disfrazados de militares, por unos políticos que se decían del pueblo pero que amasaban fortunas en el exterior, y por unos cubanos que se han dado cuenta que la botija está vacía.-
Saul Godoy Gomez
saulgodoy@gmail.com
@godoy_saul

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MILOS ALCALAY PRESIDENTES DE MERCOSUR: RECUERDEN A USHUAIA, BRÚJULA DIPLOMÁTICA

Cuando los Presidentes de MERCOSUR se reúnan en Caracas el 28 de Julio, es necesario recordarles el compromiso histórico logrado en la región al aprobarse el Protocolo de Ushuaia que consagró la clausula democrática como testimonio en honor de los demócratas que lucharon en Brasil, Argentina, Uruguay y Paraguay contra  regímenes militares.

En los últimos años, parlamentarios de los países miembros de MERCOSUR se negaron a ratificar el ingreso de Venezuela a MERCOSUR si no se le exigía el cumplimiento de la Clausula Democrática. Algunas de las Cancillerías de esos países argumentaron ante sus Congresos, que era el Estado es el que entraba y no el Gobierno, y que el cumplimiento de la clausula democrática se exigiría pero “solo se podía hacer, siendo  miembros del Tratado”.
Ahora que están reunidos en Caracas, no pueden dejar de cumplir el imperativo democrático y escuchar a los voceros del Estado venezolano y no solo a los representantes del Gobierno. Los Mandatarios deben indagar las denuncias de la represión militar que vive actualmente Venezuela y que muestra un régimen que incumple las exigencias de Ushuaia en relación al compromiso democrático. Tienen que escuchar a los Gobernadores y Alcaldes de oposición en la reunión paralela del Foro Consultivo (FCCR) que preside al Gobernador Francisco Rangel Gómez y en especial reunirse con los Alcaldes electos que se  encuentran indebidamente presos: no solo con los Gobernadores y Alcaldes oficialistas. 

Tienen que reunirse con parlamentarios como María Corina Machado a quien se le despojó injustamente su curul sin el debido proceso. 

Tienen que hablar con el ex Alcalde Leopoldo López, injustamente detenido. 

Tienen que hablar con el Gobernador de Miranda Henrique Capriles; y con el Alcalde Metropolitano de Caracas Antonio Ledezma, quien debería recibirlos en su condición de autoridad electa de la ciudad Capital 

Tienen que oír a los empresarios y a los trabajadores, ya que se trata del Mercado Común del Sur. 

Tienen que escuchar las denuncias de miles de jóvenes sometidos a juicio por exigir sus derechos cívicos y denunciar la crisis económica, social, política y ética que vive el país. 

Tienen que escuchar la voz de la Conferencia Episcopal Venezolana y el mensaje de Paz y Dialogo propuesto por el Papa Argentino. 

Tienen que indagar sobre el trágico saldo de muertos, torturados, heridos o sometidos a prisión injustificadamente, que se equipara a las situaciones que habíamos denunciado durante la nefasta etapa de los regímenes militares que enarbolaron la Teoría de la Seguridad Nacional en los países de MERCOSUR y finalmente tienen que pronunciarse sobre el papel de los militares y su nueva Doctrina sobre la “democracia” venezolana.
Los Presidentes de MERCOSUR que nos visitan, tienen una gran responsabilidad y no pueden limitarse a expresar una solidaridad automática con el Gobierno, sin escuchar a los indignados y sin dar las garantías de que con el Protocolo de Ushuaia se procure una solución pacifica inspirada en los valores de la libertad y del pluralismo. 

De no actuar así, contribuirían a enterrar el gran logro alcanzado en los países de MERCOSUR. 

Estos hechos no son desconocidos, porque la prensa de sus respectivos países ha retratado la grave situación venezolana y los parlamentos de los países miembros han adoptado resoluciones o recibido en sus Comisiones de Política Exterior a destacados voceros de oposición, a quienes luego el Gobierno los acusa de “traidores a la Patria”. 

Ahora le toca a los Presidentes de MERCOSUR la difícil tarea de exigir que se cumpla el Protocolo y el espíritu de Ushuaia.
Milos Alcalay
milosalcalay@yahoo.com
@MilosAlcalaym

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ENRIQUE PRIETO SILVA, SIMON BOLIVAR: ¡MITOS Y VERDADES!

Mucho se ha escrito sobre El Libertador, Simón José Antonio de la Santísima Trinidad Bolívar, el gran héroe de la independencia americana, quien naciera en la ciudad de Caracas el 24 de julio de 1783, y muriera en la Quinta de San Pedro Alejandrino, cerca de Santa Marta, Colombia el 17 de diciembre de 1830. Hoy, a 231 años de su nacimiento sigue vivo el debate ideológico sobre su vida, sus hechos, sus virtudes, sus proezas, sus mitos y sus verdades. Sin dejar de reconocer, que mucho daño se le ha hecho a su figura, cuando se le endiosa o diviniza quitándole la fruición del hombre, que pensó, amó y sintió el placer humano de generar un gentilicio nuevo, en un pueblo que había vivido bajo la égida de un conquistador.

Bolívar, nació en el seno de una acaudalada familia criolla, sus padres Juan Vicente Bolívar y María de la Concepción Palacios, y en posesión de un mayorazgo instituido para él, por el presbítero Juan Félix Jerez y Aristeguieta.
Nos dice nuestro insigne novelista e historiador, Don Arturo Uslar Pietri, en prólogo que hace a Augusto Mijares en su obra biográfica "El Libertador”, que “Bolívar era venezolano... un venezolano de vieja data, su primer abuelo llegó a la recién fundada Caracas cuando el siglo XVI desarrollaba lentamente sus últimos lustros. Puede decirse, literalmente, que su familia creció con el país y estuvo directamente mezclada a su historia”. “Pertenecían a la orgullosa casta de los blancos criollos, con viejos papeles de hidalguía de su origen vizcaíno - la Villa de Bolívar-  y con fundadas aspiraciones a un título de nobleza”. Quedó huérfano de padre a los dos años, y de madre a los nueve, teniendo como su principal educador al maestro Simón Rodríguez, contando además entre sus preceptores a Andrés Bello y Guillermo Peldrón. Viajó en su juventud por Europa con su maestro Simón Rodríguez, de cuya guía nació su inquietud por la lectura de los clásicos latinos: Montesquieu, Rousseau, Holbach, Spinoza y los enciclopedistas.
En 1797 ingresó como cadete en el batallón de Milicias de blancos de los valles de Aragua y dos años más tarde en 1799, viaja a Madrid, donde conoció a María Teresa Rodríguez del Toro y Alayza, con quien contrajo matrimonio, contando apenas 19 años de edad el 26 de mayo de 1802, y pronto regresan a Caracas para dedicarse a la agricultura en las haciendas heredadas de sus progenitores, y a escasos ocho meses de su matrimonio, el 22 de enero de 1803 muere su esposa, por lo que emprendió un nuevo viaje a Europa, esta vez más consciente de la necesidad de un aprendizaje a fondo. Profundizó sus estudios con la orientación del sabio marqués Gerónimo de Ustáriz, quien le introdujo en la lectura de los clásicos antiguos y modernos, de los filósofos y de los grandes pensadores. Luego de pasar por Cádiz y Madrid, viajo a Francia e Italia, hasta radicarse en París, donde conoció a Alexander Humboldt y en 1805 se afilió a la masonería. Durante este viaje, en su visita  a Roma, recorriendo con su maestro y Amigo Simón Rodríguez el Monte Sacro, el 15 de agosto de 1805, juró libertar a su patria. Y en 1806, al conocer la acción independentista de Miranda, emprendió el regreso a Venezuela y después de viajar por los Estados Unidos, arribó en junio de 1807, donde se incorporó al movimiento independentista, formando parte de los círculos promotores del 19 de abril de 1810, siendo designado por la Junta de Caracas, junto a López Méndez y Andrés Bello, comisionado ante el gobierno británico. Luego de proclamada la independencia el 5 de julio de 1811, el joven Bolívar se incorporó al ejército con el grado de coronel. Desde entonces comienza la vida militar de quien luego fuera libertador de cinco repúblicas: Bolivia, Colombia, Ecuador, Perú, Panamá y Venezuela.
En su hazaña bélica tuvo triunfos y derrotas, de particular interés la Batalla de Carabobo el 24 de junio de 1821, con la que selló la independencia de Venezuela, y creó la plataforma para la independencia de las repúblicas bolivarianas. Se reseñan hechos y acciones que encumbran su obra. Se le ve como jurista, como estadista, como guerrero, como literato, como humanista, y, hasta como profeta y dictador. Expresa de él Francisco García Calderón: “Bolívar supera a unos en ambición, a otros en heroísmo, a todos en actividad multiforme, en don profético, en imperio. Fue, en medio de gloriosos generales, de enemigos caudillos, el héroe de Carlyle: “Fuente de luz de íntima y nativa originalidad, virilidad, nobleza y heroísmo, a cuyo contacto todas las almas se sienten en su elemento”. Ante él cedían todos los poderes. “A veces -escribió su adversario el general Santander- me acerco a Bolívar lleno de venganza y el sólo verlo y oírlo me he desarmado y he salido lleno de admiración”. El pueblo, con infalible instinto, lo endiosa, comprende su misión heroica. El clero lo exalta y en la misa de las iglesias católicas se canta la gloria de Bolívar entre la Epístola y el Evangelio. Es estadista y guerrero, traza planes de batalla, organiza legiones, redacta estatutos, da consejos de diplomacia, dirige grandes campañas. Su genio es tan rico, tan diverso como el de Napoleón. Cinco naciones que libertó del dominio español le parecieron estrecho escenario para su acción magnifica. Había concebido un vasto plan de confederación continental. Reunió en Panamá a los embajadores de diez repúblicas y soñó en una liga anfictiónica de estas democracias para influir en los destinos del mundo.
Agrega Francisco García Calderón: “Bolívar es general y estadista, tan grande en los congresos como en las batallas. Es superior a todos los caudillos como político. Es un tribuno. Es el pensador de la revolución; redacta constituciones, analiza el estado social de las democracias que liberta, anuncia con la precisión de un vidente el porvenir”. Enemigo de los ideólogos, como el primer cónsul; idealista, romántico, ambicioso de síntesis en las ideas y en la política, no olvida las rudas condiciones de su acción. Su latino ensueño parece templado por un realismo sajón. Discípulo de Rousseau, quiere que la autoridad del pueblo sea el único poder que exista sobre la tierra. Ante la democracia anárquica busca inquietamente un poder moral. En 1823 pensaba: “La soberanía del pueblo no es ilimitada: la justicia es su base y la utilidad perfecta le pone término”. Es republicano: desde que Napoleón (a quien tanto admiraba) fue rey, decía: “su gloria me parece el resplandor del infierno”. No quiso ser Napoleón y menos Iturbide, a pesar del servil entusiasmo de sus amigos. Desdeñó las glorias imperiales para ser soldado de la independencia. Analizó profundamente los defectos de una futura monarquía en las antiguas colonias españolas.
Aterrado contempla las contradicciones de la vida americana y de ella extrae el sumun de esas negaciones contra la libertad. Así escribe: “…el desorden trae la dictadura y ésta es enemiga de la democracia”. “La continuación de la autoridad en un mismo individuo frecuentemente ha sido el término de los gobiernos democráticos”. Y en ese contradictorio pensar del bien y el mal extrae otras contradicciones: “La libertad indefinida, la democracia absoluta, son los escollos donde han ido a estrellarse todas las esperanzas republicanas”. Libertad sin licencia, autoridad sin tiranía: tales son los ideales de Bolívar. En vano lucha por ellos, entre generales ambiciosos y pueblos desordenados. Comprende antes de morir la vanidad de su esfuerzo, por ello exclama: “Los que han servido a la revolución han arado en el mar.... Si fuera posible que una parte del mundo volviera al caos primitivo, éste sería el último periodo de la América”. Denuncia la miseria moral de estas nuevas repúblicas con la crudeza de los profetas hebreos: “No hay buena fe en América, ni entre los hombres, ni entre las naciones. Los tratados son papeles; las constituciones libros; las elecciones, combates; la libertad, anarquía, la vida, un tormento”. Enervado en el pesimismo, credo de su madurez, se funda en el implacable análisis de los defectos americanos. Comprendió la originalidad y los vicios del nuevo continente. “Nosotros somos -decía- un pequeño género humano; poseemos un mundo aparte, cercado por dilatados mares; nuevos en casi todas las artes y las ciencias, aunque en cierto modo, viejos en los usos de la sociedad civil. Yo considero el estado actual de la América como cuando, desplomado el imperio romano, cada desmembración formó un sistema político, conforme a sus intereses, situación o corporaciones....” “Ni nosotros, ni la generación que nos suceda --pensaba en 1822-- verá el brillo de la América que estamos fundando. Yo considero a la América en crisálida; al fin habrá una nueva casta de todas las razas que producirá la homogeneidad del pueblo”.
En esa vida de contradicciones renace un hombre diferente del que se originan los mitos, verdades y leyendas. El orgullo aristocrático y la ambición lo llevaron a la autocracia. Ejerció la dictadura y fue creyente de los beneficios de la presidencia vitalicia. Decía, que en la república, el ejecutivo debe ser más fuerte, porque todo conspira contra él, en tanto que en las monarquías el más fuerte debe ser el legislativo, porque todo conspira en favor del monarca. Estas mismas ventajas deben confirmar la necesidad de atribuir a un magistrado republicano una suma mayor de autoridad que la que posee un príncipe constitucional. No olvida los peligros de una presidencia autoritaria. Lo inquieta la anarquía, “que hace crecer la feroz hidra de la discordante anarquía, como una vegetación viciosa, ahogando su obra triunfal”. Aterrado contempla las contradicciones de la vida americana: el desorden trae la dictadura y ésta es enemiga de la democracia. “La continuación de la autoridad en un mismo individuo, frecuentemente ha sido el término de los gobiernos democráticos”. Pero también: “La libertad indefinida, la democracia absoluta, son los escollos donde han ido a estrellarse todas las esperanzas republicanas”. Libertad sin licencia, autoridad sin tiranía fueron sus ideales, pero en vano luchó por ellos. Hoy a sus 231 años, han querido hacer surgir un nuevo bolivarianismo, que en realidad es una insulsa parodia del Paladín Americano.

Enrique Prieto Silva
eprieto@cantv.net
@Enriqueprietos

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