BIENVENIDOS AMIGOS PUES OTRA VENEZUELA ES POSIBLE. LUCHEMOS POR LA DEMOCRACIA LIBERAL

LA LIBERTAD, SANCHO, ES UNO DE LOS MÁS PRECIOSOS DONES QUE A LOS HOMBRES DIERON LOS CIELOS; CON ELLA NO PUEDEN IGUALARSE LOS TESOROS QUE ENCIERRAN LA TIERRA Y EL MAR: POR LA LIBERTAD, ASÍ COMO POR LA HONRA, SE PUEDE Y DEBE AVENTURAR LA VIDA. (MIGUEL DE CERVANTES SAAVEDRA) ¡VENEZUELA SOMOS TODOS! NO DEFENDEMOS POSICIONES PARTIDISTAS. ESTAMOS CON LA AUTENTICA UNIDAD DE LA ALTERNATIVA DEMOCRATICA

martes, 23 de septiembre de 2014

CHILE LIBERAL, ¿ESCOCIA INDEPENDIENTE? ¿ESCOCIA LIBRE?

Escocia ha logrado de manera impecable lo que en otros lugares sería imposible. 

NAVE ROMANA
En 1995 el actor neonazi Mel Gibson interpretó a William Wallace en Breaveheart—cinta atiborrada de inexactitudes—y logró que la cultura pop global conociera la batalla libertaria entre escoceses e ingleses. El 2014, el mundo entero recordó aquella película  y se preguntó si Caledonia, el nombre romano de Escocia, se independizaría como lo hizo parte de Hibernia o si seguiría siendo parte de Britannia.


Claro que el líder independentista esta vez es un oscuro político escocés, un señor regordete, de triple papada, que no es alcohólico como el neonazi Gibson pero le gusta un whiskicito después de almuerzo, otro después de la cena, otro antes de acostarse, otro después del desayuno... y otro entre las comidas. El mayor mérito de Alex Salmond, Primer Ministro escocés, ha sido procurar la liberación de un peligrosísimo terrorista libio —por el puro gusto de enfurecer a Londres y al mundo—y además hacer fracasar la intentona independentista de Escocia. Al menos ha tenido la grandeza de asumir su derrota y renunciar (en Chile, la ultraderecha ha perdido todas las elecciones desde siempre y sus mandamases jamás renuncian, lo que se agradece: así siguen perdiendo).

¿Por qué Escocia quería ser independiente? La respuesta no es fácil. Se dice que el descubrimiento de grandes yacimientos de petróleo habría inflamado las llamas independentistas ya que las ganancias que reportarían quedarían en el país y no irían a parar a las arcas del gobierno central en Londres. Se esgrimen razones culturales, de identidad nacional y tonterías similares. Pero esto es falso.

Escocia, o al menos parte de su población, necesitó replantearse su pertenencia al Reino Unido por una cuestión política que comenzó a fraguarse en los años 70, durante las paralizaciones nacionales en el país—que pusieron en duda su pertenencia al Primer Mundo—y posterior ascensión de Margaret Thatcher. Nadie vivió de manera más violenta la irrupción conservadora que los escoceses.

La verdad es que en el fondo sí hya algo de identidad nacional en juego. Inglaterra es un país 10 veces más poblado que Escocia, con una extrordinariamente nítida división entre el norte rudo, industrial, de un acento ininteligible, y el sur esnob, comercial, de pronunciación recibida. El norte de Inglaterra indefectiblemente vota por el laborismo y la ilusión tan absurda como estúpida de resucitar su pasado industrial, y el sur pragmático dedicado a la industria financiera, prácticamente incondicional al conservadurismo. El sur de Inglaterra son los buenos mozos, sarcásticos y talentosos Blur; el norte, los cejijuntos y desfachatados Oasis. Y el norte del norte es Escocia: las barras de chocolate fritas, las batallas campales de centenares de borrachos cada viernes y sábado, país cuya población exhibe la más baja tasa de longevidad del mundo occidental.

En Westminister una de las pocas razones que impiden al Conservadurismo arrasar con todo son los votos incondicionales de Escocia por la izquierda. Sin los pocos parlamentarios laboristas de los distritos en las Highlands, el panorama político sería otro. "Nunca más un gobierno Tory", prometían los independentistas escoceses. Debe ser frustrante para ellos saber que en el país donde nadie jamás ha elegido un conservador, tener que soportar gobiernos conservadores porque los antipáticos sureños, que son mayoría, así lo quieren. Poco importa que Tony Blair o Gordon Brown hayan sido escoceses. Lo importante es que nunca más vuelva a gobernar el Partido Conservador. Con las ganancias del petróleo, Escocia podría cumplir su fantasía de convertirse al modelo escandinavo de altos impuestos y fuerte redistribución, sueño coartado por los conservadores ingleses.

Lo cierto es que la independencia de Escocia habría sido una catástrofe y una estupidez mayor. Primero, conservarían la libra esterlina y tendrían que seguir pagando la deuda externa británica, un sinsentido y un insulto al euro. Segundo, no serían una república ya que tal como en Canadá la Reina Isabel seguiría siendo su jefa de Estado. Con apenas 5 millones de habitantes, no podrían tener fuerzas armadas ni la presencia diplomática global del Reino Unido. Deberían ser aceptados en la Unión Europea, a lo que España se opondría rotundamente (piensen en Cataluña, País Vasco), poniendo en jaque a todo el continente (sólo la aprobación unánime permite integrarse a la UE).

Pero peor aún, sería el fin de una de las naciones más influyentes del globo. El Reino Unido ha sido una inspiración para todos. Mientras otros países se destrozaron en las guerras de religiones, los británicos aprendieron a tolerar todas las sectas protestantes, incluso a la iglesia romana. La democracia parlamentaria británica ha sido un paradigma para muchos, entre ellos el Chile decimonónico. En el RU vivió Karl Marx y publicó sus libros sin que sus ideas causaran una revolución, de hecho, sus libros fueron atentamente leídos y sus ideas consideradas por sus méritos (y luego desechadas, los británicos no son huevones). El país es en sí mismo una comunidad de naciones independientes que han aprendido a tolerarse y a vivir sin fronteras, unidas por una moneda común, mucho tiempo antes de la Unión Europea. Sin Escocia, la idea de una mancomunión armoniosa de naciones e identidades se acaba. No tiene sentido retirar la bandera azul y blanca del Union Jack.

Los escoceses no han sido sometidos al yugo (impuestos) de los ingleses de la Edad Media. Al contrario, pertenecer al Reino Unido les garantiza no volverse una nación socialista empecinada en revivir la grandeza de la Revolución Industrial, que ya se acabó. Para siempre. Ningún plan industrial va a revivir Escocia, al contrario, dejada fuera del resto, pudo quedar a merced del peor populismo imaginable. Primó la cordura y la moderación y Chile Liberal los felicita.

Chile Liberal
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@chileliberal

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DOUGLAS JÁTEM VILLA, LA MEDICINA Y LA ECONOMÍA

Cuando un médico examina un paciente cuyo organismo está funcionando muy mal, por ejemplo le diagnostica un cáncer muy peligroso de próstata que obstaculiza la función urinaria, y que puede propagarse, lo informa responsablemente al enfermo, incluyendo el tratamiento muy exigente que debe aplicarse para procurar la cura y la salvación de la vida, lo cual puede incluir cirugía, quimioterapia, radioterapia y otros. 
Si el paciente y su familia son personas responsables asumen con la dedicación exigida el cumplimiento del proceso de cura, y si tienen suerte lo logran. Si el paciente es irresponsable, no cumple el tratamiento, e incluso puede continuar con el ritmo de vida que le ha ocasionado el mal, y termina muriendo. 
Algo parecido ocurre con la economía de Venezuela. Si funcionara bien, los venezolanos trabajarían y obtendrían el ingreso necesario para obtener lo necesario para vivir dignamente, lo cual sería producido por las empresas venezolanas, las cuales contarían con las condiciones y reglas que posibilitan la inversión para mantener la producción y el crecimiento del ingreso de la población. 
Dolorosamente, la economía venezolana funciona muy mal, algo así como que padeciera de un cáncer. Las empresas y diversas unidades de producción son intervenidas y no se les posibilita producir lo necesario y reina la escasez; los trabajadores no obtienen el ingreso necesario y aumenta la pobreza; y el gobierno gasta en forma dispendiosa o excesiva con fines de clientelismo y/o de enriquecimiento ilícito, lo que aumenta la demanda, que al lado de una oferta disminuida, se traduce en ese fortísimo proceso inflacionario que ha creado el gobierno, sin importarle las penurias de la gente. Se debe resaltar lo pésimo que es el gobierno venezolano, de lo peor en todo el mundo, en el sentido de que a pesar del inmenso ingreso no ha cesado de endeudarse hasta acumular impunemente una deuda externa superior a 200.000 millones de dólares, dinero que ha sido destinado en proporción muy elevada a pretender convertir al exPresidente en una figura internacional, al enriquecimiento ilícito  y a repartir entre sus “socios”, especialmente los Castro. Para colmo de males, al gobierno se le ha demostrado muy claramente la naturaleza de la enfermedad que le ocasionó a la economía venezolana, y también la política económica que debía aplicar para procurar la cura y recuperación, pero su irresponsabilidad, más que su ignorancia, lo lleva a no aplicarla, al suicidio, a insistir en trasladar a nuestro país el modelo fracasado de los Castro, y “gerenciado” por ellos, lo cual es su objetivo fundamental y traicionero, y no el bienestar y la justicia para los venezolanos. 
Se debe reconocer que Venezuela cuenta con una buena posibilidad de recuperarse en el caso de que se diseñe y aplique con responsabilidad y eficiencia la política económica que procede en esta situación crítica, tal como se ha comprobado en el curso de otros países en estos tiempos. Se trata básicamente de alcanzar la estabilidad macroeconómica y restablecer la confianza en los diversos sectores de la economía, laborales y empresariales. Se trata de eliminar tan rápido como sea sensato, progresivamente, vía devaluación, el control de cambio, el cual no puede ser un instrumento político porque no se puede seguir vendiendo dólares entre sectores en forma discriminatoria, y a una tasa que prácticamente obliga a adquirirlo para revenderlo con una gran ganancia. 
Se trata de racionalizar el gasto con el ingreso para eliminar el déficit inflacionario, eliminar el gasto innecesario o no prioritario, y el gasto para el enriquecimiento indebido. Se trata de aumentar el precio de la gasolina, pero no con fines de gasto injustificado, sino destinado totalmente a la atención socioeconómica de los venezolanos más necesitados para que accedan a su oportunidad igualitaria al bienestar, especialmente como consecuencia de los impactos inevitablemente negativos de medidas como la devaluación y el aumento del precio de la gasolina. Se trata de concretar con la urgencia del caso el potencial de producción de nuestra industria petrolera, el cual es base fundamental para procurar una inversión extranjera que complemente la nacional en otros sectores que también reúnen potencial para el crecimiento. 
Pero aunque el milagro es necesario y debemos “rogarlo”, no parece probable que este gobierno pésimo rectifique, y en consecuencia, es probable que, como en el caso del enfermo irresponsable, el gobierno muera. Esto debemos comprenderlo todos los venezolanos, especialmente los chavecistas no entregado a los Castro, ni los enchufados, y por el otro lado, los oposicionistas sensatos, realistas y sin intereses particulares.

Douglas Jatem Villa
djatem@gmail.com
@djatemv

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ENRIQUE MELÉNDEZ, JULIO CORTÁZAR

         El día que enterraron a Julio Cortázar yo tenía una clase en el Instituto de Altos Estudios de la América Latina de la Universidad de la Sorbona (Francia) con el profesor Alberto Bocaz; un chileno, crítico literario, que también era de mucha reputación en la época, al igual que un escritor de los llamados del “boom latinoamericano” o casi igual, para guardar distancias, y del cual Cortázar formaba parte de su cúpula más prominente (García Márquez, Vargas Llosa, Carlos Fuentes). 
     
 Era una tarde, y cuando llegó el profesor Bocaz nos confesó que venía de aquel entierro, algo que lamenté no haber asistido a esas exequias en aquella oportunidad. Una leucemia lo había acabado en ocho meses.
         Antes de aquel acontecimiento, yo no sé si ya padecía la enfermedad, lo había visto en el bautizo del libro de un escritor, compatriota suyo, de nombre Haroldo Conti; que había sido una de las víctimas, que había sucumbido a la persecución de la junta militar, que hacia el mediodía de la década de 1970 había irrumpido en el poder en Argentina, echando al exilio a una gran cantidad de nativos de ese país; cuando no secuestrados y asesinados, como había sido el caso de Conti; personajes identificados con las ideas del socialismo; amantes “románticos” de la revolución cubana; de lo cual pecarían el propio Cortázar y García Márquez, dicho entre paréntesis, sobre todo; porque tanto esta dictadura, como la de Pinochet, no sólo venían con la intención de extirpar el comunismo, tanto en Chile, como en Argentina, sino que lo habían hecho de un modo muy represivo. Allí no había paz con la miseria. El Bautizo se llevaba a cabo  en la librería Fnac de París; famosa porque había tenido su génesis en un pasillo de la Universidad de la Sorbona en los tiempos de la Revolución del Mayo Francés, y ahora se trataba de un establecimiento que despachaba su mercancía por departamentos, repartidos en varios pisos; hasta contar con un auditorium, como aquel en el que estábamos en aquella oportunidad en que dije que recién había visto a Cortázar, antes de su deceso.
         Se trataba del más informal de los cuatro victoriosos “jinetes” de la editorial Seix-Barral, que era la editorial española que había dado a conocer a esta gente; siendo el más atildado de ellos, sin duda, Carlos Fuentes; el verdadero galán mexicano; no sin razón en la revista de Octavio Paz lo conocían como “el dandy Rojo”, habida cuenta también de su declarada identificación con la revolución cubana en aquellos años. Esto lo digo porque Cortázar llegó vestido con una chaqueta de tela fuerte de blue jeans, forrada por dentro con un tejido de lana, y con una capucha, de la cual se desprendían dos cordones gruesos; un parche de emblema en el pecho; muy usada en invierno, por cierto, por la juventud universitaria parisina de aquella época. Asistió muy tarde; ya muy avanzado el acto, y hasta se diría que se retrasó unos minutos a la espera de que él apareciera, y en lugar de entrar de una manera aparatosa, siendo por lo demás un gigante de más de 1,90 de estatura, lo que hizo fue aguantarse en la entrada del auditorium, y apuntar con la mirada a todo aquel que volteaba hacia donde él estaba. ¿Una forma neutralizar el impacto de su llegada, tratándose de uno de los argentinos de mayor fama universal en el instante, y habida cuenta de la naturaleza del acto que allí se realizaba?
         A los minutos de haber llegado Cortázar, el moderador del acto, lo invitó a pasar al estrado, donde había una silla reservada para él, habida cuenta de que ya se había visto que estaba entre el público; mas aquel señor no le hizo caso al otro; se quedó donde estaba. Este es el único acto, donde he estado yo, que termina llamando la atención alguien del público, y no el estrado, pues todo el mundo corrió hacia donde estaba Cortázar.
         A pesar de que fue uno de los más vanguardistas en lo que respecta a la estructura de la novela; siendo Rayuela una muestra excepcional de ese tipo, sobre todo, por la ambición con la que está planteada, precisamente su estructura, y donde no deja de haber su pedantería, por parte del escritor; que la encarna en su propio personaje Oliveira: un intelectual argentino radicado en París, justo, la cuna de la pedantería intelectual; pues si algo caracteriza la cultura francesa es la tendencia a lo discursivo, y que no dejaron de inoculársela a los argentinos; a pesar de estos logros narrativos, yo siempre preferí al Cortázar de los cuentos, y que los disfruté muchísimo, pues si algo trabajó con humor sarcástico Cortázar fue la pedantería intelectual de los argentinos, unido a escenas de costumbres muy conmovedoras, como las de “El Final del Juego”. En una oportunidad leí en una entrevista, a Juan Carlos Onetti, considerar que le parecía El Perseguidor de Cortázar el cuento más fabuloso que había leído en su vida.
         Precisamente, el seminario del profesor Bocaz en el instituto tocaba por aquellos días la temática de la diferencia entre el cuento y la novela, y uno de los textos en los que se apoyaba el profesor en aquel momento era una conferencia, que había pronunciado don Julio en la Casa de las Américas de Cuba, y donde había abordado este aspecto. En esa conferencia éste consideraba que el boxeo era la metáfora perfecta de esta diferencia; pues, a su juicio, mientras el cuento ganaba por nocaut, la novela ganaba por decisión.
         Claro, también reconozco que, como dijo Borges, “El Ulises” de James Joyce, que fue la pionera de la agregación y desagregación de la estructura de la novela, estaba destinada a cerrarse sobre sí misma; no tenía continuación; algo que no atentaría contra la tradición de la narrativa literaria, y la prueba está en que, a pesar de que Fuentes y Vargas Llosa también apelarían a este estilo vanguardista de estructurar la novela, no dejaban de ser tradicionalistas en sus relatos; siendo Cortázar el más experimentador de ellos, pero con menos éxito, digo, novelístico.
Enrique Melendez O.
melendezo.enrique@yahoo.com
@emelendezo

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HUMBERTO SEIJAS PITTALUGA, PALABRAS TRASTOCADAS, SESQUIPEDALIA

Bueno, reconozco que, en verdad, las palabras no están desordenadas.  Y que el título correcto de este artículo pudiera haber sido: “Términos que han sido colocados en unas frases fuera del orden lingüístico debido”.  Pero eso no tiene punch periodístico.  Más bien parece el título de una disertación filológica en alguna sesuda academia de la lengua.  Y no es eso de lo que quiero hablar hoy.  

Lo que intento es criticar locuciones desafortunadas que son utilizadas como ritornelos entre los oficialistas.  Tanto, que pareciera que son muletillas con las que tratan de ocultar sus estupideces.  Ellos juran que “se la están comiendo” al etiquetar con esos enunciados a sus antagonistas; y lo que logran es dejar más en claro la estulticia que los arropa y el arsenal de balandronadas que utilizan para quitarse de encima los ataques —bien merecidos y argumentados— que reciben.

Políticos presos


Esta mentecatez ya tiene años circulando.  Creo que el autor de este dislate fue el finado muerto difunto.  Intentaba hacer creer que las personas que él necesitaba encarcelar —y para lo cual le dio órdenes muy claras, en cadena, a sus jueces— no pasaban de ser unos piches forajidos.  Cuando en realidad eran personas probas pero que le estorbaban en su empeño de regresar a Venezuela a lo más oscuro del siglo XIX.  Y esa versión nueva de los jueces del horror, esos que se las echan de magistrados, salieron prestos a cumplir sus órdenes.  Sin importar que no se hubiese podido demostrar culpabilidad alguna en los procesados.  Para eso bastaba inventar delitos que no aparecen en el código.  De ese mal sufrieron, y sufren, personas muy dignas a quienes tengo el honor de llamar amigos, como el general Alfonzo Martínez, Iván Simonovis, Enzo Scarano y Salvatore Lucchese, y otros a quienes no tengo el privilegio de conocer, como Leopoldo López, la doctora Afiuni y el alcalde Ceballos. 

El gobierno siempre ha negado la existencia de presos políticos; pero en una de sus muchas contradicciones, a finales del 2007, decretó una amnistía a favor de ellos; con lo cual admitía que los había.  Claro que soltó solo los menos emblemáticos y conocidos.

Hay que dejar la frase estólida de lado y volver a la original: “presos políticos”, con ambos sustantivos en aposición colocados en la posición debida. 

Deuda soberana

Si existe un premio Cabrujas en este país, hay que dárselo cuatro veces seguidas a Laureano Márquez por la explicación que dio hace varios días: no hay tal “deuda soberana”; ¡lo que hay es una “soberana deuda”!  Este régimen, además de irresponsable e inepto, es manirroto con sus amigotes y conmilitones.  Por eso, no ha tenido empacho en malgastar la renta petrolera más abundante, y que ha permanecido con más altos precios, en cosas que no se ven.  Y, como ñapa, nos endeudaron; les debemos hasta la manera de caminar a chinos y rusos.  Hasta nuestros bisnietos y tataranietos —cuando los tengamos— tendrán hipotecadas sus vidas para pagar ese mono. 

No han construido una sola obra material importante en estos larguísimos 16 años —más de tres de los períodos presidenciales anteriores—; y las que habían comenzado, están paralizadas.  Pero votos favorables en la OEA y la ONU sí han comprado a montones.  Los hospitales están en la desolación y el estropicio; pero maletines llenos de dólares sí han salido para comprar la amistad de presidentes en todas las latitudes.  Las zonas industriales del país están cerradas por falta de insumos (no solo las privadas: estamos importando bauxita y gasolina, además de la comida), pero millonarios con fortunas escondidas en paraísos fiscales hay por centenas.  Todos ellos con chemises rojas de marcas caras en sus guardarropas.  No hay plata para traer las drogas antineoplásicas que requieren con urgencia los pacientes cancerosos, ni para pagarles a los pequeños y medianos empresarios que cometieron la gansada de servir de proveedores al régimen; pero sí para traer beisbolistas importados para el campeonato que comienza y para importar toros españoles para las corridas de noviembre.  Este es un régimen de mucho circo y poco pan…

Guerra económica

Guerras es lo que ha abundado desde que Nuestro Señor de La Planicie agarró el coroto.  Comenzamos con la “asimétrica” y ya el nortesantandereano nos lleva por la “bacteriológica”.  Dentro de poquito va a decir que Dark Vader llegó, traído por los imperialistas, no lo duden, para dirigir las malignas huestes de los apátridas…

En todo caso, me refiero a una guerra anterior a las inventadas “situacionalmente” la semana pasada y que Nicky anunció en cadena.  Es la que aparece como subtítulo más arriba.  Hay que darle un giro  a esa frase para poder describir lo que padecemos actualmente: una “economía de guerra”.  Que unas personas se líen a trompadas por un paquete de harina, un pollo o un frasco de aceite no se ve sino en sociedades que han sufrido una larga conflagración, luego de que los bombardeos han destruido las instalaciones industriales, los campos de labranza y las vías de comunicación.  Por lo que uno ve en la televisión, ni en los campos de refugiados del Oriente Medio hay esas trifulcas; todos hacen su cola con orden para recibir lo que les mandan  desde el maluco mundo occidental —porque sus “baisanos”, separados por una misma religión, nada aportan, aparte de bombas y muerte.

El régimen está empeñado en enseñarnos a vivir mal; a igualar por debajo.  Y pareciera que el venezolano promedio, al igual que el protagonista de “Pagliaci”: “Tramuta in lazzi lo spasmo ed il pianto; / in una smorfia il singhiozzo” (troca en chistes su angustia y su llanto; / en una morisqueta, su sollozo).

Yo me niego a dejarme amaestrar.  Haz tú lo mismo, porque, si no, “il duol t’avvelena il cor” (la aflicción te envenena el corazón)…

Humberto Seijas Pittaluga
hacheseijaspe@gmail.com
@seijaspitt

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ERNESTO GARCÍA MAC GREGOR, PAÍS SIN LEY, VERDADES DOLOROSAS

Las leyes son diáfanas, y aunque no tienen necesariamente que ser draconianas, tampoco deben estar condicionadas por la circunstancia. Pero en este país populista, donde no existe el estado de derecho, la permisividad es alarmante. Se permite la violación flagrante de la ley, siempre y cuando prevalezca una supuesta excusa social que lo justifique. El ejemplo más patético es el legado del Difunto con aquello de robar no es malo si hay hambre.

En cualquier nación civilizada, el ciudadano sabe que si invade un terreno o se roba la electricidad el agua o el gas, irá preso. Pero en este país de los vivitos, los políticos han incitado durante años a los marginados a usurpar la propiedad privada y a enchufarse gratis a los servicios públicos, mala maña que con el Socialismo del Siglo XXI ha llegado a su máxima expresión
Además,  hay que agregar el tan utilizado “dejá estar”, o aquel “¿te vas a preocupar por eso?” Ese “dejar estar” tan característico de nuestro cotidiano proceder representa sin duda alguna, una de las causas más importantes de nuestro subdesarrollo. Cuando alguien reclama que un anciano chuchumeco, tembloroso y casi ciego conduce un transporte escolar lleno de niños, la respuesta es “dejá esta”, que de algo tiene que vivir el abuelo. Esa actitud desidiosa, refleja en primer lugar, la falta de neuronas para reconocer el problema suscitado, y en segundo lugar, la irresponsabilidad y falta de civismo para poderlo resolver. Después, cuando ocurra la tragedia, vendrán las lágrimas de cocodrilos y los argumentos inútiles y extemporáneos.
Vivimos en el país de los vivitos donde la astucia sustituye a la moral. Se trata de la festejada chispa criolla, con la cual, quizás podamos gozar de lo lindo, pero como conjunto, como nación, no vamos a ningún lado. En verdad, lo que necesitamos es gente con más principios y menos adrenalina.

Pobre Venezuela, La de los caminos no caminados, la del emporio de riqueza que se acaba, la misma de los indolentes ciudadanos. Que oiga quien tiene oídos...

Ernesto Garcia Macgregor
garciamacgregor@gmail.com
@garciamacgregor

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MIGUEL A. MEGIAS, ELLOS SIN INDEPENDENCIA; NOSOTROS SIN WHISKY

Gracias a la magia de Internet (y a mi buen dominio del inglés) he podido seguir, segundo a segundo, los resultados del referéndum del 18 de septiembre en Escocia. La BBC le dio una excelente cobertura, con varios canales de comentarios, entrevistas y resultados en vivo.

Empecemos por destacar que el conteo de las papeletas fue manual, nada electrónico, como es el estilo cada vez más enredado en Venezuela. No hubo tampoco revisión “biométrica” de los votantes (léase “captahuellas” ), ni nada que entrabara el desarrollo de la votación. Entre el cierre de urnas y el momento de la certificación de datos apenas transcurrieron unas seis horas. Y bien claritas, las cifras iban danzando, tanto para el SI, como para el NO con una descripción detallada de las boletas nulas, que generalmente eran unas pocas (“el elector marcó ambas opciones”, etc.).

Desde los primeros resultados se hizo evidente el triunfo del NO. Better together fue el lema de los que estaban en contra de la secesión de Escocia. Con el típico carácter británico, los líderes del SI, fueron aceptando sin duda ni pasión visible, su derrota. Y los ganadores, aunque jubilantes a ratos, también aceptaron, sin mayores demostraciones emocionales, su triunfo. Un limpio referéndum , con muy amplia participación, que disipó las dudas sobre la escisión de Escocia. Una vez más, fair play (juego limpio).

Ahora, los comentaros. Sin duda, había mucho en juego. Una nueva nación estuvo a punto de nacer pero con graves problemas por delante, que parece fue el argumento para el punto de quiebre de los votantes. Una Escocia que estaría fuera de la Unión Europea, fuera de la zona euro y quizás también fuera de la libra. Una Escocia que tendría que establecer sus nuevas fronteras sin la protección del denominado “espacio Schengen” (sin fronteras entre países de la Unión). A mi juicio, un país lleno de esperanzas, para algunos, pero con plomo en el ala, según otros.

Pero no todo está perdido: lo que si parece haber logrado el referéndum es garantizarle más amplias autonomías a los ciudadanos escoceses. Las cuatro naciones que conforman el Reino Unido de la Gran Bretaña (Inglaterra, Gales, Irlanda del Norte y Escocia) han salido beneficiadas, sin duda. Pues al poner el foco sobre los problemas de Escocia, se pone de relieve las carencias autonómicas de cada nación. Y aunque tienen tres administraciones descentralizadas, todavía hay muchas aspiraciones insatisfechas por parte de los parlamentos regionales.

En mi opinión, Europa ha ganado; en vez del potencial desmembramiento de una zona, el pueblo ha votado por una Unión Europea más sólida, con menos fisuras. Muchas de las aspiraciones de Escocia, Gales e Irlanda deberán ahora ser atendidas. Así lo han manifestado tanto los del SI como los del NO. Y así también lo ha sugerido, en su discurso, el primer ministro, David Cameron, refirmado posteriormente por Gordon Brown, por cierto nativo de Glasgow, lider del partido laborista y ex primer ministro de Reino Unido.

Lo peor está ahora por venir, en cuanto a Cataluña de refiere. Precisamente ese 19 de septiembre, fecha en que se hacen públicos los resultados del referéndum en Escocia, en España se viven momentos complicados. El gobierno de Cataluña ha aprobado la ley de consultas que le permitirá a Artur Mas, president de la Generalitat, convocar para el 9 de noviembre un referéndum similar al de Escocia. Según los voceros oficiales, los resultados de la consulta en Escocia no han hecho variar ni lo más mínimo las aspiraciones catalanas independentistas. A diferencia del gobierno de Inglaterra, donde se pactó su realización, en España esa posibilidad parece negada. El gobierno de Rajoy está totalmente en contra de la consulta. Su alegato está fundamentado en la propia constitución española ya que, de haber una consulta para la separación de una parte de España, todos los españoles, y no solo los afectados (catalanes, en este caso) deberían ser consultados. La Moncloa, sede del gobierno de España, prepara su ofensiva frente a la hipótesis de una consulta que, a su juicio, es ilegal y que parece que no permitirían. En semanas veremos o un choque de trenes o en su lugar, algo más razonable: permitir la consulta y confiar en el buen juicio de los ciudadanos residentes en Cataluña.

Desde mi punto de vista, es una torpeza del gobierno negarse tan categóricamente a la consulta, máxime cuando los resultados, según se ha dicho, no son vinculantes. Creemos que los catalanes razonables, que deben ser muchos, inclinarían la balanza hacia el NO, tal como ocurrió en Escocia y así se daría por terminado este capítulo independentista. Y servirá de advertencia, entre otros, a los vascos y gallegos. Nada peor que prohibir algo: más temprano que tarde harán la consulta.

Está bien comprobado históricamente que los nacionalismos no le hacen bien a los pueblos, excepto apelar a las emociones mas primigenias. Un nacionalismo irracional fue el que impulsó a un Hitler a llevar al pueblo alemán a su peor derrota en siglos. Los nacionalismos en los Balcanes condujeron a la muerte y al sufrimiento a miles de ciudadanos, como nos consta. Los nacionalismos en el medio oriente están causando dolor, tristeza y miseria a millones de seres indefensos. No hay ninguna razón para pensar que el nacionalismo catalán será diferente. Ser español y catalán -en el orden que cada quien desee ponerlo- es mucho mejor que ser catalán a secas. Creo que somos muchos los que admiramos al laborioso pueblo de Cataluña, pero eso no les otorga una virtud especial; su separación de España les traería algunos beneficios, tal vez, pero con toda seguridad muchas penurias y todo a costa de sentirse “sóc català”. Finalmente, recordemos una vez más, que fue el nacionalismo de Franco (España, una, grande, libre) lo que nos llevó a una guerra fratricida, un millón de muertes y unas heridas que aún no han sido del todo sanadas.

Los tiempos que se avecinan para los catalanes -y para todos los españoles- prometen ser complicados. La solución propuesta por el PSOE, -una España federal en vez de una España de las autonomías- no parece haber sido acogida por los líderes de Cataluña. Lloverá y escampará -nuestro ex presidente Carlos Andrés dixit- mucho en las semanas y meses por venir. Y al final, esperamos que sea el pueblo -no la clase política- el que salga beneficiado por esta confrontación.

A todas estas, en Venezuela debemos mirar estos acontecimientos con mucho interés. En el fondo, lo que está en juego es el deseo de los pueblos de autogobernarse, la necesidad de autoafirmarse y de utilizar los recursos generados en la región en bien de sus ciudadanos. Como ha dicho un comentarista, "el problema no es que nos den más sino que nos quiten menos". Sentimientos muy similares a los que recurrimos en esta región del mundo, tan bien dotada de recursos naturales y aparentemente tan escasa de talento político. El país atraviesa un empantanado presente y no se avista, en un futuro cercano, salida para el berenjenal en que estamos todos metidos, gobierno y oposición. Los radicales de lado y lado juegan a ganar como en Escocia: todo o nada. La revolución o la contra revolución. Pero a diferencia de Escocia, no hay referéndum a la vista en Venezuela que le ponga punto final a la diatriba.

Entretanto, el whisky, ese regalo de los dioses escoceses que tanto gusta al venezolano -habiendo tan excelentes rones nacionales- parece que va a escasear más que el papel sanitario: dicen las malas lenguas que con la falta de dólares para las importaciones no habrá licores en Navidad. Como dicen los guaros(1): “¡fin de mundo!”.

Veremos.

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Nota: Se llaman “guaros” a los habitantes del Estado Lara, cuya capital es la ciudad de Barquisimeto.

Miguel A. Megias
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ROSALÍA MOROS DE BORREGALES, REFUGIO EN EL OCÉANO

Nuestro planeta está lleno de ejemplos de la vida en grupos o familias. Basta mirar a la naturaleza en cualquiera de sus ecosistemas para darnos cuenta que, al igual que los seres humanos, la vida en familia es el común denominador entre las diferentes especies.

Desde niña fui una gran soñadora con respecto a la familia, aunque siempre tuve aspiraciones profesionales, nunca hubo nada más importante en mis metas, en mi propósito de vida, que el maravilloso sueño, el inmenso deseo de llegar a formar una familia amorosa y armónica. Hoy estamos de aniversario, también viendo a nuestros hijos arribar a la culminación de sus estudios de pregrado, inmensamente agradecidos a Dios por tener aun en medio de nosotros a nuestros padres, quienes ya superan los cincuenta y sesenta años de vida matrimonial, ejemplos vivientes de amor.

Estoy escribiendo, pero realmente estoy sumergida a 18 metros de profundidad en nuestro mar Caribe deleitándome de la diversidad de especies en el arrecife de coral. Una vez que he superado toda la parafernalia de los equipos y la técnica para sumergirme, puedo sentirme bienvenida en un ambiente al cual no he sido invitada; sin embargo, pareciera recibirme calurosamente. No solo me permite disfrutar de sus colores, de la belleza que encierra su diversidad, también suscita en mi una profunda inspiración. Mientras nado lentamente mis ojos se recrean con un cardumen de intensos morados que al ver de cerca parecieran haber recién salido de la paleta de un pintor; más allá me embelesa otro cardumen tan numeroso que atravieso con mi movimiento ondulado de patadas dóciles que no quieren perturbar la armonía de estos diminutos peces amarillos, adornados con una fina línea negra en sus lomos, así como la elegancia de un caballero que da el toque final a su atuendo con una fina corbata.

Hoy amanecí con muchas emociones a flor de piel. Llevo días pensando, meditando, respirando profundamente, como si en cada inhalación tratara de conservar la vida, los sentimientos, los momentos que pasan y se escurren entre mis manos como el agua que me rodea, que aunque toco no puedo atrapar. Y así hago mientras buceo, en cada inhalación retengo el aire, expando mis pulmones, lo respiro serenamente, tratando de relajar todo mi cuerpo. Quizá por eso, al concluir cada inmersión en mi tanque hay suficiente reserva como para empezar de nuevo. Así como hay suficiente reserva en mi corazón para empezar cada mañana esta obra de amor. Mientras avanzo me encuentro de frente con una linda parejita de peces ángel, pareciera que mi presencia no les molesta en absoluto, los percibo amables, cuando estamos casi frente a frente, hago un suave movimiento a la derecha para dejarlos pasar, después de todo ellos están en su casa, es su territorio, yo soy solo una intrusa admiradora. Entonces, me doy vuelta y los sigo con mi mirada hasta que los pierdo cuando entran en una de esas cuevas que tienen como hogar, como refugio en el arrecife de coral.

Inspirada en esa parejita alcanzo a mi esposo, quisiera decirle muchas cosas, llenarle el corazón de poesía. Aunque en el mundo submarino nos hablamos por medio de señas, le tomo la mano y se la acaricio tratando de infundirle, en ese toque suave pero áspero por la deshidratación de mis manos en el agua, todo el amor que me une a él. Su rostro se voltea hacia mi, se quita la boquilla y dibuja un beso en sus labios. Le sonrío con los ojos, vuelvo mi mirada al arrecife y allí, en medio del océano, agradezco a Dios por mi matrimonio, por mi hijos, por el refugio que representa mi familia. Nunca antes había llorado debajo del agua, un sentimiento enorme me embarga, las lágrimas fluyen copiosamente de mis ojos, debo hacer algunos ajustes para rectificar mi visibilidad y mis oídos. No tengo miedo, me siento confiada en Dios, también confiada en mi compañero de buceo que ha sido mi amigo por veintiséis largos años. Aunque a veces nuestras vidas han sido como ese arrecife de coral, llenas de vericuetos, siempre en cada quiebre del camino, en cada dificultad hemos encontrado en Dios el tesoro que nos ha impulsado a seguir adelante en la construcción de este amor.

Me encanta sumergirme para mirar debajo de las cavernas que forma el arrecife, siempre encuentro especies hermosas, extravagantes, de colores vibrantes, como una colección del más puro arte. Así como el arrecife alberga miles de especies en sus más intrincados recovecos, así la vida alberga miles de enseñanzas en cada hueco que caemos, en cada obstáculo que encontramos en el camino. Pero en Dios siempre hay un horizonte lleno de posibilidades, de sorpresas infinitas para aquellos que comprometidos con su familia se atreven a explorar las profundidades del amor de Dios. Estoy absorta en mis pensamientos, en esa conversación de mi alma con Dios, tratando de contener mis emociones; de repente, uno de mis hijos me hace la señal de una tortuga con su mano. Como un consuelo inmediato la emoción de poder ver a esta bella criatura me llena de alegría, tomo una gran bocanada de aire y nado con fuerza tratando de alcanzarla, a diferencia de la creencia popular estos seres no son nada lentos, nadan hábilmente con gracia y destreza. Logro estar muy cerca, aunque tengo por norma no tocar nada en este hermoso mundo submarino que me recibe siempre con tanta bondad, no me resisto a la tentación de pasar mi mano cariñosamente sobre su caparazón, a penas la rozo y quedo sorprendida por la suavidad que acaricia mis dedos. Rápidamente, supera mi nado y se pierde en el azul del océano.

No me da tiempo de extrañar esta sorpresa, el día de hoy ha estado repleto de bellos momentos; como uniéndose a la celebración de mi aniversario cinco tortugas más van apareciendo una a una en nuestro nadar. Tantas veces nos perdemos de estos sencillos pero majestuosos espectáculos que nos da la vida; nos quedamos anclados en la tristeza, en la pérdida, en el dolor de una experiencia amarga y damos todo por terminado cuando el océano de posibilidades yace incógnito ante nosotros. Ha llegado el momento de subir a la superficie, he vivido intensamente esta inmersión, como siempre en el ascenso mi esposo me toma de la mano. A medida que subo me despido de este mundo tan hermoso que hoy de una manera tan especial se reveló ante mi. Al ver tu mano tomando por completo la mía siento que nos faltan muchos océanos por explorar, muchos mares que nuestro barco aun debe surcar. Y así como hoy el océano fue mi refugio, siento que siempre, tomados de la mano, encontraremos refugio en el océano de Dios.

“El Dios eterno es tu refugio; por siempre te sostiene entre sus brazos. Expulsará de tu presencia al enemigo”. Deuteronomio 33:27

Rosalia Moros de Borregales
rosymoros@gmail.com
@RosaliaMorosB

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ALBERTO JIMÉNEZ URE, BLASFEMOS Y HEREJES PROCREAN LA INOCENCIA PARA CONVERTIRLA EN ASESINA

«El  ingenio que le permitió al Hombre fabricar armas de guerra lo ha convertido en una criatura casi irracional e incapaz de abolirlas para garantizar la supervivencia de su especie» […] «Cuando la fe por una religión o ideología política nos advierte de su peligrosidad será tiempo de renunciar a ella»

Todos sabemos que un «blasfemo» lo es porque lesiona u ofende a una divinidad cuyos mandamientos rigen su comportamiento moral en la comunidad de la cual forma parte. Tras prostituir sus postulados, desacatarlos o torcerlos, el «hereje» igual daña al que adoptó como su dios cuando elige transitar por otro sendero en materia de creencias religiosas (sin necesariamente cometer Apostasía). Ninguna persona culta reprocha que alguien elija vivir conforme a cuanto su conciencia dicte, empero siempre que bajo coerción no «reclute» a incautos para que adopten sus comportamientos explícitamente perversos. Los problemas que suscitan los presuntos fundamentalistas agravan cuando «implican» a manipulables. Tiene más sentido que quienes sean proclives a cometer actos abominables se declaren «ateos»: porque, vivieren sin perjudicar a nadie o haciéndolo, tales no esperan ser castigados por alguna entidad sin origen científico. Ciertas creencias religiosas corresponden a la Fenomenología de lo Paranormal, pero la mayoría son abortos ceremoniales del populacho que se dopa con la Superchería e Ignorancia Pandémica perceptibles en depauperadas u oprimidas naciones.
El «yihadista», que está obligado a conducir su existencia conforme a la Yihad Islámica (en el Corán descrita), se arma para matar a seres humanos que -según ellos- son apóstatas: pero que, absurdamente, también musulmanes. Tanto los sunitas, chiitas e isisianos («desambiguados») en boga que gustan decapitar son –hipotéticamente- mahometanos. Hacia el centro del territorio con lodo movedizo del Oriente Medio,  en bunkers, están los investidos de máximos: «califas» e «imanes» venerados por los miserables que procrean vástagos forzados a igual rendirles culto mientras sobrellevan el pesadísimo fardo de un inmerecido y paupérrimo destino. Pre-establecido por los nefastos hábitos y costumbres de contra-cultura islámica. Todos adherirían a los deberes señalados en un libro de mandamientos semejante a la Biblia, con independencia de las formas como la interpretan para declarar y desatar sus interminables y nada «santas» guerras contra diversas naciones. Inclusive, contra su disidencia. Los actos genocidas, arbitrados por bélicas ceremonias de falaz santidad, sustituyen a los  fraternos que subliman la hermandad y solidaridad entre verdaderos adherentes del «Señor de los Mundos» o Al•lâh. Tanto como aquellos «cruzados» del Cristianismo que la Historia Universal registra, los traidores del Islam que instigan guerras ocultan cobardemente sus rostros.
Es hora de impeler y desoír a los adventicios profe-trastos: «califas», «imanes», «supremos», «reyezuelos», «dignatarios», «príncipes herederos», «patriarcas», «excelentísimos» y más de la Jauría que Global Jode y fomenta la procreación de la inocencia para convertirla en asesina. Desinfectemos a la Humanidad de los filosofastros que, con experticia en la redacción de compendios para el timo, justifiquen la creación de ejércitos. Repudiemos las tesis que sobre seguridad y defensa de las naciones fomentan la idea de armar a civiles, transformándolos en guardianes de nada secretas sociedades de tiranos que exaltan el espionaje entre vecinos confiriéndole institucionalidad a las matanzas por motivos fútiles. Vindiquemos a la Humanidad y su inocencia de relevo generacional que la enmendaría.        

Alberto Jimenez Ure
jimenezure@hotmail.com
@jurescritor

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lunes, 22 de septiembre de 2014

R@f@el, RAFAEL RIOS, CARICATURAS, UNA FORMA ESPECIAL DE OPINAR, RECOPILACION DE LAS MAS RECIENTES,

 

 

 

 
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ANTONIO JOSÉ MONAGAS, MENTIRAS VERGONZOSAS, PIDO LA PALABRA, VENTANA DE PAPEL,

La enfermedad de poder ha afectado a quienes por fungir de gobernantes asumen atribuciones superlativas para abusar mediante la coerción ejercida por vía del despotismo lo cual ha hecho del país un verdadero “hervidero” de problemas.

MENTIRAS VERGONZOSAS

No hay nada más intrigante que el poder. Pero del poder urdido por el resentimiento o la prepotencia confundida con emociones que tocan a todo individuo aturdido por las circunstancias al momento de verse habilitado por las facultades que le confiere la situación en cuestión. La condición política del poder, hace que casi siempre éste se convierta en instrumento de opresión para imponer consideraciones sin el menor respeto por la posición, actitud o pensamiento del otro. Estas personas, se arrogan atribuciones que desbordan las leyes de la moralidad, tanto como de la ética social propia en quien se maneja con cordura, tolerancia y solidaridad, se creen seres superiores. No advierten la igualdad o la responsabilidad social como valores rectores del ordenamiento jurídico y principios de la idiosincrasia nacional, a pesar de ser referidos por la Constitución de la República como fundamentos del Estado democrático y social de Derecho y de Justicia que supuestamente instituyen el sentido y la noción de país que simboliza Venezuela.

Ante lo que el poder es capaz de encubrir o destacar, hay mucho que decir. Sin embargo, el mayor problema se suscita cuando en una situación de gobierno, poco comprensivo y respetuoso de los derechos humanos, la ética y del pluralismo político, el gobernante vive asustado frente a lo que puede ser cualquier manifestación de reproche, protesta o reclamo. Su presunción de “mandamás” lo sitúa en un punto en el cual imagina aprensivamente todo hecho que posibilite su defenestración o rechazo dada la pésima gestión que adelanta. En consecuencia, ante tanto resquemor, quienes así proceden desde posiciones de poder, actúan con la mayor premeditación y alevosía lo que les permite proferir amenazas o tomar medidas sin responsabilidad de lo que ello pueda acarrear.

Estos personajes de marras, se mueven con el ingenio necesario para aprovecharse del engaño, la seducción y la manipulación. Sin duda, estos son los recursos mejor utilizados por gobernantes empeñados en convencer la población con ideologías que no terminan de abrirse y demostrar sus cacareadas ventajas, bondades y capacidades. Aunque en el fondo, ello no representa más que un armatoste montado sobre meras utopías con las que embaucan ilusos y furibundos seguidores. No obstante, cuando así ocurre, como en efecto sucede en el foco de la política camorrera, estos gobernantes apelan a cuanta excusa pueden con el único y perverso propósito de confundir la opinión en nombre de una acción de gobierno “justa” para no decir “pusilánime”.

El caso Venezuela, es digno de estudio. Particularmente, en este respecto. La enfermedad de poder ha afectado a quienes por fungir de gobernantes asumen atribuciones superlativas para abusar mediante la coerción ejercida por vía del despotismo. Este tipo de perturbación ha hecho del país un verdadero “hervidero” de problemas. Los reveses, atropellos, insultos, calumnias y empujones, por mencionar algunas complicaciones que tienen tomado al país, aparte de las de corte económico, anegaron la precariedad del régimen para ordenar su movilidad. No sólo estos gobernantes buscan infundir más problemas con el estrafalario cuento de una “guerra económica”. Ahora, hablan de otra guerra. De una presunta “guerra bacteriológica” acuciada por el “imperio” con la intención de “desestabilizar” al gobierno nacional en su “laudable” propósito de hacer del Estado venezolano un vetusto Estado Comunal. En breve, inventarán la aparición de una “guerra cultural” que inoculará en la población actitudes propias de la tradición anglosajona. Luego, será una “guerra administrativa”, que afectará los modelos contables nacionales. Después, hablarán de una “guerra cibernética” que le restará aún más velocidad a la Internet socialista. En fin, toda una ostentación de ridiculeces avaladas por interminables mentiras vergonzosas.

VENTANA DE PAPEL

¿O DEMOCRACIA O AUTORITARISMO?

La Ciencia Política, explica que la base de la democracia es la gobernabilidad. Entendida ésta, según Carlos Matus Romo, como “la relación entre las variables que controla y no controla un actor en el proceso de gobierno, ponderadas por su valor o peso en relación con la acción de dicho actor”. Pero si además se entiende que la gobernabilidad va estableciéndose como la capacidad institucional que afianza el ejercicio de la ciudadanía, con toda razón puede decirse que la democracia parte de tan significativa noción.

De no comprenderse así, es posible que la democracia sea vista como “mascarón de proa” con el perverso propósito de utilizarse para disfrazar la gestión de gobierno mediante groseras manipulaciones de “verdades” previamente acomodadas a oscuros intereses. Cuando las realidades toman estos caminos, la política gubernamental se vale de cualquier pretexto para salirse con las suyas. De esa manera, busca aprovecharse de cualquier coartada social, política o económica para suplantar a la democracia, o lo que queda de ella, por un régimen político autoritario, militarista e impositivo, fundamentado en la centralización y en la concentración del poder.

Es el momento cuando se advierten posturas que ponen al descubierto la carencia no sólo de conocimientos en materia politológica. También, del sentido común para reconocer la incidencia de procesos políticos que van de la mano con la historia política que está escribiéndose de modo permanente. En medio de tales perturbaciones, luce pertinente que haya claridad sobre la condición del gobernante exigida por la actual Constitución Nacional (Art. 227) pues, a estas alturas de los tiempos, es insuficiente que para ser presidente de la República sólo se exija ser venezolano por nacimiento, mayor de treinta años, seglar y no tener impugnación alguna por parte de las leyes nacionales. Igualmente, dar cuenta del incumplimiento que se da frente al precepto Nº 145 el cual determina que los funcionarios no deben supeditarse a parcialidades políticas cualesquiera que sean.

Deberá comprenderse debidamente lo que significa la función pública. Es decir, que el funcionario sólo está al servicio del Estado venezolano. Y que aparte de los cargos de elección popular, el ingreso de funcionarios será por concurso público, fundamentado en principios de honestidad, idoneidad y eficiencia (Art. 146). No atenderse estos requerimientos, es “caldo de cultivo” a una crisis de severas consecuencias en todos los aspectos del discurrir nacional. Pensando que en lo arriba referido puede hallarse parte de la razón que explica el caos que vive Venezuela, cabe reflexionar de cara a una inaplazable necesidad. Es el debate obligado al que hay que acudir cuando acecha el fantasma de la dictadura. O sea, considerar por dónde trazar el sendero que puede llevar el país hacia derroteros de exitoso desarrollo: ¿o democracia, o autoritarismo?

“ANTIPATRIA”

En esta Venezuela atrasada, gracias al altruismo infundido por la doctrina revolucionaria, los absurdos configuran el orden del día. Ocupan la agenda del gobernante. Basta con leer el Plan de la Patria, para darse cuenta del tamaño de ridiculez con que han puesto en entredicho la funcionalidad del país ante el resto del mundo. Los criterios y consideraciones de empresas internacionales calificadoras de riesgo, han colocado a Venezuela en niveles de alarma. Sobre todo, para inversionistas que puedan pensar en ver al país como posible escenario de negocio. Sólo la inflación, se convirtió en un claro indicador de la tragedia que vive Venezuela.

En medio de tan graves convulsiones provocadas por la ignominia gubernamental, el término “patria” quedó al margen del sentido que le otorga la etimología jurídica y la axiología politológica. Se ha abusado tanto de su sintaxis y concepción, que ahora “patria” se convirtió en adjetivo utilizado por el sectarismo practicado por el régimen para captar ilusos a su causa ideológica. Para ello, se han valido de distintos efectos. Así se le ha dado forma a una estructura comunicacional cuyo objetivo primario es restringir la libertad de expresión para evitar que las verdades sean informadas. Sin duda, esto evidencia el carácter dictatorial de un gobierno que cada día lo empeora todo. Prueba de esto lo constituye las demostraciones del ilegítimo e injusto control sobre la distribución-venta de papel periódico lo cual se hace a manera de canjear papel por alabanzas al régimen.

Por ejemplo, el gobernador de Aragua, valiéndose del abuso que le confiere ser personaje de confianza del régimen, solicita sin prueba alguna limitarle derechos políticos a dirigentes opositores por el simple hecho de atreverse a delatar su arrogancia frente a decisiones que han puesto en ascuas la soberanía nacional. Algunos ministros, arrogándose su condición de miembros del Ejecutivo Nacional, ordenab situaciones que rayan en la incongruencia. Solamente, para alardear de estar haciendo cumplir los principios, derechos y deberes reconocidos y consagrados en la Constitución Nacional cuando en verdad, están procurando todo lo contrario.

La imaginación de estos gobierneros es tan ávida en infortunios, que ven representaciones fantasiosas por todos lados para así acusar a la “oposición” de maniobrar en aras de conflagraciones relacionados con inventados planes terroristas y de desestabilización. Por consiguiente, hablan de atentados contra la salud, o de organización de fugas de importantes presos políticos, sin prueba alguna. Así que sin duda, la oscuridad envolvió la gestión del socialismo bolivariano. Tanto, que por reivindicar su apuesta revolucionaria, violentaron la dignidad del simbolismo sobre el cual descansa el respeto que se le debe al concepto de “patria”. En consecuencia, las mamarrachadas del régimen malograron el desarrollo nacional. Tanto, que hoy cabe hablar de “antipatria”

“Cuando la ineptitud de gobernantes ruines encubren verdades con vergonzosas mentiras, valiéndose indolentemente del poder, las posibilidades de escapar de tan oscuras realidades podrían actuar contrariamente a la inminencia de hallar salidas inmediatas al problema en cuestión” AJMonagas

Antonio José Monagas
antoniomonagas@gmail.com
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GABRIEL S. BORAGINA, CAPITALISMO, EMPLEO Y PLUSVALÍA

Se dice que un capitalismo "sin límites" se perjudicaría a obreros y empleados. 

Este es un gravísimo error, producto de ignorar lo que el sistema es. En el capitalismo no hay "anulación de límites", sino todo lo contrario. Los límites se expanden en beneficio siempre del obrero y del empleado. 

El lucro del asalariado en el capitalismo no reconoce límites. 

Lo que sí es indudable es que los gobiernos no dejan de imponerle límites al capitalismo, los que vienen dados a través de impuestos, controles, regulaciones, restricciones, etc. Estas restricciones apuntan al achique la de la economía privada en pos de la expansión del sector estatal y, por supuesto, del engrosamiento de las economías y finanzas personales de los señores burócratas y funcionarios de más alto rango, que siempre privilegian sus particulares ingresos por los de sobre cualquier otra persona o grupos de personas ajenas a la órbita política. 

Ponerle límites al capitalismo implica destruir fuentes de trabajo, es decir, condenar a obreros y empleados a una desocupación segura, y de allí al hambre y la inanición. Porque sólo el capitalista está en condiciones de dar empleo, y nadie más que él. Los gobiernos nunca pueden dar empleo a nadie, a excepción de que primero expolien a un capitalista para hacerlo. 

El mal llamado "empleo público", que no deja de ser otra cosa que puro empleo estatal, no es más que una forma eufemística de llamar a lo que económicamente -en la realidad- no es más que un subsidio al desempleo. 

Es decir, el gobierno roba al capitalista lo que este hubiera pagado en salarios, para hacerlo el gobierno en su lugar. El gobierno -en este caso- destruye fuentes de trabajo en el sector privado para transferirlas al sector estatal (mal llamado "público"). 

La gran diferencia es que, en el empleo estatal no existe ningún parámetro que permita medir la productividad del trabajo, con lo que necesariamente se producirá despilfarro de capital. No hay manera de saber si el trabajo que el gobierno paga a sus empleados es productivo o no. En el ámbito político pierde total vigencia el concepto económico de productividad. La burocracia es la antítesis misma de la productividad. Su exacto opuesto.

El ejemplo por el cual se dice que el pintor de brocha gorda que de Calcuta se traslada a Nueva York ganará más dinero en esta última ciudad que en la primera, es porque en U.S.A. la estructura de capital es mayor que en la India. Es simple. De hecho, la emigración hacia EE.UU. radica en que -comparados con los demás países- allí todos los salarios siempre son más altos que en otras partes del mundo. Vale para pintores, escritores, limpiabotas, doctores, mucamas, conserjes, abogados, o lo que se nos ocurra. Sea la forma de vida que sea, en USA prosperará más que en la India. 
Esto es indiscutible. Y ello aun cuando -en nuestra particular opinión- EEUU no es el mejor ejemplo de un país con un sistema "capitalista", aunque tampoco sea el peor. Por supuesto que, si las regulaciones laborales no fueran tantas y tan restrictivas, todos los tipos de trabajos (incluso en los EEUU), tendrían una tasa de retribución muchísimo más alta que las actuales (en donde reina una pléyade de regulaciones que restringen el mercado laboral, generando salarios cada vez más bajos y, finalmente, creando desempleo). 
Si la tasa de capital del nuevo lugar de trabajo es muy alta, hasta un trabajo de inferior calidad en relación al que se venía desempeñando en un país relativamente pobre se pagaría por encima del nivel en que se lo hacía en este último. Y todo ello, con absoluta independencia de la supuesta "maldad" o "bondad" de los empleadores de cada lugar (de origen y de destino). 
En el hipotético caso de que todos los empleadores de un determinado país fueran "pérfidos", "malvados" y "odiaran" ferozmente a sus empleados (hipótesis de la cual parten todos los colectivistas, como si fuera un axioma) si el sistema en el cual están insertos es capitalista, a pesar de su supuesta o real "maldad" y "odio" a los trabajadores, de todas maneras, el sistema los obligaría ineludiblemente a elevar sus salarios. 
Caso contrario, perderían a sus empleados más pronto que tarde, ya que renunciarían a sus puestos, para irse a trabajar con otro empleador (también obligado por el mismo sistema capitalista a subir sus salarios). 
En suma, el capitalismo siempre empuja hacia arriba las retribuciones de obreros y empleados de todo nivel y jerarquía, desde la más baja hasta la más alta. En el capitalismo (si lo tuviéramos) las remuneraciones se elevarían mucho antes que lo pidieran los sindicatos. 
Y lo harían en un nivel y a una velocidad muy superior a las de las demandas sindicales, con lo cual las huelgas pasarían a ser por completo innecesarias, por superfluas.
Todos estos errores que hemos refutado, vienen de la aceptación popular de la absurda "teoría" de la "explotación" marxista, que suponía que el capitalista "robaba plusvalía" al obrero, hasta que en 1871 la Escuela Austriaca de Economía (con Menger y Eugen von Böhm Bawerk, entre otros) demostró que no existe tal cosa como "plusvalía" alguna, dado que el valor de todo producto no proviene del trabajo, sino que surge de la peculiar apreciación del consumidor. 
Esto es de simple sentido común. Cuando una dama va a una tienda de carteras a comprarse una, jamás le pregunta al vendedor (cuando ve una que le gusta) "cuántas horas de trabajo utilizó el obrero de la curtiembre para terminarla". Más allá que, si alguien hiciera semejante pregunta el vendedor no sabría qué contestar, todos sabemos que la gente cuando compra jamás hace tamaña pregunta. 
La dama, simplemente interroga al vendedor cuál es el precio de la cartera, y si el precio le parece accesible, lo paga y se lleva la cartera, sin importarle si el obrero marroquinero empleó 1, 5, 10, 20 o 50 horas para hacerla. 
La ganancia del capitalista y del obrero salen de lo que la dama pagó al comprarla, sin que la señora de nuestro ejemplo le haya peguntado ni al vendedor, ni al capitalista, ni al obrero de la curtiembre que trabaja para él, cuánto deseaban ganar cada uno con la cartera. Compró y pagó, simplemente porque el precio le pareció barato en relación con su deseo de tener esa cartera. Ergo, como se ve, no existe ninguna "plusvalía".
Gabriel Boragina
gabriel.boragina@gmail.com
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