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sábado, 27 de septiembre de 2014

AHORA CANTALUNYA, ARTUR MAS FIRMA EL DECRETO DE CONVOCATORIA DEL REFERÉNDUM INDEPENDENTISTA PARA EL 9-N


Artur Mas i Gavarró es un economista
 y político español, de ideología liberal,
 nacionalista e independentista catalán
Están llamados a votar los mayores de 16 años que tengan condición política catalana

También los residentes en la UE y en terceros Estados con uno y tres años de residencia

Se podrá votar de forma anticipada entre el 20 y el 25 de octubre, ambos incluidos

El Govern tiene previsto iniciar una campaña institucional para llamar a la participación

'Hoy es un día que recordaremos para siempre', ha dicho Artur Mas

El próximo 9 de noviembre Cataluña está llamada las urnas. El presidente de la Generalitat, Artur Mas, ha firmado esta mañana el decreto de convocatoria de la consulta soberanista para esa fecha en un acto institucional que ha tenido lugar en el Palau de la Generalitat.

El secretario del Govern, Jordi Baiget, ha leído un extracto del decreto de la convocatoria, que llama a los catalanes a "decidir su futuro" el 9-N en una consulta en la que se les preguntará sobre si quieren que Cataluña sea un Estado y si éste debe ser independiente. En concreto, las preguntas serán '¿Quiere que Cataluña sea un Estado?' y, en caso de que la respuesta sea afirmativa, '¿Quiere que ese Estado sea independiente?'.

Los ciudadanos podrán votar de forma anticipada del 20 al 25 de octubre, ambas fechas incluidas
El documento también recoge las personas que podrán participar en el referéndum. Están convocados los mayores de 16 años que tengan condición política catalana; los ciudadanos de otros países miembros de la Unión Europea que acrediten que han residido en la comunidad al menos un año antes de la convocatoria de la consulta y los que, perteneciendo a otro país de fuera de la Unión, acrediten su residencia catalana por un periodo de al menos tres años antes de la convocatoria.

Los ciudadanos podrán votar de forma presencial y ordinaria el propio día 9 de noviembre o bien, de forma anticipada, entre el 20 y el 25 de octubre, ambas fechas incluidas. Baiget también ha concretado que las organizaciones interesadas para formar parte de la logística de la consulta podrán presentar su solicitud antes del 13 de octubre ante la comisión de control, órgano cuya constitución debe aprobar el Parlament.

Según las palabras del secretario del Govern, el objetivo del referéndum es conocer la opinión de la ciudadanía sobre el futuro político de Cataluña "con la finalidad de que la Generalitat pueda ejercer con pleno conocimiento de causa la iniciativa legal, política e institucional que le corresponde" al respecto.


Cientos de personas se han concentrado a las puertas del Palacio de la Generalitat con banderas independentistas y gritos en favor de la autodeterminación para mostrar su apoyo a la consulta y recibir a las personalidades que han asistido al acto. Entre ellas, la presidenta del Parlament, Núria de Gispert, la Mesa de la Cámara y otras autoridades. Han sido invitados los líderes de los partidos que apoyan la consulta del 9N. ICV y su líder, Joan Herrera, han declinado acudir a la cita al considerar que éste era un acto de Govern y no de partidos.

'Hoy es un día que recordaremos para siempre', ha dicho el president Artur Mas tras rubricar el decreto
Minutos después de la rúbrica, el presidente catalán ha emitido un mensaje ante los medios -en catalán, primero, y en castellano, después- en el que ha proclamado que "hoy es un día que recordaremos para siempre", para el que "han hecho falta grandes movilizaciones y muchos meses de trabajo". En su intervención, Mas ha reiterado su disposición al diálogo y su defensa del derecho a decidir. "Hemos estado abierto al diálogo en todo momento", ha dicho, "lo que no podemos es caer en la trampa del inmovilismo, en no hacer nada". Además, ha pedido que la norma sea respetada: "Firmo este decreto para que los catalanes y catalanas puedan opinar sobre su futuro. Es una ley constitucional y pedimos que sea respetada", ha declarado. "A nadie puede asustarle que alguien exprese su opinión en una urna", ha afirmado.

La emoción y los vítores han seguido a la firma de Mas, que ha salido del recinto entre los aplausos y el reconocimiento de los ciudadanos que se han congregado en el exterior. Una enorme pantalla instalada en la fachada del Palacio de la Generalitat registra desde ese momento la cuenta atrás de los 42 días que restan hasta el 9-N, en la que también se pueden leer mensajes como "Construimos un país nuevo" o "Ahora es la hora" .

http://www.elmundo.es/cataluna/2014/09/27/54240ecb22601d6f7e8b4586.html

DANIEL G. SASTRE Barcelona
JAVIER OMS Barcelona 

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domingo, 20 de abril de 2014

ANDRÉS HOYOS, EL DUELO QUE NO FUE, DESDE COLOMBIA, CASO ESPAÑA,

El martes 8 de abril se enfrentaron Artur Mas, presidente de la Generalitat de Cataluña, y Mariano Rajoy, presidente del gobierno español.

Lo que estaba en juego era trascendental: la posible realización de un referendo independentista en Cataluña el 9 de noviembre de este año. 

Esa tarde el Congreso de los diputados español desautorizó por un 86% de los votos la realización del referendo. Los nacionalistas catalanes dijeron que lo harían de todos modos. Estaba listo el duelo de pistoleros, pero cuando todo el mundo esperaba saber quién era el más rápido, Mas parpadeó. En una entrevista al diario francés Le Figaro dijo que tal vez el referendo no se podría hacer, que veía alternativas, que patatín, que patatán, en fin, que le habían podido el miedo o la prudencia y que mejor no acudía a la cita.

Pese al recurrente ir y venir de magistrados, tendría que ser obvio para cualquiera que una Constitución como la española, por más liberal y tolerante que se estime, no está diseñada para permitir que un trozo del país en el que rige sea cercenado sin más de un gran mordisco nacionalista. Y los nacionalistas radicales, como la diputada del parlament Marta Rovira (de Esquerra Republicana de Catalunya o ERC), por definición no tienen tiempo para oír cháchara de magistrados si surge una posibilidad real de constituirse en nación independiente.

Los nacionalismos son muy afectos al simbolismo crudo y 2014 ofrece a los catalanes una opción de oro, pues se cumplen trescientos años de la capitulación de Barcelona en 1714 ante las tropas de Felipe V al final de la Guerra de Sucesión. Fue esa la mejor opción que tuvo nunca Cataluña de ser independiente y la perdió. Ahora que le veían la cara a una nueva tres siglos después, el president demostró que no es ningún Simón Bolívar.

¿Qué habrá pasado, alguien hizo por fin las cuentas y sacó conclusiones? Una cosa sí está clara, que la ahora más remota secesión terminaría muy mal para España y muy mal para Cataluña. Los damnificados sumarían millones. Y Rajoy no será propiamente la reencarnación de Churchill, pero se apersonó de su papel y dijo con claridad que una declaratoria de independencia sacaría a Cataluña sine die de Europa. 

La razón es que España tiene derecho a vetar el ingreso de cualquier país a la Unión Europea y desde luego que podría vetar el ingreso de Cataluña, a menos que medie una razón muy poderosa, digamos una indemnización colosal. La independencia catalana implicaría una gigantesca destrucción de valor económico, por lo que parece apenas justo que el costo de la misma recaiga en quien causa el daño, en este caso, el que se marcha. Está además la abultadísima deuda pública española. ¿Quién quedaría a cargo de qué tras la secesión de una provincia? Si se hacen, pues, las cuentas, resulta que la potencial nación catalana independiente nacería quebrada.

Es posible que del proceso salga fortalecido ERC, el partido de Rovira y Oriol Junqueras, si bien es muy improbable que, dado su radicalismo, ellos logren agrupar a la mayoría de los catalanes, proverbialmente pragmáticos, sin el concurso del más conservador CiU, el partido de Mas. Entre otras, ya empezó el tiroteo interno entre los catalanes.

La ceguera de los políticos españoles de todos los bandos les impidió hacer los referendos independentistas a tiempo; luego la crisis incubó una potencial mano ganadora para los nacionalistas. Pese a todo, parece que esta vez tampoco se harán.

Andres Hoyos
andreshoyos@elmalpensante.com /
@andrewholes

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lunes, 9 de abril de 2012

JOSEP RAMONEDA / LIBERALES Y CONSERVADORES / EL LIBERALISMO ECONÓMICO SIEMPRE FUE ALGO EXTRAÑO AL UNIVERSO MENTAL TANTO DE CDC COMO DE UDC (DESDE ESPAÑA)

A medida que el proceso de globalización ha ido avanzando y la política ha perdido paulatinamente poder frente al capitalismo financiero, han ido saliendo a la luz las contradicciones entre el liberalismo económico y el conservadurismo social. Emmanuel Terray nos ofrece en Pensar a la derecha la tabla de valores de este antagonismo: movilidad y cambio frente a estabilidad; innovación frente a continuidad; nomadismo frente a enraizamiento; cosmopolitismo frente a patria; incertidumbre y riesgo frente a seguridad; consumo y hedonismo frente a moderación; competición frente a consenso.
Como alianza nacionalista, en Convergència y Unió están muy asentados los valores conservadores, que, por otra parte, son familiares a la burguesía catalana que le da respaldo. De hecho, el liberalismo económico siempre fue algo extraño al universo mental tanto de Convergència Democràtica de Cataluña, forjada en la cultura del nacionalismo socialcristiano, como de Unió Democràtica, viejo partido de tradición democratacristiana. Fue Artur Mas, cuando era el número dos del presidente Pujol, quien hizo las primeras tentativas de dar carta de naturaleza a la música liberal en Convergència. Durante los años de travesía del desierto de CiU, el liberalismo económico fue ganando terreno, entre personas próximas al actual presidente, que, además acostumbraban a conjugarlo con la apuesta por la independencia.
De modo que Convergència, como otros muchos partidos del ámbito del centro-derecho, necesita buscar fórmulas y equilibrios para que las tensiones entre los valores del liberalismo económico y los valores del conservadurismo social no generen confusión en el electorado. El PP, que introdujo el liberalismo económico en su cultura cuando Aznar hizo el baldeo general que la derecha española tenía pendiente, trató de compensar las incertidumbres, los miedos y las dudas que el cambio podía generar en sus electores con el despliegue sin complejos de un neonacionalismo español; la alianza con los obispos, con los que salieron a la calle para defender los valores de siempre, y el amparo del amigo Bush. Convergència intenta encontrar en el soberanismo el punto de engarce entre las dos sensibilidades.
Es insoportable —y degradante para las instituciones— que los gobernantes repitan cínicamente que toman medidas que no les gustan, pero que no tienen otra opción. Si de verdad lo creen así, ¿por qué no lo dejan?
Las contradicciones de valores en el seno del espacio convergente se están traduciendo en una peculiar dualidad política, cuya expresión es la tortuosa pero, de momento, inquebrantable alianza con el PP. Por un lado, la economía; por el otro lado, la política. En materia económica, la aceptación resignada de que “no hay margen” (es decir, de la impotencia de la política); el cumplimiento escrupuloso de las exigencias de los mercados (el Gobierno catalán ha sido el primero de la clase en los recortes, aun a riesgo de comprometer la tradición socialcristiana de la coalición); la alianza incondicional con las políticas de austeridad del PP (que le ha dejado solo al no atreverse con las medidas más impopulares); y la fascinación ante cualquier magnate que prometa el oro y la insolencia (la increíble negociación por Eurovegas, en que la política ha dado otro lamentable ejemplo de humillación ante el dinero). En materia política, el soberanismo; la cultura identitaria; el orden y la seguridad (con el consejero Puig como principal actor político del Gobierno), y la moderación (la bandera preferida del presidente).
Sin duda, es difícil moverse entre estas dos líneas sin caer en contradicciones. Por ejemplo, en un momento en que el PP tiene como objetivo estratégico la reespañolización de Cataluña, CiU le ha dado cuotas de poder insólitas en el campo cultural a través de la Diputación de Barcelona, de algunos Ayuntamientos, y de la Corporación Catalana de Radio y Televisión. Y el consejero Puig ha desbordado en dureza al ministro del Interior, al proponer algo tan disparatado como la limitación de un derecho fundamental —el de reunión— para combatir la llamada guerrilla urbana o antisistema.
En la medida en que las grandes decisiones económicas han escapado al control de los gobernantes, las derechas, que no muestran voluntad ni capacidad de revertir esta situación, recurrirán a la recuperación de los valores conservadores para disimular los efectos devastadores de la pérdida de poder de la política y de la austeridad. El PP lo tiene claro y ha encargado esta tarea nada menos que a Ruiz Gallardón y José Ignacio Wert, dos liberales de cupo que han resultado ser muy conservadores. Visto que la izquierda no tiene nada nuevo que ofrecer, el futuro de la democracia, con la política anegada por la impotencia, es, por lo menos, problemático. Es insoportable —y degradante para las instituciones— que los gobernantes repitan cínicamente que toman medidas que no les gustan, pero que no tienen otra opción. Si de verdad lo creen así, ¿por qué no lo dejan?

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