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martes, 3 de marzo de 2015

HEINZ SONNTAG, LA CARTA A MADURO DE FELIPE PÉREZ MARTI


Para ser sincero, nunca se me ha pasado por la mente que pudiera estar de acuerdo con Felipe Pérez. Pero debo escribir que la carta que le escribió a Nicolás Maduro tiene un único defecto: que esté dirigida al Presidente. Primero porque la argumentación de Pérez está construida de una manera que logra iluminar que hechos y procesos que parecen totalmente contradictorios, cuando solo les falta un argumento capaz de conciliarlos.

Este elemento, no siempre aclarado en el texto, es la base del argumento de Pérez: Venezuela es un país unido y su sociabilidad y su política pueden operar de manera que las diferencias y contradicciones pueden vincularse y en este proceso conformar la unidad.

Si aceptamos activamente en el espíritu y la ética este instrumento unificador, se hace posible motorizar la unidad, de manera que la mayoría de las contradicciones se disuelve y así permite reconocerlas y vincularlas como lo que en verdad son: las expresiones de hechos, o sea elementos "técnicos" de la construcción de los discursos ideológicos.

Y la función de las ideologías es precisamente ofuscar las ideas y quitarles así su fuerza y su significado para los seres humanos. En los procesos que los seres humanos desarrollan entre y dentro de las esferas de los entes sociales (Sociedad y Estado) durante los procesos de su constitución (la económica, la social, la política, la cultural y la ética) se regeneran las ideas y se desarrollan a su vez gracias a la racionalidad de los seres humanos y desarrollan las ideas.


Carta de Felipe Pérez Martí a Maduro
felipeperezmarti@gmail.com
Un testigo a favor de Antonio Ledezma y Chúo Torrealba

Estimado Nicolás:

Como probablemente sabes, desde enero desde el 2013 he estado impulsando, con un conjunto de compañeros, una propuesta económica y política para enfrentar los problemas de tu gobierno y de nuestro país, llamada Qué Hacer. Estaba dirigida a ti, Nicolás, para cambiar el curso de lo que veíamos claro, desde entonces, como una avanzada hacia el abismo, una de cuyas manifestaciones es lo que se aprecia en términos de nivel de pobreza estimada para el 2015, que fácilmente excederá el 50% de la población, un retroceso inmenso en materia social con respecto a lo que se había avanzado. Aparentemente no te ha llegado la propuesta, aunque tratamos de mil maneras de ponernos en contacto contigo, sin éxito. Hemos sido calificados, cuando la cosa se filtró, de neoliberales, quinta columna, etc. Pero nuestra propuesta se ha venido perfilando como la correcta. De hecho, no nos equivocamos, ni en las predicciones económicas, ni en las políticas.

Como parte de las propuestas, se veía la necesidad de hacer cambios fundamentales en política económica, pero también la necesidad de llegar a acuerdos políticos para rescatar al país y evitar el desastre. Hace algún tiempo, he sido llamado a reuniones con algunos líderes de oposición, del sector privado y líderes intelectuales y sensores de opinión, como el maestro Pompeyo Márquez, Antonio Ledezma y Chúo Torrealba, Jorge Roig, Luis Vicente León, entre otros.

Con el maestro Pompeyo y con Antonio Ledezma me he reunido un par de veces. Lo mismo con Chúo Torrealba. Quiero testificar aquí algo importante de esas reuniones. Como analista, les comentaba lo que se sabe que he dicho, que un golpe de estado era posible entre las opciones que veía venir. Por la sencilla razón de que tu gobierno había perdido el liderazgo, la representatividad, la gobernabilidad, y la legitimidad en grado muy importante. El descontento con la situación económica y social es tal, que más del 70% de la población quiere un cambio de gobierno ya. Quiere que salgas. Sin embargo, la oposición no había logrado nuclear ese descontento. Para el momento de mis afirmaciones, no había la cifra que vemos hoy en Datanálisis, donde se muestra que la oposición cuenta con la intención de voto de casi el triple (60% de la población) que la de tu gobierno (poco más que 20%). Los desubicados en esta polarización eran la mayoría. La explosividad social que se venía venir podía implicar que, en esta suerte de vacío de poder, de liderazgo, de legitimidad y de gobernabilidad, podía ocurrir lo que en muchos lugares y épocas pasadas ha ocurrido: que la salida viene de parte de quienes tienen el gatillo en la mano, el poder de las armas. Si había que poner orden, sobre todo ante la inminencia de un descontento generalizado, similar al Caracazo, la parte de la fuerza armada descontenta con la conducción de tu gobierno de la situación, podía asumir el control, decía yo.

No me he equivocado tampoco en esta apreciación, pues ya vemos que ha habido intentonas de golpe, aunque fallidas.

Pero lo que te quería contar es lo siguiente: en las reuniones con el maestro Pompeyo y con Ledezma, éste último, acusado ahora de golpista, siempre insistía que la salida debía ser constitucional, ajustada a derecho, democrática, rechazando de plano un golpe de estado. Igualmente con Chúo Torrealba, máximo líder de la MUD, organización acusada por ti de ser parte de esa misma conspiración. Recuerdo algo muy sabio en que insistió mucho Pompeyo, quien fue que promovió el encuentro, en presencia de Ledezma: la salida de la situación en la que estamos no puede excluir al chavismo. Y Ledezma mostraba su acuerdo. De hecho, estábamos claros en que lo que está planteado es la inclusión, pues la oposición, si tomara el poder, no podría tampoco gobernar solo para una mitad de la población. Lo mismo tu gobierno, Nicolás: está planteado gobernar de manera inclusiva, según hemos venido proponiendo.

Alguien podría decir, como lo he oído, que soy un ingenuo, pues una cosa es lo que dice la gente, y otra lo que piensa, sobre todo de parte de políticos “tan sospechosos”, como califican algunos a los referidos líderes políticos. Reconozco que en esto no soy un conocedor, ni mucho menos. Además de la presunción de inocencia que profeso como convicción, en particular en estos casos, quiero comentarte algo, Nicolás, que puede ser de tu interés. Se trata de análisis un estratégico muy sencillo pero de cierta relevancia, a mi entender.

Estamos en una situación política que se puede caracterizar como “guerra de desgaste”, como se le llama en Teoría de Juegos. Imagínate dos jugadores que se disputan un territorio. Pero a medida que se desenvuelve la guerra, uno de los jugadores va perdiendo más y más terreno: se desgasta más rápido que el otro. En nuestra situación, quién gana más, de cara a las elecciones, por ejemplo, si la situación sigue como sigue, y tu gobierno no cambia de rumbo económico? Claramente la oposición, como bien lo muestran las encuestas. Van arriesgar ellos la posibilidad cierta, por primera vez en muchos años, de una victoria aplastante, promoviendo un golpe de estado que interrumpe y descalabra esa posibilidad real de éxito político? Recuerdo muy bien que uno de los referidos personajes me decía que con un gobierno militar nunca se sabía qué iba a pasar. Obviamente no era confiable para ellos, más allá de que con esto tu gobierno pudiera ser cambiado para abrir un nuevo juego político. Pero esa misma posibilidad, por vía más cierta y controlable, se podía hacer por la vía democrática, pensaban ellos. Como en efecto lo es.

¿Cuál es el desenlace predecible, por cierto, en este tipo de conflicto clásico de guerra de desgaste? Siempre que los jugadores estén conscientes de su situación, al jugador que se va desgastando más a medida que pasa el tiempo, le conviene mucho llegar a un acuerdo para terminar la guerra. Pero al otro le puede convenir siempre y cuando se le ofrezca algo más atractivo, o igual de atractivo, que las ganancias que obtendría si la guerra sigue, descontando los costos de seguir peleando.

En la situación venezolana, pues, no es a la oposición, en particular a Ledezma o Torrealba, a quienes les interesa romper el juego de desgaste con un golpe militar. No sería racional, pues no va en su propio interés. Por eso concluyo esta parte diciendo que lo que me dijeron Ledezma y Torrealba en esas reuniones no eran pensamientos dirigidos a engañar: ellos no van a estar apoyando un golpe que no les conviene. Más allá de la presunción de inocencia, hay fuertes indicios, pues, de que Ledezma y Torrealba no parecen tener las motivaciones para cometer un crimen de la naturaleza que tú estás presumiendo, como se hace normalmente en un análisis en un juicio.

Pero hay algo más que te interesa mucho, Nicolás, y al pueblo venezolano, de este análisis. Realmente a quienes más les conviene un diálogo para salir de la situación en que nos encontramos, es a tu gobierno, y al chavismo como movimiento político con futuro. Si la cosa sigue como va, el chavismo no solo van a perder el poder. Sino que nunca más va a poder regresar como opción democrática, pues va a ser recordado como el gobierno más nefasto que ha tenido Venezuela en toda su historia. Si tú realmente quieres garantizar un futuro para el legado de Chávez, con sus mejores elementos, como el tema de la justicia social, la democracia, y el verdadero socialismo, debes buscar una solución, debes dar un golpe de timón. Y esa solución es la que han estado aconsejándote sus amigos, como Lula: un gobierno de coalición traducido a nuestra circunstancias, fruto del diálogo en el contexto de UNASUR.

Y aquí enlazo con mi último punto. Probablemente no te has dado cuenta. Pero una solución a los problemas que tenemos, sobre todo económicos y políticos es sumamente fácil. La política económica está tan desquiciada, que un mínimo de cordura hace milagros. Pero esa cordura mínima requerida, que beneficiaría a los pobres, a la clase media, y a los empresarios emprendedores, perjudica a cierto sectores: los corruptos, los contrabandistas, los bachaqueros, y los muy ricos que no pagan impuestos ni siquiera a los estándares de Colombia y Chile, países que nadie podría calificar como socialistas.

Incluso a lo precios petroleros que tenemos, se puede garantizar un salario mínimo de unos ciento cincuenta dólares mensuales. Unos seis mil setecientos bolívares a la tasa única de equilibrio en el mercado cambiario, de unos 45 bolívares por dólar. Ese salario estaría por debajo del de Colombia, unos 250 dólares. Pero es que nuestra productividad ha decaído tanto en estos años, que no podemos aspirar a eso para empezar, siendo realistas. Se sitúa a niveles anteriores del boom petrolero, del año 2005. Pero es que, con la debacle productiva, y con los actuales precios petroleros, después de no haber ahorrado para prevenirnos, tenemos que asumir las consecuencias.

Sin embargo, eso sería mucho mejor que la situación actual. Años luz de la debacle actual, que te tiene tan angustiado, y de la cual no pueden sacarte las políticas que se han anunciado por parte de tu equipo económico. Por ejemplo, la inflación, ahora galopante, se frenaría por completo y empezaría a bajar, a unos 40% el primer año, 20% el segundo y a menos de 10% el tercero. Muy diferente de la inflación que estamos viendo ahora, que bien se puede disparar y llegar a unos 200% en el año, o incluso más, si se sigue con las políticas actuales (la de Enero llegó a algo menos de 10%!). Por otro lado, el sector productivo por fin podría respirar, y arrancar con pie firme, apuntando a rescatar el principio socialista de que lo que hay que remunerar es el trabajo, no la viveza, con un sistema de precios estables y predecibles, que oriente las decisiones de inversión, que debe contar con garantías mínimas para trabajar. Habría repatriación voluntaria de capitales y de cerebros. Se eliminaría por completo el problema de la escasez. Y se iniciaría una onda expansiva de la producción y el empleo formal. El salario mínimo sería unos 150 dólares, es cierto, pero no serían los míseros 30 a 40 que demasiada gente está obteniendo en la práctica, con las colas, los sobreprecios de buhoneros y bachaqueros, en una situación desesperante.

¿Qué se requiere para lograr esto? Muy sencillo. Abandona el modelo estalinista de capitalismo de estado, y entra a un régimen de socialismo endógeno, en que conviven el mercado, el estado y la solidaridad. Como Suecia, pero con el ingrediente del poder popular, la democracia participativa, la minimización de la lucha de clases, en que el pueblo sea empoderado en materia productiva y política, los pobres dejen de serlo, y la clase media se fortalezca en número y en poder económico, y se minimicen las diferencias de ingreso. Pero el estado debe ser cuerdo: debe regular adecuadamente al mercado, no sustituirlo.

Para esto es imprescindible, primero que todo, cerrar la brecha fiscal, que se puede colocar en 20% del PIB como van las cosas, o más. Con lo cual tendrías que seguir imprimiendo dinero ante la falta de ingresos suficientes para financiar los gastos. La idea es tener ingresos de verdad, y no de mentira. Para eso tienes que hacer tres cosas fundamentales: sincerar el tipo de cambio, con un régimen como el que yo impulsé en el 2002, que combina el mercado y el estado: precios de mercado, pero con bandas de flotación que controla el estado, que impiden, de manera creíble, que el el tipo de cambio de dispare sin control. Eso prácticamente cierra la mayor parte de la brecha. Te han metido muchas mentiras los corruptos y quienes no saben de esto, Nicolás. El régimen cambiario actual no beneficia a los pobres, sino fundamentalmente a los corruptos, los contrabandistas y los bachaqueros. Esos sí que sufrirían con el cambio, pues el fisco recibiría más de $40 mil millones, que básicamente se los están llevando ellos, sin beneficiar prácticamente nada a la población pobre y de clase media. Claro que tienes que reorganizar el sistema de subsidios, para que realmente le llegue a quien lo necesita, de manera efectiva, eficaz, y eficiente.

Lo segundo, es abandonar Petrocaribe. Puedes dar cuando tienes. Pero cuando necesitas, si tus amigos son solidarios, tienen que darte ellos a ti. No desangrarte y condenarte a la muerte. Pide un Petrocaribe que implique que recibes solidariamente ahorita, no que te desangras más y más. Lo tercero, subir la gasolina, que no se puede seguir regalando. Con medias compensatorias adecuadas, conocidas, efectivas. Lo cuarto en lo fiscal es iniciar una reforma impositiva en forma, progresiva, a los estándares por lo menos de Colombia. Los ricos deben pagar sus impuestos. Sin duda alguna.

Si no tienes déficit, no tienes que financiarlo emitiendo dinero, que es la causa fundamental de la inflación que hemos tenido. En esto hay consenso total entre las corrientes del pensamiento económico: la política monetaria activa es muy conveniente. Pero el abuso que hemos tenido es inflacionario y contraproducente. Hay que arreglar, sanear, las cuentas de la casa. El banco central, pues, tiente que cumplir su papel y controlar la inflación. Lo productivo es claro: debes llegar a acuerdos básicos de respeto al sector privado. Pero no para darles más renta. Sino para que tengan condiciones para que produzcan, para que quieran hacer inversión de largo plazo.

Por último, conectando con lo inicial: como está la situación, no puedes arreglar las cosas arreglando solo lo económico. Hay una cosa que en economía se llama “equilibrios de coordinación”: Si la gente no cree que la cosa va a ir bien, la cosa va mal. Para liderizar las expectativas positivas, necesitas llegar a acuerdos que signifiquen que la gran mayoría de la gente cree que la cosa va a ir bien. Para que tome acciones conducentes, y la cosa realmente vaya bien, de acuerdo a profecías auto-cumplidas. Pero la oposición, el otro jugador que mencionamos arriba, no se va a conformar con conchas de ajo para llegar a un equilibrio de coordinación. De hecho te conviene nombrar a árbitros confiables en el juego democrático, como en un juego de fútbol: para que un equipo juegue, debe confiar en que el árbitro va a ser imparcial. Como parte del acuerdo político, necesitas poner árbitros mutuamente confiables en el TSJ, la Fiscalía, la Contraloría, la Defensoría, el CNE, el Banco Central, y el INE. Si no haces eso, no haces nada, en absoluto. Eso es lo que significa una suerte de gobierno de coalición en nuestras circunstancias, no que vas a compartir el poder ejecutivo con ministros de la oposición.

Pero te conviene hacerlo, como le convino a Ulises, que, como se amarró al mástil, pudo pasar por primera vez el mar de las sirenas, que le decían que se echara al mar, en aguas turbulentas, siguiendo sus encantos engañosos. Hay que ser realistas, y sabios.

Finalizo diciéndote que esto no va a ser nada fácil para ti, Nicolás. Pues, como dije, el ajuste lo van a pagar los corruptos, los contrabandistas, los poderosos que tienen capturado a tu gobierno, y usufructúan la renta petrolera con el cuento del socialismo estalinista, fracasado. No te van a soltar fácilmente los captores. Tienes que ser rescatado de quienes te tienen capturado. Y ellos no van a querer soltarte, con miles de argumentos engañosos. Paradójicamente te van a acusar de traidor, de abandonar al chavismo, etc. Pero vas a estar garantizando un futuro para el chavismo en el largo plazo. Quizá pierdas las elecciones, de todas maneras. Es lo más probable, a estas alturas, aunque hagas esto. Pero es lo único que va a garantizar un futuro para el chavismo, por un lado, y que va a permitir al resto de los venezolanos recuperar la esperanza.

Termino diciéndote: déjate rescatar, por las fuerzas que pueden hacerlo, entre ellos la oposición representativa, democrática, y el sector productivo, y los trabajadores, estudiantes y el pueblo organizado, en diálogo constructivo. No sigas el camino del aislamiento y la exclusión y la confrontación, que puede traer un grado de violencia indeseado para todos. Busca ayuda y consejo entre tus amigos en el contexto de UNASUR, como Brasil, Ecuador, Bolivia, Nicaragua. Países que han aprendido de su pasado, y han sabido resolver el problema económico, y político, orientados, no hacia el pasado fracasado del socialismo estalinista del siglo XX, sino al futuro, al socialismo democrático y endógeno, con inclusión de todos los venezolanos.

Cordialmente, éxitos y pendientes,
Felipe
felipeperezmarti@gmail.com

Heinz Sonntag
sonntagheinz@gmail.com
@heinzsonntag

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miércoles, 25 de febrero de 2015

HEINZ SONNTAG, LAS AMENAZAS DE MADURO

Antes de escuchar el largo discurso del Presidente de la Republica y Comandante en Jefe de las Fuerzas  Armadas Nacionales y Bolivarianas del jueves 19 de febrero en la noche, estuve leyendo algunos documentos de historia que me parecieron después ser el mensaje verdadero. 

Uno de ellos se refirió a la manera en que Adolf Hitler había logrado montar el sistema Nacionalsocialista en Alemania. Después de su nombramiento como Canciller o Primer Ministro del Imperio Alemán, se lanzó a pronunciar a lo largo del año 1933variosdiscursos cuyos contenidos se referían a los Estados de Excepción previstos en la Carta Magna y a la manera en que los ciudadanos podían evitar que tuviera que aplicarse tales Estados. En Alemania, al medio año de esas advertenciasde Hitler, fue incendiado el precioso edificio del Parlamento Alemán. 

En las investigaciones que hizo el Servicio Secreto del Ejército Alemán se “descubrió” que un hombre de nacionalidad Holandesa, con colaboracióndel Partido Comunista Alemán,había sido el autor de ese ataque al Reichstag. 

Los opositores al Nacionalsocialismo manejaron desde el comienzo de la investigación y todavía hoy la hipótesis de que los responsables habían sido miembros del Partido Nacionalsocialista. Sus discursos estaban llenos de llamados a la paz, a la necesidad de solidaridad de los ciudadanos con el Nacionalsocialismo y a la advertencia de que si no cumplían con lo estipulado en la Constitución ni con las proposiciones de paz y ciudadanía el Presidente tendría que tomar otras medidas (sobre cuya naturaleza no se expresó).  

En rigor, Nicolás Maduro hizo exactamente lo mismo. Montó una Asamblea masiva en la sede de la Presidencia, tal y como había hecho Hitler en marzo de 1933. No  llamó a los ciudadanos a obedecer lo estipulado en la Constitución Bolivariana (Artículos 337 a 339) sino que hizo un discurso “muy emocional” que los presentes interrumpían a menudo con aplausos y otros signos de aprobación. 

Les prometió que si obedecían lo que él estaba proponiendo el Régimen Chavista iba a seguir promoviendo las políticas populistas que se originaron con la toma de la Presidencia por Hugo Chávez Frías en 1999. Desde luego no faltaron las permanentes referencias a los peligros en los que él se encontraba: intento de magnicidio, atentados y otros ataques contra él y contra el proceso revolucionario. No faltó tampoco el llamado a la Fuerza Armada Nacional Bolivariana para que cumpliera con sus obligaciones legales y militares. 

Para mi sorpresa faltaron casi completamente los insultos y amenazas a los ciudadanos que nos oponemos a este Régimen. Sin embargo, imitó otra vez a Hitler al afirmar que él tenía pruebas (escritas, grabadas y filmadas)del atentado y de los otros intentos de agredir al Régimen,  desde luego con el apoyo de los Estados Unidos. Al final se produjo la típica escena protocolar después de intervenciones del Presidente de la Republica: abrazos a la “Primera Combatiente”, a miembros de altos rangos militares y a los ministros presentes.

Siento que tengo que dar una explicación a mi comparación entre Hitler y Maduro. A lo mejor algunos de mis lectores se recuerdan que poco después del inicio de “la Revolución y el Socialismo del Siglo XXI”, yo muy tempranamente califiqué el Régimen de Hugo Chávez y compañía como una expresión del totalitarismo del Siglo XXI. Al respecto debo decir que todo el desenvolvimiento de esta Revolución me ha confirmado aquella afirmación. El desprecio y hasta odio contra todo lo que se parece a la Democracia, los ataques a los Derechos Humanos, el desdén contra las relaciones internacionales, salvo que sean con dictaduras del mismo estilo, es parte del totalitarismo que ha analizado Hannah Arendt en el siglo XX y que, en el siglo XXI, ha resurgido, muchas vecesdisfrazado como “populismo”. Valga recordar que Nicolás Maduro, todavía Canciller,antes de la muerte del dictador Libio MuammarKadhafi,lo elogió por la Revolución que había realizado en su país. Esta tendencia de establecer amistades con Regímenes Dictatoriales del mundo entero parece confirmar la sospecha que los críticos del chavismo-madurismo hemos expresado desde hace mucho tiempo.
La incógnita que me parece estar presente no solamente entre los analistas es en este momento indescifrable. Si bien el apoyo mayoritario al Régimen se ha mantenido durante mucho tiempo, en las últimas encuestas no solamente Maduro sino también el proyecto que él encarna tienen una bajísima aprobación por todo el pueblo Venezolano, incluyendo a muchos que habían aceptado y apoyado el Chavismo. El culto al “Profeta Eterno” fallecido sigue existiendo pero está obviamente resquebrajándose.
Heinz Sonntag
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sábado, 29 de noviembre de 2014

HEINZ SONNTAG, OTRA VEZ SOBRE LAS UNIVERSIDADES

HEINZ SONNTAG
En la prensa del pasado lunes 24 apareció una información de alta importancia para las universidades del país, especialmente para las autónomas y las experimentales.  

La noticia reseñó el contenido de lo dicho por el vicepresidente de Planificación y Conocimiento, el inefable Ricardo Menéndez, en una rueda de prensa. Aparte de lugares comunes, como la indicación de que el Estado venezolano “velará porque la oferta académica de las universidades esté vinculada con los planes de desarrollo socio económico del país”. Luego afirma que “este tema no tiene que ver con preferencias políticas” y deja constancia de que tales planes se resumen en uno solo: el Plan de la Patria. 

En él “se asume el desarrollo de la economía de una manera determinada”. Todos los ciudadanos están enterados del contenido de este plan cuya ejecución ha contribuido a la grave crisis que sufre nuestra economía. Menéndez postula además que “debe existir sincronía con las carreras que estudien los jóvenes venezolanos”. En otras palabras, el Estado no es solo responsable de la realización del plan sino también de las carreras y los planes de estudio de las universidades nacionales, lo cual es una evidente violación del artículo 109 de la Constitución que “reconocerá la autonomía universitaria como principio y jerarquía que permite a los profesores, profesoras, estudiantes, egresados y egresadas de su comunidad dedicarse a la búsqueda del conocimiento a través de la investigación científica, humanística y tecnológica, para beneficio espiritual y material de la Nación. …

Se consagra la autonomía universitaria para planificar, organizar, elaborar y actualizar los programas de investigación, docencia y extensión.” El vicepresidente señala también que “a partir de 2015 los comandos del Plan de la Patria deben ser las características que deberán regir el ingreso a las universidades y su oferta general”. 

A continuación destacó “el impulso que se ha dado al sector universitario en los primeros quince años de revolución bolivariana”. Esta última afirmación es simple y llanamente cínica y para los universitarios dolorosa puesto que desde el inicio del gobierno del comandante eterno en 1999 el gobierno chavista no solamente ha declarado sino llevado a cabo una guerra contra las universidades autónomas, experimentales y privadas, con ataques de grupos armados (los colectivos) contra bienes de las universidades y hasta contra la integridad física de muchos de sus integrantes.

Al final de su exposición Menéndez presenta una estadística: “Venimos de un país de cerca de 500.000 estudiantes en el sistema universitario y en este momento tenemos 2.630.000 universitarios” y celebra que “anteriormente la educación privada universitaria representaba 46% de la matrícula, mientras que en la actualidad abarca cerca de 19%.” Esta última frase subraya uno de los éxitos que ha tenido la lucha de 15 años contra las universidades no dispuestas a integrar el sistema universitario socialista que es el objetivo de ese combate.

Termino este comentario personal a Ricardo Menéndez, quien hace años fue alumno mío de postgrado a quien le ayudé a terminar su tesis de grado, preocupado porque él lamentablemente no aprendió la ética universitaria que también traté de transmitirle.

Heinz Sonntag
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viernes, 22 de agosto de 2014

HEINZ SONNTAG, SINTOMAS DE LA BARBARIE

Como saben mis lectores, amigos o no, mis artículos están dedicados casi siempre a problemas del sistema político y su funcionamiento. Pero a veces abandono este campo y me dedico a reflexionar sobre otros temas. Uno de ellos es la barbarie sobre la cual escribí una primera aproximación hace algunas semanas.
En las semanas que han seguido a ese artículo están ocurriendo hechos en la convivencia ciudadana que exigen una nueva aproximación.
Uno de estos hechos es el recrudecimiento de la violencia cotidiana que se expresa en asesinatos cuyas víctimas fueron descuartizadas o murieron por el impacto de entre 9 y 20 balas de las pistolas y demás armas de los victimarios. 
Los planes de seguridad dictados por el gobierno chavo-madurista no han tenido ningún resultado favorable, por más que el Ministro de Interior, Justicia y Paz (¿Cuál paz, Mayor General?) trate de exagerar los efectos del plan en intervenciones públicas en los medios oficiales, al presentar cifras inverosímiles y que no pueden ser comprobadas por los ciudadanos.
Nosotros seguimos cada vez más adaptando nuestros modos de vida a la violencia reinante: evitamos salir de noche y de madrugada porque el temor se ha interiorizado en todos nosotros, y también evitamos recorrer la ciudad en autopistas y calles por temor a los motorizados quienes, con su irrespeto a las reglas de tránsito, inducen angustias a los demás participantes en el tráfico.  Otra violencia es la que tenemos que calarnos los ciudadanos en el trato con funcionarios públicos que nos desprecian sin que les salga la “tarjeta roja”, con desdén y falta de civilidad en cuanto trámite tengamos que realizar ante ellos.
Pero hay una barbarie burocrática mayor. Me refiero al estado lastimoso del servicio público y privado de salud. Esta situación es claramente responsabilidad  del Estado, de acuerdo con el artículo 83 de la Constitución que reza: “la salud es un derecho social fundamental, obligación del Estado, que lo garantizará como parte del derecho a la vida” y el artículo 85: “El financiamiento del sistema público nacional de salud es obligación del Estado que integrará los recursos fiscales, las cotizaciones obligatorias de la seguridad social y cualquier otra fuente de financiamiento que determine la ley. El Estado garantizará un presupuesto para la salud que permita cumplir con los objetivos de la política sanitaria.”
En vez de cumplir estos dos artículos, los que manejan el Estado gastan enormes sumas en armamento y equipos antimotines  y, como si eso fuera poco, en “ayuda humanitaria, plantas eléctricas, camas, medicamentos, material médico quirúrgico, entre otros productos, a Gaza” (el espacio de Palestina ocupado por la organización terrorista internacional HAMAS), tal como explicaba recientemente el ministro de Relaciones Exteriores venezolano, Elías Jaua. 
Este es el segundo envío venezolano de ayuda después de que la semana pasada un avión militar partiera con medicamentos, material médico-quirúrgico, agua potable, alimentos no perecederos, ropa y zapatos, mantas, almohadas, tiendas de campaña familiares, linternas y colchonetas. En este primer envío había además un millar de juguetes artesanales realizados por niños y artesanos de Caracas.
Esto es: los que nos desgobiernan tienen más preocupación por lo que les ocurre a los seguidores de otra banda terrorista a decenas de miles de kilómetros que por el sistema de salud de nuestros ciudadanos y ciudadanas enfermos que no encuentran ayuda médica u hospitalaria y mucho menos los medicamentos para aliviar sus enfermedades. 
¡Que juzgue el lector el ensañamiento que caracteriza a nuestro régimen en contra de los ciudadanos del país!
Heinz Sonntag
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viernes, 11 de julio de 2014

HEINZ SONNTAG, CARTA ABIERTA AL PRESIDENTE DE LA ASAMBLEA

Para ser sincero, le confieso que no sé cómo abrir esta misiva: con el encabezamiento civil “Estimado señor Cabello” o “Distinguido capitán Cabello” o “Eminente señor presidente”.

Como no soy sino un conciudadano de los millones que hay en nuestro país, opto por la civilidad:

Estimado señor Cabello:

Me voy a referir a unas declaraciones suyas que leí en la prensa nacional del día jueves, bajo el título “Cabello pide que militancia se sincere”.

Usted empieza diciendo: “No hay uno más crítico que nosotros mismos, el presidente Chávez era el primer crítico pero comenzaba criticándose él primero”.

Añadió: “Nosotros todos los días criticamos y tratamos de buscar ser por lo menos un poquito mejores para parecernos a Chávez”. 

Inmediatamente después usted señala: “Como triunfos propios las críticas que se hacen del chavismo al chavismo” y que nosotros que tenemos diferencias fundamentales con el “proyecto en marcha”  estamos locos por asesinar al compañero Nicolás Maduro. Continúa usted: “La revolución trabaja como una tormenta de ideas para hacer y construir patria. En cambio, la derecha (o sea nosotros) ni siquiera siente amor por el pueblo, ellos solo reciben órdenes desde Estados Unidos y obedecen como unos lacayos”.

Como yo y más o menos la mitad de mis conciudadanos somos críticos de la “revolución” y del “socialismo” y usted y sus compinches nos tildan permanentemente con los epítetos más groseros, estoy acostumbrado a escuchar los insultos cotidianos que ustedes nos dedican desde los innumerables medios de comunicación que siguen acumulando en su afán de establecer definitivamente la “hegemonía comunicacional”.

Pero yo he decidido no calarme más ese tratamiento denigrante.

Usted es ciudadano como yo, pero el hecho de pertenecer a una de las corrientes del pensamiento político venezolano no le da el derecho de despreciarme (y a millones más) en nuestra condición ciudadana y
humana.

Los que somos partidarios de la Alternativa Democrática defendemos la civilidad. Hasta donde yo puedo recordar, cuando hemos criticado políticas y anuncios del gobierno y de su partido obediente, nunca hemos utilizado el ataque civilista y ad personam. Mi militancia antitotalitaria es tan antigua que encuentro sus raíces en los últimos años de mi bachillerato y ciertamente durante mis tiempos de estudiante universitario.

Ello se explica porque pertenezco a la generación que empezó a indagar acerca de los orígenes del nazismo en el pueblo alemán.

Estudiamos y peleamos con todas nuestras fuerzas para aclarar la historia de nuestro pueblo y hacer públicos todos los resultados de nuestros estudios y discusiones, incluso los que surgieron de las conversaciones con las generaciones anteriores a nosotros.

Uno de los peores instrumentos comunicacionales que la dirigencia del PSUV, el gobierno y sus demás instituciones, incluyendo a los militares, es la reiterada invención de que nosotros estemos implicados no solamente en promover un golpe de Estado sino hasta el magnicidio del presidente de la República.

De todas las denuncias que se han hecho en los tres lustros de su permanencia en el poder cuasi absoluto no existe ni una sola prueba comprobable ni mucho menos testigos reales.

En una lamentable cadena hace como dos semanas el psiquiatra-alcalde Jorge Rodríguez acusó con nombre y apellido a conciudadanos venezolanos de larga y limpia actividad política. En los
días siguientes tanto María Corina Machado como Pedro Mario Burelli,
Diego Arria, Gustavo Tarre Briceño y últimamente hasta Henrique Salas Romer presentaron suficientes pruebas de que la acusación de Rodríguez no se basaba en ninguna investigación, sino que surgieron de una interpretación gratuita y fantasiosa de unos cuantos correos que el Sebin había copiado o tal vez inventado.

Pero ustedes han presentado estas suspicacias como si todo lo que
afirmaron fuese comprobado. Y como ustedes han hecho del Poder
Legislativo y del Poder Judicial brazos del Poder Ejecutivo, para no
hablar del Ministerio Público y la Defensoría del Pueblo, nunca se han
realizado investigaciones serias en torno a sus denuncias.

Hay una denuncia adicional que es la de tildarnos de lacayos de los
servicios secretos del imperio. Es otra forma de ofender a los ciudadanos en su dignidad. Hasta donde yo recuerde la única denuncia que nosotros hemos sostenidamente mantenido es la subordinación de muchas parcelas de nuestro sistema político, incluyendo las Fuerzas Armadas, a los mandatos de Cuba.

Es difícil de creer que ustedes hayan aceptado esa sumisión a lo que manden los hermanos Castro si uno de los objetivos más reiterados por el comandante eterno fue la soberanía de la República y del pueblo.

Para que usted pueda divertirse me permito citarle un pensamiento-afirmación de la filósofa alemana Hannah Arendt: “Es decisivo que un gobierno totalitario sea diferente de dictaduras y tiranías. La habilidad de distinguir entre lo primero y lo segundo es,de ninguna manera, un tópico académico  que podría ser con seguridad dejado para los ‘teóricos’, pues la dominación totalitaria es la única forma de gobierno con la que la coexistencia no es posible.”

El manejo de los asuntos públicos y políticos por parte del “comando político de la revolución” es una vez más una comprobación empírica de lo expresado en esta frase.

Le escribo esta carta porque estoy profundamente convencido de que el restablecimiento de la democracia implica adecentar las formas y los métodos de comunicarnos como ciudadanos que ustedes han denigrado.

Esta es una tarea en la que debemos estar permanentemente tanto la
Alternativa Democrática como los que están en el poder.

A lo mejor peco de ingenuo, pero es mi profunda convicción de que uno de los modos de convivir implica que podamos decirnos la verdad.

Heinz Sonntag
sonntagheinz@gmail.com
@heinzsonntag

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