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LA LIBERTAD, SANCHO, ES UNO DE LOS MÁS PRECIOSOS DONES QUE A LOS HOMBRES DIERON LOS CIELOS; CON ELLA NO PUEDEN IGUALARSE LOS TESOROS QUE ENCIERRAN LA TIERRA Y EL MAR: POR LA LIBERTAD, ASÍ COMO POR LA HONRA, SE PUEDE Y DEBE AVENTURAR LA VIDA. (MIGUEL DE CERVANTES SAAVEDRA) ¡VENEZUELA SOMOS TODOS! NO DEFENDEMOS POSICIONES PARTIDISTAS. ESTAMOS CON LA AUTENTICA UNIDAD DE LA ALTERNATIVA DEMOCRATICA
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miércoles, 8 de abril de 2015

ANTONIO SEMPRUN, VENEZUELA NO NECESITA HÉROES

Bastaron dieciséis años para que desde el poder se convirtiera a Venezuela  en una cárcel de máxima seguridad en la que hay delincuentes de todo tipo, secuestradores, narcotraficantes, estafadores, terroristas  y  subversivos que viven libres entre sus fronteras  gozando de las prebendas que ofrece el secuestro el poder.

Los antisociales de esa cárcel son tratados  como “doctores”, una manera de llamar en Venezuela a quienes ocupan cargos importantes sin importar sus credenciales intelectuales  y morales. No importa  si de ignorante conductor de autobús llegó as er  presidente,  si portan  toga y  birrete que les da el poder de regular las redes sociales o si de administrador de una cantina de cuartel se hizo diputado.

En Venezuela por ahora todo está al revés, las instituciones son esqueletos con rimbombantes nombres desde donde despachan malhechores. El  dinero proveniente de los ingresos petroleros que debió ser invertido en garantizar una  mejor calidad de vida a los venezolanos  y desarrollar estructuralmente  el país, está en cuentas bancarias de personeros de la dictadura,  quienes violan la ley y  gozan de libertad plena mientras el ciudadano honesto purga penas o se le otorga libertad condicional.

La enfermedad que  aletarga a los venezolanos necesita de un sacudón  que les haga abrir los ojos para darse cuenta de  que un centenar de bandidos está arrodillando a treinta millones de personas. Debemos  volver al camino de la democracia del que nos descarrilaron, debemos luchar unidos para demostrar que el problema en el que nos metieron no es que Venezuela era un país rico donde había ricos,  el problema es  que  llenaron de pobres a un país rico.

No se necesitan héroes para  liberar a Venezuela  de la crisis que enfrenta debido a  la incapacidad, la ineptitud y la avaricia de sus gobernantes; se necesitan seres humanos de carne y hueso que se unan por encima de sus diferencias alrededor de un objetivo supremo, devolverle a Venezuela la libertad que le secuestraron.

Coronel Antonio Semprun
coronelantoniosemprun@gmail.com
@antoniosemprun

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viernes, 27 de febrero de 2015

ANIBAL ROMERO, LOS HÉROES SON NECESARIOS

Con cansona frecuencia es citada la siguiente frase de Bertolt Brecht: “Desgraciados los países que necesitan héroes”. Pienso que se trata de una aseveración equívoca y ambigua, en particular si tomamos en cuenta que desde las épocas homéricas los héroes y heroínas son hombres y mujeres que se destacan por su valor en defensa de la libertad.

Ciertamente, en condiciones ideales, en sociedades libres y democráticas los héroes y heroínas no hacen normalmente falta; pero en otras situaciones la valentía y el compromiso en la lucha por la libertad no sólo son necesarios sino imperativos, como fuente de inspiración y guía. Héroes y heroínas son los que no tienen miedo, o más precisamente: son los que doblegan lo suficientemente el miedo para derrotar la esclavitud, tanto en sus espíritus como en su entorno. Y no lo perdamos de vista: la esclavitud en nuestro tiempo y circunstancias se anida primeramente en el alma.

Lo anterior viene a cuento con respecto al caso de Venezuela y de los desafíos políticos y éticos que nos apremian. Recordemos en tal sentido que en El espíritu de las leyes Montesquieu insistía en distinguir entre la “naturaleza” del gobierno y su “principio”, precisando que la naturaleza de un gobierno se refiere a la particular estructura del mismo, en tanto que su principio es aquello que le inspira y le mueve a actuar. Según este gran maestro a las repúblicas las inspira (o debería inspirarles) la virtud, a las monarquías el honor y a las tiranías el miedo. Y cuando habla de miedo, Montesquieu incluye el miedo de la gente al tirano y del tirano a la gente.

El actual gobierno venezolano es republicano sólo en términos puramente formales, y su verdadero principio, el que mueve sus acciones, es el miedo. El uso creciente de la represión en contra de quienes le cuestionan no es un símbolo de fortaleza, sino que se ha convertido en síntoma de debilidad, de una debilidad acicateada por el miedo. Es un gobierno aprisionado por el temor a lo que ya ha hecho así como a lo que cada vez más se está viendo empujado a hacer, para sostener el día a día más precario poder que le sustenta. Hablamos de un poder que se fragmenta a consecuencia del fracaso de la ideología que el gobierno enarbola, de la esterilidad del odio que le motiva, y de la desilusión de las mayorías que le abandonan.

No habíamos tenido héroes y heroínas, o quizás habíamos tenido muchos pero relativamente anónimos, batallando sin cesar en diversos ámbitos durante estos años de oprobio y desvergüenza, pero sin alcanzar la plena repercusión que sus personales ofrendas merecían. Tal vez los momentos de su entrega no fueron los más fecundos para que germinasen las semillas de sus sacrificios. 

Los héroes anónimos son muy importantes, pero usualmente no bastan en las luchas históricas, especialmente en tiempos de globalización comunicacional como los que vivimos. La lucha de Venezuela por la libertad requería de figuras heroicas identificables por el resto del mundo, como en su momento lo fueron Lech Walesa, Vaclav Havel y Nelson Mandela, para mencionar tres casos.

La tiranía venezolana ha entendido claramente que en nuestro país han surgido nuevos héroes y heroínas, y que sus rostros identifican la lucha por la libertad. De allí que el miedo esté conduciendo al gobierno a intentar, por lo demás infructuosamente, que los héroes y heroínas claudiquen y que su ejemplo no se reproduzca. No creo que el régimen tiránico logre su objetivo.

María Corina Machado es una heroína, no me cabe al respecto la más mínima duda. Ha derrotado el miedo en el alma y ello se siente, se percibe, conmueve y a la vez inspira. Y Leopoldo López y Antonio Ledezma son igualmente héroes, que están finalmente derribando la férrea y deleznable muralla de egoísmo e indiferencia, con la que un mundo distraído y bastante oportunista había procurado ocultar la lucha tenaz, implacable e infatigable de los venezolanos por la libertad.

Con lo dicho sobre Machado, López y Ledezma no pretendo desmerecer los empeños de otros dirigentes políticos durante estos pasados años. No obstante, mentiría si no afirmase que en no poca medida y en no pocas ocasiones, un sector de la dirigencia democrática venezolana ha banalizado y trivializado la lucha, no la ha colocado en el plano debido, que no es otro que el plano del combate entre libertad y tiranía, del combate por la democracia y la independencia nacional frente al dominio cubano y de los agentes de los Castro  en Venezuela.

La reiterada banalización y trivialización de la lucha ha asfixiado por años el impacto de los esfuerzos de la oposición democrática, dentro y fuera de nuestras fronteras. No deseo señalar a nadie en particular, pues no es momento de desunión y recriminaciones. Sólo pretendo decir la verdad como la veo. Por ello ratifico que se necesitaban héroes y heroínas con entidad y rostro definidos, a raíz de su sacrificio y de su voluntad de ubicar la lucha por la libertad sobre un terreno fértil y propicio. Ya Venezuela los tiene. Y como ciudadano común, como uno más de los numerosos venezolanos que aspiran y desean que nuestra Patria recupere la libertad, manifiesto mi reconocimiento a María Corina Machado, a Leopoldo López y Antonio Ledezma por su admirable heroísmo. Era y es necesario tenerles al frente de la lucha por la recuperación de nuestra dignidad. Ninguna cárcel les doblegará

Anibal Romero
aromeroarticulos@yahoo.com

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viernes, 4 de abril de 2014

NELSON ACOSTA ESPINOZA, GUARIMBAS, HÉROES Y MÁRTIRES

En Venezuela estamos presenciando un desplazamiento del poder. Hoy en día el aparato militar se ha apoderado de las calles y ejerce autónomamente la represión contra los que se atreven a disentir del gobierno. El balance de muertos, heridos, detenidos y la violación constante de derechos humanos parecen confirmar este deslizamiento hacia un régimen cada vez más autoritario y militarista.
Hay 32 personas fallecidas en estas protestas; 400 heridos; más de 1500 presos; 700 procesados por motivos políticos; dos alcaldes presos; persecución despiadada contra la diputada María Corina Machado, amenaza de enjuiciamientos sobre diversos alcaldes opositores; clandestinidad para jóvenes dirigentes, allanamientos de viviendas ejecutados por grupos para militares y la construcción de un clima de intimidación cierra el ambiente político que caracteriza la vida pública en este momento crucial que vivimos.
A este panorama, poco halagador para el cultivo de las virtudes cívicas (la democracia, es bueno recalcarlo, exige una densidad moral y un modo de comportarse que trasciende el simple funcionamiento de determinadas reglas de juego), hay que añadir la compleja situación económica que afronta la ciudadanía en los momentos actuales. Presenciamos, esta semana, la devaluación más brutal de nuestra historia económica. En algo más de un año, se ha producido una perdida masiva de valor del bolívar en relación al dólar: del Cadivi a 4:30 pasamos al dólar 6:30bsf y de allí brincamos al dólar Sicad 1 cuyo cambio es, en promedio, a 11bsf por dólar y la semana pasada emergió el Sicad 2 cuyo cambio se ha estrenado por los 51 bsf por dólar. Digámoslo de una vez: estamos en presencia de una devaluación por el orden del 723%.
En fin, la represión política y la precaria situación económica pareciera que se refuerzan mutuamente. La primera, para contener los efectos políticos que se derivarían de la desastrosa situación que ha provocado las erradas políticas diseñadas por el gobierno. Sin embargo, me voy a permitir hacer una advertencia, la economía por sí misma no provoca cambios en la cultura y conducta política de la población. Para alcanzar este logro, se requeriría de una activación en el plano de las ideas (significaciones) que dispute el discurso ideológico que ha predominado en el país a lo largo de estos últimos 15 años. Sería un error, a mi juicio, hacer descansar exclusivamente en esta dimensión las razones para enfrentar y propiciar un cambio radical del modelo cultura y político del socialismo del siglo XXI.
La protesta protagonizada por los estudiantes, jóvenes y ciudadanos en general, tuvieron un importante valor simbólico y discursivo. Despojaron al régimen de su careta democrática y humanista. Vocablos como dignidad, heroico, sacrificio, valor, en fin, toda una ética y épica fue construida con el sacrificio y la combatividad de estos jóvenes desparramados por toda la geografía nacional. En sus "trincheras de la libertad" alcanzaron logros que la oposición acartonada no pudo alcanzar en esta década y media de revolución.
La situación económica, desde luego, proporciona insumos que deben ser procesados por la práctica política. Pero, insisto, esta actividad debe estar enmarcada en una lógica simbólica; debe expresar una alternativa cultural distinta a la del adversario y engranarse con los problemas que confronta la población. La lucha que se lleva a cabo en las "trincheras de la libertad", más allá de las incomodidades que este tipo de protesta provoca, han tenido un efecto simbólico sustantivo. La oposición posee, gracias a estas confrontaciones, un relato épico que deberá procesar y orientarlo hacia objetivos políticos concretos.
Ahora bien formulemos las siguientes preguntas ¿cómo enfrentar a este régimen político militarizado? Las virtudes cívicas ¿serán suficientes? Pronto lo sabremos.
Nelson Acosta Espinoza
acostnelson@gmail.com
@nelsonacosta64

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viernes, 21 de marzo de 2014

FERNANDO MIRES, LOS HÉROES DE LA RETIRADA

Ya son casi veinte años desde que Hans Magnus Enzensberger, uno de los más brillantes publicistas alemanes, escribiera su breve ensayo “Los héroes de la retirada” (Die Helden des Rückzugs). Y todavía es un punto de referencia en las discusiones políticas y académicas.

El tema es siempre actual. Trata de esos difíciles momentos que llevan desde el fin de una dictadura hacia el comienzo de una democracia.

El título dice mucho: Enzensberger designa efectivamente como héroes a personajes que han hecho posible el ingreso de sus naciones a vías democráticas sin pasar por cruentos traumas históricos. En la mayoría de los casos han sido políticos conocedores del arte del dialogo. Sus armas han sido la inteligencia y la cautela. Nunca pronunciaron frases gloriosas, más bien se distinguieron por su tacto y su prudencia.

“Cada cretino puede lanzar una bomba” –escribe Enzensberger- “Mil veces más difícil es desactivarla”. Efectivamente, el trabajo de desmontar una dictadura implica conocer técnicas que pocos dominan. Claro está que a los “héroes de la retirada” nunca le levantarán estatuas. No llenarán páginas en libros, ni serán objeto de homenajes públicos. Casi todos han sido enterrados en tumbas modestas. Algunos ya fueron olvidados. Pero la deuda que dejan, es enorme.

Enzensberger comienza su lista con Nikita Kruschev, aquel gris funcionario de Stalin que tuvo en ese memorable 20. Congreso de la URSS el coraje de revelar los espantosos crímenes de su predecesor. Desde ese momento la sospecha se convirtió en verdad: El comunismo soviético había sido edificado sobre la base de uno de los genocidios más grandes cometidos en la historia de la humanidad.

Kruschev no democratizó a la URSS, pero sin el “deshielo” (así fue calificada su política), nunca habría podido aparecer la Perestroika. En cierto modo la Perestroika fue iniciada por Kruschev y tras el interregno burocrático de Breschnev, retomada por Michael Gorbaschov, el segundo héroe de la retirada.

Los héroes de la retirada provienen de las mismas entrañas de las dictaduras. Para los puristas solo son cómplices del oprobioso pasado. Para los fans de las ex –dictaduras –todavía hay muchos- grandes traidores. Ese fue, según Enzensberger, el caso de Janos Kadar en Hungría.

Co-autor de las masacres de 1954, Kadar desmontó al comunismo pieza por pieza. A la hora de las grandes revoluciones de 1989-1990 la economía húngara era capitalista y la política -en comparación con la de los otros países de la órbita- liberal. En cierto modo la evolución “desde arriba” conducida por Kadar facilito la revolución “desde abajo” que tuvo lugar en Polonia. Pero Kadar no sólo fue un héroe de la retirada. Fue también un héroe de la ambivalencia. Una ambivalencia sin la cual nunca habría sido posible la retirada.

¿Y quién más ambivalente que el general Wojciech Jaruzelski cuando en 1980 dio un golpe de estado en Polonia? Si no hubiera sido por el golpista Jaruzelski –el general que nunca sonrió- la URSS habría invadido Polonia y cometido una masacre al lado de la cual la de Hungría habría sido un juego de niños. En gran medida el golpe de Jaruzelski protegió a Polonia y con ello a Solidarnosc. Así lo reconoció el historiador Adam Mischnik quien, durante Jaruzelski, pasó largo tiempo en prisión.

Para Enzensberger un gran héroe de la retirada fue el español Adolfo Suárez al haber planificado el tránsito hacia la democracia. Suárez, en verdad, hizo un verdadero trabajo de joyería desde el franquismo, pasando por la monarquía, hasta llegar a los sindicatos obreros, los socialistas y los comunistas. Pocos en España, entre otros Felipe González, saben lo que deben a Adolfo Suárez.

La llamada RDA también tuvo héroes de la retirada. El más decisivo fue Egon Krenz, estrecho colaborador de Honecker. Krenz, en contra de las presiones ejercidas por la fracción estalinista conducida por Erich Mielke y Margot -fanática esposa del dictador- dio la orden de abrir el muro.

En América Latina –aunque no mencionados por Enzensberger- hay también algunos héroes de la retirada. Quizás el caso más extraordinario fue el de Joaquín Balaguer. Mano derecha de Trujillo fue él quien condujo la transición de la República Dominicana si no hacia la democracia, por lo menos hacia una república civil. Como presidente osciló en sus diferentes gobiernos entre el neo-trujillismo y el neopopulismo. Nunca tuvo un principio, jamás siguió una ideología y quizás por eso, aunque la palabra héroe le queda muy grande, fue el actor que necesitaba su país para dejar atrás el siniestro pasado dejado por “El Chivo”.

El Chile que siguió a la dictadura de Pinochet tuvo, en parte, sus héroes de la retirada. Por ejemplo, el general Matthei, quien reconoció el triunfo del NO en el plebiscito justo cuando el dictador se preparaba para realizar un segundo (y aún más sangriento) golpe. A su vez, el primer presidente de la Concertación, Patricio Aylwin, si no fue un héroe de la retirada, lo fue al menos de la transición. Beato más que religioso, temeroso más que prudente, reprimido más que conservador, convirtió sus defectos en virtudes, justo las que requería el difícil momento por el que atravesaba Chile.


¿Quién será el héroe de la retirada en Cuba? Durante un tiempo no pocos creyeron que ese rol le correspondería al hermano de su hermano. Mas, Raúl solo se ha limitado a ejecutar reformas económicas. Pero en Cuba al menos ya no hay socialismo. Lo que existe es un rígido capitalismo militarista de Estado. Las libertades políticas -de reunión, de asociación y de prensa libre- continúan pendientes. La retirada en Cuba menos que política, será biológica.


Y la pregunta del millón: ¿Quién será el héroe de la retirada en Venezuela? Nadie puede todavía saberlo. Lo único que sí se sabe es que un sistema que ha causado la más grande crisis económica que ha conocido la nación, con una dudosa legitimidad de origen y de ejercicio y que, a través de un mandatario brutal e incompetente ignora los derechos de la mitad del país, tendrá que emprender más temprano que tarde una retirada (retirada no significa necesariamente caída). Quien o quienes serán los héroes de esa retirada no es la pregunta decisiva. Lo importante –por eso están luchando y muriendo los estudiantes- es que sí habrá una retirada. Sus héroes ya aparecerán. Quizás, en este mismo momento, ya están conversando entre ellos.

Fernando Mires
fernando.mires@uni-oldenburg.de

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