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viernes, 22 de junio de 2012

ANIBAL ROMERO, VARGAS LLOSA Y EUROPA

En un artículo reciente, titulado ¿Por qué Grecia?, Mario Vargas Llosa vinculó la actual situación de ese país con su pasado, recordando la contribución griega a la civilización occidental. El escritor destacó el aporte de los griegos durante los cien años de florecimiento creador conocidos como el siglo de Pericles, mencionando, entre otras figuras de la antigüedad griega, a Tucídides. El propósito de su artículo fue promover la permanencia de Grecia en la Unión Europea, y sostener que “Grecia es el símbolo de Europa y los símbolos no pueden desaparecer sin que lo que ellos encarnan se desmorone”.
Vargas Llosa pasó por alto un punto fundamental: Lo que narró Tucídides en su monumental Historia de la guerra del Peloponeso fue precisamente el devastador conflicto de tres décadas que acabó con buena parte de lo construido durante el siglo de Pericles, incluida la propia democracia ateniense, abriendo las puertas a tiempos de decadencia. El caos de esa guerra tuvo sus raíces en la miopía y arrogancia de las élites políticas atenienses, que terminaron por hundirse arrastrando consigo una era de progreso y libertad.
Lo anterior viene a cuento pues lo que hoy contemplamos en Europa, en medio de un desconcierto creciente, es un proceso de desintegración que se aproxima a un desenlace casi inexorable, empujado por la ceguera de élites que se aferran a un sueño fracasado y se niegan a reconocerlo. El sueño se llama el Euro y el autoengaño se centra en la incapacidad para admitir un error fatal.
La agonía europea demuestra que aseverar, como lo hacen tantos demagogos, que “el Euro es irreversible” es una fatua pretensión, que pone de manifiesto ignorancia de la historia e inconcebible soberbia. No hay nada irreversible en los asuntos humanos. El Imperio Romano duró siglos pero fue “reversible”, así como el reinado de los faraones y de los Zares. Es absurdo hacer afirmaciones como “la revolución es irreversible”; hasta la rusa lo fue, y la china, y lo será la cubana, e igualmente el esperpento de “revolución” venezolana.
Lo que hace particularmente trágico el caso europeo es que el coro demagógico siga exigiendo a Alemania, que está también expuesta con millardos de Euros al contagio de la crisis, millardos aportados a los fondos de ayuda de los países más enfermos, que se eche encima las deudas de  los pantanos insondables en que se han convertido las economías de naciones como Grecia, España, Italia y Portugal, entre otras. Una Europa asfixiada por su frivolidad e imprevisión se ahoga en deudas impagables, e intenta responsabilizar a una Alemania que no escapa a una situación que ya no tiene remedio en el marco del sueño y que empeora con el paso del tiempo. En medio de la farsa, la primera acción de Francois Hollande ha sido revertir la única reforma positiva de Sarkozy, y establecer de nuevo la edad de jubilación en Francia en 60 en lugar de 62 años. Quiere además seguir “creciendo” con más deudas. ¡Y aun así espera que los alemanes le financien!
Este espectáculo insensato tiene paralelos en el transcurso histórico, pero hoy, debido a la interconexión de las economías, amenaza con reventar la represa y provocar una inundación global. Una salida futura a la crisis exigirá corregir los principios y prácticas de los anacrónicos Estados de Bienestar socialdemócratas, cuya obvia bancarrota ya no puede ocultarse, para restaurar la economía sobre bases de equilibrio que detengan el ciclo infernal del endeudamiento. Ello implicará una todavía mayor reducción de los niveles de vida en buena parte del mundo.
aromeroarticulos1@yahoo.com

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domingo, 20 de mayo de 2012

PASCUAL ALBANESE, EUROPA, AL BORDE DE UN ATAQUE DE NERVIOS

El Tribuno - 19-May-12 - Opinión

http://www.eltribuno.info/salta/160410-Europa-al-borde-de-un-ataque-de-nervios.note.aspx

Europa, al borde de un ataque de nervios

por Pascual Albanese

En Grecia estalló una guerra entre la política y la economía. Las elecciones parlamentarias implicaron una dura derrota para los partidos tradicionales, que apoyaban el brutal ajuste fiscal impuesto por el Banco Central Europeo como condición para un rescate financiero de 170.000 millones de dólares, para salvar al país de la cesación de pagos, y un fuerte avance de las formaciones, tanto de derecha como de izquierda, que rechazan esa alternativa.

Ante la imposibilidad de formar una coalición de gobierno, no quedó ninguna otra opción que convocar a nuevos comicios para el 17 de junio. Como un rasgo de humor negro, los diarios de Atenas consignan que el apellido del primer ministro interino, Panoyotis Pkrammenois, en griego significa “amargado”.

Mientras, los griegos huyen despavoridos de los bancos. La fuga de depósitos en las entidades financieras experimentó una aceleración fenomenal. El sistema financiero está al borde de la bancarrota. En 2011 se fueron 45.000 millones de dólares, pero el ritmo diario de salida de fondos se multiplicó en estos últimos días y resulta hoy virtualmente imparable.

Como un clásico efecto dominó, el pánico empezó a extenderse velozmente por Europa, con España como primera víctima. Algunas alternativas extremas, antes descartadas casi con desprecio, comenzaron a ser evaluadas con otros ojos. El fantasma de la salida de Grecia del euro es, ahora sí, un tema de análisis.

Sin embargo, las encuestas consignan que, aunque se opone al severo plan de ajuste, el 75% de la opinión pública helénica está en contra de abandonar la moneda común, aunque tampoco tolera los sacrificios necesarios para impedirlo.

¿Una ruta de escape?

No obstante, la mayoría de los economistas, los consultores empresarios y las agencias calificadoras de riesgo trabajan ya, por las dudas, sobre la hipótesis de catástrofe. The Wall Street Journal abordó el tema sin tapujos, aun admitiendo que el regreso al dracma (la antigua moneda nacional) y la recuperación de la soberanía monetaria introducirían a Grecia en un territorio desconocido.

Existen por cierto numerosos ejemplos de países que devaluaron sus monedas, declararon la cesación de pagos externos y también, aunque en menos casos, abandonaron uniones monetarias.

Pero lo inédito reside en que ninguno de ellos perpetró todos esos desaguisados al mismo tiempo.

Todo esto, además, en una economía que está fuertemente integrada al circuito financiero internacional.

Desde que estalló la crisis, los políticos y las autoridades monetarias europeas solían escapar a la pregunta sobre la salida de Grecia del euro con el argumento legal de que una decisión semejante violaría los estatutos de la Unión Europea. Según esa argumentación jurídica, los tratados de la comunidad no incluyen ninguna disposición que autorice a abandonar la unión monetaria sin abandonar también en simultáneo al bloque de 27 países.

“Es imposible dejar la zona euro. Solo se puede salir de la Unión Europea”, disparó preventivamente la ministra de Finanzas finlandesa, Maria Fekter. Pero esa tajante afirmación choca ahora contra quienes advierten que, en caso de emergencia, habría que facilitar una salida lo menos traumática posible.

Roger Bootle, titular de la consultora Capital Economics y autor de un sesudo informe de 150 páginas sobre los aspectos prácticos de una posible salida griega del euro, expresa el susto del mundo financiero y alerta que “al resto de los países le conviene garantizar que esto no sea absolutamente espantoso”.

Para ratificar el viejo axioma de que nunca hay que subestimar la imaginación de los abogados, los expertos sugieren que podría emplearse como antecedente el caso de Suecia, que legalmente se había comprometido a adoptar el euro, pero que después canceló unilateralmente esa obligación por no incumplir los requisitos exigidos. Más directo, Alexander Turk, un reputado profesor de derecho del King's College de Londres, reconoció que “si es políticamente oportuno, los abogados encontrarán una manera para que eso sea posible”.

Atento a los detalles, el trabajo elaborado por Bootle explica que Grecia tendría que mantener en secreto durante el mayor tiempo posible la decisión de abandonar el euro, para evitar una retirada masiva de capitales, un consejo teóricamente útil pero que no contemplaba la hipótesis, para nada improbable, de que los griegos se enterasen de esta alternativa “secreta” leyendo los diarios.

En su propuesta, el meticuloso Bootle consignó que la impresión de nuevos billetes llevaría cierto tiempo, por lo que resultaría conveniente que, durante el período de transición, los pagos se efectúen por medios electrónicos y las transacciones menores en efectivo, utilizando todavía euros.

Austeridad vs. crecimiento

Mientras Grecia se revuelca en su crisis, España lucha denodadamente para no imitarla. Las expectativas le juegan en contra. La intervención gubernamental del cuarto banco ibérico, para evitar su inminente quiebra, mide la temperatura de la crisis. Paul Krugman, el polémico premio Nobel de Economía, desató la ira de las autoridades españolas cuando pronosticó un “corralito a la argentina”.

Krugman, quien en un polémico artículo titulado “El ocaso del euro”, profetizó que Grecia abandonaría la moneda común “muy posiblemente para el próximo mes”, auguró también “enormes retiradas de bancos españoles e italianos”. No es de extrañar que el riesgo país de España haya escalado hasta los 500 puntos.

En medio de un contexto tan escasamente prometedor, Fran‡ois Hollande experimentó su primer baño de realidad. El flamante mandatario galo asumió con el compromiso de impulsar una estrategia que articule la austeridad fiscal con el crecimiento económico. Retórica aparte, esa consigna política se parece a la cuadratura del círculo: para no acompañar a Grecia, Francia (tal vez el último bastión significativo del “Estado de bienestar”) tendrá que ir con Hollande mucho más lejos en materia de austeridad de lo que había avanzado con Sarkozy.

Tarde o temprano, en Grecia con o sin gobierno de coalición, en España con José Rodríguez Zapatero o con Mariano Rajoy, o en Francia con Sakozy o con Hollande, la realidad económica torna irrelevantes las consignas de los políticos y las polémicas teóricas entre los economistas.

Cualquiera sea la ideología de sus gobernantes, los países de la eurozona no tienen ninguna posibilidad de encarar una estrategia de reactivación fundada en el incremento de su déficit fiscal para aumentar su demanda interna, por la sencilla razón de que los mercados internacionales de crédito se niegan a financiar una elevación del gasto público, cualquiera sea su objetivo.

El arco de opciones de los estados miembros de la Unión Europea depende cada vez más de una circunstancia ajena a su voluntad: el comportamiento de los mercados internacionales, que en los hechos han decidido dejar de solventar sus monumentales déficits presupuestarios. En ese punto, mueren las palabras.

Este es un reenvío de un mensaje de "Tábano Informa"


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viernes, 18 de mayo de 2012

FERNANDO MIRES, DEMOCRACIAS ROTAS

Suele pensarse que las democracias son destruidas por guerras civiles, revoluciones o golpes de estado. Sin embargo, revisando diversos acontecimientos, no pocos indican que esos fenómenos históricos ocurren como resultado de procesos que previamente han llevado a la ruptura del orden democrático. En eso pensaba contemplando la ruina política en que se ha convertido la Grecia de nuestros días.

1.

Si uno mira hacia Grecia es imposible no pensar en la Europa de los años 20 y 30, en especial en la ruptura de la democracia alemana durante la “República de Weimar” (1919-1933) de cuyos escombros surgió el totalitarismo nazi, una de las calamidades más grandes de la historia universal.

Del mismo modo como hoy en Grecia, la democracia fue torpedeada en Alemania desde sus propios interiores por una izquierda y por una derecha recalcitrantes.

Todavía los historiadores devanan sus sesos preguntándose acerca de la “causa” de la entrada triunfal de Hitler, ese aciago 30 de Enero de 1933, cuando el anciano Paul von Hindenburg, presidente monarquista, entregó el poder al enloquecido mesías del infierno.

Pero ese día no fue destruida la democracia. Ella estaba siendo destruida desde los años veinte cuando los partidos democráticos (SPD, el Partido de Centro y los Liberales de Izquierda) perdieron, como hoy en Grecia, la mayoría parlamentaria.

La ominosa firma del tratado de Versalles que en todo sentido lesionaba la integridad nacional, enardeció a la derecha alemana. Las turbas ocuparon las calles. Los comunistas, siguiendo ordenes de Stalin y haciendo caso omiso del avance del “nacional-socialismo” (NSDAP), declaraban como enemigo principal a la Socialdemocracia (del mismo modo como la Izquierda Radical en Grecia declara enemigo principal a los socialistas del PASOK) y aterrorizaban a la población con la promesa de una república soviética. 

No faltaban quienes recordaban con nostalgia a la monarquía. Los nazis llamaban a la implantación de una dictadura que pusiera fin a la “república judía”. La crisis de 1929 fue sólo el broche final. La inflación desatada, la inseguridad, el miedo, el antisemitismo milenario, la capitulación de los intelectuales, y quizás cuantas otras razones, pavimentaron el camino al ex golpista Hitler.

2.

Si miro hacia Grecia también resulta inevitable no pensar en esos tres años de la Unidad Popular chilena, cuando de uno u otro modo todos hicimos lo posible por destruir la más duradera y sólida democracia de América Latina. ¿Cómo no pensar en el MIR chileno cuando escucho las palabras encendidas de Alexis Tsipras del Siriza despotricando en contra de un orden político del cual el mismo forma parte? En ese MIR que siguiendo las instrucciones que emitía Fidel Castro nos hizo creer a tantos en la posibilidad de un socialismo que no tuviera que ver ni con el estalinismo ni con el anquilosamiento burocrático de la URSS.

Aunque después de todo el MIR no era parte del “sistema”. Si lo era, en cambio, esa izquierda socialista que dejó solo a Allende en nombre de un histérico “avanzar sin transar” destinado a imponer la “dictadura del proletariado” sobre las ruinas de una “democracia burguesa” de la cual tantos socialistas eran sus mejores exponentes. ¿Y los comunistas? Por cierto, ellos fueron los más prudentes de la UP  pero, a la vez,  los más obsecuentes a la URSS en medio de la “guerra fría”, suficiente como para aterrorizar con su simple presencia a las “clases medias”.

¿Y los democristianos que negaron a Allende la sal y el agua? ¿Y la derecha cavernaria que todavía vivía en los latifundios del siglo diecinueve? Para qué pensar en los militares, aislados del mundo, recluidos en cuarteles, educados de modo sádico, rumiando su odio en contra de todo lo que tuviera que ver con política o civilidad. Y, no por último ¿cómo no pensar en las obsesiones de Kissinger, empeñado en que no surgiera por ningún motivo una segunda Cuba? Algo imposible pues la propia URSS negaba su ayuda a Chile, aterrorizada ante la posibilidad de mantener a otro régimen parásito como era y es el de los Castro.

3.

Cuando miro hacia Grecia pienso también en Venezuela. La razón es que allí, aunque en cámara lenta, está teniendo lugar otro proceso de destrucción de la democracia, uno que había comenzado a manifestarse en los dos partidos que formaban el eje de la democracia venezolana, antes de Chávez.

El ex golpista Chávez, siguiendo el plan diseñado por Castro, hizo su puesta en escena como representante de una tercera vía entre capitalismo y socialismo. Pero lentamente, sobre todo después de los sucesos de Abril de 2002, ha tenido lugar un largo pero muy radical desmontaje de la estructura política de la nación. 

Hoy, de la democracia venezolana sólo quedan las elecciones, cuyos procedimientos están controlados por el gobierno. El partido-estado (PSUV) controla más del 70% de los medios de comunicación, el poder judicial y, pese a no haber obtenido la mayoría, el parlamento. Los organismos de participación popular, Concejos y Misiones, se han convertidos en apéndices del estado en el interior del pueblo. A ello hay que agregar la destrucción de las relaciones sociales: el narcotráfico es una telaraña vinculada a las instituciones, sobre todo al Ejército. La delincuencia ha alcanzado cifras descomunales. La inflación es la más alta del continente.

En el marco de una estrategia organizada por Cuba, Venezuela, convertida en autocracia militar, orbita fuera del espacio político occidental concertando estrechas alianzas con todas las dictaduras del mundo. De la que fue una nación democrática queda muy poco. De este modo, si la oposición no vence en las elecciones del 7 de octubre de 2012, el destino de Venezuela quedará signado. Las tendencias malignas que caracterizan al chavismo serán agudizadas. Sobre todo las tres principales: la corrupción extrema (superior a la que ostentó tiempo atrás el PRI mexicano), la militarización del Estado, y un culto a la personalidad al líder sólo comparable con el dedicado a Mao, Stalin y Hitler.

4.

En esas y en otras “democracias rotas” pienso cuando miro hacia la Grecia de hoy, una “democracia sin demócratas” como también fue denominada la República de Weimar.

La Unión Europea, ya lo ha demostrado, puede soportar una Grecia en bancarrota. ¿Podrá soportar, además, una Grecia ingobernable?

Admito que por un momento tuve ciertas esperanzas. Ocurrió cuando a Alexis Tsipras, el líder de Siriza, un hombre que parece inteligente, le fue encomendada, en calidad de representante del partido de la segunda mayoría, la formación de una coalición gubernamental. 

Pocas veces –pensé- la historia ha regalado una mejor oportunidad a un partido joven. Con sólo un par de concesiones Tsipras habría podido establecer una alianza con el PASOK para desde ahí tender un puente de compromiso hacia la derecha republicana (Nueva Democracia). Así, él y su partido habrían aparecido ante la opinión pública griega y europea como salvadores de la democracia. Pero eso no ocurrió. Una vez más se impuso el egoísmo, la falta de visión, la intransigencia y esa irresponsabilidad propia a las izquierdas extremas. ¿Es que la gente no aprende nada de la historia?

Yo creo que ese podría ser, además, un tema para los historiadores.

 Fernando.Mires@uni-oldenburg.de 

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domingo, 13 de mayo de 2012

FERNANDO MIRES, UN DÍA EN LA VIDA POLÍTICA DE EUROPA

Fue una verdadera fiesta electoral la que vivió Europa ese domingo 6 de Mayo de 2012. Y no sólo por los comicios de Francia, el nuevo “Mayo francés”, según algunos periodistas con adicciones sensacionalistas.
La derrota de Nicolás Sarkozy y el triunfo de François Hollande eran hechos predecibles. La razón es que no todos quienes votaron por Marine Le Pen son fascistas. En la votación alcanzada en la primera vuelta por la xenófoba candidata hay un porcentaje de “votación rabiosa”, vale decir, la de aquellos que hacen valer su protesta no sólo en contra de un gobierno, sino de la política en general. Una parte de esa rabia debía necesariamente volcarse a favor de Hollande.
Hay que agregar, además, una tendencia que en Europa está a punto de convertirse en predominante: en tiempos de profundas crisis, gana la oposición, sea de derecha o de izquierda.
El socialista Hollande ganó las elecciones por los mismos motivos por los cuales ganó Rajoy en España. Ambos catalizaron la esperanza de un “nuevo comienzo”, uno que nadie sabe como puede ser. De ahí que no hay que ser brujo para pronosticar que en poco tiempo sucederá a Hollande lo que hoy sucede a Rajoy: muchos de sus entusiastas electores le volverán las espaldas.
Quizás sabiendo lo que le espera, Hollande, al igual que Rajoy, se cuidó de hacer grandes promesas, lo que para un socialista francés no es tan obvio. Algunos menos ahorros, eso y no mucho más fue lo que ofreció Hollande. Si así se quiere, se trata de la misma política económica de Sarkozy, pero en formato más amable.
En política internacional Hollande continuará su alianza con Alemania, la misma que en el pasado cultivó Mitterand con Kohl, Chirac con Schröder, y Sarkozy con Merkel. No hay, por lo demás, ninguna razón para que ella cambie. De ahí que la rebelión francesa en contra del “merkelismo” es una simple invención mediática. Francia –eso hay que destacarlo- no es (todavía) Grecia.
Pero Grecia sí es Grecia. Las elecciones legislativas demostraron que el paso de la crisis económica a la crisis política ya ha sido dado en el país donde fue inventada la democracia. Por un lado, los extremos de izquierda y derecha capitalizaron la “votación rabiosa”. Por otro, los socio-populistas del PASOK experimentaron una debacle aún más desastrosa que la de los socialistas españoles (13,4%) arrastrando en su caída a sus rivales, los conservadores de “Nueva “Democracia” (18,5%) quienes no encuentran condiciones para formar una coalición gubernamental sin prescindir de los extremos.
Uno de esos extremos es políticamente descartable en cualquiera democracia. “Aurora Dorada” (6,97%) es un partido definitivamente racista y ciertos candidatos que llegaron a proponer minar costas y límites para que no entren más extranjeros, son criminales cuyo lugar es la cárcel y no un parlamento.
No ocurre lo mismo en el otro extremo representado por la Izquierda Radical (16,76%), organización que si alguna vez osa entrar en la política real, podría ser heredera histórica del PASOK. Pero para que ello suceda debe aceptar la posibilidad de coalicionar con algún otro partido. Eso significaría echar por la borda su propia identidad “anti-sistema” defendida por el intransigente Alexis Tsipras quien entre otras excentricidades ha inventado la tesis de una revolución nacional en contra de Ángela Merkel. Eso quiere decir que, por el momento, la continuidad de la política griega está en manos de políticos sin dotes mediadoras y sin casi ninguna capacidad de compromiso.
Ese mismo domingo, precisamente en el país de “la enemiga Merkel”, unas elecciones que podrían ser decisivas para Europa -las que tuvieron lugar en el estado alemán de Schleswig Holstein- pasaron casi inadvertidas en muchos países europeos. No así en Alemania, entre otras razones porque las tendencias políticas de Schleswig Holstein son generalmente coincidentes con las que cristalizan a escala nacional. Ahora bien, los resultados fueron esta vez muy decidores.
La Democracia Cristiana (30,8%) aún siendo partido mayoritario, perdió frente al matrimonio formado por la Socialdemocracia (30,4%) y los Verdes (13,2%), demostrando una vez más que los éxitos económicos no se traducen de modo automático en la política, entre otras cosas porque gerenciar una nación –es lo que hace, y muy bien, Ángela Merkel- no es igual a liderar un país. En breve, las posibilidades para que la coalición roja/verde retorne al gobierno, no están del todo descartadas.
No obstante, el hecho más importante de Schleswig Holstein fue la votación obtenida por el nuevo partido, los Piratas (8,2%)
Lo que más sorprende es que los Piratas son un partido sin ningún programa. Esa es la razón que obliga a pensar que los Piratas no ganan por su política –que nadie conoce- ni por el carisma de sus jóvenes candidatos -que no lo tienen- sino simplemente porque están llenando un hueco. Eso quiere decir que los Piratas son una especie de “partido parche” pues tapan el vacío de representación que en otros países es ocupado por “rabiosos” e “indignados”. Si es así, podríamos decir que los Piratas son la última invención de la tecnología política alemana.
Por último, ese mismo día domingo tuvo lugar otro hecho muy importante. Vladimir Putin asumió en Rusia un gobierno que de facto ya controlaba. Mas, en lugar de ser aclamado, las calles de Moscú se llenaron de multitudes protestando en contra del futuro y casi eterno mandatario.
Putin controla el poder, pero ese poder ha perdido su legitimidad originaria. Eso significa, según algunos analistas, que un Putin debilitado internamente no estará en condiciones de continuar sus aventuras internacionales, entre las que se cuenta su apoyo incondicional a cualquiera autocracia que tenga una posición contraria a los EE UU. Pero eso está por verse. También podría ocurrir lo contrario. Nunca se sabe cuando los gobiernos poco democráticos –y el de Putin es uno de ellos- son más peligrosos: si cuando son fuertes o si cuando son débiles.
Podríamos así concluir afirmando que ese primaveral domingo 6 de Mayo trajo dos noticias: una buena y otra mala. La buena, es que la política europea, hasta hace poco tiempo en estado letárgico, está renaciendo. La mala, es que ese renacimiento ocurre como consecuencia de la más terrible crisis económica que ha padecido Europa desde los años treinta del pasado siglo, crisis que abrió el camino a los dos totalitarismos, el fascista y el comunista. Afortunadamente –dicen por ahí- la historia nunca se repite.

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domingo, 15 de enero de 2012

ENRIQUE PEREIRA: EL SOCIALISMO ARRUINADO.

Escuchar a Chávez hablar de capitalismo quebrado me pone a pensar.
Chávez se expresa con mucha reiteración acerca de la quiebra del capitalismo como sistema. Según su versión, los gringos están quebrados, pues el sistema capitalista no da más. Nos repite con mucha frecuencia acerca de  las altas tasas de desempleo, el déficit y otros factores que en su criterio señalan el ocaso del capitalismo.
Cuando uno se voltea a analizar lo que pasa en Europa, descubre en las primeras de cambio que los países con mayores problemas son precisamente los países con gobiernos socialistas. Así las cosas, Grecia destruyó su economía con un favorecedor sistema socialista, generador de poca riqueza y de muchos beneficios. Tarde descubrieron que no eran competitivos y que no podían vivir de sol, aceite y aceitunas. Ese socialismo está quebrado.
Por el piso también la economía española, manejada por el socialismo, permisivo y tolerante, que llevó las arcas de la nación a niveles peligrosos y generó el desempleo más grande de la historia española. Ahora, ahogados en deuda, buscan remedios inexistentes para levantar su situación y reconstruir el desastre que generaron los socialistas. España seguirá en problemas, mientras sigan apostando a un populismo que pagan los que trabajan, pero que disfrutan los que flojean.
No es por casualidad que el socialismo portugués también hace agua a manos llenas. Como lo hicieron antes las economías socialistas de la Europa oriental.
Los  invito a que hagamos una tabla de los países en peor situación económica y a un lado le escribamos el modelo económico y de gobierno. Las autocracias y los socialismos llevan la bandera de los peores logros.
Para sorpresa del mundo, los americanos comienzan a salir de sus problemas. El capitalismo no está destruido.
A nuestra Venezuela la estamos convirtiendo en una masa amorfa, improductiva, indolente y nada competitiva, de la mano de las políticas de nuestro comandante presidente. Ahora todos los trabajadores son inamovibles. Los buenos, los malos, los reposeros, los negligentes y también los que lo hacen bien. Usted puede adivinar el resultado de mediano plazo. Para que prepararse y hacerlo bien, si de cualquier forma, no se pierde el trabajo. Ese es el socialismo majunche que promueve la ineficiencia del país. Por eso no hay aceite ni leche en los estantes.
Los venezolanos ya nos cansamos de escuchar cuentos de futuro y excusas sin fundamento. El chavismo no ha sabido gobernar el país. Esta es la única verdad que no acepta controversia.
Los venezolanos queremos soluciones, no promesas socialistas.
vienegrande@yahoo.es                            
@pereiralibre

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