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jueves, 15 de octubre de 2015

ANTONIO JOSE MONAGAS, EL REGIMEN SOCIALISTA DESTRUYE PROGRESIVAMENTE A LA UNIVERSIDAD VENEZOLANA

 

Las universidades venezolanas han sido protagonistas de los grandes procesos de cambio social y político ocurridos en  Venezuela, y ese protagonismo de vanguardia ha estado respaldado por su carácter autonómico. La autonomía universitaria, en este sentido,  ha sido un fuero para el cultivo del pensamiento crítico de las generaciones en proceso de formación, de la difusión de los principios y valores   de la libertad y la democracia en la sociedad venezolana. La Autonomía Universitaria ha servido para reafirmar la definición de la universidad como el espacio de encuentro del pensamiento universal, de la libertad de pensamiento, de la tolerancia y el respeto a la pluralidad.

En Venezuela los gobernantes actuales se han declarado socialistas en sus planes de gobierno y en sus leyes que sustentan sus acciones gubernamentales, por cierto, casi todas son inconstitucionales. Entre esas acciones de gobierno, en la educación venezolana,  se desarrolla un proceso de adoctrinamiento de niños y adolescentes para formar el “Hombre Nuevo” en la búsqueda de consolidar la Sociedad Socialista. La educación superior no escapa de este proceso de adecuación institucional hacia la sociedad socialista, en este sentido, el gobierno ha creado un sistema de educación superior paralelo al existente denominado Misión Sucre, donde se improvisan instituciones de educación universitaria para simular  la masificación y la expansión de la educación superior, instituciones sin investigación, dedicadas exclusivamente  a la docencia con fuertes carencias de bibliotecas, laboratorios y  deficiente formación de sus profesores, entre otras tantas debilidades.  

Esta estrategia  lejos de fortalecer el subsistema de educación superior lo ha perjudicado ya que en vez de invertir y fortalecer las universidades existentes ha creado una competencia desleal entre universidades oficialistas y universidades autónomas, en cuanto a la asignación de los presupuestos públicos. En consecuencia,  las universidades autónomas venezolanas viven uno de los momentos más difíciles de su historia,  mueren de mengua y están a punto de cerrar sus puertas por falta de un presupuesto justo y oportuno, por los míseros salarios que devengan todos  los miembros de  la comunidad universitaria, pero sobre todo, por el despojo de competencias propias de la universidad que son amparadas por el fuero autonómico y que ahora se pretende manejar desde el gobierno de manera impositiva y discrecional.

Recordemos que el gobierno, en la presidencia de Hugo Chávez, presentó una ley de educación universitaria para el debate nacional, este proyecto de ley fue rechazada por inconstitucional, por desconocer la institucionalidad universitaria y pretender imponer un modelo de universidad socialista,  de pensamiento único y de un control absoluto por el Estado Docente, figura ya aprobada anteriormente, en otra ley inconstitucional, la Ley Orgánica de Educación.    
   
Luego del rechazo y retiro de la Asamblea Nacional de esta ley de educación universitaria el régimen no presenta de nuevo el proyecto de ley, pero comienza mediante decretos a transformar la esencia de la universidad,  imponiendo sus designios que son el de convertir a la universidad venezolana,  por tradición y por mandato constitucional  democrática, autónoma y libre, en un modelo de universidad controlada por el gobierno, que contribuya a la construcción y fortalecimiento de la sociedad socialista que rezaba en la abortada ley  de educación universitaria:  la educación universitaria debe contribuir a formar el hombre nuevo con valores socialistas y, con ello, contribuir a la construcción de la sociedad socialista.

  Sin tener una ley que rija el subsistema de educación superior, pues la ley de universidades vigente es obviada, el gobierno comienzo a desarrollar una relación de Universidad-Estado impositiva, de dominación y de coacción,  desconociendo el carácter autonómico de las universidades, imponiendo desde el Ministerio Popular para la Educación Universitaria,  un modelo de distribución territorial de las instituciones de educación universitaria soslayando la experiencia y el desarrollo de la regionalización de la educación superior hasta ahora desplegada y con gran impacto en el desarrollo nacional y regional; un modelo de formación profesional decretado en un Plan Nacional de Formación Socialista; imposición de líneas de investigación prioritarias y de contribución al fortalecimiento de la sociedad socialista excluyendo  otras visiones de creación de conocimiento .

Se ha  impuesto un sistema de ingreso estudiantil para favorecer el ingreso de los egresados de las misiones educativas (Misión Ribas) que son programas sociales-educativas de carácter remedial excluyendo, con ello, un alto porcentaje de la población proveniente de la educación formal, obviando, de esta manera, los sistemas de selección e ingreso de las universidades como parte de sus competencias. Se ha decretado un sistema de  elección de las autoridades universitarias y gremial controlado por el Consejo Nacional Electoral;  han impuesto un sistema de gestión del personal donde despoja a la institución universitaria de su carácter patronal para ser transferido al Ministerio PPEU, mediante un Contrato Colectivo Universitario Único. Así mismo; han aplicado un progresivo proceso de judicialización de las decisiones universitarias, intervención del Tribunal Supremo de Justicia en los actos jurídicos universitarios,  despojando de autoridad y competencias a los órganos de cogobierno universitarios como Consejos Universitarios y Consejos de Facultad.

A este proceso de intervención universitaria se agrega el cerco financiero-presupuestario, donde desde hace más de 10 años se han venido entregando a las universidades venezolanas presupuestos deficitarios que en un entorno económico  nacional, con la inflación más alta del mundo y en medio de una crisis de desabastecimiento, hace que lo asignado solo alcance para costear el 35%  del funcionamiento anual, en consecuencia,  se han venido arrastrando y acumulando un déficit financiero muy significativo que se refleja en edificaciones derruidas, bibliotecas desactualizadas, laboratorios con tecnologías obsoletas y sin insumos para desarrollo investigativo y  para las practicas experimentales, carencia de materiales didácticos ,  parálisis del transporte, de los  talleres gráficos y de los servicios de apoyo a la academia,  por falta de repuestos e insumos. Evidentemente esto trae como consecuencia grandes restricciones para que las universidades venezolanas cumplan con su misión de formar los profesionales de muy alto nivel y la base científica y tecnológica para el desarrollo nacional, y muy especial,  formar la conciencia crítica de la sociedad venezolana 

Todo  lo expuesto ha producido en un país donde  se gozó de inmensos recursos financieros proveniente del ingreso petrolero que fueron despilfarrados  por un régimen donde su carácter militarista y su abierta estrategia de imponer su modelo educativo socialista ha conllevado a destruir progresivamente una de las obras más importantes de la democracia (1959-1999): LA UNIVERSIDAD AUTÓNOMA VENEZOLANA.  

Este documento, responde a una muy legítima inquietud que ha despertado en el profesorado de la ULA la necesidad de internacionalizar el conflicto que vive la Universidad venezolana. Por ello, debo aclarar que su elaboración fue producto de una análisis realizado por varios profesores universitarios. Es decir, no es de mi autoría, aunque lo comparto plenamente. Sólo aproveché el canal del republicano liberal.blogspot.com para solicitar su publicación. Muchas gracias. AJMonagas 

Antonio José Monagas
antoniomonagas@gmail.com
@ajmonagas    

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domingo, 5 de abril de 2015

ANTONIO JOSE MONAGAS, LOS HILOS SUCIOS DEL PODER POLITICO, PIDO LA PALABRA,

El poder político tiene varias vertientes en términos de sus interpretaciones o formas de comprenderse, dependiendo de la motivación que sirva de canal a las decisiones que su praxis ocasione. Antonio José Monagas
LOS HILOS SUCIOS DEL PODER POLÍTICO

Cuando el poder se ajusta a los límites de la racionalidad que determina la política entendida como razón de la democracia y ejercicio de valores políticos tan significativos como la tolerancia, el respeto y la solidaridad, no pasará de ser el recurso necesario e irrevocable requerido para administrar justicia en nombre de la convivencia y de la ciudadanía democrática. Cuando ese mismo poder se excede en fuerza y en vehemencia, se convierte en instrumento de incertidumbre, de perdición y hasta de muerte. Precisamente, por la violencia que encauza su proceder.

El poder político tiene varias vertientes en términos de sus interpretaciones o formas de comprenderse, dependiendo de la motivación que sirva de canal a las decisiones que su praxis ocasione. Y estas van desde el poder que delimita autoridad, pasando por el que distingue jerarquía, hasta el poder del cual se valen gobernantes para rebasar atribuciones o rebosar funciones cuyas responsabilidades son violadas con la excusa que soporta la inmediatez o que arriman a la urgencia propia de situaciones que se desbordan frente a sus realidades.

Ese poder político a partir del cual el gobernante busca sacar ventaja de toda situación en beneficio de coyunturas suscritas por la precariedad, la mediocridad o la mezquindad, no es más que la expresión del abuso formalizado. Para lograrlo, se valen de todo cuanto esté a su alcance. Pero el problema no se queda de ese tamaño. La avidez  del gobernante, viéndose ante una realidad de algún modo controlada, le incita mayores ambiciones para continuar hurgando en el fondo de la situación para así convencerse no sólo de la magnitud de su poder. También, para alimentar la egolatría que le depara la realidad experimentada. Es ahí, cuando en el gobernante procura ganar el mayor empeño posible de cara a situaciones que le permitan adquirir más poder. De esa forma, comienza a desarrollarse en el gobernante un placer obcecadamente morboso que roza con lo abominable que mal puede instalarse en un individuo hasta consumirlo moral, ética y, en muchas ocasiones, físicamente. Son algunas de las consecuencias que trae consigo el poder exacerbado por razones de incultura política.

En Venezuela, el gobernante se ha visto imbuido de situaciones en las que el poder deviene en circunstancias que ilusamente lo han atrapado. No sólo en perjuicio de su humanidad. Peor aún, en detrimento de la salud política y social de una población que se ha atenido a las esperanzas anunciadas mediante el parlante de una democracia plagiada para tales fines. Por consiguiente, el país se ha desmoronado. El poder político sirvió para deformar la institucionalidad democrática. Y de sus ruinas, levantar las estructuras de una realidad oscura. Tan nebulosa, que ni siquiera el tiempo pudo favorecer los esfuerzos de muchos valientes que, con la palabra y las ideas de por medio, quisieron encarar las arbitrariedades de un poder apoyado en la bayoneta de militares no sólo perdidos entre principios de obsoleta filosofía política. Sino además acaramelados con el verde color de la divisa foránea.

En medio del estallido político en que se ha visto embutido el país por causa de decisiones tomada por gobernantes enajenados por la exhalación de un poder déspota y corrupto, los preceptos constitucionales se hundieron en el lodazal de la desorganización inducida con intenciones de llevarla hasta su máxima expresión. Así, desde tal estado de ruindad, el gobernante se vería sin complicación alguna para vulnerar todo lo que a su codicia estorbe.
Es el momento que espera el actual gobernante para emplazar un estado de incertidumbre, bajo el cual pueda laborar con la malicia necesaria y suficiente para dispersar toda resistencia que se atreva a apostar en su contra. O para disipar esfuerzos  que construyan razones a favor de la democracia. Por eso, este gobernante enajenado sólo busca azuzar un régimen donde impere el rumor, la mentira, la humillación y el engaño. O sea, un modo perverso de justificar el populismo demagógico que bien sirve para seguir tejiendo un gobierno entre los hilos sucios del poder político.

VENTANA DE PAPEL

ESTADO DE DESCONCIERTO

Aquel sabio aforismo que pregona: “Divide y vencerás”, es tan efectivo que se utiliza como postulado político para fracturar al adversario. Aunque se tiene otro igualmente insidioso que dice: “En el país de los ciegos, el tuerto es Rey” el cual explica que un mediocre puede parecer bueno entre gente sin mayores valores. Se aplica a lo que es mediocre y luce bueno entre lo malo. 
Lo mismo sucede en política cuando se pone de manifiesto el problema de la avaricia en quien detenta el poder con ínfulas de mando. Individuos de esta calaña se valen de cuanto pretexto sea posible, para obtener algún tipo de ganancia política y hasta económica de situaciones en las que se inocula confusión. Justamente, aprovechándose de tan odioso propósito. 
Lo que recientemente ocurrió en Caracas a consecuencia del rumor avivado desde cenáculos del régimen y operado por colectivos de motociclistas envalentonados y furibundos afectos al partido de gobierno, relativo al secuestro de niños, conmocionó al país. Pero igualmente, sirvió de escenario al régimen para inculpar infundadamente a factores políticos de la oposición. Con ello, pretendía seguir maquinando acusaciones que devinieran en dividendos políticos mientras que ingentes problemas tienen al país en el marasmo. Sin duda, que para ocultar la crisis económica. Por ello se han valido de tan retorcidos rumores. Aunque de poco han servido puesto que a pesar de dichos montajes de mentiras públicas, no ha podido revertirse la desmesurada caída de la popularidad del régimen. En particular, de la figura presidencial. 
Así que por más que el régimen disponga de toda su fuerza comunicacional para irradiar cuanta falsedad pueda ocurrírsele, no pareciera invertir la desesperanza que ha generado el actual mal gobierno en buena parte de la población que en un principio pudo apoyarlo. Sin embargo, en medio de tan macabro juego de rumores salidos de la saña oficialista, es indiscutible que tales intenciones han derivado en un lamentable Estado de desconcierto.

FIRMAS SIN SENTIDO
Lejos de animar un proyecto nacional que atienda y entienda el trance por el que atraviesa Venezuela al momento que el Gobierno guyanés pretende ocupar el territorio esequibo, el régimen sólo se ocupa de recoger firmas dirigidas a solicitar del presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, la derogación de su decreto firmado contra la alcahuetería del régimen venezolano de permitir que muchos de sus altos funcionarios actúen como violadores de derechos humanos. Además, algunos, acusados de blanquear dinero de dudosa procedencia en Bancos internacionales. Venezuela, en realidad, se ha convertido en una amenaza inusual y extraordinaria para los propios venezolanos. No para el imperio norteamericano. Lo que acontece en el país de Bolívar y de Andrés Bello, de Luís Beltrán Prieto Figueroa y de Arturo Uslar Pietri, entre muchos otros insignes y valerosos venezolanos, es una invasión de inseguridad la cual se ha convertido en una verdadera calamidad para el ciudadano común. 
En Venezuela no habrá ninguna invasión yanqui, ni mucho menos. Este no es un decreto en contra del pueblo venezolano. Solamente constituye una medida dirigida a sancionar figuras del gobierno nacional, presuntamente involucradas en actos de corrupción y violación de los derechos humanos. La aludida recolección de firmas, que tiene paralizada las labores de gobierno a escala nacional, es una forma de obligar a los venezolanos a firmar contra una invasión imaginaria. Todo ello ha servido para ocultar el rotundo fracaso del régimen en materia de seguridad y el descalabro económico. Mientras que no haya un cambio en la dirección política del gobierno, los problemas continuarán desmedrando el Estado de Derecho y de Justicia hasta transformarlo en un Estado de indecencia a todo nivel. La erogación del erario para recolectar firmas, no tendrá el resultado esperado pues todo país que se precie de contar con un sistema político democrático, justifica sus decisiones en el principio de autodeterminación en que se basa la soberanía nacional. Así que esto de pedir rúbricas de apoyo, son firmas sin sentido.

“Toda forma de régimen se sirve del poder para lograr sus propósitos. El problema se crea cuando la avidez del gobernante se convierte en razón equivocada para arremeter contra cualquier realidad que desvirtúe sus ideas y turbe sus intenciones”
AJMonagas

Antonio José Monagas
antoniomonagas@gmail.com
@ajmonagas

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lunes, 30 de marzo de 2015

ANTONIO JOSE MONAGAS, PEDAGOGIA DEL ODIO, PIDO LA PALABRA, VENTANA DE PAPEL, DEFENSORIA EDUCATIVA, LARGA MEMORIA,

Por más que la Constitución predique que “es un derecho humano y un deber social fundamental (…)”, la educación en las escuelas públicas se ha convertido en excusa para encauzar un cierto grado de manipulación política conveniente a los intereses del populismo dominante.
PEDAGOGÍA DEL ODIO

Cuando la educación se maneja con criterios autoritarios, se corre el riesgo de deformar todo cuanto recoge la vida. Si bien gobernar es cada vez un problema más complejo, gobernar en democracia lo es más aún. Pero si la noción de democracia reconoce con mezquindad el significado que para ello alcanza la educación, no habrá duda de que las intenciones de gobernar en democracia se reducirán a un mero remedo que ni siquiera logrará caricaturizar algún esquema de desarrollo social. O sea, nada sería más mortal para la democracia que no comprender a la educación como práctica de libertad.

De hecho, no hay duda del miedo que sienten las dictaduras de las libertades. Reconocer que “el hombre libre es el que no teme ir hasta el final de su pensamiento”, tal como lo asintió León Blum, ex presidente de Francia en la década de los 40, permite comprender la razón que justifica en regímenes de dominación la aplicación de medidas que sirven como recurso de opresión a toda práctica social y política que estimule la libertad como principio de vida. Y la práctica de la libertad, sólo podrá encontrar su expresión más apropiada en una educación que propicie en la persona condiciones para actuar conforme alcance a reflexionar su educación como sujeto de su propio destino histórico. Por eso la educación trasciende cualquier realidad que colinde con las angustias que someten al hombre cuando se desvía del rumbo de la verdad por disfrutar futilidades y vacuidades.

Educar al hombre en valores de libertad, no puede resumirse al mandato de simples leyes. Resulta tremendamente difícil educar a un niño. Sobre todo, sin considerar que su formación está dirigida a hacer de él alguien que no existía. Según William R. Inge, insigne escritor inglés, “el espíritu de la educación es el conocimiento pero no de los hechos, sino de los valores” Es así que educar a un niño no dependerá de hacerle entender lo que no sabía pues sólo estaría reduciendo la educación a un burdo proceso de capacitación y no, como lo explica Paulo Freire al decir que “provoca el esfuerzo de la superación liberadora de la conciencia humana”.  Aunque, lamentablemente, no es lo que viene dándose en Venezuela. Por más que la Constitución predique que “es un derecho humano y un deber social fundamental (…)”, la educación en las escuelas públicas se ha convertido en excusa para encauzar un cierto grado de manipulación política conveniente a los intereses del populismo dominante. A pesar que el mismo precepto constitucional refiere que el Estado la asumirá como “instrumento de conocimiento científico, humanístico y tecnológico al servicio de la sociedad”, ello no se ha entendido como pivote del desarrollo de los pueblos. Por lo contrario, se le ha tenido como recurso ideológico del cual se vale el gobierno para afianzar equivocadamente sus ideas de “socialismo bolivariano”. Pareciera el gobierno estarse guiando por el aforismo del escritor británico Norman Douglas cuando señaló que “la educación es una fábrica de ecos controlada por el Estado”.

Lo que ha devenido en instrucciones ministeriales, a consecuencia del decreto ejecutivo firmado por el presidente Barack Obama en el que califica a Venezuela como “amenaza para la seguridad de los Estado Unidos de Norteamérica”, refleja el exabrupto de quienes viven el miedo de verse sorprendidos en acciones que denigran del sentimiento democrático al cual está acostumbrado el venezolano. Vivir bajo la presión inducida por el miedo en gobernantes que escamotean el Estado de Derecho sobre el cual debe cimentarse la funcionalidad de una sociedad ávida de libertad, justicia y tolerancia, condujo a que se dictaran órdenes que contravinieran principios morales y éticos sobre los cuales descansa la educación. Y el problema, repercutió particularmente en la educación de los niños y adolescentes toda vez que en algunas escuelas obligaron a estudiantes a firmar cartas y elaborar dibujos contra el susodicho decreto presidencial. Aunque luego, altos funcionarios negaron la especie, el daño no dejó de esparcirse apoyado por directivos de zonas educativas y distritos escolares actuando más como fanáticos politiqueros, que como maestros, constructores de futuro nacional. Con ello, se violaron no sólo valores que exalta la Constitución y la Ley Orgánica de Educación. También, la Ley de Protección del Niño y del Adolescente, LOPNNA, por cuanto lo solicitado a los niños estaba dirigido a escribir consignas de odio así como de xenofobia cuando lo que determina ese decreto tiene que ver con sanciones a funcionarios del régimen acusados de violar derechos humanos y de corrupción. De manera que a decir por lo que vive la educación venezolana en los predios de su descompuesto socialismo, lo que pareciera estar implantándose es una variedad de la pedagogía del odio.

VENTANA DE PAPEL

¿DÓNDE QUEDÓ LA DEFENSORÍA EDUCATIVA?

Cualquier problema que implique a niños y adolescentes, pasa por las decisiones que expone la Ley Orgánica de Protección de Niños, Niñas y Adolescentes, LOPNNA. El conflicto que por estos días se ha suscitado a consecuencia del decreto impulsado por el presidente Barack Obama, el cual considera a Venezuela “amenaza internacional” dada las relaciones que, según fuentes de inteligencia norteamericana, mantiene el gobierno venezolano con factores terroristas y de comercio internacional de drogas, implicó a niños y adolescentes. Particularmente, dicho problema fue mediado por funcionarios del Ministerio de Educación, posiblemente encandilados por el furor político-ideológico pues a decir del ministro respectivo, tales órdenes no vinieron del Despacho educacional. Sin embargo, el problema tocó a niños de Educación Inicial y de Básica, toda vez que son el frente más sensible de dicha población. El caso fue que en distintos centros educativos, si vivieron situaciones que involucraron a los niños.

Se tiene prueba de comunicaciones que giraron a escuelas para invitar a que niños expresaran el rechazo a la medida norteamericana mediante cartas, dibujos y hasta manifestaciones de calle donde los protagonistas eran párvulos. No conforme con estas acciones, convirtieron las escuelas en centros de recolección de firmas contra la decisión de Obama. Las protestas por parte de quienes objetaron tales actos y movilizaciones públicas, o sea, padres y representantes, no se hicieron esperar. Lo grave de ello está en “inducir niños a que realicen pronunciamientos sin tomar en consideración consecuencias que puedan tener sus palabras por el rechazo de quienes están de desacuerdo” según lo expresa Oscar Misle, director de CECODAP. Y no es porque los niños no puedan tomar parte de opiniones que evidencien su preocupación.

Total, la escuela no debe aislarse de problemas que afecten la sociedad. Sólo que la participación del niño debe obedecer al principio de progresividad en tanto que fundamento pedagógico que oriente su desarrollo. Tampoco puede mediar en dicha situación, la manipulación del adulto, pues eso está sancionado por la Convención  de los Derechos del Niño suscrita por la LOPNNA. De manera que frente a esto, queda por indagar ¿qué hizo la Defensoría Educativa en medio del problema? ¿O acaso su labor fue impedida por amenazas de corte fascista?. Cabe preguntarse, ¿Dónde quedó la Defensoría Educativa?

UNA MEMORIA DE 230 AÑOS

La presente conmemoración del aniversario de la Universidad de Los Andes, según cuentas de la Iglesia Católica merideña, se da en medio de serios problemas que han puesto en riesgo la movilidad del país. Problemas relacionados con un autoritarismo asfixiante, la demagogia populista y el odio gubernamental hacia factores políticos de la oposición democrática. La historia universitaria no ha podido escribirse solamente con base en acontecimientos del todo exitosos. Ha habido hechos que dejaron luctuosas huellas. Pero eso no le ha restado sus mejores esfuerzos para buscar la verdad y trascender entre los valores fundamentales del hombre. La democratización del conocimiento ha sido su blasón.

Más aún ahora, cuando su rúbrica exalta la frase: Excelencia y Libertad. Excelencia, porque ha sido la razón de ser toda vez que sus docentes e investigadores apuntan a obtener las máximas calificaciones de cara a sus labores académicas. Libertad, porque es lo que a su interior se respira y se exhorta. A pesar de momentos de dificultad que han ido a estrangular sus capacidades y propósitos, ha sabido sobreponerse a los desafíos que le han asaltado en su paso firme y temerario. Por eso, su historia luce oronda del modo de cómo ha sabido salirle al paso a ingentes compromisos. Y cómo no reconocerlo si ello está fundamentado y recogido sabiamente en una memoria de 230 años.

“Cuando un gobierno no respeta la condición del proceso educativo como articulador entre la razón y el pensamiento liberador, está aupando la creación de un sistema político apoyado en una educación forjada en la violación de derechos humanos y valores morales”

Antonio José Monagas
antoniomonagas@gmail.com
@ajmonagas


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lunes, 2 de marzo de 2015

ANTONIO JOSE MONAGAS, LA VIOLENCIA: ESTRATEGIA GUBERNAMENTAL, PIDO LA PALABRA, VENTANA DE PAPEL,

Las decisiones del régimen han acelerado estrategias que consideran la violencia como la directriz capaz de organizar y adelantar amenazas o acciones, encubiertas o abiertas, dirigidas a hacer daño, reprimir o someter de manera alevosa, a un individuo o colectividad. 
LA VIOLENCIA: ESTRATEGIA GUBERNAMENTAL

Cualquier consideración que comprenda toda actitud que resulte en transgresión física o moral, política o social, es violencia. La historia de los pueblos está colmada de acontecimientos en donde la violencia fue protagonista, o actor de primera línea. Aunque las nuevos tiempos la asocian con el poder por cuanto en su paroxismo es donde el abuso se convierte en el medio a través del cual puede infringirse toda condición  que, deliberadamente, tienda a rebasar normas o composturas en contra de la moral ciudadana, la ética social o razones ideológicas, psicológicas o emocionales propias de la naturaleza pacífica del hombre civilizado. Tal intensidad puede alcanzar la violencia, que para muchos autores ni siquiera es expresión de política alguna. Por lo contrario, al desbordar la política deja de ser un hecho político para transformarse en un mero acto de ausencia de civismo, salvajismo, inconsciencia o simplemente ignorancia amplificada.
En Venezuela, este problema tiene una lectura particular. Así pues, intimidado por la proximidad de unas elecciones (parlamentarias) que según mediciones realizadas en el marco de la actual crisis política tiene perdidas el régimen venezolano, éste se ha prestado a prácticas alejadas de la institucionalidad democrática que, inclusive riñen con la preeminencia de los derechos humanos y el pluralismo político. Es decir, llegó a un momento en que el ejercicio de gobierno se ha visto supeditado al miedo que comienza a sentir ante la proximidad de su derrota política. Precisamente en medio de tan cercana situación el régimen se adentra a gobernar por miedo. Tan dispendioso temor, ha empezado a vivirlo bajo graves perturbaciones que, de cara a su gestión, desconoce los recursos que provee la democracia. Padecer esta situación, ha provocado que el régimen actué incitado por un presunto desafío que fácilmente ha concebido en su vulgar imaginario “de guerra”.

Sin embargo, el problema se suscita cuando se advierte al miedo profunda y perversamente relacionado con la violencia. Por esta razón, las decisiones del régimen han acelerado estrategias que consideran la violencia como la directriz capaz de organizar y adelantar amenazas o acciones, encubiertas o abiertas, dirigidas a hacer daño, reprimir o someter de manera alevosa a un individuo o colectividad. En otras palabras, el régimen viene acusando una política de la violencia sustentada en un discurso violento cuyo objetivo es irradiar ambientes de virulencia a lo largo y ancho del país para así poder luego justificar objetivos políticos que habrán de darle cuerpo a una serie de contraórdenes en un ambiente de imposiciones en donde poco o nada vale cualquier protesta o reclamo. Aún cuando se realicen en nombre de preceptos constitucionales o mediante emotivas manifestaciones de carácter pacifista y democrático.

En el fragor de esta aterradora política de la violencia, el régimen busca radicalizar medidas viscerales que además de acentuar la cuestionada polarización que vive el país político, intenta reestructurar sus cuadros políticos con el firme propósito de garantizarse no sólo su permanencia en el poder por encima de todo. También, asegurar hombres claves en cuanto a sumisión y obediencia, en posiciones estratégicas y de máxima responsabilidad desde las cuales pueda potenciarse la fuerza, la intimidación, el chantaje y la violencia como recursos políticos de una “revolución pacífica, pero armada”. Siempre dispuesta a causar mayores estragos, angustias y dificultades. Ello visto desde la perspectiva de la cohesión social. Ahí radica la estrategia perseguida a partir de una política de la violencia que el régimen busca aplicar aplastando tres realidades de entero orden político. Primeramente, los mecanismos de articulación en términos de acción colectiva que bien requiere el funcionamiento de toda sociedad que se precie de sus capacidades para tramontar la incertidumbre. Y en segundo lugar, el régimen intenta por todos los medios acabar con el liderazgo político representativo del sector que adversa su pensamiento retrógrado. Y en tercer lugar, pretende criminalizar el auxilio al herido para así evitar que médicos brinden la atención necesaria a quien viéndose afectado en medio de una manifestación de protesta al régimen, solicite asistencia de urgencia. Una vez alcanzado estos objetivos, la política de la violencia habrá logrado su estrategia y el régimen podría hacer del país su lodazal donde sus dirigentes se revuelquen cuales animales salvajes en tiempo de sequía. Así que no hay duda. Ciertamente es, la violencia: estrategia gubernamental.

VENTANA DE PAPEL

¿POR QUÉ MOLESTA HABLAR DE “TRANSICIÓN”?

Muchas interrogantes han surgido luego de que el Alto Gobierno ordenó, apegado a la inconstitucional dependencia de poderes públicos, la arbitraria detención del líder político Antonio Ledezma, Alcalde Metropolitano. Responderse preguntas a este respecto, ponen al descubierto supuestas razones argüidas por el Ejecutivo Nacional que violentan el debido proceso y con ello, derechos fundamentales sobre los cuales se afianza la noción de democracia. No hay forma alguna de justificar la tirantez gubernamental cuando se alude al término “transición”.  No entiende que políticamente toda gestión pública pasa por momentos que comprometen procesos ligados a inminentes transformaciones de cara a necesidades propias de la adecuación de nuevas realidades, tanto como de nuevos tiempos. 
Así se tiene, por ejemplo, los Lineamientos Generales del Plan de Desarrollo Económico y Social 2001-2007, sancionados por el mismo presidente Chávez. Estos referían situaciones caracterizadas por períodos de transición entre un estadio de desarrollo y otro que comprometían mejores condiciones. Tanto que en su discurso de presentación de dicho Plan, destacaba el Programa Económico de Transición 1999-2000 como un espacio necesario para lograr algunos cambios en la estructura económica.  Es imposible pensar que cada modelo de desarrollo no esté asociado a recursos y mecanismos propios de las realidades sobre las cuales ha de levantarse el modelo esgrimido. 
De hecho, Chávez puntualizaba que entre la Década de Plata (2001-2010) y la Década de Oro (2011-2020) habría “una transición que será ocupada por la revolución bolivariana como expresión de la prosperidad y redención del pueblo venezolano”. El mismo Plan escribe “Venezuela vive una transición (…) que dirige sus esfuerzos a contribuir al establecimiento de una democracia participativa y protagónica”. Entonces, ¿por qué temer a tan excelsa palabra? De por sí, la vida es una transición que abarca períodos y procesos diferentes, recursos, capacidades y expectativas distintos. Particularmente, debido a su carácter prolífico. 
El Acuerdo Nacional para la Transición, ahora firmado por miles de venezolanos, es una agenda político-institucional cuyo objetivo es la reconstrucción de la institucionalidad democrática del país, lo cual es un fin lícito, legítimo y necesario. No llama a la conspiración. Por el contrario, es una expresión legítima del pluralismo y de los derechos de libertad de pensamiento, información y de expresión consagrados en la Constitución  de la República. Tampoco llama a la violencia o a la violación de preceptos constitucionales o legales. 
Mucho menos convoca a “Golpes de Estado”. Sencillamente, es una declaración expresa de respeto a la democracia. Aunque invoca al sufragio como vía para alcanzar el cambio político y de gobierno necesarios que exige superar la crisis nacional política, económica y social. Y ello no es delito alguno. Sólo destaca la transición necesaria para alcanzar un desarrollo propio de un país llamado Venezuela.¿Cuál es el problema? Entonces, ¿Por qué molesta hablar de “transición”?

MUY “NUEVO”, PERO DEFECTUOSO

De poco o nada sirvió tanta alharaca sobre las bondades del “hombre nuevo” que exaltaba la revolución en sus años iniciales. A pesar  de que el tiempo demostró que todo fue un vil cuento que lejos de animar virtudes y valores morales, desfiguró lo que algunos pocos llegaron a pensar o a creer. Ese “hombre nuevo” no pasó de ser un furibundo y extremista adoctrinado en las filas de la revolución pretendida por el gobierno militarista que arribó al poder en Enero de 1999. Este llamado “hombre nuevo” sólo llegó a ser un subordinado, incapaz de pensar y de actuar en consonancia con propósitos de libertad y democracia. 
Ese “hombre nuevo” únicamente ha servido para encubrir la corrupción del superior, para resguardar al opulento y para defender ideas pestilentes y obsoletas. Sobre todo, para asesinar física o moralmente  niños, periodistas y todo aquel que reclame justicia y tolerancia. Ese es el “Hombre nuevo”. Muy “nuevo”, pero defectuoso.

“Cuando la violencia define una gestión de gobierno, es porque el miedo lo mantiene tan sometido como sometido busca tener a sus gobernados para así dar una imagen de fuerza y supremacía”

Antonio José Monagas
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domingo, 20 de octubre de 2013

ANTONIO JOSE MONAGAS, HACER TURISMO: UN ASUNTO RIESGOSO, PIDO LA PALABRA, VENTANA DE PAPEL,

Con el gastado cuento de un turismo socialista, y con la exagerada burocracia instaurada, el régimen ha sido incapaz de convertir al turismo en una gran empresa nacional. 

HACER TURISMO: UN ASUNTO RIESGOSO

Imágenes integradas 1
Mucho se habla de turismo por cuanto muchas son también las percepciones que equivocada o asertivamente se han elaborado alrededor de lo que se presume por práctica turística. De hecho, no hay programa de gobierno que, en su pretensión de ganar espacio político, no dedique algunas líneas a considerar el turismo como objetivo estratégico a alcanzar toda vez que, en muchos países, se tiene como motor de la economía.


No hay duda de que luego de mucha insistencia, el turismo ha logrado situarse como factor fundamental del desarrollo económico y social. La necesidad natural del hombre de recrearse a través de viajes y estancias en lugares distintos al de su entorno habitual, con fines de ocio, negocio, familiares u otros motivos, animó criterios para asentir a la importancia del turismo. Ahora es entendido desde una perspectiva que vincula las posibilidades de un lugar determinado con las posibilidades de gastos que hace el turista en el contexto de sus necesidades y preferencias.

Percibir al turismo como el conjunto de relaciones cuyos efectos movilicen intereses económicos y políticos capaces de forjar nuevos modelos de sociedad que comprendan necesidades de unificación en aras de propósitos mancomunados que favorezcan la amplitud en términos de la tolerancia y la solidaridad necesaria, implica reconceptualizarlo. De esta manera, el turismo podría concebirse como una actividad que tendiera a facilitar procesos de institucionalización que redunden a favor de la recomposición de la sociedad y de sus proyectos socioculturales. Aunque en cierta forma se ha logrado.

Sin embargo, en países de precario desarrollo, persiste una pesada obstinación por la cual el turismo actúa como razón para coadyuvar a entronizar la desigualdad como fuente de conflicto social y desviación política. Y Venezuela, no ha estado lejos de dicha caracterización pues si bien tuvo un significativo repunte con motivo del fortalecimiento de la clase media alcanzado a mediados de los setenta, particularmente, se ha visto apaleado en virtud del retraimiento del cual ha sido víctima la economía nacional por causa de la incoherencia del régimen para diversificarla con sentido estratégico y delineadas políticas públicas.

A la hora de justificarse una gestión pública que administre el erario atendiendo los requerimientos del turismo visto como garante de la viabilidad social en el marco de una debida estrategia económica, en poco o nada ha sido considerado. Por el contrario, la ofuscación de gobernantes embebidos en ideologías envejecidas determinó la inaceptable expropiación y abusiva expoliación de establecimientos turísticos que ahora pretenden sacar adelante sin resultado alguno. Ni siquiera porque el país es asiento de una rica geografía tanto como de una suculenta gastronomía, el régimen ha podido impulsar el turismo como debería ser. Con el gastado cuento de un turismo socialista, y con la exagerada burocracia instaurada, el régimen ha sido incapaz de convertir al turismo en una gran empresa nacional. Todo ha sido mera improvisación apoyada por un sectarismo fútil y asistido por un revanchismo que sólo ha dejado ver que no hay ni conocimiento de lo hecho ni convencimiento de lo dicho. En total, el turismo cayó en franca depresión por las crudas penurias que vive. Entre otras, las calamidades de un frágil servicio eléctrico, los ilógicos gravámenes, las pésimas vías y servicios de transporte público, las amenazas del régimen y los desmanes de una economía revuelta. Para muestra, basta con revisar brevemente la situación del turismo en Margarita y Mérida, sólo por aludir las regiones más representativas en materia turística. Por eso hoy día, puede afirmarse que hacer turismo es un asunto riesgoso.

VENTANA DE PAPEL

¿DESPUÉS DE FACHOSOS, BRAVUCONES?

Pareciera haber creído aquella sentencia que dice: “lo pasado, pasado, y lo mal hecho, perdonado”. Aunque pudiera leerse también que el porvenir se fija indisolublemente al pasado. Este breve prolegómeno, busca aludir a la figura de algunos de los actuales gobernantes quienes después de haber ostentado algún parentesco con el finado presidente o simplemente por el hecho que significa actuar desde posiciones políticas menos encumbradas, hoy presumen de lo que no son. 

O como refiere el refranero: “dime de lo que presumes y te diré de lo que careces”. Este problema, sumado a la incapacidad propia de gobernantes vacíos no sólo del conocimiento necesario sino también de la destreza suficiente, además de la disposición que acompaña la labor del activista político prestado a la administración pública en el rol de funcionario, o peor aún, de alto funcionario, ha venido manchando el devenir nacional toda vez que por tan nefastos efectos el país entró en una especie de giro al reverso que lo situó a siglos atrás de la presente época. 

Por causa de las confusiones emocionales de individuos que en un principio sólo fisgonearon decisiones revolucionarias a fin de sacar tajada de las mismas, el régimen perdió la brújula y cayó en un etapa de oscuridad de la cual difícilmente podrá salir. Y es también porque quien mal aprende a vivir, igualmente mal habrá de salir en la vida aunque haya alguna distancia entre tan extremos momentos. Pero con personajes caracterizados por valores contraindicados en el plano de la moralidad y de la ética pública, no hay garantía de hacer de Venezuela, como explica la Constitución, “un Estado democrático y social de Derecho y de Justicia” cuyo gobierno se asienta en principios de honestidad y responsabilidad. Así no se saldrá del atolladero, Menos con funcionarios defectuosos en dignidad. O sea que ¿después de fachosos, bravucones?

¿ULA AUSENTE DE LA FITVEN?

Bajo ninguna razón, este régimen excusaría a la Universidad autónoma venezolana del hecho de demostrar sus capacidades. Menos, sus potencialidades. Ello dejaría ver las contradicciones que envuelven la obstinada decisión de negarle a estas Casas de Estudios Superiores toda oportunidad que permita exaltar su condición de recipiendarias del conocimiento crítico que requiere la necesaria intención de coadyuvar al verdadero desarrollo nacional. Tal como lo expone el artículo 2º de la Ley de Universidades cuando refiere “que a ellas corresponde colaborar en la orientación de la vida del país mediante su contribución doctrinaria en el esclarecimiento de los problemas nacionales”. 
Esto viene a colación, por cuanto la organización de la Feria Internacional de Turismo de Venezuela, FITVEN, que se realiza en el Complejo Cinco Águilas de la ciudad de Mérida, habría negado la participación de la Universidad de Los Andes en sus espacios. Aunque no existe razón aparente que niegue la presencia de la ULA en esta Feria, cualquier posibilidad al respecto estaría basada en simples evasivas políticas que revelarían el desquite del régimen frente a posturas críticas que ha comparecido la Universidad autónoma nacional de cara a momentos difíciles relacionados con la negación de importantes reivindicaciones académicas y administrativas. 
De hecho, la intromisión de instancias gubernamentales en decisiones universitarias, a fuerza de medidas coercitivas, son testimonios de la manera de cómo han sido consideradas a desdén del significado que compromete la razón de ser de universidades sustentadas en la autonomía como condición de hecho y derecho según lo aduce el artículo 109 de la Constitución Nacional. Entonces, cómo que siendo la institución valuarte del conocimiento académico en el país, con una historia que da cuenta de su desarrollo y crecimiento por esfuerzo propio, esté la ¿ULA ausente de la FITVEN?  

“Cuando el gobierno de una nación toma decisiones sólo para satisfacer una facción política de su universo social, está renunciando a la posibilidad de animar actitudes compensadoras y libres que garanticen el mayor estado de bienestar en sus conciudadanos” 
AJMonagas

Antonio José Monagas 

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martes, 8 de octubre de 2013

ANTONIO JOSE MONAGAS, LA DIVISIÓN COMO ESTRATEGIA POLÍTICA, PIDO LA PALABRA, VENTANA DE PAPEL,

La cacareada frase de “así es como se gobierna”, deja ver la degradación del régimen la cual ha incitado una profunda rotura social etiquetada por la distancia que se ha marcado entre unos y otros. Antonio José Monagas

LA DIVISIÓN COMO ESTRATEGIA POLÍTICA

Desde que el hombre da cuenta de sus habilidades para manejar situaciones en beneficio propio, desarrolla la capacidad de mentir con el pérfido propósito de convencer en torno a la conveniencia de una postura en particular. En política, esta condición se ha tenido como recurso estratégico mediante la cual un individuo ávido de poder y ofuscado por el provecho que puede sacarle al engaño endosado, busca explotar dicha condición sin más control que su impúdica desvergüenza. Sobre todo, cuando ésta se aplica en la praxis de gobiernos despóticos y autoritarios.

Es el resultado de lo que se conoce como “cultura del enfrentamiento y de exclusión”. Cultura ésta que es estimulada por gobiernos de características opresivas para lo cual se vale de decisiones que asoman una importante cuota de perversidad dado su carácter fraudulento además de ilegítimo. Es como modelar un mundo entrópico en el cual el desorden inducido, domina los aspectos centrales de la vida política toda vez que constituye elemento funcional de los objetivos de (des)gobierno.

A pesar de lo que describen las leyes alrededor del principio de convivencia, sobre el cual descansa la idea de democracia, las realidades continúan enrareciéndose a consecuencia de las descabelladas presunciones de gobernantes usurpadores con rasgos dictatoriales. Es exactamente el caso que angustiosamente tiene atrapado al país al borde del colapso político más grave de su historia republicana. De ahí, la necesidad del régimen por considerar al adversario como su enemigo razón por la cual busca condenarlo al destierro político. Incluso, al ostracismo moral. Estos gobernantes no entienden otra cosa distinta del conflicto como el modo de destruir el ámbito emocional en el que subsisten las esperanzas que hay en toda persona que concilia sus anhelos con la capacidad posible de alcanzar el mayor bienestar que pueda permitirse entre los problemas que reconoce y acepta.

Aquel aforismo que reza: “divide y vencerás”, constituye el mejor ejercicio de política del actual régimen. Mantener el país político fracturado, le ha permitido ganar los espacios necesarios donde tiene cabida el vetusto socialismo cuyo pragmatismo le ha valido razones para acentuar las ambigüedades y carencias propias de toda sociedad, pero en provecho de conflictos promovidos por el alto gobierno. Esto, naturalmente, para justificar la revolución bolivariana, por demás pervertida, y de esa manera permitirse la aplicación de un autoritarismo arreglado a través de una administración derrochadora y altamente corrupta que termina con el manejo de  execrables mecanismos de exclusión.

Sin duda, esta situación se ha visto acrecentada por causa del envilecimiento del que ha sido objeto el hecho de gobernar en democracia. La cacareada frase de “así es como se gobierna”, deja ver la degradación del régimen la cual ha incitado una profunda rotura social etiquetada por la distancia que se ha marcado entre unos y otros. Así que cuando alguien del bando político afecto al régimen ve a otro del grupo opositor, en la primera persona se dispara una serie de reacciones adversas que apagan cualquier posibilidad de acuerdo que exhorte algún modo de conciliación donde se esfuma la tolerancia. Ahí, exactamente, se fraguan barreras que han derivado en exclusión o confrontación lo que hace ver que Venezuela, tristemente, no es de todos. Aunque la prédica gubernamental lo vocifera al revés. Y todo esto sucede, como resultado de que el régimen aplica la división como estrategia política.

VENTANA DE PAPEL

¿DOS VENEZUELAS?


Aunque no deja de ser contradictoria tan cruel realidad, lo cierto y lamentable es que se viven dos Venezuelas. La del oficialismo y la de la oposición democrática, principalmente. Dos países en franca confrontación cuya rivalidad sólo ha conducido a agravar problemas acumulados, así como a crear otros tantos. Es absurdo no reconocer que son infinitas las cosas capaces de unir a los venezolanos, más que separarlos en facciones crudamente rivales razón por la cual se vive en un clima de permanente y tenso enfrentamiento que deviene en momentos de violencia de toda índole. 

En fin, en los venezolanos se ha condensado una especie de rechazo por el otro que no comulga su misma identidad política. El problemas si bien tiene una explicación que se pasea por la psicología social, igualmente toca razones políticas. Pero razones políticas equivocadamente encaminadas por el rezago que todavía se vive a consecuencia de la antipolítica sembrada en la consciencia de venezolanos desapegados de valores morales y carentes de la voluntad necesaria para haber contribuido con la recuperación del país en las últimas décadas del siglo XX. Indiscutiblemente, esta situación endureció sensibilidades al extremo que se distorsionó el sentimiento de venezolanidad inculcado a través del valor Identidad generándose de esa forma dificultades al momento de reconocer al otro como igual, vecino o coterráneo. 

Fue, justamente de lo que se aprovechó el régimen apodado de “revolucionario” para inyectarle al venezolano el odio necesario que haría partir al país en dos grandes “toletes”. Se hizo “cuesta arriba” comprender que vivir alguna diferencia no significaba vivir separados o intentar cualquier tipo de agresión que incitara más violencia. Tampoco el régimen se compadeció del hecho de que la sociedad venezolana venía compartiendo una historia, un espacio y una cultura. A pesar de todo, hurgó los sentimientos y esperanzas que coadyuvaron a construir este país con sus defectos y fortalezas, propios de toda nación, de toda sociedad. Hoy, las distancias se han pronunciado tanto que deberá hablarse de la fútil y detestable pugna entre ¿dos Venezuelas? 


“A CADENAZO LIMPIO”

El mercadeo político utiliza casi los mismos recursos que el mercadeo comercial. Sus criterios versan sobre los mismos principios. Sólo que en la política pesa más el fanatismo a partir del cual el proselitismo político tiende a garantizar una evidente acogida del proyecto ideológico en oferta. Para eso, el discurso político funge como la mejor arma de penetración del subconsciente mediante la cual se posibilita la aglutinación de seguidores con características de sumisos. De ahí la importancia de hacer reiterativo cualquiera de los mecanismos mediáticos a partir de los cuales puede armarse un gobierno autoritario para demostrar no sólo su poder y capacidad de represión. Sino también, para disfrazar el miedo que vive ante cualquier contingencia capaz de poner al descubierto la perversidad que acompaña cada decisión elaborada y puesta en acción. 
No obstante, en el país estas prácticas se hacen repugnantes dado lo fastidiosas u hostigantes que en verdad son. Es tal el nivel de monotonía y reincidencia de la temática expresada, que cada día son menos quienes, a pesar del rutinario adoctrinamiento realizado por cada organización gubernamental y del fanatismo ganado, atienden cada verborrea presidencial que se transmite en cadena nacional. Sucede algo parecido a lo que cuenta la fábula de Esopo sobre “El pastor y el lobo”. Es decir, a pesar de la redundancia de las cadenas de radio y televisión, considerando por otro lado el gasto que esto significa para el Fisco Nacional,  nadie presta mayor atención a las insistentes chácharas que el presidente dirige a la nación. 
El problema seguramente habrá de presentarse cuando, ante una situación crítica de interés de Estado, la población igualmente estará harta de escuchar tanta impertinencia y barrabasada. De modo que ya nadie creería en la palabra presidencial pues aquello sonaría a ser como “una raya más para el tigre“. O como refiere la moraleja de la fábula: a un mentiroso no lo cree nadie ni cuando dice la verdad. Resulta pues triste y contradictorio que las cosas hayan llegado a estos extremos. Pero así sucede toda vez que las realidades se desfiguran “a cadenazo limpio”.


“Un gobierno se sabe que está perdido, cuando comienza a doblegarse ante principios de ordenamiento jurídico y separación de poderes que las leyes le demandan. Un gobierno en riesgo de perderse, comienza a manifestar impúdica preferencia hacia algún factor de la vida político-institucional. Es el caso del gobernante cuando se idiotiza ante el ruido de las bayonetas” AJMonagas

Antonio José Monagas 

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domingo, 29 de septiembre de 2013

ANTONIO JOSE MONAGAS, MÁS PRESO QUE NADIE, PIDO LA PALABRA, VENTANA DE PAPEL,

“Quien no está preso de la necesidad, está preso del miedo; unos no duermen por la ansiedad de tener las cosas que no tienen, mientras que otros no duermen por el pánico de perder las cosas que tienen”.

Imágenes integradas 1Estar preso o privado de libertad, no es sólo permanecer algún tiempo encerrado o encarcelado. Quizás más condenado puede sentirse quien depende de otros para decidir sobre su vida. O para disfrutar lo que con libertad puede conseguirse. Por lo contrario, vivir libre es tener bajo los pies caminos abiertos y sobre la cabeza, cielo y estrellas. Pero sobre todo, es tener un pensamiento despejado de acechanzas y chantajes.

Cuando la política se vulgariza como resultado de trilladas especulaciones, se convierte en manojo de excusas para atropellar al ciudadano común. O peor aún, para intimidarlo. Quienes en política se aprovechan de tan perversas circunstancias, se arrogan prerrogativas o exenciones por las cuales se permiten cometer indiscriminados abusos. A pesar de que sus actitudes se hayan reñidas contra la moral pública y la ética social, no escapan a sentir el mismo miedo que siente un reo cualquiera toda vez que es condenado a vivir entre rejas. Está tan preso esa persona entregada a la política, o quizás más, que quien puede estarlo por causas igualmente cuestionadas socialmente. Además, si para cometer tales patrañas acude a complicidades, como sucede casi siempre, cual ramplón delincuente, menos posibilidades tiene para rescindir de toda culpa acusadora.

Quien actúa bajo ese patrón o modelo, asume instintivamente la conducta de un presidiario. Es decir, imposibilitado de beneficiarse de otras medidas que no sean aquellas que comulgan con el miedo al que está expuesto toda persona que haya cometido un delito. Pues como dice el escritor uruguayo Eduardo Galeano: “Quien no está preso de la necesidad, está preso del miedo; unos no duermen por la ansiedad de tener las cosas que no tienen, mientras que otros no duermen por el pánico de perder las cosas que tienen”.

Y es propio que quien pretenda utilizar la represión como recurso de gobierno, en tanto que criterio de política despótica, viva con el mismo miedo, o más acentuado, que quien vive sumido en la oscuridad. Aunque se dice que la cobardía es una expresión de miedo, también pudiera pensarse, y hasta con mayor razón, que el miedo es una expresión de cobardía. Quizás, un tanto necesaria pero jamás como para escudarse en el miedo y desde sus trincheras intentar desarreglar las realidades hasta el punto de enmarañarlas a su máxima potencia. Pareciera entonces que no hay diferencia alguna entre quien vive con cobardía la preocupación de desgraciar una sociedad desde las alturas del poder, aprovechándose de toda la intriga posible que puede brindar el hecho de usufructuar el poder político, que quien hace cualquier daño a merced del miedo que infunde ser ajusticiado. Bien sea por las leyes del Hombre, o por las leyes Divinas.

En ambos casos, el miedo imposibilita considerar otro pensamiento que no sea aquel que neutraliza reacciones o que deviene en desgracias. A decir de Hermann Hesse, escritor y poeta alemán, “cuando se teme a alguien es porque a ese alguien le hemos concedido poder sobre nosotros”. Y sin duda, tan contradictoria realidad forma parte de las que configuran este país, que igual que el gobernante cobarde al sentirse tan preso como el presidiario o el delincuente escrupuloso al pensar que en algún momento habrá de estar apresado, padece del mismo miedo que inmoviliza o tergiversa las verdades. Más, por cuanto es capaz de inventar cualquier contingencia para justificar su miedo y por tanto sentirse y actuar como el prisionero más custodiado. Es decir que, quien con más ruindad actúa, valiéndose de posiciones de poder, está más preso que nadie.

VENTANA DE PAPEL

LAS COSAS NO SON COMO LAS PINTAN

Las cosas en política no son como pueden verse a primera vista. Detrás de las maquinarias propagandísticas manejadas por esta revolución socialista y bolivariana, hay gruesos y finos intereses que mediatizan verdades con el ánimo de configurar realidades moldeadas a imagen y semejanza del proyecto político dominante. ¿Qué por qué Maduro no fue a la 68º Asamblea General convocada por la ONU, que reunió a presidentes y jefes de Estado del mundo entero? 

Es una pregunta cuya respuesta se resuelve con un análisis que refiera las condiciones reales que determinaron el caso en cuestión. Frente a esta situación, la prensa internacional fue directa en su observación. Para esos periodistas, no mediaron otras razones que no fueran las que mejor se aproximaran a la fuente de los hechos. 

En principio, adujeron la intención del presidente Maduro de querer “colar” cubanos como funcionarios de la delegación criolla toda vez que contaban con pasaportes venezolanos lo que fue razón para evitar que se transgredieran elementales normas diplomáticas y otras de Derecho Internacional. Esta situación que bien pudo derivar en algún crudo impasse, terminó por sorprender aún más a instancias de seguridad de la ONU tanto como del Departamento de Estado de EE.UU. 

Además que entre la comitiva presidencial figuraban algunos “invitados” (el hijo del presidente y la seguridad del hijo del presidente; el hijo, la nuera, los nietos, dos amigas y el estilista y peluquero de “la primera comandante”, entre otros) que poca o ninguna relación tenían con la misión diplomática en curso. 

Luego del aludido periplo, sale el mandatario venezolano a querer justificar su sorpresivo regreso alegando extrañas razones que para nada se correspondían con la realidad de los hechos informados por agencias de noticia internacionales. 

Tan es así, que el gobierno norteamericano ha insistido que se demuestre lo aseverado por el régimen socialista. Sin embargo, esto no ha sido posible. Para ponerle la guinda al pastel, sale Elías Jaua a vociferar que la “ONU está secuestrada” Así pues que las cosas no son como las pintan.

¡QUÉ COMPARACIÓN!

La metodología de la investigación, busca afianzar sus técnicas, entre otras, en el análisis comparativo que puede darse entre dos o más situaciones. La politología, acude reiteradas veces a este tipo de estudio para fundamentar inferencias que resultan inminentes a los fines correspondientes. Sin embargo, hay comparaciones que lucen extremas dada la distancia que se plantea entre las realidades observadas. Es el caso de lo que configura la escena política venezolana en comparación con la alemana. Habida cuenta la brecha cultural que caracteriza dicha diferencia referida. Particularmente, por la meticulosidad que caracteriza la idiosincrasia teutona ante la criolla. La situación en cuestión parte del hecho que ha representado el triunfo electoral alemán, por tercera vez consecutiva, de la señora Ángela Merkel colocándose como la mujer más poderosa de la Tierra. 

No obstante, en ello reside la pregunta que cualquier individuo con algún grado de curiosidad puede hacerse. ¿Cómo es posible que esto suceda con métodos tan alejados de los que criollamente se llevan a cabo? Y es que todo resulta tan diferente del modo que se sigue en Venezuela en tiempos de campaña electoral. 

En Alemania, por ejemplo, no se juega con el destino de la “patria”, ni se especula en torno a su posesión. Tampoco se cae en repulsivas amenazas asociadas con cuadros de corrupción que atropellan la seriedad del proceso. Menos aún, allá no votan “fallecidos”, ni existe el “voto asistido”, ni tampoco ninguna de las tantas operaciones que acá se ponen en marcha para entorpecer los comicios. Nada de regalos de lavadoras, expropiaciones para alentar esperanzas habitacionales. Son prácticos. No se parecen a los venezolanos al momento de vivir elecciones que terminan reventando la institucionalización de la democracia cada vez peor. 

Como dice Mariano Nava Contreras “¡Cómo se nota que no son hijos de Bolívar! Esos señores carecen de la más mínima ambición intergaláctica. Será por eso que no financian a piqueteros, intelectuales y cuanto folclórico, poeta o titiritero de izquierdas va por el mundo” (El Universal, 27-09-2013). 

No hay forma posible pues de concluir un análisis comparativo que llegue a alguna consideración que aproxime ciertamente una realidad con otra. Nada que ver entre la política modesta de una nación desarrollada y la de una sociedad a la que se le escurre el futuro entre los anaqueles casi vacíos de un producto revolucionario que escasamente sirve para llenar discursos que iluminan expectativas de ilusos. ¡Qué comparación!

“La libertad espiritual es tan importante como la libertad política, pues tanto de una como de otra depende alcanzar propósitos en la vida” AJMonagas
Antonio José Monagas 

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