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miércoles, 8 de mayo de 2013

JESÚS ALEXIS GONZÁLEZ, 108 AÑOS DE “ESPERANZA” ECONÓMICA.

La política de concesiones petroleras se inicia en Venezuela en el año 1905 (¡hace 108 años!) y durante 1917 se pone en marcha la explotación comercial de la actividad petrolera (¡hace 96 años!), a la luz de una tendencia creciente en la exportación de crudo que ya para 1926 superó las exportaciones agrícolas (¡hace 87 años!).
Vale resaltar que en 1936 se formuló el primer proyecto de desarrollo económico-social: Programa de Febrero (¡hace 77 años!) sustentado en el petróleo como fuente de financiamiento; perfilándose desde entonces nuestra condición de país rentista y monoproductor.
En 1948 se da inicio a la construcción de refinerías (¡hace 65 años!) y a partir de 1958 se procuran acciones coherentes en aras de diversificar la actividad económica en torno a un proceso de industrialización a favor de la sustitución de importaciones (¡hace 55 años!), luego se formula  en 1965 un Plan de Desarrollo Económico y Social de la Nación (¡hace 48 años!) dentro de un contexto de “planificación democrática de la economía”, siendo que para 1970 se adelanta la institucionalidad petrolera (¡hace 43 años!).
En simultaneidad con el boom petrolero de 1974 cuando el precio varió desde $ 3,71/barril hasta $ 10,53, surge el pensamiento para ir “Hacia la Gran Venezuela” (¡hace 39 años!) en un ambiente de democracia social y económica que incluyó la estatización de la industria del hierro (1974) y del petróleo (1975)fundándose Pdvsa; lo cual generó la esperanza para la “siembra del petróleo” (¡hace 38 años!) que en opinión de algunos se convirtió en un “excremento del diablo”, reflejando en 1979 una Venezuela petrolera hipotecada (¡hace 34 años!) que obligó a la formulación de un Programa de Gobierno sustentado en el Estado Promotor, el cual culminó en la instauración de una política de devaluación del signo monetario un viernes de 1983 (¡hace 30 años!).
A partir de 1984 se dan los pasos para intentar desmontar la “sociedad rentista” y el “proteccionismo exagerado” (¡hace 29 años!); acción que hubo de enfrentar en 1986 una caída del precio del petróleo (desde $ 27/barril a $ 10) obligando (¡hace 27 años ¡) a otra devaluación (de Bs 7,50/$ a 14,50/$), e igualmente a la firma en 1987 (¡hace 26 años!) de la “mejor renegociación del mundo” (que resultó un “engaño”). En 1989 y ante la presencia de una “botija vacía” se apuesta por una economía liberal de mercado (¡hace 23 años!) en aras de desmontar el “modelo rentista, populista y de Estado empresario”, instrumentando un programa de ajuste económico que culmina en 1991 con la puesta en marcha de un Megaproyecto Social (¡hace 22 años!) dirigido a la población de menores recursos, y a la conformación en 1992 de un Consejo Consultivo para evaluar cambios en la política económica (¡hace 21 años!),  cuyos argumentos permitió afirmar en 1993 que el Estado como distribuidor de la renta estaba cercano a desaparecer (¡hace 20 años!).
El año 1994 se presenta con una “Agenda para Venezuela” bajo la figura de un programa para racionalizar la estructura económica del país (¡hace 19 años!), a  partir del cual se instrumentan 6 Planes en conjunto con un Programa de Estabilización y Recuperación Económica, que contó con una mejora en el precio del crudo que alcanzó los $ 20/barril  a finales de 1996.
Desde 1999 detona la pretensión de instaurar un “proceso revolucionario”(¡hace 14 años!) donde se elimina cualquier forma de plan de desarrollo económico, para establecer sólo un programa de gobierno en apoyo al “proceso” y orientado hacia un indefinido “Socialismo del Siglo XXI” y hacia una “Nueva Economía Socialista”, con prevalencia de programas sociales no remediales motorizado por un crecimiento económico impulsado por la demanda y no por la producción; todo ello por intermedio de un creciente gasto público (29% del PIB en 1998 y 44% en 2012).
El año 2013 (¡108 años después!) nos muestra una Venezuela aún más vulnerable.
Jesús Alexis González
observatorio2012@gmail.com

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sábado, 26 de enero de 2013

RÓMULO LANDER HOFFMANN, LA ENFERMEDAD HOLANDESA

“Enfermedad holandesa o “mal holandés” tiene su origen, como su propio nombre indica, en los Países Bajos donde, a comienzo de la década de los años setenta, aparecieron importantes yacimientos de gas que incrementaron fuertemente las exportaciones de dicho producto y, como consecuencia, la entrada de divisas en el país. 

Esta entrada de divisas condujo a que el tipo de cambio (cotización) del florín holandés se apreciara alcanzando un nivel que ponía en peligro la competitividad externa del resto de los bienes y servicios que exportaba Holanda y, consecuentemente, de los niveles de actividad y empleo dependientes de éstos”.

Esta “enfermedad” se produce cuando una mercancía ocasiona un aumento sustancial de los ingresos en un sector de la economía y no tiene contrapeso o es complementado por un mayor ingreso en otros sectores de la misma. 
En Venezuela, históricamente, este aumento de divisas ha limitado severamente la facultad de nuestro país para crear y mantener otras industrias. Aunque es justo reconocer que nuestro país con todas y las carencias que generó en su transcurso, pasó, en tan solo 50 años de ser una pequeña aldea rural a uno en verdaderas vías de desarrollo
El actual desgobierno, por razones estrictamente políticas, ha hecho caso omiso a una “solución estructural” de los heredados y ya graves problemas sociales, que incluyen: educación, salud, infraestructura, agricultura y las industrias nacionales, causando que Venezuela a pesar sus ingentes ingresos quede cada vez mas muy detrás de otros países tercer mundistas, o industrializados.
En teoría, el nivel de la enfermedad depende (en nuestro caso) de los precios de los productos básicos, que condicionan los ingresos, del avance de la locomotora que los genera, de la marcha de su política industrial y de la articulación de las políticas monetarias, cambiarias y fiscales que la contengan, o la potencien.
Los casos más claros de enfermedad holandesa se dan en países petroleros como Venezuela, en la que en el precio del petróleo genera fuertes entradas de divisas y como consecuencia la apreciación o revaluación de su moneda, hasta el punto que ha asfixiado al resto de la actividad económica. En nuestro país este fenómeno se da porque el ingreso masivo de moneda extranjera ha fortalecido la moneda local en comparación a la de sus socios comerciales. Lo que termina haciendo a los sectores Productor y exportador más vulnerables y menos competitivos, dado que comparativamente sus costos de producción suben desproporcionalmente respecto a otros países con monedas más estables.
El tipo de cambio, que no es otra cosa que el precio en términos de moneda nacional de una divisa extranjera; como consecuencia de la apreciación, abarata las importaciones, genera un fuerte aumento de las mismas y encarece las exportaciones. Dañando irreversiblemente el aparato productivo.
Si esto es así; ¿cómo es que es posible que nuestra economía haya estado creciendo en términos reales?
¿Cómo es posible que la pobreza haya disminuido en términos REALES y no solos en términos de la simple repartición improductiva de los ingresos petroleros?
Una de las formas de combatir la enfermedad holandesa es frenando la apreciación de la moneda, lo que en nuestra circunstancia equivale a devaluar y luego de ello a un obligatorio mejoramiento de la competitividad y eficiencia de los demás sectores. Pero, con la concurrencia de un sector privado diversificado como única y real alternativa para lograrlo.
Un tipo de cambio apreciado, provoca que los recursos sean reasignados desde los sectores manufactureros a los segmentos no transables. Esto distorsiona la estructura de la economía al distraer los fondos que tendrían que dirigirse a los sectores que aportan más valor agregado(*) como son; Agricultura, construcción, Manufactura, tecnología y los efectos de encadenamiento.
(*)VALOR AGREGADO. Suma del valor añadido en los procesos productivos de cada uno de los sectores de la economía.
Esta enfermedad se hace mucho más grave cuando es el Estado el administrador, porque los ingresos que se producen, en nuestro caso INMENSOS, operan a favor del deseo de perpetuidad en el poder, de quienes lo detentan, a costa de los intereses de sus congéneres.
A lo mejor es que los cubanos no entienden el holandés, o a lo mejor sí y por eso es…
Amanecerá y veremos

rlander48@yahoo.com

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domingo, 26 de agosto de 2012

EGILDO LUJAN, COMPETITIVIDAD HIPOTECADA, FORMATO DEL FUTURO…

Dos de los argumentos de mayor fuerza que usaron connotados representantes del gobierno venezolano, para convencer al país de las bondades en las que se traduciría el ingreso al Mercosur, giraron alrededor de que ahora se podría importar comida más barata, y que, además, Venezuela se reindustrializaría con el más osado de los propósitos: dejar de depender del rentismo petrolero.
De lo primero, obviamente, nadie duda. Después de todo, un gobierno cuya práctica más eficiente de los últimos años ha sido la promoción expansiva de la importación, precisamente por haber actuado como un verdadero e insaciable parásito rentista, tenía que concluir con la garantía de seguir siendo comprador incondicional de alimentos provenientes de Uruguay, Argentina y Brasil.
¿Y más barato?: un bolívar subvaluado en el medio de cuatro -¿o cinco?- tipos de cambio, todo lo permite. Y más si se da en una borrachera de gastos subsidiados, incontrolables y apoyados en la máxima ministerial de que no importa cuándo cuesta, porque lo determinante es que “el pueblo coma”.
Pero en cuanto a lo de la reindustrialización, hasta el momento, no ha aparecido siquiera el boceto del recetario en el que se apoyaría precisamente esa necesaria faceta productiva. Mucho menos en cuáles actividades manufactureras es en las que Venezuela -sueño arriba en sus eternas ambiciones de ser “potencia”-  pretende entrar a competir con aquellos socios que sí saben a qué atenerse y cómo hacerlo, porque su vecino venezolano, sencillamente, aún está definiendo a qué se dedicará.
¿Sólo a importar, a partir de su extrema dependencia del comercio petrolero?. ¿Sólo a exportar petróleo, en vista de que su concepción faraónica del estatismo le ha impedido consustanciarse con la tesis de que para competir en una economía globalizada, es imprescindible disponer de una administración pública eficiente en el suministro de los servicios básicos, y de un sector privado productivo montado en una bien calibrada tecnología de punta, además de gerenciado con visión de futuro en el devenir del mercadeo entre bloques y acuerdos suprafronteras?.
En el medio de esta lógica empresarial de mediados del año 2012, sin duda alguna, sorprende la osadía gubernamental criolla de despacharle a Brasil 14 mil toneladas métricas de Urea y de 55.680 litros de glisofán a Uruguay. Sobre todo, porque dicha exportación le permitió a los agricultores venezolanos conocer las causas por las que Agropatria les incumplió con la entrega de dichos insumos, imprescindibles para el mantenimiento de sus cultivos y los rendimientos de la producción. ¿Exportación a expensas de la escasez -o del desabastecimiento- interno?.
La comisión presidencial para el Mercosur no ha dicho nada al respecto. Ha dedicado sus primeros pasos a “llamar” al empresariado -¿falso, apátrida?- a participar en la constitución de empresas mixtas con el Gobierno, de empresas estratégicas con el Gobierno, de alianzas con el Gobierno, a todo lo que sea posible con el Gobierno. Inclusive, ha garantizado la creación de un área especial en los puertos para las exportaciones, a partir de una agilización del proceso y del recorte de los tiempos en la revisión de los envíos a los países del bloque del Sur. 
Pero entre los “llamados” a sumarse a la “sociedad con el Gobierno”, hay dos inquietudes que imposibilitan ninguna respuesta ante tan curiosa propuesta: nadie puede evitar hoy tener que pasar más de 20 días para retirar insumos y materias primas que están en los puertos venezolanos; nadie puede impedir que cualquier exportación no petrolera en Venezuela, deba someterse a 3 meses de revisión, aunque en casos especiales con la colocación en Brasil de 6.200 toneladas de envases de aluminio, no fue necesaria tanta conformación de detalles. Y todo ello, sin incluir: inseguridad jurídica, las asimetrías de Venezuela con los asociados del Mercosur, la política macroeconómica, la negación por razones ideológicas  a adoptar políticas de incentivos.
¿Existe realmente un concepto claro de las exigencias de la competitividad entre las mismas autoridades que promovieron la intervención de 1.168 empresas durante los últimos diez años, la incautación o expoliación de más de 3.000 fincas productivas pertenecientes al sector productor primario, en el medio de una cacareada política antilatifundista que sirvió de excusa para “recuperar” más de 3.500.000 hectáreas, de las cuales generan hoy algún producto el 25% de dicho espacio, si acaso?.
El desfile de barcos que siguen esperando muelles para su descarga en los puertos de La Guaira y de Puerto Cabello, con insumos, materias primas, alimentos y otros bienes que pudieran estar hoy siendo producidos por empresas venezolanas y trabajadores venezolanos, definitivamente, no puede ser sólo considerado materia propia y valiosa de los medios de comunicación social que le hacen seguimiento a ese evento noticioso.
Es, además, componente determinante de un modelo económico equivocado y fracasado, y que no puede continuar siendo ni siquiera asomo referencial del nuevo gobierno que asumirá la rectoría venezolana a partir de enero de 2013. En todo caso, la decisión sobre lo que desea que suceda a partir de entonces, está en manos de casi 19 millones de electores que están siendo llamados a pronunciarse al respecto el venidero 7 de 0ctubre. Su voluntad expuesta en las urnas electorales será, desde luego, identidad plena con lo actual. 0, caso contrario, paso en firme contra lo que hoy hipoteca competitividad, esperanzas, sueños y libertad.
egildolujan@gmail.com

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jueves, 12 de enero de 2012

PER KUROWSKI: PROPONGO... ¡EL RENTISMO!

En la revista Debates IESA, de enero 1998, publiqué un ensayo titulado "El Rentismo: Un modelo viable para Venezuela". Ahí sugerí la posibilidad que, contrario a lo que es la costumbre nacional de hablar mal sobre el rentismo petrolero, visualizásemos la posibilidad de convertir a los venezolanos en unos buenos rentistas.

Un modelo rentista no tiene nada que ver con una actitud facilista o de vagabundo. Todo lo contrario. Un modelo rentista obliga tanto al ahorro como a la formación de un sólido carácter que sepa asumir de forma responsable el manejo de la riqueza en pro de futuras generaciones. El buen rentista vive de las rentas y no se come el capital, o el petróleo.

Y ese artículo fue antes de este gobierno y esta bonanza... ¿Cuánto no podría hoy haber en una cuenta de capitalización individual de cada ciudadano venezolano si las resultas petroleras no hubiesen sido entregadas al cacique de turno? La cifra, dependiendo de la capitalización lograda, sería, o como para llorar, o para matar.

¿Y de que viviríamos? De lo que vive un país normal, de su trabajo, entre los cuales, en nuestro caso, estaría también el de cuidar los capitales.

Cierto, si bien ser un país petrolero dificulta ser competitivo en otras actividades económicas que compiten internacionalmente, especialmente cuando los precios petroleros son altos, eso no lo hace imposible. Por ejemplo, en lugar de buscar producir copias baratas de artesanías típicas con las cuales competir, hay que buscar darle un alto valor agregado a tales artesanías... y ejemplos de ese valor añadido que puede traspasar la barrera de una sobrevalorización cambiaria, hay muchos en nuestro país... sólo que aún no suficientes.

Pero el buscar valor agregado significa escalar en el desarrollo y no bajar al primitivismo. Y eso jamás lo lograremos si continuamos aceptando el "agarrar algo aun cuando sea fallo", sin querer darnos cuenta que eso sólo nos condena a quedar fallos de por siempre.

Yo espero del próximo presidente muchas cosas... mejor dicho, espero que haga muy pocas cosas, pero bien hechas.

Entre lo que espero se encuentra por supuesto que desde el primer momento apoye que las leyes se cumplan de manera legal, y que haga de todo para colaborar en lograr una básica seguridad ciudadana... y sin lo cual estamos todos condenados a terminar cloacalizados.

E igual espero una información absolutamente precisa sobre el valor real de las resultas petroleras que extraemos del subsuelo, día a día, y per cápita. El ocultamiento de tales cifras solo es el resultado de una componenda entre quienes tienen interés en evitar tener que dar una rendición de cuentas.

E igual espero que el gobierno y el cacique de turno se dejen de subsidiar el consumo de los capitales y se dejen de decidir en que hemos de despilfarrar o agarrar fallo. ¡Ni un litro de gasolina regalada más, y ni un dólar preferencial, a nadie y para nada! A quienes queden demasiados afectados habrá que, por supuesto, darles un ingreso compensatorio. Simplemente no podemos seguir siendo el país de la gasolina gratis o del Bazar Recadi o del Bazar Cadivi. Claro que quizás el cacique no podría lograrlo eso para el día de ponerse el plumaje... pero por lo menos debería intentarlo.

Repito, lo ético es no ser unos malos rentistas y botar los capitales para así terminar teniendo que trabajar con sólo las uñas y nuestro sudor de frente. Lo ético y lógico es buscar ser buenos rentistas... jamás aceptando que se nos entregue algo fallo.

perkurowski@gmail.com
http://www.petropolitan.blogspot.com/
http://radicaldelmedio.blogspot.com/

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