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sábado, 29 de septiembre de 2012

ARTURO RAMOS CALDERA, GANAR, COBRAR Y GOBERNAR

La campaña electoral realizada por Henrique Capriles Radonski con la ayuda y colaboración de todos los integrantes de la MUD, ha sido una campaña extensa, intensa, ejemplar y realista.

Ha sido una campaña extensa e intensa porque ha consistido en la visita casa por casa, la realización de caminatas y de encuentros en trescientos caseríos, pueblos y ciudades a todo lo largo y ancho del país en donde Capriles, con la sencillez y humildad que lo caracteriza, ha hecho énfasis en el contacto directo con el elector. Este franco intercambio de ideas y opiniones sobre las necesidades primordiales de cada comunidad, ha sido altamente beneficioso en la construcción de una relación sin barreras del candidato con el elector que lo compromete en lo que será su ejecutoria de gobierno como próximo presidente de la república.

La campaña ha sido ejemplar porque ha sido una campaña de altura, una campaña que insiste en la necesidad de unir a los venezolanos en torno a un futuro de oportunidades, progreso y bienestar para todos. Capriles ha demostrado tener una seria y recia personalidad al no desviar un ápice su conducta ante los reiterados insultos provenientes del otro candidato, con el único fin de distraer la atención del elector de la valoración de su pésima gestión de gobierno.
  
 La campaña ha sido realista porque va dirigida a conocer y proponer soluciones eficaces a los problemas reales e inmediatos de la ciudadanía, porque en ella difunde los lineamientos principales de su programa de gobierno y porque teniendo un claro concepto de lo que significa la responsabilidad de gobernar, reta al presidente saliente a un debate de ideas y ejecutorias; lo reta a comparar los dos programas de gobierno y a confrontar las promesas que hizo con los resultados obtenidos después de haber gobernado catorce años con la mayor opulencia económica conocida en nuestra historia.

Con esta impresionante campaña, Henrique Capriles Radonski ganará las elecciones del 7 de octubre. Ganará las elecciones porque Capriles ha sabido interpretar las necesidades reales de la inmensa mayoría de los venezolanos, ha logrado identificarse con ellos y les ha ofrecido un camino eficaz para solucionar sus problemas. Así lo demuestran las últimas encuestas.

No me cabe la menor duda de que Capriles cobrará el triunfo del 7 de octubre. Lo cobrará acompañado por el pueblo que depositó en él su confianza y por una gran parte de quienes, no habiendo votado por él, ven en el nuevo gobierno la posibilidad de progresar económica y socialmente, la posibilidad de comenzar a vivir en paz y de recuperar la cordialidad perdida. Las fuerzas armadas cerrarán filas al lado del nuevo presidente, harán respetar la constitución y la voluntad mayoritaria del pueblo venezolano y se compenetrarán con la nueva realidad. Los focos aislados de disturbios que en un principio pudieran haber alterado la paz pública, cesarán en su actividad al ver que no tienen respaldo popular y que el nuevo gobierno tiene la firme disposición de enfrentarlos y de hacer respetar y cumplir las leyes de la República en beneficio de todos.

Sin duda, el gobierno de Capriles estará integrado por las personas más capacitadas e idóneas para desempeñar la responsabilidad que se les asigne. Venezuela tiene un sin número de excelentes y honestos profesionales que estarán dispuestos y deseosos de prestar su colaboración en el enorme esfuerzo que significa insertar al país en el camino de desarrollo que soñamos. El renacer de la mística y el amor patrio unidos a una gestión eficaz y honesta liderizada por Henrique Capriles Radonski, permitirán en poco tiempo hacer patente como el país se enrumba en una realidad que superará cualquier expectativa que actualmente podamos tener.

Ganaremos las elecciones el 7 de octubre, cobraremos el triunfo  y Henrique Capriles  gobernará al país superando los logros y las metas establecidas. 

aramosc@citruslab.com

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jueves, 3 de mayo de 2012

ALBERTO MEDINA MÉNDEZ, NADA ES GRATIS. DESDE ARGENTINA

Mucha gente habla de su disconformidad con el presente y reprueba a la mediocre dirigencia que nos conduce. Son los mismos que dicen que no hay futuro y que resulta casi imposible ser optimistas en las condiciones actuales. Y en alguna medida, todo eso parece cierto. El escepticismo y la resignación parecen estar ganando la batalla.

Lo que es paradójico es que quienes declaman su permanente disgusto con la situación, no consigan percibir la relación directa entre causa y efecto, entre sus propias acciones y las evidentes consecuencias. Pese a la aparente inteligencia de muchos de ellos, diera la sensación de que no logran conectar el vínculo lineal entre sus actitudes, los acontecimientos y los resultados de todo ello.

Es como si no pudieran comprender que estamos como estamos porque hacemos lo que hacemos, o mejor dicho aún, que estamos como estamos porque no hacemos lo que resulta necesario hacer.

Con exceso de abulia y apatía, con demasiada desidia y negligencia, con indolencia e ingenuidad, casi sin querer, van contribuyendo de modo activo con la construcción del poder de los gobernantes. Los que mandan, sustentan su supremacía, en esta característica sociológica de este tiempo, casi patológica, por la cual demasiados deciden no hacer casi nada.

Solo gracias a la insensata conducta de los más, puede explicarse semejante dimensión de atropellos. Es, cada vez más, una matriz global. Una minoría, pero muy organizada, consigue someter a los mas, solo porque ese conjunto de individuos carece de organicidad y termina siendo funcional al poder de turno, a pesar de sus disidencias con esas políticas.

Los que han hecho de la política una profesión, saben poco de lo que deberían realmente conocer, es decir del arte de gobernar con inteligencia, pero indudablemente, son expertos en esto de manipular voluntades.
Conocen la ingeniería social al detalle, interpretan con habilidad las conductas humanas, perciben la pereza ciudadana, esa que hace que muchos sigan creyendo que forman parte de una sociedad democrática solo porque se presentan a votar una vez cada dos años, a veces inclusive de mala gana, casi forzados por las circunstancias legales o de repudio social.

Es paradigmático, ver como muchos ciudadanos de buena fe, caen en la trampa de no comprender que su accionar, muchas veces desidioso e indolente, son la principal causa de todo lo que soportan.

Las múltiples explicaciones que encuentran para justificar su decisión de no participar de la vida política de la sociedad, les sirven de consuelo, pero están lejos de alcanzar como argumentación para no hacer lo necesario.

Ningún resultado relevante en la vida humana, y mucho menos en comunidad, se consigue cruzándose de brazos, sentados en una silla, o simplemente con una postura de espectador en vez de protagonista.

Creer que la realidad se modificará en el sentido deseado, solo porque se invierte un escaso tiempo despotricando entre amigos contra el poderoso de turno o discutiendo en los bares, es pecar de una desmesurada ingenuidad.

Suponer que la sociedad cambiará sus paradigmas, sin un compromiso militante por parte de los que sienten profundo rechazo por el status quo, es demasiado infantil. La alteración del rumbo se consigue con mucho esfuerzo. Muchas veces inclusive, con trabajo tampoco resulta suficiente para lograrlo por falta de perseverancia o dirección correcta.

Lo que está plenamente garantizado es que con holgazanería ciudadana, no conseguiremos absolutamente nada significativo. Solo podremos llenarnos de impotencia inconducente.

Si no hacemos lo correcto, si no HACEMOS con mayúsculas, nada se transformará. Y si por lo contrario, preferimos seguir en la misma, justificándonos para explicar porqué hacemos tan poco, o a veces inclusive nada o lo incorrecto, debemos entonces estar dispuestos a pagar el precio de esa decisión.

Seguramente que muchas razones amparan nuestras elecciones individuales en lo que a la vida política hace. La corrupción, la falta de tiempo personal, la necesidad de buscar el sustento cotidiano o sencillamente la convicción de invertir el tiempo en otros asuntos que se consideran más importantes, son todas cuestiones atendibles.  Pero eso no logra modificar la ecuación. Siguen siendo decisiones que implican priorizar ciertas cosas por sobre otras. Y eso tiene consecuencias, siempre.

Asumir que lo que nos sucede es el resultado de lo decidido es un gran primer paso. Somos libres de tomar las determinaciones que deseemos, pero debemos comprender que ello conlleva un desenlace. Si no tomamos nota de esto seguiremos creyendo en esta fantasía de que lo que nos ocurre es responsabilidad de otros, los culpables de todos nuestros males.

La verdad es que esa caricatura de la realidad nos tranquiliza, nos despoja de culpas y nos hace sentir víctimas de esa casta enemiga. Es que tenemos responsabilidad y mucha, y si bien existe esa corporación que conspira  permanentemente contra nuestras vidas para arrebatarnos libertades, saquear nuestros recursos y amedrentarnos para que no reaccionemos, no menos cierto es  que está en nosotros, asumir que podemos modificar el presente con la actitud correcta y el esmero necesarios.

Hay que entender la dinámica de los acontecimientos para no fracasar en el diagnóstico de lo que nos sucede y poder luego, con la inteligencia apropiada, aplicar nuestros talentos para imprimir la energía necesaria, en el sentido preciso, y así, cambiar el curso de la historia.

Mientras tanto, resulta relevante, dar el primer paso, ese que nos ayude a entender que las decisiones que hemos tomado hasta aquí, explican lo que estamos padeciendo. Y que esto que nos pasa, de algún modo lo decidimos, por acción u omisión. Nuestro presente como sociedad es solo la inevitable consecuencia de nuestras determinaciones cotidianas, solo porque como en tantos otros aspectos de la vida personal, “nada es gratis”.


Alberto Medina Méndez
albertomedinamendez@gmail.com
skype: amedinamendez

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jueves, 22 de marzo de 2012

HENRIQUE CAPRILES RADONSKI: GOBERNAR ES HACER

Hacer es parte del Progreso: que veas que tú y los tuyos pueden lograr sus metas porque desarrollan sus capacidades y existen las condiciones para que eso sea posible. Que tú sientas que tu vida mejora y que gracias a eso es que el país crece y progresa. Si tú progresas, tu familia progresa y el país progresa contigo. Juntos podemos hacerlo
En el recorrido que hemos hecho por el país, escuchando a la gente, a menudo conversamos sobre cómo las metas de cada uno de nosotros contribuyen a una idea de futuro colectiva y posible, a una idea de Progreso.
Desde los recién nacidos hasta quienes han alcanzado la respetable madurez. Todos merecemos tener acceso a las condiciones que permitan que en cada etapa logremos los objetivos que forman parte de una vida de calidad.
En realidad la polarización fértil, ésa que nos permite ir hacia el futuro, es otra: la de los problemas versus las soluciones. Los problemas y las soluciones sí nos unen. Por eso es allí donde estamos trabajando al encontrarnos para buscar soluciones y consolidarlas mediante un Plan de Gobierno capaz de crecer y ganar gracias a algo que el gobierno nacional ha dejado de hacer: escuchar al otro. Los problemas que son de todos tenemos que resolverlos entre todos.
Gobernar es hacer, es trabajar más y hablar menos, y para poder hacer es necesario escuchar a las comunidades, a las familias, a las mujeres, a los jóvenes, a los especialistas; incluso a quienes nos hacen críticas constructivas. Escuchar es lo que permite que la planificación se concrete, porque sólo escuchando y dialogando es posible el encuentro de opiniones que nos permite atinar en las políticas.
Hacer para progresar
Nosotros trabajamos en una nueva manera de hacer política y es acercánose a la gente, casa por casa, paso a paso. Esto es lo que nos permite hacer llegar a todos por igual los beneficios de las decisiones, en lugar de hablar y ofrecer abstracciones.
Hacer es parte del Progreso: que veas que tú y los tuyos pueden lograr sus metas porque desarrollan sus capacidades y existen las condiciones para que eso sea posible. Que tú sientas que tu vida mejora y que gracias a eso es que el país crece y progresa. Si tú progresas, tu familia progresa y el país progresa contigo. Juntos podemos hacerlo.
Por eso les digo, sí, gobernar es hacer. Pero hacer contigo, permitiendo que tú crezcas y confiándote esa parte del futuro que te corresponde y que mereces.
El camino hacia el Progreso cuenta contigo. Por eso te invito a que reflexiones con los tuyos sobre sus metas, sobre su visión de futuro. En familia, con los compañeros de trabajo, con los vecinos. Que cada uno de nosotros se pregunte cuáles son sus metas, dejemos atrás el pasado y empecemos a caminar juntos hacia el futuro. Un futuro que ya comenzó porque tú eres el futuro.
¡Juntos tenemos la fuerza para construir el camino hacia el Progreso!

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