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lunes, 22 de septiembre de 2014

OMAR ÁVILA, RADIOGRAFÍA DE UN PAÍS EN CRISIS

Luego de la operación quirúrgica que le fue practicada a mi hija de tres años en días pasados, me tocó vivir en carne propia, al igual que millones de venezolanos, otro de los karmas que padecemos gracias a este régimen incapaz que nos desgobierna desde hace casi 16 años.

Digo esto, ya que lógicamente después de ser intervenida, le mandaron un tratamiento postoperatorio, para el cual me tocó hacer un tours por varias farmacias donde siempre obtuve la misma respuesta: “NO HAY”, y cuando conseguí alguno de los medicamentos, no pude comprar la cantidad requerida por el especialista para su pronta recuperación, por el fulano racionamiento, lo que me obligó a continuar con la travesía por toda la ciudad capital y así completar la dosis establecida.

Por otro lado, debido a mi diabetes, llevo tiempo en este viacrucis de las farmacias. Debo medirme el azúcar con cierta regularidad y tengo más de un mes sin poder hacerlo, ya que no se consiguen las lancetas y encontrar edulcorantes se ha convertido en misión imposible, para obtenerlos he recurrido a amigos que han salido del país para que me traigan las mismas al costo del dólar paralelo, el cual ya se encuentra casi en 100 bolívares.

Traigo todo esto a colación, porque la semana pasada vi la lamentable actitud asumida por el gobernador del estado Aragua, Tareck El Aissami, cuando se enteró de la denuncia hecha por el representante del Colegio de Médicos de esta región, al conocer de los decesos de varios pacientes del Hospital Central de Maracay. Un Gobernante serio, al conocer una noticia de esta magnitud, lo primero que debe hacer es informarse y comunicarse con el representante del gremio de médicos y no caer en descalificaciones ni ataques, menospreciando la capacidad profesional de este doctor.

Considero que son deplorables las declaraciones de El Aissami, no puede ser que éste se preocupe por la filiación política del galeno, antes de investigar un caso preocupante como lo son el fallecimiento de ocho venezolanos ¿Hasta cuándo van a seguir estas autoridades nefastas ocupándose primero de lo político, antes de lo social?

El descaro es tal que ni ellos, ni sus familiares tienen la necesidad de ir a un Hospital; capaz y se alegran si los fallecidos eran opositores al régimen. La mediocridad de este gobierno no tiene límites. Se les está acabando el tiempo, por eso les recomiendo que se ocupen y preocupen por esa mayoría de venezolanos, que son seres humanos que no tienen los recursos para asistir a una clínica privada.

Le aconsejo a Tareck El Aissami que deje la política de lado y se encargue de averiguar las causas de esos decesos; asimismo le recuerdo que las enfermedades no distinguen raza, ni clase social, la próxima víctima podría ser un miembro de su familia o usted mismo. Reflexione y tenga un poquito de consideración y respeto con las ocho familias aragüeñas que están de luto, mientras que usted se preocupa por descalificar al Presidente del Colegio de Médicos del estado Aragua, en lugar de tratar de averiguar y esclarecer cuál fue la causa de esas muertes en tan breve lapso. Ese es el reflejo de la salud en nuestro país, por demás calamitosa.

Omar Ávila,
oavila1973@gmail.com
@omaravila2010

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jueves, 16 de mayo de 2013

RAFAEL BELLO, VENEZUELA EN CRISIS

Era increíble caer en estado de quiebra con presiones sociales de dimensiones preocupantes
Un país petrolero con instalaciones de primera línea y técnicos envidiables, así como una producción de crudo y exportación asegurada, era increíble pudiera caer en estado de quiebra con presiones sociales de dimensiones preocupantes. Todo ello unido a la devastadora degeneración totalitaria, ha creado un ambiente de acelerada descomposición que va más allá de los análisis fríos pero preocupantes de los académicos a quienes les duele esta nación.
Basta un vistazo a la gran Caracas para tener una idea, sobrecogedora por lo demás, del peligro de las carencias inauditas. No es solo Caracas, es todo el país hundido en la tristeza y la miseria que ya ve largas colas en pos de productos esenciales para subsistir. Es el dolor colectivo que golpea el sentimiento nacional en reclamo de los derechos fundamentales de libertad y democracia.
Ello, naturalmente, compromete a los cuadros dirigentes opositores en actitudes congruentes con ese sentimiento que abraza densos sectores de la población venezolana. Es la lucha que no cede ni puede ceder bajo ningún respecto porque se trata de lo más sagrado en la vida de la República de Venezuela: la libertad y la justicia.
Hemos llegado a un momento decisivo en la lucha por las libertades públicas. El pueblo venezolano en esta hora cruenta de su proceso histórico en la que el pensamiento y la acción libre se fortalece en un sentimiento de unidad nacional, no deja espacios para la resignación ni la aceptación de fórmulas distintas a la democracia.
Estamos convocados en una actitud legítima de los derechos ciudadanos que se corresponde con sus luchas en el tiempo. Por eso ahora no hay vuelta atrás en la acción y determinación democrática del pueblo venezolano. Es impensable que Venezuela pueda estar sometida a la barbarie del atraso: estado anárquico de la miseria totalitaria.
bello.rafael@yahoo.es

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sábado, 18 de julio de 2009

*CARTA ABIERTA PARA UN PAÍS EN CRISIS, TEGUCIGALPA. M.D.C. HONDURAS., CÉSAR INDIANO, ESCRITOR Y DRAMATURGO HONDUREÑO, MARTES, 30 DE JUNIO DE 2009

“¿Quién mima y defiende los pobres? El que se cree rico
> ¿y quién se cree rico? El que ignora su propia pobreza”

Los Hijos del infortunio

Si la opinión de un artista que dedica su vida a la escritura de novelas y obras teatrales, tiene alguna validez en momentos de crisis política, alzo mi pluma y elevo mi voz para hablar en nombre de la cordura, la paz y la dignidad:

Los recientes acontecimientos políticos que en estos momentos nos presentan ante el mundo como una “país anarquista que violenta la leyes y los acuerdos internacionales” nos obligan – inevitablemente – a tomar una postura coherente.

Ahora más que nunca debemos hablar todos aquellos que siempre hemos preferido callar y debemos tomar parte de las acciones todos aquellos que siempre hemos optado por la abstinencia. Lo que está sucediendo en las calles con toda seguridad rebasará los límites callejeros y se convertirá, muy pronto, en un problema real de nuestras casas y de nuestras oficinas.

Creo que solamente los ingenuos, están creyendo que la crisis actual se desvanecerá por cuenta propia. La experiencia nos demuestra que los perturbadores del orden público son además de infatigables, mucho más temerarios que los hombres de paz y bien. Por lo tanto, nuestra participación directa en los acontecimientos que en estos momentos nos abaten no debe estar impulsada por el deseo de vencer y convencer a los alborotadores experimentados, sino, por la necesidad de hacer valer la opinión de la mayoría.

Siete millones de personas calladas pueden ser fácilmente vencidas por una minoría bulliciosa.

Por lo tanto yo digo a los ciudadanos… Si no nos manifestamos abierta y valientemente a favor de las amargas decisiones tomadas por el Congreso de la República en la fecha 28 de junio del 2009, daremos la impresión de que no estamos firmemente comprometidos con las determinaciones de nuestras autoridades.

Aunque no estemos completamente seguros de que los procedimientos para la destitución del ex presidente Manuel Zelaya Rosales hayan sido los correctos y los atinentes, es nuestro deber ciudadano difundir y proclamar nuestra acuerdo absoluto con el espíritu de las acciones, pues el mundo debe tener claro que el país entero estaba al borde de un ataque de nervios producido por los abusos y los irrespetos descontrolados de un hombre que traicionó a su propio pueblo para someterse a los dictámenes de un Proyecto Ideológico Regional, a toda vista incompatible con nuestros principios soberanos de nación independiente.

A juzgar por los hechos, la inmensa mayoría de la población hondureña estaba de acuerdo en que debía hacerse algo para frenar la tiranía populista que el presidente Zelaya venía orquestando al margen de la cordura, de la legitimidad y de la lógica. Sin embargo dicha “mayoría” carece de presencia y de credibilidad porque nuestra participación se ha limitado a murmurar y rabiar al interior de nuestras casas. Haciendo gala de una timidez comprensible, como si creyéramos que las libertades públicas y las garantías cívicas deben ser resguardadas por héroes y por mártires y no por los beneficiarios directos de la democracia que en este caso, somos todos.

Ahora, mientras una minoría de inconformes se toma las calles para protagonizar y publicitar mundialmente sus impertinencias, millones de compatriotas se recluyen en sus casas y no dan la cara ni elevan su voz para aclararle al mundo que no teníamos otra opción.

Que el país, con sus defectos y pobrezas, debía tomar una medida emergente a fin de evitar una humillación. Sólo los que no han vivido en Honduras en los últimos tres años, podrían salir a la defensa de un hombre que no descansó ni un minuto en la tarea enfermiza por instalar un régimen personalista inspirado en ideas e ideologías que no son de nuestro agrado. Un hombre que primero utilizó los canales democráticos para llegar al poder y que interpretó el mandato presidencial como “la oportunidad única” de usurpar las tradiciones institucionales y de burlarse de sus compatriotas.

Más de un millón de votantes liberales acudimos a las urnas en noviembre del 2005, fuimos a hacer valer nuestro derecho cívico de legitimar un presidente y nuestro deber soberano de garantizar una transición pacífica apegada a derecho. Pusimos en manos de un candidato supuestamente decente, un país radiante y lleno de esperanzas pero ¿qué hemos recibido a cambio? Una nación anarquizada, lúgubre, atemorizada – y ahora – amenazada por un mundo sorprendido que se apresura a juzgar desde la distancia unas realidades que desconoce.

El mundo no sabe que Zelaya recibió el país con la deuda externa prácticamente borrada ¿o será que el Club de París ya olvidó las condonaciones y los alivios gestionados por Ricardo Maduro y el Cardenal Rodríguez en el marco de la HIPC?

El mundo no sabe – o será que finge olvidar – que de 1990 hasta el 2005, todos los países y los bancos mundiales obligaron a los gobiernos a invertir sendas cantidades de dinero en el fortalecimiento del Sistema Judicial, en la Reducción y Especialización del aparato burocrático y en la descentralización municipal de los fondos para el desarrollo, especialmente aquellos destinados para el Combate a la Pobreza (ERP).

Los desembolsos del Banco Mundial estuvieron durante los últimos 15 años condicionados al cumplimiento de obligaciones puntuales en lo referente al funcionamiento básico de las tareas de gobierno y – aunque el mundo no lo sepa – para el día que Zelaya recibió la banda presidencial, Honduras ya había consolidado, a duras penas, un estamento creíble y funcional y el país estaba listo para comenzar un período de bonanza y crecimiento económico. Esta bonanza y este crecimiento económico fue el sebo que el ex mandatario utilizó para agenciarse votos a granel. Pero nos engañó impunemente.

Todos, yo mismo, creí posible que el progreso dejaría de ser una ilusión en caso de que el Nuevo Gobierno asumiera las responsabilidades lógicas y las tareas mínimas ¿pero qué sucedió? Fuimos vilmente traicionados y burlados por un individuo que no sólo se desligó de sus obligaciones más básicas sino que – con premeditación y alevosía – provocó el colapso progresivo de todas las instituciones del gobierno.

En estos momentos el país está económicamente invertebrado y no cuenta con recursos suficientes para rectificar el saqueo continuado de un gobernante que se dedicó al despilfarro de los fondos públicos. Cada día, de la Casa de Gobierno egresaron fondos y regalías sin destino seguro y el derroche se convirtió en una personal “política de estado” con fondos ilimitados. Todo, con el visto bueno de un gabinete cómplice que jamás rindió cuentas y nunca se apegó a los procedimientos de ley.

El mundo no sabe que todos los programas de desarrollo están colapsados y que la mora fiscal no tiene nombre. Que Manuel Zelaya no respetó ningún límite legal para el uso del presupuesto y que prácticamente el país debe ser reconstruido a nivel administrativo. Encima de todas estas ofensas y desgracias, convirtió la Casa de Gobierno en un centro de acopio y propaganda para estrechar vínculos ilícitos, alevosos y perversos con peligrosos cabecillas del gobierno venezolano y no conforme con toda la calamidad provocada, creyó que el país entero se quedaría con los brazos cruzados mientras se aprestaba a realizar la perversa maniobra de legitimar su tiranía para obedecer los mandatos de Hugo Chávez.

Afortunadamente Honduras tiene una dignidad mínima que le permite reaccionar a tiempo. Siempre la tuvimos y parece que el mundo lo ha olvidado. Nosotros, dentro de nuestra pobreza y nuestra humildad, jamás nos hemos dejado llevar por las “demencias revolucionarias” lideradas por falsos cabecillas que se auto decretan redentores de las masas sin presentar credenciales morales ni éticas.

Los hondureños jamás nos habríamos percatado de la ceguera internacional sino no nos hubiéramos atrevido a frenar este absurdo “Proyecto Ideológico” que se estaba fraguando en nuestras narices. Sin haberlo programado, somos el primer país que le pone un freno directo al colonialismo ideológico de un tirano abusivo que aparentemente nadie desea enfrentar: Hugo Chávez Frías.

Se trata del “intervencionismo descarado” de un gobernante oscuro y enfermo que se fía de la ingenuidad internacional para humillar a aquellos países latinoamericanos que él considera indefensos. En el pasado (1980) contábamos con la alianza estratégica de los Estados Unidos para detener la infiltración de comandos agresivos que intentaban desbaratar nuestro humilde régimen constitucional. Desde entonces Honduras dejó claramente establecido su papel político y geográfico con respecto a “modelos políticos importados de inspiración marxista” que nunca han sido afines con nuestro interés ni con nuestras necesidades específicas de nación soberana.

Hoy, por razones que desconozco, los mismos Estados Unidos le dan carta blanca a este abusivo desenfrenado que no tiene un minuto para gobernar su propia patria pero que le sobra tiempo para intervenir, en abierto descaro, en los problemas, conflictos y determinaciones de países como el mío, un país, que este sujeto no conoce tan a fondo como lo conozco yo. Un país que no cuenta con el clima ni con la voluntad social para participar en las campañas demenciales de enemistad sin sentido, promovidas por un patriarca latinoamericano que ha convertido a Venezuela en una plataforma de ambiciones desquiciadas y hostilidades fuera de contexto.

Entonces qué hacer…

En primer lugar, llegó la hora para que salgamos a las calles y le digamos al mundo que no queremos el retorno de un gobernante inoperante, traidor, entreguista y abusivo que se aprovechó de la confianza otorgada por la gente para desarrollar consignas gubernamentales que no son de nuestro interés…

No queremos el retorno de un hombre que se ha aliado internacionalmente para perjudicar, asfixiar y desprestigiar a todos aquellos que un día le dimos un voto de confianza a través del sufragio civilizado…

No queremos el retorno de un hombre mentiroso que no ha tenido la honestidad de confesar en la tribuna internacional, las razones por la cuales lo hemos quitado del cargo con el que un día lo honramos…

¿Cuándo se ha visto que un pueblo entero quita a un gobernante por bueno?...

Si la ONU; La OEA o cualquier organismo internacional de relevancia, se empeña en defender emotiva e irresponsablemente a un individuo que ha sido repudiado por todo un pueblo, entonces ¿Cuál es la confiabilidad que estos organismos tienen para un pueblo que ha sido humillado, saqueado y abusado de manera continuada por un tipo que llevó su Proyecto Personal a niveles enfermizos de intolerancia y arbitrariedad? Entonces ¿debemos suponer que estas instancias fueron creadas para proteger a los tiranos, a los irresponsables y a los oportunistas? … si esto es así, entonces Honduras es en estos momentos uno de los países más heroicos del Centro América. Lo cual no nos asombra pues aquí, a diez cuadras, nació Francisco Morazán. Es bueno que esto lo recuerde Arias y Ortega… nosotros somos los paisanos legítimos de Morazán.

Pero se trata de un heroísmo que no hemos buscado, se trata de un heroísmo circunstancial provocado por el pánico internacional de no reconocer que en América Latina se está desarrollando – en las barbas de todos – un Proyecto Político nefasto, bélico, irracional, irrespetuoso y abusivo. Es verdad que somos un país pequeño e inclusive pobre, pero eso no quiere decir que no somos capaces de alzar el pecho y levantar la voz para defendernos de un tirano infatigable que insulta y vocifera a todo el mundo mientras todos los países agachan la cabeza.

En definitiva…

No queremos el retorno de un apátrida que ha sido incapaz de arrepentirse y de pedir disculpas por todos los agravios provocados a un pueblo que ahora no sólo debe lidiar con las calamidades económicas provocadas por su mal gobierno, sino que debe sobreponerse a las amenazas orquestadas por un mundo que ha perdido la cordura, la razón, la decencia y la valentía.

No queremos el regreso de un hombre que nos hizo retroceder treinta años para volver a comenzar de cero. En estos momentos, amargos y penosos, todos los hondureños volvimos a recordar las penurias y el estrés de los años ochenta.

Se revivieron en nuestras mentes aquellos días oscuros en los cuales los toques de queda y las persecuciones estaban a la orden del día… jamás creí que me vería en la obligación de explicarle a mis pequeños hijos el significado de palabras tan horrendas como “huelgas”, “golpes” “estados de sitio” y “cadenas de prensa”… para todos los hondureños esto era un lenguaje del pasado y jamás imaginamos que al depositar nuestro voto a favor de un iletrado irresponsable, estábamos sellando un pacto de retroceso con un sujeto que provocó la ruina total de un país que había dado algunos pasos firmes en la consolidación de su joven democracia…

Si a pesar de estas aclaraciones, los organismos internacionales se empeñan en castigarnos y en bloquearnos, entonces las tareas que siguen para nuestros pueblos son verdaderamente penosas. Y sin embargo hay que asumirlas; en estos momentos debemos estar con los gobernantes sustitutos y alentarlos. Debemos hacernos un solo nudo con el ejército y con todos los hombres de bien que hemos vivido en carne viva, los desafueros y los abusos recurrentes de un gobierno que se había convertido en una insoportable pesadilla.

Hacía más de un año que yo no veía sonreír a nadie, después de la destitución forzada, toda la población recuperó su sonrisa de siempre.

Sería iluso de nuestra parte creer que las milicias – insultadas sin causa y desacreditadas sin razón – van a poder enfrentarse por sí solas a las arremetidas de una alianza internacional que no da señales de buscar la verdad. Llegó la hora para que nuestro pequeño y humilde pueblo se pare con valentía ante las amenazas y las provocaciones de este invasor abusivo llamado Hugo Chávez, que desea pisotear la dignidad de todos los pueblos a vista y paciencia de un mundo que se ha vuelto incapaz de pelear por la democracia y por la libertad.

Por lo tanto…

No queremos el retorno de un hombre irresponsable que deshonró la amistad, el aprecio y la confianza que un día le manifestamos en las urnas…

Elevamos nuestra queja y nuestra alarma al mundo entero y les digo a mis compatriotas:

Llegó la hora de desenmascarar a los tiranos y a los abusivos, llegó la hora para demostrar que detrás de las fachadas noticiosas protagonizadas por alborotadores irracionales, existe un pueblo íntegro, respetuoso, sensato, decente y valiente.

A la comunidad internacional:

Le pedimos y le exigimos una investigación exhaustiva y responsable de todos los eventos que precedieron a la destitución… antes de emitir un juicio y antes de dar una opinión.

La inmensa mayoría de este país está contenta y satisfecha con el curso de los acontecimientos, no por el hecho de querer apañar una decisión turbulenta que quizá presenta lagunas legales, sino, porque a pesar de todo entendimos que nadie vendrá de afuera a defendernos de las humillaciones y los sufrimientos que soberanamente hemos estado padeciendo.

En las últimas décadas Honduras ha demostrado un interés sincero por el establecimiento y la adopción de las normativas democráticas, pero esto no quiere decir que hemos perdido la noción de lo que es un abuso, una humillación y una arbitrariedad. La libre auto determinación de los pueblos no sólo se refiere al respeto de los marcos legales que rigen la conducta pública, también se refiere a la capacidad y al derecho que los pueblos tienen de tomar medidas sabias cuando las circunstancias que nos abaten rebasan los dogmas legales.

Probablemente nuestra decisión de deponer violentamente a un gobernante, no parezca a la vista de los observadores internacionales muy elegante ni muy correcta, pero todas las naciones que se han visto en apuros concordarán conmigo en que en ciertos momentos los hechos superan al derecho. Esto lo sabe perfectamente Estados Unidos, Ecuador, Argentina y Costa Rica. En casi todos los países del mundo se han presentado circunstancias dramáticas en las cuales “la destitución de un mandatario” se vuelve urgente y no negociable.

Y el hecho fundamental de la presente crisis es uno que debe quedar claro: no queremos a Manuel Zelaya como presidente de nuestro país. Entonces ¿Cuál debería ser la postura de la ONU o de la OEA cuando un pueblo grita a los cuatro vientos que ya no soporta a un mandatario?... algo tan sencillo como oír y respetar el clamor de las mayorías sin importar que estas mayorías estén calladas o atemorizadas.

En estos momentos todos los habitantes de Honduras estamos asombrados de la indolencia, la superficialidad y la ligereza con que los organismos y organizaciones internacionales han asumido un problema que solamente nosotros conocemos bien. Sin investigar los hechos y sin indagar a fondo han corrido a juzgar y a dictaminar unas sanciones irresponsables que seguramente nos conducirán a la asfixia ¿ese es el trato que se le da a los pueblos que defienden con valentía la libertad y la democracia? ¿Ese es el trato que merecen los pueblos que todavía se muestran capaces de defenderse de las anarquías y las tiranías?

¿Podemos confiar nuestro destino patrio y nuestro porvenir nacional en unas organizaciones internacionales que defienden ciegamente a los abusivos y a los usurpadores?...

Probablemente ha llegado la hora para que se revisen a fondo los propósitos, el sentido y la razón de ser de todas las organizaciones internacionales que “teóricamente” velan por el bienestar del mundo. Tal vez hacía falta un acto de valentía en un país pobre y remoto como Honduras, para que las potencias y los países ricos evalúen y revisen el funcionamiento real de dichas organizaciones y organismos.

Desde la cómoda visión de unas organizaciones decadentes que no demuestran interés por la verdad ni por la justicia, los infractores somos nosotros y no los abusivos. Consideran una grave infracción que un pueblo humilde y desesperado de agarre de cualquier cosa para no hundirse en las tiranías, pero se hacen de la vista gorda cuando reiteradamente un pueblo emite señales de auxilio.

Para Barak Obama, Oscar Arias, Felipe Calderón y Miguel insulsa resulta fácil decir simplemente “esto es ilegal” pero uno se pregunta ¿los pueblos están obligados a soportar las humillaciones, los abusos y los saqueos de un gobernante sólo para complacer “los buenos modales” de unas organizaciones apáticas?

Los reportes de nuestro deterioro político y de nuestra ruina económica desde que dio comienzo el gobierno de Zelaya, han estado a la luz pública y los conocen todas las agencias de noticias del mundo entero. No es justo que la OEA y la ONU aleguen ignorancia sobre la conducta de un individuo cuyos atropellos son conocidos universalmente.
Este hombre que hoy defienden con tanta gallardía, fue el mismo que llegó a insultarlos en su propia casa en el marco de la Asamblea de las Naciones Unidas.

Es el mismo que ahora trama, a la vista de todos, una Conjura Regional para desacreditar y destruir las instituciones supranacionales que supuestamente defienden la integridad de las naciones libres. Es el mismo hombre que ha aplaudido públicamente los discursos hostiles e irregulares que Hugo Chávez ha proferido contra todas las naciones americanas. Es el mismo hombre que ha expresado insultos y ha ofendido, reiteradamente, la dignidad de personas y naciones que no profesan con su loca doctrina.

Entonces ¿sobre qué fundamentos morales los gobernantes del mundo entero nos quieren obligar a restituir un hombre que tiene sobrados méritos pasa ser demandado, condenado y encarcelado? Bastará con que nos den un compás de espera para reunir todas las pruebas que lo convierten en un delincuente sin escrúpulos ¿Nos obligan a esto porque nos desprecian y nos subestiman? ¿No nos creen capaces de incoar procesos penales contra aquellos que utilizan el poder para delinquir? Si esto así, entonces ¿Cuáles son las bases morales y cuales son los principios que rigen, guían y gobiernan las actuaciones de los Estados Americanos?....

A los medios de comunicación:

Desafortunadamente la decencia no es escandalosa. Yo soy un testigo ocular y un testimonio firme de lo que en verdad ha pasado en mi patria. Soy parte de ese millón de ciudadanos que ha vivido en carne vida la experiencia de empobrecer, retroceder y sufrir por obra de un gobierno ciego y despótico. Juro por mis hijos y por mi nación que este escrito no es un encargo ni una tarea oficial tarifada. Es el clamor espontáneo de alguien que desea sentar un precedente intelectual sobre la verdad de los hechos. Ni tan siquiera se si será divulgado o leído por alguien, pero lo importante es que esta carta será enviada a todos los medios de comunicación nacional e internacional que consideren importante la versión de un ciudadano corriente que escribe motivado exclusivamente por el deseo de que la verdad se imponga sobre la mentira.

Los hondureños iremos a elecciones en noviembre del 2009, otra vez tendremos la oportunidad de elegir un gobernante que tenga credenciales morales y profesionales para darle un viraje de esperanza a un país que en este momento se encuentra oscurecido por la pobreza, la anarquía y la confusión.

Invito a los reporteros del mundo entero para que vengan a mi patria y vean los resultados visibles de una gestión gubernamental inicua y perversa. Vengan a ver lo que hizo Zelaya con mi patria, vengan a ver el colapso de la red vial, la ruina de los hospitales, la deuda externa, el desplome de la educación, el saqueo fiscal, el fracaso del agro y la recesión comercial. Vengan a ver con sus propios ojos todos los daños que un solo hombre le puede causar a millones y después saquen sus propias conclusiones.
Después digan si los hondureños teníamos razones y motivos para sacar por la fuerza a un sujeto se dedicó las 24 horas del día, durante tres años, a arruinar un pequeño país que tiempo atrás lo honró con el máximo galardón que se le puede conceder a un ciudadano.

Entonces ¿de donde saca la prensa mundial y las organizaciones internacionales que aquí estamos esperando a ese delincuente con los brazos abiertos? Mas le vale que no vuelva y él perfectamente sabe a lo que me refiero. Y si vuelve acompañado, en este caso por mercenarios del ejército chavista o nicaragüense, con el perdón de la OEA y de la ONU, nos defenderemos por cualquier medio. Siempre hemos sido un pueblo de paz y bien. Jamás hemos creído en el despotismo de las armas ni en las agresiones directas, pero cuando el mundo da señales de no querer arriesgar ni un pelo en la defensa de nuestra soberanía, no tenemos más opción que agarrar nuestros garrotes y nuestras escobas para decirle al Ejército Hondureño que no están solos y que en la defensa de nuestra soberanía y de nuestra patria ¡Todos somos soldados!

César Indiano y su hijo


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