“Hay cuatro cosas inútiles en el mundo: echar agua al mar, culpar a un tonto, entender a un loco y tratar de convencer a un fanático”. Antiguo dicho chino.
Comandante, le tengo malas noticias: La inflación que empobrece gravemente a los venezolanos no se soluciona con una ley. Ninguna imposición legal suprimirá las causas reales de la inflación venezolana, pero al parecer nadie se ha atrevido a decírselo.
Usted menciona que una crema dental en México cuesta mucho menos que en Venezuela. Tal vez, señor Presidente, sea porque los manitos no tienen un control de cambio que obstaculiza el acceso a los dólares para la importación de materia prima; disfrutan de un Gobierno democrático que no impone severas cargas a las nóminas de las empresas ni una burocracia que hace perder valiosas horas hombre en infinitos e inútiles trámites; mucho menos una inestabilidad jurídica que fomenta el peor enemigo de la inversión, que es la desconfianza. Cualquiera tendría miedo ante un Gobierno que no lo piensa para expropiar y arrebatar propiedades de las empresas y que además, ampara sindicatos paralelos afectos al oficialismo para que paralicen las actividades y les generen graves pérdidas.
En México las empresas pueden producir día y noche porque el Gobierno no los multa con sumas insólitas si consumen electricidad para ello. También disponen de agua corriente, créditos que nada tienen que ver con la filiación política. Su Presidente no insulta a los productores en cadena nacional ni les amenaza constantemente con cerrarles las empresas. Si ellos pagan correctamente sus impuestos, no tienen el azote de un Seniat clausurándolos a cada paso y provocándoles pérdidas y desempleo. Tampoco tienen problemas con los suministros de materia prima nacional, pues México es un país altamente industrializado. Todos esos factores hacen que la producción sea escasa, con muchas dificultades, la operación costosa y el producto final encarecido por la carga de costos que agobian a los centros productivos.
¿Cómo le explico, Comandante? En esos países el Presidente de la República no ordena a una jauría de voraces fiscales ideologizados que le “metan el ojo” a las empresas más importantes, que “no se dejen marear” por los capitalistas, porque ellos tienen la culpa de la inflación, porque son unos especuladores. Mientras el amo dice esto en cadena (y por un conveniente teléfono) le vemos la cara extasiada a los recién graduados fiscales que van a realizar nada menos que auditorías de costos a macro empresas como Colgate Palmolive o Polar.
Si no fuera tan trágico nos reiríamos, porque ¿con qué se sienta la cucaracha? Y no les estoy diciendo cucarachas, les estoy diciendo que esta gente que grita ¡uh, ah Chávez no se va!, que le dicen a su Comandante “Mande y obedeceremos”, que se están apenas graduando por lo que asumimos que tienen poca o ninguna experiencia en realizar auditorías, serán absolutamente incapaces de auditar estas empresas cuyos números solo pueden ser auditados por grandes firmas especializadas. Por no hablar de la nula imparcialidad con la que se comportarán después de la orden presidencial de enfilar las baterías hacia esos grandes emporios comerciales nacionales y transnacionales. Ya los vemos llegando con su franela roja y su carpetica bajo el brazo, buscando de qué acusar a la empresa, acusación que no tendrá nada que ver con números o realidades de producción sino con su propio y discrecional parecer.
Solo un funcionario, el director del Banco Central, Armando León, admitió que una economía “no puede funcionar toda sujeta a un mecanismo de ley de precios”, so riesgo de convertirse en “un boomerang”, por lo cual aclaró que solo “van a haber algunos sectores monitoreados de manera permanente”. El funcionario reconoce que van a tener que analizar las estructuras de costos de un millón y medio de productos, lo cual resultará, según dijo tímidamente el funcionario, “complicado”.
La vida de las empresas venezolanas ha sido puesta en estas inexpertas y malintencionadas manos. Van a cumplir una labor revolucionaria y punto. Después de que esta plaga extermine a las empresas poniéndole una camisa de fuerza a sus costos de producción, el siguiente paso será la quiebra, el cierre, el cese de operaciones en territorio nacional de empresas que tienen décadas brindando empleos seguros y producción estable. La Ley de Costos y Precios Justos no será justa, pero sí eficaz en la meta primaria que no es, como creen los pendejos, evitar la inflación y darle acceso al pueblo a todos los productos a precios razonables. Esto solo se logra mediante el estímulo franco a la productividad, mediante condiciones favorables a la confianza y al pleno empleo, mediante la apertura de los mercados de materias primas y de cada vez más empresas privadas.
El objetivo de esta ley es ir hacia lo que el régimen llama la “economía socialista” que es un calco de la miseria cubana, de lo que era la miseria comunista en la Unión Soviética y en centro Europa. Si Johnson se va del país ¿usted compraría los pañales socialistas “Guayuco” de la fábrica aquella que inauguró el comandante y de la cual más nunca hemos sabido? Si Empresas Polar se muda a otros países más inteligentes con la inversión ¿las cooperativas socialistas podrán suplir sus decenas de productos? ¿Será capaz el régimen de producir crema dental para todos los venezolanos?
Claro que vamos hacia la economía socialista cubana. Dentro de poco, si no nos amarramos los pantalones y detenemos esta locura que está acabando con la calidad de vida de la gran mayoría de los venezolanos (aunque algunos todavía crean la muela de las promesas electorales), estaremos como en Cuba: Lavándonos los dientes con agua –si la hay-, usando tusas y cualquier papel pero nunca el tualé, enjabonándonos con conchitas de cebo de ganado, sin repuestos para los electrodomésticos que estarán herrumbrados, los carros parados y convirtiéndose en catanares antiguos, las calles destruidas (más aún de lo que están) y con la boca tapada so pena de ser acusados por nuestros vecinos de no ser revolucionarios.
Si esta es la Venezuela que quieres, adelante, sigue gritando “Patria Socialista ¡Viviremos!” Pero si lo que queremos es democracia, respeto, justicia, libertades, eso hay que trabajarlo, buscarlo, votarlo, minuto a minuto hasta lograr el objetivo que es liberar a Venezuela de esta plaga de mangostas corruptas y de fanáticos alumbrados que nos tienen no solo empobrecidos sino realmente, con la piedra afuera.
AQUÍ ENTRE NOS
•Diego Arria cumplió su palabra, de llevar el día 21 de noviembre una denuncia por crímenes de lesa humanidad contra el Presidente Hugo Chávez, ante la Corte Penal de La Haya. La denuncia, de 600 páginas y más de 40 horas de grabaciones, detalla soportada en testimonios, confesiones, vídeos, informes, investigaciones, bibliografía, informaciones, estudios y fuentes hemerográficas, cómo Hugo Chávez Frías ha violentado los derechos humanos de los venezolanos atacando sistemáticamente a una población civil con el fin de permanecer indefinidamente y con un ejercicio sin límites en el poder. Pruebas del control total de los poderes públicos, con la consecuente anulación de la independencia de ellos; de la utilización para sus fines personales de las organizaciones militares y policiales venezolanas; de una política comunicacional tendente a estigmatizar opositores y justificar los crímenes en su contra. En esta demanda hay múltiples testimonios de muertes por asesinato, desplazamiento de ciudadanos obligados por la violencia política, presidios políticos y tratos crueles, inhumanos y degradantes. También se exponen las estrechas relaciones del Presidente venezolano con organizaciones terroristas y gobiernos dictatoriales o genocidas. Todos estos son crímenes de lesa humanidad tipificados en el artículo 7 del Estatuto de Roma, del cual Venezuela es firmante.
•En términos de procedimiento, una vez presentada la denuncia, según el artículo15, el Fiscal General debe revisar toda la información suministrada y verificar la veracidad de la misma. Luego si el Fiscal considera que hay fundamentos suficientes acudirá a la Sala de Cuestiones Preliminares a presentar un informe y si esta Sala después de estudiar el informe determina que existen suficientes fundamentos, ordenará la apertura de la investigación. Los crímenes de lesa humanidad no prescriben, son imputables de manera personal y el ser Jefe de Estado no obstaculiza una sentencia de la Corte Penal Internacional.
•La delincuencia en Carabobo encuentra formulas originales para cometer fechorías. Un grupo de 4 mujeres, tipo “amazonas” fuertes como policías, armadas con pistolas Glock, tripulantes de un Aveo azul merodean por la zona norte de Valencia, interceptando vehículos y dándole soberanas palizas a las víctimas, después de atracarlas. En la última semana han hecho estragos en los alrededores de la Calle del Hambre de Mañongo.¿ Y el Sebim? Perdido en la distancia.
Hasta el próximo miércoles
charito@movistar.net
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