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viernes, 25 de enero de 2013

MERCEDES MONTERO, LAS MUERTES QUE SE QUIEREN ESCONDER

Una estadística inocultable y escalofriante es la de 21.600 muertes debidas a la violencia en el Año 2012
En nombre de una supuesta “revolución”, Venezuela entera ha sufrido una involución
Una estadística inocultable y escalofriante es la de 21.600 muertes debidas a la violencia en el Año 2012, la cual demuestra como ya ha sido dicho, que al actual “gobierno” no le importa el sacrificio humano que implican estas muertes con tal de lograr su irrito objetivo. Los decesos del 2012 se suman a los casi 160.000 (si es que la cifra no ha sido superada) ocurridos en los 14 años del gobierno de Hugo Chávez, una cantidad vergonzante para cualquier país que estuviera en guerra, pero aún más en un país como Venezuela, que se supone está en paz.
Ante una situación que muestra una estadística alarmante de cadáveres ingresados a las morgues los fines de semana, hasta llegar a apilarlos porque no hay mesones, ni neveras donde guardarlos antes de su autopsia; a las autoridades gubernamentales que se supone están encargadas de velar por el respeto a los derechos humanos; no se les ocurre cumplir con la misión de los cargos que ocupan, y mucho menos darse cuenta que existe la imperiosa necesidad de cambio en la política de Estado con respecto a la seguridad personal y el respeto a la vida; sino que al contrario continúan ocupando sus horas de trabajo justificando y legalizando la confiscación de otros derechos de los venezolanos.
Mientras continúa creciendo el número de muertes violentas, la solución encontrada por las autoridades para tratar de ocultar lo que es inocultable, es anunciar la construcción tardía de 100 morgues más, ubicadas en diferentes sitios de las ciudades del país. La aglomeración de familiares y amigos, esperando por los cadáveres a las puertas de las pocas morgues que solo funcionan como pueden, deja al descubierto no solo la cantidad de muertes violentas que ocurren cada día, sino la incapacidad de las autoridades para dar una respuesta digna a lo largo de toda esta tragedia. Como los decesos siguen incrementándose es necesario dispersar las morgues, de modo que parezcan menos los muertos.
Como todo en la Venezuela actual, lo más probable es que la construcción de esas morgues le sea encomendada a un contratista chino, ruso, iraní o bieloruso, que sólo vea la cantidad de dólares que le pueda extraer al erario venezolano y como no hay quien le pida cuentas, entregue a la nación un porcentaje mínimo de lo contratado. Pero además que al igual que ha sucedido con las viviendas de la Gran Misión Vivienda, lo más probable es que las morgues tengan goteras, la neveras no enfríen por falta de electricidad, sólo haya dos mesas para autopsias en una morgue que reciba unos 80 muertos semanales, y los forenses sean médicos comunitarios que redacten informes forenses, con el mismo desconocimiento que caracteriza a las prescripciones que emiten debido a que nunca recibieron verdadera formación académica en la profesión de Medicina.
Lamentablemente este es el país de hoy en día, en el cual en nombre de una supuesta “revolución”, Venezuela entera ha sufrido una involución en todos los sentidos, atraso, corrupción aberrante, pérdida de la moral, y de la soberanía, debido a que su presidente transformó al país en una colonia Castro comunista, sin parecer importarle el altísimo precio que está pagando con vidas principalmente de jóvenes ciudadanos.
mechemon99@yahoo.co.uk

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jueves, 12 de enero de 2012

ENRIQUE PEREIRA: LAS CUENTAS NO LES CUADRAN.

Este gobierno nos muestra estadísticas que no cuadran.
Las cifras de un país deberían ser intocables. Jugar con las estadísticas no logra otra cosa que confundir y engañar a los votantes, al tiempo que hace imposible cualquier intento de lograr una planificación adecuada para mejorar al país. No importa cuánto manipule las cifras, la realidad siempre se percibe debajo del velo con que intentan cubrirla.
Cuando lo engañan una sola vez, usted puede incluso poner en duda su instinto y tomar esas mentiras como verdades. Cuando las mentiras se repiten, usted deja de creer hasta en las verdades más solidas.
El Ministro de Agricultura se daba golpes de pecho ayer, inconforme con el “crecimiento” muy pequeño de la agricultura, durante el año pasado, del cual no está conforme. El produce las estadísticas y viene corriendo la arruga por unos años, hablándonos de una revolución agropecuaria que tiene números crecientes, pero no productos en los estantes. El venezolano de a pie mide a la revolución agrícola por los huecos en los estantes.
El Ministro del Interior también entregó resultados, reconociendo su incapacidad para mejorar las cifras de homicidios, luego de vendernos la noticia de que otros crímenes han disminuido. El mismo debe tener dificultades para creer que los delitos diferentes a homicidios disminuyeron. Hay  robos, asaltos y secuestros a mansalva como parte de nuestra realidad diaria. El venezolano de a pie mide la inseguridad por la prensa, no por las estadísticas de los Ministros.
Pueden repetir hasta el cansancio que cumplieron la meta de ciento cincuenta mil “soluciones habitacionales” durante el año pasado, pero no tienen como entregarnos una lista que nos demuestre donde las construyeron. Las pueden “contar”, pero no las pueden mostrar. Usted y yo medimos las cifras de construcción, por el movimiento que generan, por las grúas, por los camiones de acero y cemento. Difícil creerles, cuando ya entendemos el valor de una estadística producida por mentes oficiales.
Prepárese para escuchar “logros”. La Asamblea se vestirá de gala para que el presidente rinda su informe anual, este próximo viernes. Mientras él le hable a los diputados, y al país, seguirán pasando cadáveres hacía la morgue, usted seguirá zanqueando una lata de leche y un litro de aceite, los refugiados seguirán quejándose y los centros médicos seguirán empeorando. El  río Guaire seguirá sucio y el Metro de Caracas seguirá experimentando retrasos mientras la producción y refinación petrolera seguirá empeorando. Eso sí, la popularidad del presidente, en las encuestas que ellos producen, seguirá creciendo cada día.
Las cuentas no les cuadran. Tampoco las de octubre 2012.
@pereiralibre
vienegrande@yahoo.es

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sábado, 31 de diciembre de 2011

ANTONIO CUBILLO: INFORME HOMICIDIOS 2011. EL 2011 HA SIDO EL AÑO MÁS VIOLENTO DE LA HISTORIA NACIONAL. REPORTE DEL OBSERVATORIO VENEZOLANO DE VIOLENCIA (OVV) UCV, UDO, LUZ, UCAT, UCAB, UCLA

Con tristeza, los centros de investigación de las universidades nacionales que formamos parte del Observatorio Venezolano de Violencia (OVV) debemos informar al país que el 2011 concluirá como el año más violento de la historia nacional, como aquel en el cual se han cometido más homicidios, para un total de 19.336 personas asesinadas.

En los archivos oficiales, ya para el mes de noviembre de 2011, los casos de homicidios habían llegado a 15.360, superando ampliamente los 13.080 casos que oficialmente se había reportado para todo el año 2010. Al añadir a esta cifra un estimado conservador de los asesinatos cometidos en el mes de diciembre, proyectamos que en los archivos oficiales se contabilizarán 17.336 casos de homicidios.
Hace una década, en el año 2001, se registraron en el país en ese mismo archivo la cantidad de 7.960 homicidios; es decir, este año lo concluimos con casi 10.000 homicidios más que hace diez años. Estas cifras muestran que entre el año 2001 y el 2011 hemos tenido un incremento sostenido de 1.000 homicidios más cada año.
Esa cifra, sin embargo, no refleja la realidad de la victimización que es todavía más cruel y dolorosa, pues en el año 2011 se registrarán más de 4.000 casos como “averiguaciones de muertes”; éstas son personas fallecidas en condiciones violentas o extrañas, pero que las limitaciones de la investigación policial y judicial no ha permitido realizar una acusación de homicidio, ni tampoco de clasificarlas y archivarlas como suicidios o accidentes. Por lo tanto, si de manera conservadora consideramos que solo la mitad de estos 4.000 muertos fueron asesinatos y sumamos apenas esa cantidad, tenemos que en Venezuela se cometieron al menos 19.336 homicidios en el año 2011.

Esta cifra nos indica que en Venezuela se cometen en promedio 1.611 homicidios cada mes, lo cual representa 53 asesinatos cada día. Cabe recordar que el Libertador Simón Bolívar, en su informe del 25 de junio de 1821 sobre los resultados de la Batalla de Carabobo, escribió: “nuestra pérdida no es sino dolorosa: apenas 200 muertos”. En Venezuela, en el 2011 cada 4 días tuvimos la misma cantidad de fallecidos que en la Batalla de Carabobo; cada mes, 8 veces más muertes que en dicho acontecimiento histórico.
Si asumimos las últimas proyecciones de población del Censo 2011 que indican que Venezuela tiene para este año 28.500.000 habitantes, y calculamos la proporción de víctimas por el número de habitantes, tenemos para Venezuela, en 2011, una tasa de 67 homicidios por cada 100.000 habitantes.
Si realizamos el cálculo exclusivamente con las cifras incompletas del registro oficial, tenemos una tasa de 60 víctimas por cada 100.000 habitantes. Cabe recordar que de acuerdo a los estándares de los organismos de las Naciones Unidas, una tasa por encima de 10 homicidios por cada 100.000 habitantes se considera una epidemia, por lo tanto podemos concluir que Venezuela vive una muy grave epidemia de homicidios.
Esta situación contrasta de manera radical con lo que ha sucedido en otros países con condiciones sociales similares a la nuestra. En Colombia, para el año 2001, se registraron 27.840 homicidios y en el año 2011, la cifra hasta el 24 de diciembre, era de 13.520 casos. Es decir, en Colombia se ha dado una reducción a la mitad, mientras en ese mismo periodo en Venezuela los homicidios se duplicaron.
Para tener una idea de estas magnitudes podemos comparar lo sucedido en Venezuela con las víctimas de la guerra en Irak. Entre marzo del año 2003, cuando se iniciaron los ataques, y el final oficial de la guerra, en diciembre de 2011, murieron 4.485 soldados americanos. Es decir, que solo en el año 2011 hubo en Venezuela 4 veces más muertos que soldados americanos caídos en Irak.
En un estudio realizado por la Universidad de Londres y el King’s College sobre los víctimas civiles de la guerra, se encontró que entre 2003 y 2010 los terribles ataques con bombas suicidas (en vehículos o a pie) mataron a 12.284 civiles. En Venezuela, en el año 2011, murieron 1,5 veces más personas que todas las fallecidas por bombas suicidas en Irak del 2003 al 2010.
El Observatorio Venezolano de Violencia calcula, de manera conservadora, que entre los años 2001 y 2011 ocurrieron en el país 141.487 asesinatos.
Las investigaciones científicas realizadas en distintos países han mostrado que la aparición de esos altos y sorprendentes incrementos de los homicidios y la violencia criminal coincide con situaciones cercanas a las guerras. Así ocurrió en Gran Bretaña o Alemania después de las Guerras Mundiales; en Estados Unidos después de la Guerra Civil o de la Primera Guerra Mundial. Algo similar ocurrió en América Latina donde la violencia y los homicidios se incrementaron en El Salvador después de los Acuerdos de Paz o en Colombia con la guerra entre el gobierno nacional y los dos ejércitos de guerrillas y el de los paramilitares. Lo singular es que estos incrementos en la violencia criminal ocurren así las guerras sean internas o externas, y ocurren con independencia de que en ese país o región se pierda o se gane la guerra.
Pero en Venezuela no hemos tenido guerras. ¿Cómo explicar lo ocurrido?
A pesar de no haber sufrido guerras, lo que ha sucedido en la sociedad venezolana tiene unos efectos sociales de “como si” hubiésemos padecido un conflicto bélico muy violento, tanto en sus casusas como en sus consecuencias.
La guerra incide y perturba dos mecanismos centrales de contención de la agresión en la sociedad. En primer lugar, la guerra legitima la violencia y el uso de la fuerza; es decir, la no-ley. La guerra destruye los mecanismos de diálogo y arreglo de conflictos por las normas y el acuerdo mutuo; se basa en la imposición de un grupo o país sobre otro y se procura la destrucción del otro, que no es considerado rival sino enemigo.
En segundo lugar, la guerra deslegitima los mecanismos de contención de la violencia: deja sin fundamento la censura a la violencia y a los violentos, y la creencia de que la violencia no es el mejor camino para solucionar conflictos entre las partes. La guerra deslegitima el valor del respeto a la vida y la enseñanza ancestral del “no matarás”; la guerra otorga impunidad a la matanza de otros seres humanos y le da poder a la creencia que por las armas y la fuerza se pueden lograr las metas individuales o colectivas.
En Venezuela, estos efectos se han dado sin haber tenido una guerra, por el continuo elogio de la violencia y de los violentos, por la impunidad creciente en el país y por los llamados continuos a la guerra. La vida social regida por normas ha sido substituida por el uso de la fuerza.
El control de la violencia y la reducción de los homicidios requieren construir una sociedad basada en el consenso y en las normas. El antiguo dilema de barbarie o civilización se repite en la actualidad en el conflicto entre la violencia y la paz. La barbarie de hoy está representada por  el homicidio, la fuerza de las armas y la impunidad; y la civilización está representada por el diálogo, las leyes, la fraternidad y el castigo a los violentos.
No podrá existir progreso ni bienestar en la sociedad mientras se irrespete el derecho a la vida y los derechos del otro, y se viole la norma consensuada como el eje del pacto social. La civilización y el progreso se fundan en el consenso y en la coexistencia, en la fraternidad y la solidaridad, nunca en la destrucción del otro.
cubilloantonio@hotmail.com

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