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miércoles, 2 de septiembre de 2015

ODOARDO LEÓN-PONTE, PETRÓLEO “MEA CULPA” Y JURAMENTO


La Iglesia, en su infinita sabiduría en la búsqueda de su permanencia y progreso dentro de su necesario, lento y seguro proceso de cambio, ha optado por reconocer sus errores en forma pública por boca de su máximo representante  y dirigente, el  Sumo Pontífice. Así, el Papa Francisco, recientemente ha pedido perdón a nombre de la Iglesia por los errores cometidos durante la conquista de América.  Agreguemos a esto el reconocimiento anterior hecho por San Juan Pablo II en cuanto a los errores de la Iglesia durante La Inquisición. 

T​engamos en cuenta que el reconocimiento de esos errores es expresado
por Papas que no tuvieron nada que ver con las acciones  en referencia. Veamos lo que pudiera considerarse un paralelo, guardando  las debidas y
necesarias distancias.

Nuestro país tiene y ha extraído inmensas cantidades de petróleo en y del subsuelo y las ha explotado bajo distintas fórmulas.

Inicialmente, la explotación se dejó en manos de los intereses extranjeros: los únicos con el conocimiento, la tecnología y el dinero necesarios  para invertir en exploración, producción, transporte, refinación, distribución y comercialización de los crudos y productos en una industria incipiente. En esa época la participación del estado era a través de intermediarios a quienes se les daban los derechos de explotación y muchos los entregaban a las operadoras.

También se les dieron derechos a las empresas directamente. Poco sabíamos y podíamos hacer en esa etapa de la actividad dado el nivel de atraso que nos embargaba con respecto a esa nueva fuente de energía.
 
Cuando salimos del oscurantismo comenzó el proceso de poner al día al país y en paralelo a la actividad petrolera en cuanto a las reglas de la relación entre el estado que ahora comenzaba a formularse y los que llevaban a cabo su extracción: la Ley de Hidrocarburos, entre ellas, y el comienzo de la calificación a través del estudio de la materia, de personal del gobierno encargado de la supervisión del manejo de la explotación de un recurso propiedad del estado. Pero vinieron los vientos llenos de aspiraciones políticas con tintes distintos de rojo y comenzó el juego inconveniente de los gobernantes con las petroleras y la búsqueda del uso de las clases desconocedoras del tema, incluyendo a los intelectuales, como apoyo político a través de la inculcación del criterio de que el capital extranjero y el capitalismo explotaban inconvenientemente el recurso “de todos los venezolanos” que solo ellos defendían.

Con prestidigitación de parte de los factores políticos y de los económicos interesados en su progreso personal, pero no en el verdadero desarrollo del país y de sus recursos humanos, comenzó la labor de tejer  la convicción de que era necesario estatizar el petróleo: incorporar la actividad petrolera al capitalismo del estado, justificando todo el entramado del tejido bajo la tesis de conceptos desarrollados bajo un haz de luz que señalaba hacia una  supuesta seguridad de estado.

Debemos recordar que nuestro país fue un ”país para querer”  mientras la actividad estuvo bajo la administración del capital privado, período durante el cual “nos arropábamos hasta donde nos llegaba la cobija”, pero durante el cual siempre estuvo presente en la mente de los dirigentes nacionales la tesis de que el petróleo debía ser operado por el estado, llegándose hasta el extremo de limitar su desarrollo y acusar a “lo extranjero” de nuestros males para mayor justificación de la necesidad de estatizar. Comenzó el experimento fallido de la CVP y todo lo que se hizo alrededor de ella.

Llegó la estatización que los “Ayatolas” prometían como fórmula necesaria para el crecimiento del país y para su desarrollo, pero​ ​ también surgió la dicotomía entre usar los recursos del petróleo para el desarrollo de la actividad petrolera o para llenar el permanentemente insuficiente tesoro público: el ansiado “desiderátum” de los políticos y sus aliados protegidos por ese estado. Lejos quedaba, verdaderamente, el ejercicio del poder en función del Desarrollo Humano.
 
El resultado del ejercicio petrolero en manos de los políticos ha sido uno de vaivenes sobre un sube y baja en cuanto a la filosofía sobre el petróleo (Leoni llegó a decir que no era necesario estatizar la actividad petrolera), pero se mantuvo la tesis inculcada con “taladro” de que era necesario estatizar el petróleo: pasarlo al manejo directo de la operación por parte del estado. Y así se hizo, con el apoyo de las clases dirigentes pero con múltiples observaciones y cuestionamientos por parte de los que manejaban la actividad misma - los verdaderos petroleros.

Hoy, cien años después, haciendo un análisis de lo logrado desde la estatización de la industria petrolera, con los agregados del socialismo llamado del siglo XXI, encontramos que, a pesar de todas nuestras “buenas” intenciones y con todas las argumentaciones para respaldar las acciones tomadas con respecto al petróleo, se concluye, para desgracia nuestra, que  el curso de acción tomado por nuestros dirigentes ya no puede ser defendido. No hay sino que ver la tragedia que sufrimos y que ha logrado promover el éxodo de gente en busca de mejores oportunidades, cuando nunca antes esa fuera una fórmula venezolana. Hace falta, ya, un “Mea Culpa” por parte de los factores políticos y de los que han actuado en función política o como políticos, indicativo de nuestra equivocación, con el juramento claro e irreversible de que iniciaremos un nuevo camino de la eliminación del capitalismo de estado en lo petrolero (y en todos los otros casos) y que el estado se dedicará a lograr el Desarrollo Humano como función primordial para así convertir a nuestra Venezuela, a largo plazo, en un país de progreso y de futuro que asegure el desarrollo de la libertad y, consecuentemente, de  la democracia.

Es la única manera. De otra forma seguiremos dando los mismos tumbos que hemos dado y seguimos dando y cuyas consecuencias hemos  sufrido durante todo el tiempo que podamos recordar. ¿Qué partido, grupo o persona pronunciará el “Mea Culpa”? ¿Quién tirará la primera piedra?

Odoardo León-Ponte
odoardolp@gmail.com
@oleopon

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martes, 9 de junio de 2015

BEATRIZ DE MAJO, MEA CULPA, CHINA HOY

Decir que los líderes chinos adolecen de una predilección por las trampas cibernéticas es un asunto grave, sobre todo porque hay mucho de cierto en tal afirmación. Pero aceptarlo como un hecho real y al mismo tiempo no protegerse de tal inclinación a apoderarse de lo ajeno es una estupidez sin paragón.
Lo más significativo de todo es que quien se encuentra atrapado en su propio descuido e ineficiencia en un episodio épico de ciber-espionaje masivo es el país ms poderoso del planeta-  los Estados Unidos- lo que hace que  los servicios mundiales de seguridad se encuentren totalmente estupefactos.
No puede calificarse sino de negligencia lo que recientemente acaba de ser reconocido por las autoridades de Washington: la data personal de más de 4 millones de ciudadanos norteamericanos fue descaradamente robada por especialistas informáticos chinos con fines inconfesables al haberse aprovechado de las vulnerabilidades que presentan los procesos informáticos de unas cuantas instituciones públicas y que los americanos reconocen haber descuidado durante periodos de tiempo muy largos.
         Una falta de una supervisión detallada de las medidas de seguridad que deben estar permanentemente activas para proteger la privacidad de los funcionarios públicos y de empresas que trabajan en temas secretos del país americano  es el origen de todo el desaguisado que hizo que los hackers chinos se apoderaran de información en extremo valiosa. Nadie se había ocupado de activar medidas eficientes  de autenticación de la data allí guardada y tal debilidad en los sistemas de seguridad era harto conocida de quienes tienen la responsabilidad primaria de blindarse contra la incursión de terceros interesado en asuntos muy sensibles para los Estados Unidos. Los chinos no solo consiguieron detectar la fisura sino que estuvieron extrayendo información durante meses sin que los expertos ni tan siquiera se percataran de tan gigantesca brecha. 
 Incluso a partir del momento en que los altos oficiales de seguridad conocieron la filtración de la data en el cuarto trimestre del 2014  hasta que lograron activar medidas para detenerla, pararon varias semanas mientras  los hacker trabajaron a sus anchas y consiguieron sumar un millón adicional de ciudadanos en paños menores a los que ya habían despojado de su intimidad en temas muy sustantivos para el país.
 
Mucho misterio rodea todo este vergonzoso episodio, en el que una muy importante cuota de responsabilidad debe ser atribuida a los americanos. Aun no es posible saber si los ataques cibernéticos provinieron del Ejercito de Liberación del Publo en China,  quien es,  en última instancia,  responsable de la inteligencia informática ligada a lo militar. Hay razones para creer que se trata de una empresa consultora externa contratada a este solo fin. Pero cualquiera que sea el actor del desaguisado del lado del lado asiático -cuya responsabilidad criminal es innegable- es inexcusable el nivel de letargia y de pobre  capacidad de respuesta de que adolece la administración Obama en estos sensibles terrenos.
Eso quizá es lo que explica por qué este vergonzoso escándalo no ha tomado mas vuelo en la prensa internacional. El sigilo y el silencio del lado de la administración pública americana quizá es su propia manera de hacer ante el mundo un obligado “Mea Culpa”.    
 
Beatriz De Majo
bdemajo@gmail.com
@beatrizdemajo

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lunes, 27 de mayo de 2013

EL MEA CULPA DE MIGUEL ÁNGEL QUEVEDO, ANTES DE SUICIDARSE PROPIETARIO Y DIRECTOR DE LA REVISTA BOHEMIA DE CUBA, LA CUAL FUE ROBADA POR LOS COMUNISTAS.

Sr. Ernesto Montaner Miami, Florida12 de agosto de 1969
Querido Ernesto:
Cuando recibas esta carta ya te habrás enterado por la radio de la noticia de mi muerte. Ya me habré suicidado ¡al fin! sin que nadie pudiera impedírmelo, como me lo impidieron tú y Agustín Ales el 21de enero de 1965.Sé que después de muerto llevarán sobre mi tumba montañas de inculpaciones. 

Que querrán presentarme como "el único culpable" dela desgracia de Cuba. Y no niego mis errores ni mi culpabilidad; lo que sí niego es que fuera "el único culpable". Culpables fuimos todos, en mayor o menor grado de responsabilidad. Culpables fuimos todos. Los periodistas que llenaban mi mesa de artículos demoledores, arremetiendo contra todos los gobernantes. 

Buscadores de aplausos que, por satisfacer el morbo infecundo y brutal de la multitud, por sentirse halagados por la aprobación de la plebe vestían el odioso uniforme que no se quitaban nunca. No importa quien fuera el presidente. Ni las cosas buenas que estuviese realizando a favor de Cuba. Había que atacarlos, y había que destruirlos. El mismo pueblo que los elegía, pedía a gritos sus cabezas en la plaza pública. El pueblo también fue culpable. El pueblo que quería a Guiteras. El pueblo que quería a Chibás. El pueblo que aplaudía a Pardo Llada. El pueblo que compraba Bohemia, porque era vocero de ese pueblo. El pueblo que acompañó a Fidel desde Oriente hasta el campamento de Columbia. 

Fidel no es más que el resultado del estallido de la demagogia y de la insensatez. Todos contribuimos a crearlo. Y todos, por resentidos, por demagogos, por estúpidos o por malvados, somos culpables de que llegara al poder. 

Los periodistas que conociendo la hoja de Fidel, su participación en el Bogotazo Comunista, el asesinato de Manolo Castro y su conducta gansteril en la Universidad de la Habana, pedíamos una amnistía para él y sus cómplices en el asalto al Cuartel Moncada, cuando se encontraba en prisión. 

Fue culpable el Congreso que aprobó la Ley de Amnistía. Los comentaristas de radio y televisión que la colmaron de elogios. Y la chusma que la aplaudió delirantemente en las graderías del Congreso de la República. Bohemia no era más que un eco de la calle. Aquella calle contaminada por el odio que aplaudió a Bohemia cuando inventó "los veinte mil muertos". Invención diabólica del dipsómano Enriquito dela Osa, que sabía que Bohemia era un eco de la calle, pero que también la calle se hacía eco de lo que publicaba Bohemia. Fueron culpables los millonarios que llenaron de dinero a Fidel para que derribara al régimen. Los miles de traidores que se vendieron al barbudo criminal. Y los que se ocuparon más del contrabando y del robo que de las acciones de la Sierra Maestra. Fueron culpables locuras de sotanas rojas que mandaban a los jóvenes para la Sierra a servir a Castro y sus guerrilleros. Y el clero, oficialmente, que respaldaba a la revolución comunista con aquellas pastorales encendidas, conminando al Gobierno a entregar el poder. Fue culpable Estados Unidos de América, que incautó las armas destinadas a las fuerzas armadas de Cuba en su lucha contra los guerrilleros. Y fue culpable el State Department, que respaldó la conjura internacional dirigida por los comunistas para adueñarse de Cuba. Fueron culpables el Gobierno y su oposición, cuando el diálogo cívico, por no ceder y llegar a un acuerdo decoroso, pacífico y patriótico. Los infiltrados por Fidel en aquella gestión para sabotearla y hacerla fracasar como lo hicieron. Fueron culpables los políticos abstencionistas, que cerraron las puertas a todos los cambios electoralistas. Y los periódicos que como Bohemia, le hicieron el juego a los abstencionistas, negándose a publicar nada relacionado con aquellas elecciones.
Todos fuimos culpables. Todos. Por acción u omisión. Viejos y jóvenes. Ricos y pobres. Blancos y negros. Honrados y ladrones. Virtuosos y pecadores. Claro, que nos faltaba por aprender la lección increíble y amarga: que los más "virtuosos" y los más “honrados" eran los pobres.
Muero asqueado. Solo. Proscrito. Desterrado. Y traicionado y abandonado por amigos a quienes brindé generosamente mi apoyo moral y económico en días muy difíciles. Como Rómulo Betancourt, Figueres, Muñoz Marín… Los titanes de esa "Izquierda Democrática “que tan poco tiene de "democrática" y tanto de "izquierda”. Todos deshumanizados y fríos me abandonaron en la caída. Cuando se convencieron de que yo era anticomunista, me demostraron que ellos eran antiquevedistas.
Son los presuntos fundadores del Tercer Mundo. El mundo de Mao Tse Tung.
Ojalá mi muerte sea fecunda. Y obligue a la meditación. Para que los que pueden aprendan la lección. Y los periódicos y los periodistas no vuelvan a decir jamás lo que las turbas incultas y desenfrenadas quieran que ellos digan. Para que la prensa no sea más un eco de la calle, sino un faro de orientación para esa propia calle. Para que los millonarios no den más sus dineros a quienes después los despojan de todo. Para que los anunciantes no llenen de poderío con sus anuncios a publicaciones tendenciosas, sembradoras de odio y de infamia, capaces de destruir hasta la integridad física y moral de una nación, o de un destierro. Y para que el pueblo recapacite y repudie esos voceros de odio, cuyas frutas hemos visto que no podían ser más amargas. Fuimos un pueblo cegado por el odio. Y todos éramos víctimas de esa ceguera. Nuestros pecados pesaron más que nuestras virtudes. Nos olvidamos de Nuñez de Arce cuando dijo: "Cuando un pueblo olvida sus virtudes, lleva en sus propios vicios su tirano”. Adiós. Éste es mi último adiós. Y dile a todos mis compatriotas que yo perdono con los brazos en cruz sobre mi pecho, para que me perdonen todo el mal que he hecho. 
Miguel Ángel Quevedo


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lunes, 25 de marzo de 2013

JESÚS ALEXIS GONZÁLEZ, SITME: MEA CULPA GUBERNAMENTAL

Iniciemos con un ejercicio memorístico. El presidente del BCV (09/06/2010) expresó: “(…) el Sitme tendrá como función contener el precio del dólar permuta, que es legal, sin ser oficial, y cuyo valor era obtenido en virtud de la oferta y la demanda”. “(…) es un sistema que se retroalimenta, puede durar 50, 100 años”. 

En nota de prensa de AVN (20/06/2010) se pudo leer “(…) a diferencia de lo que ocurría en el denominado mercado permuta, en el que la información era difusa, en el mecanismo regido por el Sitme hay claridad sobre quiénes ofertan, quiénes compran y cómo se calcula el precio que rige la negociación”. En agosto 2012 el ministro de Petróleo y Minería admitió que Pdvsa se endeudaba a altas tasas para sostener el Sitme, expresando “Tomamos una operación a un interés alto. Y no es que lo tomamos a interés alto, sino que estamos creando las condiciones para mantener controlado el dólar a través del Sitme. Y esa ha sido una política exitosa que ha permitido que la inflación esté por debajo de la meta”.

Muy poco tiempo después, la opinión de estos mismos actores gubernamentales varió en grado superlativo. El presidente del BCV en rueda de prensa transmitida por VTV (08/02/2013) expresó “(…)  no tiene sentido mantener en el tiempo un sistema que busca el endeudamiento del país y que ya cumplió con sus expectativas”. Por su parte el ministro de Planificación y Finanzas (03/2013) fue enfático al afirmar “¿Por qué creen ustedes que se eliminó el Sitme? Porque era la cobija de los banqueros venezolanos”. “(…) por ese mecanismo se fueron del país 25 millardos de dólares”. “(…) hubo asignaciones de divisas por las cuales el sector privado importó chatarra”. “(…) no se escaparon las empresas públicas y petroleras”.
 Sitme inició sus operaciones el  09/06/2010 reemplazando el mercado permuta donde se negociaba un promedio de $ 78 millones diarios. El gobierno consideró que las casas de bolsa operaban especulativamente con los bonos de la República, que colocaban en el mercado interno y de inmediato los permutaban por títulos en dólares que al venderse se depositaba en una cuenta del solicitante en el extranjero. La diferencia entre ambos sistemas (casas de bolsa y Sitme) se focalizó en que el BCV determinaba quienes podían intermediar los bonos,  con la implícita autorización del banco intermediario para efectuar la venta. En fin, el Sitme continuó haciendo las permutas pero ahora bajo la acción directa de las autoridades económicas del gobierno; es decir el BCV decidía sobre las personas y entidades que comercializaban bonos denominados en dólares al igual que fijaba las bandas que servían de piso y techo para la cotización. Durante los 32 meses de existencia Sitme asignó unos $ 22.000 millones (5.000 en 2010, 9.000 en 2011 y 8.000 en 2012), período durante el cual Pdvsa emitió bonos por unos $ 14.000 millones a favor del BCV, de quien recibe apoyo financiero (¿dinero inorgánico?) en aras de cancelar parcialmente su deuda.
Capítulo aparte merece el señalamiento gubernamental referido a manejos irregulares en las operaciones del Sitme. Vale recordar que al momento de consignar la carpeta de solicitud, se exigían entre otros recaudos los siguientes: Documento Constitutivo de la empresa; factura numerada Pro-forma con sello húmedo; copia de la inscripción en el Registro de Usuarios del Sitme (RUSITME); número de inscripción en el Sistema de Administración de Divisas (RUSAD) y declaración jurada de uso correcto y real de los dólares adquiridos. A tenor de ello y en ese contexto de mea culpa, se debe demostrar voluntad política para investigar a profundidad los casos de importadores “chatarreros”, “sobrefacturadores”, “piedreros” y “ficticios”, al margen de su identidad partidista e ideológica (¿?). En caso contrario, el nuevo Sistema Complementario de Administración de Divisas (SICAD) iniciará actividades altamente contaminado.
Jesús Alexis González; Economista.
observatorio2012@gmail.com

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