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LA LIBERTAD, SANCHO, ES UNO DE LOS MÁS PRECIOSOS DONES QUE A LOS HOMBRES DIERON LOS CIELOS; CON ELLA NO PUEDEN IGUALARSE LOS TESOROS QUE ENCIERRAN LA TIERRA Y EL MAR: POR LA LIBERTAD, ASÍ COMO POR LA HONRA, SE PUEDE Y DEBE AVENTURAR LA VIDA. (MIGUEL DE CERVANTES SAAVEDRA) ¡VENEZUELA SOMOS TODOS! NO DEFENDEMOS POSICIONES PARTIDISTAS. ESTAMOS CON LA AUTENTICA UNIDAD DE LA ALTERNATIVA DEMOCRATICA
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lunes, 2 de febrero de 2015

JOSÉ TORO HARDY, ENFRENTADOS AL ABISMO.

Ya en tiempo bíblicos José había interpretado "el sueño de las vacas gordas y las vacas flacas" del Faraón, recomendándole ahorrar durante los 7 años de vacas gordas que se avecinaban en Egipto, para poder enfrentar los 7 años de vacas flacas que vendrían después.
Venezuela fue quizá el primer país petrolero en seguir el consejo bíblico. Ya desde 1960 se había creado un "Fondo Anticíclico" que según su artículo 44 "estaría constituido por el 50% de todos los superávit entre ingresos recaudados y gastos realizados en los sucesivos ejercicios fiscales". Esos ahorros, sólo podían ser usados para compensar contracciones en la actividad económica.
"INTERGENERACIONAL"
En 1990 Noruega, a raíz de la aparición de grandes reservas petrolíferas en el Mar del Norte, se creó un fondo "intergeneracional" con el objeto de proteger la economía de las volátiles fluctuaciones en los precios del petróleo y el gas. El fondo noruego acumula ya cerca de $230.000 millones y si se distribuyera entre sus habitantes, todos los noruegos serían millonarios.
En 1998, durante el gobierno de Caldera, se aprobó la Ley del Fondo de Inversión para la Estabilización Macroeconómica. Resumiendo su contenido, se establecía que si los ingresos petroleros superaban el promedio anual de los últimos cinco años, el excedente tenía que ser capturado y ahorrado en ese fondo. Esos recursos sólo podían ser utilizados si los ingresos petroleros caían por debajo del promedio de los cinco años anteriores. Se trataba pues de un fondo "contracíclico", cuyo objetivo era neutralizar los característicos vaivenes del precio del petróleo.
Otros países petroleros han establecido diferentes mecanismos que tienden al mismo objetivo. Arabia Saudita, dispone de unos 700.000 millones de dólares y Kuwait de unos $200.000 millones con objetivos similares.
Sin embargo al presidente Chávez no pareció gustarle demasiado la idea. Estaba convencido de que los precios del petróleo subirían indefinidamente razón por la cual no era necesario economizar. Para él lo importante era gastar todos los recursos a fin de crear una sólida base política capaz de garantizarle la permanencia perpetua en el poder. Muy pronto modificó el Fondo de Estabilización Macroeconómica transformándolo en otro de naturaleza "procíclica" que autorizaba al Presidente de la República para utilizar los ahorros a su voluntad, incluso al margen del presupuesto nacional. Esa era la razón de ser de las misiones, del FIEM y del Fonden. Los presidentes Chávez y Maduro nunca entendieron la naturaleza del negocio petrolero. Se negaron a creer que el vaivén de sus precios era la característica más relevante del negocio de los hidrocarburos. Siendo a la vez el populismo la definición resaltante de sus gobiernos, vieron en el petróleo simplemente un ingreso fácil que debía ser distribuido en forma de dádivas para fortalecer su piso político. Eso lo hicieron a manos llenas tanto en Venezuela como en el exterior.
Del informe del Fondo Monetario Internacional "Perspectivas Económicas Globales" podemos concluir que ese sueño llegó a su término.
LOS PRECIOS
La situación de Venezuela es la más dramática de Latinoamérica. La caída de los precios del petróleo, las insuficientes reservas internacionales, el fuerte déficit fiscal, la inflación desbordada, la escasez, la inflexibilidad del mercado laboral, las consecuencias de los controles de precios, el déficit en la balanza comercial y la ausencia de mecanismos de estabilización económica tendrán un profundo impacto en el país.
"Cada disminución de 10 dólares en los precios del petróleo acarrea un deterioro en la balanza comercial del orden de un 3,5% del PIB, un impacto muchísimo mayor que para cualquier país de la región" señala el FMI. La proyección actual del organismo con respecto al PIB de Venezuela "es de una caída en el nivel de actividad del 7% en el 2015".
Enfrentamos un panorama devastador. La sociedad será capaz de encontrar soluciones; sin embargo, la historia registrará estos últimos 16 años como aquellos en los cuales Venezuela desperdició su mayor oportunidad y perdió el rumbo.
Jose Toro Hardy
petoha@gmail.com
pepetoroh@gmail.com
@josetorohardy

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lunes, 22 de septiembre de 2014

JESÚS ANTONIO PETIT DA COSTA, UN FRACASO LLAMADO VENEZUELA(I)

Venezuela es un fracaso político, militar, económico, social y moral. Un fracaso total. Sólo admitiendo esta verdad y analizando las causas, podremos hacer lo que estamos obligados a hacer: tomar el rumbo del éxito y la grandeza de Venezuela, en base a un proyecto de país con cien años de vigencia por lo menos.
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Venezuela es un fracaso total. Dejémonos de cuentos. No nos engañemos más elogiándonos. No lo merecemos. Reconozcamos la realidad. Hagamos una confesión sincera culminando con una autocrítica. No somos un pueblo maldito sino huérfano de una élite dirigente con visión y decisión.
Venezuela es un fracaso político como lo prueba que dos siglos después de su independencia de España la hayamos perdido, para colmo no ante otro gran imperio sino ante una isla arruinada como es Cuba, sin que nadie haya disparado un tiro, todo por algo insólito e inimaginable: la traición a la patria de civiles y militares que debían defenderla. La dimensión de este fracaso político se mide por el hecho de que somos el único país de América bajo el dominio de otro país, y para mayor vergüenza arrodillado ante uno de los más pobres y miserables, lo cual basta para demostrar que hemos descendido a lo más bajo que se puede descender políticamente.
Venezuela es también un fracaso político porque la sucesión de dictaduras padecidas durante dos siglos de vida republicana ha tenido su culminación en la tiranía de los peores. No se trata sólo de una tiranía, que ha sido fenómeno recurrente desde cuando los que se vistieron de militar para conquistar la independencia consideraron que el país les pertenece como una indemnización de guerra que nunca terminaremos de pagar. Los civiles venimos pagándoselas en lugar de España como si fuéramos los derrotados. Es una deuda interminable porque crece en lugar de disminuir, tanto que ni la renta petrolera la ha satisfecho. Pero aún así las tiranías anteriores por lo menos reclutaban a sus colaboradores entre los universitarios mejor preparados, mientras que la de ahora los selecciona entre los menos calificados intelectual y moralmente, que suplen sus carencias con la arrogancia de los patanes. 
Venezuela es un fracaso militar, un inmenso y estruendoso fracaso militar, sin comparación en América. En el siglo XIX, conquistada la independencia, los civiles disfrazados de militares se dedicaron a las guerras civiles y a saquear el erario público, mientras Venezuela perdía el Esequibo con Inglaterra y la Guajira, junto con los llanos de Casanare hasta las orillas del Orinoco, con Colombia, todo sin disparar un tiro. Los tiros siempre fueron y siguen siendo contra otros venezolanos. A comienzos del siglo XX no hubo militares que defendieran los puertos bloqueados, de los cuales su único interés estaba en las aduanas. La sucesión de pérdidas territoriales y agresiones imperiales sin respuesta militar, ha culminado con la cesión total de la soberanía política a Cuba, que se ha apoderado de Venezuela sin que un militar de su ejército profesional haya disparado un tiro para salvar el honor nacional. Y con la pérdida parcial de la soberanía territorial en la frontera con Colombia por la presencia de las FARC, que ocupan territorio nacional sin que un militar haya disparado un tiro para salvar el honor nacional. No existe en América un caso semejante de fracaso militar, tan asombroso como vergonzoso e inverosímil.
Venezuela es un fracaso económico como lo prueba que dos siglos después de su independencia de España, está peor que entonces: arruinada, al borde de la cesación de pagos, con una moneda sin valor de cambio en el mercado internacional, con una hiperinflación sin control, más endeudada que cuando sus puertos fueron bloqueados por las potencias acreedoras, destruido su aparato productivo, con una escasez creciente de alimentos y medicinas, abandonados los campos, con un desempleo que excede el 60% de la fuerza de trabajo sumándole el informal, con salarios de hambre, con las empresas básicas (petróleo y hierro) quebradas. Un país arruinado con un pueblo empobrecido como nunca precisamente en época de bonanza petrolera, una riqueza proveniente, no del trabajo y el estudio, sino de un accidente de la naturaleza o un regalo de Dios.
Hemos llegado al fondo del abismo.  Y desde allí estamos obligados a salir para nunca más caer.
Jesus A. Petitt Da Costa
petitdacosta@gmail.com
@petitdacosta

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martes, 10 de junio de 2014

JOSUE ARTURO MOLINA SUAREZ, EL ABISMO ES EL LÍMITE, EL AGUIJÓN

         La crisis económica-política-social-moral vivida por los venezolanos recrudece permanentemente por la ausencia de políticas públicas direccionadas a buscar mejoras a la situación planteada. El gobierno de Nicolás apunta desorientado y falla estrepitosamente, haciendo de la incoherencia su carta de presentación, adornada con discursos fantasiosos para distraer la opinión hacia temas de ciencia ficción, pretendiendo someter la disidencia al silencio y la incondicionalidad.

        
Las cifras de diversos organismos encargados de estudiar el impacto de las decisiones de gobierno, dan testimonio de ello. El desastre o desmadre promovido por el oficialismo es de pronósticos reservados. El dinero no da para continuar con la aberración del crecimiento burocrático y el desmontaje del aparato productivo. El desempleo y desesperanza se van apoderando de la población, generando descontento y protestas, difícilmente de contrarrestar con violaciones a la Constitución y los Derechos Humanos.
         La escasez generalizada se presenta por el orden del 33%; la canasta básica está por los diez mil bolívares mensuales (10.000bs); la devaluación suma el 77%; la inflación anualizada es preocupante, superior al 60%; los salarios en caída sistemática. Todo en contradicción con las promesas de felicidad ofrecidas a la sociedad, observándose ahora un crecimiento desproporcionado en los estamentos burocráticos: los Ministerios del gobierno, pasaron de dieciséis (16) en 1999 a treinta y seis (36) en 2013 (125%); los empleados públicos de novecientos mil (900.000) a dos millones trescientos mil (2.300.000) el 156%.
         La relación bolívar-dólar es diez (10bs x 1$) o cincuenta (50bs x 1$) en la tasa oficial controlada; en el paralelo es superior. El incremento del precio del dólar desde que asumió la revolución es de 5128%. El precio del barril de petróleo ha promediado los 106$, con respecto a los 11$ de 1999; un incremento en los ingresos del 903%; el mayor precio-ingreso de la historia contemporánea venezolana. Los presupuestos se han establecido a razón de cuarenta dólares por barril de petróleo, y excedentes sin registro alguno, manejados a discreción de los gobernantes. Es perentorio destacar la caída de la producción petrolera, de tres millones de barriles diarios (3.000.000) para 1999, ahora se producen dos millones, doscientos mil barriles (2.200.000), disminuyendo en 27%.
          El incremento de la deuda interna paso de 2.534.000.000.000 en 1999 a 216.000.000.000.000 en 2013, (8424%); y la deuda externa ascendió de 39.911.000.000 en 1999, a 104.481.000.000 en 2013, (162%). Los homicidios de 4.500 a 21.692 (382%); las armas en circulación de 3.400.000 a 15.000.000, (341%); en la revolución se han invadido 22.500 inmuebles; 600 fincas (2,5 millones de has) y se han estatizado 73 empresas, todas quebradas o destruidas.
         La inflación acumulada en la revolución está por el orden del 933%, y la pobreza su mayor logro, de 6.400.000 pobres en 1999, hay 9.000.000 en 2013, (41%); la importación de alimentos era del 37%, ahora es del 78%, (111%); las reservas liquidas en dólares ($), era de 12.000.000.000, ahora son de 2.200.000.000, disminuyeron el 82%. La dependencia de PDVSA era del 60%, ahora es del 94%.
Los números son indicativo fehaciente, sin cortapisas, de la quiebra del Estado venezolano en manos de la revolución; fracaso planificado, administrado y apoyado por actores mediocres que buscaron refugio en la riqueza fácil proveniente del gobierno, y para quienes el abismo es el límite.
Josue Arturo Molina Suarez
jarturomolina@gmail.com
@jarturoms1

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jueves, 22 de mayo de 2014

SAÚL GODOY GÓMEZ, EL ABISMO CHAVISTA,

No crean que todo es unión y delicias dentro del gobierno; lo que está viviendo esa gente es un verdadero infierno, producto de los demonios que se han soltado dentro del partido y de la militancia roja rojita, al no contar con el liderazgo aglutinante de un líder necesario del que carecen, y de la falta de un programa de acción coherente, pues el que dejó el Comandante Supremo está conduciendo al país al desastre.

Empecemos nuestro análisis por la gran masa chavista - que, a estas alturas, ni es tan masa ni es tan chavista - se trata de una militancia que, a través de estos años de revolución, y debemos decirlo, gracias al mismo Chávez y su terco empeño de hacerlos conscientes de la realidad política, recabó los instrumentos críticos y de análisis suficientes para hacer de ellos unos militantes deliberativos y pensantes.
Chávez siempre se esforzó en que el pueblo se reuniera y discutiera, en sus calles, en sus barrios, en las comunas, se planteaban los temas, se discutían y debatían utilizando una dialéctica primitiva, un discurso no muy profundo, pero se enfrentaba los temas locales y a veces nacionales que les afectaban; he sido testigo de varios de esos debates y podía ver que el chavista había aprendido de sus derechos y deberes, tenía nociones más que superficiales de la Constitución Nacional, leía artículos de prensa y el material dogmático que les enviaban y, por sobre todo, tenía un espíritu crítico que ejercía en una muy básica contraloría social, sacaba cuentas, hacía inspecciones de obras, levantaba actas, no sólo eso, también recibía instrucción organizativa y de acción social que tenían que ver con detectar problemas y solucionarlos, con cómo formar cuadros, con movilizar a sus vecinos… en fin, estos quince años no han pasado en vano, los chavistas, todos, para bien o para mal, se dan cuenta de lo que le sucede a su comunidad y al país.
Y decir que “se dan cuenta” es que, a pesar de la ideología que han tratado de imponerles, le han dado las herramientas para saber qué funciona y qué no, lo elemental para hacer de ellos unos ciudadanos involucrados en sus comunidades, para poder entrever, detrás del velo de las lealtades y la doctrina comunista, qué los afecta, como y porqué.
Cuando Chávez muere, deja a un pueblo huérfano pero no desprotegido, y cuando se instala el Madurismo en el poder, con sus ínfulas de querer continuar el legado de su “padre” Chávez, la gente inmediatamente se da cuenta de la impostura, sabían que en aquel hombre, que se hacía pasar por afrodescendiente tocando el tambor, que bailaba muy mal el joropo, que no podía recitar una rima sin que se le enredara la lengua, que no sabía hablarles de Bolívar y de historia de Venezuela, como lo hacía el Comandante, algo no estaba funcionando debidamente, algo no encajaba bien.
En menos de un año se dieron cuenta del desastre que se les venía encima, las misiones se derrumbaron, la vida en el barrio se hizo mucho más peligrosa, el desempleo aumentó, las ayudas se convirtieron en sal y agua ante la inflación, empezaron las enormes colas para abastecerse de lo esencial, el dinero no les alcanzó para hacer mercado, se quedaron sin luz y agua con más frecuencia, las medicaturas y hospitales se convirtieron en un caos, el pasaje de los carritos aumentó sin parar, los recursos no llegaron a sus comunidades… pero sí veían a los políticos “enchufados”, que decían representarlos, más ricos, con más guardaespaldas, con camionetotas más grandes y viniendo a la comunidad con menos frecuencia… también sintieron el giro policíaco que se introdujo en algunos grupos que actuaban en el barrio, los colectivos se hicieron más agresivos y violentos con los que criticaban más de la cuenta, empezaron aparecer “los sapos”, los nuevos cooperadores - al estilo cubano - que los vigilaban y los acusaban con los colectivos de ser antirrevolucionarios, y eso podía pasarle a cualquiera… lo olieron en el aire, el gobierno había cambiado, el país había cambiado, el chavismo no era el mismo.
¿Y qué pasaba dentro del PSUV? Pues, las fuerzas telúricas del chavismo, que se habían mantenido unidas mientras el líder vivía, de pronto se desataron y empezaron a crujir los cimientos de la organización; al verse sin amarres, las diferentes facciones se soltaron, cual jauría tras la presa, sobre todo los fundamentalistas del régimen, quienes se erigieron como profetas y guías de la manada se enrredaron en una competencia a muerte.
También se fijaron en la facción militar, que es una cofradía aparte y que comparte con los civiles por  pura necesidad, nada más, que solo los usaban por medio de las milicias para hacerles el trabajo sucio. Está el grupo reunido alrededor de la familia Chávez, con sus propias parcelas de intereses que defender, muy asociados a las facciones pro-cubanas, que también arrimaban la brasa para su sardina, allí se encuentra el inefable Vice-presidente Arreaza, la candidata de los cubanos para las próximas elecciones María Gabriela Chávez y todos esos hermanos, primos y sobrinos que comparten el tope de la pirámide del estado.
Más abajo están los colectivos y los grupos comunitarios, financiados por PDVSA y a la orden de Ramírez, un hombre que juega para todos y contra todos los bandos, prestando financiamiento pero con un norte, permanecer pegado a la teta del petróleo hasta que ésta reviente.  Luego tenemos a los grupos policiales y para-policiales de Bernal, que apoyan a Miguel Rodríguez y sus fuerzas represivas, entre ellos el infame Cartel de Los Soles; están los cubanos castristas colonialistas, cuya figura pública sigue siendo Mario Silva y sus alegres ideólogos del castrismo radical (Valderrama y compañía) quienes proponen un marxismo estalinista, duro, hambreador, con mucho sufrimiento y sacrificio porque creen que allá, al final de la historia, podrán hacer realidad la utopía socialista; por supuesto, también tenemos a la gente de Diosdado Cabello y sus Bolichicos, haciendo negocios a diestra y siniestra con su comparsa de la Asamblea Nacional, TSJ, Fiscalía, y gobernaciones; contamos igualmente con “el Don” José Vicente Rangel, un capo semiretirado, pero con importantes conexiones, especie de comodín que se muestra o desaparece según sople el viento; finalmente, todavía con algo de poder, sin duda, Nicolás Maduro, apenas sostenido por la tela de araña que su esposa, Cilia Flores, había podido desarrollar para sostener su pequeño feudo familiar, la presidencia de Maduro no tiene el poder real, este se encuentra fragmentado y repartido en una cúpula, Maduro es solo el rostro de un enorme pulpo militarista que lo utiliza para canalizar la represión y las violaciones de derechos humanos.
Debajo de ellos hay toda una cantidad de medianas y pequeñas mafias, regionales y locales, que se manejan con las Misiones, los presupuestos estadales, los proyectos para obras públicas que no se construyen pero hacen desparecer las partidas asignadas en medio de empresas de maletín, contrabando, acaparamiento, tráfico de influencias, favores judiciales, y otros pecados veniales.
Todo este mosaico de caciques tiene su propia parcela de mando y gobierno. Y como no están bien coordinados, a veces se pisan los callos, se contradicen, compiten… y ahora, cada vez más a menudo, se hacen daño entre ellos, como en el caso del finado Otaiza.
Todos ellos tienen dos objetivos en común y una meta: la corrupción y el terror, para mantener la revolución - una formula sencilla y muy clara - lo malo es que, por obvia, es muy corrosiva, multiplica sin parar el descontento y, al final, devorará a sus creadores, se trata de una especie de suicidio colectivo provocado por un estado de excitación suprema por permanecer en el poder.
El chavismo ya no tiene contenido, ni filosofía, ni ideas, ni futuro… ya ni siquiera es para chavistas… es sólo la necesidad perentoria de revolcarse en el fango de la infamia, hacer el mal y sentirse muy bien por ello; el chavismo ya no es para humanos, es para animales que gruñen. –
Saul Godoy Gomez
saulgodoy@gmail.com
@godoy_saul

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jueves, 14 de noviembre de 2013

PAULINA GAMUS, LA REBATIÑA

¡Que no quede nada en ninguna parte! es el grito del decreto de guerra a muerte que Nicolás Maduro ha lanzado para liquidar de una vez por todas, las pocas empresas que quedaban en este país. Después de acabar con la producción de alimentos de primera necesidad como la leche, azúcar y harina de maíz, había que culpar a alguien del desastre. Por su mente estrecha pareció, por un momento, que pasaba un rayo de luz cuando designó a Nelson Merentes para dirigir el rumbo económico del país.

No es que fuera un Nobel de economía, por el contrario había tenido mucho que ver con el desastre que Hugo Chávez le dejó en herencia al apocado Maduro, pero parecía dispuesto a enderezar algunos entuertos. Solo los muy allegados sabrán en qué momento y mediante cuáles maniobras y zancadillas, Merentes fue desbancado y de nuevo se elevó la figura siniestra de Jorge Giordani.

Para cerrar el círculo de la tragedia que se avecinaba, desempolvaron al botado Eduardo Samán y lo devolvieron al Indepabis. Se había completado así la dupla marxista-leninista-castrista, la que no descansará hasta que Venezuela llegue de una vez al mismo hoyo del que Cuba apenas está saliendo después de medio siglo de penurias.

Las encuestas deben haber precipitado la locura que mezclada con la imbecilidad, es una fórmula letal. Por supuesto que a la luz de los acontecimientos hay unos cuantos miles de venezolanos felices porque participaron del saqueo oficialista. Porque obligar a un comerciante a que venda por debajo del precio justo, y además privarlo de su libertad de manera arbitraria, es un saqueo para no llamarlo robo descarado. Esos quizá voten por los candidatos de Robin Hood Maduro.

Otros miles, seguramente muchos más que los favorecidos, terminarán frustrados y furiosos porque no lograron hacerse siquiera con una tostadora o un DVD, a pesar de pasarse días enteros en las colas. Esos difícilmente voten por los saqueadores. Muchos más, quién sabe cuántos, apelarán al voto castigo para esta banda de asaltantes porque perdieron sus empleos ya que las tiendas saqueadas jamás volverán a abrir sus puertas a menos que sus propietarios sufran de masoquismo irredimible.

Muchos, bastantes, le cobrarán a la pandilla de maleantes instalada en el gobierno, los atascos de tránsito y las largas horas perdidas en las colas de automóviles por culpa de las otras colas, las de los aspirantes a un tírame algo electrodoméstico.

Ya vacíos los anaqueles y depósitos de neveras, lavadoras, secadoras, televisores y demás aparatos del ramo, se anuncia el asalto a zapaterías, jugueterías, tiendas de telas y todo negocio que pretenda vender alguna cosa y obtener la más ínfima ganancia. Estos también cerrarán per saecula saeculorum una vez queden desprovistos de su mercancía. Venezuela será entonces lo que Giordani y Samán anhelan, una verdadera isla de la felicidad. No en balde se ha designado, tomando las previsiones del caso, un viceministro del ramo.

Algunos analistas que nunca faltan y a veces aciertan, han aventurado que el propósito del gobierno es neutralizar los posibles saqueos espontáneos, como los ocurridos en el Caracazo que tanto celebraban Chávez y compañía. ¿Caracazos a mi? debe haber dicho Maduro en algún diálogo con el pajarito y se adelantó a los acontecimientos. Por lo pronto la gente dejó de hacer colas para comprar leche, arroz o harina de maíz, y se pasó a las colas de la piñata organizada a costillas ajenas.

Pero de ese sueño de felicidad momentánea despertarán muy pronto.

No solo porque muchos aparatos saqueados con la anuencia oficialista quedarán inservibles con los apagones que se incrementan día a día, sino porque 30 millones de venezolanos, excluyendo a la nomenklatura de los asaltantes, se encontrarán con que nunca más, mientras esa lacra gobierne este país, habrá una nevera, un televisor, una lavadora o siquiera una licuadora que comprar. Salvo que algún enchufado se monte en el negocio de traer basura china para así saquear los golpeados presupuestos de la mayoría del país.

Son tiempos oscuros, pero nunca la oscuridad fue eterna. Los escépticos, los que creen que no tiene sentido votar el 8 de diciembre, que se convenzan de que a estos delincuentes infracomunes sólo se les saca del poder con muchos pero muchísimos votos, esos que los tienen tan aterrados que los llevan a precipitarse al abismo y arrastrarnos con ellos.

gamus.paulina@gmail.com

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viernes, 27 de septiembre de 2013

ANTONIO NICOLÁS BRICEÑO BRAUN, COLOMBIA ESTÁ A UN PASO DE CAER EN UN ABISMO

El Foro de Sao Paulo avanza hacia la toma del poder en Colombia en una forma acelerada gracias a varios factores importantes de los cuales quiero destacar algunos.

Primero, la toma sistemática del Poder Judicial en todas sus instancias por parte de miembros del Foro.


Segundo, la desmoralización de las Fuerzas Armadas colombianas y el hecho de que, gracias a perversas maniobras judiciales, 14.000 miembros de esta institución se encuentran en prisión o con juicios abiertos en su mayoría forjados, como es el caso emblemático del triple héroe nacional coronel Alfonso Plazas Vega a quien nunca se le ha podido probar su culpabilidad porque a todas luces es inocente.

Tercero, los inmensos recursos provenientes de dos fuentes principales: el gran negocio de las drogas y los dólares petroleros venezolanos que han fluido para apoyar y fortalecer a los planes del Foro de Sao Paulo.

Cuarto, el inesperado cambio de Juan Manuel Santos quien desde su toma de posesión se evidenció como el gran amigo de Chávez y promotor de unos diálogos de paz con los narcos-forajidos de las Farc.

Quinto, gracias a la ingenuidad y falta de objetivos, planes y estrategias por parte de las fuerzas no comunistas para contrarrestar el avance del castro-narco-comunismo en Latinoamérica.

Tanto el gran pensador brasileño Olavo de Carvalho, como Álvaro Uribe Vélez y José Obdulio Gaviria, han señalado recientemente que Colombia  está a un paso de caer en lo que estaba Venezuela a finales de los años 90.

La obra de Olavo de Carvalho, como los escritos de Eduardo Mackenzie, deben ser estudiados y ser tomados muy en cuenta si se quiere tener una idea clara de cómo las fuerzas diabólicas del narco-castro-comunismo latinoamericano han venido programando su penetración y avance en nuestros países con la cómplice indiferencia de buena parte de las sociedades e inclusive de los Estados Unidos. Este artículo de Olavo de Carvalho, “Queremos ser repudiados”, de 2010,  nos brinda unos hechos y unos argumentos sobre todo esto. Las FARC no buscan la paz. Lo que buscan es el poder para instaurar un régimen totalitario estilo Cuba y consolidar el negocio de la droga en Latinoamérica.

anbbraun@gmail.com

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martes, 6 de agosto de 2013

NELSON CASTELLANO-HERNÁNDEZ, ¿POR QUÉ NO HAY POLLO?

En búsqueda de una legitimidad negada por los resultados electorales, Maduro continúa sus giras internacionales en búsqueda de reconocimiento, a cambio de continuar con el despilfarro de los recursos de los venezolanos.
Los Castro, Morales, Correa, Ortega, la Kirchner, Mujica, países como Rusia y China o varios de Centroamérica y el Caribe responderán con loas la supuesta generosidad del ilegitimo. Acuerdos, ayudas y contratos que van en detrimento del porvenir de los venezolanos, pero que obligaran a los interesados a votar en bloque por el régimen autoritario bolivariano en los organismos internacionales, a costa del hambre de millones de compatriotas.
Los representantes del régimen nunca han buscado el desarrollo de Venezuela, sino procurar la más abyecta dependencia al régimen, que solo puede sobrevivir sometiendo al ciudadano.
Tal como van las cosas nos dirigimos a un abismo, que pronto nos llevará al colapso. En Venezuela se han destruido las empresas de producción de alimentos, de cría de animales, de distribución de semillas e insumos agrícolas. Se han apoderado de las tierras, de las cadenas de distribución de alimentos, hasta convertirnos en un país que no produce nada y de estantes vacíos, lleno de colas, a través de las cuales se raciona la comida y hasta los productos necesarios para la higiene personal.
Desmantelaron fincas que estaban en plena producción transformándolas en áridos peladeros. Convirtieron la potencia petrolera en un país que tiene necesidad de importar todo lo que consume.
En él la moneda del imperio es necesaria para poder satisfacer la importación de los productos de primera necesidad. Aquí los dólares son controlados por el Estado y del que solo se benefician los que apoyan el sistema o por lo menos, no lo combaten.
La opinión pública es a menudo sorprendida con revelaciones del enriquecimiento desmedido de los jerarcas del régimen y de su corte de negociadores, quienes exhiben con ostentación la riqueza recién adquirida.
Los que se han apoderado del gobierno cometen el crimen vil y despreciable de destruir nuestra patria. Comenzaron atentando contra nuestra soberanía, colocada en manos de los jerarcas cubanos, continuaron tomando el control de todas las instituciones y pusieron en ellas a seres serviles, que les permiten destruir la democracia desde sus entrañas.
Expropiaron y robaron, tierras, empresas, bancos, medios de producción y de prensa, acallando cualquier sector que no pudieran controlar por otros medios. Todo lo tomado fue expresamente arruinado y hecho improductivo, única manera de controlar a todo un pueblo que depende de un partido para poder subsistir.
Las afirmaciones estridentes de socialismo, no fueron más que slogans con que los “piratas” se disfrazaron mientras se apoderaban del botín.
El designado, Presidente por obra y gracia de un Consejo Nacional Electoral públicamente parcializado, continúa repartiendo la riqueza nacional. Los barriles de petróleo y las reservas de oro quedan cortas, ante la avaricia desmedida de la corrupción gubernamental y la de los chulos internacionales. Eso explica el deterioro que sufre nuestra Nación.
Productores extranjeros se benefician vendiéndonos desde comida hasta papel higiénico. Brasileños, portugueses e iraníes construyen casas en Venezuela, lo único que importa es que no exista empresario venezolano que se beneficie, ya que producir riqueza en manos privadas disminuye el control anhelado.
En el gobierno saben que sin riqueza y empresas privadas, no habrá trabajo, ni crecimiento, ni futuro personal, pero no les importa, eso es lo que necesita el régimen. Hoy en día somos un país de carencias, que simula una solidaridad internacional como estrategia política a expensas del patrimonio que necesitaran las próximas generaciones de venezolanos.
En el país muy pocas empresas producen rendimiento. Hasta la industria petrolera y las empresas básicas de Guayana se encuentran afectadas con la mala administración. Esta situación rivaliza haciendo millonarios a los jerarcas, con la corrupción gubernamental, con la compra de gasolina, con el contrabando, con los presupuestos sobre calculados, que se convierten en millonarias comisiones. Compite también con los conteiners de comida podrida, con los gastos de chatarra militar que le compramos a Rusia, que provocan constantes accidentes mortales y más comisiones.
Llegó el día de preguntarse, ¿el socialismo del siglo XXI fracasó? O la finalidad era que la escasez y el alto costo de la vida sometieran a todo un pueblo. Cuando ves nuestra población batiéndose en un supermercado por cuatro paquetes de harina de PAN, de un pollo, un jabón o una pasta dental, provoca gritarles en su cara: ¡irresponsables, traidores y mentirosos!
Tenemos un gobierno que nos envilece y nos reduce a posiciones indignas. El modelo económico que ha pretendido instalar desde las alturas de la Habana, debe ser rechazado, nuestra economía no aguanta más. Si llegara a producirse una baja del mercado petrolero, en Venezuela vendrá una hambruna, producto de la escasez de divisas que impedirá nuevas importaciones.
Hay que gritarlo a los cuatro vientos le hemos dado a Cuba unos 25.000 millones de dólares, en los últimos siete años. Los países del Caribe por su parte, nos deben unos 4.000 millones de dólares que sabrá Dios cuando pagaran.
Una hipocresía sin limitas se refleja en las declaraciones gubernamentales: “Caracas tiene «amigos de todo el mundo» para suplir carencias e importar productos” afirma el ministro de Agricultura, “No vamos a permitir que golpeen a nuestro pueblo” agrega Maduro cuando inicia una gira para buscar alimentos.
Pero por detrás autoriza, a través del vicepresidente Jorge Arreaza, el aumento del 20% del precio en el pollo, la carne de res, la leche y los quesos.
El experimento bolivariano ha terminado por controlar casi toda la producción, también implemento el control de cambio y de precios, tiene la responsabilidad total de lo que ocurre. Sustituyó todo lo que fue producción por importaciones, amenaza las pocas empresas privadas que aun funcionan y que se encuentran al tope de sus capacidad, los cerca con la importación de insumos y de divisas, con que importar la materia prima que ya el país no produce.
Por eso no albergamos esperanzas, no hay pollo por que el gobierno así lo quiso y por qué hizo todo lo necesario para lograrlo. Ya son muchos las cosas que escasean y las que desaparecerán definitivamente, la tarjeta de racionamiento cubana no tardará en llegar disfrazada bajo otra figura.
Todo se veía venir, algunos no lo creían y hoy nos encontramos frente a una Venezuela arrasada, ¿Cómo reaccionaremos?, continuaremos indiferentes, tristes o resignados, ¿Hasta cuándo? Al ritmo que van las cosas nos queda poco tiempo para una respuesta.
nelsoncastellano@hotmail.com

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miércoles, 7 de noviembre de 2012

RAFAEL BELLO, EL ABISMO

Ahora es la exacerbación de la mediocridad con ínfulas de prepotencia para destruir
Inconcebible, pero cierto. Después de emprender el recorrido al crecimiento económico con sostenidas políticas en áreas vitales para el desarrollo del país: electrificación nacional, educación en todos los niveles, industria petrolera con eficiente gerencia en manos venezolanas, servicios públicos funcionales y notables avances en el campo de la salud, así como instalaciones médico-asistenciales de primer orden y educacionales envidiables, ahora el país va por el despeñadero autoritario. 

La mentalidad del atraso despotrica de la eficiencia y el saber y surte sus efectos en la voracidad destructiva y en la realidad fatal de la violencia que cobra víctimas a diestra y siniestra. El país al abismo y la paz asaltada a diario por el crimen. 

Ya no es notable la inteligencia y esfuerzo sostenido para el desarrollo. Ahora es la exacerbación de la mediocridad con ínfulas de prepotencia para destruir. Pero es inevitable que a su tiempo, inexorable y pródigo cuando de la libertad se trata, la convocatoria nacional retumbará en todas latitudes en afán de cambios democráticos. 

El abismo es un estado endemoniado que va contra la convivencia social. Que rompe el equilibrio de la tolerancia y el sosiego colectivo. Es un estado de ruina delirante ante lo imposible porque la historia es la enseñanza donde los hechos no prescriben. Todo está allí en la conciencia colectiva: el totalitarismo comunista es la negación de la libertad del hombre y su capacidad de desarrollo tangible. Lo siniestro se anida en el ensañamiento contra el pensamiento libre. 

Cuanto se fue construyendo en un clima de libertades públicas y esfuerzos bien intencionados de cuanto es posible en un país, que miraba al porvenir con el vigor del emprendimiento notable, constituye ideario democrático. El esfuerzo de la prosperidad nacional, ahora lo destruye la ignominia totalitaria. 


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