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miércoles, 8 de julio de 2015

JESUS ALEXIS GONZALEZ, CONTRABANDO: FRUTO DEL ATROZ RÉGIMEN CAMBIARIO.

En agosto 2014, los presidentes de Venezuela y Colombia anunciaron el establecimiento de un sistema de pagos bilaterales para facilitar el comercio, correspondiéndole a nuestro país la determinación del tipo de cambio (bolívar-peso). 

Hubo señalamientos concretos; desde la visión colombiana: “los precios de los alimentos que pasan en contrabando los venden a un precio más bajo y por eso afectan nuestros productores. Los productos de la canasta básica subsidiada por el gobierno venezolano terminan siendo vendidos en Colombia a precios irrisorios en perjuicio del comercio local”; mientras que del lado venezolano se anunció un “plan de choque” con la finalidad de “combatir la extracción de alimentos y gasolina”, para lo cual se enviaron, dicen, unos 17.000 efectivos militares a lo largo de los 2.000 kilómetros y 400 trochas de frontera binacional con Colombia (¡43/trocha!); al tiempo de informar que “queda terminantemente prohibido la exportación de todos los productos de la dieta básica de los venezolanos, porque Venezuela no exporta sus alimentos, los produce para consumirlos” 

NOTA: Nos permitimos una acotación: la expresión adecuada ha debido ser “los importa para consumirlos”. 

En armónica sintonía comunicacional con el Ejecutivo, voceros gubernamentales estimaron en más de US$ 2.000 millones las pérdidas anuales por contrabando (en 2015 equivaldría a unos Bs 374.000 millones), en un escenario, que según estos voceros, le conviene al gobierno colombiano ya que le resulta más económico mantener esa cultura que propiciar la producción interna; calcularon de igual modo que desde Venezuela ingresan a Colombia unos 80.000 barriles de gasolina, cuyo precio promedio interno es de Bs 0,070/litro vs Bs 58/litro en Colombia diferencia de precios que induce una pérdida aproximada para nuestro país cercana a los US$ 5.500 millones anuales, y un beneficio superior a los US$ 3.000 millones para los contrabandistas.

El contexto brevemente descrito, perfila la estructuración de una “economía de frontera” (flujo de mercancías sin pagar los derechos de aduana) de manifiesto vigor actual ante la presencia de un cambio oficial sobrevaluado como consecuencia de la atroz “política” de anclaje cambiario orientada a controlar la inflación (¡!); en conjunto a un marco de controles y subsidios que fomenta el contrabando  en razón a las ventajas que se le confiere al vecino país la existencia de un “precio subsidiado” como resultado de estar porcentualmente conformado por “importaciones subsidiadas” a un tipo de cambio descontextualizado (p.ej. Bs 6,30/$), que luego el Gobierno intenta “proteger” (no con mucho éxito) con rigurosos controles de precio (¿precio justo de venta?) que a la postre, ante su congelamiento, se ubican por debajo de los precios libres del comercio vecino (en más de 10 veces) hecho que impulsa la citada “economía de frontera ”y el contrabando (distinto a una “guerra económica”) que en opinión del propio Gobierno alcanza más del 35% de los productos importados con un “dólar subsidiado”, traídos para enfrentar el desabastecimiento causado por una escasez de oferta doméstica que emerge ante el manifiesto deterioro del aparato productivo nacional causado por la “guerra importadora” contra el sector privado, que con el tiempo ha inducido un círculo vicioso de más importaciones con obvio encogimiento y destrucción de la capacidad de producción interna. Sirva de referencia ilustrativa, casos como el de la harina precocida que en Cúcuta 1 kilo tiene un precio de unos 2.500 pesos pero con sólo cruzar la frontera se puede comprar a precio regulado ¡8 kilos con el mismo esfuerzo monetario en pesos!.  Es de resaltar que esa proporción puede variar según la zona geográfica donde se adquiera el producto proveniente del “bachaqueo” (argot popular zuliano que hace alusión a un producto revendido por una persona natural) tal como p.ej. Maracaibo (Bs100), Oriente (Bs 90), San Cristóbal (Bs 70), Yaracuy (Bs50) y Valencia (Bs 40); situación similar para  muchos otros alimentos, todo lo cual muestra dos aspectos de repercusiones distintas: un claro beneficio para el consumidor colombiano (y el contrabandista) y una oportunidad de abastecimiento ( más caro) para los venezolanos ante la escasez nacional; o lo que es lo mismo, el “bachaqueo” es ahora un factor de distribución de la mercancía en incongruente y sospechosa “ocupación funcional” de las competencias inherentes a los 22.000 Centros de Abastecimiento “atendidos” por Mercal, siendo el Gobierno quien controla cerca del 60% de la distribución de alimentos al tiempo de estar en capacidad de conocer al detalle todo ese proceso al haber instrumentado en 2008 el Sistema Integral de Control Agroalimentario (SICA) para supervisar lo enviado para cada región del país, y asumiendo en 2009 la importación de alimentos fortaleciendo ese objetivo con la promulgación (30/12/2010) de la Ley Sobre el Delito de Contrabando, que en su Artículo 3 lo define como actos u omisión donde se elude o intenta eludir la intervención del Estado con el objeto de impedir el control en el tránsito de mercancías o bienes; luego complementada en 2012 con la puesta en funcionamiento de la Guía Única de Movilización y Control de Alimentos de uso obligatorio para el movimiento de los alimentos en todo el territorio nacional; y más recientemente se anunció (01/05/2015), con subyacente clientelismo electoral,  la instalación de unos 1.800 Consejos Populares de Abastecimiento y Producción, que al parecer, funcionarán en cada establecimiento (¡!) con la finalidad de combatir la usura, la especulación, el acaparamiento y el contrabando (¿?); y de igual modo, en nuevo ataque mediático,  la creación de una Corporación de Transporte a efectos de centralizar la distribución de alimentos (¿Estatización?).
Es importante recordar, que con la integración económica entre Venezuela y Colombia (finales de los 80) disminuyó en más de un 90% el contrabando de productos venezolanos, como reacción a la instrumentación de políticas económicas bilaterales que condujo a una revalorización del bolívar desde 0,50 pesos en 1983 hasta 2,43 en 1998 y 3,10 pesos por bolívar en 2003 (en 2015 apenas podemos comprar 0,024 pesos con 1 bolívar); siendo que de igual modo en 1998 exportábamos a Colombia arroz, maíz blanco y amarillo, sorgo, algodón, papel, plátano, coco, duraznos, entre otros rubro, hasta situar las ventas por encima de los US$ 4.500 millones. 
Esta situación privilegiada, inició su reversión a partir de 2001 cuando se aprobó la Ley de Tierras como un idóneo (¡!) instrumento jurídico para apuntalar la “revolución agroalimentaria socialista” cuyos resultados nos ha llevado a tener que importar en el presente la mayoría de los alimentos que consumimos (¿cómo se puede hablar de “contrabando de extracción” en el área de alimentos?); acción que tiende a encogerse a raíz de la caída de los ingresos petroleros (y de divisas) en más de un 60% en 2015 colocándonos en el umbral de una crisis: ¿con qué importamos? situación que se complica ante la inexistencia de un fondo anticiclico, a la par de los desastrosos efectos de la nefasta política de refinación de PDVSA que se tradujo en la pérdida ante Canadá de los espacios técnicos para procesar nuestro crudo pesado descartados para intentar, sin éxito, la instalación de 3 refinerías en China.
No admite duda en contrario, que mantener sobrevaluado el bolívar con respecto al US$ como una estrategia de corto plazo para distribuir el ingreso nacional en  momentos coyunturales puede dar resultados satisfactorios; pero de malvados efectos al perdurar en el tiempo con una tasa oficial divorciada de la realidad (p.ej. 6,30 Bs/$) que a la larga se vuelve inoperante como consecuencia del uso indebido (público y privado) de la divisa oficial, hecho que a su vez impide tanto la conformación de mejoras en el precio de venta al consumidor como la posibilidad de una masiva importación en razón a la especulación cambiaria y la corrupción que florecen por el descomunal diferencial entre las distintas tasas de cambio (brecha cambiaria) que para 2015 se sitúa en más de 4.000% (Cencoex vs paralelo); al tiempo de estimular la economía de frontera tanto de los limitados bienes producidos internamente como de los ¡productos importados a la tasa cambiaria oficial!,  muy especialmente los alimentos.
Mención de obligante referencia, es lo referente a la devaluación que ha caracterizado a Venezuela que sobrepasa un acumulado del 18.000% en los últimos 15 años ( vs un 1.625% en los 35 años precedentes), aunado al Sistema Marginal de Divisas (Simadi) efectivamente “marginal” que apenas participa en un 1% del total adjudicado de divisas, pero que al propio tiempo cumple el malvado papel de establecer la “cotización piso” del dólar en el mercado paralelo (entre un 20-30% por encima) induciendo una “devaluación encubierta progresiva” que igualmente dinamiza la economía de frontera con Colombia, muy especialmente en materia de alimentos al “abaratar las exportaciones” bajo la perturbador figura de un ¡contrabando de transporte de productos subsidiados!.
En fin, mientras no se corrijan las distorsiones cambiarias y se impulse una flexibilización de los controles de precios y cambio, la economía de frontera será una realidad permanente y creciente fundamentalmente en materia de alimentos, medicinas y gasolina en razón a la amplia diferencia de precios que existe entre los regulados nuestros (congelados) y el libre colombiano que obviamente “estimula” el deseo de venderlos mucho más caro en la frontera. Concluimos con una reflexión de cierre: Venezuela no podrá alcanzar el mandato constitucional de una Seguridad y Soberanía Agroalimentaria, hasta tanto no se desregule la economía al tiempo de reducir el tamaño del Estado y el  intervencionismo gubernamental.
Jesús Alexis González      
Jagp611@gmail.com        
@jesusalexis2020
        

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jueves, 4 de junio de 2015

JESUS ALEXIS GONZALEZ, CRISIS ECONÓMICA: FRUTO DE UNA GUERRA DOCTRINARIA.

La causa primaria de la presente crisis económica  que experimenta Venezuela, podemos ubicarla en la visión doctrinaria que han adoptado los conductores gubernamentales en referencia a la acumulación de capital como eje (que en efecto es) del crecimiento económico y de la movilidad social en función del desarrollo nacional; que en lo atinente al “criollo” proceso revolucionario socialista---doctrina económica que promueve la eliminación de la propiedad privada de los medios de producción para, afirman, alcanzar una sociedad sin clases donde se instaura la planificación central para coordinar la actividad de las empresas estatizadas---asumen dicha acumulación de capital como una malvada transformación en capital de la plusvalía (parte del trabajo no pagado al trabajador del cual se apropia el empresario¡!) en un contexto de relaciones capitalistas de producción; situación que aspiran revertir a la luz de una socialización de la producción y el trabajo a los efectos que, opinan, el socialismo sustituya al capitalismo al unísono de negar cualquier tipo de acumulación tal como un ¡aumento en el volumen de capital! (base de la explotación del trabajador¡!). 

Al propio tiempo, señalan que el salario no constituye el valor del trabajo (remuneración por vender su esfuerzo ¡!) sino la cantidad de dinero que recibe el trabajador de la renta nacional para cubrir sus necesidades en función a la calidad y cantidad del trabajo; de donde emana una contradicción en cuanto a que la mejora del bienestar nacional depende de la elevación en la productividad del trabajo, siendo en la práctica laboral una acción poco pretendida por la burocracia Estatal y obstaculizada para el sector privado mediante “políticas” gubernamentales.

Desde el enfoque opuesto, representado por la economía de mercado---organización social basada en la libre empresa destinada a facilitar la producción y el consumo de bienes y servicios surgidos de la interacción entre la oferta y la demanda, con la eventual participación del Estado para corregir fallas y preservar su eficiencia---la acumulación de capital se entiende como la aplicación de recursos (fondos) destinados a producir nuevo capital bajo la figura de Inversión Real---adquisición de bienes de capital como plantas, equipos e inventarios---canalizada hacia algún tipo de negocio con el fin de aumentar su capacidad de producción; escenario donde el salario representa la remuneración al trabajador por su contribución en la creación del PIB, al tiempo que le confiere la posibilidad de comprar los bienes y servicios emanados del esfuerzo productivo colectivo, sin que medie una inamovilidad complaciente y desestimuladora.
Resulta de Perogrullo señalar, que en la presente Venezuela y ante el desprecio ideológico del alto gobierno hacia la participación en la economía de la actividad privada observado por las trabas que se imponen a la inversión (acumulación de capital) mediante distintas formas de control (cambio, precios, beneficios, asignación política de divisas, libre convertibilidad, etc), consideran innecesario (y estéril) la aplicación de una política pública en un área vital para inducir condiciones para el crecimiento y desarrollo económico como lo es la materia monetaria referida a las decisiones que en ejercicio de una plena autonomía debe tomar el BCV en el manejo de distintas variables (inflación, emisión monetaria, tipo de interés, protección a las reservas internacionales y otras) para propiciar un ambiente estimulador al favorable comportamiento del aparato productivo, y donde la oferta monetaria---cantidad de dinero que circula en la economía para mover las transacciones comerciales y financieras---es una  herramienta trascendente para procurar la estabilización del sistema de precios (base de una eficiente economía) sin entrar en el imposible e indeseable intento de controlar directamente la mayoría de los precios de los productos y servicios. De igual modo, el BCV  puede (y debe) imprimir dinero en un contexto de sana economía para comprar deuda (prestar dinero) a través de pagarés gubernamentales y bonos de PDVSA ( aparte de los bonos “Directo BCV”) con la finalidad ortodoxamente correcta de aumentar el tamaño del sistema monetario (y no del Estado) al tiempo de inducir una disminución de la tasa de interés (precio del dinero) para (en una economía distinta a la nuestra) estimular en el sector privado (como debe ser)  deslastrado de incertidumbre el deseo de endeudarse (y no el Gobierno) para apuntar dichos recursos a la inversión (acumulación de capital) en pro de hacer crecer la demanda agregada---suma de gastos en bienes y servicios finales adquiridos en el mercado doméstico y en el resto del mundo, para ser destinados al consumo público y privado y a la formación bruta de capital fijo---valor de los bienes duraderos nuevos (junto con los servicios incorporados a ellos) adquiridos por las unidades productoras para ser utilizados en el proceso productivo---; acción racionalmente distinta al simple y perverso hecho de recibir el Gobierno más recursos (distintos a los ordinarios) por parte del BCV para que posteriormente bajo la subyacencia del gasto público instrumente acciones populistas y electorales sin el firme propósito de superar estructuralmente la pobreza (nicho de votos) teniendo como estrategia crear un boom de consumo para inducir una ilusión de prosperidad sin que medie un aumento de la oferta real, con obvio efecto sobre la escasez entendida como la relativa insuficiencia de un bien con respecto a las necesidades, deseos o requerimientos de los consumidores.
A tenor de lo expresado, y como reflexión final no debe extrañarnos para nada noticias tales como que las industrias trabajan a un 54% de su capacidad instalada, que un 67% de las empresas han visto descender la producción y los inventarios, que para el III trimestre 2015 un 41% del empresariado no invertirá (salvo en mantenimiento), que la industria manufacturera no recibe divisas desde hace 7 meses, que el Gobierno mantiene una deuda con el sector privado superior a los US$ 10 millardos, que la incertidumbre inhibe las inversiones, que el sector empresarial se contrajo en un 58,9% en los últimos 16 años, y un largo etcétera.

Jesús Alexis González
Jagp611@gmail.com         
@jesusalexis2020

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miércoles, 27 de agosto de 2014

JESUS ALEXIS GONZALEZ, ORIGEN DE LA CRISIS: SIN SISTEMA ECONOMICO

Iniciemos con una visión 

Venezuela transita hacia una crisis económica,  cuya intensidad será del tamaño   de   las   distorsiones   macroeconómicas   propiciadas   por las improvisaciones e indefiniciones   inducidas por la puesta en marcha de acciones para alcanzar una economía totalmente estatizada bajo la figura de un socialismo democrático (mercado con fuerte participación estatal); lo cual equivale a la implantación de una economía socialista en la economía de mercado,  en torno a un enfoque productivo socialista de heterodoxa conformación,  orientando la política económica a la luz de construir un Estado socialista.
Tal intención (de indefinido sustento doctrinario), está  propiciando un mayor desbalance  macroeconómico ante la ausencia de un sistema económico, entendido como un conjunto de procesos vinculados funcionalmente entre sí mediante relaciones, reglas, procedimientos e instituciones que caracterizan el funcionamiento económico del país; para lo cual se han de instrumentar las políticas que se estimen necesarias en función de organizar la actividad económica de la sociedad (producción y distribución de bienes y servicios) en un marco de ordenamiento jurídico que facilite el desarrollo de las fuerzas productivas, y de una estructura económica que perfeccione las relaciones entre los sectores de la economía (primario, secundario y terciarios). Tal desenvolvimiento, ha de responder a un modelo económico perfilado por el Gobierno (dirección de la colectividad social mediante la instrumentación de políticas públicas) para organizar la actividad económica en vínculo armónico entre el tejido empresarial (privadas, socialistas y mixtas) con el resto de los actores sociales. 

Formulemos una interrogante- 

¿Venezuela cuenta con un sistema y modelo económico concebido como política de Estad­o?

Veamos: 

El 5 de agosto de 2000, según Decreto No 923 de la Presidencia de la Republica, a los efectos de la creación de la Comisión Presidencial para la Constituyente Económica se consideró sobre el deber del Estado de promover conjuntamente con el sector privado el desarrollo armónico de la economía nacional, así como de evolucionar hacia una actividad económica diversificada mediante el estímulo a la inversión de los capitales nacionales y foráneos; todo ello en un todo de acuerdo con el Artículo 236 Constitucional. Tan apropiado postulado de coherencia macroeconómica, fue efímero en el tiempo ya que ese mismo año se inició la erosión de la autonomía del BCV al reformar su Ley de creación para permitir al Ejecutivo Nacional hacer uso de las utilidades cambiarias acumuladas por años en el ente emisor, creando  luego el FONDEN (sin mecanismos de rendición de cuentas) en aras de consolidar dicha acción, a la par de consagrar al Gobierno el derecho a distribuirse los dividendos del banco; hasta la posterior instrumentación de las denominadas reservas excedentarias para permitir que el BCV transfiriera al Ejecutivo Nacional las reservas internacionales con la finalidad de financiar el gasto público, creando las condiciones para la posterior eliminación de la autonomía del BCV, subordinándolo a las líneas gubernamentales violando la CRBV que señala la obligación de una coordinación macroeconómica entre el Gobierno y el BCV para elaborar un Acuerdo Anual de Políticas (solo se acordó un primero y único en 2003); desatendiendo al propio tiempo sus funciones medulares relativas a preservar el  valor de la moneda, la regulación de la liquidez monetaria y de no avalar políticas fiscales deficitarias asumiendo el indebido rol de agente financiero del Gobierno.

Muy variados han sido los efectos negativos que se han originado en Venezuela ante la ausencia de un sistema económico, hasta configurar una estructura caracterizada por: 

(1) una caída tanto de la producción petrolera, como de la producción interna de bienes y servicios; 

(2) decrecimiento de las exportaciones no petroleras; 

(3) aumento de la demanda de importaciones; 

(4) reducción de la inversión extranjera directa; 

(5) contracción del mercado cambiario; 

(6) crecimiento del nivel e ineficiencia del gasto fiscal; 

(7) uso intensivo de créditos adicionales; 

(8) déficit en la gestión financiera del Gobierno Central, cubierto con emisión de dinero inorgánico (monetización) y colocación en el mercado interno de Bonos DPN y Letras del Tesoro; 

(9) expansión de la liquidez monetaria; 

(10) aumento de la deuda pública interna; 

(11) remonetización de la economía (liquidez monetaria por encima de la inflación); 

(12) expansión secundaria de dinero por vía crediticia (excedente de liquidez en la banca); 

(13) crecimiento económico real apuntalado por la Demanda Agregada Interna, en función al consumo público y privado (con mínima inversión reproductiva); 

(14) crecimiento significativo de la Población Económicamente Inactiva (participación en programas sociales no generadores de puestos de trabajo); 

(15) sector informal cercano a la mitad de la fuerza laboral; 

(16) disminución de la productividad del trabajo (inamovilidad laboral); 

(17) elevado índice de escasez y desabastecimiento; 

(18) devaluación continua ante la sobrevaluación y el déficit fiscal; 

(19) recesión por el decrecimiento del PIB durante 2 trimestres consecutivos; 

(20) altas posibilidades de una estanflación, y de una hiperinflación; 

(21) corrupción desbordada; 

(22) unificación cambiaria con fines fiscales; 

(23) reforzamiento del control de cambio; 

(24) profundización del ejercicio de la economía como herramienta de dominación político-partidista; 

(25) racionamiento (electrónico-biométrico) de los alimentos y las medicinas; y 

(26) elevada percepción negativa sobre el devenir económico nacional.

A la luz de una reflexión final, sostenemos que para la existencia de un sistema económico en Venezuela, se hace necesaria una eficiente interrelación (con implícita diferenciación) entre el régimen sociopolítico (concepción y estructuración del Estado) y la administración pública (formulaciones políticas y administrativas); en un escenario donde exista una transparente diferenciación entre el Estado, el Gobierno y el Presidente, y una definida estrategia (visión de largo plazo) de desarrollo en función del bienestar del pueblo venezolano.

Jesús Alexis González
jagp611@gmail.com        
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sábado, 26 de octubre de 2013

JESUS ALEXIS GONZALEZ, BCV: ¿CAJA CHICA DEL GOBIERNO?

En total apego a una racional política monetaria el Banco Central de Venezuela (BCV) puede emitir bolívares en monedas y billetes luego de haber adquirido activos internacionales como oro y divisas (moneda con aceptación internacional) que son contabilizados como activo, todo ello como resultado de las exportaciones del país y tal emisión se denomina dinero orgánico (con respaldo); de igual modo el BCV puede realizar emisiones cuando adquiere papeles de deuda (activo no financiero) a la luz de una operación de crédito interno básicamente representada por papeles de deuda del Estado venezolano. 

Es decir, cuando el BCV emite dinero soportado en títulos de deuda (bonos) lo hace respaldado sólo por papeles que obviamente no tienen su origen en transacciones productivas corvirtiendose por tanto en un elemental asiento contable que toma la forma de dinero inorgánico (máquina de hacer dinero); o lo que es lo mismo no está respaldado con una mayor producción del aparato productivo nacional. 

En este orden de ideas, en Venezuela 2013 la emisión de dinero inorgánico se situó por encima de los 280.000 millones de bolívares.

Es por demás conocido que la economía venezolana refleja actualmente un desequilibrio macroeconómico cuya expresión más tangible (con efectos devastadores sobre la sociedad) es la inflación que acumulada 1999-mayo 2013 supera el 1800% y para mayo 2013 alcanzó un 6,1% (la histórica más alta desde 1996), la cual es estimulada por el crecimiento masivo de la liquidez monetaria (cantidad de dinero en circulación) que, entre otros males, rompe con el obligante equilibrio en relación a la cantidad de bienes sujetos a ser demandados (escasez) habida cuenta que la masa de dinero aumenta a una velocidad superior al crecimiento de la producción, dentro de un escenario vinculado, por un lado, a la asistencia financiera del BCV  hacia entes gubernamentales (Gobierno central, PDVSA y otros) ante el hecho que la gestión pública viene experimentado en los últimos años un permanente déficit (más gastos que ingresos) que a la fecha se sitúa en un monto superior al 14% del PIB, situación que simultáneamente intentan paliar mediante emisión de deuda interna (en condiciones ventajosas) cuyo saldo para el IS 2013 supera los 60 millardos de dólares apoyada por el acorralado ahorro nacional; y por otro lado, ante la puesta en marcha de una política monetaria expansiva para incrementar la demanda agregada con intenciones soterradas bien alejadas del acontecer económico.

El conocimiento económico es determinante al indicar que cuando un Banco Central adquiere papeles de deuda para luego emitir monedas y billetes lo hace en razón a una falta de liquidez en la economía, caso muy distinto al venezolano si observamos que en el período 2000-2013 la liquidez M1 (monedas, billetes, depósitos en ahorro y cuenta corriente) creció en más de un 6.000%, y en lo específico del lapso junio 2012-junio 2013 creció en un 65,9% hasta ubicarse en unos 830.000 millones de bolívares (cerca de 80.000 fueron emitidos para financiar a PDVSA); siendo que este impresionante crecimiento de la oferta monetaria fue impulsado, primordialmente, por el gasto público que se ha elevado desde un 29% del PIB en 1998 hasta un 44% en 2012, con una estimación 2013 por un monto superior a los 600.000 millones de bolívares. Tal como se deprende de la simple lectura de estas cifras (y de sus implícitas consecuencias) no resulta aconsejable ni conveniente que el BCV se convierta en una caja chica para financiar los compromisos del Gobierno, muchos de ellos de orientación populista.

Economista Jesús Alexis González <economista611@gmail.com>
@jagp611      
  
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domingo, 20 de octubre de 2013

JESUS ALEXIS GONZALEZ, LEY HABILITANTE; ¿HACIA CUAL MODELO ECONOMICO?

Durante la presente quinta República, el Gobierno anterior ejerció habilitado el 34,62% (54 meses) de su mandato y aprobó 215 leyes, muchas de ellas en el área económica y monetaria; hoy nuevamente solicitan poderes especiales (colocándose por encima de una evidente polarización) a efectos de profundizar desde Miraflores “la batalla a fondo por una nueva sociedad”.

Tal señalamiento facilita inferir que a través de la Ley Habilitante solicitada se intentará propiciar una profunda reestructuración de la economía, de la sociedad y de la institucionalidad, para lo cual deberán ir más allá de la obvia  formulación de objetivos hasta definir métodos y estrategias concretas para alcanzar la sociedad socialista que pretenden;  estableciendo propósitos y lineamientos claros con alto grado de precisión, donde se enfatice sobre la obligación de generar nuevas instituciones acordes con esos objetivos socialistas; es decir, explicar cómo se emprenderá el proceso de reestructuración social y económica que implica al mismo tiempo inducir un nuevo tipo de institucionalidad que ha de tener como primordial objetivo una reorientación completa de la economía incluida la potencial socialización de los medios de producción (máquinas, herramientas, etc.). 

En función de ello, deben exponer con suma claridad las profundas y radicales transformaciones que esperan aplicar a las estructuras en su aspiración de hacer de Venezuela (sin estar previsto en la Constitución) una sociedad socialista en concordancia, suponemos, con la teoría marxista cuando señala que son las relaciones económicas las que determinan el ordenamiento social.

En una sociedad concebida como el resultado de la actividad productiva, se conforma la estructura económica donde se genera, por un lado, la producción social y por otro las relaciones de producción (los hombres entran en determinadas relaciones), las cuales armonizan en torno a un modo de producción (interrelación entre la fuerza de trabajo y los medios de producción) que perfila la relación inmediata entre el propietario de los medios de producción y el productor directo, o lo que es lo mismo, la relación entre el capitalista o el Estado y el trabajador.

Como bien puede observarse, llevar a cabo una profunda reestructuración de la economía, de la sociedad y de la institucionalidad es mucho más serio, difícil y profundo que simplemente instrumentar una descontextualizada aspiración socialista mostrada y canalizada por intermedio de una aislada política económica orientada sólo a asegurar la distribución masiva del ingreso a favor de los sectores populares en sintonía con la propiedad social de los medios de producción, mediante una política expansiva del gasto público para estimular la demanda propiciadora de un alarmante desequilibrio macroeconómico y una devastadora inflación. Tal orientación de “política económica” es diametralmente distinta (aún buscando el mismo objetivo de distribuir equitativamente el ingreso) a una política que pretenda, por ejemplo, reemplazar el modo de producción capitalista mediante un cambio relativo de las relaciones de propiedad y de producción en aras de transitar hacia una economía distinta, a la luz de un modelo económico (que explique el qué y el cómo), donde se respete la existencia del aparato estatal y la democracia alejándose de cualquier forma autoritaria de Gobierno.

Economista Jesús Alexis González
@jagp611
18/10/2013

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lunes, 7 de octubre de 2013

JESUS ALEXIS GONZALEZ, GASTO PUBLICO E INFLACION, ¡ DESTRUCCION SOCIAL ¡

“Lenin tenía toda la razón, no existe medio más efectivo ni más sutil para destruir la base existente de la sociedad, que destruir la moneda. Por un proceso continuo de inflación los gobiernos pueden confiscar en secreto y sin que nadie se percate de ello, una parte importante de la riqueza de sus ciudadanos. 

El proceso pone en marcha todas las fuerzas económicas del lado de la destrucción, y lo hace de tal forma que ni un hombre en un millón lo podrá diagnosticar” (J.M, Keynes, 1.919). “Muchos países sufren hoy los efectos de una inflación socialmente devastadora, un paro anormalmente alto, una errónea utilización de los recursos económicos y, en ciertos casos, la pérdida total de la libertad” (M. Friedman, 1.976). El Estado ha cumplido tradicionalmente el papel de regulador de la economía en procura de perfilar con éxito el destino del país, hecho que en la actualidad está marcadamente afectado por un nuevo orden mundial caracterizado por particularidades y reivindicaciones infraestatales que obliga a los Estados a introducir profundas transformaciones (y reformas estructurales) en relación a la manera de intervenir directamente en el área económica nacional en un contexto de equilibrio entre el “Estado mínimo” y el “Estado populista”

En tal escenario, la función económica del gasto público ha de tener como finalidad incentivar la actividad económica y nunca “la destrucción de la base existente de la sociedad” (Lenin) a lo cual puede llegarse bien por ignorancia o bien por intenciones soterradas. En lo específico del caso venezolano, el gasto público ha elevado su participación en relación al PIB desde un 29% en 1998 hasta un 44% en 2012 equivalente a unos Bs 472,1 millardos, estimándose que para el 2013 se sitúe por encima de los Bs 750 millardos (sin incluir el efecto electoral), siendo que lo ejecutado en los 8 meses que han transcurrido alcanzó unos Bs 508 millardos para un promedio mensual 2013 de Bs 63,5 millardos; tal accionar gubernamental ha propiciado un gran desequilibrio macro y microeconómico, donde se destacan, entre otros, los temas de liquidez monetaria, inflación, reservas internacionales y el mercado de divisas. Durante el período 2000-2013 la liquidez monetaria creció en más del 6.000% hasta ubicarse en unos Bs 913,2 millardos para agosto 2013, que bajo la forma de oferta monetaria se inyecta a la economía por intermedio de un gasto público estimulador de la demanda interna ( más allá de la inversión), con evidente efecto sobre la elevación de precios (inflación) y el desabastecimiento ante el manifiesto desequilibrio con respecto a la oferta doméstica de bienes y servicios, que al mismo tiempo  impacta sobre un aumento de las importaciones y el diferencial cambiario.

Las reservas internacionales muestran una caída sostenida desde 2008 cuando se ubicaron en $ 43,1 millardos, disminuyendo para diciembre 2012 hasta $ 29,8 millardos, en junio 2013 a $ 24,9 millardos, en julio 2013 a $ 23,3 millardos (similar al 2007), en la 1ra. quincena  de septiembre 2013 a $ 22,9 millardos (similar a noviembre 2004) y en la 2da. quincena a $ 21,9 millardos; donde el 70% de dichas reservas está representada por barras de oro (366 toneladas/12 millones de onzas), muy distante del promedio de América Latina que es de un 8%, mientras que la parte liquida de las reservas operativas es de apenas unos $ 1,8 millardos que sólo cubre 1 mes de importaciones, con el agravante que el respaldo de las reservas con respecto al bolívar es de un 20% (1 dólar respalda 0,20 partes de 1 bolívar); e igualmente la cuenta liquidez monetaria/reservas internacionales arroja un tipo de cambio implícito superior a 35 Bs/$ (¡inminente devaluación!); situación que en mucho es causada por la expansión del  gasto público respaldado con emisión de dinero inorgánico. De igual modo en Venezuela la inflación acumulada 1999-mayo 2013 es de un 1.800%, mientras que la inflación agosto 2013 se situó en 32,9% y la anualizada (agosto 2012-agosto 2013) ya supera el 45,4%. En fin, la inflación secular como fenómeno social de largo plazo está destruyendo nuestra moneda, confiscando la riqueza, acabando con la libertad, demoliendo la sociedad; todo ello en el marco de una preocupante inseguridad.

Economista Jesús Alexis González
@jagp611


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viernes, 23 de agosto de 2013

JESUS ALEXIS GONZALEZ, DESEPERANZA ECONOMICA APRENDIDA


Venezuela contaba en el año 1998 con un parque industrial de 12.940 establecimientos, en la actualidad “sobreviven” unas 6.000 industrias; en 1960 nuestras exportaciones petroleras representaban el 60% del comercio internacional petrolero, para agosto 2013 según el Reporte OPEP la demanda mundial de petróleo es de 90,1 millones b/d, contexto donde Venezuela (de acuerdo con terceras fuentes) participó con 1,6 millones de b/d (1,78% del total), mientras que por fuentes venezolanas participó con 2,0 millones de b/d (2,22% del total), siendo que el país ha perdido en los últimos 4 años un 25% de su participación en el mercado petrolero mundial; las exportaciones venezolanas de petróleo en relación al total exportado nacional variaron, según la CEPAL, desde un 86,9% en 2004 hasta un 95,5% en 2011 y un 96% al IT 2013; las exportaciones no petroleras que en 1998 representaban el 31,2% del total, disminuyeron hasta un 3,9% en 2012. 

Para respaldar la liquidez monetaria 2013 se requiere de unos $ 150.000 millones, y en el presente se cuenta con unos $ 29.000 millones (70% en oro) ,situación bien distinta a los 82 años transcurridos desde 1879 hasta 1961 período durante el cual el bolívar mantuvo su valor de un gramo de oro; en la década de los años 50 la inflación en Venezuela era inferior a la de Estados Unidos, en 2012 se ubicó como la segunda inflación más alta del mundo  sólo por encima de Sudan; la venta de vehículos durante el mes de noviembre 2007 fue de 52.700 unidades, mientras que el promedio mensual 2012 se ubicó en 10.880 unidades, en el IT 2013 la producción bajó un 44,9%  y el rendimiento de las ensambladoras durante el IS 2013 ha sido el más negativo desde 2003; nuestras importaciones variaron desde $ 41.192MM en 2009 hasta $ 59.339 MM en 2012, escenario donde los EEUU fue el mayor exportador con un 25,6% seguido de China con un 16,5% y Brasil con un 9,2% .

Muchos comportamientos puntuales como los señalados hubiesen podido enmarcar el inicio del presente artículo, hasta casi inducirnos a variar su título por: Desesperanza económica aprendida e inducida; todo ello como consecuencia de un ejercicio del poder político que ha venido avanzando hasta procurar el máximo de poder económico con obligante subordinación de la iniciativa privada y del mercado ante el Estado, olvidando la premisa que “(…) no basta con implantar la democracia política. El mercado garantiza mejor la libertad de los ciudadanos” (Arthur Seldon), afectando  el dinamismo de nuestra  economía a la luz de una intensa política de regulaciones y controles,  con las negativas consecuencias socio-económicas que hoy se observan en el progreso y crecimiento económico, hasta perfilar una percepción de desprestigio hacia la economía venezolana, e induciendo una pérdida de la esperanza de alcanzar los sueños de bienestar. 

Esta desesperanza económica aprendida se traduce en la aceptación ciudadana que las fuerzas naturales de la economía no son suficientes para procurar el bienestar social, razón por la cual, suponen muchos de ellos, se hace imprescindible la figura del “Estado necesario” con la menor cantidad posible de mercado e iniciativa privada; situación que puede conducir, mediante un enfoque pragmático con elevada dosis de populismo electoral, a la radicalización del “totalitarismo económico” apuntalado por la distracción de la atención ciudadana mediante la difusión masiva y constante de información de baja trascendencia e intelectualidad, con la finalidad de soslayar el interés por conocer aspectos importantes en materia social, política y económica en aras de facilitar la manipulación de la percepción sobre la realidad, induciéndolos a una ausencia de visión y comprensión sobre la ventaja que para generaración de bienestar tiene una economía organizada en relación a un  Gobierno de gran tamaño. Es claro que la desesperanza aprendida—especialmente en lo económico—es uno de los cuadros más difíciles de revertir desde el punto de vista emocional, ante la percepción de una imposibilidad de logro que extingue la fe, la confianza y el entusiasmo para procurarse—para el tema en comento--una movilidad social, al extremo de inducirlos a suponer que iniciativa privada y mercado harán de la redistribución de la riqueza  una mera fantasía sin la presencia del Estado, del Gobierno y del partido.

Economista Jesús Alexis González
@jagp611
23/08/2013

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domingo, 24 de febrero de 2013

JESUS ALEXIS GONZALEZ, MEDIDAS ECONÓMICAS: UNA EVALUACIÓN EN CIFRAS. (1/2)

A finales de enero 2013, altos funcionarios del sector oficial venezolano expresaron que “...el gobierno tiene la suficiente capacidad para generar todas las divisas que se requieren para el funcionamiento de la economía”; y complementaron con: “Venezuela tiene una fortaleza de ingreso de monedas en dólares”. El 08/02/2013 devaluaron!!!
Es innegable, que durante el lapso de permanencia del socialismo petrolero venezolano, el Producto Interno Bruto (PIB) ha crecido en un 45% (más del 62% fue impulsado por el comercio, la banca y la construcción); pero en contrapartida las importaciones variaron en un 365,7% (desde $12.669 millones en 1999 hasta $59.000 millones en 2012), la liquidez monetaria en un 6.700%, y la deuda externa creció 2,85 veces. Tal comportamiento macroeconómico, generó un importante déficit fiscal, que ahora el gobierno intenta cubrir reincidiendo con otro ajuste cambiario, lo cual, desde nuestra óptica, resultará insuficiente y hará necesario instrumentar medidas complementarias, orientadas  especialmente a la búsqueda (obligante) de la eficiencia  del gasto público.
En tal sentido, se observa que el Presupuesto Nacional 2013 se situó en Bs. 396.406 millones (un incremento del 33,09% con relación al 2012), calculado a un precio promedio de $55/barril, un tipo de cambio de 4,30 Bs/$, un crecimiento del 6% (¿?), una inflación de entre 14 y 16% (¿?), ingresos petroleros por Bs 83.179 millones (21%del PIB), e ingresos ordinarios por Bs 300.919 millones. Contempla igualmente una ley especial de endeudamiento por un monto de Bs. 95.357 millones (Letras del Tesoro y contratación de operaciones de crédito público).
Variados comentarios pudieren formularse, vinculados con la estructura presupuestaria citada; por lo pronto formulamos un escenario cuantitativo:  un precio promedio de $100/barril para todo el año 2013; se traduciría en una holgura de $45/barril que al multiplicarlo por unos 2.100.000 barriles/día de exportación, generaría unos ingresos fiscales mensuales (no incluidos los Bs. 85.000 millones resultantes de la nueva paridad) de $2.835 millones, y anuales de $34.020 millones, es decir unos Bs.146.286 millones (los cuales,  se transferirán al FONDEN para ser ejecutados sin ningún tipo de control). Nos preguntamos: ¿era necesario un ajuste cambiario con tal volumen de ingresos no presupuestados?
En cuanto a la deuda pública, se han materializado hasta 2012, 732 emisiones de Deuda Pública Nacional y 75 emisiones de Letras del Tesoro, escenario al cual habrá que añadir una autorización publicada en la Gaceta Oficial de fecha 11/01/2013 y firmada por el Presidente de la República (¿?), de una nueva emisión de Bonos por Bs. 75.929 millones, y de Letras del Tesoro por Bs.9.280 millones (para un total de Bs. 85.209 millones). Ambas acciones (devaluación y nuevo endeudamiento) se traducirá en unos ingresos adicionales cercanos a los Bs. 170.000 millones (monto que supera al endeudamiento interno previsto para cubrir el déficit financiero del Presupuesto Nacional de Bs, 143.000 millones). Todo lo anterior se debe complementar con otra realidad: la reciente devaluación indujo una disminución del peso de la deuda interna en un 32% aproximadamente, al pasar de $43.000 millones hasta $29.000 millones; es decir se liberan unos $14.000 millones. Nos surge una nueva interrogante: ¿cuál será el destino de estos cuantiosos recursos?
En referencia complementaria, se hace obligante comentar que nuestra actual “economía de puertos”, sólo funciona obviamente con divisas (el 96% es generada por PDVSA). Es así, que para finales del 2012 se transaba diariamente un promedio de $460 millones ($23 millones a través del mercado paralelo, nutriendo un 24% de las importaciones); para este fluir del sector externo de la economía, CADIVI representó en promedio un 55,5% y el SITME entre un 15 y 17%. Ahora bien, y luego del conjunto de medidas anunciadas, asumimos profundas dudas en cuanto a la posibilidad que tendrá CADIVI (aisladamente) para cubrir la parte histórica que venía siendo satisfecha tanto por SITME como por el mercado paralelo (bien por razones ideológicas como por insuficiencia de divisas).
A tenor de lo expuesto, inferimos que queda poco espacio para dudar sobre la necesidad de instrumentar mecanismos complementarios para ampliar la oferta gubernamental de divisas, que bien puede ser, suponemos, a través de la conocida permuta de Bonos (aplicada desde 2010), por intermedio de herramientas tales como una Mesa de Cambio y de una Bolsa Pública de Valores. Estas herramientas, habrán de complementarse, suponemos, con la utilización por parte de los importadores de sus propias divisas, en implícita repatriación de capitales (bajo la forma de bienes y servicios). Tal acción explotará cuando el flujo de divisas que emane de CADIVI (en conjunto con otras herramientas), sea tan insuficiente que impulse un mercado ilegal de características altamente especulativas.
Jesús Alexis González/ Economista,
observatorio2012@gmail.com

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sábado, 14 de julio de 2012

JESUS ALEXIS GONZALEZ, REALIDAD Y PERCEPCION DEL MAPA ELECTORAL VENEZOLANO 2012, MAS ALLA DE LAS ENCUESTAS,

El presente trabajo, contiene un análisis estadístico del resultado de cuatro (04) eventos electorales: Elección Presidencial 2006; Elecciones Regionales 2008; Referendo Aprobatorio de la Enmienda Constitucional 2009; y Elecciones Parlamentarias (Voto Lista 2010. Hemos asumido al oficialismo y a la oposición,  como identidades claramente definidas en el mapa electoral venezolano, y que a la luz de una visión de país, pudiéramos referenciarlas como socialismo totalitario y democracia.
Para la elaboración de los cuadros que acompañan este trabajo, hemos hecho uso de las estadísticas oficiales emanadas del Consejo Nacional Electoral (CNE).
Centremos previamente el eje transversal del trabajo:

REALIDAD: Existencia real y efectiva de algo. Verdad, lo que ocurre verdaderamente.
PERCEPCIÓN: Sensación interior que resulta de una impresión material hecha con nuestros sentidos (idea).
ENCUESTA: Conjunto de preguntas para averiguar estados de opinión, intentando extraer del individuo su percepción sobre lo que supone sucederá en eventos futuros.
COMENTARIOS.
El cuadro Nº 1-A, muestra como la oposición mejoró considerablemente su participación en votos, en el lapso transcurrido desde el evento presidencial 2006, hasta el evento parlamentario 2010; al pasar de un 36,89% a un 50,97%, para un incremento absoluto de 1.421.233 votos y porcentual de 33,01%; mientras que el oficialismo decrece en un 22,08%.

El cuadro Nº 1-B, refleja una concentración que hemos elaborado de los nueve (09) estados de mayor cantidad de votantes: Anzoátegui, Aragua, Bolívar, Carabobo, Distrito Capital, Lara, Miranda, Táchira y Zulia; conjunto que representaba para el año 2006 el 67,12% del total nacional de votos, mientras que para el año 2010 se situó en 68;32%. Para esta concentración de estados, la oposición aumentó su participación porcentual en votos en el citado lapso (2006-2010) en un 35,23% (superior al crecimiento nacional); mientras que el oficialismo disminuyó en un 26,39%.


En el cuadro Nº 2, observamos el resultado electoral por estados en la Elección Presidencial 2006, momento cuando la oposición alcanzó un 36,89 %  de votos sobre el total nacional. Los estados Táchira, Zulia, Mérida, Miranda y Nueva Esparta se situaron por encima del promedio alcanzado por el sector oposición, el cual se situó en un 20,83%. Es de recordar, que el oficialismo superó a la oposición en todos los estados.

El cuadro Nº 3, muestra la situación de los resultados electorales en la oportunidad de las Elecciones Regionales 2008, evento donde la oposición obtuvo el 46,20% del total de votos nacionales, experimentando un incremento del 24,51% con respecto al evento anterior. En esta oportunidad, los estados que se colocaron por encima del promedio de la oposición fueron: Nueva Esparta, Zulia, Miranda, Carabobo y Táchira; con la particularidad que el sector oposición superó por vez primera al oficialismo en cinco (05) estados (Nueva Esparta, Zulia, Miranda, Carabobo y Táchira) durante el lapso en comento.

En el cuadro Nº 4, recogemos los resultados electorales del Referendo Aprobatorio de la Enmienda Constitucional 2009. Se hace necesario destacar, que para este caso la información global del CNE, no muestra información para los estados Anzoátegui y Nueva Esparta. Haciendo abstracción de lo señalado, se observa que el  oficialismo superó a la oposición en sólo un 10,2%; mientras que la oposición superó en cuatro estados al oficialismo (Táchira, Zulia, Miranda y Mérida). De igual modo, se observa que los estados Táchira, Zulia, Mérida, Carabobo y Distrito Capital alcanzaron un porcentaje de votos superior al obtenido por el sector.

El cuadro Nº 5, contentivo de los resultados en las Elecciones Parlamentarias (Voto Lista) 2010, nos refleja que la oposición superó, por vez primera, en el global de votos al oficialismo al alcanzar el 50,97% de los votos nacionales. Durante este evento, diez (10) estados superan el promedio del sector: Lara, Nueva Esparta, Táchira, Miranda, Amazonas, Zulia, Carabobo, Anzoátegui Mérida y Distrito Capital; e igualmente superaron al oficialismo. Resulta pertinente destacar, que seis (06) de esos estados son los de mayor población electoral: Zulia, Miranda, Distrito Capital, Carabobo, Lara y  Anzoátegui.

El cuadro Nº 6, refleja claramente como el oficialismo ha venido decreciendo en la participación del total de votos, al pasar de un 63,11% en el año 2006, a un 49,03% en el 2010; mientras que en el cuadro Nº 7 se muestra  la tendencia creciente del voto oposicionista, desde un 36,89% en el año 2006 a un 50,97% en el 2010. Escenario éste, donde se observa que en diez (10) estados, el voto de la oposición ha crecido en cada uno de los cuatro (04) eventos en comento: Anzoátegui, Apure, Aragua, Distrito Capital, Falcón, Miranda, Monagas, Nueva Esparta, Táchira y Vargas.

Los cuadros Nº 8 y Nº 9, permiten observar a mayor nivel de detalle, la tendencia creciente del voto de la oposición en los resultados de los cuatro (04) eventos electorales, en los nueve(09) estados de mayor cantidad de electores; cuyo porcentaje alcanzó un 39,45% en el año 2006,  un 48,17% en 2008; un 48,67% en 2009 y un 54,46% en 2010.

Como un hecho especial, presentamos el cuadro Nº 10 donde mostramos según datos de CNE, la cantidad de votos por estados y su participación porcentual sobre el global para las Elecciones Presidenciales del domingo 07/10/2012. Dicho cuadro lo ofrecemos, con la finalidad de estimular tu deseo de cuantificar el probable resultado de ese evento, cuya estimación ha de emanar de la percepción alcanzada luego del análisis de los cuadros estadísticos que te hemos ofrecido.
REFLEXIONES.

1.- La oposición ha venido ganando espacio en el total nacional de votos, dentro del marco de un proceso llevado a cabo en un ambiente permanente de polarización, donde el país electoral se ha venido haciendo homogéneo en un contexto de dos (02) sectores con identidad propia; lo cual igualmente genera percepciones distintas de la forma como el elector ve a presente y futuro el comportamiento del país nacional.

2.-  La homogeneidad señalada, nos facilita hablar de oficialismo y oposición;  con un hecho inédito en la vida política nacional: las oposiciones se presentan unidas a un evento de elección presidencial; razón por la cual, podemos, para el 7-O, hablar de oficialismo y UNIDAD.

3.- Para el 7-O, la oposición concurre con evidente fuerza arrolladora habiendo inducido un marcado renacer de la esperanza, ante el hecho de ofrecer un camino distinto para transitarlo hacia un gobierno eficiente en atención de los ciudadanos todos.

4.-  Al evento del 7-O podemos asistir con confianza, ya que la posibilidad de fraude electrónico está totalmente extinguida, a la par de estar prevista la presencia de la oposición en todas las Mesas de Votación, a los efectos de preservar la transparencia y pureza de los resultados que han de transmitirse al CNE. En tal escenario, sólo sería posible torcer la clara tendencia favorable que muestra la UNIDAD, intentando trampear (eludir alguna dificultad con artificio y cautela), a la luz de polarizar el ánimo del elector oposicionista, en aras de procurar desmoralizarlo y desmotivarlo hasta conducirlo a la abstención.

5.- La tendencia ascendente del voto de la oposición, en complemento de  la pérdida de legitimidad de desempeño del gobierno, ante la percepción en una mayoría poblacional, en relación a que no se encuentra en capacidad presente y futura de solucionar los problemas del país, llevará al oficialismo a instrumentar conocidas  trampas estratégicas, para intentar modificar la percepción favorable que hacia la oposición actualmente tiene una gran mayoría de los electores; tales como: a) radicalización contra la oposición “derechista y burguesa”, y hacia su aliado: el imperialismo estadounidense (más de lo mismo); b) demostraciones de “supremo amor” hacia las clases populares, bajo el amparo de una potencial sociedad que ha de ser “totalitariamente socialista” para poder hacer “justicia”; c) una continua muestra de una ficticia estructura militar monolítica, sólo afecta al oficialismo y a un Estado socialista: d) el uso de  cadenas de implícita publicidad electoral en todos los medios de comunicación audiovisual; e)presentar un candidato presidencial “renovado” ante la “divinidad de un milagro médico”; y f) magnificación de variadas formas de violencia.

6.-  Desde el momento de la Elección Presidencial 2006, hasta las Elecciones Parlamentarias 2010, se experimentó un considerable aumento en el porcentaje de la población inclinada hacia la oposición, superior al experimentado por el oficialismo; al extremo de inducir que en la actualidad la UNIDAD cuente con una mayor proporción de votos, rompiendo con la percepción de nutrición mediática, en cuanto a que las clases populares eran “irreversiblemente oficialistas”.

7.- Luego de iniciar la oposición su ascenso indetenible en el caudal de votos, en la actualidad muchas regiones reflejan una posición consolidada hacia la aspiración democrática del venezolano.

8.- La percepción que tiene una mayoría de la población, en relación a la pérdida de legitimidad de desempeño del actual gobierno, se hará más notable al comunicar con eficacia la realidad del incremento en los problemas socio-económicos no resueltos, tales como: a) 5.044.312  ciudadanos(46,5%) laboran en el sector informal de la economía; b) el 79,0% de los hogares se localizan en los sectores más desfavorecidos de la sociedad; c) tasa de desempleo encubierta superior al 12,0%; d) más de 1.330.000 desempleados; e) un ingreso promedio mensual de Bs 3.700,00 para el Estrato E de la población y de Bs 5.500,00 para el Estrato D; f) un costo de la canasta alimentaria cercana a Bs 3.600,00; g) 4.130.000 personas empleadas por las pequeñas empresas; h) el 76,0% de los patrones privados son informales; i) aumento en el número de protestas (14 diarias), en procura de derechos laborales, vivienda digna, seguridad ciudadana, derecho a la justicia y una educación de calidad; j) creciente malestar por la calidad del servicio eléctrico, por el deterioro de la vialidad urbana y rural, por la deficiencia del sistema carcelario, por el aumento persistente en la cantidad de secuestros, por la inflación, por la sobrevaluación de la moneda, por la corrupción, y un largo etcétera.

9.- Resulta estratégicamente necesario, estimular en el elector su percepción de que realmente la oposición en su ascenso electoral permanente, ya supera al oficialismo en el mapa electoral. Ha de conocer igualmente, que el mantenimiento y superación de esta verdad, es altamente probable habida cuenta que se cuenta con un candidato masivamente conectado con el elector. En fin, ha de ser siempre un hecho relevante, el hacer conocer al elector la realidad (como la mostrada en los cuadros estadísticos), en el entendido que más importante que la realidad misma, es la percepción que de ella tenga el elector.

NUESTRA PERCEPCIÓN.

La oposición mantendrá para las Elecciones Presidenciales 2012, la tendencia creciente de su votación, ampliando, sin duda, su espacio nacional de votos, incluida la posibilidad de alcanzar una mayoría significativa, lo cual propiciará el surgimiento de un mapa político de características especiales, donde los distintos y variados actores tendrán que armonizar con los intereses de los ciudadanos, en función de perfilar una Venezuela de paz, progreso y libertad.

En lo específico del 7-O, la oposición muestra evidencia clara de contar con resultados favorables en seis (06) estados: Lara, Miranda, Táchira, Zulia, Carabobo y Anzoátegui; los cuales representan el 46,58% del total de electores nacionales: De igual modo, presenta elevadas posibilidades en otras tres (03) regiones: Distrito Capital, Bolívar y Amazonas;  equivalentes al 14,0% del total de electores. Los nueve (09) estados señalados representan el 60,58% de los electores nacionales.  Igualmente, pudieran darse sorpresivos avances en los estados Aragua, Mérida y Vargas, en los cuales se localiza un 10,62% de electores nacionales. En fin, la UNIDAD se presenta con superlativa posición electoral en doce (12) estados, los cuales representan el 71,2% del global de electores nacionales.

Resulta de perogrullo señalar, que nuestra percepción o una de mayor relevancia, ha de soportarse sobre la base de mantener y mejorar en lo posible el trabajo electoral que se viene efectuando que apuntale la magistral campaña que adelanta el candidato.

*Economista Jesús Alexis González
13/07/2012
observatorio2012@gmail.com

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