BIENVENIDOS AMIGOS PUES OTRA VENEZUELA ES POSIBLE. LUCHEMOS POR LA DEMOCRACIA LIBERAL

LA LIBERTAD, SANCHO, ES UNO DE LOS MÁS PRECIOSOS DONES QUE A LOS HOMBRES DIERON LOS CIELOS; CON ELLA NO PUEDEN IGUALARSE LOS TESOROS QUE ENCIERRAN LA TIERRA Y EL MAR: POR LA LIBERTAD, ASÍ COMO POR LA HONRA, SE PUEDE Y DEBE AVENTURAR LA VIDA. (MIGUEL DE CERVANTES SAAVEDRA) ¡VENEZUELA SOMOS TODOS! NO DEFENDEMOS POSICIONES PARTIDISTAS. ESTAMOS CON LA AUTENTICA UNIDAD DE LA ALTERNATIVA DEMOCRATICA
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jueves, 14 de mayo de 2015

JUAN JOSÉ MONSANT ARISTIMUÑO, TIRANÍA CONSTITUCIONAL

Para los males de la democracia, mayor democracia, para la libertad, mayor libertad. No se trata de proponer una sociedad de relajos, libertinajes en manos del dejar hacer, dejar pasar. 

Se trata de entregar al ciudadano, al pueblo, al soberano, como se acostumbra decir, la mayor suma de felicidad posible en comunidad y libertad. Para ello, para se requiere solo un acto, un consenso, un pacto, la entrega al gobierno, estado, parte de su ámbito de decisiones individuales, bienestar y libertad, en función de la convivencia ordenada entre las partes. Este acto es el único que justifica la entrega de la soberanía individual a un ente abstracto llamado Estado, administrado por otro ente abstracto llamado gobierno, pero ejecutado por individuos o colectivos agrupados en torno a una idea, principio, religión, sexo o estirpe de sangre. Es todo, lo demás son disquisiciones bizantinas.

         Lo primero, es reconocer que el hombre es libre por naturaleza, y su sometimiento a una autoridad superior coercitiva es un acto consensual libre, el Pacto social. Lo segundo, el Estado no se encuentra por encima del individuo, es solo una mera figura político-jurídica concertada para organizar una comunidad de personas asentadas en un territorio. Y finalmente, reconocer que ese estado administrado por un gobierno, es solo eso, un administrador de la totalidad social,  en sus más diversas expresiones que comparten un mismo ordenamiento legal,  sujeto al pacto social  llamado Constitución Nacional.
         El sometimiento a una autoridad superior en función del Bien Común,  convivencia, no se da al azar o por acontecimientos de los fenómenos de la naturaleza y, menos aún, por la voluntad del gobernante, como se acostumbraba en  la monarquía absoluta hasta 1.215, por ejemplo, cuando los nobles ingleses se rebelaron contra el hermano de Ricardo Corazón de León, y obligaron al llamado Juan sin Tierras, someter su mando al consenso de los nobles. Y de esa fecha hasta que se instaló la Asamblea Constituyente al inicio de la Revolución Francesa, que introdujo cambios sustanciales en la relación entre el poder estatal y el ciudadano, no se ha detenido el proceso de reconocimiento de los derechos humanos y del ciudadano, en la cultura occidental.  Para garantizar esta conquista de la humanidad a través de milenios de aproximaciones al reconocimiento de la dignidad humana, se decantó, se elaboró la teoría del sometimiento del hombre a la organización administrativa que le gobernaría para el alcance de los objetivos propuestos, mediante un ordenamiento jurídico igual para todos y de obligatorio cumplimiento. Es lo que se conoce como el principio de legalidad que dio forma al Estado de Derecho, sustentado en la estricta independencia y separación de los poderes públicos establecidos en la Constitución Nacional.
         Salvo en los antiguos y actuales regímenes comunistas, totalitarios, fundamentalistas como el Califato Islámico, o autoritarios como los de Nicaragua, Argentina, Bolivia, Ecuador, Nepal, Zimbawe, la Constitución Nacional es la figura que regula la totalidad de las relaciones entre el Estado y los ciudadanos, de estos entre si, y del estado con la comunidad internacional. Es el instrumento que garantiza la separación de los poderes republicanos, el equilibrio entre ellos, y el control de los actos del gobernante. No hay otro instrumento, salvo el ético y el moral, pero estos corresponden al deber ser.
         En Venezuela por ejemplo, la Constitución dejó de tener vigencia, pasó a ser una referencia del pasado, un instrumento del ejecutivo y del partido oficial; incluso dejó de ser un estorbo a la voluntad del gobernante, porque simplemente se la ignora, la relación del estado y del gobernante con el ciudadano y la comunidad internacional, está sometida no a la ley, sino a los intereses temporales, estratégicos, tácticos del presidente, su partido y las fuerzas armadas; incluso, de los intereses de los colectivos armados paramilitares y parapoliciales. En este caso el pacto social se fracturó, dejó de tener vigencia para ser sustituido por una especia de monarquía ideológica, en la cual al ciudadano se le suspenden sus derechos y obligaciones reconocidos en la Constitución, para someterse a la tiranía de un partido, una persona o una parcela del poder.
         Ese es el riesgo que se corre en nuestra región, tal como hemos podido comprobar en Ecuador, Nicaragua, Bolivia y Argentina; se llega a la tiranía no mediante las armas, sino mediante un Golpe de Estado dado por uno de los poderes públicos en detrimento de los otros; se absorbe, por diversos medios,  las facultades constitucionales de los otros poderes, en detrimento de los derechos individuales y de la esencia misma del sentido de la existencia del Estado de Derecho; esto es, se accede a la tiranía de un hombre, de un partido o parcela de la sociedad, mediante la instrumentalización de los poderes republicanos, para preservar la apariencia de legalidad.
Juan Jose Monsant Aristimuño
jjmonsant@gmail.com
@jjmonsant

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jueves, 7 de mayo de 2015

JUAN JOSÉ MONSANT ARISTIMUÑO, DONDE DEBEN ESTAR

En todas partes se escribe, en todas partes se comenta; solo en esta Venezuela bajo el dominio de la mas desconcertante dictadura que se haya conocido en América, se acumula tal número de calamidades, desafueros, pecados, delitos, ignorancia e ineptitudes en un solo grupo humano, de pillos, en puridad. La magnitud de lo que acontece en este territorio, alguna vez conocido como Tierra de Gracia, la resume en  una frase el único líder político capaz de guiar un proceso que termine con esta pesadilla histórica y reconduzca a la nación (lo que va quedando de ella) hacia la dignidad y libertad, dentro del marco de un Estado de Derecho, tal como corresponde. Esa frase es: “Maduro no es un proyecto político, sino una organización criminal” y la pronunció María Corina Machado.

         Como no hay campaña presidencial en ciernes, lo escrito arriba no tiene intensiones electorales, porque en las parlamentarias, ( si se realizan) así le cambien el lugar de nacimiento, sexo, condición o nacionalidad, gana su curul por aplastante mayoría donde quiera y contra quien se presente, ¿Y por qué?  Porque en medio de todo lo que se escribe, se comenta en el mundo, es la única que ha tenido la bizarría de decirle al pueblo de Venezuela, al gobierno y a la oposición que “éste régimen (maduro) no es un proyecto político sino una organización criminal”
         Entretenidos como estamos por el mango y la nota, el registro de medicinas y pacientes, no se denuncia, no se exige explicaciones, no nos lanzamos a la calle a protestar ante el saqueo más descomunal que hay conocido la historia de la humanidad, contra el patrimonio nacional. Ni los nazis logran superar las estadísticas que arroja el defalco, robo, saqueo, pillaje del Socialismo del Siglo XXI, desde chavez hasta el presente. Las sumas en dinero contante y sonante, supera toda imaginación y tiempo para contarlas. Cada día aparecen los milmillonarios dólares que estaban ocultos en bancos desparramados en Europa, Estados Unidos,  Sur y Centroamérica, Asía, y Medio Oriente (se imaginan las cifras depositadas en China Siria o Irán), y ahora, el último, el mas pequeño de todos, el descubierto en Ecuador, sobrepasando la los 100 millones de dólares, en la compraventa de mercancía  no enviada ni recibida, en puerto alguno. Un apartado postal de una ciudad de Florida como única sede, y la edad de los pillos conocidos ni siquiera bordeando los cuarenta; todo, en menos de ocho meses.
Leopoldo preso, sin juicio, sin defensa, un civil en una prisión militar y, como él,  decenas de venezolanos, jóvenes y adultos encarcelados, aislados, degradados. Debe haber alguna salida, cualquier salida que lleve a los traidores y pillos donde deben estar.
Juan Jose Monsant Aristimuño
jjmonsant@gmail.com
@jjmonsant

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viernes, 1 de mayo de 2015

JUAN JOSÉ MONSANT ARISTIMUÑO, CALIFATOS MENTALES

El amigo me espetó así, nada mas, de forma inesperada: “Juan, le estoy agarrando arrechera a los intelectuales”. Por supuesto me sorprendí, sobre todo por la persona  que lo decía, un periodista escrutador de la historia y un experimentado político, curtido desde las luchas juveniles en los liceos más aguerridos de la Caracas de los sesenta, cuando ser socialcristiano constituía una temeridad y una convicción total para enfrentar las fuerzas desatadas de una izquierda inspirada en la guerrilla que bajó de la Sierra Maestra, para extenderse por el continente iniciándose por Venezuela.

Y lo que son las cosas, en aquél entonces fue derrotado el intento de invasión por unas Fuerzas Armadas diferentes a las que hoy reciben instrucciones directas desde La Habana, convertidas en el brazo armado de la represión y la violación de los derechos humanos. Literalmente, en un ejército de ocupación  de su propio pueblo.

La frase surgió de manera espontánea ante las posiciones asumidas frente al  hecho político, por individualidades ubicadas en el sector intelectual, ya sea por ser académicos, escritores, periodistas, políticos, comentadores o analistas; no creo que  en ese grupo existan pintores, escultores, arquitectos, poetas, o cualesquiera expresión del quehacer humano donde la estética sea la razón de existir, junto a la ética. Se les observa un prurito por evitar ser tildados de derecha, contra revolucionarios o antichavistas, de no ser políticamente correctos, de no terminar de romper con el pasado si alguna vez militaron o simpatizaron con el marxismo, como si lo hicieron Carlos Fuentes, Vargas Llosa, Octavio Paz, Sergio Ramírez y hasta el mismo García Márquez, quien sin romper su relación con Fidel, se distanció del modelo.

Nos ha tocado asistir a reuniones donde el planteamiento de fondo fue la disertación sobre que tipo de socialismo ejerce el gobierno, si científico, utópico, marxista o populista; señalan el carácter autoritario del gobierno, pero no se atreven a llamarlo directamente como lo que es: un régimen totalitario, una dictadura cruenta, corrupta y comunista, convertido en Estado Forajido,  llevado con premura  a la condición de Estado Fallido.

Ese fue el motivo de la indignación de nuestro amigo; llegan a ser tan elevadas sus disertaciones que no se permiten llamar las cosas por su nombre, han demonizado la lucha estudiantil que culminó en muertos, desaparecidos, torturados, violados, exiliados, encarcelados, y abandonado a su suerte a Leopoldo, María Corina y Ledezma. Miran con aprensión la lucha en la calle, como si la lucha en la calle no fuere un derecho natural ante la opresión y la pérdida de la libertad, una vez  cerrados todos los espacios de legalidad.

Por supuesto coincidí con el amigo en cuestión, porque esas posturas ayudaron y ayudan a darle legitimidad al régimen, y por mezquinas para quienes salieron a la calle y allí dejaron sus vidas; sin embargo, no me encontraba tan indignado como él, más bien dolido, desconcertado y  frustrado, como el extranjero de Camus.

Meses después, recién, veía por satélite un programa de televisión “Ahora con Oscar Haza” en Mega TV; el moderador presentaba ese martes a dos damas expertas en islamismo, a fin de conocer sus opiniones acerca del origen, alcance y significado de  la matanza sistemática y masiva que lleva a cabo el Califato Islámico (ISIS) contra los cristianos. 

Una, de mediana edad, de vestir sobrio y una pequeña cruz de madera al cuello, hizo un recuento de los últimos asesinatos masivos en Egipto, Irak, Yemen, Somalia, Kenia, Pakistán y Siria, incluyendo a los indocumentados trasportados hacia Italia que fueron arrojados al mar Mediterráneo, cuando los contrabandistas (trata de personas) se enteraron de su fe cristiana. Concluía  la entrevistada que Occidente tenía que dar una respuesta inmediata y contundente sobre esta  expresión genocida en razón de la religión, y cuantificó el número de cristianos asesinados por islamitas radicales desde hace dos años, equivalente a la sumatoria de uno por hora. Me hizo recordar a la declarada agnóstica, hoy fallecida, Oriana Fallaci, quien fue perseguida por denunciar la dinámica y calculada invasión de los musulmanes en Europa.

La otra entrevistada coincidió en el objetivo central del Califato Islámico y sus despiadadas practicas de intimidación por medio de la muerte cruel. Sin embargo afirmó que no eran un peligro para Occidente, porque su acción se centraba en dominar el territorios donde actúa; e insistió en diferenciar al islamismo del yidahismo, y dentro del yidahismo grupos diferenciados entre sí. Noté de inmediato hacia donde se dirigía su disertación. Para ella no existía choque cultural ni peligro para Occidente, porque era una lucha religiosa interna que al alcanzar su propósito, el Califato se dedicaría a conformarse como Estado miembro de la Comunidad internacional. Poco más o menos fue su argumentación.

Allí entendí la indignación del amigo, y también pasé de la fase de dolido a la fase de indignado, porque estos individuos, autosuficientes que se sitúan en una esfera superior del conocimiento, son en realidad cómplices por cobardía, oportunismo, hedonismo o ausencia de reciedumbre, de la instauración de los matones que actualmente nos gobiernan o de los que pretenden gobernar al mundo, para imponer el totalitarismo en detrimento de los valores más preciados de Occidente: la libertad, el respeto a la dignidad del otro y la práctica de la democracia como modelo de vida societaria.

Juan Jose Monsant Aristimuño
jjmonsant@gmail.com
@jjmonsant                                                                         

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sábado, 7 de marzo de 2015

JUAN JOSÉ MONSANT ARISTIMUÑO, VENGA DE DONDE VENGA, PALESTRA

Ese “venga de donde venga” condenando la violencia, siempre me ha parecido acomodaticio y cobarde, de gente meliflua y oportunista, que no asume compromisos, porque su compromiso es con él mismo. Y me refiero a la declaración de José Miguel Insulza,  Secretario General de la OEA,  sobre el asesinato cometido, actuando sobre seguro, por el oficial de la Policía Nacional Bolivariana contra el joven adolescente Kluivert Roa Núñez.

Mire señor Insulza, usted se equivoca, como siempre, juzgando los hechos venezolanos, así como lo hizo cuando intervino descaradamente en Honduras en apoyo de un descontrolado presidente que quiso violar la constitución que se dio la nación, me refiero a Mel Zelaya, como le dicen sus amigos. En Venezuela, sí se conoce donde se origina la violencia, y usted también lo sabe. La violencia la genera, la proclama y le da carácter de ley, el régimen militar totalitario, anacrónico y cruento que terminó con la democracia en Venezuela.

         Usted ya debe estar enterado, porque fue filmado el momento en el cual cayó el joven de 14 años, quizás de la misma edad de alguno de sus nietos o sobrinos, que el policía nacional, él también joven (23), le disparó desde la parrilla de una motocicleta directamente a la cabeza y a quema ropa,  en el momento en el  cual el joven intentaba refugiarse; lastimosamente era el último de quienes intentaban entrar en el hogar que abrió sus puertas para que los estudiantes se guarecieran de los perdigones,  balas y gases lacrimógenos disparados por los uniformados. 

Entonces no nos venga usted, a su edad, con la gelatinosa expresión para  evadir y diluir responsabilidades, con eso de “ venga de donde venga”. Precisamente usted, que vivió los estragos de una dictadura militar, que hoy nos parece un ensayo juvenil al lado de estos gorilas que nos gobiernan.

Juan Jose Monsant Aristimuño
jjmonsant@gmail.com
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lunes, 19 de enero de 2015

JUAN JOSÉ MONSANT ARISTIMUÑO, LOS LÍMITES A LA LIBERTAD.

JUAN J. MONSANT ARISTIMUÑO
“No habrá paz entre las naciones sin paz entre las religiones. No habrá paz entre las religiones sin diálogo entre las religiones. No habrá diálogo entre las religiones si no se investigan sus fundamentos”.

Con ese aforismo el teólogo católico Hans Kuns abre la primera página de su libro “El Islam, historia, presente y futuro” (editorial Trotta, 2006), que forma parte de su trilogía El judaísmo, El cristianismo y El islam. Yo comencé por El islam porque me interesaba una exposición no histórica, pero sin obviarla, y un análisis desprejuiciado de lo que  es y significa el islamismo, una de las tres religiones monoteístas existentes, descendientes del patriarca Habrán y, en ese mismo orden de antigüedad en cuanto su aparición se refiere.  He dejado de último el tomo sobre El cristianismo porque da cierto temor enfrascarme con su contenido, habida cuenta que de allí provengo en mi fe y, ciertamente, el catolicismo es bien complejo; en muchas oportunidades se aparta de su significado literal “seguidor de las enseñanzas de Jesús, el Cristo”, para sustituirlas por el ritualismo y los dogmas generados a través de la historia, el continente por el contenido. Por otra parte es posible que apuntale mi percepción, la limpie o me la desmonte; lo cual es válido, pero si la apuntala, me vería forzado a profundizar sobre ella.
Esta pequeña introducción viene al caso, porque soy admirador de este teólogo suizo, más no  incondicional; respeto su lealtad,  honestidad intelectual y académica, además de ser un teólogo confrontativo, no siempre bien recibido por el Vaticano. Del texto interpreto que Kuns intenta demostrar que el islamismo no es una religión asentada en la violencia, en la expansión por la imposición. Los estudios y pruebas que fundamentan su obra, son serias, cuando se refiere a los hechos históricos, las divisiones que se originaron a la muerte de Mahoma por el orden sucesoral, las diferentes tendencias, la llegada de los islamizados turcos otomanos y su pretensión de conquistar al mundo Occidental con la toma de Constantinopla en 1453.
 Kuns parte de la necesidad del diálogo interreligioso para alcanzar la paz entre las naciones, y para ello lo primero es mantener una posición desprejuiciada y conocer los fundamentos de cada religión. Conceptualmente tiene razón, mas no encuentro el origen pacifico del islam, que nació y se impuso por la espada, la conquista y el sometimiento. Infiero que lo primero que se plateó Mahoma, fue la unificación de esa dispersión y multiplicidad de tribus y clanes existentes en la península arábiga, cada uno con sus dioses, y dentro del clan, cada hombre con su dios particular, al propio tiempo que competían entre sí por territorios, comercio y ascendencia. Ese fue su gran mérito, unificar esa dispersión, darle un mando único, limpiar la multiplicidad de dioses para compactarlos en uno solo. Y lo hizo, lo logró, y fue el líder militar, político y religioso de ese conjunto de etnias, llamado genéricamente árabes, unidos desde ese entonces alrededor de un conjunto de reglas, suras, agrupadas en El Libro, el Corán, que según afirmaba, les habían sido comunicadas directamente por el propio arcángel Gabriel.
En esa estrategia por  terminar con el politeísmo y unificar  tribus y clanes para darles una identidad, libró su primera batalla importante al tomar  la Meca de donde había salido prácticamente expulsado antes de huir a Medina. Existió, sí, una relación originaria entre islamismo y violencia, que no ha sido superada  por el tiempo y la realidad, por no haber tenido su propio Renacimiento, ni una Reforma ni Contrarreforma. Quedaron estancados, sin evolución ni aggiornamiento.  
En esa unidad en torno a la literalidad de El Libro escrito en varias  épocas  y diferentes protagonistas, la continuidad quedó en manos de una diversidad de familias sin formación teológica, prisioneros de sus propias limitaciones, intereses, prejuicios e ignorancia, que no quiso o no pudo separar la religión del estado; por el contrario, consolidó el estado confesional.
Fueron fundamentalistas religiosos quienes convirtieron en terroristas a los musulmanes que irrumpieron en el semanario Charli Hebdo y asesinaron a 12 periodistas de la  “izquierda divina” parisina; lo que creó confusión en la militancia anticapitalista internacional, simpatizantes todos, de cuanto movimiento contrario a la democracia representativa deambule por el mundo, al considerar impensable que un compañero de ruta atentare contra ellos.
Lo otro, es que debemos asumir que la democracia se sustenta en una fe, la fe en las bondades de la libertad. Y los límites de esa libertad los expresó en toda su intensidad don Benito Juárez cuando entró triunfante en Ciudad de México: “Entre los individuos, como entre las naciones, el respeto al derecho ajeno es la paz”.
Juan Jose Monsant Aristimuño
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lunes, 5 de enero de 2015

JUAN JOSÉ MONSANT ARISTIMUÑO, EN ESA RESERVA ESPIRITUAL Y SANGUÍNEA, CUBA-ESTADOS UNIDOS

JUAN JOSÉ MONSANT ARISTIMUÑO
Será ahora, en los primeros meses del 2015 cuando se iniciarán los  movimientos burocráticos concretos del descongelamiento de las relaciones diplomáticas entre EEUU y Cuba. A pesar, es obvio, que  técnicos y políticos de ambos países deben tener ya previsto un programa de avances en la aplicación de la realidad: viajes, inversiones, comercio, comunicaciones, compensaciones, turistas y  recuperación de la confianza. Ya es algo. Mi optimismo no se apoya  en el régimen marxista que imponen los hermanos Castro, sustentados en una sólida nomenclatura militar que garantiza la inamovilidad.

Mi confianza se sustenta en la raza. En esa mezcla española amenizada con la aruaca, y la africana llegada con los primeros viajes, y luego, a través de la Casa de Contratación. Mezcla racial con su porcentaje berebere, que no  permitía alegar pureza sanguínea de procedencia. Mestizos, eso es lo que somos los hispanoamericanos desde el mismo momento que Colón y sus tripulantes decidieron probar las jugosas frutas tropicales de La Española que deambulaban desnudas entre arenas y palmeras, y que no cesaron de probarlas hasta que poblaron toda la América y el Caribe. Con razón escribió Bolívar en la Carta de Jamaica durante su exilio en Kingston, cuando analizaba las causas de la pérdida de la Segunda República y abogaba por ayuda monetaria, humana y en armas para retornar a tierra firme: “No somos europeos, ni indios, ni africanos. Somos una raza diferente nacida de esas tres, propia y única de la América española…”
Lo que hace diferente a los cubanos y al resto de esa América española, es el aire, los ríos, montañas, lagos y volcanes unidos a la sangre criolla; ésa, la que se acrisoló en los siglos venideros al descubrimiento. El aire del Caribe, el ritmo andaluz con los tambores africanos y las maracas indígenas. El tiempo en su relatividad tropical donde el horario es solo una referencia. Pero el cubano, el isleño que llegó de las Canarias, los pillos contratados como tripulantes, los esclavos que cortaron caña y servían la mesa con vegetales nativos o llegados de otros mundos, y esas mulatas moviendo sus caderas por las calles empedradas de La Habana vieja poniéndole música al andar, fueron otra cosa, son otra cosa.
Cuba no es China ni Viet Nam, mucho menos Corea del Norte. Sus hombres y mujeres tienen 50 años resistiendo la dictadura, el inhumano, cruento y degradante sistema comunista implantado por los hermanos Castro, y los asociados a esta fracasada propuesta de sociedad sustentada en el poder de las armas, el miedo, la represión y la ignorancia inducida. Resistiendo, porque esa población que se comprometió por la libertad, luchando contra el estamento militar representado por Fulgencio Batista, apoyando a los barbudos bajados de la montaña con rosarios en sus cuellos, y sus promesas de paz, legalidad, producción e igualdad, se quedó en ilusiones y promesas engañosas, en vulgares falacias.
Ese fue el timo con que le hicieron al pueblo cubano, al resto de América y a buena parte de la comunidad internacional. La ilusión de la búsqueda de la justicia en paz y confianza, la lucha contra la opresión de dictadorzuelos tropicales y engominados potentados locales. Fue una felonía a la dignidad y a la libertad. Doble felonía, a la credibilidad de un pueblo ansioso de libertad, felicidad, democracia y, a quienes desde fuera apoyaron ese ensayo de un antes y un después. Y así se les fue el tiempo, represión, tras represión. La ingenuidad, la confianza, la buena fe se convirtió en agonía, en prisión, cárceles, invasiones, subversiones, fugas, exilios, balsas y temor, mucho temor; ausencia de la verdad, mucha ausencia de la verdad.
No tengo confianza en que lo que firmó Raúl Castro se lleve a cabo por  intima convicción de quien fuere por durante 50 años jefe militar, de los servicios secretos y mano derecha de su hermano Fidel, y actualmente Primer Secretario del Partido Comunista y Presidente del Consejo de Estado de Cuba. Es decir la autoridad única que fundió al partido y al estado en una sola entidad nacional.
No le será fácil a Raúl Castro entender tan siquiera que es, por qué y para qué sirve la democracia, mucho menos su funcionamiento en términos de autenticidad, porque tal como recientemente afirmó su hija Mariela en una entrevista concedida a CNN “No está planteada la desaparición del unipartidismo”.
Han sido décadas de poder unipersonal, bipersonal, a decir verdad, Fidel y Raúl y la pequeña corte que le secunda, incondicional de las armas y represión para garantizar el poder. El Estado, el Partido por encima del hombre ha sido una filosofía, una manera de entender la sociedad; una religión fundamentalista  seguida con absoluta devoción durante cincuenta años.
Por ello, el cambio que se espera, el que reivindicará a los mártires de la libertad, radica no en la buena fe y convicción de Raúl Castro y su vieja guardia de asumir los valores de la democracia como propios, sino en esa reserva espiritual y sanguínea de la América española rebelde, sensual y libertaria, a punto de bullir en nuestra amada Cuba.
Juan Jose Monsant Aristimuño
jjmonsant@gmail.com
@jjmonsant

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jueves, 18 de diciembre de 2014

JUAN JOSÉ MONSANT ARISTIMUÑO, HAY ALGO EN EL AMBIENTE

JUAN JOSÉ MONSANT ARISTIMUÑO
¿Qué está pasando en Venezuela, aparte de lo que sabemos desde hace 15 años? Bien, no todos, por supuesto; algunos se han hecho la vista gorda de manera muy conveniente. Pero aparte de la reducción de los precios del petróleo, la destitución del ministro Rodríguez Torres y de la directiva de la PTJ por el caso del diputado Serra, aquél el de los niños con AK-47 en mano en el 23 de enero, el desabastecimiento general, la inflación descontrolada, la imputación de María Corina y el paulatino abandono del barco de los consortes del socialismo del siglo XXI ante el agotamiento de la caja chica, algo diferente sucede, que se siente en el ambiente.

La nota de prensa fue casi una mancheta mal redactada: “La GN encontró en Puerto Cabello más de 4 millones dólares ocultos en un camión”. Lo extraño, fue, primero, que era un camión que llegaba al país por un puerto en manos del gobierno, administrado por cubanos. No que salían dólares del país, sino que entraban en forma inapropiada, peligrosa y poco digna. No entiendo, tendré que consultar con mi experto policial, pero está exiliado. Así que imagino que es pago de servicios por tráfico de drogas, pero era como muy arriesgado, y en ese mundo el riesgo sabemos cómo termina. Lo otro es un envío seguro al margen de la ley; seguro porque entraba por Puerto Cabello, recibido por gente segura, miembros del proceso, e internación segura, por la misma razón. Por ahora quedará en el misterio, a menos que imputen de nuevo a MCM, Uribe o a los paramilitares.
         Lo otro, la incoherente e histérica reacción de la dictadura frente a la demorada decisión del Congreso de los EEUU, en sancionar aquellos funcionarios implicados en violación de derechos humanos. La lista es larga, pero va más allá de lo expresado, pronto irá contra los traficantes de drogas, armas y capitales. Los desgarrados gestos y vocablos empleados en la reacción van desde la vulgaridad más primaria expresada por adán chavez, hasta las amenazas más ridículas contra los Estados Unidos pronunciadas por maduro, cabello y alguno que otro militante activo de los sesenta. Hasta un terremoto les anunciaron.
         Lo que no pueden ocultar es que no alcanza el dinero ingresado por la venta de petróleo para pagar a tanto vago interno y externo, ni para sufragar el costo de una revolución que no fue fallida, porque nunca fue. Ahora serán más peligrosos de lo que han sido, se saben cercanos a su fin; esperemos  que a la rendición de cuentas también, si es que no será parte de la negociación final la impunidad general, algo así como borrón y cuenta nueva. Pero si a Caldera le criticaron, sin razón, el sobreseimiento de la felonía cometida por hugo chavez, habrá que recordar que una ley de Olvido solo servirá para perpetuar las causas que llevaron a la más terrorífica y degradante etapa de la historia de venezuela.
Juan Jose Monsant Aristimuño
jjmonsant@gmail.com
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lunes, 1 de diciembre de 2014

JUAN JOSÉ MONSANT ARISTIMUÑO, NO LA DEJEMOS SOLA,

JUAN JOSÉ MONSANT
De nuevo había decidido reflexionar sobre la vitalidad del mundo subterráneo del parque de atracciones Walt Disney Word en Florida, o quizá sobre la obra inédita de Rabindranath Tagore, la gesta de Juana Ramírez, (Juana la Avanzadora) heroína de Maturín, los guates de oro ganados por Omar Vizquel o del mítico Luis “Camaleón” García. También pensé en narrar la vida y obra de mi admirada Angelina Jolie  o, quizá la de mi novia epistolar.

Todo porque de repente en venezuela (sí con v minúscula) como si se hubieren paralizadas  las emociones, la historia, las neuronas, los estrógenos y la testosterona. Como si hubiéramos arribado al Nirvana; y pocos o muchos seres, no nos hubiéramos percatado de ello. La simbiosis perfecta entre la noche y el día, el bien y el mal, La ciudad de Dios del Obispo de Nipona, la República de Platón, o la síntesis histórica de Engels. Y el resto de los sufrientes e indignados estábamos ausentes por tercos, cortos de visón y sin la suficiente preparación política, académica o literaria para entender el proceso.

Esta es mi deducción al observar la comprensión franciscana (no busquemos otros sustantivos o adjetivos) y la posición adoptada por algunos, muchos historiadores, articulistas, políticos e intelectuales de verdad, verdad ante la dictadura militar estatista que convirtió a Venezuela en un estado forajido, en vías de fallido. La prisión de Leopoldo López, los estudiantes asesinados, y muchos otros presos, maltratados, perseguidos, exiliados, violados; los alcaldes arrestados, los diputados desaforados, la ilegitimación e inmediata legitimación acordada a Maduro, deben ser vapores de la fantasía como diría nuestro poeta mayor Andrés Eloy Blanco, o juglar (para algunos de los preciositas de la pluma) y como también escribió sin conocer el caso del joven Raúl Emilio Baduel “...Y no andar cobrándole al hijo, las deudas del padre ruin”.

Pero, lo que logró volver a referirme a venezuela, su dictadura y felonías, es el auto de imputación que la fiscalía vilmente le ha dictado a la diputada María Corina Machado, por el delito de presunto magnicidio. A Machado, la han vituperado, perseguido, apedreado, golpeado, disparado, enjuiciado, prohibida su salida del país; todo porque ha sido la única Venezolana que se le ha parado al régimen para decirle las verdades en su cara, la única que le ha dicho a chavez en vida, frente a él, que era un ladrón, cuando expropiaba sin juicio.

No sé que irá a pasar con ella el 03 de diciembre, pero no la dejemos sola por favor, en ello nos va la vida republicana y la dignidad humana.

Juan Jose Monsant Aristimuño
jjmonsant@gmail.com
@jjmonsant

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jueves, 6 de noviembre de 2014

JUAN JOSÉ MONSANT ARISTIMUÑO, CUATRO AUTORES DE VALÍA, PALESTRA

JUAN JOSÉ MONSANT ARISTIMUÑO
Caminábamos en los exteriores de la Feria internacional hacia una de las salas habilitada para algún acto oficial, cuando el presentador emblemático, de aquél entonces, del Canal 33 de la Universidad Tecnológica de El Salvador, Nacho Castillo, se me acercó para decirme que el escritor Sergio Ramírez presentaría en fecha próxima su laureada novela “Margarita, está linda la mar” (Alfaguara, 1998),  y los organizadores deseaban saber si podría hacerle la introducción al autor. 

Extrañado, le pregunté cómo sabía que nos conocíamos, me dio una explicación, y me encontré con la responsabilidad de presentar a uno de los escritores latinoamericano de mayor cercanía con nuestra realidad existencial. Fíjense que no digo realidad latinoamericana, porque no existe, eso es una ensoñación escapista. Sergio involucra al hombre en su realidad geográfica y humana con su entorno vivencial, esa herencia española e india que marca nuestro trópico exuberante y sensual donde todo es exagerado, desde las pasiones amorosas hasta los ríos que se desbordan y las selvas que  nos engullen con sus engaños de mil colores.

Luego de la presentación en la Casa España nos fuimos a un brindis en alguna parte que no memorizo; allí, fuera de la formalidad de la ceremonia, se me acercó el escritor para preguntarme qué pensaba sobre una petición que había recibido de Caracas para firmar un comunicado en respaldo a la candidatura presidencial de Chávez, para sin darme tiempo a responder, contestarse: “no lo voy a firmar, así se molesten, Carlos Andrés siempre fue muy solidario con nosotros, cuando combatíamos a Somoza, en los inicios del gobierno e incluso cuando Daniel lo apartó; además, eso de un militar en el gobierno, me da mucha desconfianza, no han sido felices las experiencias en América latina”. Eso fue a mediados del 98, y no se equivocó el autor de “Castigo divino” (Edit. Mondadori, 1988).

Unos seis meses más tarde ya chávez presidente electo, pero sin asumir el cargo, Gabriel García Márquez coincidió en La Habana en lo que sería la segunda visita de una casi mudanza de chavez a Cuba. Fidel los presentó pero casi no pudieron hablar, por lo que lo invitó a regresar con él a Venezuela. Fue una conversación no muy larga, porque el viaje es de aproximadamente dos horas entre Maiquetía y isla. De lo que hablaron y sus impresiones, el Nobel publicó en febrero de 1999 una crónica en la revista Cambio de Colombia: “El enigma de los dos Chávez”, donde concluía que “había hablado con gusto con dos hombres opuestos, uno a quien la suerte le ofrecía la oportunidad de salvar su país. El otro, un ilusionista que podía pasar a la historia como un déspota más”.

García Márquez no asistió a la toma de posesión del militar, y nunca más volvió a pisar tierra venezolana hasta su muerte en México, en abril de 2014.

No tenía Chávez 5 meses en el ejercicio de la presidencia, cuando el Nobel Mario Vargas Llosa escribió el 8 de agosto de 1999 en el diario El País de España, una larga reflexión titulada “El suicidio de una nación”, donde luego de analizar el significado de la elección de chavez, para Venezuela y la comunidad internacional concluyó: “ Una siniestra nube negra ha caído de la tierra de donde salieron los ejércitos bolivarianos a luchar por la libertad de América, y mucho me temo que tarde en disiparse”.

Años después, corriendo el mes de septiembre de 2007  en una fría mañana de Ciudad de México, el público lector al pagar unos pocos pesos por el diario Reforma, leyó en su primera página una carta pública  firmada por uno de sus más queridos héroes civiles: Carlos Fuentes. En efecto, en pocas columnas, quizá un par, aparecía una misiva titulada  “El bufón del bufón” con la firma del escritor. Se refería Fuentes a la desastrosa gestión presidencial de George Bush hijo, a quien tildaba de fanfarrón ignorante, al igual que al presidente hugo chavez, vivo en aquél entonces, con quien lo comparaba; al tiempo que culminaba su breve reflexión de la siguiente manera: “en el continente americano hay dos bufones, uno el de Washington, es el más peligroso. Otro el de Caracas, es el más risible…el continente americano merece algo mejor”.

No necesitan mayor análisis las concienzudas reflexiones y premoniciones de los autores citados, sobre lo que ha sido la suerte de la nación venezolana. Pero también la suerte que podrían correr otros países de nuestra región, al dejarse llevar por la ilusión de una revolución que no fue, y que jamás podría sustituir el ideal y la praxis de lo que es y deber ser la democracia.

Juan Jose Monsant Aristimuño
jjmonsant@gmail.com
@jjmonsant

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