Por
tanto, si Maduro sigue esperando y vacilando, claramente la situación se va a
deteriorar todavía más, la economía seguirá cayendo y la escasez persistirá. Si
aplica el paquete de Ramírez, la devaluación corregirá parcialmente el déficit
fiscal generando transitoriamente una elevación importante de los precios. En
el fondo de todo esto lo que hay es un modelo económico fracasado que ni
siquiera a US$ 100 por barril de petróleo le permite sobrevivir.
Después
de anunciar con grandilocuencia que vendría un estremezón en el gobierno y
nuevas medidas económicas, la alocución del presidente Maduro dejó más dudas
que certezas. Tras un largo y tedioso programa radial, que duró más de tres
horas, no hubo anuncios importantes sino el anuncio que vendrían nuevos
anuncios en las próximas semanas. La repetición del verbo anunciar no es
casual. Ello expresa la situación del gobierno madurista.
La
pregunta que salta es por qué razón el gobierno está tan dubitativo, dando
vueltas alrededor de un conjunto de acciones de política económica que parecen
obvias y que tienen y deben ser adoptadas, mientras más temprano mejor. La
respuesta reside en el hecho de que el gobierno presidido por Maduro es débil y
él mismo no está convencido de que debe aplicar medidas urgentes antes que la
situación se siga agravando. Es tal la debilidad del gobierno que un día antes
de la alocución de Maduro, Aristóbulo Istúriz declaró que el control de cambio
era una medida política y que si se levantaba el control de cambio, tumbaban al
gobierno. A Istúriz jamás se le hubiese ocurrido decir tal cosa en el preludio
de un anuncio de Hugo Chávez. Y lo hizo justamente por la situación en que se
encuentra Maduro.
Algo
similar sucede con Rafael Ramírez. Ha venido anunciando reiteradamente la
instrumentación de políticas de ajuste económico que finalmente no se
materializan debido a las resistencias internas que el ala más retrógrada del
PSUV ha venido haciendo al simple enunciado de unificar los tipos de cambio,
aumentar el precio de la gasolina y poner cierto orden en el manejo de las
finanzas públicas. La falta de decisiones por parte de un gobierno debilitado y
sin un presidente que ejerza un liderazgo real, no es opción, porque ninguna
crisis se resuelve por generación espontánea, dejando correr el tiempo, sino
con políticas coherentes, bien estructuradas y con un cuerpo de políticos y
técnicos que le explique al país con claridad el alcance de tales políticas.
La
búsqueda de financiamiento externo es una opción pero por sí mismo ello es
insuficiente para lidiar con la magnitud de la crisis. Para cualquier menú de
políticas hace falta financiamiento externo por cuanto con el actual nivel de
reservas internacionales difícilmente se puede estabilizar el valor del
bolívar. El nudo del asunto es que los chinos no están prestando dinero en
efectivo sino que sus desembolsos están atados a proyectos para producir
materias primas que vayan a alimentar su crecimiento industrial. La caída de
las reservas internacionales en las últimas semanas ha sido dramática, lal cual
se ha agravado con la declinación de los precios del petróleo.
Quienes
pueden proporcionar los aproximadamente US$ 15.000 millones que requiere la
economía venezolana de forma inmediata para darle viabilidad a cualquier plan,
es el mercado mundial y el Fondo Monetario Internacional. Para obtener ese
monto tendrá el gobierno que pasar por el rubicón que implica ejecutar medidas
que aunque ayuden a solventar la situación tendrán un enorme costo político. No
hay como salir del atolladero en que se encuentra la economía sin que medie una
devaluación significativa del bolívar.
La
reforma fiscal no es solución en virtud de que la capacidad recaudadora de la
economía está debilitada por la inflación y por el menor nivel de actividad
económica. Una brecha fiscal del orden del 15,0% en las cuentas del sector
público no se cierra con un impuesto especial a la banca o con la aplicación
del impuesto a los débitos bancarios.
Por
tanto, si Maduro sigue esperando y vacilando, claramente la situación se va a
deteriorar todavía más, la economía seguirá cayendo y la escasez persistirá. Si
aplica el paquete de Ramírez, la devaluación corregirá parcialmente el déficit
fiscal generando transitoriamente una elevación importante de los precios. En
el fondo de todo esto lo que hay es un modelo económico fracasado que ni
siquiera a US$ 100 por barril de petróleo le permite sobrevivir.
José
A Guerra
joaguerrab@gmail.com
@JoseAGuerra
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