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lunes, 9 de marzo de 2015

LUIS MANUEL AGUANA, LA DESCENTRALIZACIÓN: CRÓNICA DE UN “AUTOSUICIDIO” INTERMINABLE

Difícilmente pueda encontrarse un documento más premonitorio de la muerte del sistema de partidos que el mensaje que dirigió al Congreso de la República el entonces  Ministro de Estado para la Descentralización, Dr. Allan Brewer Carías, en enero de 1994 (ver Mensaje al Congreso en Allan Brewer Carías, II, 2, 97. Informe sobre la Descentralización en Venezuela 1993 – Junio 1993-Febrero 1994 en http://goo.gl/5IFBcH). Los muchachos de las nuevas generaciones políticas harían bien en leer con cuidado ese Mensaje al extinto Congreso.
 
En un documento de más de mil páginas contentivo de las Memorias del entonces Ministro de Estado para la Descentralización, el Dr. Brewer Carías detalla los esfuerzos realizados por el Gobierno de Transición de Ramón J. Velázquez por salvar al sistema de partidos de su propia destrucción. Pero ya era tarde. En enero de 1994 los venezolanos ya habían elegido a Rafael Caldera en una elección insólita donde un hombre sin partido y sin maquinaria, había derrotado a las dos principales fuerzas politicas del país. Era un mensaje claro de los venezolanos a los partidos políticos de que las cosas no podían continuar de la manera como venían desarrollándose y que ese próximo gobierno debía continuar y profundizar, como lo sugería el entonces Ministro, el proceso de descentralización:
 
“Ahora bien, en mi criterio, la política de descentralización, definida como política nacional por el Gobierno del Presidente de la República, Dr. Ramón J. Velásquez, ha estado y está establecida y diseñada con ese objetivo. La descentralización es el instrumento para lograr la participación política; y la participación es actualmente la única vía para que nuestra democracia se perfeccione. / Por eso, la descentralización ha estado en estos últimos tiempos y estará en el futuro próximo, en el centro de la política de cambio. Por ello, hemos dicho que hasta cierto punto, con la descentralización nos estamos jugando la democracia” (La Política de Descentralización, pág. 21, negritas y subrayado nuestro).
 
Sin embargo, y aunque se diera un paso fundamental con la promulgación de la Ley Orgánica de Descentralización, Delimitación y Transferencia de Competencias del Poder Público en 1989, y la adopción por parte del Presidente Velásquez de una política de Estado para el logro de ese fin, muy poco entendieron los partidos políticos que en ello se les iba la vida a partir de 1994, bloqueando políticamente cualquier intento de profundizar el proceso iniciado, cayendo estrangulados con la elección de Hugo Chávez en 1998. En realidad, visto desde esa perspectiva, los partidos del status se “autosuicidaron”, y nos asesinaron la democracia en el camino.
 
Y aunque las decisiones que se tomaron en ese breve periodo pudieron comprometer al naciente gobierno de Caldera, como lo indicó el Ministro, ni ese gobierno ni su oposición política advirtieron que estaban sepultando la democracia, haciendo poco o nada para profundizar el proceso descentralizador: “Por eso, siempre dije que las decisiones que estábamos tomando en materia de descentralización, en este corto período de transición, eran decisiones que iban a comprometer al nuevo Gobierno, el cual, en mi criterio, tiene que continuar el proceso, porque entiendo que es un proceso de sobrevivencia de la propia democracia” (La Política de Descentralización, pág. 22, negritas y subrayado nuestro).
 
Es poco lo que se puede agregar. Caldera no pudo levantar el proceso de descomposición política que ya se había iniciado con su elección, y los resultados no se hicieron esperar. Los venezolanos votaron en 1998 por algo completamente diferente, como ya lo habían hecho en diciembre de 1993, aceptando las promesas de un golpista que decía tener todas las respuestas. Visto desde esa perspectiva, fuimos entonces nosotros los venezolanos quienes nos “autosuicidamos”.
 
Pero lo más increíble es que todavía no se haya aprendido la lección. Luego de todo lo que ha pasado en estos 16 años luego de 1998, los partidos insisten en volver por la senda de algo que es de suyo irreversible. Insisten en mantener un modelo que ya agonizaba en 1993 y muere en 1998. Como lo afirmó Brewer Carías en su Mensaje, finalizaba el ciclo del Estado Democrático Centralizado.
 
Hay que hacer notar que el Mensaje de Brewer Carías se da en un momento donde comenzaba el último periodo de la democracia conocida. Las advertencias  eran procedentes y había todavía chance de desmontar un país altamente centralizado política y económicamente. Y fueron desoídas.
 
La Constitución de 1961 daba la  oportunidad de montar un sistema federal de gobierno hasta donde fuera posible, en los "términos” de esa misma Constitución. Sin embargo, ese tiempo político se perdió en la incomprensión de los liderazgos partidistas.
 
El planteamiento era claro. Dada una Constitución vigente, se pretendía desmontar todo el andamiaje de competencias administrativas y políticas, creando un proceso indetenible que enraizara la democracia. Pero ni se quiso soltar el poder político ni tampoco darle sustento económico a un nuevo modelo. Se coartó la participación directa de los Estados y Municipios en el IVA que ellos mismo producían, dejando de paso ese dinero en manos del Poder Ejecutivo que lo repartiría a su conveniencia a través de la figura de un pote que denominaron Fondo Intergubernamental para la Descentralización, desembolso que estaría atado a las competencias efectivamente transferidas. Una descentralización de papel y otro engaño para el pueblo.
 
Y entonces llego Chávez, haciendo caída y mesa limpia a ese proceso que había comenzado de manera incipiente, destruyendo el proceso de descentralización, y generando una Constitución más centralista que la anterior. Y para colmo inicia un proceso de cambios en el sistema político (Plan de la Patria) para quedarse eternamente en el poder. Esa es la guinda de la torta autoritaria.
 
Entonces, ¿cual debiera ser la respuesta de aquella dirigencia política opositora, que aun esta vivita y coleando, que luego de haber oído a Brewer Carías en aquel Congreso de 1994, desoyeron o no entendieron el mensaje? ¿Volver a lo mismo-o peor- pero con otra Constitución y otro ordenamiento jurídico que se ha montado durante 16 años? ¿Volver a ese "sistema de partidos" del Estado Democrático Centralizado que moría en 1993 y enterramos en 1998? Pues eso es lo que nos están planteando los partidos políticos actuales con el espejismo de sacar a este régimen a punta de votos controlados.
 
Si en algo el Mensaje al Congreso del Ministro para la Descentralización fue premonitorio era que el proceso descentralizador era irreversible y no profundizarlo implicaba la muerte de la democracia. Entonces, la pregunta fundamental radica en si seguiremos insistiendo en el error o le damos un vuelco al sistema, haciendo por la vía Constituyente lo que debió haber hecho la dirigencia política por la vía del desmontaje de un sistema inviable para evitar la muerte de la democracia.
 
Pues bien, ese vuelco ahora se llama Proyecto País Venezuela Reconciliada Vía Constituyente
 
(http://proyectopaisviaconstituyente.blogspot.com/)
 
cuya ejecución solo puede concretarse llamando al pueblo depositario de la soberanía a activar un proceso constituyente en los términos que este se dé y estableciendo en una nueva Asamblea Nacional Constituyente un país verdaderamente Descentralizado y Federal. Eso o terminar de enterrar la democracia. El resto son engaños de aquellos que en su mal morir y en su permanente escape hacia delante nos están llevando a todos por el medio. Depende de nosotros seguir “autosuicidandonos” en una crónica que se ha hecho interminable…
 
Luis Manuel Aguana
Email: luismanuel.aguana@gmail.com
Twitter:@laguana

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jueves, 29 de enero de 2015

ANA JULIA JATAR, AUTOSUICIDIO

Luego de regresar de un viaje en el cual no solo perdió su tiempo sino casi dos millones de nuestros dólares, regresó Maduro con las manos vacías y con la boca llena de insultos y mentiras para descalificar a los venezolanos. Muchos dicen que lo que le sucede es que ya renunció pues ha quedado demostrada su incapacidad de gobernar. Y es que el exconductor del Metro de Caracas esta paralizado luego llevarnos hasta el borde del precipicio. Es absolutamente inaceptable que nos diga ahora que decidió apretar el acelerador luego de ver el barranco que tiene en frente. ¿Será por eso que en su Memoria y Cuenta, a la mejor usanza CAP nos hablo de “autosuicido”?

Durante casi tres horas Maduro fue incapaz de enviar un mensaje que nos aclarara el camino, mas bien se dedicó a hacer lo que los dictadores saben muy bien: reinventar la historia en larguísimas arengas fantaseando con héroes y villanos que les sirven para sus pretensiones de eternizarse en el poder. No pude evitar recordar la novela de George Orwell, Animal Farm (La Rebelión de la Granja) en la cual magistralmente Orwell describe una granja en Inglaterra en la cual los animales toman el control luego de una revolución y decretan: “Todos los animales son iguales” para que luego el gran y único Líder, el cerdo Napoleón lo cambiara por otra mucho más conveniente (para él): “Unos animales son mas iguales que otros”. Los insultos de Maduro y su empeño en dividirnos machacando que solo son buenos quienes lo siguen y que el resto de los venezolanos somos unos traidores a la patria resuena perfectamente con la Rusia de Stalin, inspiradora de la novela de Orwell. En la Venezuela de hoy por desgracia del régimen actual, existen unos ciudadanos más iguales que otros.

Esta visión totalitaria del mundo, la de una sola  verdad que no admite dudas ha sido el enemigo eterno del hombre libre. La misma batalla que se libró durante el siglo XX contra el comunismo se esta llevando a cabo en el XXI contra el extremismo religioso y el terrorismo. El mundo civilizado ha tomado nota del peligro de la barbarie que nos amenaza, del extremismo islámico y de las nuevas ambiciones imperialistas de Rusia. En otras palabras, de la falta de tolerancia en el mundo y de la necesidad de difundir con convicción indoblegable los valores de la libertad e inclusión. Pero en vez de llevarnos hacia el futuro, Maduro con la vista en el espejo retrovisor aprieta el acelerador frente al barranco.

“Venezuela va por mal camino”, me han repetido hasta el cansancio líderes de América Latina y del mundo aquí en Davos, desde donde escribo este artículo. Y es que mientras lideres de la diversidad de Francois Hollande de Francia, Angela Merkel de Alemania, Petro Poroshenko de Ucrania, Nouri al-Maliki de Irak y muchos otros alertan sobre la necesidad de derrotar el totalitarismo y la barbarie, en nuestro país se estimula. Por eso Maduro perdió el viaje: los líderes del mundo libre desprecian su manera de gobernar y los inversionistas no creen en su capacidad de pagar. Digo lo que escucho en Davos.

Hoy el mundo libre esta unido contra la barbarie, pero sin olvidar que no somos su inverso, la libertad no viene de predicar una sola idea antagónica al totalitarismo. La libertad es contestataria y desde ella podemos estar divididos en nuestras visiones del mundo y en nuestra forma de darle sentido a la vida. No nos parecemos en nada al servicio ciego a un solo pensamiento como pretende imponernos el régimen actual. Es de hecho esa falta de unidad en las ideas lo que nos une. Es ese importante espacio que le reservamos a nuestras dudas lo que nos desarrolla la habilidad de convivir con ellas y ser tolerantes.

Venezuela no puede seguir perdiendo el tiempo con este conductor suicida, el camino de la libertad y la tolerancia es el único que conoce de progreso. Ese es el futuro que merecen nuestros hijos. Por eso insisto en que Nicolás Maduro debe renunciar y hoy luego de escucharlo agrego que si se quiere “autosuicidar” que lo haga solo sin llevarse a Venezuela por el barranco que el mismo se buscó.

Ana Julia Jatar
anajuljatar@hotmail.com
@anajuljatar

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