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LA LIBERTAD, SANCHO, ES UNO DE LOS MÁS PRECIOSOS DONES QUE A LOS HOMBRES DIERON LOS CIELOS; CON ELLA NO PUEDEN IGUALARSE LOS TESOROS QUE ENCIERRAN LA TIERRA Y EL MAR: POR LA LIBERTAD, ASÍ COMO POR LA HONRA, SE PUEDE Y DEBE AVENTURAR LA VIDA. (MIGUEL DE CERVANTES SAAVEDRA) ¡VENEZUELA SOMOS TODOS! NO DEFENDEMOS POSICIONES PARTIDISTAS. ESTAMOS CON LA AUTENTICA UNIDAD DE LA ALTERNATIVA DEMOCRATICA
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domingo, 29 de junio de 2014

RICARDO VALENZUELA, LIBERTAD, COMPETENCIA, EMPRESARIALIDAD, REFLEXIONES LIBERTARIAS, DESDE GUATEMALA,

Dedicado a mi admirado amigo..Giancarlo Ibarguen.

 “Aquel que avanza confidentemente hacia la dirección de sus sueños y lucha por vivir la vida que solo ha imaginado, se encontrará con el éxito en las horas mas comunes.” Henry David Thoreau

El jueves de la semana pasada ansiosamente arribaba al aeropuerto de la ciudad de Guatemala. Eran las 2 de la tarde cuando el lluvioso clima reportaba una temperatura de 68 grados y la terminal, abarrotada de viajeros de infinidad de países, exhibía cierta similitud con la locura de los pisos de intercambio en el Chicago Mercantile Exchange.

Minutos después montado en un taxi atravesaba la ciudad hacia las montañas que, cual celoso vigilante, rodean Guatemala presentando un hermoso panorama. Luego de cabalgar un buen rato, el chofer del auto me señala la panorámica del hotel Vista Real incrustado en las faldas de la serranía. Realmente un lugar muy especial para llevar a cabo el coloquio organizado por la Universidad Francisco Marroquin titulado: “Libertad, Competencia y Empresarialidad”.

A las 7 PM invadía el salón de recepciones del hotel para asistir al cóctel de bienvenida y conocer al resto de los participantes. Con especial gusto encontraba a Rolf Luders, uno de los activos participantes en las reuniones anuales de la Alianza Álamos, ex ministro de Hacienda y miembro del famoso grupo de Los Chicago Boys de Chile, responsables por el rescate de ese país de las garras del socialismo y proyectarlo como la economía mas prospera de América Latina. Los días siguientes serian para mí la gran oportunidad para absorber la sabiduría y experiencia de este hombre.

Me sorprendió agradablemente el darme cuenta de la participación de un grupo de mujeres muy espaciales: Florencia Roca, argentina, Doctora en Finanzas e importante ejecutiva de una empresa de servicios financieros. Sary Levi-Carciente, una agradable venezolana, Doctora en economía, profesora universitaria quien en estos momentos asiste a la Boston University apoyada por una beca Fullbright. Miguelina Castillo, una joven dominicana, oficial del Banco Central de ese país, Doctora en economía de las cosechas de Jesus Huerta de Soto, el prestigiado economista español.

No terminaba de saludar a los asistentes cuando escucho una potente voz entonando: “Voz de la guitarra mía, al despertar la mañana, quiere cantar su alegría, a mi tierra mexicana”. Dirijo la mirada hacia el cantante y me sorprende encontrar un hombre de más 80 años desfilando las notas del México Lindo, que hiciera famosas Jorge Negrete.

El afinado cantante me tiende la mano y es cuando lo reconozco. Se trataba del legendario Armando Ribas, un hombre lleno de historia, sabiduría, intelectualidad y gran amante de la libertad. Cubano de nacimiento abandonaba su país para correr tras del amor de su vida en la Argentina. Corría el año de 1959 y Fidel Castro arropaba la isla con el manto mortal del socialismo para destruirla. En Argentina nacía el abogado, economista, filósofo y gran escritor que es Armando, para de esa forma convertirse en importante influencia de muchas generaciones de liberales.

El resto de los participantes por igual portaban credenciales impresionantes en áreas de economía, derecho, filosofía y llegaban de todos los rincones de América Latina. Nos recibía Lucy Martinez-Mont, la elegante anfitriona de siempre, mostrando su exquisita personalidad forjada, entre otras cosas, en el mundo de la diplomacia que la llevara a representar a Guatemala en los foros internacionales más importantes del planeta.

Al día siguiente, Fritz Thomas, dean de la escuela de economía de la Universidad, un hombre interesante mezcla de empresario y académico, abre la primera sesión titulada: “Teoría del proceso de mercado y la economía de libre mercado.” Basados en las ideas del James Buchanan, premio Nobel de economía, irrumpíamos en una interesante discusión que nos llevara a definir la teoría económica como la teoría de la Acción Humana, para llevarnos a la predecible ciencia del comportamiento económico. Ello sentaba las bases para el plato principal del evento:

“El entrepreneur (emprendedor) como el impulso principal para el progreso”. Ahora el timón de las discusiones apuntaba hacia las ideas de otro gran economista y filósofo: Israel Kirzner, profesor de la Universidad de Nueva York y líder de la nueva generación de economistas austriacos.

Producto de nuestras discusiones emergía la definición de ese hombre tan admirado por Ayn Rand. El emprendedor, ese intrépido héroe batiéndose en los mercados contra los dragones del estatismo, las burocracias, el estatismo empresarial. Un hombre portando un arma desconocida para muchos; un nivel de conciencia y una alerta especial para extraer oportunidades cuando los demás participantes permanecen ciegos ante ellas. Un hombre quien, solamente al añadir su ingrediente al potaje de la economía, empresarialidad, provoca le emergencia de un proceso de mercado en la libertad y produce el verdadero desarrollo de las economías.

Es ese concepto de empresarialidad que solo aporta el emprendedor, el responsable para entender la acción humana como activa, creativa y humana, no solamente pasiva, automática y mecánica. Ese concepto que muestra una clara diferencia entre “rentas y ganancias”. Para Mises, el concepto de empresarialidad es acción humana frente a la incertidumbre que acompaña a eso; nuestras acciones. El mercado, afirmaba Mises, tiende a eliminar a todos, excepto a quienes tienen la habilidad para anticiparse a las demandas futuras de los consumidores y toman acciones audaces.

Durante el transcurso de nuestra discusión, enriquecida por economistas, filósofos, abogados, se dibujaba en mi mente con nítida claridad el gran problema; La triste ausencia de este elemento en nuestras economías latino americanas. Universidades formando empleados, no líderes, formando resentidos, no exploradores con visión para identificar las oportunidades y, con la sonrisa de un conquistador, ir a su encuentro. Empresarios en busca del manual de instrucciones para participar en ese gran juego de complicidades que conforma nuestras economías.

Sociedades que odian la competencia, alérgicas a la incertidumbre, sociedades desinformadas, o, peor, mal informadas. Sociedades dóciles ante la rienda del amo (el gobierno). 

Por otra parte me impresionaba la actitud de mi compañero de mesa, Andrés Wyld, un joven Guatemalteco enfundado en la casaca de la libertad, y listo para batirse en el campo de batalla de los mercados buscando esas oportunidades. Me parecía tan distinto a multitud de jóvenes mexicanos buscando su futuro en “la política”, en el mundo de las antesalas. Luego me preguntaba ¿Por qué la diferencia? Me respondía yo mismo pensando, tal vez porque Andrés se formó en la Universidad Francisco Marroquín.

Se terminaba el primer día de actividades y nos retirábamos.

Ricardo Valenzuela
chero13704@gmail.com
@elchero

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domingo, 22 de junio de 2014

SAÚL GODOY GÓMEZ, DE PRINCIPIOS Y RATONES,

Ayn Rand dijo que, cuando la visión del hombre se reduce a metas concretas del momento inmediato, desechando la posibilidad de pensar e imposibilitando la actuación con base en principios, esa sociedad está destinada al fracaso.  

Un principio es una verdad general, que abarca un gran número de cosas concretas; se trata de una abstracción que nos permite manejar metas a largo plazo, por lo que podemos planificar y alcanzar logros que requieren un trabajo constante y bien hecho.

Pero en una situación como la que nos obliga el socialismo en Venezuela, de estar pendientes sólo de pequeños objetivos muy concretos, como conseguir los bastimentos del día, como sobrevivir en la calle para llegar a salvo a nuestros hogares, o no enfermarnos, para no caer en la beneficencia pública, es decir, de todas esas pequeñas cosas que nos consumen el día para no caer en la inopia, los grandes temas, las cosas importantes, la visión a largo plazo, se hacen imposibles.
Y cuando en una cultura prevalece lo urgente, la emergencia, la escasez… los principios están negados y son sustituidos por consideraciones de orden “práctico”, por las exigencias del momento, donde lo trivial nos abruma; es así como el Comandante Supremo lo entendía, y trabajó por imponernos el socialismo, que no es otra cosa que, como decía, “Vivir viviendo”.
Los principios son las grandes guías en la vida del ser humano, al conformar nuestras vidas con ellas, nos permiten avanzar y prosperar, ajustándonos a un comportamiento que nos permite dirección, claridad de propósitos y pautas en nuestro accionar.  Los principios dependen de la razón, pues al comprenderlos podemos aceptarlos o no, son los grandes axiomas de la vida en la sociedad y su cultura, nos confieren vida espiritual, con ellos podemos tener la capacidad de cooperar, de resolver conflictos y de evitar los peligros.
Las personas sin principios son como animalitos en el bosque, como roedores, hacen lo que tienen que hacer por necesidad, por impulso, no pueden construir una cultura, no saben sostener una alianza, no tienen sentido del honor o del compromiso, viven del momento, sin nunca concebir el respeto en las relaciones y siempre están sujetos o al placer, la recompensa inmediata, o al miedo, porque le rehúyen a lo que desconocen.
Al carecer de principios, una sociedad es fácilmente dominada por el mal, abundan los vicios, sus miembros son fácilmente manipulados por la mentira y el engaño, los más violentos son los que dominan al resto, las relaciones humanas se reducen a lo más básico, donde priva el interés propio y el simulacro, todo eso para sobrevivir.
El socialismo, que es una ideología, carece de principios y cuando los encuentra trata de destruirlos, de anularlos, pues es de su interés que los seres humanos regresemos al estadio de la manada, de la tribu, de lo colectivo, donde los principios son desplazados por el “interés común”, o por lo que quieren los que mandan, generalmente los más violentos, diciendo que se trata del interés común, que nunca va mas allá de la preservación su autoridad sobre el grupo y, por ende, de sus privilegios.
Es por ello los regímenes socialistas promueven la idea de que los empresarios y comerciantes independientes, que no dependen del estado, sino del propio esfuerzo, son deshonestos y no tienen escrúpulos.
Los socialistas, apenas llegan al poder, lo primero que hacen es sembrar la cizaña contra la libre empresa, acusándola de ofrecer alimentos y medicinas en mal estado, de que los servicios que ofrecen son un engaño al público, de que sus prácticas tienen la finalidad de robar y explotar al pueblo; ese ataque a la integridad de quienes creen y practican libremente sus oficios y emprendimientos es, en realidad, un ataque a los principios de los que creen en el progreso y que confían en el futuro. En la realidad, lo que más les importa al empresario y al comerciante es la confianza de su público, el apoyo de sus clientes.
Ningún banco, clínica o restaurant podría funcionar si la gente creyera que sus propietarios están allí para hacerles daño y aprovecharse de ellos, no es esa la manera cómo funciona el mundo; porque existen los principios es que la gente puede hacer transacciones y consumir sin el temor de que la están envenenando.
El socialista, al querer destruir esos vínculos de confianza y honor entre la gente, busca desarticular principios para que la gente vaya poco a poco reduciéndose a lo que ve y toca, a lo inmediato, a desconfiar de su entorno.
A los comunistas les resulta muy difícil asimilar que el egoísmo, el interés personal del empresario, es el principal interesado en tener una buena reputación y ofrecer productos de calidad; muy por el contrario, en las empresas colectivistas, en las comunas, a muy poca gente le importa si hay excelencia en los servicios, limpieza en las labores, calidad en los resultados… por ello vemos lamentables casos de intoxicaciones, comida podrida, medicinas vencidas, mala praxis, contaminación, trabajos mal hechos, productos dañados y vendidos como nuevos en las empresas socialistas.
Cuando todo es de todos no hay doliente, ni responsables, ni incentivos para alcanzar la excelencia; no hay principios, apenas tareas y logros concretos para no recibir un castigo.
Esta es una de las razones por las que en Venezuela no hay justicia, porque la justicia es un principio, de los más elevados e importantes para toda la sociedad; pero, desde que llegaron los chavistas al poder, destruyeron ese principio y lo sustituyeron por simples tareas que simulaban justicia, órdenes que deben ser obedecidas, llamadas de teléfono con las sentencias hechas, castigos a los jueces que no cumplan con las ordenes de los jefes del partido.
Los jueces, abogados y fiscales chavistas convirtieron la justicia en rutinas para ser obedecidas, sin el concurso de la razón, pequeñas tareas a ser cumplidas sin ser pensadas, no importa si hay que mentir, o estirar la interpretación de la ley hasta lo imposible, o desvirtuar el significado del lenguaje… lo importante para el jurista chavista es que cumplir con los dictámenes del partido socialista les evita el castigo y los acerca a un premio; no importa si la justicia es ahora un instrumento del terror para defender la ideología socialista o la manera más cobarde de acabar con la oposición política y burlar los principios democráticos… de eso se trata, de acabar de una vez por todas con los principios. –
Saul Godoy Gomez
saulgodoy@gmail.com
@godoy_saul

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martes, 4 de febrero de 2014

SAÚL GODOY GÓMEZ, LA LIBERTAD, HUMANO TESORO,

(Mi interpretación del excelente artículo ¿Qué es Capitalismo? de Ayn Rand)

A lo largo de estos artículos contra el socialismo, ustedes me han leído comentando sobre la libertad, que ha sido, es y será el don que nos distingue de los otros seres vivientes en el universo; la libertad es lo que nos hace humanos y si esto es así ¿Cómo es que existen doctrinas políticas cuya primera condición es pedírtela, confiscártela, para el logro de sus fines? Y lo peor, ¿Cómo es que existen personas capaces de renunciar a su libertad por un dogma, un líder o una simple promesa?
Les voy a decir algo, que los va a sorprender, se menciona muy poco y se entiende menos, el capitalismo es el único sistema político-económico, de todos los que existen, repito, el único que garantiza y hace un punto de honor defender esa libertad.
Capitalismo, a pesar de los esfuerzos por estigmatizarlo que ha hecho el comunismo internacional, no se trata de dinero, de egoísmo, de explotar al otro; muy por el contrario, la base fundamental del capitalismo es la libertad de los hombres, en el entendido de que solamente siendo libre una sociedad podrá prosperar y conseguir su felicidad.
La idea de que el hombre es libre nace a contracorriente del tribalismo, de esas formas primigenias de organizarse en los orígenes de la civilización, cuando la vida era muy dura, peligrosa y salvaje; pero también en aquellos momentos, el hombre empezaba a pensar, a usar su intelecto, a cultivar la razón.
En una tribu, todo, absolutamente todo pertenecía al jefe del clan, incluyendo la vida de sus miembros, y el jefe era jefe dependiendo de los servicios que prestara a la tribu; si faltaba a esos deberes, pronto le surgía un contendor, o la misma tribu se encargaba de eliminarlo.  En esa cultura tribal lo más importante era el colectivo, el hombre era apenas un miembro, una unidad dispensable y al servicio de la sobrevivencia del grupo, eran tiempos donde el altruismo era obligatorio.
Con el desarrollo de la civilización esa cultura tribal cambió de apariencia, y fue el señor feudal o el Rey quienes mandaban y eran los dueños del mundo, mientras pudieran defender a siervos y vasallos todo iba bien, al momento que faltaran a sus deberes se sucedían los cambios.
La propiedad privada empezó a nacer en estas circunstancias; poco a poco, la gente común se sentía dueña de sus cosas más personales, sus enseres, sus instrumentos de labranza, luego de sus lotes de tierra, de sus animales, de sus casas, se trataba de una propiedad privada imperfecta, pues el Rey seguía siendo legalmente el dueño de todo, aunque otorgaba, por medio de documentos, uno que otro permiso de propiedad, a manera de gracia o para pagar favores, pero cuando le daba la gana lo expropiaba todo y hasta le daba muerte a quien se opusiera.
Pero la mente del hombre fue igualmente evolucionando, la cultura se expandía, las ciencias se desarrollaron y las ideas enriquecieron el mundo con nuevos significados y formas, con base en descubrimientos y obras de arte. El hombre ya no era el mismo de las cavernas.
Fue con la revolución norteamericana que los derechos del hombre fueron finalmente proclamados. Ya el capitalismo estaba en forma, el hombre pensante, autónomo, independiente y responsable de sus actos decidió tomar las riendas de su propio destino, se proclamó libre… Analicemos un poco cómo fue este cambio libertario.
El individuo, desde hacía mucho tiempo, era el que llevaba las riendas del comercio, del intercambio de mercancías, bien en los mercados locales o recurriendo al transporte, por mar y tierra, para traerse consigo productos de lejanos parajes y de los que no disponía en su tierra; para cada paso que daba en estos menesteres usaba su inteligencia para programar la compra de mercancías, calcular los costos y riesgos, las ganancias y seguir expandiendo sus actividades.
Siempre había usado su inteligencia para los más mínimos detalles, para su sobrevivencia, desde hacer sus armas para la cacería y las trampas, para definir cómo, dónde y cuándo sembrar sus cosechas, para hacer un refugio… todas estas actividades implicaban un proceso de pensamiento, un acto de voluntad, un cúmulo de conocimientos que se materializaron en la primera fogata, en la primera rueda, en la construcción del acueducto y al levantar las murallas de la ciudad.
Este proceso de pensamiento es muy complejo y sutil, supone relacionar, descartar, diseñar, comparar y tantos otros sutiles procesos que sólo la mente individual de un hombre es capaz de hacer. No hay cerebros colectivos; como todo maestro sabe, el aprender requiere de la atención del estudiante, de su comprensión, de su mente individual, y si bien el hombre puede cooperar en el descubrimiento de nuevo conocimiento, se requiere, igualmente, la participación de la mente de cada uno de esos individuos en su propio proceso de pensamiento.
Sobrevivir es, fundamentalmente, una acción intelectual para el ser humano, no se trata sólo de instintos; todo lo que el hombre necesita debe ser descubierto por su mente, para luego producir los elementos para lograrlo por su propio esfuerzo, como lo afirma la filósofa Ayn Rand: “La producción es la aplicación de la razón al problema de sobrevivencia”.
Los hombres a los que les da flojera pensar sobreviven copiando la rutina de trabajo que otros han inventado; si alguien decide no trabajar, puede sobrevivir momentáneamente plagiando el trabajo de los otros, pero sin el trabajo de los que piensan, nadie habría sobrevivido.
Y ya que el conocimiento, el pensar y el accionar racionalmente es propiedad del individuo, para sobrevivir es fundamental que los que no piensan ni trabajan, no interfieran con los otros, que deben poder asociarse libremente, establecer acuerdos, criticar y oponerse para poder encontrar su camino; de aquí que la libertad del individuo sea sagrada, principalmente para la sociedad, para la que deviene en seguro de vida.
Una mente racional no trabaja bajo fuerza, opresión, control, vigilancia, amenazas u otras pautas que las que dicte su intelecto; un hombre libre trabaja y produce para poder vivir, mantiene su vida por propio esfuerzo y tiene como guía su propia mente. Si no puede disponer del producto de su esfuerzo, no es dueño de su esfuerzo, si no es dueño de su esfuerzo no es dueño de su vida.
Los derechos del hombre nacen primordialmente del derecho a la vida, pero todos los demás derechos derivan del derecho a la propiedad privada.
Los europeos no entendieron muy bien la revolución norteamericana, basada en los derechos del individuo, y se contentaron con entender que la emancipación del hombre consistía en ser esclavizados por el Estado en lugar del Rey. Hasta el momento les ha sido muy difícil despojarse de las telarañas del colectivismo y del tribalismo, allí nació el socialismo.-
saulgodoy@gmail.com

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lunes, 20 de enero de 2014

GUILLERMO GONZALEZ, JOSE DEL PILAR, COINCIDENCIA CICLICA**ESPEJO DE VENEZUELA

VIVA NUESTRO COMANDANTE ETERNO, SIMON BOLIVAR, EL LIBERTADOR
Los comentarios sobran. 

CITA DE MARCO TULIO CICERÓN:

"El presupuesto debe equilibrarse, el Tesoro debe ser reaprovisionado, la deuda pública debe ser disminuida, la arrogancia de los funcionarios públicos debe ser moderada y controlada, y la ayuda a otros países debe eliminarse, para que Roma no vaya a la bancarrota. La gente debe aprender nuevamente a trabajar, en lugar de vivir a costa del Estado." Año 55 a.C.

Lee y rebota este mensaje es realmente bueno, y semejante a la realidad que estamos viviendo.....Coincidencia cíclica??

El 2 de febrero de 1905 nació en San Petersburgo la filósofa y escritora estadounidense (nacida rusa) Alissa Zinovievna Rosenbaum, más conocida en el mundo de las letras bajo el seudónimo de Ayn Rand, y fallecida en marzo de 1982 en New York.
Nunca más oportunas las palabras de la autora:

"Cuando adviertas que para producir necesitas obtener autorización de quienes no producen nada; cuando compruebes que el dinero fluye hacia quienes no trafican con bienes sino con favores; cuando percibas que muchos se hacen ricos por el soborno y por influencias más que por su trabajo, y que las leyes no te protegen contra ellos sino, por el contrario, son ellos los que están protegidos contra tí; cuando descubras que la corrupción es recompensada y la honradez se convierte en un auto-sacrificio, entonces podrás afirmar, sin temor a equivocarte, que tu sociedad está condenada."
AYN RAND (1950)  Asunto: FRASE DE 1950  
  
Guillermo Gonzalez
ggonzalez@graffiti.com.ve

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domingo, 19 de enero de 2014

SAÚL GODOY GÓMEZ, EL NÚCLEO, APARENTEMENTE ÉTICO, DEL SOCIALISMO,

Ya lo había descubierto y decodificado una de las pensadoras más importantes del capitalismo, Ayn Rand, este centro ideológico sobre el cual giran todos los demás conceptos de las corrientes colectivistas, entre ellas, el socialismo, es lo que ella llama “el eje místico-altruista-colectivista”, al que opone una de sus principales contribuciones para el pensamiento capitalista, que es “el eje racional-individualista-capitalista”. Ambos ejes se contradicen, se repelen.
Los socialistas basan sus ideas en creencias místicas, propias de las religiones, donde la principal misión del hombre en la vida es velar por el bienestar de los otros antes del propio, un concepto que contradice las leyes fundamentales de la naturaleza, sobre todo la propia supervivencia.
Si alguien no puede hacerse el bien a sí mismo (proveerse de lo necesario para la vida, asegurar el bienestar propio y el de su familia, fortalecer y crear riqueza en su entorno y comunidad), menos está en capacidad de hacerlo para los demás, como dice la sentencia de los gerentes norteamericanos: “No puedes prestar tu camisa si no tienes una”
Tal generosidad es un suicidio, incrementa la miseria que ya existe, es tan grotesco como visualizar a dos mochos tratando de rascarse la espalda entre sí; todos los animales del reino animal, crían a sus pequeños para que aprendan a sobrevivir, les enseñan a cazar, a escaparse si están en peligro, dónde hallar la comida y el agua, a competir para ser los mejores, dónde pasar la noche sin ser víctimas de otros depredadores.
El socialismo cría a sus acólitos en la creencia de que otros se ocuparán de ellos, que no hay que esforzarse mucho por conseguir el sustento, pues el Estado Benefactor proveerá por ellos, no hay nada que aprender para ser un buen proveedor, en último caso, siempre puedes robarle su propiedad a los otros, a quienes tienen, con el consentimiento del gobierno socialista.
En un sistema socialista los perdedores, los ineficientes, los vividores, los criminales, tienen una gran ventaja, cuando se trata de competir con los ciudadanos productivos, que saben lo que están haciendo, que son perfeccionistas, que cumplen con la norma, que ponen lo mejor de sí en sus emprendimientos; siempre pueden contar con el estado benefactor, para que “iguale” las cosas por medio de leyes, fiscalizaciones, multas, y medidas judiciales, que perjudican a los que son exitosos y los obligan a compartir sus mercados y técnicas, haciéndoles ineficientes para que los “débiles”, los que no son aptos, se igualen, y hasta triunfen sobre los líderes naturales.
El socialismo se dedica a criar a una camada de flojos e ineptos, a gente que no tiene incentivos para aprender, para ser mejores, para inventar, para superarse; está diseñado para premiar a los más embrutecidos miembros de la sociedad, a quienes el vicio suma en la degradación, a los tramposos, a los mentirosos, a los ladrones, a los más enfermos e incapaces.
Ser bueno es un asunto bastante pervertido; una sociedad que es capaz de sacrificar a sus emprendedores, a sus investigadores, a sus profesionales más excelsos, a sus más destacados intelectuales, para favorecer una masa de menesterosos y parásitos está condenada a desaparecer en el corto plazo.
Si no lo creen, fíjense lo que pasa en nuestras universidades; el socialismo cree que esas pruebas que miden el conocimiento y las habilidades de los estudiantes, que quieren ingresar a los estudios superiores, esos “filtros” que detectan quiénes están preparados para continuar en estudios más profundos sobre las diferentes profesiones, y las ve como una discriminación, como una forma de crear desigualdades y diferencias de clase, calificándolas de “inaceptables”. ¿Y qué hacen?  Elimina esas pruebas, obliga a las universidades a bajar sus estándares de calidad educativa para que entre todo el mundo, porque “la educación es para todos”, expropian inmuebles y hacen universidades populares, crean nuevos currículos de estudios, acortan las carreras, eliminan los exámenes y gradúan en actos oficiales una masa de estudiantes, todos engañados con títulos que no se han ganado. ¿A quiénes perjudican?
Miren lo que pasa con nuestros médicos, teníamos en las mejores escuelas de medicina de Latinoamérica, todos esos médicos especialistas con que contaba el país ¿Dónde están?  Lo que ha habido es una impresionante fuga de cerebros hacia los países desarrollados, o a países hermanos, donde existen oportunidades de superación, donde sus conocimientos y experticias son bien remunerados.
Los socialistas les tienen asignados a los médicos unos sueldos de hambre (al contario, los diputados de la Asamblea Nacional se asignan unos sueldos y beneficios millonarios por su labor de arruinar al país), los obligan a trabajar en condiciones inhumanas, humillados al ser comparados con los improvisados médicos cubanos y continuamente insultados por el gobierno. 
Los que tienen una oportunidad, se van a lugares donde puedan desarrollar sus conocimientos, tener a disposición equipos y material de punta para sus investigaciones, con buenos sueldos y condiciones de trabajo, respetados, donde puedan hacer emprendimientos sin que los estén fiscalizando, cerrando sus clínicas y consultorios, perseguidos por una policía sanitaria socialista.
La salud, como derecho popular, se ha convertido en un infierno para la población, no se consiguen los médicos necesarios, no hay insumos ni medicinas, la atención es infame y las muertes, producto de la negación de la atención debida o de la mala praxis, se multiplicaron exponencialmente.
El altruismo, mal entendido y peor practicado, es una broma de mal gusto del colectivismo; lo que Venezuela tiene ahora en su sistema de atención primaria a enfermeros “doctorados”, que apenas saben llevar los moribundos en ambulancia para un “ruleteo” de muerte, que exhiben en sus oficinas, al lado del retrato del líder máximo, sus títulos de oropel para hacer intervenciones que requieren pericia y práctica; hay un ejército de médicos cubanos atendiendo a los venezolanos más necesitados a fuerza de pastillitas “made in Cuba” y palmaditas en el hombro, que nos está costando una fortuna (sólo tenemos que recordar que el sistema de salud cubano fue el verdadero asesino de Hugo Chávez Frías).
El socialismo le roba al ser humano no sólo las ganas de vivir, lo reduce a estadísticas, a simples guarismos, que enseña orgulloso al mundo, para mostrar las grandes bondades de su medicina socialista, de su universidad socialista, del nuevo hombre.
De eso trata ser de izquierda, a eso es lo que aspiran los socialistas – saulgodoy@gmail.com

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domingo, 24 de noviembre de 2013

LUIS VICENTE LEÓN, CREADORES VS. PARÁSITOS

A los morochos: Necesito blindarlos del ambiente primitivo en el que les estoy obligando a vivir

Hace algunos años escribí esta carta a mis hijos y tuve que leérselas porque no sabían leer. Hoy quiero volver sobre ella y lo haré mil veces más, con la esperanza de que ahora puedan leerla, lo entiendan y les acompañe siempre.

A los morochos:

Qué pena que su entorno esté lleno de discursos agresivos, expropiaciones, populismo, promesas de repartir lo que otros han creado, control grosero de instituciones e inseguridad complacida y lo peor, buenos y malos mezclados en todos los bandos. En este punto, que va a empeorar, quiero compartir con ustedes unas líneas escritas hace 60 años, pero nunca con más actualidad. Necesito blindarlos del ambiente primitivo en el que, por egoísmo o valentía, no lo sé, les estoy obligando a vivir.

"Miles de años atrás un hombre descubrió cómo hacer fuego. Probablemente fue quemado en la misma estaca en la que había enseñado a encender a otros. Seguramente se le consideró un maldito que había pactado con el demonio. Pero desde entonces, los hombres tuvieron fuego para calentarse, cocinar e iluminar sus cuevas. Siglos más tarde, un gran hombre inventó la rueda. Probablemente fue atormentado con el mismo aparato que había enseñado a construir. Seguramente se le consideró un transgresor que se había aventurado por territorios prohibidos. Pero desde entonces los hombres pudieron viajar más allá de cualquier horizonte. Ese gran hombre, el rebelde, está en el primer capítulo de cada leyenda que la humanidad ha registrado desde el principio y ese héroe pagó por su valentía.

Heredamos los productos del pensamiento de otro. Heredamos la rueda y creamos el carro. El carro se transformó en automóvil y el automóvil en avión. Pero aquello que recibimos de los demás es el producto final de su pensamiento. La fuerza que lo impulsa es la facultad creativa que toma ese producto como un material, lo usa y origina el siguiente paso. Esa facultad creativa no puede ser dada ni recibida, compartida, ni concedida en préstamo (mucho menos expropiada). Aquello que se crea es propiedad del creador. Las personas aprenden unas de otras pero todo aprendizaje es sólo un intercambio de material. Nadie puede darle a otro la capacidad de pensar. Sin embargo, esa capacidad es nuestro único medio de supervivencia. Nada nos es dado. Todo lo que necesitamos debe ser producido. Y aquí el ser humano afronta su alternativa básica: puede sobrevivir por el trabajo autónomo de su propia mente o como un parásito alimentado por las mentes de los demás.

La necesidad básica del creador es la independencia. La mente que razona no puede trabajar bajo ninguna forma de coerción. No puede ser sometida, sacrificada o subordinada a ninguna consideración. A los hombres se les ha enseñado que la virtud más alta no es crear sino dar. Sin embargo, no se puede dar lo que no ha sido creado. La creación es anterior a la distribución pues de lo contrario no habría nada que distribuir. No obstante, se nos ha enseñado a admirar al parásito que distribuye como regalos lo que no ha producido. Desde el principio de la historia, los dos antagonistas han estado frente a frente: el creador y el parásito. El creador, atacado, siguió adelante y guió a la humanidad con su energía. El parásito no contribuyó en nada más que en los obstáculos. El "bien común" ha sido la pretensión y justificación de toda tiranía. Los mayores horrores de la historia han sido cometidos en nombre de móviles altruistas. Cambian los actores, pero el curso de la tragedia se mantiene idéntico: un humanitario que empieza con declaraciones de amor y termina con un baño de sangre. Tomado de "El Manantial".

Nicolás y Bernardo: nunca se dejen engañar por los parásitos... porque éstos los esclavizarán.

luisvicenteleon@gmail.com
@luisvicenteleon

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miércoles, 6 de noviembre de 2013

PACIANO PADRÓN, LA HONRADEZ: UN AUTO SACRIFICIO

"Cuando adviertas que para producir necesitas obtener autorización de quienes no producen nada; cuando compruebes que el dinero fluye hacia quienes no trafican con bienes sino con favores; cuando percibas que muchos se hacen ricos por el soborno y por influencias más que por su trabajo, y que las leyes no te protegen contra ellos sino, por el contrario, son ellos los que están protegidos contra ti; cuando descubras que la corrupción es recompensada y la honradez se convierte en un auto-sacrificio, entonces podrás afirmar, sin temor a equivocarte, que tu sociedad está condenada." 
        
El párrafo anterior describe a la Venezuela de hoy, si bien fue escrito en 1958, hace ya 55 años, sin pensar expresamente en nuestra realidad. La escritora rusa, devenida estadounidense y conocida por su pseudónimo Ayn Rand, nacida con el nombre de Alissa Zinovievna Rosenbaum, visualizó lo que es una sociedad condenada, vislumbró nuestra realidad de hoy.

Es incalable esta cacareada “revolución” de ineficiencia, corrupción y apetito insaciable de poder a trocha y mocha. Debemos despertar ya, ¿qué esperamos?, ¿las elecciones municipales del 8 de diciembre?; a ellas debemos ir y participar con todos los hierros, eso es algo que hay que hacer, pero no es lo que hay que hacer. El tiempo exige más, la calle nos espera, la protesta nos llama; debe escucharse nuestra voz. Seguir callando es entrega, y la entrega es traición.

"Cuando adviertas que para producir necesitas obtener autorización de quienes no producen nada”, está y estamos en un sistema autoritario y decadente, gobernados por quienes no han administrado ni una bodega, son unos “bueno pa’todo”, que se traduce en “malo pa’todo”. Quien hoy ilegítimamente se desempeña como Presidente pasó de reposero chofer de autobús a Diputado, elevado luego a la Presidencia del Parlamento, después Canciller y posteriormente señalado por los Castro de Cuba como heredero del trono. Quien no produce nada, no tiene derecho a exigir su autorización para que el pueblo y los emprendedores produzcan.

 “Cuando compruebes que el dinero fluye hacia quienes no trafican con bienes sino con favores”, estás en el país del “ñemeo”, donde con plata mal habida y favores se obtienen logros. “Cuando percibas que muchos se hacen ricos por el soborno y por influencias más que por su trabajo y que las leyes no te protegen contra ellos sino, por el contrario, son ellos los que están protegidos contra ti”, estás en el reino de la podredumbre. El Maduro que declara la “guerra contra la corrupción” y pide Ley Habilitante para normar la materia, mira silencioso cómo los de su entorno “se hacen ricos por el soborno” y cómo los boliburgueses chupan dólares sin límite. La Fiscala y la Contralora no ven, la A.N. y el TSJ no se enteran: en la complicidad armónica se pierde la República.

“Cuando descubras que la corrupción es recompensada y la honradez se convierte en un auto-sacrificio, entonces podrás afirmar, sin temor a equivocarte, que tu sociedad está condenada”. Tal vez ninguna frase exprese mejor la realidad venezolana de hoy.  De mi parte, me niego a contribuir con corruptelas, a pagar “favorcitos” a funcionarios para que fluya lo que debe fluir normalmente. En estos días me auto-sacrifiqué nuevamente al cumplir trámites burocráticos para concluir una operación de compra-venta. Una vez más padecí en carne propia y constaté “que la corrupción es recompensada y la honradez se convierte en un auto-sacrificio”.

A todas estas, quien con indignidad usurpa el cargo de Presidente de Venezuela creó un Viceministerio para la Suprema Felicidad. ¿Es una burla o una estupidez?, ¿nos percibe imbéciles? No nos calemos más esta guasa y sandez, salgamos a la calle y proclamemos ante el país y el mundo nuestra decisión de no permitir más esta pesadilla. Ya ni siquiera es hora de reflexionar, es tiempo de actuar. 

E-Mail: pacianopadron@gmail.com. Twitter: @padronpaciano.

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lunes, 7 de octubre de 2013

GABRIEL S. BORAGINA, LA DEFENSA DEL "BIEN COMÚN"


El bien común es uno de los tantos conceptos de las ciencias sociales y éticas que se presta a interpretaciones de las más variadas y dispares, lo que hace de la fórmula -tal vez- una de las más resbaladizas y ambiguas de estas ciencias. 

Apelan a ella representantes de las más disimiles tendencias ideológicas, y se la usa en los sentidos más opuestos que sean imaginables.

De esto da buena cuenta el Dr. A. Benegas Lynch (h) cuando expresa:

"Según las tristemente célebres historias oficiales, los que ganan son los buenos y los que pierden son bandoleros y conspiradores contra el bien común. Así se llamaban a todos los movimientos latinoamericanos de independencia (muchos de los cuales se independizaron de la metrópoli pero lamentablemente fueron colonos de sus propios gobiernos). Así les decían los ingleses del establishment a los revolucionarios del otro lado del Atlántico."[1]

Dentro de la diversidad mencionada, hay autores que recurren a la fórmula "bien común" en oposición al de "bien sectorial", como, por ejemplo, parece hacerlo el Dr. Krause:

"el proceso de elaboración y decisión sobre políticas públicas necesita de sólidas instituciones que permitan su implementación en aras del bien común, evitando las presiones de los sectores afectados y superando los problemas de información e incentivos que afectan al mercado"[2]

En este sentido, la expresión "bien común" vendría a ser un equivalente de "bien general" o "bien público".

No obstante, Ayn Rand, critica seriamente esta última significación:

"Conceptos indefinidos e indefinibles como el interés público o el bien común, que esgrimen tanto los enemigos como los defensores del capitalismo, serían resabios de una visión tribal del ser humano que sólo sirven para escapar de la moral, mas no de guía moral."[3]

No son pocos (digamos más bien que son una mayoría) los que asimilan el "bien común" con la idea de estado-nación o de gobierno:

"La opinión general -cuidadosamente cultivada, claro está, por el Estado mismo- es que los hombres se dedican a la política o ejercen el gobierno motivados sólo por su preocupación por el bien común y el bienestar general. ¿Qué es lo que confiere a los gobernantes la pátina de una moral superior? Quizás el hecho de que la gente tiene un conocimiento vago e instintivo de que el Estado está involucrado en el robo y la depredación sistemáticos, y siente que sólo una dedicación altruista por parte del Estado hace tolerables estas acciones."[4]

                Indudablemente no resulta casual que la mayor parte de los políticos (sino todos) invoquen de continuo a la noción de "bien común" y la esgriman repetidamente, adoptándolo como teoría ética:

"Todo sistema social se basa, explícita o implícitamente, en alguna teoría ética. A través de la historia, el concepto tribal del "bien común" ha servido de justificación moral a la mayor parte de los sistemas sociales y a todas las tiranías. El grado de esclavitud o libertad dependía del grado en que dicho slogan tribal era invocado o ignorado."
"El bien común" (o "el interés público") es un concepto indefinido e indefinible: no existe entidad tal como "la tribu" o "el público"; la tribu (el público, o la sociedad) es simplemente un número de individuos. Nada puede ser bueno para la tribu como tal: términos como "bueno" o "valor" son propios de los organismos vivos —de organismos vivos individuales— no de un conjunto etéreo de relaciones.

"El concepto de "bien común" carece de significación, salvo que se le tome en sentido literal, en cuyo caso el único significado posible es: la suma del bien de todos los individuos considerados. Pero en ese caso el concepto carece de sentido como criterio moral, pues deja sin respuesta la interrogante sobre cuál es el bien de los individuos y cómo se determina. Sin embargo, el concepto no se usa generalmente en sentido literal. La razón por la cual es aceptado radica precisamente en su carácter elástico, indefinible y místico; el cual sirve no de guía moral sino para escapar de la moralidad. Puesto que el bien no es aplicable a lo etéreo, se convierte en un cheque moral en blanco para aquellos que pretenden encamarlo.

"Si el "bien común" de una sociedad es considerado como algo aparte y superior al bien individual de sus miembros, ello significa que el bien de "algunos" hombres adquiere prioridad sobre el bien de otros, quedando estos otros relegados a la condición de animales para sacrificio. En dichos casos se supone tácitamente que "el bien común" significa "el bien de la mayoría" en oposición al de la minoría o del individuo. Nótese el hecho significativo de que esta suposición es "tácita". En efecto, incluso las mentalidades más colectivistas parecen percibir la imposibilidad de justificarlo moralmente.

"Sin embargo, "el bien de la mayoría", además, es sólo una pretensión y una ilusión, puesto que, de hecho, la violación de los derechos de un individuo implica la abolición de todos los derechos, la entrega de la mayoría desamparada al poder de cualquier cuadrilla que, autoproclamándose "la voz de la sociedad", procede a gobernar por medio de la fuerza física, hasta que es derribada por otra cuadrilla que emplea los mismos medios."[5]

Normalmente este es el sentido en el cual la mayoría de las personas utilizan la expresión "bien común", como sinónimo del bien de la mayoría. Pero nosotros entendemos que el bien común es el de todos (mayoría y minoría) y en la medida que alguien de esa totalidad salga perjudicado (aunque solo fuere una sola persona) ya no es posible hablar de la existencia de un bien común allí donde ello suceda.



[1] Alberto Benegas Lynch (h). El juicio crítico como progreso. Editorial Sudamericana. Pág. 96.
[2] Martín Krause. Índice de Calidad Institucional 2012, pág. 8
[3] Ayn Rand. ¿Qué es el capitalismo? Estudios públicos. Introducción. pág. 64.
[4] Murray N. Rothbard. Hacia una nueva libertad. El Manifiesto Libertario. Pág. 74
[5] Ayn Rand. Ob. Cit. Pag. 74 a 76.

gabriel.boragina@gmail.com

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jueves, 5 de septiembre de 2013

JAVIER PAZ GARCÍA, AYN RAND Y LA ÉTICA DEL EGOÍSMO.

La filosofía de Ayn Rand (San Petersburgo, 1905 – Nueva York, 1982) contiene una de las defensas más brillantes del egoísmo y a la vez un ataque recalcitrante hacia el mismo. Se podría decir que Rand identifica dos formas de egoísmo. La primera es honesta y beneficiosa para la sociedad, se caracteriza por el espíritu de superación del ser humano que lo convierte en un explorador, investigador, comerciante, científico, emprendedor. 

Su novela La Rebelión de Atlas identifica al industrial capitalista con esta forma, ya que arriesgando sus propios capitales crea empleos, genera industrias, desarrolla tecnologías y buscando su propio bien, termina beneficiando a toda la sociedad. Rand rememora de esta manera la mano invisible de Adam Smith.

Por otro lado está el egoísmo mentiroso y rastrero propio de los políticos quienes discursean sobre el bien común, sobre la generosidad, la solidaridad y sin embargo no gastan un centavo de su propio dinero en ayudar a otros y más bien viven buscando como sacarle más dinero al pueblo para quedarse con una mayor tajada. Los políticos que viven de la plata del pueblo y se enorgullecen de inaugurar obras como si las hubieran financiado con su dinero.

Y es que desde el motor de combustión hasta el teléfono celular son obra de visionarios e innovadores que en su afán de mejorar su propia condición, han logrado el mejoramiento de la humanidad entera por generaciones más allá de sus propias existencias. Por otro lado la actividad política, aunque indispensable, ha producido guerras, hambrunas, matanzas y pobreza crónica, siempre en aras del bien común, del destino manifiesto, o de alguna patraña que suene bien.

Lo paradójico es que en general la sociedad a menudo tiende a vilipendiar al empresario y a alabar al político, o en su forma agregada a maldecir al mercado y a santificar al Estado.

Rand nos invita a reconocer que existe una ética del egoísmo, o expresado de otra forma, un egoísmo ético; que la riqueza, cuando es fruto del esfuerzo propio y se ha logrado sin dañar a nadie, no tiene por qué ser motivo de vergüenza o condena. Nos muestra también que a menudo, quienes más condenan el egoísmo y proclaman la solidaridad, son los más egoístas y los menos solidarios.

http://javierpaz01.blogspot.com/

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viernes, 26 de julio de 2013

JOSÉ MARÍA MARCO, AYN RAND.

Ayn Rand - de nombre de pila, Alissa Rosenbaum - nació en San Petersburgo el 2 de febrero de 1905. Pronto decidió ser escritora, aunque, instintivamente ajena al misticismo y al colectivismo característicos de la cultura rusa, siempre tuvo como modelos los escritores europeos occidentales. 


Durante sus estudios en el instituto fue testigo del paso por el poder de Kerensky, al que apoyó, y de la Revolución bolchevique de 1917, que denunció como un golpe de Estado desde el primer momento. La familia huyó de los desórdenes y de la guerra civil a Crimea, donde Alissa terminó la enseñanza secundaria. Tras el triunfo bolchevique, la farmacia de los Rosenbaum fue confiscada y la familia sufrió privaciones.

En 1921 Alissa se matriculó en la Universidad de San Petersburgo para estudiar Filosofía e Historia. Allí tuvo la oportunidad de conocer de primera mano la degradación de la Universidad y del saber impuesta por los comisarios políticos y descrita, como la expropiación del negocio familiar, en su primera novela, la autobiográfica We, the Living (Los que vivimos, Barcelona, Plaza y Janés, 1992). La protagonista, Kira Argounova, estudia ingeniería pero tiene que asistir a cursos sobre "Mujeres proletarias y analfabetismo", "Electrificación proletaria" y "El camarada Lenin y el camarada Marx". Kira Argounova, enfrentada a una vida sin perspectivas, intenta salir de la Unión Soviética pero es muerta a tiros por la policía fronteriza.

Alissa Rosenbaum tuvo más suerte y a finales de 1925 consiguió un permiso para visitar a unos familiares en Estados Unidos. El permiso era temporal, pero Alissa estaba decidida a no volver a pisar la Unión Soviética. A los 21 años está en Berlín y tras una breve estancia en París, llega a Chicago, donde pasa seis meses: los suficientes para que le amplíen el visado. Decidida a seguir su vocación de escritora, y fascinada por el cine, Ayn Rand -todavía Alissa Rosenbaum-, se muda a Los Ángeles con la intención de trabajar de guionista. Cecil B. De Mille le ofrece un trabajo como extra y más tarde como lectora de guiones.

En Hollywood conoce a Frank O'Connor, un joven actor con el que se casa pronto. El matrimonio duró hasta la muerte de Frank 50 años más tarde, a pesar de la larga relación que Ayn Rand mantuvo con un colaborador y discípulo suyo casado con Barbara Felden, autora de la excelente biografía The Passion of Ayn Rand. Como Frank pasa largas temporadas sin trabajar, Ayn Rand acepta cualquier trabajo, incluido uno en el departamento de vestuario de RKO, aunque por fin logra vender un primer guión a Universal. Termina Los que vivimos, un estremecedor retrato de los primeros años de socialismo real en San Petersburgo, pero no se lo publican hasta tres años después, en 1933, con un recibimiento reticente por parte de una crítica infestada de progresismo. Ayn Rand dirá más tarde, cuando preste testimonio ante el Comité de Actividades Antinorteamericanas en 1947: "Es casi imposible dar a entender a personas libres lo que es la vida bajo una dictadura totalitaria... (El pueblo ruso) intenta vivir una vida humana, pero es una vida completamente inhumana. Intenten ustedes imaginar lo que es vivir bajo un terror permanente desde la mañana hasta la noche, y por la noche seguir esperando a que suene el timbre en cualquier momento, un país en el que se tiene miedo de todo y de todos, donde la vida no cuenta nada, menos aún que nada...".

En 1935 empezó a escribir The Fountainhead (El manantial, Barcelona, Orbis, 1988), para lo que se documentó en el estudio del arquitecto de origen estonio Louis Isadore Kahn. Howard Roark, el arquitecto protagonista de El manantial, es el primer gran protagonista épico de la obra de Ayn Rand, un hombre como "puede y ha de ser un hombre", que consigue triunfar imponiendo su propia concepción de la arquitectura. Rechazada por doce editoriales, este canto al individualismo y a la independencia fue publicado por fin en 1943 y se convirtió, sin apenas publicidad, en uno de los grandes best-sellers del siglo XX. Cinco años después se estrenó la versión cinematográfica, también titulada El manantial, con Gary Cooper como protagonista. Trabajando a tiempo completo de guionista, Ayn Rand empezó a escribir Atlas Shrugged (La rebelión de Atlas, en Obras Completas, Barcelona, Luis de Caralt, 1961) que se publicó en 1957, y tiene por protagonistas a dos empresarios, Dagny Taggart y Hank Rearden, que intentan sacar adelante sus respectivos negocios en una Norteamérica arrasada por la intervención gubernamental masiva y el caos social subsiguiente. A medida que se intensifica la devastadora intrusión del Estado, algunos eminentes empresarios, intelectuales y profesionales liberales empiezan a desaparecer. Negándose a colaborar con el totalitarismo, fundan en el Estado de Colorado una utopía capitalista con un símbolo: el signo del dólar. Además de ficción menor (entre la que se cuenta el relato Anthem, protagonizado por Equality 7-2521, un ser que ha de aprender a decir yo en un mundo dominado por la colectividad), Ayn Rand escribió numerosas colaboraciones periodísticas, conferencias y ensayos de muy diversa índole, entre los que están For the New Intellectual (1961), Capitalism: The Unknown Ideal (1966), The Romantic Manifesto (1970) y The New Left: The Anti-Industrial Revolution (1971). En ellos, como en su obra de ficción, fue elaborando un pensamiento que llamó Objetivismo, basado en la afirmación de la razón como principio de conocimiento. Su defensa radical del "egoísmo racional", opuesto a la irracionalidad de cualquier altruismo, y la del capitalismo libertario como único medio de lograr el solo objetivo posible de la vida humana, que es la felicidad individual, le llevaron a distanciarse de los grandes grupos políticos y de las corrientes contraculturales e irracionalistas, presuntamente libertarias, de los años 60 y 70.

Fumadora impenitente, como muchos de sus personajes, falleció de una enfermedad pulmonar en Nueva York, el 6 de marzo de 1982 a los 77 años de edad. Su legado, de gran influencia en el pensamiento liberal norteamericano, ha venido siendo difundido y reivindicado por varias organizaciones, entre ellas el Ayn Rand Institute. Su obra se sigue reeditando con éxito, hasta tal punto que figura todavía en las listas de libros más vendidos. En las librerías españolas se encuentra aún alguna edición de Los que vivimos y de El manantial. El resto de la obra de Ayn Rand está agotado, o no ha sido publicado en España.

Entre las muchas páginas web que le están dedicadas, destaca http://www.aynrand.org.

"Civilización es el proceso por el que el hombre se libera de los hombres."

"La pobreza no es una hipoteca sobre el trabajo de los demás; la desventura no es una hipoteca sobre la felicidad: el fracaso no es una hipoteca sobre el éxito; el sufrimiento no es un cheque en blanco, y su alivio no es el fin de la existencia; el hombre no es un animal que haya de ser sacrificado en el altar de los demás; la vida no es un inmenso hospital."

"Cuando el 'bienestar común' de una sociedad se contempla como algo aparte y superior al bienestar individual de sus miembros, el bienestar de algunos hombres prevalece sobre el bienestar de otros, y esos otros son destinados al sacrificio."


"La racionalidad es el reconocimiento de que la existencia es un hecho en sí, que nada puede alterar la verdad y que nada puede prevalecer sobre el hecho de comprenderla, que es en lo que consiste el pensamiento."

Capitalism: The Unknown Ideal


"El principio básico del altruismo es que el hombre no tiene derecho a vivir por su propio bien, que el servicio a los demás es la única justificación de su existencia, y que el sacrificio es el más alto deber moral, la más alta virtud, el valor más alto. No debemos confundir altruismo con generosidad, buena voluntad o respeto por los derechos de los demás. Estos no son valores primeros, sino consecuencias que el altruismo, de hecho, hace imposibles. El valor irreductible, primero y básico del altruismo es el sacrificio propio, que quiere decir: inmolación de uno mismo, abnegación, negación de uno mismo, autodestruccción, es decir: el yo es el mal y los demás el bien."

Philosophy: Who Needs It


"Si algunos hombres disfrutan de algún derecho sobre el producto del trabajo de los demás, entonces estos están despojados de sus derechos y condenados al esclavismo."

"La mayor virtud: la capacidad de hacer dinero."

"La riqueza es producto de la capacidad del hombre para pensar."

"Cualquier compromiso entre el alimento y el veneno conduce a la victoria de la muerte. Cualquier compromiso entre el bien y el mal lleva a la victoria del mal."



La rebelión de Atlas


"El único propósito del gobierno es proteger los derechos del hombre, es decir, protegerlo de la violencia física. Un auténtico gobierno no es más que un policía, que actúa en nombre del derecho a la autodefensa del ser humano y, como tal, sólo puede recurrir a la violencia contra aquellos que han hecho uso de ella."

"Quien quiere a todos los hombres odia a la humanidad. No espera nada de ella."

"No hay que decirle a nadie que sea orgulloso; te odiarán. No lo dirán, pero te odiarán.

Dirán que los odias a ellos."


"El país que ha alcanzado los mayores logros, la mayor prosperidad, la mayor libertad, se construyó sobre el derecho del hombre a perseguir su felicidad. Su propia felicidad, no la de los demás."

El manantial


"El socialismo es la doctrina según la cual el hombre no tiene derecho a vivir por su propio bien, que su vida y su trabajo no le pertenecen a él, sino a la sociedad, que la única justificación de su existencia es el servicio a la sociedad, y que la sociedad puede disponer de él según le plazca, con tal de conseguir su propio bienestar colectivo, tribal."

The New Intellectual


"No hay diferencia entre comunismo y socialismo, salvo en los medios para conseguir un mismo objetivo final: el comunismo se propone esclavizar a los hombres por la fuerza; el socialismo, por el voto. Es la misma diferencia que existe entre el asesinato y el suicidio."

Foreign Policy Drains U.S. of Main Weapons


José María Marco
‏@josemariamarco1

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