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lunes, 3 de febrero de 2014

CARLOS BLANCO ,¿QUIÉN ES CULPABLE? TÚ..., TIEMPO DE PALABRA

"El ciudadano culpable es la brutal coartada de un régimen autor de la colosal descomposición"
¿QUIÉN ES CULPABLE? TÚ...

Los totalitarismos tienen máscaras pero su naturaleza es inalterable. Comienzan por controlar el gobierno, pasan a las instituciones del Estado, se desplazan hacia las de la sociedad civil y aterrizan en los ciudadanos, en todos y cada uno, para convertirlos de modo inclemente en insectos susceptibles de ser aplastados por la bota del poder. Para este régimen la crisis económica brutal e inmanejable que acoquina el país, es producto de usted, ahora denominado "el raspacupo", que ha ejercido el derecho consagrado por este mismo Estado de obtener la posibilidad de comprar una mil millonésima parte de los dólares que entran al país con los bolívares que se ha ganado en su trabajo. Ha obtenido un monto de dólares para todo un año equivalente al que los gobernantes se despachan en un día en una de las habitaciones de algún hotel de lujo. Usted, que gastó 3.000 dólares, es responsable de la guerra económica, de los anaqueles vacíos, de la quiebra nacional. Usted, que gastó ese monto -apenas la tercera parte del precio del traje de algún prócer-, debe rendir cuentas ante la justicia revolucionaria.

Se convierte al ciudadano común, el que viaja, el que envía remesas, el que usa sus bolívares licuados para comprar divisas y ahorrar, en el culpable de la crisis económica; mientras los boliburgueses, bolichicos y bolibanqueros, hinchados de dólares y negocios atraviesan como cándidas palomas el tremedal en el que se hunde el país. Las empresas de maletín, sanguijuelas que se embucharon más de 20 mil millones de dólares, ni se mencionan. Lo que queda es el ciudadano inerme, a la intemperie, aterido por las acusaciones.

Ni qué decir del ciudadano convertido en culpable de la escasez porque busca harina de maíz, aceite, leche, azúcar y papel higiénico, y compra lo que puede porque no sabe cuándo volverá a ver esos productos. Usted, caballero o distinguida dama, es una especie de miniacaparador al buscar con afán bienes que sabe que no va a encontrar en muchos días. Cuídese, porque el general García Plaza, estratega de la napoleónica y heroica batalla que conduce en mercados y pulperías, puede señalarlo con su dedo acusador.

También el ciudadano de a pie se ha vuelto el responsable del crimen que lo mata. ¿Por qué sale de noche? ¿Por qué no entregó el dinero que le pidieron sus anfitriones en el coloquio de un asalto? ¿Por qué, imprudente, se le atravesó a esa bala? Ya se sabe con todo el dolor del mundo que si por mala suerte es usted artista y trabaja en una telenovela en la cual hay buenos y malos, como en el viejo Oeste, su actividad no hace sino potenciar la maldad de la cual puede ser víctima. Si ése es su oficio, usted es culpable y además suicida.

El ciudadano culpable es la brutal coartada de un régimen autor de la colosal descomposición existente. No es solo la traslación de una responsabilidad del Estado sino, peor aún, es el intento de aniquilación moral de los individuos. El Estado gigantesco, autoritario, militarista, le dice a quienes debería representar y defender que son unos extraviados insectos y por esto deben esperar que la zapatilla insolente del jefe rojo los pulverice.

La ilusión del poder popular y comunal se desvanece en la dinámica de aniquilación de los que deberían ser los depositarios y administradores de la fuerza social.

EL GOLPE DEL ESTADO.

La minusvalía del ciudadano es condición para que se enseñoree la opresión de los déspotas actuales. Podría decirse que el país vive un golpe de estado continuo y continuado. No es el golpe clásico, como el sangriento de 1992, sino una variante posmoderna. Es el golpe del siglo XXI dado desde el Estado en contra de la sociedad y de sus integrantes, también sangriento en la forma de una criminalidad salida de madre y de una catástrofe económica inmensa, pero con un ritmo diferente.

Este golpe del Estado se hace en fases sucesivas con el propósito de consagrar la sociedad totalitaria. Una vez ganada la Presidencia de la República, los próceres lograron controlar todas las ramas del poder público nacional, poco a poco las del poder subnacional (por la vía del control directo o del despojo del poder de sus enemigos), más adelante la institución militar, luego fueron neutralizados importantes organismos de la sociedad civil, inmediatamente la mayor parte de los medios, para aterrizar en los mecanismos de autolimitación, autocensura y "colaboración" que ahora se aprecian con nitidez y vergüenza.

Hay almas inocentes que afirman que este régimen no es una dictadura porque no hay disolución de partidos políticos o no se tortura o no se cierran administrativamente los periódicos. Ignoran que los viejos dictadores tenían esas prácticas con el objetivo de inutilizar a los partidos, obtener información de los torturados y eliminar la libre información. Los nuevos dictadores hacen lo mismo pero con instrumentos diferentes: no clausuran partidos sino que los asfixian; no torturan a los líderes políticos sobre un ring o con cables en los genitales pero obtienen la información mediante espionaje sofisticado y asistido por la gangrena cubana; no suprimen medios de comunicación (salvo algunos) sino que los estrangulan; no apresan en forma indiscriminada a los enemigos sino que usan la inescrupulosa máquina de tortura del sistema judicial.

Venezuela vive un golpe desde el Estado que ahora, en la fase decadente del chavismo con Maduro al frente, se ha hecho más insidioso y en, algunos sentidos, más brutal.

LA LUCHA POR LA RESTITUCIÓN DE LA CONSTITUCIÓN.

La Constitución teóricamente vigente es pésima salvo en los capítulos que no se cumplen relativos a la descentralización y a los derechos humanos. Varios todavía se tiran al suelo en defensa de este monumento al presidencialismo, al centralismo y al militarismo. A pesar de su mala factura es la Constitución aprobada, aunque carece de vigencia real porque es violada a mansalva por el régimen actual.

La restitución de la vigencia plena de la Constitución aunque esta no guste es una tarea que se le plantea a la sociedad venezolana. Y ese propósito pasa por una transición que ojalá sea el producto de un acuerdo nacional entre los sectores del chavismo que resienten el naufragio económico e institucional y los sectores democráticos del país. Una contribución a este propósito de restauración democrática y plena vigencia de la Constitución sería la renuncia de Nicolás Maduro al cargo al cual se aferra con tanta obstinación como ilegitimidad.

Venezuela necesita una transición constitucional, pacífica y democrática que impida este golpe de estado realizado cotidianamente desde el Estado y que ha convertido al ciudadano común y corriente en víctima de una desolación inmerecida, indignado y al borde de reventar. Civiles y militares, empresarios y trabajadores, chavistas y antichavistas tienen esta tarea común.

@carlosblancog
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lunes, 15 de julio de 2013

CARLOS BLANCO, ¡POR QUÉ NO TE CALLAS! , TIEMPO DE PALABRA

Los personajes en el poder quieren que te calles. Existe la forma directa de silenciarte cuando cierran un canal de televisión, una emisora de radio, o inducen la venta de una estación o diario a algún amigo del régimen, no siempre testaferro pero con pasión por serlo. 
En otras ocasiones es en forma indirecta con un tribunal, la fiscalía, la policía o los gestos torpes de la revelación política del año, el ambicioso ministro Miguel Rodríguez Torres quien pretende dictar pautas de conducta a los opositores. Sin embargo, a veces no es tan fácil entender el mecanismo. Hasta gente tan majadera puede, por equivocación, incurrir en sutilezas.
Los camaradas trepados allá arriba quieren eliminar cuestiones de debate. 
Uno de los que más les atormenta y saca de su zona de confort es la discusión sobre el golpe de Estado. Obsérvese el deslizamiento conceptual: hablar de guarimbas, golpes, insurgencias, insurrecciones, "primavera venezolana", renuncia, y otras menciones al desplazamiento del régimen es formar parte de una conspiración que procura aquello de lo cual usted habla. 
Se intenta crear una situación de opinión según la cual si se alude a ciertos temas es porque se forma parte de un pavoroso complot.
A Rómulo Betancourt, Carlos Andrés Pérez y Rafael Caldera se les solicitó insistentemente su renuncia a la presidencia. Esta solicitud es parte del derecho democrático que cualquier ciudadano tiene ante una autoridad. 
Recuerdo cuando estudiaba en la UCV que varias veces el doctor Marcelo González Molina le solicitó la renuncia al rector Jesús María Bianco en un encuentro formal en el que el primero le entregaba una carta al segundo quien la recibía con respeto. 
Ahora estos próceres sin épica de hoy se lanzan despavoridos hacia el zaguán de Miraflores cada vez que alguien, en su derecho, plantea que Nicolás debe renunciar a un cargo que ejerce sin legitimidad.

EL GOLPE. 
Imagínese que unos militares conspiradores un día alzan varias unidades, intentan matar a quien ejerce la Presidencia, rodean la vivienda en la que sus familiares habitan y matan a sus custodios e intentan asesinar a los que allí viven, se toman estaciones de televisión y liquidan a los guardias que las custodian, y ametrallan a soldados bisoños que salvaguardan instalaciones que se quieren tomar. Suena horrible, ¿no? Varios de los que están en el poder lo hicieron tanto el 4 de febrero de 1992 como el 27 de noviembre de ese año.
Ese tipo de acción no parece probable, ni siquiera posible el día de hoy. Tampoco conveniente o deseable. No porque los oficiales tengan lealtad a quien no la merece ni ética ni legalmente sino porque normalmente el reemplazo de regímenes autocráticos para lograr el establecimiento de la democracia tiene un irrenunciable ingrediente civil. No es un preciosismo, sino que la forma en la cual se arriba a la democracia es parte de su esencia. Un ejemplo venezolano es clarificador: el 23 de enero estuvo precedido y acompañado de alzamientos militares, pero no fue sino hasta que hubo un vasto acuerdo político y social, que incluía a muchos de quienes habían simpatizado con la dictadura, que se produjo el momentum para el cambio; éste además tuvo la característica de que no fue un baño de sangre. Los militares fueron decisivos la noche del 22 de enero cuando le hicieron saber a "mi general" Pérez Jiménez que ahuecara el ala y el general Luis Felipe Llovera Páez -siempre es bueno recordar la anécdota- apresuró la decisión con aquello de "es mejor irse, Pérez, porque pescuezo no retoña".
Existe otro elemento que consiste en el ambiente internacional. La comprensión que los bien pensantes prodigaron a un intento de golpe como el de Chávez en 1992 no es la misma que darían a un madrugonazo contra los herederos de hoy. No hay que olvidar que ante la combinación de petróleo con tardoizquierdismo -aunque sea soviético- se producen amansamientos inesperados y singulares estados de hipnosis.
LOS MILITARES. 
El hecho de que un golpe como el que intentó Chávez sea indeseable no quiere decir que los militares no tengan vara alta en la forma en cómo se restablecerá la democracia en Venezuela. No dudo que haya conspiraciones, no porque esté informado sino por informado sobre el código genético de la historia venezolana. A lo largo de la democracia siempre las hubo, la casi totalidad nonatas, pero las hubo y con Chávez también. Pero, como se ha dicho, un golpe a lo Chávez no parece ser un curso exitoso.
Es imposible pensar que con los militares hasta en la sopa, con cargos en todas partes, con una agresiva intervención política y convertidos en "hijos de Chávez", propagandistas a placer, con juramentos hacia el personaje cuya eternidad ha sido decretada, no vayan a participar en los desenlaces, así como participan en la merienda petrolera.
Hoy se dan dos formas de intervención militar. Una ilegal, anticonstitucional y profundamente antidemocrática que es la que coloca la Fuerza Armada al servicio de una parcialidad política como el PSUV subordinada a Cuba, que hace de la Milicia Nacional un brazo armado del chavismo, que intenta convertir la institución en una institución "chavista", que se permite insultar a los dirigentes democráticos como han hecho repetidas veces, que se convierten en ejército de ocupación en los estados y municipios que tienen gobernadores o alcaldes de oposición. Ésa es una forma de intervención.
Otra es la que representa la institucionalidad militar, a la que no se le pide que dé un golpe sino que respete la Constitución y las leyes, así como que se apegue firmemente a la ética profesional. Esto significa no acatar órdenes anticonstitucionales o ilegales. Los acontecimientos de 2002 están sumergidos en una bruma de propaganda, pero un aspecto de esos acontecimientos fue que los mandos militares de Chávez, designados por él, escogidos con su dedito mágico, resolvieron no dispararle a la marcha que avanzaba hacia Miraflores. Fueron sus generales y sus almirantes los que tomaron esa decisión porque seguramente sus convicciones se las impusieron y el Tratado de Roma fue aliciente adicional. No es de dudar la existencia de una conspiración para ese momento pero no fue ésta la que determinó los acontecimientos sino la desobediencia a las órdenes de disparar contra los ciudadanos.
LA CARGA DEL PROCESO. 
La repetición de las elecciones presidenciales, la renuncia de Maduro, la progresiva estabilización del actual régimen, o una inestabilidad prolongada con mayores o menores turbulencias, son posibilidades que están en el carrusel de esta historia sin fin. Todo dependerá de hacia dónde y cómo se vuelque la protesta civil. No serán los militares los que determinen el rumbo que tomará la crisis, pero los militares estarán hoy, como estuvieron ayer, en su resolución. Nicolás, ¡por qué no renuncias!
www.tiempodepalabra.com
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sábado, 27 de noviembre de 2010

EL CONTRASENTIDO DEL DISPARATE . ÁLVARO REQUENA

“Contrasentido”, según la Real Academia, tiene tres acepciones: “Interpretación contraria al sentido natural de las palabras o expresiones; deducción opuesta a lo que arrojan de sí los antecedentes o despropósito, disparate”

Vivimos en medio de apabullantes contrasentidos. En épocas anteriores también los padecimos. Recordamos el “acta mata voto”, el barco que regalamos a Bolivia y las quitanieves de Maracaibo.

Las cosas están muy serias y se pondrán peor en el futuro. No sabemos que sorpresa nos van a dar a principios del 2011, ni el propio Jefe lo sabe. Improvisará a fin de año una noticia dramática de corte populista, de efectos económicos y emocionales tremendos, poco aplicable y bastante absurda.

Pero dejemos para el futuro lo que es del futuro y ocupémonos del presente que es igualmente incomprensible. Por ejemplo: los venezolanos seguimos jugando un jueguito que entusiasma al 70% de la población, más o menos. El juego se llama “Elecciones”, no es un juego tramposo que gana el que hace trampas. No, no es así. Es un juego limpio y claro en el cual participamos todos y debemos seguir participando, tal y como lo exigen las más modestas y sólidas reglas de urbanidad.

El problema es que no importa quien gane las elecciones. Si gana el oficialismo, bien. Si gana la oposición, bien también, porque, tal y como nos han dicho el Presidente de la República y el General en Jefe Rangel Silva, ese triunfo no va a ser aceptado por las fuerzas armadas y quizá tampoco por ellos. Además, ya lo vivimos cuando el referéndum para la modificación de la Constitución, que se negó, pero se está llevando cabo y también cuando, recientemente, la oposición sacó mayoría de votos y quedó en minoría en la Asamblea.

Sugiero creer en lo que dicen las personas más empoderadas de este país. Está probado que es así. Cuando salió Ledezma electo Alcalde Metropolitano, lo relegaron y le eliminaron competencias. Otro ejemplo reciente es el letrero de bienvenida en las afueras de la Asamblea para los nuevos diputados de la oposición que, muy clara y honestamente, decía que los eliminarían.

La guinda del pastel la puso el Sr. Arias Cárdenas, quien ha jugado más papeles llenos de contrasentido que el propio General en Jefe Lucas Rincón Romero, también premiado por no haber dicho lo que dijo y haber sido mal interpretado por los medios, que “sacaron fuera de contexto” la transcripción literal y exacta de sus palabras. Bien, pues Arias Cárdenas descubre que las Fuerzas Armadas de antes no son como las de ahora, pues eran: “las que cumplían el papel de perros guardianes de la burguesía, las de la lucha contra insurgentes o del caracazo”

El Universal, 15/11/2010). Obviamente, las de ahora no son así, simplemente, son diferentes, pues a decir del General Rangel Silva: “La Fuerza Armada Nacional no tiene lealtades a medias sino completas hacia un pueblo, un proyecto de vida y un Comandante en Jefe. Nos casamos con este proyecto de país”. Además, comentó ante la pregunta sobre la hipotética victoria de la oposición en las presidenciales del 2012: “La hipótesis es difícil, sería vender al país, eso no lo va a aceptar la gente. La Fuerza Armada Nacional no y el pueblo menos.”

De lo cual se deduce que si llega a ganar la oposición las elecciones del 2012, será como si hubiese perdido, nos felicitaremos por haber jugado el juego pero no valdrá de nada. ¿O sí?

alvarogrequena@gmail.com
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viernes, 29 de octubre de 2010

LO QUE CHÁVEZ NO LE PERDONA A CARLOS ANDRÉS PEREZ. PEDRO BENÍTEZ

De haber tomado el poder mediante el golpe, ya podemos imaginar el tipo de gobierno que hubiese implantado. Pero allí estuvo CAP. De frente.

Imaginemos por unos instantes que la noche del 3 de febrero de 1992 Carlos Andrés Pérez, ante el alzamiento militar que casi le cuesta la vida, hubiese tomado la determinación de otros gobernantes latinoamericanos en las mismas circunstancias de la accidentada vida republicana de nuestros países: huir o asilarse en una embajada. Lo que hubiese pasado a continuación no es difícil de suponer dada la experiencia del gobierno, este gobierno, que los venezolanos hemos padecido en los últimos once años.

Si el teniente coronel golpista y sus secuaces felones hubiesen derrocado a aquel gobierno legítimo, producto de la voluntad popular, y tomado el poder por asalto en aquella ocasión, nada ni nadie les hubiera puesto freno a sus locuras y ambiciones. Todo los que hemos vivido en estos años en términos de abuso de poder, atropellos, megalomanías, corrupción, violencia política y social, y decadencia economía, habría quedado pálido frente a lo que pudo haber ocurrido.

Pero eso no ocurrió. Hugo Chávez no llegó al poder por medio de la violencia (como ha confesado que hubiese preferido), sino por los votos y por medio de las reglas democráticas que tanto desprecia. El haber llegado en el marco de una democracia (imperfecta como corresponde, pero democracia al fin) le puso desde el principio bridas a sus ambiciones de poder desbordadas. Y en ese detalle está el centro de su dilema: no es sencillo imponer el despotismo revolucionario en democracia. En once años la sociedad democrática venezolana no ha cedido, no se ha rendido.

Y eso, los venezolanos se lo debemos a Carlos Andrés Pérez. Él primero no cedió, ni se rindió ante el embate de la recurrencia dictatorial. No huyó esa noche, ni buscó asilarse en una sede diplomática, como si hicieron en su momento Pérez Jiménez y Juan Domingo Perón. Fue de frente y dio la cara. Un hecho significativo y revelador de su personalidad.

Esa noche-madrugada se activó en él todo el aprendizaje de lucha que asimiló como secretario personal de Rómulo Betancourt en su primer gobierno y en el exilio. Luego como secretario general de AD en el Táchira después del 23 de enero del 58, como Director General y Ministro del Interior, también con Betancourt en aquellos años críticos y decisivos de 1960 a 1963.

De CAP se podrán señalar muchos aciertos y errores como hombre de Estado, pero hoy, en una nueva fecha de su nacimiento, queremos destacar aquel hecho. Pues, como afirma el historiador Manuel Caballero en una semblanza que sobre el personaje publicara hace algunos años: el 4 de febrero de 1992 señala el límite entre el líder político y el líder histórico.

El accidentado final del segundo gobierno de Carlos Andrés Pérez, fue una tragedia para Venezuela, (de la que nadie se responsabilizó) en particular para toda la generación de venezolanos que crecimos, nos formamos y maduramos en los noventa y en la primera década de este siglo.

Probablemente el primero en concluir en eso fue el propio Pérez, tal como consta en su último discurso a la Nación como Presidente, cuando aceptó la decisión de la Corte que inició el juicio que finalmente le costó el cargo.

arporitbel73@yahoo.es

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jueves, 4 de febrero de 2010

LA TORTURA ELÉCTRICA, RAMIRO, MI SANGRE, EL NACIONAL, EL EDITORIAL, JUEVES 04 DE FEBRERO DE 2010

Cuando la oposición venezolana califica la presencia del comandante cubano Ramiro Valdés como un insulto al país, se queda corta. No es un insulto, es un escupitajo a los derechos humanos no sólo de quienes viven bajo la opresión en la isla caribeña sino de quienes, en todo el continente americano, han padecido el poder sádico y la capacidad de desprestigiar, apalear y extorsionar a aquellos políticos e intelectuales que se han atrevido a diferenciarse de los hermanos Castro.

Ramirito, como lo llaman sus allegados, fue un combatiente en el asalto al Cuartel Moncada y luego en el desembarco del Granma en las costas cubanas. Pero nunca tuvo ni la altura humanística ni la formación ideológica para ser un líder de masas.

Sus jefes, Fidel y el Che Guevara, lo acondicionaron para que moviera los hilos de la represión, concentrándose en aquellos que, desde adentro, impugnaban el auge del autoritarismo marxista de los hermanos Castro.

Su labor se enfocó, al principio, junto al Che Guevara, en uno de los hechos más sangrientos y populistas de la revolución cubana: el asesinato en forma de fusilamiento de centenares de funcionarios policiales o públicos del régimen del dictador Batista, sin ningún género de juicio ni derecho a la defensa. Fueron asesinados como una venganza y no como un acto de justicia en toda la regla. Desde luego, cayeron culpables e inocentes porque no hubo el debido proceso sino
corte marcial.

Para desgracia de Venezuela, este angelito llamado Ramiro y mejor conocido en Cuba como "Charco de sangre", es traído a Venezuela como experto en cuestiones eléctricas y redes comunicacionales. Bueno, a las pruebas nos remitimos. Pero creemos firmemente que existen en
Venezuela expertos ingenieros, técnicos y trabajadores sumamente preparados para resolver la crisis que tenemos.

¿Por qué traer a un conocido torturador, a un perseguidor y a un repugnante ser que exigía favores sexuales a las mujeres que clamaban por la libertad de sus maridos? En verdad, estamos ante la decadencia ética y moral de un régimen que ya no tiene argumentos para justificar sus posiciones en el poder. Traer a este crápula, que la opinión pública bien conoce, es además de una provocación, una radiografía del deterioro y la sumisión civil y militar a un gobierno como el de Cuba, que subsiste gracias a las limosnas de los países capitalistas como Estados Unidos, la Unión Europea, China, Venezuela y Rusia.

Que Ramirito venga a darnos una "ayuda técnica" suena tan falso como si Fidel Castro llegara al país para entrenar a nuestros corredores para la competencia de los 100 metros planos.

Ramirito Valdés viene a lo que sabe: a enseñar la represión que, desde el Ministerio de Tecnología, ha venido aplicando para restringir el tráfico en Internet en Cuba, en todas sus modalidades, desde twitter a facebook. Desde los venezolanos que luchamos aquí hasta los cubanos que quieren quedarse o irse a Estados Unidos.

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miércoles, 4 de junio de 2008

*DECLARACIÓN DEL DR. HERMANN ESCARRÁ: “LA LEY DE CONTRAINTELIGENCIA ES UNA FASE MÁS DEL GOLPE DE ESTADO CONTINUADO QUE VIENE PERPETRANDO EL PRESIDENTE


*DECLARACIÓN DEL DR. HERMANN ESCARRÁ: “LA LEY DE CONTRAINTELIGENCIA ES UNA FASE MÁS DEL GOLPE DE ESTADO CONTINUADO QUE VIENE PERPETRANDO EL PRESIDENTE CHÁVEZ"


El Presidente Chávez con la Ley del sistema nacional de inteligencia y Contrainteligencia aparecida en gaceta oficial del 28 de Mayo, continúa con los módulos de perpetración progresiva del Golpe de Estado orgánico y del fraude a la Constitución y a la Democracia. Esta vez lesionando derechos fundamentales como la inviolabilidad del hogar y los espacios privados (47C); garantía del secreto (48C); derecho a ser notificado (49C); acceso a la información (28C); información de interés pública (143C); protección de derechos humanos y respeto a la dignidad (55C); libertad de conciencia (61C); debido proceso (49C); presunción de inocencia (49.2C); Los principios de seguridad democrática de la nación (326C); buscando configurar en su régimen autoritario un Estado policial, caracterizado por la velación, el espionaje reciproco, el monopolio por parte de los órganos de inteligencia de la investigación, el desconocimiento del principio de territorialidad de la Ley y con un manejo totalitario o totalista de la llamada información estratégica y de la seguridad y defensa de la nación, con la no definición de los intereses y objetivos nacionales y el incumplimiento del concepto estratégico nacional

A lo largo de esta Ley inconstitucional, se le atribuye a los “órganos con competencia especial” la actuación por cualquier medio sin que sea necesaria orden judicial alguna para proteger a los delatores contra otros ciudadanos.

Desaparecen las competencias del ministerio fiscal y cuando estos órganos de inteligencia persigan a la disidencia o a la resistencia no requerirán orden judicial o fiscal alguna para tomar medidas que violentan la legalidad y las garantías constitucionales.

En materia de pruebas se viola el principio de contradicción, la cadena de custodia de la prueba, el derecho a la defensa y el control judicial.

Llama la atención que la actividad de contrainteligencia civil de acuerdo a la Ley, se desarrolla en el ámbito cultural, ambiental, social, geográfico, político y económico, y la contrainteligencia de la Fuerza Armada Nacional en el ámbito militar. Se les da competencias al Ministro de Relaciones Interiores y Justicia, y al Ministro de la Defensa para la planificación de inteligencia y contrainteligencia.

El Ministro de Interior y Justicia es nada más que cómplice del régimen con la guerrilla vecina y el Ministro de la Defensa es el que grita cada vez que puede “Patria, Socialismo o Muerte”.

Se violentan normas internacionales en materia de información en una sociedad democrática e incluso se inobservan decisiones, algunas de ellas consultivas, de la Corte Interamericana de Derechos Humanos.

Estamos frente pues, a la criminalización de la protesta y disidencia, se trata de imponer el miedo con fundamento como todo régimen autoritario en la Doctrina de Seguridad de Estado, por tanto es necesario y urgente que la oposición unida comprenda que la República es primero, que más allá de lo legítimo de las luchas electorales es necesario defender en esta hora grave el rescoldo de Democracia, de Estado de Derecho y de República mediante una acción de a nivel nacional de movilización de todos los sectores de la vida de Venezuela, de la Venezuela que queremos libre, plural y de Democracia avanzada.

Caracas, 3 de Junio de 2008