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martes, 1 de noviembre de 2011

TEÓDULO LÓPEZ MELÉNDEZ: EL OJO DE DIONISIO

Buena parte de los libros que se publican son la mejor prueba de que la literatura lleva el mismo camino de la realidad global: la escritura ha dejado de ser demostración (ética o estética) para convertirse en mostración. Bien lo explica Paul Virilio en El procedimiento silencioso cuando advierte de la desaparición de la geopolítica ahora sustituida por una “cronopolítica”, para evidenciar el surgimiento del ciudadano virtual de la ciudad mundial, que no es ciudadano sino contemporáneo. Ya la literatura no quiere demostrar, según lo han determinado los editores preocupados por sus ingresos.  

El escritor tiene que “echar un cuento”, plagarse de anécdotas en menoscabo de la “dentritud” del lenguaje. La naturaleza misma de la literatura está en peligro, pues ha asumido “la estética de la desaparición” para ocupar las reglas massmediáticas establecidas que no son otra cosa que dar prioridad absoluta a la notificación. Es claro, como lo recuerda Virilio, que el “arte moderno” fue paralelo a la revolución industrial, mientras el arte “posmoderno” marcha con el lenguaje analógico, con el progreso tecno-científico, con la revolución informática.

No hay duda que el mundo está desquiciado. Y la literatura con él. Si procuramos con Derrida  entender, habría que decir “el presente es lo que pasa, el presente pasa”. Así, la literatura, se ha colocado en lo transitorio, “entre lo que se ausenta y lo que presenta”. En otras palabras, la literatura ha tomado para sí la huida. La pregunta es si será así siempre, si ha terminado la literatura como la hemos entendido. El porvenir de la literatura sólo puede pertenecer al pasado en el sentido de modificar con las nuevas técnicas y con todas las innovaciones posibles la vieja misión de demostrar, de crear, es decir, de volver a ser arte. Esta presencia sólo la encontramos en los viejos textos, de los cuales podemos decir “está escrito a la vieja manera”, en cuanto a estilo o a sintaxis, pero en los que pervive  el afán de una  tarea por realizar, aceptando que lo heredado no está dado. Quizás debamos comenzar desde aquí: partir de una inconclusión y convencernos de que este dominio de la mostración pasará, como pasa siempre toda hegemonía.

El mundo anda muy mal y muy mal anda la literatura. Es probable que no percibamos en toda su magnitud su actual desgaste. Comprendamos que siempre ha habido desarreglos y desajustes. El futurismo desencadena su perorata sobre la máquina en pleno auge de la era industrial. El arte actual se copia de la perorata de los medios radioeléctricos, esto es, de la intrascendencia. El escritor quiere ser actor de televisión y no escritor. En otras palabras, la literatura se hace incompetente, pierde la legitimidad que venía de su antiguo espacio. El lector, por supuesto, asume que ya no habrá más literatura, que la literatura es lo que se le ofrece paralelo al bodrio informático. Sin embargo, todo muta y se reelabora. Lo tele-tecno-mediático, la mostración que cunde en putas, en exguerrilleros, en drogadictos, en sobrevivientes de dictaduras y, en fin, en personajes sin misterio, sólo se entienden como símbolos mediáticos de masas, la gran concesión de la literatura a los programas, a las modas y a los discursos de la pantalla-ojo. Es obvio que el contemporáneo, el sustituto del ahora del hombre alerta, se mueve en inertes rutinas prácticas y todo lo que le perturbe es rechazado como una intensidad indeseable. La masa quiere desechar toda expresividad, está integrada por individuos de vulgaridad invisible y, en consecuencia, procura leer sólo lo que refuerce una condición masiva y vulgar. En materia literaria cabe recordar aquélla frase de Hannah Arend donde habló de “desamparo organizado”.

Es harto conocido que Dionisio, tirano de Siracusa, utilizaba un peñasco en forma de oreja a través del cual escuchaba todo lo que sus prisioneros decían. Ahora Dionisio ha colocado a sus cautivos directamente en el ojo lo que quieren que lean.


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domingo, 9 de octubre de 2011

NUEVAS NORMAS DE LA REAL ACADEMIA ESPAÑOLA (RAE)

La Real Academia Española (RAE), publicó recientemente sus nuevas obras sobre Gramática y Ortografía, en las cuales se plasman todos los cambios que habían circulado por diferentes medios y, podría decirse, que los mismos eran más que todo una especie de rumores y especulaciones. Cabe destacar, que varias de esas transformaciones han sido objeto de rechazo por buena parte de la población hispano hablante. Muchos, alegan que aún no se han aprendido una norma, cuando ya la RAE decide cambiarla y otros, categóricamente opinan que harán caso omiso a estas reglas.

Sin embargo, la realidad es que tanto la ortografía como la gramática, poseen una importancia esencial y su correcto dominio está relacionado con la buena imagen social y profesional de quienes las dominan y, por el contrario, se censura de alguna forma, a las personas que no poseen una correcta comunicación escrita.

Por consiguiente, si usted no quiere pertenecer al grupo de quienes cometen faltas ortográficas, conozca y ponga en práctica las nuevas normas de la RAE, algunas de las más notables se detallan a continuación:

Definitivamente, las letras “ch” y “ll”, quedan fuera del alfabeto en español. Serán dígrafos, tal como la “rr”. Este cambio consiste en reducir el alfabeto, debido a que estas letras son combinaciones de otras que ya están incluidas en el abecedario.
La “y” griega se llamará (ye), v (uve) y w (uve doble). Debemos perder la costumbre de señalar a la b, como larga, grande o alta, tampoco de “Bolívar” o peor, “de burro”. Nunca más debemos decir v corta, chiquita, pequeña o “v de Venezuela” y menos “de vaca”. Aunque en el caso de la w, la RAE sugiere “uve doble”, cuando nosotros la llamamos doble v. El nombre uve se origina para distinguir oralmente la b de la v, pues se pronuncian de la misma forma en nuestro idioma. Al decir uve (v), nunca se confundirá con la b (be), de allí la justificación para este cambio. En el caso de la y, es preferible el sonido ye y no “y griega”, por ser más sencillo de expresar y diferenciarse totalmente de la vocal i, llamada comúnmente i latina o i de iglesia.

La conjunción disyuntiva “o” se escribirá siempre sin tilde. Aunque muchos insistan (todavía) en colocarle la tilde (ó) en la escritura corriente, únicamente se utilizaba en este caso: 5 ó 6 para diferenciarla del número 506. Es decir, evitar la confusión entre la letra o y el cero (0). Este uso diacrítico ya no tiene excusa; porque hoy en día, gracias a la utilización de los computadores, la conjunción “o” se diferencia visible y notoriamente del 0, según el alegato de la RAE. Lo adecuado será; 5 o 6.

La supresión del acento ortográfico en el adverbio solo y los pronombres este, ese y aquel. Su uso no estará justificado, ni siquiera en caso de ambigüedad. Ej. Voy solo al cine a ver películas de terror (“solamente”) o, Voy solo al cine a ver películas de terror (“solo, sin compañía”). Por consiguiente, a partir de ahora podrá prescindirse de la tilde en estos casos, incluso en caso de doble interpretación, pues cabe colocar perfectamente sinónimos (solamente o únicamente, en el caso del adverbio solo). Ej. Voy únicamente (o solamente) al cine a ver películas de terror.

En el caso de las palabras “guion”, “hui”, “Sion”, “truhan” o “fie”, deben escribirse obligatoriamente sin tilde, (lo contrario será una falta de ortografía).
Los términos genéricos que se anteponen a nombres propios se escribirán en minúscula: golfo de Venezuela, península de Araya, islas Galápagos, etc.

No será correcto escribir “piercing, catering, sexy, judo o manager” (es decir: piercing, catering, sexy), si no se hace en cursiva o entre comillas, para remarcar su origen extranjero, como es la norma para este tipo de vocablos. Solo pueden escribirse sin cursiva, la forma adaptada al idioma español de estas palabras: pirsin, cáterin, sexi, yudo y mánayer. Otros ejemplos: smoking > esmoquin; camping > campin; bricolage > bricolaje, entre otros.

Los prefijos “ex”, “anti” y pro” ya no estarán separadas de la palabra que los precede. Ej. “Provida, expresidente, anticonstitucional”. Tradicionalmente “ex”, “anti” y pro”, debían escribirse separados de la palabra que las precedía, pero ahora se irán unidos, como el caso de “exesposa” y “provida”.

Por lo tanto, no existen ex presidentes ni ex maridos, etc., pasaron a ser “expresidentes” y “exmaridos” (junto, no separado). Únicamente las expresiones compuestas como; alto comisionado, capitán general, podrán utilizar los prefijos “ex” y “pro” en forma separada. Ej. Ex alto comisionado, ex capitán general, pro derechos humanos, etcétera.

Igualmente varían las grafías de quórum por “cuórum”, Qatar será Catar, Iraq por Irak y Tchaikovski pasará a escribirse Chaikovski.

Ya no se escribirá “Papa” con letra inicial mayúscula, para hablar de la máxima autoridad de la Iglesia Católica, sino “papa”, con minúscula. Pueden escribirse en mayúscula solo, aunque no obligada, cuando no van seguidos del nombre propio: “La recepción a Su Santidad será en el palacio arzobispal”. Sin embargo, es obligada la minúscula, en este caso: “Esperamos la visita de su santidad Benedicto XVI”.

Igualmente, se evitará la mayúscula inicial en “don”, “doña”, “fray”, “santo”, “san”, “excelencia”, “señoría”, “sor”, “vuestra merced”, aunque se admite la mayúscula inicial en los tratamientos protocolarios de las más altas dignidades (su santidad, su majestad, su excelencia).

Por el contrario, los personajes de ficción irán siempre con mayúscula inicial (Aureliano Buendía, Harry Potter, Mafalda) y también lo harán aquellos formados por nombres comunes: “Caperucita Roja”, “el Gato con Botas”, la “Cucarachita Martínez”.

Y por si no lo sabía, el vocablo güisqui es la grafía correcta actual en español equivalente a la palabra inglesa whisky o whiskey, pero la RAE propone que se escriba: wiski.

Ahora, solo nos resta aceptar y practicar estos cambios implementados por la máxima autoridad en el tema o ¿será un poco complicado acostumbrarse?

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