ESTE
sablista llamado Marx, que nunca en su vida produjo ni un centavo para si ni
para otro y que tuvo que adaptar ideas de filosofos y sociologos para inventar
un pajaso que es la teoria marxista, seductora porque apela a sentimientos
nobles que parece considerar imanentes a la naturleza humana, pero hipotetica
totalmente y que se ha prestado para la esclavitud de paises enteros, dijo esto
sobre Bolivar:
Karl
Marx se refirió a Simón Bolívar como el “canalla más cobarde, brutal y
miserable. Bolívar es el verdadero Soulouque”, (carta de Marx a Engels de fecha
14-2-1858). En esa misma oportunidad, afirmó que Bolívar era un mito de la
fantasía popular: “La fuerza creadora de los mitos, característica de la
fantasía popular, en todas las épocas ha probado su eficacia inventando grandes
hombres. El ejemplo más notable de este tipo es, sin duda, el de Simón
Bolívar”.
IÑAQUI
ANASAGASTI
En
días pasados, por mera casualidad nos topamos con un pequeño opúsculo titulado
Simón Bolívar, cuyo autor es Karl Marx, publicado por Ediciones Sequitur,
Madrid, 2001. Confieso la impresión que nos llevamos al constatar la existencia
de esta obra la cual ignoraba, como creo que es el caso de muchos venezolanos.
La
verdad es que con sus distancias geográficas y su diferencia de edades (Bolívar
nacido en Caracas en 1783 y Marx en Tréveris en 1818), nada nos podía hacer suponer
que alguno de ellos sería objeto de atención por el otro. Pero la coincidencia
ocurrió cuando en 1857, Charles Dana, director del New York Daily Tribune,
solicitó a Marx y a Engels un grupo de biografías para incorporarlo en la New
American Cyclopaedia.
Es
el propio Marx quien en la referida carta a Engels, nos dio noticias de los
reparos de Dana contra su artículo sobre Bolívar, porque estaba escrito en un
tono prejuiciado y, además, le había exigido más fuentes. A Dana, no le faltó
razón para rechazar el artículo de Marx, pues como incluso lo reconoció este
último, ciertamente se salía del tono enciclopédico.
Marx
comienza su artículo refiriéndose a Bolívar como un descendiente de familias
mantuanas, que en la época de la dominación española constituían la nobleza
criolla en Venezuela. Luego, Marx continúa su relato emitiendo una serie de
afirmaciones y conceptos ciertamente prejuiciados, inexactos o deformados sobre
la vida del Libertador. En este sentido afirma que el Libertador rehusó
adherirse a la revolución que estalló en Caracas el 19 de abril de 1810, a
pesar de las instancias de su primo José Félix Ribas. En cuanto a la misión de
Bolívar a Londres en 1811 (junto con Bello y López Méndez), Marx afirma que
ésta se redujo a la autorización para exportar armas, teniendo que abonarlas de
contado y pagar fuertes derechos.
La
pérdida de la plaza de Puerto Cabello en la Primera República, Marx la describe
como una huida cobarde y a escondidas de Bolívar para ocultarse en San Mateo y
con posterioridad participar, personalmente, en el asalto y detención de
Miranda en La Guaira, traicionándolo de esta forma al entregarlo engrillado al
general español Monteverde -quien lo envió a Cádiz donde luego moriría-. Esta
traición la reseña Marx como debidamente recompensada con la expedición del
pasaporte español a Bolívar, en reconocimiento por su “servicio prestado al Rey
de España con la entrega de Miranda”.
Marx
describe la victoria en la toma de Santa Marta en 1814 como una hazaña en la
cual, a pesar de que la ciudad ya había capitulado, Bolívar le permitió a sus
soldados que la saquearan durante cuarenta y ocho horas. La retirada a Jamaica
en 1815 es descrita como una huida de Bolívar durante ocho largos meses,
mientras los generales patriotas ofrecían su tenaz resistencia en Venezuela; y
la Carta de Jamaica es una defensa de Bolívar ante su fuga de los españoles, en
la cual pretendió presentar su renuncia al mando supuestamente en aras de la
paz pública. Marx describe otra huida cobarde de Bolívar en 1816 frente a una
diminuta fuerza del general Morales en Valencia, que lo llevó a retroceder a
rienda suelta hasta Ocumare (de la Costa) para saltar y embarcarse a bordo del
Diana rumbo a Bonaire, “dejando a todos sus compañeros privados del menor
auxilio”. De allí -relata el autor- que Piar haya amenazado a Bolívar con
someterlo a un consejo de guerra por deserción y cobardía. Piar es para Marx el
héroe singular de la conquista de Guayana que le da un vuelco favorable a la
guerra de Independencia. Bolívar es el dictador traidor y cobarde que (de
nuevo) abandona a Arismendi en 1817 en Margarita en manos de los españoles, y
luego a Freites en la Casa de la Misericordia en Barcelona, donde éste muere en
batalla. Frente a ello, Piar no escatimaba sarcasmos contra Bolívar como el
“Napoleón de las retiradas”. Pero bajo “falsas imputaciones” de haber
conspirado contra los blancos, atentado contra la vida de Bolívar y aspirado al
poder supremo, es que Piar es fusilado en Angostura.
La
conquista de Nueva Granada no se le debe a Bolívar y a las tropas patriotas,
sino a “las tropas extranjeras, compuestas fundamentalmente por ingleses”. Por
ello -anota Marx- tras dejar en funciones al Congreso granadino y al general
Santander como comandante, Bolívar marchó a Pamplona, “donde pasó más de dos
meses en festejos y saraos”.
A
la cobardía de Bolívar en Calabozo en 1819, al no haber decidido avanzar sobre
las tropas inferiores en número de Morillo, se debe la prolongación de la
guerra por cinco años más; y la tregua del Convenio de Trujillo en 1820 con
Morillo fue hecha “a espaldas del Congreso de Colombia”.
En
cuanto a la Batalla de Carabobo (1821), Marx relata que a Bolívar le pareció
tan imponente la posición del enemigo, “que propuso a su consejo de guerra la
concertación de una nueva tregua, idea que, sin embargo, rechazaron sus
subalternos”. Los éxitos de la campaña de Quito (1822) “se debieron a los
oficiales británicos”. Y en Bolivia, “sometida a las bayonetas de Sucre”,
Bolívar “dio curso libre a sus tendencias de despotismo”.
El
Congreso de Panamá (1826) fue convocado por Bolívar con la intención real de
unificar América del Sur en una república federal, cuyo dictador quería ser él
mismo. Los diversos mandatos de Bolívar al frente de la Gran Colombia fueron
planeados por él para satisfacer sus apetencias de poderes dictatoriales.
Finalmente
en 1830 Bolívar pretendía invadir a Venezuela desde Colombia para someterla,
pero se asustó frente al ejército de Páez, y se vio entonces obligado a
presentar su dimisión, a condición de que se retirara al extranjero favorecido
con una pensión anual.
En
la descripción personal de Bolívar que Marx cita de Docoudary-Holstein, se lee
entre otras perlas lo siguiente:
“Tiene
frecuentes y súbitos arrebatos de ira, y entonces se pone como loco, se arroja
en la hamaca y se desata en improperios y maldiciones contra cuantos lo rodean.
Le gusta proferir sarcasmos contra los ausentes, no lee más que literatura
francesa de carácter liviano. Le agrada oírse hablar, y pronunciar brindis le
deleita”.
Este
texto de Marx, suerte de ‘leyenda negra’ de nuestro Libertador Simón Bolívar,
fue descubierto en 1935 por Aníbal Ponce en los archivos del Instituto
Marx-Engels-Lenin de Moscú, y tras ser traducido, fue publicado por primera vez
en castellano en la revista Dialéctica de Buenos Aires en 1936.
No
podemos menos que expresar que resulta insólito un texto histórico tan
prejuiciado como el escrito por Marx sobre Bolívar. Posiblemente en ello
influyó sobre Marx la noción hegeliana de los “pueblos sin historia”. Pero aún
así, ello pone de relieve los errores de mezclar la ideología con la historia.
Lo
curioso es que esta visión del proceso revolucionario de la independencia
latinoamericana haya sido compartida por marxistas acríticos de tendencia
historiográfica soviética, prácticamente hasta 1959, cuando en la segunda
edición en ruso de las obras de Marx y Engels se incluyó por primera vez una
severa crítica de las posiciones sostenidas en el artículo de Marx sobre
Bolívar. Necesario es, entonces, que aprendamos la historia de los
historiadores y viceversa, para no cometer sus propios errores.
Iñaqui
Anasagasti
@ianasagasti
Emilio
De Rogatis
ederogatis@gmail.com
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¿Y que nos hace pensar que, necesariamente, Marx NO tenía razón? Soy, como todo venezolano, un "convencido" de la gloria de El Libertador y en el exilio, como contribución cartelaria a la lucha contra la dictadura perezjimenista, escribí "Tres Canciones a la Patria y a Bolívar", con prólogo de Andrés Eloy Blanco. Pero en virtud de los tantos falseamientos históricos en que han incurrido nuestros gobernantes, sin pecar de marxista, no dejo de preguntarme: ¿Porqué es que TODOS los dictadores que hemos padecido hablan tan bien de Bolívar y lo toman como guía de sus propias "obras"? ¿Porqué el militarismo autocratico reinante utilizó su nombre para etiquetar la nueva Constitución del 99, sin importarle un pepino su adhesión a la versión latina del marxismo de nuevo cuño? Para Hugo Chávez y su gente, ¿quién valía o vale más, la ejecutoria de El Libertador o la "sabiduría" de Karl Marx? Rafael Grooscors Caballero, grooscors81@gmail.com.
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