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LA LIBERTAD, SANCHO, ES UNO DE LOS MÁS PRECIOSOS DONES QUE A LOS HOMBRES DIERON LOS CIELOS; CON ELLA NO PUEDEN IGUALARSE LOS TESOROS QUE ENCIERRAN LA TIERRA Y EL MAR: POR LA LIBERTAD, ASÍ COMO POR LA HONRA, SE PUEDE Y DEBE AVENTURAR LA VIDA. (MIGUEL DE CERVANTES SAAVEDRA) ¡VENEZUELA SOMOS TODOS! NO DEFENDEMOS POSICIONES PARTIDISTAS. ESTAMOS CON LA AUTENTICA UNIDAD DE LA ALTERNATIVA DEMOCRATICA

viernes, 27 de enero de 2012

PABLO PÉREZ EN LOS ANÁLISIS DE THAELMAN URGELLES

Ser un gerente, con una obra que mostrar, gobernador del estado Zulia, el más importante y poblado del país, donde la oposición está consolidada como clara mayoría,y su lanzamiento como candidato por tres de los principales partidos de la oposición se mostró como un serio desafío al liderato que hasta ese momento tenía Henrique Capriles Radonsky. ¿Será todo eso suficiente para llevar a Pablo Pérez a encarnar la candidatura de oposición el 7 de octubre próximo?...
BIOGRAFÍA
La supuesta ventaja de Pablo Pérez Álvarez al poseer, junto a su tocayo Medina, una imagen de hombre de pueblo frente a la imagen “sifrina” del resto de sus oponentes, se ve considerablemente compensada por sus escasos antecedentes como fajador en la dura arena política de los últimos años. Pérez no puede mostrar heridas de batalla como el juicio y prisión de Capriles Radonsky, la inhabilitación de Leopoldo, los juicios contra María Corina y Súmate, la salvaje expropiación contra Diego Arria, el intenso protagonismo de todos ellos en calles y tribunas públicas, así como la muy extensa trayectoria de lucha política y social de Pablo Medina. Su biografía política personal es, para resumir, un tanto exigua.
Aunque su linaje político es el más antiguo entre todos los precandidatos. Su más extensa biografía, cuasi oficial, publicada en Internet, narra de una abuela adeca – doña Amalia Herrera de Pérez- quien en Maracaibo organizaba reuniones clandestinas durante la dictadura de Pérez Jiménez. Su padre, el abogado zuliano Pablo Pérez Herrera, fue dirigente de Acción Democrática en ese estado, donde ejerció importantes cargos de gobierno y al que representó por un período en el Congreso de la República, en 1968. El doctor Pérez y su esposa Juanita Álvarez son incluso compadres de bautismo de Carlos Andrés Pérez, cuyos nombres y apellido son ostentados por su ahijado, un hermano menor de Pablo. Algunos atribuyen esa relación de ahijado con CAP al propio precandidato, algo que no ha sido suficientemente desmentido y que de ser cierto le daría otra coincidencia con Chávez, quien arrastra la conseja de que su segundo nombre le fue asignado en honor a su padrino Rafael Caldera.
Pablo Martín Pérez Álvarez nació en Maracaibo, estado Zulia, el 19 de agosto de 1969. Zuliano de varias generaciones aunque una de sus estirpes es andina, de la etnia indígena timoto-cuica, procedencia muy favorable de cara al proyecto de oponer a Chávez un gallo de su misma casta. Según Pérez, su abuelo andino vino al Zulia, como miles de campesinos venezolanos, en busca de un puesto de trabajo en la industria petrolera que se expandía en la región. Al abrigo de la cosecha petrolera, la familia de origen proletario pudo ascender pronto a la clase media, concretamente con el título de abogado de Pablo Pérez Herrera. Ello permitió que Pablo y sus hermanos recibieran educación en uno de los mejores colegios católicos de Maracaibo, donde destacó en los estudios y en la práctica del béisbol y el baloncesto, algo muy común en el muy deportivo estado Zulia y afín con la contextura atlética del joven.
La referida biografía habla de un adolescente vocación sacerdotal, la cual por lo visto fue desechada por otras opciones profesionales. Dado que en los colegios privados no suele permitirse la actividad política, el estudiante Pablo Pérez sólo pudo cumplir el mandato de toda familia venezolana politizada, al comenzar sus estudios de derecho en la Universidad del Zulia: inmediatamente se inscribió en la juventud de Acción Democrática, lo que le permitió ocupar posiciones de representación en el Centro de Estudiantes de la Facultad, en la directiva de la FCU y como Responsable Universitario de AD. Ello no le impidió continuar con la vocación deportiva, a esas alturas como dirigente en organizaciones de baloncesto.
Al egresar en 1994 como abogado de LUZ, Pablo Pérez Álvarez era lo que se llama “un excelente muchacho”. Debemos sin embargo, para ser justos, mantener la mirada exigente que hemos tenido hacia los demás precandidatos, y en tal sentido observar que entre el grado de bachiller de Pérez y el de abogado mediaron 8 años. Las razones no divulgadas de ello podrían remitir a algún viaje, enfermedad o algún otro tipo de problemas o proyectos personales, pero no es ocioso suponer que el joven activista político haya sufrido en esos años el mismo síndrome de “estudiante profesional” que suele afectar a muchos de sus congéneres en las universidades públicas del país.
Lo cierto es que luego de su grado ya estaba en las lides gremiales, en el Colegio de Abogados del estado Zulia, donde fungió como Secretario y luego Vicepresidente. Y muy pronto -en 1995, a los 26 años- unió su destino profesional y político a la figura de Manuel Rosales, quien acababa de asumir su primer período como Alcalde de Maracaibo. No es injusto decir que la carrera política y pública de Pérez se ha desarrollado a la sombra del fulgurante éxito que tuvo en el Zulia Manuel Rosales, a partir de 1990.
Ha sido como eficiente y leal colaborador y luego, como heredero de las posiciones que fue dejando Rosales en su ascendente carrera (y luego en su circunstancial declive) que Pablo Pérez construyó su ascenso político, primero en la región zuliana y ahora en escala nacional. Y no debe haberle sido fácil ocupar tales espacios, en un contexto como el zuliano, pleno de profesionales y activistas políticos competentes y hábiles para el manejo político. Basta con revisar el equipo de gerentes públicos y operadores políticos que han acompañado a Rosales en los 15 años de sus ejecutorias para respetar a quien en poco tiempo, y con menor edad, logró colocarse como el segundo de a bordo en el proyecto.
Es larga la lista de posiciones administrativas y gerenciales zulianas ocupadas por Pérez en el gobierno zuliano. No viene al caso enumerarlas, pues están en todos sus resúmenes biográficos. Baste señalar que van desde la más modesta -asesor jurídico en el Concejo Municipal de Maracaibo- hasta la elevada secretaría general de gobierno del estado, antesala de su elección como gobernador. Todo ello en pocos años, lo cual da cuenta de una sobresaliente capacidad para la gerencia pública, aunque su rápido éxito también supone que no ha sido un minusválido en el forcejeo palaciego.
A partir de su ingreso a la administración pública, no hay en este currículum mayores logros de carrera político-partidista. Al parecer el joven abogado se concentró en el ejercicio eficiente de sus cargos públicos antes que a las tareas político-organizativas. Recuérdese que, ya a principios de los años 2000, Rosales se distanció de AD y poco después fundó la organización regional UNT; en tal proceso participó sin duda Pérez, pero no se lo visualiza como uno de los activistas principales. Salvo demostración en contrario, la imagen que tenemos de Pablo Pérez es la del administrador que cuidó la bodega mientras Rosales y sus lugartenientes construían el partido, producían las victorias electorales y gestaban el salto a la arena nacional. El valor de esta suplencia debió ser decisivo en 2006, cuando Rosales debió dedicar más de la mitad del año a la precampaña y campaña presidencial, como abanderado de la oposición.
(En las recientes afirmaciones hemos empleado un tono supositivo, dado que no hemos entrevistado a nadie ni consultado otras fuentes que las disponibles para cualquier venezolano común. No hemos asumido estos análisis como una investigación histórica sino como ensayos de reflexión ciudadana, a partir de la observación cotidiana de la realidad).
En 2004, Pablo Pérez es designado por Un Nuevo Tiempo como candidato a la alcaldía que 4 años atrás había dejado el jefe del movimiento. Es sin duda un logro político importante, obtenido –siempre según nuestra suposición- más por su prestigio como gerente público que por sus habilidades para manejarse dentro del aparato. Insistimos en esta circunstancia, porque ella nos va dibujando el ascenso de una figura política que corresponde a una nueva y aun larvada Venezuela: aquella donde la fuerza de las capacidades, de los logros concretos, tiende a privar sobre el tradicional juego de maniobras internas dentro de los partidos. En las formas políticas previas –que sin duda se mantienen vivas, pero agonizan ante el empuje de una ciudadanía cada vez más despierta y exigente- una selección de este tipo recaería directamente en un adlátere del jefe partidista de turno antes que en el funcionario adecuado para ejercer el cargo en disputa. Al observar su desempeño posterior a esos años, no dudamos en otorgar ese mérito a Pablo Pérez.
No le alcanzaron, sin embargo, para vencer en su primera confrontación electoral de envergadura. Enfrentado al alcalde en ejercicio Giancarlo Di Martino -electo en el 2000 como candidato de UNT, pasado luego al campo oficialista, y uno de los pocos de ese sector, junto a Henry Falcón en Barquisimeto, que ofrecía una obra municipal respetable- resultó derrotado en una elección muy reñida, cuyos resultados debieron esperar el día siguiente de las votaciones. El escaso conocimiento que había de su figura, más el ventajismo y las manipulaciones habituales en favor de los candidatos oficiales, privaron para el resultado adverso, que el mismo Pablo ha reconocido como un momento muy doloroso de su carrera.
Redimensionado políticamente por su buen desempeño electoral, es designado por el gobernador Rosales como Secretario General de Gobierno. El resto de la historia es más conocida: Rosales es designado candidato de oposición para las presidenciales de 2006, Pablo cubre su retaguardia mientras hace la campaña, Rosales regresa al Zulia tras su derrota frente a Chávez y no puede lanzarse a la reelección en 2008. Entonces se lanza es a la Alcaldía de Maracaibo y Pablo Pérez es designado candidato a la gobernación. Ambos ganan sus contiendas, aunque Manuel Rosales, a pocos meses de asumir la Alcaldía más grande el país debe abandonarla e irse asilado ante acusaciones de corrupción que, desde el gobierno, lo amenazaban con juicio y cárcel.
UNA PRE-CANDIDATURA TARDÍA
A partir de la candidatura presidencial de 2006, Un Nuevo Tiempo se dimensionó como partido nacional. Recibió en sus filas a dirigentes y militantes de diversos cauces partidistas: ex-masistas de la corriente de Petkoff, quienes anduvieron varios de los anteriores años con Francisco Arias Cárdenas, disidentes de Acción Democrática (de hecho Rosales también lo fue) y la corriente que bajo el liderazgo de Leopoldo López se había escindido de Primero Justicia. En las elecciones regionales de 2008 y en las parlamentarias de 2010 el partido se consolidó como una de las tres organizaciones más votadas nacionalmente, aunque resulta visible que el mayor porcentaje de esta fuerza electoral sigue concentrado en la región zuliana.
Tras la persecución judicial contra Rosales y su salida del país Pablo Pérez heredó, además de la gobernación más grande de Venezuela, la vocería pública nacional de UNT; y algo más importante: el estatus de un posible candidato presidencial con enormes posibilidades de encabezar a la oposición. Hubo ciertamente bastante forcejeo para la toma de esa decisión por el partido; al parecer Rosales sigue siendo allí el dueño del bate y la pelota y además conserva una estructura de lealtades que hicieron bastante disputada la decisión. Desde afuera se percibió que los sectores de reciente integración al partido se inclinaban mayormente por Pablo y los más antiguos –y zulianos- por Rosales. Pensamos que en la decisión final privó la negación de Rosales de regresar al país, tras una serie de amagos que nunca fueron cumplidos. Fue significativo que el anuncio de la decisión de UNT lo hiciera el propio Manuel Rosales, desde Perú o Panamá.
El intrincado y largo proceso interno que condujo a su designación por el partido hizo que la pre-candidatura de Pablo Pérez tuviera un lanzamiento tardío, en relación con la temprana mención del nombre de Henrique Capriles Radonsky por Julio Borges, apenas se conocieron los positivos resultados de la oposición en las parlamentarias de septiembre 2010. El haber corrido solo –aunque sin designación formal- durante los primeros 7 meses de este año le proveyó a Capriles una significativa ventaja entre el electorado opositor, además de sus innegables méritos como alcalde y gobernador eficiente y su positiva figura de político joven, valiente y bien formado.
Pero el lanzamiento tardío no parecía un obstáculo para que Pérez y su equipo remontaran la ventaja que les llevaban Capriles, Primero Justicia y sus aliados. Las características de Pablo en cuanto a hombre de extracción y apariencia popular, con fuerza electoral en el estado de mayor población, su estilo campechano y sencillo, lo hacían merecedor de enormes simpatías entre opositores de toda Venezuela, entre ellos muchas personas de elevado estatus socio-económico: “es el hombre ideal para enfrentar a Chávez –solía escucharse- mucho mejor que los políticos sifrinos de Caracas”.
Pronto comenzó a percibirse un acercamiento natural de Acción Democrática hacia la opción zuliana. Aunque había para ello un problema: Antonio Ledezma ya estaba lanzado como pre-candidato. Importante dirigente de la oposición en estos 12 años, admirado por su sorpresiva derrota al chavismo en la Alcaldía Metropolitana de Caracas y por la valentía y dignidad con la que resistió los atropellos oficiales contra el ente que limpiamente obtuvo. Ledezma posee una impresionante trayectoria en las filas de AD; y aunque años atrás había abandonado al partido, se encontraba en un proceso de franco acercamiento con la casa matriz y goza del afecto y la adhesión de una importante porción de su militancia.
La decisión de AD sobre pre-candidaturas, descartado de principio un abanderado propio, tendría por ello que transitar también un complicado proceso interno, de tal manera que el desenlace no produjera lesiones internas en la organización ni en la relación de ella con el aspirante que no recibiera el apoyo. Ramos Allup manejó el asunto con prudencia y produjo una decisión sin traumas inmediatos, en favor de la opción que ofrecía al partido una mayor posibilidad de victoria en las primarias. Sin ese apoyo capital, Ledezma abdicó de su aspiración con respetable dignidad y se mantiene solidario a todo el proceso, sin apoyar a ninguno de los aspirantes. Mas este nuevo curso decisorio retrasó esta vez el fortalecimiento que AD brindaría a la pre-candidatura de Pablo Pérez.
Luego se añadió el apoyo de Copei, partido que sufre un notable deterioro a causa de una amarga disputa estatutaria. Posteriormente, los de otras organizaciones de menor dimensión, algunas personalidades de relieve en el mundo político de los últimos años y décadas; y finalmente el apoyo de una porción del MAS, tras uno de los aparatosos conflictos internos habituales en ese partido. El frente así configurado ofrece un aspecto bastante atractivo en cuanto a la fortaleza relativa de sus aparatos de movilización electoral, pero al mismo tiempo le confiere a Pérez el aspecto de un “pre-candidato del Sistema de la oposición”. Una condición que se acentúa por el apoyo que le brindan grupos económicos, financieros y mediáticos que hicieron sus mayores haberes a la sombra del Estado, antes de Chávez, y algunos que lo continúan haciendo durante el “proceso bolivariano”.
Esto motivó entre los observadores el debate sobre qué pesaría más en la suerte electoral de Pérez: si la fuerza de votos seguros y la capacidad de movilización que le proporcionaban los partidos aliados, o el peso muerto que significaba -luego de toda el agua que ha corrido aquí en los últimos 20 años- presentarse en las ciudades y pueblos de Venezuela como el candidato de AD, COPEI y el MAS…. Particularmente nos inclinamos por la segunda opción.
ESTRATEGIA Y CAMPAÑA
Concientes de aquel problema, los veteranos políticos que encabezan la alianza han decidido mantener en bajo perfil las siglas partidistas que la componen y centrar todo el esfuerzo propagandístico en la figura del pre-candidato. Esto fue exigido, además, por el hecho de que Pérez no era muy conocido en las regiones del país distintas al Zulia y sus estados vecinos. Los dirigentes partidistas se dedicarían a promover, también de cara a las primarias, a sus propios pre-candidatos a gobernadores y alcaldes. Ello trajo consigo un nuevo problema: el vuelco del activismo más visible de AD y Copei hacia sus propios candidatos regionales y locales ha producido un abandono del aspirante a su propia suerte y a la ayuda de sus colaboradores más cercanos. Siempre como observador distante, nos luce un poco solitario este Pablo Pérez recorriendo el país y tratando de acortar una desventaja que luce a veces congelada y otras en franca expansión.
Si examinamos las páginas Web de AD, Copei y hasta de UNT, encontraremos que la campaña de Pablo Pérez no posee espacios protagónicos en la misma. Casi todas están dedicadas a sus temas partidistas, a decisiones de la MUD y a promover sus propios candidatos locales; Pérez es un issue más, cuando no es inexistente. En la página Web de AD, sección noticias, de fecha 24 de enero de 2012, la primera mención de la campaña presidencial se hace en la página 3 (la noticia 24°, del 16 de diciembre), referida al nombramiento del comando de profesionales y técnicos de AD con Pablo Pérez, en el estado Vargas; un caliche, pues. Luego salta a la página 5, del 18 de noviembre, sobre el debate de los precandidatos en la UCAB. El asunto es similar en la página de Copei y así ocurre, aunque en menor medida, en la página de UNT, su propio partido, donde Pérez es tratado como una noticia más junto a sus compañeros candidatos a otras posiciones: Delsa Solórzano, William Ojeda, Olivares, Blyde, Stalin, suelen encabezar el Home de dicha página con preferencia sobre el candidato. Mientras tanto, Pablo Pérez recorre el interior del país junto a los pre-candidatos a gobernadores y alcaldes de los partidos que lo apoyan; retratándose con ellos, levantándoles las manos, etc. Si esta no es la imagen de una pre-candidatura presidencial utilizada como portaaviones de las opciones regionales y locales, dígase entonces lo que es.
En realidad, es encomiable el papel que está haciendo Pablo en la soledad descrita y ante la carencia de un claro fundamento estratégico. Frente a los nítidos perfiles y líneas temáticas -acertadas o erradas- que han intentado para sus aspirantes los comandos de Capriles, López, Machado y Arria, la campaña de Pérez no muestra un definido rumbo estratégico, ni acciones que luzcan el resultado de decisiones pensadas e investigadas. En principio trataron de centrarse en la indiscutible obra de gobierno desplegada en el Zulia y en una imagen campechana del líder. Esto último fue abortado por la difusión que dio el gobierno de un video donde Pérez quedaba en posición poco elegante. Tuvieron entonces que ir a un perfil más institucional, al cual por cierto responde muy bien el pre-candidato, de quien hay que decir que posee auténticas condiciones para la vocería política de masas y ha hecho un esfuerzo divulgativo digno de elogio. Por lo pronto, nos parece mucho más formado y mejor vocero que Manuel Rosales, a quien hace 6 años le entregamos sin más nuestras banderas democráticas.
Nos sorprende que el comando de campaña de Pérez no haya puesto sobre el tapete una agenda claramente socialdemócrata, correspondiente con la filiación de los partidos que lo integran; porque la agenda demócrata-cristiana posee un contenido programático similar. La socialdemocracia y la DC poseen lenguajes y temas bastante acordes con la necesidad de enfrentar a Chávez en su propio terreno. Y referentes internacionales de éxito que podrían muy bien ser mostrados en una campaña nacional como esta. Si bien es cierto que hoy en Europa estos referentes se encuentran algo devaluados, también lo es que el socialismo radical está absolutamente desprestigiado y Chávez lo manosea a diario con no poco éxito.
Esta omisión en el empleo de las propias herramientas conceptuales ha dado lugar a un asordinamiento de la disyuntiva ideológica que subyace en esta contienda de las primarias. Aunque ella no se ha manifestado con franqueza y su tímida formulación ha sido expuesta en términos muy gruesos, únicamente María Corina Machado la ha venido expresando con creciente claridad. Es un hecho que también Capriles Radonsky y Leopoldo López muestran una faz liberal-modernizadora en lo político y socio-económico. Arria y Medina, desde polos ideológicos opuestos, han decidido ignorar tal aspecto y coincidir en una agenda puramente político-institucional.
Al sugerir que la campaña de Pérez ha debido explotar su perfil socialdemócrata no estamos proponiendo que los pre-candidatos introduzcan en el debate consideraciones sobre los espacios políticos tradicionales: izquierda, derecha, centro… Algo que fue sugerido por Teodoro Petkoff en entrevista con el periodista y escritor Boris Muñoz, cuando declaró que Pablo Pérez es la mejor opción para enfrentar a Chávez por su posición de centro izquierda, frente a la centro derecha encarnada por los otros candidatos. Es un argumento respetable –como todos los de Teodoro- aunque no lo compartimos. Lo que resulta extravagante en un hombre tan lúcido es la conclusión, ante el mismo Muñoz, de que “… si Pablo Pérez no es el candidato este país está jodido".
Con el transcurso de la campaña ,Pablo Pérez ha crecido visiblemente como vocero, tanto en el aspecto programático como en el lenguaje político. Si bien su aparición en el primer encuentro entre los precandidatos pareció un poco ensayada por los asesores, con frases y gestos prefabricados, en los siguientes –y particularmente en el presentado en enero- lució aplomado, convincente y sincero. Igualmente su registro en las giras regionales lo ha mostrado como un conocedor de los problemas de cada estado, un mérito que sin duda comparte con sus asesores partidistas.
En las semanas recientes su discurso está enfatizando dos consignas: tarjeta única y no reelección. Se trata de una línea estratégica pertinente, porque ambas son aspiraciones antiguas del pueblo opositor: la no reelección ha sido un sostenido argumento contra la obsesión continuista de Chávez y la tarjeta única un reclamo de las bases antichavistas, en busca de una identidad más nítida que libere al sector democrático de la mala imagen conservada por los partidos. Sin embargo, pensamos que a estas alturas dichos temas poseen escasa relevancia para la mayoría de los electores; y además, detrás de ellas se percibe muy claro el interés de los partidos que respaldan a Pérez, necesitados de presionar a Capriles Radonsky y a Primera Justicia para que acepten ambas condiciones.
Sería muy grave para estos partidos que, ante el probable triunfo de Capriles el 12-F, este sea presentado para Octubre con tarjetas separadas de cada partido. Ello conduciría a una elevadísima votación para Primero Justicia, con lo cual se despegaría definitivamente en el voto nacional y en su tamaño como partido. En cuanto a la reelección, la perspectiva del triunfo de Capriles en febrero y octubre los lleva a intentar cerrar toda posibilidad de su continuidad por un nuevo período, puesto que ello alejaría las oportunidades de todos los que están prevenidos con miras a 2018 (o antes, si se lograre reducir el período constitucional). Ciertamente, los dos temas son de importancia central para el sector democrático. Pero existen argumentos también serios en contra de la tarjeta única y en favor de una sola reelección.
En primer lugar, algunos argumentan que la tarjeta única era mucho más necesaria para las elecciones parlamentarias, porque permitía ofrecer una identidad más clara y sólida para las planchas unitarias. Pero a ello se opusieron los mismos partidos que hoy la exigen en la vocería de Pablo Pérez, porque en aquel momento les convenía contarse y demostrar su mayor fortaleza frente al resto de los partidos. Ahora que el candidato puede ser de un partido distinto, la tarjeta única llevaría a que todos los gatos sean pardos, evitando que ello se convierta en trampolín para el despegue del partido del candidato ganador. Quienes respaldan tarjetas separadas de cada partido, más una tarjeta unitaria de la MUD, argumentan que tal medida permitiría que el candidato opositor tenga una presencia múltiple y variada en el tarjetón electoral, similar a la que ofrecerá seguramente el candidato Chávez. No es poca cosa este argumento.
En cuanto a la reelección, sus partidarios argumentan que todo presidente requiere dos períodos –de 4 o 5 años- para ejecutar un programa de gobierno coherente. Tal solución ha sido adoptada por casi todo el resto de Latinoamérica, sin mayores problemas; y cuando en Colombia el presidente Uribe intentó alargar a tres sus períodos, funcionó la institucionalidad para impedirlo. Es otro argumento de peso, el cual merece al menos un debate más sosegado y menos circunstancial que el promovido mediante consignas de campaña electoral. En todo caso, la reiteración de estas dos propuestas como consignas de campaña pudiera permitir, a los partidarios de una reelección y de tarjetas múltiples, proclamar que las dos ideas ya fueron desechadas por los electores, en caso de no resultar Pablo Pérez vencedor el 12-F.
Finalmente, cabe comentar el comportamiento de Pablo Pérez y de su comando ante la alianza anunciada por Leopoldo López y Capriles Radonsky. Mientras el comando ofreció una lamentable rueda de prensa teñida de reconcomio y balbuceantes explicaciones, el pre-candidato mostró madurez y tolerancia, al aceptar democráticamente un hecho que ciertamente fortalece a su principal contendiente, y mantuvo el curso normal de su campaña, basada en el incansable recorrido por las diversas regiones del país.
No podemos terminar este análisis sin reconocer que en Pablo Pérez la democracia y la política venezolana ganaron en estos meses un importante baluarte, de cara a la construcción del país que todos soñamos. Aunque no resulte triunfador en la primarias, como luce previsible, su nombre quedará entre los factores a tomar en cuenta para el futuro, en un abanico de probables posiciones donde puede ser útil.
Por lo pronto, proponemos a la ciudadanía movilizada -la que ejerce sus derechos de opinión por los más distintos medios y redes- que insistamos ante la MUD y el partido Un Nuevo Tiempo, en el sentido de corregir la injusticia cometida contra Pablo Pérez en ocasión de ser inscritas las pre-candidaturas a presidente, gobernadores y alcaldes. Aquella que -mediante un reglamento muy discutible, sin primarias y con escasa explicación- designó candidatos a la gobernación del Zulia a la señora Eveling de Rosales y a la alcaldía de Maracaibo al ingeniero Enrique Márquez. De no resultar electo candidato único el 12-F, lo correcto es que Pablo Pérez sea el candidato a la gobernación del Zulia y la señora Rosales a la alcaldía. Vemos con satisfacción que el tema está presente en la opinión zuliana, pero no está demás apoyarlo desde ya, porque sabemos cómo se suelen cocer las habas en nuestra política.
Análisis de otros candidatos realizados:
DIEGO ARRIA http://informe21.com/content/los-an%C3%A1lisis-de-thaelman-urgelles-los-...
MARIA CORINA MACHADO http://informe21.com/content/mar%C3%ADa-corina-machado-en-los-an%C3%A1li...
PABLO MEDINA http://informe21.com/content/los-an%C3%A1lisis-de-thaelman-urgelles-los-...
Próximo análisis: HENRIQUE CAPRILES RADONSKY
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ZENAIR BRITO CABALLERO: “VENDEDORES DE ILUSIONES Y SUEÑOS”

Desde siempre, en fines de semana soleados y nutridos de personas, a parques y  plazas citadinas, rebosantes de astucia y mañas se asoman locuaces personajes que arman rueda, para quitarles las monedas a señores y señoras curiosas, a muchachos ingenuos, a dependientes irresponsables, y a señores de experiencia.
Es una ronda en la que todos caen porque la palabrería cautiva, porque la mercancía deslumbra, porque la aglomeración impide ver de lejos, y porque la inercia de la rueda arrastra hacia el interior de un escenario en el que todo se transforma para que nada pase.
Transcurren las horas, los pisotones se intensifican, la fetidez se consiente, la conciencia se amodorra, el espíritu se aleja, y los cuerpos desfallecen sobre los cuerpos mientras los encantadores se alejan con los turbantes llenos.
Al atardecer, o mucho antes del atardecer, los espectadores se santiguan y se lamentan porque ninguno presenció el momento crucial en que las serpientes, que tampoco nadie vio, al sonido de flautas buchonas se irguieron sobre sus colas y se transformaron en flecos de seda multicolor.
Siempre ha sido así, y siempre será así porque la historia de los pueblos y de las ciudades se nutre de leyendas que inspiran leyendas.
No es que las literaturas orientales, tan culebreras ellas, ni las fantásticas realidades del trópico, preñadas de trágicos anuncios, se tejan al cuello de los miserables para hacerlos más miserables, a los brazos de los ineptos para hacerlos más ineptos, y a la estupidez de los ilusos para hacerlos más ilusos.
Lo que sucede es que el narcótico de la facilidad, la harina de trigo tostada, esa que tanto  sirve para nutrir infantes como para cebar verracos, el paternalismo infame que pedalean los de la izquierda para tener burocracia aunque ganen los de la derecha, el  pérfido contractualismo del voto pago, han menguado las instituciones, socavado la democracia, prostituido la política, y oprimido al pueblo.
A quienes debieran levantar la voz para decir justicia los mandan a doctorarse al otro lado del mundo, a quienes debieran dar ejemplo de dignidad los colocan en una consejería cualquiera, a quienes debieran ir a prisión los enaltecen como controladores del quehacer social, a quienes debieran perder la investidura les elevan la curul hasta los estrados directivos.
El triste despertar de los parroquianos que no vieron el encantamiento de las serpientes no es simple parodia de la historia nacional, es la cruda verdad,  muchas  veces repetida, porque la noria de la corrupción colectiva, de tantas vueltas que ha dado, molió el concepto de rectitud administrativa, desajustó los ejes de la solidaridad social, deformó las guías del engranaje jurídico, perturbó la lógica ciudadana, y se transformó en un mecanismo aplastante que va pendiente abajo sin rumbo conocido.
En momentos en que empiezan a descifrarse previsibles divergencias dentro de las alianzas opositoras, se necesita la irrupción de fuerzas políticas con sentido de responsabilidad  pública y vocación de poder, que verifiquen el cabal cumplimiento de programas expuestos durante la campaña electoral y estructuren veedurías enfocadas a derrotar el engrase de aparatos pensados y armados para exprimir la hacienda pública.
britozenair@gmail.com
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ELINOR MONTES: PÉRDIDA DE LA NOCION DEL ROL DE REPRESENTANTE

Para constituir una gran fuerza es imperioso un discurso que se identifique con los sentimientos y aspiraciones del 85% de la gente que necesita vivir en paz.
La realidad totalitaria se evidencia sistemáticamente a pesar de la hegemonía comunicacional y la desinformación, basta con analizar cualquier suceso para verla. Tomemos como ejemplo el enfrentamiento de María Machado contra la jefatura. En una democracia lo usual es que los representantes de la gente en el parlamento no sólo controlen al presidente sino que con toda libertad cuestionen lo que está mal en su gestión, pero como desde 1999 no estamos en democracia, la cohabitación entre el régimen y la dirigencia democrática más preocupada por su supervivencia que por el restablecimiento de la democracia, ha acostumbrado a la gente al silencio cómplice de quienes se supone representan a la oposición, al punto de qué decirle las verdades a la jefatura en eso que llaman Asamblea Nacional se ha convertido en un acto de heroísmo.
La sumisión es tal que cualquier resistencia de la gente ha sido anulada por unos y otros, lo cual incluye hasta el artículo 350 de la “Bicha” que ha sido transformado en un artículo “golpista”, de manera tal, que el derecho a desconocer cualquier régimen, legislación o autoridad que contraríe los valores, principios y garantías democráticas o que menoscabe los derechos humanos es visto como antidemocrático, por lo que la gente debe aceptar pacíficamente la violación sistemática de todos sus derechos humanos. 
Aquí se perdió la noción del papel que corresponde a quien es “elegido” para representar a la gente, como es la defensa de la dignidad de la persona humana en todo momento y en cualquier escenario en el que se esté.
Un representante de la gente que ejerza su rol con ética no negocia derechos, ni acepta que en aras de una supuesta igualdad se sacrifique la justicia, la libertad y la paz. Responsabiliza a quien tiene que responsabilizar, denuncia lo que tiene que denunciar, informa en vez de desinformar, no legitima leyes totalitarias ni elecciones fraudulentas, en fin, como viene diciendo Constanza Espinel desde el 2002 “es la voz de los que no tienen voz”.
La dirigencia democrática toda tiene que asumir su rol histórico de anteponer el interés de la gente a su interés particular, de luchar por el respeto de los derechos humanos conculcados por el régimen, de guiar a su ejército a la victoria en esta batalla por el restablecimiento de la República, la justicia, la igualdad y con ello la liberación de nuestra patria.
Para constituir una gran fuerza, lograr el indispensable cambio estratégico y motivar al 85% de la gente a tomar las armas de la verdad y la justicia es imperioso un discurso que se identifique con sus sentimientos y aspiraciones de vivir en paz.
Esperamos de ustedes coraje, resteo con la gente y sabiduría.
elmon35@gmail.com

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ANTHONY GREGORY: POR QUÉ LA IZQUIERDA LE TEME AL LIBERTARIANISMO

Las críticas izquierdistas al libertarianismo se han incrementado últimamente, una fenómeno que justifica una explicación. Nosotros, los libertarios, podríamos justificadamente hallarla bastante confusa. Durante décadas hemos considerado que nuestra batalla estaba mayormente pérdida, al menos en el corto plazo. Somos una minoría pequeña y relativamente carente de poder. El Estado ha causado estragos, expandiéndose virtualmente en casi todas direcciones a lo largo de toda mi vida y la de mis padres. No obstante, casi todas las semanas nuestra amada filosofía de no-agresión está sujeta a una crítica despiadada, relativamente bastante leída, de parte de ciertos progresistas. En la superficie, parece al menos tan mal encausada como la histeria derechista respecto de los marxistas durante la Guerra Fría. Pero al menos el marxismo era el supuesto dogma de la Unión Soviética, un régimen con miles de ojivas nucleares listas para ser lanzadas. ¿Por qué entonces tanta preocupación por tan poca cosa?
Podríamos recorrer todas estas críticas línea por línea y exponer los numerosos errores fácticos y las groseras malas interpretaciones, ya sean hipócritas o no intencionadas. Pero podría ser más útil preguntarnos, ¿Por qué todo este énfasis en la supuesta amenaza demoníaca del libertarianlismo en primer término?
No hace mucho Jacob Weisberg declaraba el fin del libertarianismo en la publicación Slate. ¿La hora de la muerte? El colapso financiero, que demostraba que nuestra “ideología no tiene ningún sentido”. Menos de tres años después, la misma publicación en la web está exponiendo “la estafa de la libertad”: “Con el libertarianismo por todas partes, es difícil recordar que apenas en una fecha tan reciente como la década de 1970, no se lo hallaba por ningún lado”.
Gracioso, pensaba que el liberartarianismo estaba muerto. Ahora resulta que es una estafa insidiosa digna de múltiples artículos exponiendo el peligro que se esconde debajo de la fachada. En 28 meses, nuestra difunta ideología ha resucitado en una amenaza omnipresente.
Si solamente fuera eso. Pese a la histeria de los izquierdistas de que el libertarianismo está penetrando a los Tea Party, definiendo la política republicana, y es central al mensaje expuesto por Glenn Beck, esto es algo que está tan alejado de la verdad, un delirio tan paranoico, que hace que los bocetos más incoherentes de Beck sobre su notoria pizarra luzcan en comparación como un análisis político plausible y sensible.
El gobierno se torna más grande cada día y cada año, no importa cómo lo mensuremos. Hay más leyes, más policías, más presos que nunca. El imperio y el poder presidencial han venido aumentando desde hace décadas. El gasto se ha incrementado en todos los niveles. Nuevas burocracias, edictos, programas sociales, y prohibiciones surgen constantemente. Prácticamente ninguna regulación es jamás derogada—sí, allá por la década de 1990, Clinton firmó una desregulación parcial de ciertas prácticas bancarias (con la oposición de Ron Paul, ya que era falsa, para empezar), que no tenía nada que ver con la crisis financiera y sin embargo se la culpa por todos los problemas económicos que tuvieron lugar en la última década. Sí, allá por la década de 1980, Reagan redujo las tasas impositivas marginales a la vez que aumentó otros tributos y se posicionó para duplicar el gobierno federal, y, de acuerdo con los socialistas, desde entonces hemos estado en una espiral de laissez-faire. Pero cualquiera que realmente piense que el libertarianismo ha sido dominante en este país claramente tiene muy poca comprensión de qué es el libertarianismo—o está totalmente alejado de la realidad.
Weisberg se equivocó en 2008 cuando predijo la desaparición de nuestra filosofía tras una época de gran influencia, y el escritor compañero de ruta enSlate se equivoca ahora cuando piensa que la ve por todas partes. Es revelador, sin embargo, que cuando eligen ir tras los conservadores del Tea Party, los “think-tanks” de Washington D.C., y el ala derecha del Partido Republicano, por lo general no atacan a estas personas por sus muchas opiniones anti-libertarias (opiniones a las que la izquierda dice oponerse también): Su amor por el Estado policiaco, su apoyo a la guerra contra las drogas, su desprecio por la Cuarta Enmienda, su comodidad con la tortura, su satanización de los inmigrantes y extranjeros, y, sobre todo, su inquebrantable afición militarista. No, estas posiciones, si bien pasadas de moda en algunos círculos socialistas, están al menos dentro de los parámetros respetables del debate. Pero si algún conservador alguna vez mencionó la Décima Enmienda de manera favorable, cuestionó la legitimidad del Estado de Bienestar, o dijo tal vez que el déficit presupuestario debería ser recortado por lo menos un tercio este año—¡que horror! Esto va mucho más allá de los límites de la discusión razonable.
Y, da la casualidad que estas son posiciones que los libertarios hallaríamos de alguna manera agradables, y así vemos que el verdadero problema con Glenn Beck no son sus coqueteos con el fascismo y el militarismo; es la extraña manera en que se pregunta en voz alta si el gobierno se ha vuelto un tanto demasiado grande y podría representar una amenaza para la libertad. Los conservadores populistas no son expuestos por ser proteccionistas—eso es tolerable—sino en cambio por aferrarse a sus armas y el localismo. Los expertos en políticas neolibertarias no son atacados por ser blandos sobre la guerra sino por ser demasiado duros con el Estado.
El hecho es que la mayoría de los socialistas odian y temen al libertarianismo más de lo que se oponen al conservadurismo moderno. Tiene sentido. En primer lugar, los conservadores y los socialistas parecen estar de acuerdo en el 90% de los temas, ciertamente en comparación con las opiniones de los libertarios principistas. Todos ellos son partidarios de contar con fuerzas armadas fuertes. Nosotros tendemos a desear abolir los ejércitos permanentes. Todos ellos consideran que la policía necesita más poder—para acabar con las armas, si usted es un socialista, y para acabar con las drogas, si usted es un conservador. Nosotros los libertarios creemos que la policía tiene demasiado poder y coqueteamos con la idea de acabar con ella por completo. Los conservadores y los socialistas desean todos mantener intactos el Medicare, la Seguridad Social, y las escuelas públicas, con pequeños ajustes. Nosotros vemos a estos programas como lo que son: programas autoritarios y regresivos de la clase parasitaria para controlar a los jóvenes y fomentar los conflictos inter-generacionales.
Segundo, el conservadurismo es una oposición mucho mejor para que los socialistas lo ataquen que el libertarianismo. Ellos pueden lidiar con la amistosa rivalidad entre fascistas y socialistas. Con el Estado central como su punto de confluencia, los dos campos disfrutan de proferirse insultos el uno al otro, jugar juegos de guerra culturales, compitiendo por el poder, haciendo lo que pueden para expandir al gobierno sabiendo que incluso si perdiesen el control, éste eventualmente regresará a ellos.
Esto podría explicar por qué cuando los izquierdistas condenan el conservadurismo por sus hipócritas reclamos al libertarianismo, rara vez prosiguen afirmando que el verdadero libertarianismo sería en realidad preferible. Por el contrario, el argumento suele ser el de que dado que los conservadores después de todo son colectivistas, deberían encariñarse con el sabor del colectivismo socialista adoptado por los demócratas. La izquierda afirma correctamente que la derecha no abraza a la genuina libre empresa, sino al socialismo para los ricos, y que la derecha no está en verdad a favor de un Estado pequeño, no cuando este viene a imponer sus valores. ¿Pero entonces la izquierda concluye que el libertarianismo no es tan malo, después de todo? No usualmente. Porque al final, cuanto más anti-gobierno es la derecha, más es una amenaza para el proyecto de la social democracia y el militarismo humanitario de la izquierda.
Pero el libertarianismo, aunque débil su influencia hoy en día, es una amenaza mucho mayor en el largo plazo para la izquierda que cualquier forma de conservadurismo, y los intelectuales de izquierdas lo perciben aún cuando no pueden explicar por qué. El izquierdismo, lo sepan o no, es una permutación distorsionada de la tradición liberal clásica. La izquierda estatista pactó con el diablo—el Estado-nación, la autoridad centralizada de la clase más rapaz—supuestamente con el objetivo de acelerar la liberación del hombre común y la nivelación del campo de juego. Más de un siglo después de que los progresistas y socialistas distorsionaron al liberalismo en una ideología anti-libertad y pro-Estado, ven que han hecho del mundo un gran descalabro y que, como ellos mismos se quejan, la desigualdad social persiste, el corporativismo florece y las guerras se propagan. Como los principales arquitectos políticos del siglo 20 en Occidente, no tienen nadie a quien culpar sino a sí mismos, por lo que nos toman por blanco—a los verdaderos liberales, aquellos que nunca dejan de lado el auténtico idealismo liberal, que aman la dignidad y los derechos individuales de cada hombre, mujer o niño, independientemente de su nacionalidad o clase, y aborrecen la violencia estatal y el autoritarismo coercitivo en todas sus formas.
Pero Barack Obama es realmente lo que ha hecho que la ilusión de la izquierda liberal cediese ante el peso de su propia absurdidad. Aquí tenemos al perfecto modelo de la izquierda liberal socialdemócrata. Derrotó a la centrista Hillary Clinton y luego ganó las elecciones nacionales. Tuvo un Congreso demócrata durante dos años. Tuvo capital político a raudales en virtud de continuar a una completamente fallida e impopular administración republicana. El mundo le dio la bienvenida. El centro lo vitoreó. ¿Y qué hizo?
Arrojó dinero con pala a los EE.UU. corporativos, los bancos y los fabricantes de automóviles. Abogó por los rescates financieros de las mismas empresas de Wall Street a las que sus partidarios culparon por el colapso financiero. Eligió el CEO de General Electric para supervisar el problema del desempleo. Designó a los clientes habituales del corporativismo estatal para cada rol importante en la planificación centralizada de las finanzas. Después de garantizar una nueva era de transparencia, condujo todas sus actividades regulatorias detrás de un manto de silencio sin precedentes. Planeó su esquema de atención de la salud, la joya de la corona de su agenda doméstica, en alianza con las compañías farmacéuticas y aseguradoras.
Continuó la guerra en Irak, extendiendo incluso el cronograma de Bush con el objetivo de permanecer más tiempo que el planeado por la anterior administración. Triplicó la presencia de los EE.UU. en Afganistán y luego le tomó más de dos años anunciar una eventual reducción para retrotraerla a sólo el doble de la presencia de Bush. Amplió la guerra en Pakistán lanzando ataques con aviones teledirigidos a un ritmo vertiginoso. Comenzó una guerra con pretextos falsos en Libia, cambiando las reglas de juego y haciendo todo esto sin la aprobación del Congreso. Bombardeó Yemen y mintió al respecto.
De manera entusiasta aprobó escuchas telefónicas no autorizadas, la remisión de sospechosos a países extranjeros para su interrogatorio, la Ley Patriota, el abuso en las prisiones, la detención sin juicio, violaciones al hábeas corpus, y s repugnantes medidas de seguridad invasivas en los aeropuertos. Deportó a más inmigrantes que Bush. Incrementó el financiamiento de la guerra contra las drogas en México. Invocó la Ley de Espionaje más que todos los presidentes anteriores juntos, torturó a un denunciante, y reclamó el derecho de matar a cualquier ciudadano de los EE.UU. de manera unilateral en la tierra sin siquiera un voto de aprobación del Congreso o un encogimiento de hombros de los tribunales.
Los liberales de izquierda que apoyan a este criminal de guerra y cómplice de Wall Street han hecho su elección: es mejor tener al militarismo y al Estado policiaco, con tal que ello signifique un poco más de influencia sobre la política nacional, aún si ella también se ve comprometida por la interferencia corporativa, que el hecho de adoptar una agenda radical contra la guerra que pudiese complicar sus aspiraciones domésticas.
Nuestros críticos se quejan de que los Estados Unidos se han “movido hacia la derecha” en las últimas tres décadas, y eso supuestamente incluiría al historial de Obama hasta ahora, el cual parece mayormente un tercer mandato de Bush. Sin embargo, ni una sola de las atroces políticas mencionadas es aceptable para los libertarios. Todas ellas son un anatema para los libertarios. Y también lo son casi todas las políticas emprendidas en las últimas tres generaciones. Y seguramente, esto es válido sobre todo para las guerras. Los pocos honestos de la izquierda lo reconocen. Como lo expresa el iconoclasta Thad Russell:
Soy un hombre de izquierdas. Fui criado por los socialistas en Berkeley. Siempre he sido de izquierdas. Me topé con Antiwar.com hace unos tres años. . . . Esto es lo que la izquierda debería estar haciendo. Esto es lo que la izquierda debería estar diciendo. . . . Libertarios como Antiwar.com, como Ron Paul, han sido las principales voces del movimiento contra la guerra. Ellos han sido los más principistas, los más consistentes, sin importar quién es el presidente. Ellos han estado diciendo una y otra vez: “Estas guerras son desastres El imperio debe terminar”. Y la izquierda los rechaza porque creen que son cómplices de las corporaciones o son racistas o no se preocupan por la gente. ¿Cómo podrían no preocuparse por la gente si son las principales voces contra la matanza de personas en nuestro nombre?
Ciertamente, si en verdad no nos preocupamos por la gente, ¿por qué los libertarios desperdiciaríamos tanto tiempo librando lo que a menudo parece ser una batalla sisifeana? ¿Por qué tan solo no presionamos por contratos federales en Washington? ¿Por qué no conseguimos puestos en el gobierno y vivimos de los contribuyentes? ¿Por qué no ignoramos por completo a la política, en lugar de preocuparnos día y noche por las políticas opresivas cuyos efectos directos son más a menudo soportados por otras personas? El hecho es que el libertarianismo es un sistema ético cuyo descubrimiento tiende a compeler a quienes se adhieren a él a luchar—y mayormente no a favor de sí mismos, sino por la libertad de sus semejantes, de perfectos desconocidos.
Por desgracia, la mayor parte de la izquierda no se centrará preferiblemente en el 98% de la agenda de Obama que se asimila a la de George W. Bush, incluidos todos los excesos de la guerra contra el terror que condenaron durante siete años. O cómicamente atribuirán el historial de Obama que se asemeja al de Bush como parte de la “cultura del individualismo” de la cual los libertarios somos de alguna manera responsables. Al libertarianismo, comprenda usted, se lo puede encontrar en la Casa Blanca de Obama tanto como asecha detrás de cada Bush. Usted puede expandir el gobierno en todos las áreas pero si dice algo bueno sobre el mercado o reduce los impuestos en un par de puntos porcentuales, de todo lo malo que suceda en su vigilia será culpable el libertarianismo.
Ya sea por una mala orientación intencionada o no, estos izquierdistas colocan sus animadversión sobre aquellos que se atreven a pensar que un gobierno federal de casi cuatro billones de dólares (trillones en inglés) es demasiado grande, culpando a los republicanos por ser demasiado libertarios y culpando a los libertarios por ser demasiado idealistas o egoístas. Incluso van tras Ron Paul, que siempre ha prometido reducir de inmediato el Estado beligerante y la guerra contra las drogas, mientras que es más gradualista respecto del Estado de Bienestar. Incluso lo atacan por su heroica postura sobre la legalización de la heroína. ¿Por qué? Ellos tienen que cuestionar la idea misma del libertarianismo, incluso si ello significa asestarnos un golpe por las posiciones que creíamos que compartían, como sobre la reforma en materia de drogas.
Durante los años de Bush, muchos libertarios, incluido yo mismo, sostuvimos que dichosamente toleraríamos, de momento, al Estado de Bienestar de los demócratas si en verdad ello significaba el final de la máquina de guerra y el Estado policíaco neoconservador. Por supuesto, ahora tenemos a los tres con una fuerza más plena que en muchas décadas. Mientras que por el bien de la paz, muchos de nosotros toleraríamos el bienestar, los socialistas son diferentes: En aras del bienestar, tolerarán la guerra o por lo menos al emperador peleándola. Karl Hess tenía razón: “Cada vez que usted pone su fe en el gobierno grande por cualquier razón, tarde o temprano uno termina un apologista del asesinato en masa”.
Todo aquel que vota por Barack Obama, un hombre con la sangre de miles de inocentes en sus manos, para evitar una nueva administración republicana que presumiblemente (aunque improbable) reducirá al Estado nacional, parecería tener algunas prioridades contritas. ¿Usted realmente se preocupa por la gente más pobre y más inocente? Arroje a su partido, su presidente, sus sueños socialdemócratas bajo el autobús—amenace con retirarle sus votos a cualquier demócrata que preste su apoyo a cualquier guerra alguna vez.
Dicha plática sobre quitarle apoyo al Estado asusta a la izquierda estatista, que puede también sentirse muy avergonzada del hecho que los opositores más principistas del imperio y la opresión no sean, obviamente, los intervencionistas económicos, sino aquellos cuya filosofía yace en algún lugar del espectro entre el anarquismo y el anti-federalismo. Aparte de su pura vergüenza, hay otra explicación para su deflexión, para sus ataques contra el libertarianismo mientras su presidente hace trizas el Bill of Rights, quiebra al país, y masacra en su nombre: La izquierda sabe que en el muy largo plazo, el libertarianismo es realmente el gran adversario filosófico al que debe enfrentar. El conservadurismo es categóricamente la ideología del pasado.
El choque futuro será entre quienes buscan la libertad del Estado y aquellos que buscan la salvación a través del Estado, aquellos que ven al Estado como el enemigo y aquellos que de alguna manera piensan que el Estado puede proteger a las masas de la clase dominante. Como libertarios, nuestro sueño es más utópico y nuestros ideales son más elevados, pero nuestra comprensión de la realidad es mucho más fundamentada y justificada. El sistema basado en la voluntad y el mercado es mucho más humanos y productivo que cualquier otra alternativa coercitiva. El Estado es el enemigo del hombre común. Esta es una verdad inmutable de la condición humana. Obama, como Bush antes de él, sólo demuestra la imposibilidad de divorciar al partido del poder del partido del privilegio. Eventualmente los jóvenes, los idealistas y aquellos que esperan un cambio se alejarán de las promesas mentirosas del estatismo de izquierdas y abrazarán el programa radical y realista de la libertad individual. Ya ha comenzado a suceder, razón por la cual el otro bando se encuentra frenético y atemorizado.

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JUAN CARLOS SOSA AZPÚRUA / TIEMPOS DE REFLEXIÓN

Infinita angustia genera el ambiente democrático que están forzando. Aplaudo liderazgos que se han ganado los espacios que ocupan, mezquino sería no reconocerles su trabajo. En lo personal aprecio a la mayoría de quienes integran la MUD; pero rechazo lo que considero una estrategia equivocada y peligrosa. Al igual que existen enfermedades que tienen sus remedios específicos, los tiempos históricos también los tienen. Yo quisiera que un enfisema se curara con antibióticos, pero pobre de mi si ese deseo lo llevo a la práctica.

La MUD ha partido de premisas falsas que fatalmente llevan a una conclusión que también lo es. Toda su estrategia consiste en crear un escenario donde la mayoría supuestamente irá a votar y elegirán a su candidato, siendo el resultado tan evidente que haría imposible negar un fraude. Si nos remontamos a 2006 veremos que esta fue exactamente su estrategia. Viendo las concentraciones, palpando el sentir del país, nadie en su justa razón pensaba que el candidato de la “unidad” de aquel entonces podría perder, y sin embargo eso fue lo que nos han intentado convencer que ocurrió. ¿Quién puede probar un fraude cuando todos los poderes del Estado están secuestrados y el mismo candidato opositor acepta que se lo hagan?.

Otra premisa falsa es ignorar que “los rusos también juegan”. La estrategia de la MUD permite que el régimen manipule a un porcentaje inmenso de la población y que esa gente manipulada se exprese electoralmente, haciendo que los porcentajes diferenciadores nunca sean distantes. Esto facilita la farsa y le da una válvula de escape a un régimen que es vil e inconstitucional. La sola opción de que esta válvula funcione (ante lo que está en riesgo) debería provocar el rechazo de la estrategia que lo permite. 
Estamos a tiempo. Afinquémonos en estas reflexiones.

@jcsosazpurua

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FERNANDO MIRES: ¿CÓMO PASAR DEL COMUNISMO AL CAPITALISMO SIN SOLTAR EL PODER?

“Parece un museo pre-histórico”- pensé mientras pasaba el plumero sobre libros del los sesenta y setenta agolpados en la parte alta de mi biblioteca. Me interesó hojear el más amarillento: “La transición del capitalismo al socialismo” (Mandel, Sweezy, Bettelheim)
Hoy, en cambio, debería escribirse libros sobre “la transición del comunismo al capitalismo”- me dije sin asomo de ironía. Pero no conozco ninguno, lo que de veras es un despropósito si uno piensa no en la ex-URSS o China, sino en la pobre Cuba, la que me hizo pasar, hace un par de días, un duro ejercicio de tortura intelectual.
Leer la convocatoria a la Primera Conferencia del PCC que tendrá lugar el 28 de Enero de 2012 es un sacrificio que no deseo ni a mis enemigos. Monótona, aburrida, soporífera, cualquier adjetivo similar queda chico. Sin embargo, como si yo fuera un héroe del trabajo, la leí hasta el final. Y lo hice con la esperanza de encontrar un signo que sugiriera como Cuba se aproxima hacia algo parecido a “un cambio”. Nada. Y sin embargo afirmo: de todas maneras se trata de un documento importante. Quiero decir: hay que mirar ese texto con la perspectiva de un historiador, como si se tratara de un palimpcesto al que no hay que entender sino descifrar.
Lo más resaltante de la convocatoria es que una gran parte está dedicada a las juventudes comunistas. Y si tomamos en cuenta que el PCC es en estos momentos lo más parecido a un asilo de ancianos, eso resulta obvio. Más importante es que al gobierno cubano preocupe el tema del Partido, el que nunca había sido más que un aparato puesto al servicio de las ocurrencias de Fidel Castro. Ahí reside  la diferencia entre Cuba y las dictaduras comunistas de la ex URSS y de las “democracias populares”. Mientras en estas últimas el Partido era el organismo hegemónico de la clase dominante, en la Cuba de los Castro ese rol ha sido ocupado por el Ejército a cuya cabeza ha estado el dios supremo, algunos familiares y sus amigos íntimos.
Que hoy la renovación del partido se convierta en tema central, dice algo. Tiene que ver, sin duda, con la renovación económica que intenta imponer Raúl Castro, cuyo objetivo puede ser resumido en esta frase: ¿Cómo pasar del comunismo al capitalismo sin soltar el poder? Ese es, para él, y su “clase”, un dilema existencial.
En ese contexto resulta evidente que el Ejército y la Policía, fuera de servir de muro de contención a toda disidencia, carecen de personal adecuado para enfrentar una transición que requiere de atributos tecnológicos, administrativos y sobre todo empresariales. De ahí se explica por qué el “raulismo” está intentando un lento traspaso hegemónico del Ejército al Partido, o lo que es igual: del comunismo militar al capitalismo burocrático. De ahí también la urgencia por “rejuvenecer” el Partido.
Pero ¿de cuál rejuvenecimiento nos hablan? ¿De uno político o de uno biológico? Leyendo la convocatoria del PCC da la impresión de que se trata sólo del segundo, algo así como introducir nuevos sementales en un corral donde los toros ya ni pastan.
La paradoja es que el capital humano que el PCC busca para desarrollar las fuerzas productivas de la isla existe, pero no en el Partido. Tanto fuera como dentro de Cuba hay cubanos con capacidades empresariales. Hay también manos dispuestas a trabajar duro si es que se trata de salir de la miseria. A su vez, los mejores intelectuales cubanos, escritores, músicos y artistas, no son comunistas. Muchos han emigrado. Por si fuera poco, las mujeres más combativas están en la oposición. Hay, no por último, una nueva generación que desea gozar, no sólo de los beneficios de la modernización económica, sino también de la política y de la cultura. El movimiento de “blogueros” opositores –sólo la punta de un iceberg- es el más dinámico, ingenioso y numeroso de toda América Latina.
Si Raúl entiende algo más de marxismo que su hermano, debería saber que sólo afuera de ese inútil Partido se encuentran las “fuerzas productivas” destinadas a impulsar el desarrollo de la nación. Debería saber, además, que "el capital de todo capital" está formado por seres humanos los que para expandir sus capacidades requieren de tres libertades muy elementales. Nada más que tres, las que para ser decretadas no precisan de ninguna empalangosa convocatoria. Sólo de un par de huevos.
Libertad de pensamiento, palabra y opinión.
Libertad de asociación
Libertad de movimiento.
La convocatoria del PCC no se refiere, sin embargo, a ninguna de las tres. Y sin ellas la renovación nunca podrá ser posible.
Raúl Castro está perdiendo así su gran oportunidad. Con todo el poder que ya tiene podría haber pasado a la historia como el liberador de Cuba. La otra alternativa es la de ser recordado como el último carcelero de una nefasta dinastía. Quizás busca, en su orfandad, el camino intermedio. ¿No habrá nadie que le diga que ese camino no existe? ¿O alguien que le recuerde las palabras sabias de Gorbachov cuando encontrándose en la misma alternativa que el hermano de su hermano, dijo: “la historia castiga a quien llega demasiado tarde”?
Fernando.Mires@uni-oldenburg.de

http://polisfmires.blogspot.com/

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LUIS BETANCOURT OTEYZA: TRAVESURAS EN LA MUD

El día de ayer, 23 de enero de 2012, presenciamos el tercer debate televisado entre los precandidatos de la oposición, magistralmente organizado y dirigido por Globovisión, como canal anfitrión. Participaron los 6 precandidatos inscritos, todos con costosas cuotas pagadas. Cada uno respondió igual número de preguntas, en igualdad de condiciones por ser cada uno un precandidato acreditado. Hasta ahí, muy bien. Pero dos de ellos nos tenían preparada una traviesa sorpresa no develada sino al final, luego que habían recibido preguntas y expuesto sus propósitos e intenciones a realizar de ser electos presidentes, en paridad de condiciones, repetimos, con sus inocentes competidores, como inocente fue el modelador y la planta de televisión. 

Resulta que al final del encuentro nos informaron que no eran 6 los precandidatos sino 5 porque uno, en combinación con otro, ya había tomado la decisión de no serlo. Esto quizás parezca parte del juego y hasta se aplauda como una viveza criolla, de esas a las que nos tiene acostumbrados Chávez con sus manipulaciones tipo “chaz”, pero a mí me resultó de muy mal gusto, sobre todo viniendo de jóvenes que han renegado agriamente y sin contemplaciones de lo que han llamado sin piedad la “sucia” manera de hacer política de los políticos y partidos de la era democrática, de la que, al igual que el chavismo, abjuran y prometen que “no volverá”; que no se prestarían a componendas politiqueras porque su sangre nueva garantizaba toda una renovación en la manera de hacer política, sin esguinces ni trampas.

Me pregunto yo, en mi soledad de espectador y votante por fin animado a concurrir, ¿no hubiera sido más leal del precandidato ya decidido a retirarse, anunciar que no iba a concurrir al debate y ofrecer una rueda de prensa para el día siguiente o anunciar su declinación y apoyo a otro de inmediato? ¿Para qué presentarse ante nosotros como candidato y  responder preguntas ofreciendo lo que haría de ser presidente si ya había pactado su retiro? Es evidente que el receptor del apoyo del renunciante también conocía la decisión y participaba del juego, casi burla a los electores y demás precandidatos ¿Estamos para estas travesuras? ¿Es que estos dos señores se han contagiado de los chistes con los que nos tiene hartos Chávez?

En todas las actividades de los hombres debe existir un condicionante de la conducta que se llama la ética, definida ésta como aquella “parte de la filosofía que trata de la moral o las obligaciones del hombre” y “Conjunto de normas morales que rigen la conducta humana” (DRAE). Esto puede sonar antiguo a muchos y hasta poco útil, lo que no debería extrañarnos en estos tiempos de los Arias Cárdenas y Chávez, 4 de febrero, etc., en los cuales valen mucho las audacias de pájaros bravos y tíos tigres, de los “por ahora”, y las vidas dedicadas a lograr a cualquier costo los objetivos políticos, comerciales, financieros, sociales o de  cualquier calibre. Puede que para algunos tenga sentido eso de que “en la guerra y el amor, todo se vale”, pero estoy seguro que la gran mayoría aspira a salir del chavismo para ver juego limpio, con modales, con ética. No me gustó la jugada innecesaria e inmadura.

Todo candidato tiene derecho, y hasta obligación de retirar su candidatura si no le ve futuro ni utilidad, sobre todo si se está empeñado en una causa común, como es liberar a Venezuela de la tiranía de Chávez, pero hay que saber hacerlo, sin componendas ni trampitas como acudir a un debate de candidatos sin ya serlo, y además en una condición ya pactada con otro actor de la comedia y a dúo. No había necesidad de la burla a los demás compañeros de competencia noble o a los electores.

El retiro de alguna, o todas las candidaturas, no es malo en sí; es lógico cuando se enfrenta a un Tirano en su terreno y patio, como el que cultiva con su CNE; ya lo habíamos advertido por la confusión de las candidaturas muy similares en conductas y planteamientos, pero hay maneras que los hombres deben saber manejar en la política, y esas maneras se conducen por el cauce de la ética.

Hay una ética hasta para hacer la guerra y más para hacer la política. Lástima por el espectáculo.

Luis Betancourt Oteyza 

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PER KUROWSKI: EL 12 DE FEBRERO YO VOTARÉ POR...

De tín marín de don pingüé cúcara mácara títere fue...o sea el nombre que me aparezca en un papelito doblado, que habré sacado, con mi inocente mano, de una tómbola casera que contiene los nombres de cada uno de los candidatos.

TODO SOBRE EL PETROLEO
Y no es por cuanto no sienta yo más simpatías especiales por uno u otro de ellos, o, como en la Venezuela de hoy ridículamente habría que decir, uno u otro de ellos o ella, claro que las tengo. Lo de echarlo a la suerte, es por lo siguiente:

Primero, por cuanto el librarnos del cacique actual tiene muchísima mayor importancia que el tener una buena puntería en seleccionar quién será el cacique del próximo turno.

Segundo, aun cuando mi candidato, el ciudadano, no corre en estas primarias, hay que apoyar y sumarle votos a la oposición. A nosotros, los hartos de elegir caciques solo para que nos gobiernen y dominen con nuestras propias resultas petroleras, nos parece que será más fácil plantear un referéndum sobre el tema, de ser cualquiera de ellos el cacique.

Tercero, por cuanto en verdad ninguno de los candidatos ha logrado ser más candidato por fuerza propia, que candidato por fuerza de oponerse al cacique de turno, me parece bastante justo que mi selección resulte de una lotería entre la unidad de oposición.

Cuarto, por la sencilla razón que detestaría que el próximo cacique pueda llegar a creer que yo lo elegí tras un cuidadoso análisis, con lo cual yo pudiese llegar a ser en algo culpable de generarle un sentimiento de ungido.

Y quinto, por cuanto si no podría caer en la terrible tentación de comenzar mi próximo artículo con un venezolanísimo "¡Felicitaciones! Como sabes, siempre voté por ti y siempre te apoyé. Aquí me tienes a tus órdenes".

¿Significa esto que no estoy 100% con la oposición? ¡Por supuesto que no! Tan estoy 110% con la oposición que el día que se cambie al actual cacique, ese día, a más tardar, voy a una oposición II... la que busca entregar a los ciudadanos la responsabilidad de ser los sembradores del petróleo.

Como un venezolano que vivió el vertiginoso aumento en los ingresos petroleros desde 1974, lo cual desequilibró nuestro país y rebajó al ciudadano a ser inconscientemente un pedigüeño, permítame asegurarles que no hay absolutamente nada entre todo lo que esgrimen los candidatos, que me indique que alguno de ellos estaría en capacidad de sembrar mejor las resultas petroleras que los caciques del antaño.
Cuando en los "Lineamientos del Gobierno de Unidad Nacional" se dice que los logros de la descentralización venezolana en el período 1990-1998 fueron muchos a pesar de "una baja sustancial de los precios petroleros", no olvidemos que algunos de esos logros se dieron justamente por cuanto los ingresos petroleros no apabullaron.

No seamos ilusos creyendo en una descentralización basada en que las resultas petroleras pasen en un mayor grado del Estado central a los estados y municipios... si bien eso nos puede salvar de un ataque del corazón, los riesgos de sufrir serios coágulos en las extremidades aumentarían mucho.

Solo una descentralización que haga pasar las resultas petroleras por los bolsillos de los ciudadanos, antes de llegarle al presidente, gobernadores, alcaldes y círculos íntimos, nos hará país, en lugar del poblado que somos.

La increíble amplitud del programa de la oposición evidencia lo entrampados y embarrados que nos encontramos en nuestro Estado petrolero. Sana, sana, parte posterior de rana, si no sanas hoy, sanarás mañana

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jueves, 26 de enero de 2012

RAFAEL MUCI-MENDOZA: MENSAJE A CHÁVEZ...

Al enemigo interno de un supuesto cáncer, se sumó la pequeña-gran adversaria…
La historia de un teniente del ejército norteamericano llamado Carl Rowan se repite... Aquél tenía por misión entregarle un mensaje personal al general cubano Calixto García, de ubicación desconocida en la isla, para coordinar el desembarco de efectivos militares en la región oriental con el fin de "apoyarlos" en la guerra contra España. En la novelada historia, Rowan tomó la carta y sin preguntar "¿Dónde está García?", la tomó, la selló en una bolsa de hule, la amarró en su pecho, hizo un viaje de cuatro días y desembarcó de noche de manera clandestina en las costas de Cuba. Se internó en las montañas y en tres semanas atravesó la isla entregándole la misiva al general García... Desde entonces "El mensaje a García" es paradigma de compromiso sin cortapisas.
María Corina llevó el mensaje desde su pecho... Claro, honesto, sincero y valiente; el mensaje a gritos de millones de venezolanos anhelantes de dignidad, a la propia madriguera y a la misma boca del engendro. Un torpedo inesperado y preciso a la línea de flotación del dictador que atravesando el grueso chaleco abrió una vía de agua en su ruinosa estructura llevándolo a pique: Llamó sin edulcorantes, a la memoria pantomima; a la cuenta, expoliación; a la expropiación, robo; a sus seguidores culpables y a sus propios compañeros, adormilados. Al enemigo interno de un supuesto cáncer, se sumó desde el exterior, la pequeña-gran adversaria. Ya no más eufemismos, no más tapujos, así queremos los ciudadanos honestos que hablen nuestros dirigentes. A la dictadura, dictadura; al comunismo, comunismo; al envalentonado, cobarde; al ilusionista, destructor.
La testosterona surgió desde donde no era natural; ojalá los hombres unidos de este, mi país, sigamos sin cobardía su ejemplo de integridad.
rafael@muci.com; rafaelmuci@mail.com

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MILOS ALCALAY: LAS MOSCAS DE LA LIBERTAD. BRÚJULA DIPLOMÁTICA

La intervención de Maria Corina Machado en el Hemiciclo de la Asamblea Nacional el pasado Viernes 13 de Enero representa un testimonio de valentía  por haber asumido una actitud firme y lúcida que desmoronó en pocos minutos las 8 horas anteriores del largo solilóquio pronunciado por el Jefe de Estado dedicado a presentar una Venezuela ficticia.
La pré candidata -además de rechazar algunas de las afirmaciones del Mensaje anual- pronuncio su celebre frase: “expropiar (sin indemnizar) es robar”, que recibió el aplauso entusiasta de una población que condena la injusticia y rechaza los atropellos. Los twiteros repitieron una y otra vez su declaración. En otras épocas y lugares, este tipo de actitudes representa la posición de dignidad de dirigentes que expresaron lo que otros sentían pero por razones de sobrevivencia preferían silenciar.
La respuesta con un tono de superioridad del Presidente Chavez al afirmar que “Águilas no cazan Moscas” nos trae a la memoria la obra teatral “Las Moscas” del conocido escritor y filosofo Jean Paul Sartre quien enfrento al régimen de Hitler al presentar en escena su magistral pieza en 1943, en pleno periodo de ocupación de Francia en un contexto en que el terror sacudia a una Europa que sufría el chantaje del Fuhrer.
“Las Moscas” representan para Sartre una denuncia al totalitarismo promovido por el Nacionalismo Socialista del Siglo XX. Los llamados de esperanza por un futuro de libertad, los presenta el exponente del existencialismo, a través de su personaje principal Electra que se convierte en paradigma de la integridad moral, al negarse a claudicar en su lucha manteniendo en alto sus principios. Electra no pacta con la corrupción, no negocia con el poder y define claramente su enfrentamiento para insistir en la justicia, la libertad y la verdad
La obra de Sartre representa la opción de resistencia intelectual al enfrentarse al Águila Nazi. Poco tiempo después, los cómplices de la dominación fueron llevados para ser juzgados en Nuremberg ante un Tribunal “ad hoc”  similar al que existe de manera permanente desde 2002 en La Haya.
La denuncia de tres pré candidatos nos hace llegar a tres conclusiones. La primera es que la Pré Candidata Maria Corina demuestra que: “Moscas si cazan Águilas” ; la segunda de Leopoldo López quien exige se cumpla con dignidad la Sentencia pronunciada por la CIDH en rechazo al incumplimiento oficial, y la tercera de Diego Arria quien afirma con documentos presentados ante el Tribunal Penal Internacional su celebre llamado: “Te espero en La Haya”. De esa manera vemos como nuestros representantes nos hacen vibrar con un mensaje de fe en que el 7 de Octubre lograremos un futuro digno y democrático para todos los venezolanos. Son ellos, las Moscas de la Libertad.

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ENCUESTADORA DATOS: 49% DE LOS VENEZOLANOS QUIERE UN NUEVO LÍDER EN 2013 Y 43% NO

La encuestadora Datos aseveró este martes que 68% de la población está pasando por su peor situación económica en estos momentos. En el marco del Foro "Perspectivas Económicas 2012" de Venacham, Datos detalló que 46% de los venezolanos se define como oficialista, 31% de oposición y 23% como neutral. El estudio de Datos determinó que 37% de los ciudadanos señala que la labor del Gobierno es positiva, mientras que 37% dice que es negativa.


Cuando se habla de sistema político, 32% prefiere socialismo, y una mayoría de 55% prefiere la democracia social. Un 5% favorece el capitalismo y sólo 2% el comunismo.
Si las elecciones presidenciales fueran mañana, explicó Datos, 46% de los ciudadanos quisieran que Chávez fuera reelecto y 45% que no, mientras que 10% no sabe o no respondió. También el estudio determinó que 49% de las personas preferirían que un líder distinto gobernase en Venezuela a partir del 2013, y 43% no.
La encuestadora Datos explicó que esto demuestra que el país se encuentra polarizado y dividido.
El presidente de Datos, Joseph Saade, aseguró que 3 millones de personas participarán en las elecciones primarias de la Unidad Democrática.



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HUMBERTO SEIJAS PITTALUGA; TERRORISMO A LA MEDIDA. SESQUIPEDALIA

Tiene que llamar la atención la celeridad inusual con la que la Comisión de Política Interior de la AN arrancó. Pero no para tratar de solucionar la grave inseguridad que asuela a los venezolanos. No, lo de la mayoría de ellos es ayudar en los intentos de eternización de Su Chocante Mediocridad. Por eso arrancaron por la dizque “Ley contra el Terrorismo y la Delincuencia Organizada”. Que es solo otro intento de pasar la “Ley Sapo”. Tanto, que si contrastamos el proyecto discutido a finales del 2011 con el que tratan ahora de imponer con su mayoría espuria, se nota a la legua los añadidos que buscan seguir llevándonos al “1984” de Orwell.
Primero, intentan revivir el “estado de sospecha” que sugirió alguna vez uno de los más irresponsables figurones del régimen. Con eso contrarían algo con lo que está de acuerdo la gran mayoría de los sociólogos del mundo: no se puede predecir la peligrosidad. Con ese argumento, entre otros, fue que se derogó la “Ley sobre vagos y maleantes”. Todos los rojos se hicieron parte en esa causa. Hoy, esa ley, que nos devino de España, solo sigue vigente en la Cuba de sus amores. Por eso no dicen nada ahora. Y, por eso mismo, se contradicen e intentan llevarnos al “Mare Felicitatis”, por órdenes de la gerontocracia castrista. Lo que se busca es tener un mecanismo más de hostigamiento en un año electoral que tiene claros visos de triunfo opositor.
Preocupante también es que se trate de tipificar como obligación dar información acerca de los “actos sospechosos” de los que se tenga conocimiento. Y hay más: se invierte la carga de la prueba; no es el Estado quien debe probar que el indiciado es culpable, sino que es a quien “le echaron dedo” al que le toca demostrar más allá de toda duda que es inocente. ¡Big Brother a millón! Que una persona ande con las manos en los bolsillos y que mire de soslayo para todos lados puede hacer pensar a alguien que el sujeto es un atracador que busca a quién robar. Pero puede ser todo lo contrario: un sufrido ciudadano que teme que uno de los muchos salteadores que hay en la vía pública le arrebate la platica que sacó del cajero automático y lleva en el bolsillo. Lo que pasa es que al meter en un solo proyecto de ley los delitos de terrorismo y de delincuencia organizada podrían lograr —previo confabulación entre un sebín rojo y un chivato del mismo color— el apresamiento de cualesquiera personas; especialmente, opositores destacados. Si fuesen dos leyes distintas, los bancos pudieran denunciar los intentos de blanqueo de capitales y los ciudadanos pudiésemos caminar sin temor. Pero eso no es lo que se quiere.
Pero lo más grave es el intento que trajeron subrepticiamente de calificar lo que es un acto terrorista como; "una conducta individual o asociativa, de acción u omisión, destinada a subvertir el orden constitucional o institucional de un país, alterar gravemente la paz pública o intimidar a una población, u obligar a un gobierno o a una organización internacional a realizar un acto o a abstenerse de hacerlo". Si leemos con detalle, veremos que ahí cabe de todo. Hasta las protestas de los damnificados que se manifiestan porque las viviendas se las están dando a los del PUS y no a ellos —los que en mala hora y después de años de falsas promesas— siguen en los refugios.
¿Por qué no se guían por la que es la definición aceptada por la mayoría de las naciones civilizadas del mundo? Esa que no ha sido posible pasar en las Naciones Unidas porque a los regímenes forajidos, entre ellos el de Venezuela, no les conviene, ya que los despojaría del arma con la cual amedrentar a quienes piensan diferente a ellos.
La definición que es aceptada casi por todo el mundo la dio Yonah Alexander, el director del Instituto para el Estudio del Terrorismo Internacional: “el uso de la violencia contra objetivos civiles al azar a fin de intimidar o crear miedo generalizado con el propósito de lograr objetivos políticos”. La palabra clave es “violencia”. Y las protestas populares, como regla general, no son violentas; es el régimen el que la ejerce contra ellas. Ya sea por medio del “aparato represivo del Estado”, para ponerlo en palabras de Althusser —alguien a quien ellos leían mucho, antes de ser gobierno—, ya sea mediante el uso de fuerzas de choque tipo “La Piedrita” o de los seguidores del expulsado de la UCV que tiran gases para tratar de acabar con la derrota electoral que se les viene encima.
Lo necesitan urgentemente. Por eso fue que el diputado Henry Hernández ya señaló que toda “la oposición es violenta". Una mentira más en el piélago de irresponsables engañifas de estos trece largos años…
hacheseijaspe@gmail.com

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