BIENVENIDOS AMIGOS PUES OTRA VENEZUELA ES POSIBLE. LUCHEMOS POR LA DEMOCRACIA LIBERAL
LA LIBERTAD, SANCHO, ES UNO DE LOS MÁS PRECIOSOS DONES QUE A LOS HOMBRES DIERON LOS CIELOS; CON ELLA NO PUEDEN IGUALARSE LOS TESOROS QUE ENCIERRAN LA TIERRA Y EL MAR: POR LA LIBERTAD, ASÍ COMO POR LA HONRA, SE PUEDE Y DEBE AVENTURAR LA VIDA. (MIGUEL DE CERVANTES SAAVEDRA) ¡VENEZUELA SOMOS TODOS! NO DEFENDEMOS POSICIONES PARTIDISTAS. ESTAMOS CON LA AUTENTICA UNIDAD DE LA ALTERNATIVA DEMOCRATICA
Otro
atleta cubano que literalmente saltó la valla.
Esta
vez se trata del corredor con vallas Orlando Ortega, quien escapó de la
delegación cubana que participó en los Campeonatos Mundiales de Atletismo de
Moscú 2013.
Ortega
desertó tras el reciente Mundial, en el que pudo competir luego que las
autoridades deportivas de la isla le levantaran a última hora, una sanción.
Ya
no se trata de un cubano que busca sobrevivir en otra nación con mejor economía
que la dejada atrás.
Ortega,
ha sido un cubano con numerosos privilegios, entre ellos ser alimentado en
forma especial para rendir en su habilidad deportiva dentro y fuera de Cuba.
La
rebeldía contra el sistema y la atracción de la fuga están centrados en
poderosos imanes que brillan en el extranjero.en una mezcla de libertad y
oportunidades para los deportistas de la Mayor las Antillas.
Atrás
quedan las miserias y falsas promesas del gobierno de La Habana para el
atletismo, que pasa hoy por su punto más bajo de rendimiento.
Por
estos motivos este año se han producido varias deserciones deportivas:
En
Puerto Rico desertaron dos jugadoras cubanas de softbol, según informó el
Comité Organizador del Clásico Panamericano de ese deporte. Ronnie Petenko,
director técnico del Clásico, dijo que los directivos del equipo cubano le
informaron sobre la escapada de las cubanas Lisbet García y Yarisleidi
Casanova.
El
penúltimo en desertar fue el pelotero cubano, José Dariel Abreu, quien se
encuentra a la búsqueda de un contrato con cualquiera de los equipos de las
Ligas Mayores de los Estados Unidos.
El
vallista Orlando Ortega es hoy el último
que ha escapado de la Isla de la Felicidad.
Pero,
hay millones de cubanos que -si tuvieran la oportunidad- quisieran hacer lo
mismo.
Si a los colombianos les preguntaran si
quieren que la guerra continúe, con toda seguridad la inmensa mayoría
respondería con un no contundente. Demasiado sufrimiento se ha vivido como para
desear más violencia propiciada por los grupos armados ilegales.
Cabe la especulación ya que con motivo del
tercer año de su mandato, el presidente Santos dio muestras de desespero ante
las críticas, se dejó sacar de quicio y planteó que un eventual rechazo en un
referendo a un acuerdo de paz con las Farc, significaría que “el pueblo
colombiano desea que la guerra prosiga”.
¿Qué tan razonable es el juicio del
presidente? Juicio que por demás es compartido por los defensores a ultranza de
un pacto generoso y con impunidad en La Habana. Me parece que las encuestas no
dejan de ser un insumo importante para tratar de entender lo que está pensando
la ciudadanía. Y así como hubo lugar al regocijo desmedido cuando se iniciaron
las negociaciones, por supuesto también deben ser miradas con atención en el
momento actual.
La cadena radial Caracol, gobiernista hasta
los tuétanos, ordenó a la firma encuestadora Cifras y Conceptos una encuesta
“Polimétrica” que se realizó entre el 28 de julio y el 2 de agosto, publicada
el 5 de agosto en su portal e inexplicablemente ubicada en lugar secundario en
cuestión de horas. Se adelantó en Bogotá, Medellín, Cali, Barranquilla y
Bucaramanga y versó sobre tres tópicos: percepción de las negociaciones de paz,
tendencias electorales y favorabilidad
de personajes.
A las preguntas referidas a las negociaciones
de paz, los encuestados respondieron de la siguiente forma:
“Referendo popular para ratificar los
acuerdos. Acepta el 47% - No acepta el 53%.
Una asamblea constituyente. Acepta el 31% -
No acepta el 69%.
Participación electoral de representantes o
miembros de las FARC sin condenas. Acepta el 24% - No acepta el 53%.
Cero años de cárcel para la tropa raza(sic) y
entre 5-8 años para los líderes (Como a los paramilitares). Acepta el 23% - No
acepta el 77%.
Participación electoral de los miembros del secretariado.
Acepta el 22% - No acepta el 78%.
Dejar de usar las armas sin entregarlas al
gobierno. Acepta el 20% - No acepta el 80%.
Cumplimiento de la Ley 60 para zonas de
reservas campesinas. Acepta el 20% - No acepta el 80%.
Condena sin pago de cárcel para los líderes.
Acepta el 13% - No acepta el 87%.
Asignar curules en el congreso sin elección
popular a los líderes con condenas. Acepta el 11% - No acepta el 89%”.
Los resultados son categóricos y deben ser
tenidos en cuenta por el parsimonioso y silente Equipo oficial de negociación y
por los asesores del Presidente. Lo que les parece inaceptable a los
colombianos es una negociación con impunidad, sin dejación de armas, con
concesiones políticas como una constituyente o la asignación de curules. Los comandantes
farianos deben prestar atención si es que quieren de verdad una negociación con
reconciliación. En algunos casos más del 53 por ciento y en otros hasta el 87
por ciento dicen no a sus propuestas.
El presidente Santos y sus colaboradores
están en la obligación de reflexionar si continúan echándole la culpa de este
malestar al uribismo y al guerrerismo de las gentes o entienden que la pérdida
de fe tiene que ver con una actitud arrogante y engañosa de una guerrilla que
no genera confianza y que ha utilizado la situación para fines muy diferentes a
los de “buscar el fin del conflicto”. La segunda cuestión que debe reconocer el
Gobierno es que carece de una estrategia en la Mesa, sus delegados no parecen
estar defendiendo las instituciones, les han dejado la iniciativa a los jefes
farianos de tal forma que la población no los ve como sus defensores. Dan la
impresión de estar acobardados y a la defensiva.
Muy grave que el Presidente se atreva a
sugerir que si el pueblo rechaza un acuerdo es porque quiere la guerra. Veamos
lo que dice la encuesta sobre el camino deseable para dar fin al conflicto: La
derrota militar de las Farc: 32%. Una negociación política con las Farc: 35%.
Promover la desmovilización de sus miembros: 29%. Es decir, prefiere una negociación,
eso sí, no a cualquier precio. Que un 32 por ciento esté en favor de la derrota
militar se debe interpretar como la respuesta lógica a la negativa de las Farc
a dejar las armas.
Sobre el tema de la posible reelección la
encuesta arroja un resultado preocupante para el Presidente y para quienes,
como el liberalismo, el partido de la U y el conservatismo, cifran su futuro en
la apuesta de la reelección. Se mantiene el rechazo a esa pretensión y por vez
primera un “candidato uribista” le ganaría a Juan Manuel Santos, veamos:
“el 63 por ciento respondió que no, el 33 por
ciento que sí…la reelección de Santos era rechazada por el 63% en agosto de
2012; por el 50% en octubre; por el 58% en febrero de este año y el por 64% en
mayo.” Y lo que puede ocurrirle enfrentando un candidato uribista: Por Santos,
24%; por un candidato uribista, 29%; por un candidato de izquierda, 8%; por
otro, 3%, no sabe o no responde, 35%.” Más de un tercio del electorado no se ha
definido aún, pero suben las acciones del uribismo pues en febrero sólo tenía
el 18%, en mayo el 24% y ahora el 29%.
Por último, en el tema de favorabilidad de
los personajes públicos, las cifras deben tener al Gobierno al borde de un
ataque de nervios:
Germán Vargas Lleras: Favorable 52% -
Desfavorable 30%
Juan Manuel Santos: Favorable 52% -
Desfavorable 47%
Antonio Navarro: Favorable 50% - Desfavorable
30%
Francisco Santos: Favorable 44% -
Desfavorable 33%
Clara López: Favorable 42% - Desfavorable 28%
Todo un desafío para los estudiosos de la
imagen y el carisma que Uribe Vélez criticado y vapuleado por tirios y
troyanos, con la gran prensa en contra, con ojeriza de algunos magistrados y
las cortes, con la mayoría del congreso en su contra, con la intelectualidad y
los columnistas en inmensa mayoría haciendo leña con su imagen, se mantenga
arriba en las preferencias de la población llana.
Darío Acevedo Carmona, Medellín, 11 de agosto
de 2013
El
1 de diciembre del año pasado, publiqué un artículo titulado "Elecciones
presidenciales el 10F" ( http://to.ly/mZGd ).
El
argumento era simple: Chávez tenía una enfermedad terminal grave y, aunque
acababa de ganar los comicios dos meses antes, no estaba apto para gobernar.
Por tanto, habría nuevas elecciones presidenciales.
En
respuesta, recibí muchos comentarios, algunos de ellos calificándome de
exageradamente optimista. Sin embargo, la realidad terminó imponiéndose y se
convocaron a comicios presidenciales, aunque dos meses después de la fecha que
yo había previsto.
Hoy
me atrevo a decir que, si trabajamos con eficiencia y tesón, tendremos nuevos
comicios presidenciales en octubre de este año. ¿Por qué? Porque Maduro tiene
doble nacionalidad y por ese motivo el artículo 41 de la Constitución le impide
ejercer la presidencia.
Podemos
afirmar sin temor a equivocarnos que Maduro es colombiano, aunque no tengamos
pruebas de que haya nacido en Cúcuta (como se rumora). Maduro es colombiano
porque su madre es colombiana, así de sencillo (ver artículo 96 de la
Constitución Política de Colombia).
Si
todos nos ponemos de acuerdo en investigar y en dar a conocer este asunto, para
finales de septiembre Maduro estará fuera del cargo; y treinta días después (o
sea, en octubre) tendremos elecciones presidenciales.
Alcalde
Rodríguez, usted tiene todo el derecho de convocar a concurso para un nuevo
himno a Caracas, eso no puede cuestionarse objetivamente, en fin, las ciudades
al igual que las sociedades que las habitan se van transformando, y si se hace
necesario erigir un nuevo concepto para una transformación sensiblemente
importante, es valedero convocar a la transformación de sus elementos
simbólicos (con sus asociaciones filosóficas).
El
himno anterior (Pezutti-Sarabia) quedará entonces como un testimonio
patrimonial de lo que hemos sido (¿le trae a la memoria algo relacionado a esta
expresión?) y constituirá un importante referente histórico.
Lo
que usted NO DEBE hacer es ofender a dos creadores que además, han hecho
aportes a la música en Venezuela.
Los
Himnos son el reflejo de una sociedad en un momento histórico específico, por
lo tanto, juzgarlos desde el punto de vista estético es como decir que la mamá
de uno, como está vieja, es fea y hay que buscarse una nueva o en su defecto, colocarle
prótesis y hacerle cirugía.
Las
banderas son parecidas; son significantes que van sufriendo transformaciones al
paso de los años, en la medida en que el referente que representan y su
significado lo van haciendo.
El
Gloria al Bravo Pueblo no fue producto de un concurso hecho en 1810 si no de
necesidades inmediatas de la antesala de una guerra; similar a la Marsellesa
Francesa (escrita además por un monárquico).
Cuando
Tiero Pezzuti gana el concurso con la música del Himno a Caracas (1960), lo hizo
representando lo que quizás fue el etos urbano sonoro de la época (que
representa los intereses del grupo social hegemónico), no un pasodoble barato.
Solo esto, lo constituye un testimonio sonoro, querámoslo o no.
Años
después, Chelique Sarabia, un compositor cuyas canciones han alcanzado
trascendencia en la vida de los venezolanos (e internacionalmente), ganaría un
segundo concurso (1984) con el texto poético del himno (lo que llaman letra,
que yo hubiera encargado a Alquiles Nazoa).
Si
ellos estaban identificados o no con los postulados políticos de los dirigentes
de entonces, no es motivo para descalificarlos con expresiones como baratos o
serviles.
Si
Sarabia escribió el eslogan para la candidatura de Carlos Andrés en 1973 y
otros elementos temáticos del partido que ese ex-presidente representaba, es
señal de que de un modo u otro tenía afectividad por Acción Democrática (lo
cual no niega el compositor y además, no es un delito?también lo hizo Jose Luis
Rodríguez).
Pero
da la casualidad que el presidente del jurado que seleccionó el texto de
Sarabia fue José Antonio Abreu?.!Que tal!?si, el mismo de la mulmillonaria
corporación de orquestas que ha servido para todo poder nefasto instaurado en
Venezuela, pero muy en especial el de Carlos Andrés Perez (del que fue hombre
de confianza y dos veces ministro)?fue también Abreu el que hizo el concierto
fastuoso para la coronación del mismo (no fue una toma de posesión si no un
acto real) con el mismo despliegue con que se lo hace a ustedes (digo a la
dirigencia del gobierno).
Tiero
Pezzutti es un maestro italo-venezolano que hizo esfuerzos significativos en el
plano de la enseñanza musical (aunque a mi no me gustaran los componentes de
los métodos con que enseñaba, pero los de Abreu son peores), que publicó algunas
obras de grandes autores venezolanos y así mismo, escribió una buena cantidad
de ellas representativas de nuestro acervo musical y ha realizado cientos de
arreglos de la música popular venezolana.
José
Enrique Sarabia (Chelique), neoespartano de nacimiento, irrumpe en el mundo
musical venezolano (1958) con una canción que casi todos nuestros padres (y
abuelos) cantaban en serenatas y encuentros familiares ANSIEDAD?.pero además,
escribió otras canciones que lograron trascender el habitual raking o Hit
Parede (como se le llamaba antes), Cuando no sé de ti, Chinita de Maracaibo,
Marinero, No te muerdas los labios, Piragüero, y Te Necesito.
El
mismo año en que Sarabia compone el tema central para la campaña de Carlos
Andres (1973? yo mismo ironicé musicalmente ese eslogan junto a nuestra Gloria
Martin), este ingresa a la política de modo explícito con Acción Democrática,
pero para ese entonces, José Antonio Abreu le llevaba una morena a Chelique en
cuanto a la actividad política; la gran diferencia es que Sarabia se mantuvo
fiel a las toldas adecas y Abreu se vendió siempre al mejor postor?al que
maneja el dinero. Y es que Abreu además ha tenido una connotada vida política
asociada a la derecha nacional e internacional, ¿o es que no es servilismo
trabajar para enaltecer los valores de la dependencia? ¿o es que a él lo
premian internacionalmente por difundir la cultura musical venezolana o
latinoamericana??justo ahora se presentó en las europas y se le nombra
¡Salvador de la música clásica!?claro..la de ELLOS.
Fíjese
Alcalde, el Himno compuesto para partido político venezolano más imponente y
hermoso es el de ACCIÓN DEMOCRÁTICA?(imagino a algunos chavistas gritandome
blasfemo, infiel, hereje?.)
¿sabe
usted de quién es el texto? DE ANDRES ELOY BLANCO (tan oriental como Luis
Mariano)
¿sabe
usted de quién es esa maravillosa música? DE INOCENTE CARREÑO (tan margariteño
como Chelique)
El
estro manifestado en esa obra de arte no tiene por qué asociarsele a lo que
hicieron luego los detractores de ese partido (de origen relativamente
revolucionario).
¿Tiene
el partido que usted representa un himno que esté a la altura del adeco??con
todo respeto a quien lo compuso, desde mi visión de músico (que no necesita la
aprobación de Perez Pirela) no la tiene. (no se si la elección del himno del
psuv se ganó en concurso?).
Aparte
de los himnos que cantabamos de niños en las escuelas (himno al árbol, al
maestro..etc) lo mejor que he escuchado en varios años en cuanto a himno se
refiere es esa hermosa reencarnación del Gloria al Bravo Pueblo que sirve de
despedida a Avila TV, un digno y merecido atrevimiento que enaltece un
componente fundamental de nuestra etnicidad, la negritud (me disculpan los
afrodescendientes, pero allí lo que escucho es a venezolanos), deberían hacer
público el crédito a él o los autores de tan maravilloso y bello gesto y
RECONOCERLOS. Así mismo, ha sido muy afortunada la decisión de orquestar y
emblematizar el bello Himno del Batallón de Blindados Bravos de Apure (con
letra y musica de Heriberto Maluenga) que entonara el comandante Chavez el 8 de
diciembre del 2012.
Hace
poco, una de las tantas orquestas de la corporación de su muy alabado Abreu,
realizó un concierto en el marco del cumpleaños de nuestro héroe llanero
(obviamente el comandante Chávez) y el repertorio fue: El cuarto movimiento de
la Novena Sinfonía de Beethoven y Venezuela de Herrero y Armenteros?salvo que
usted me diga lo contrario, Beethoven no es de Elorza y el par de españoles, jamás
conocieron Venezuela y por demás, uno de ellos ODIA a Chavez.
En
cambio, la Orquesta Sinfónica Venezuela, cada vez que se presenta en espacios
populares, no solamente tien el sentido de la sindéresis relacionado con el
repertorio, sino el respeto a los símbolos que en ese momento se
representan?vea usted el programa elegido por ellos para su participación en el
acto de mercosur?revise en cambio el de la corporación de Abreu en el acto
ofrecido en la sala Rios Reyna por la salud de Chavez.
Entonces,
si de cambiar paradigmas se trata, hagámoslo con sindéresis y sobre todo con
respeto.
Algunos
voceros del gobierno criticaron a la prensa opositora por ignorar la fecha de
natalicio de El Libertador y dedicar páginas enteras a cubrir el nacimiento de
un nuevo heredero de una de esas monarquías desteñidas de Europa?¿sabe usted en
donde estaba el músico predilecto del gobierno [Abreu y su combo] el 24 de
Julio??haciendo conciertos para la consagración de la hegemonía cultural de
centroeuropa, en otras palabras, ejerciendo su EURO-ADICCIÓN con el dinero de
todos los venezolanos?obviamente, nada barato si se compara con el montaje y
puesta en escena nacionalista (digámos económica?para no ofender) que presentó
una de sus filiales en Caracas (la misión Alma Llanera), mientras él y sus casi
2.000 ejecutantes, pasaban trabajo en las europas?representandonos. Abreu no es
barato?y además sale caro a la identidad nacional y americana.
Maestro
Sarabia, no le conozco personalmente porque jamás frecuenté los circulos a los que
usted pertenecía (aunque tuve la oportunidad de estrechar la mano del inmortal
Sadel cuando le invité y accedió a cantar en solidaridad con el pueblo
Salvadoreño), soy un revolucionario de toda la vida, como tal, respeto el
trabajo de todo creador que se haya entregado con fervor e intensidad a su
labor, tal como hizo usted con algunas de sus hermosas canciones, por eso, en
mi condición de compositor, le extiendo mi mano solidaria en relación al
patrimonio que ellas representan.
Mestro
Pezzuti, aún cuando yo cuestione ciertos elementos pedagógicos presentes en sus
métodos de enseñanza, no ignoro el encomiable aporte que ha hecho usted a la
cultura musical venezolana y por ello, le estoy agradecido.
Terminaré
con uno de los versos de una canción de Chelique; si alguien que los lee se
siente reseñado? Sépase que se hace con ese destino (Silvio Rodríguez)
Cuando
no se de ti?te quiero mucho más (Chelique)
Salud!!!
PD.
Lauro fue adeco en sus comienzos, también lo fue Sojo y lo es Simón Díaz?tres
grandes maestros cuyo estro se proyectó hacia lo identitario?no así Abreu.
DIEGO
SILVA SILVA
diegosilvasilva@cantv.net.
Diego Rafael Silva Silva es un compositor e investigador venezolano con una destacada trayectoria en el campo de la música. Su amplia formación se apoya en estudios realizados en la Escuela de Música José Reyna y en el Instituto de Fonología en Caracas. Además estudió Guitarra Clásica, Teoría de la música, Contrapunto y Fuga, Instrumentación, Orquestación y Formas Musicales con el maestro Antonio Estévez. Estudió Historia de la Música, con especialidad en Música Medieval y Renacentista de Europa, además de cursos, como Perfeccionamiento Guitarrístico, Técnicas de improvisación y armonía aplicada al Jazz, Técnicas de Grabación e informática y Software de Computación aplicados a la música y otros.
Entre 1982 y 1989 se residenció en Nicaragua donde trabajó en el Departamento de Investigaciones, Fomento del Arte del Ministerio de Cultura, bajo la dirección de Ernesto Cardenal realizando grabaciones e innumerables traba-jos de investigación.
Compositor de música de cámara, música sinfónica, para coro y orquesta, para solistas y orquesta, además de traba-jos que contienen tecnologías de síntesis electrónica, computa-ción y manifestaciones étnicas grabadas ?in situ?. Ha recibido innumerables reconocimien-tos en el ámbito de la composición y sus obras han sido interpretadas en conciertos realizados en: Estados Unidos, Inglaterra, Alemania, Rusia, España, Francia, Nicaragua, México, Perú, Canadá, Ecuador, Bolivia, Siria, Cuba y Uruguay.
Ha dirigido diversas orquestas con programas que incluyeron obras propias y piezas correspondientes a los trabajos de investigación y restauración de la música Venezolana del pasado y del presente.
Entre, Venezuela sus piezas han sido interpretadas por importantes orquestas y agrupaciones y destacados solistas han estrenado e incorporado sus obras en sus repertorios. Conferencista, orador, ponente y participante en foros y encuentros internacionales, miembro de diversas instituciones, profesor, fundador de grupos y orquestas.
Ahora me entero que vivo en Nicolandia un país donde los niños son felices y lloran más; que limita con uno no sabe quién, y donde un gentío se esconde con más olfato que honor de saurios que de todo género dominan y germinan por estos orinales. Ahora me entero pues que Nicolandia es nada más que selva de petróleo administrada por militares que dan órdenes a personal civil pero que al fin y al cabo, como dicen en Wall Street, sigue siendo proveedor seguro y para más confiable de suministros energéticos.
Con esa línea de neón en el currículum, “sería suicida”, exclaman miedosos y sartreanos en Europa y demás, tomar en cuenta los principios. ¡Qué se jodan!
Ahora me entero también, que yo vivo allí o aquí, que no es igual decir en desapego, y que mis antepasados, ese mapa arbitrario e inconcluso de olvido, se desgañitan sin éxito para ser exhumados y enviados a cualquier parte, que ya es algo, y ver si por fin pueden dormir en paz hasta más nunca.
Y aunque me cueste, ahora me entero que aquella cosa llamada Venezuela en la que yo creía existir, aparecida en mapas, diccionarios y demás coordenadas, desapareció de nuestras vistas, ¡plof!, porque a los ya citados saurios se les ocurrió de golpe y a mansalva, y los dejamos y así les fue de fácil, imponer su código cubochavista. Y así abrieron o se inventaron cloacas que ni pendiente de carroña.
Porque al fin de cuentas, si te pones a ver, parecíamos civilizados; votábamos de lo más democráticos, leíamos y escribíamos, recitábamos la tabla de multiplicar, y hasta firmábamos documentos dentro del convencimiento de aquella cosa rimbombante mentada Estado de Derecho. También sabíamos que verde no es rojo ni amarillo, y dejábamos pasar a los otros cortésmente y hasta ofrecíamos, en actitud de quijotes tropicales, puesto a señoras y ni se diga a embarazadas incluyendo en mención a los ancianos y muchachas bonitas.
Mas ahora me entero, un poco tarde ya para variar, que en Nicolandia más vale una hojilla que un título universitario, entendiendo por tal documento que confirma un saber y una honra, y que un “marico” como expresión de desprecio significa más que un abrazo de hermano.
Porque es que los saurios infectan por doquier; exudan de cuanta víscera escondida pueden todo el mal que digieren por dentro para así marcar territorio, invadir, acoquinar, enjaular, y tanto eso es así que hasta uno se siente obligado a escribir sobre ello pudiendo dedicarse en vez a asuntos menos sórdidos. Ahora me entero que “millones y millonas”, como lo expresa el rey de Nicolandia, es en el fondo y aunque él mismo no lo haya entendido, una orden y una advertencia de que los suyos pueden acabar con todo, destruir, cual hormigas en barahúnda, no dejar nada indemne. “Arrasen, den miedo, somos millones y millonas”, es el mensaje implícito y explícito detrás y delante de esta boutade que no es chiste, ni tan siquiera brutalidad gramática sino fascismo del más elemental y puro, mi muy querido Watson.
Porque es que ni la lengua han dejado en pié y menos aún tan siquiera los símbolos que orientan la vida cotidiana de los pasajeros en tránsito que somos, pues ciudadanos sería un bolero no más decir. De las instituciones ni se hable. De la ciudadanía, no toques ese vals, cierra ese piano.
Mas ahora me entero además, tarde es nunca, tomo conciencia pues, que esto para medio parapetearse necesita más que de agua, cepillo y jabón, creolina es poco, para que Nicolandia que es “tan mala como Chavelandia pero una ñinguita pior”, recobre alguna apariencia cercana a la vergüenza. Empecemos en diciembre votando por los candidatos de la unidad democrática. Después veremos.
En
Venezuela la gente no acostumbra a preguntar: ¿leíste la novela?, sino lo
contrario: ¿viste la novela? Es decir, confunde -o asocia- novela con
telenovela. Página por pantalla. La razón: la percepción del venezolano ha sido
formada, fundamentalmente, como espectador de telenovelas y no como lector de
novelas. La telenovela hace uso de temas que representan lo explícito de la
realidad; sus personajes corresponden a una predeterminada tipología social.
La
estructura narrativa de una telenovela, sucumbe a la intriga pautada por
el raiting, y no a la creación original del escritor de la misma.
En la novela,
la composición estructural devuelve a la realidad su primera vez. Apuesta a
redimir el detalle extraviado, a restituir el tiempo y el espacio donde los
ensueños de los vivos y los muertos, conviven. En su trama, pueden hallarse
ocultas pulsiones que movilizan a una sociedad vencida, más allá de las
caracterizaciones sociopolíticas impotentes. Una novela puede prefigurarsalidas y estrategias que la realidad ciega
no atina en la trama de su desventura.
Los diálogos en una telenovela, terminan
por ser un ruido infame que pervierte la esencia resonante de las palabras; en
cambio, en una novela como Pedro Páramo, de Juan Rulfo, el habla coloquial es
tan magistral y deslumbrante, que abisma a la realidad y a la propia ficción.
El
venezolano tiende a manejar la tragedia, el dolor y la desesperanza con libros
de autoayuda, arrebatos místicos o con consultas a psiquiatras, que hacen de su
malestar psíquico y existencial, una jugosa mercancía. Unos sueñan con ir a la
India, pero no al fondo de sí mismos.
Quizá lo más dramático del carácter
venezolano, es esa capacidad borreguil de convertir su tragedia, por
inconsciencia o indiferencia, en una resignada costumbre. O confundir arrebato
con rebelión. Por eso es capaz de morir
aplastado en una cola por conseguir un producto básico para su sobrevivencia
–racionado éste por gobierno–, y no
atreverse a asaltar el palacio de lo imposible.
Llama la atención que las
editoriales venezolanas, después de cierto tiempo, al saber que los libros que
acumulan sus depósitos no han podido venderse, prefieren destruirlos en el
fuego de los hornos, y no regalarlos o donarlos a las pocas bibliotecas
públicas funcionales.
Imagen terrible que recuerda a escritores quemados en
hogueras medievales.
El venezolano lee muy poco o casi nada. Es devoto del
formato de noticias que presenta o crea, por igual, la ilusión de resoluciones
inmediatas a sus conflictos más hondos.
El hallazgo de las redes sociales como
instrumento de comunicación y movilización, no ha sido usado con suficiente
contenido eficaz, para crear una trama de liberación. Al no ser lector
sustantivo, el venezolano ha condenado su existencia al desconocimiento de su
verdadero fluir narrativo.
Eso explica por qué los sorpresivos acontecimientos
de la realidad, rebasan a la clase política, privándola de ser visionaria.
La
Revolución Francesa estuvo precedida por los enciclopedistas de la filosofía
del Siglo de las Luces, y superada por la consagración de la novela como género
literario definitivo. La prensa del siglo diecinueve acostumbraba a publicar en
serie, capítulos de aquellas novelas que daban testimonio de la historia de la
psiquis y del alma. Así los novelistas fueron patrocinantes estelares de la
prensa escrita. La novela fue venciendo el analfabetismo, porque era demasiado
fascinante lo que los lectores comentaban de ellas. Los ignorantes no podían
creer, que con palabras, se edificara
una realidad con levedad perdurable, donde la memoria no tenía vacíos. Honorato
de Balzac exploró en cada una de sus novelas, el perfil psicológico de la nueva
clase social que emergía con el ocaso de la aristocracia. El mismo Carlos Marx
se vio obligado a leer novelas para comprender la historia de las clases
sociales, sus inflexiones e impredecibles tránsitos; comprendió que cada época
tiene su narrativa y su lector. Aunque su diagnóstico supuso sustituir a la
burguesía como clase emergente, igualmente como se había hecho con la
aristocracia, a través de una revolución.
Sin
embargo, en medio de esta larga oscuridad que secuestró a la propia noche,
algunos novelistas en Venezuela escriben con el fulgor de la tenacidad insomne.
Edifican obras monumentales que no podrán ser conocidas –ni comprendidas– en
este tiempo de tragedia y analfabetismo político. No habrá editoriales que los
publiquen. El Estado publicará a los suyos, porque el gobierno tiene la virtud
de fabricar novelistas baratos a la par de su ideología, como en el pasado se
produjeron telenovelas. Nadie los leerá, pero no importa, están al acecho como
los lobos orgullosos y solitarios. En esta hora de la ceguera, en la que no hay
lectores para sus magníficas páginas, los novelistas verdaderos escriben con el
fervor y el desvelo de un Franz Kafka o un William Faulkner.
Como
en Venezuela ya no se produce nada, ni siquiera la gasolina -que estamos
importando para abastecer el mercado nacional y cumplir los irracionales
acuerdos con otros países -, los dólares son el único instrumento para resolver
la agobiante crisis alimentaria y de todo tipo de necesidades básicas que
estamos sufriendo.
En
poco más de cien días de gobierno, el equipo de Nicolás Maduro se las ha
ingeniado, con unos controles disfrazados de subastas, para disparar el precio
de la divisa estadounidense a precios inalcanzables en el mercado paralelo, que
es el único que puede aliviar a los importadores, el comercio y los ciudadanos
necesitados de algún un bien, incluso de primera necesidad, que no se consiguen
en Venezuela.
La
escasez de alimentos, medicinas, papel (higiénico, resmas para oficinas, para
publicaciones, etc), además de la crisis hospitalaria y los cierres de
progresivos de servicios de salud en centros privados, será cada vez peor y
aunque la población se encuentra desmovilizada, en una aparente resignación, el
disgusto por el rumbo que Maduro le está dando al país es demasiado grande. En
cualquier momento saltara la chispa que incendiará la pradera, como ha sucedido
en otros países, por mucho menos de lo que sucede en Venezuela. Hay que recordar
que hace pocas semanas, unpaís que se presenta como modelo de progreso
económico y social como Brasil, por un pequeño aumento en el valor del pasaje
de autobús se desataron grandes protestas, con hechos violentos, que
movilizaron multitudes, que salieron a las calles sin líderes identificables,
ni una agenda, pero unidas por un sentimiento común de gran insatisfacción. En
Venezuela como no existe crecimiento económico, oportunidades de empleo, hay
una permanente devaluación de la moneda, escasez e inflación -solo en alimentos
supera 70%-, las expectativas de mejorar la calidad de vida se ven frustradas.
La gente está preocupada por el futuro, la mayoría de las encuestas revelan que
el venezolano piensa que las cosas van a empeorar más de lo que están.
Es
tal el drama en la clase media, que muchos han tenido que retirar las pólizas
médicas o de automóviles porque no consiguen como pagar las mensualidades sin
tener que reducir el pan de la boca a sus hijos. La familia venezolana vive día
a día el drama de subsistir y de salvar la vida, de manos de la delincuencia,
cada vez más desenfrenada y a prueba de planes gubernamentales como el de
Patria Segura. En ese contexto, ¿cuáles son las perspectivas que le esperan a
los jóvenes en un país plagado de calamidades públicas, sin oportunidad de
trabajo, ni poder disfrutar de la vida a la que tienen derecho, sin esa
terrible “sensación” de inseguridad?.
La
paciencia tiene un límite y los responsables de la destrucción de nuestras
industrias básicas, del saqueo a la nación, que han hecho posible ésta
situación de agobio, no podrán distraernos con poderes especiales para
perseguir una corrupción auspiciada y protagonizada desde el alto poder. La
oposición no puede perder la oportunidad de debatir sobre la corrupción con Nicolás
Maduro, porque de la apropiación de los dineros públicos solo puede dar cuenta
el gobierno.
Con
el debate sabríamos cómo surgió la llamada “boliburguesía”, por qué se han
negado a investigar el hallazgo de miles de toneladas de alimentos descompuestos
en Pdval o los que se registran en Cadivi, la industria petrolera y en la
eléctrica, por citar algunos casos. La falsa campaña anticorrupción de Maduro
no es más que un trapo rojo para desviar la descomunal crisis económica, que
será el detonante para desalojar a Maduro definitivamente del poder.
Nicolás
Maduro tiene un grave problema conceptual y de aproximación al complicado
problema de la corrupción que afecta al país, produciendo graves daños no sólo
patrimoniales sino también jurídicos y morales a todos los venezolanos. Veo con
preocupación que sigue la improvisación,
la politiquería, la impunidad y la discriminación al momento de hacer políticas
públicas que, de alguna manera, minimicen las oportunidades que favorecen los
ambientes para la corrupción.
La
corrupción no es un fenómeno, pues se conocen muy claramente sus causas y
efectos; tampoco es un flagelo o una enfermedad de origen desconocido, no es
algo transmisible como la gripe, ni endógeno como un brote de Mal de Chagas. La
corrupción tiene origen en la oportunidad, en la debilidad moral de los
hombres, en la falta de castigo y en la avaricia.
La
corrupción no la inventaron los de la derecha ni los de la izquierda, no es un
problema exclusivo del comunismo o del fascismo, hay corrupción hasta en el
Vaticano; ninguna institución está ajena a que, en determinado momento, reciba
el mordisco de la corrupción, cuyo efecto
más inmediato es el empobrecimiento material y espiritual de las
causas más nobles… se ha encontrado corrupción hasta en las ayudas que otorga
la ONU a campos de refugiados y para mitigar el hambre de los pueblos con más
necesidad.
Y
es en la oportunidad para que surja la corrupción donde quiero detenerme,
porque la corrupción tiene su hábitat favorito en los círculos de poder; en el
poder político, en los gobiernos, en el poder económico,
en las Juntas Directivas y la alta gerencia, justamente en el
lugar donde debe existir el genuino interés de atacar la corrupción.
ENCHUFADOS CONSANGUINEOS
Consciente
de ello, a los que manejan el poder, a los máximos responsables de las
instituciones, se les obliga a rendir cuentas, a mantener una estricta
contraloría sobre quienes los acompañan en el delicado
asunto de regir el destinos de gobiernos, empresas y otras organizaciones;
se les exige para sí y para su entorno una máxima transparencia
en la gestión, se hace lo imposible para evitar situaciones que pudieran
comprometer su buen nombre, como la abusiva práctica del nepotismo, pasando por
la gestión de emergencias, dejando pasar faltas pequeñas en las normas,
encubriendo a los amigos y allegados, el no decir la verdad…
La
única manera de ahuyentar la corrupción de una gestión es hacerla abierta,
lo más pública posible, informando adecuada y oportunamente sobre
cada centavo que se invierta en los procesos, no importa su monto, donde todo
debe estar debidamente reflejado, documentado y abierto
al escrutinio público, al menos que se trate de asuntos secretos, los cuales
tienen otro tratamiento, considerando siempre que el
secreto debe ser la excepción y no la regla en una democracia, de hecho,
lo secreto es el principal ingrediente de la corrupción.
Para
evitar que el poder se envilezca se hace necesario justamente la descentralización
del mismo, ya que el acaparamiento del poder en pocas
manos aumenta las oportunidades de corrupción y de grandes negociados;
es por ello que los regímenes autoritarios y centralistas tienen
mucho que ocultar, no quieren mostrar su gestión al público y lo
primero que hacen es atacar a la opinión pública, a los medios de comunicación,
al periodismo investigativo, las críticas y denuncias les
caen muy mal y persiguen a quienes dan el pitazo.
Pero
no sólo centralizar el poder le hace un gran daño a cualquier administración,
sino también el pedir poderes especiales para luchar contra
la corrupción; de hecho, se trata del primer indicio de que el sistema se
encuentra muy enfermo, cuando las leyes y los organismos contralores
no son suficientes y se tiene que acudir a instancias de excepción, y deviene
en la declaratoria de fracaso más obvia para una administración,
es como decir:
“Señores,
la manera como vengo haciendo las cosas no sirve, estoy rodeado de ladrones y
necesito más poder del que tengo para solucionarlo; en las actuales
circunstancias no garantizo pulcritud en la gestión.”
Cuando
uno examina la situación de la corrupción en nuestro país no cabe
menos que el asombro ante el tamaño del problema y todo apunta a que la
corrupción es promovida por el mismo gobierno.
Veamos
algunos
indicios:
1- Se ha promovido desde el gobierno la eliminación de la separación
de los poderes en un intento por concentrar todo el poder en
manos del Presidente de la República.
2-
Desde hace un buen tiempo, no contamos con un Contralor General designado por
ley, y el presupuesto de la Contraloría General de la República ha venido disminuyendo
progresivamente.
3-
La evaluación internacional que hacen organismos de veeduría y buen gobierno
sobre nuestro país, toda, sin excepción lo ubica entre los países más corruptos
del mundo.
4-
El gobierno nacional se ha distinguido por no presentar informes de gestión
claros y oportunos a la nación sobre su desempeño.
5-
En la Asamblea Nacional la mayoría de los diputados por el partido de gobierno
han bloqueado reiteradamente las peticiones para investigar y llamar a rendir
cuentas a sus más altos funcionarios.
6-
Hay parcelas de la gestión gubernamental absolutamente vedadas al escrutinio público
fundamentalmente el área cambiaria, de fondos para la inversión, el área
financiera pública, el área petrolera y el de los convenios y contratos con
empresas extranjeras, por nombrar algunas.
7-
El gasto militar se hace sin ninguna contraloría.
8-
La campaña anticorrupción la han revestido de un fuerte contenido político, señalando
a la oposición como el principal objetivo de la misma y dejando al gobierno por
fuera.
8-
El entorno presidencial tiene una serie de figuras con un pasado nada claro en
cuanto al manejo de recursos públicos, incluso con investigaciones pendientes.
9-
El Presidente de la República no tiene su propia legitimidad clara, y su pasado
está seriamente cuestionado.
10-
El Presidente de la República ha pedido poderes especiales para combatir la
corrupción, con el peso sobre sus hombros de más de 120.000 millones de dólares
gastados durante 14 años de la gestión socialista bolivariana sin ningún control
ni responsables por sus cuentas.
La
Universidad Venezolana desde hace mucho tiempo dejó de autointerpelarse, se
volvió excesivamente endogámica y perdió su conexión con el país, para
convertirse en un simple referente nostálgico o sentimental, casi siempre quejumbroso
con nuestro poco creativo discurso del presupuesto, mientras seguíamos
alimentando la burocracia clientelar universitaria y permitíamos que nuestros
salarios y del trabajador venezolano en general se difuminarán en la voraz e
implacable inflación, provocada por políticas erróneas de gobiernos fracasados.
Es urgente retomar el diálogo con el país, volver a aprender a respirar con él,
a compartir sus angustias y anhelos, a identificarnos con su presente y mucho
más importante volver a compartir el futuro con todos los sectores de nuestra
sociedad. Tenemos que asumirnos desde la autocrítica así como hablarle con
franqueza y claridad al país. “Parafraseando a Ortega y Gasset, podemos decir
que la Universidad se define en su Historia y de acuerdo a sus circunstancias
sociales. En consecuencia, cualquier proyecto o desarrollo de la institución,
pasa necesariamente, por una reflexión sobre su pasado y sobre la realidad que
la circunda.
La
Universidad milenaria ha vivido en tensión permanente con el poder y no podía
ser de otra manera, en la medida que se asumía racionalista y crítica. En
nuestro ámbito cultural es ejemplarizante lo acontecido en la emblemática
Universidad de Salamanca, el 12 Octubre de 1.936; decía el Rector Unamuno:
“Estáis esperando mis palabras. Me conocéis bien, y sabéis que soy incapaz de
permanecer en silencio. A veces, quedarse callado equivale a mentir, porque el
silencio puede ser interpretado como aquiescencia. Acabo de oír el necrófilo e
insensato grito de ¡Viva la Muerte!, y yo, que he pasado mi vida componiendo
paradojas que excitaban la ira de algunos que no la comprendían, he de deciros
como experto en la materia, que esta ridícula paradoja me parece repelente. El
General Millán-Astray es un inválido. No es preciso que digamos esto con un
tono más bajo. Es un inválido de guerra. También lo fue Cervantes. Pero desgraciadamente, en España hay
actualmente demasiado mutilados. Y, Si Dios no nos ayuda, pronto habrá
muchísimos más. Me atormenta el pensar que el General Millán-Astray pudiera
dictar las normas de la psicología de las masas. Un mutilado que carezca de la
grandeza espiritual de Cervantes es de esperar que encuentre un terrible alivio
viendo como se multiplican los mutilados a su alrededor”. Millán-Astray lo
interrumpe y grita: ¡Muera la inteligencia! ¡Viva la Muerte! Y la asamblea le
hace coro. Unamuno inmutable continúa “Este es el templo de la inteligencia y
yo soy su sumo sacerdote. Estáis profanando su sagrado recinto. Venceréis,
porque tenéis sobrada fuerza bruta. Pero no convenceréis. Para convencer hay
que persuadir, y para persuadir necesitaréis algo que os falta: Razón y derecho
en la lucha. Me parece inútil el pediros que penséis en España. He dicho”.
La barbarie
se impuso como lo temía el Rector Unamuno y España pago las consecuencias. En
Venezuela, somos tan insensatos que no aprendemos estas lecciones fundamentales
de la historia.
Igual que
el Rector Unamuno, tampoco podemos ni debemos callar y es que el silencio
cómplice siempre le facilita el trabajo a estos bárbaros recurrentes de la
historia.
La
Universidad es una creación civilizatoria de la humanidad. En Venezuela, la
Universidad tiene tres siglos implantada, aunque su principal desarrollo se
haya dado en el transcurso del siglo XX y hoy por hoy es un sistema complejo y
complicado que no terminamos de entender, de identificar y de legislar.
Jurídicamente vivimos en la intemperie, con una ley obsoleta y una disposición
constitucional que no se cumple, concretamente, el artículo 109 de la
Constitución que establece la Autonomía Universitaria. “El Estado reconocerá la
Autonomía Universitaria como principio y jerarquía que permite a los
profesores, profesoras, estudiantes, egresados y egresadas de su comunidad,
dedicarse a la búsqueda del conocimiento a través de la investigación
científica, humanística y tecnológica para beneficio material y espiritual de
la nación. Las universidades autónomas se darán sus normas de gobierno,
funcionamiento y la administración eficiente de su patrimonio, bajo el control
y vigilancia que a tales efectos establezca la ley. Se consagra la Autonomía
Universitaria para planificar, organizar, elaborar y actualizar los programas
de investigación, docencia y extensión. Se establece la inviolabilidad del
recinto universitario. Las universidades nacionales experimentales alcanzarán
su autonomía de conformidad con la ley”.
El sistema
universitario o subsistema de Educación Superior, agrupa a casi 200
instituciones y un poco más de 2.000.000 de estudiantes. El grupo más antiguo
son las llamadas Universidades Autónomas, acosadas y acusadas por el poder
público de inoperantes e improductivas. Las llamadas Experimentales han sido
siempre víctimas del gobierno de turno que le impone sus autoridades y con
ellas pretenden obediencia y sumisión política. El sector privado con 25
instituciones y el 20% aproximadamente de la matrícula estudiantil, casi
inexistente en el ordenamiento legal y al mismo tiempo, jurídicamente
disminuidas ya que entre sus limitaciones está el hecho que los títulos
suscritos por el Rector tienen que ser refrendados por el Ministerio.
Igualmente en el Consejo Nacional de Universidades (CNU) su representación es
un quinto del voto pleno. En los últimos tiempos se han incorporado al sistema
universitario diversas Instituciones básicamente caracterizadas por la
masificación y el sesgo político–ideológico de las mismas. Para efectos
nuestros, todas son Universidades, sin apellido, aunque con identidades y
problemáticas diferenciadas; el asunto es, manteniendo la diversidad, cómo integrarnos
en un sistema nodal, moderno y eficiente. El problema no es calificarnos y
mucho menos descalificarnos, sino asumirnos orgánicamente al servicio del país.
La universidad venezolana le ha rendido muchos servicios a este país, pero
fundamentalmente ha sido un factor estratégico y dinamizador de la evolución
social, concretamente en la formación de los cuadros profesionales y técnicos
necesarios y en el desarrollo y consolidación de las clases medias, ambos
factores decisivos en el desarrollo y consolidación del proyecto democrático
nacional. Si bien la Universidad se justifica a sí misma y la sociedad la
certifica, también es cierto que en términos de investigación y creación de
conocimiento, nuestra deuda es significativa. Apenas un 10% aproximadamente del
profesorado clasifica como verdaderos investigadores, (que no hay que confundir
con investigadores de papel o en el papel). Comparado con América Latina
tenemos un déficit de más de 20.000 investigadores y comparados con el mundo
desarrollado, el déficit se incrementa a casi 80.000 investigadores.
El gran
reto para la Universidad del siglo XXI, es pasar del modelo profesionalizante
tradicional a los nuevos modelos que la sociedad de la información y del
conocimiento y las nuevas tecnologías exigen. Cantidad con calidad, calidad con
cantidad, es el programa imperativo de nuestro desarrollo educativo. Creemos
profundamente en la educación como mecanismo excepcional para la inclusión,
sintetizada en la frase de Comenio “Educación de todos para todos”. De allí la urgencia e importancia de
concertar una política educativa integral, sin pretensiones hegemónicas ni
ideológicas y mucho menos de control político. La Educación es por definición
el ámbito humano de la libertad, el lugar de la hominización por excelencia. El
esfuerzo educativo en Venezuela más que mérito de un gobierno en particular, es
básicamente una conquista societaria, porque el ser humano como lo entendió y
asumió la UNESCO en su informe Aprender a Ser, es educable desde el nacimiento
hasta la muerte, y en ese proyecto educativo existencial, se involucran y
asumen responsabilidades todos los sectores y actores sociales: familias,
instituciones, iglesias, medios, empresas y gobiernos, de allí la necesidad
ineludible de la concertación y el diálogo para elaborar e implementar
políticas educativas apropiadas, convenientes y necesarias, sin olvidar que el
principal protagonista es el sujeto a educar, es decir la persona concreta.
La
Universidad es autónoma o no es. La Universidad, es una versión de la libertad
y no otra cosa es la autonomía. Es el autogobierno y la libertad responsable.
Es la exigencia de la razón de conocer, comprender, preguntar siempre. La
filosofía y la ciencia igual que la
poesía y el arte, nacen del asombro, es el ser humano interrogándose a sí mismo
e interrogando al mundo, a la naturaleza, al universo entero; es la razón
intentando sustituir al mito.
La
autonomía universitaria nace de estas circunstancias y éstas necesidades. De
allí que siempre termina siendo amenazada, fundamentalmente desde el poder, sea
éste político, económico o religioso. El poder tiende a avasallar, controlar o
mediatizar, y la Universidad – no importa cuán grande sea su crisis – tiende
siempre, y de manera natural, a buscar y servir a la verdad, sabiendo que la
verdad es nuestra única posibilidad real de libertad. La verdad nos hace
libres, dice el viejo libro y repiten todos los textos sapienciales que la
humanidad ha producido. “La Universidad teleológicamente es libertad y verdad.
Todo lo demás se le subordina e históricamente sólo la autonomía posibilita
esta doble vocación”.
La
autonomía es el termómetro por excelencia de la salud universitaria y
democrática, del tipo de sociedad que somos y del tipo de Estado que tenemos.
Poder y cultura son antagónicos por definición. El primero existe para
reprimir, controlar y administrar; mientras la cultura es libertaria y
creadora, y necesariamente tiene que ser crítica y utópica. Unos administran y
usualmente se benefician del presente; pero las Universidades y la cultura
crean el futuro y posibilitan la utopía.
Como
observaba Nietzsche, Estado y Cultura viven en permanente oposición radical.
Universidad
y Poder siempre han entrado en conflicto, lo que no significa que no puedan y
deban colaborar. En el fondo, Sociedad y Estado, terminan siendo sinónimos. En
Venezuela estamos urgidos de esta colaboración y diálogo necesario, para asumir
la tarea urgente de una nueva Ley de Universidades, de manera concertada,
participativa, plural y democrática, que refleje, asuma y garantice el
cumplimiento pleno del artículo 109 de la Constitución, es decir la autonomía
plena para todas las Instituciones Universitarias. Esta nueva ley además debe
propiciar la reforma inteligente del sistema, de manera gradual y progresiva,
al mismo tiempo que se promulguen y asuman las políticas necesarias, en el
orden socio-económico para garantizar la estabilidad material del trabajador universitario: obreros,
empleados y profesores, así como los presupuestos adecuados, no tanto para
soportar un gasto corriente que evidentemente está distorsionado, sino para la
inversión creativa.
Libertad, Autonomía y Universidad son
sinónimos. Frente a las diversas y múltiples amenazas apocalípticas del siglo
XXI —el futuro siempre es así, amenazante y esperanzador al mismo tiempo—, se
hace imperativa una nueva utopía universitaria desde las nuevas humanidades o
un nuevo humanismo desde las ciencias sociales en función del pensamiento
crítico, en un diálogo abierto de saberes y experiencias.
La reivindicación de la Universidad
«esencial y eterna» frente a tantas limitaciones y desviaciones asumidas es
entender que, en los últimos mil años, la historia de las universidades es la
historia de la humanidad y viceversa. Cada época tiene su Universidad y sus
Humanidades y su tecno-ciencia, es el horizonte histórico y cultural por
excelencia, que define y hace posible una conciencia en desarrollo y permite la
noosfera intelectual y técnica que define y propicia el progreso humano y
alimenta nuestras esperanzas inmanentes.
En la confusión de los últimos
tiempos, y particularmente en nuestro país, se ha confundido de manera
deliberada para propiciar la manipulación política, la identidad de la
comunidad académica con la comunidad laboral. La Universidad, primordialmente
es una comunidad profesoral, ya que éste como profesor profesa una fe, un saber
a crear y a comunicar y como maestro crea y domina un saber —«profesa un
conocimiento con maestría», como insiste Derrida—, dirigido u orientado a los
estudiantes, los cuales en el proceso del aprendizaje y el conocimiento como
diálogo y alteridad contribuyen al acto creador de la verdadera educación, un
crecimiento en acompañamiento de tipo existencial e instrumental, y a una
sociedad o entorno que no se agota en lo local ni en lo nacional, sino que es
global y universal, pero cuyos problemas específicos o propios demandan nuestro
interés u ocupación teórico-práctico. La Universidad es conocimiento sin dogmas
y a ello debe responder la autonomía para el gobierno de la Universidad, de la
comunidad académica, de la organización de los estudios, de las relaciones
hacia afuera así como el financiamiento y la administración no pueden estar
condicionados sino a la identidad y los fines de la Universidad.
La
Universidad siempre se conjuga en futuro y la Universidad del futuro ya está
aquí. El desafío principal del siglo XXI para las universidad es la ambigüedad
e insuficiencia del saber acumulado o la falta de discernimiento frente a la
impresionante cantidad de información acumulada y transmitida, así como los
límites del conocimiento por venir, o, como dice Derrida, con humor e ironía,
“tómense su tiempo pero dense prisa en hacerlo pues no saben ustedes qué les
espera”.
En
consecuencia y como conclusión, quisiera dejar bien claro que los
universitarios sólo pedimos un diálogo respetuoso, plural y creativo. En segundo lugar, la vigencia plena de la
Constitución y, en particular, del Art. 109.
Igualmente, se hace urgente y necesario
una nueva Ley de Universidades producto del diálogo y la concertación
respetuosa entre todos los sectores de la vida social y política. Una Ley que propicie reformas necesarias para
que la universidad venezolana siga siendo “un baluarte para el desarrollo
humano y social del país” como lo expresara recientemente y de manera elocuente
la Conferencia Episcopal Venezolana (CEV).