BIENVENIDOS AMIGOS PUES OTRA VENEZUELA ES POSIBLE. LUCHEMOS POR LA DEMOCRACIA LIBERAL

LA LIBERTAD, SANCHO, ES UNO DE LOS MÁS PRECIOSOS DONES QUE A LOS HOMBRES DIERON LOS CIELOS; CON ELLA NO PUEDEN IGUALARSE LOS TESOROS QUE ENCIERRAN LA TIERRA Y EL MAR: POR LA LIBERTAD, ASÍ COMO POR LA HONRA, SE PUEDE Y DEBE AVENTURAR LA VIDA. (MIGUEL DE CERVANTES SAAVEDRA) ¡VENEZUELA SOMOS TODOS! NO DEFENDEMOS POSICIONES PARTIDISTAS. ESTAMOS CON LA AUTENTICA UNIDAD DE LA ALTERNATIVA DEMOCRATICA
Mostrando entradas con la etiqueta 23 DE ENERO DE 1958. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta 23 DE ENERO DE 1958. Mostrar todas las entradas

lunes, 26 de enero de 2015

JHOTANI MEDINA QUINTERO, EL 23 DE ENERO DE 1958 Y LAS ENSEÑANZAS DEL “MAESTRO” GROOSCORS

El pasado jueves 15 de enero falleció el embajador Rolando Grooscors Caballero, proveniente de una notable familia caraqueña de escritores, poetas, políticos, constituyentes, diplomáticos y hombres patrios, excepcional maestro de generaciones de politólogos y periodistas larenses y hombre curtido en lides diplomáticas. Fue al calor de esos históricos momentos que este ilustre venezolano, Don Rolando, como lo llamaban los “ticos” -adjetivo con el que se denomina al pueblo costarricense-, alcanzaría su merecido lugar en la historia de Venezuela. 

Cuenta el periodista venezolano José Emilio Castellanos corresponsal enviado por el diario EL NACIONAL en 1979 a Costa Rica, para cubrir el final de la guerra civil en Nicaragua que: “A las pocas horas de haber arribado a San José de Costa Rica, para cubrir el inicio de la guerra final entre los sandinistas y el régimen de Anastasio Somoza, en 1979, se registró una anécdota que en aquella oportunidad publiqué en EL NACIONAL, de Caracas, producto de un tremendismo político. El entonces embajador de Venezuela en Costa Rica, Rolando Grooscors, era noticia importante derivada de la crisis provocada por el envío de aviones venezolanos para defender Costa Rica frente a una posible agresión de parte de Somoza. Al frente del gobierno costarricense estaba Rodrigo Carazo Odio, y en Venezuela gobernaba Carlos Andrés Pérez, quienes mantenían amistad desde los años que permaneció el venezolano en San José, como exiliado del régimen de Marcos Pérez Jiménez. El embajador Grooscors me refirió que Carazo lo llamó para informarle que tenía informaciones concretas sobre la intención del dictador Anastasio “Tachito” Somoza de bombardear la Central Hidroeléctrica de El Arenal, lo que ocasionaría un grave daño al país y afectaría a numerosas plantas industriales. Esto fue lo que dio paso al envío de tres aviones bombarderos y dos generales del Estado Mayor (Aníbal Terán y Balbino Colmenares) como colaboración de Venezuela a la desmilitarizada Costa Rica”.


Este evento traduce el compromiso venezolano de aquél momento de hacer respetar el Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (T.I.A.R., o Tratado de Río), suscrito en 1947, así el derecho venezolano definió para aquél momento que no había otro idioma a usar con Nicaragua que no fuera la fuerza. “Tiquicia” así le decía el doctor Grooscors a Costa Rica, encontró la solidaridad venezolana y el anuncio de los cancilleres del Pacto Andino de apoyar militarmente a los “sandinistas” nicaraguenses de forma directa, entre esos países, el Panamá de Omar Torrijos, la Venezuela de Carlos Andrés Pérez, Perú, Colombia y Ecuador. Estos países apoyaban la salida de Somoza y evitar que la guerra nos alcanzara condenando a una generación entera a marchar a un conflicto innecesario en suelo extranjero por capricho de un dictador diabólico. 
El doctor Grooscors expresaba que: “Si Nicaragua invadía Costa Rica, ésta resistiría cinco minutos antes que el ejército invasor llegara a su capital San José, desencadenando una devastación en “efecto dominó” hacia Panamá, Colombia, Ecuador y finalmente a Venezuela”. Este amor venezolano hacia Costa Rica se remontaba a 1948 con el derrocamiento del presidente Rómulo Gallegos, Rolando Grooscors junto a sus hermanos y a otros de sus contemporáneos como Octavio Lepage, lucharán en la clandestinidad contra la dictadura de la Junta Militar de los coroneles Mario Vargas, Carlos Delgado Chalbaud y Marcos Pérez Jiménez. 
A los 21 años de edad, en 1951 es apresado por la policía secreta de la dictadura, la Seguridad Nacional, y deportado a Guatemala, de ahí marchó a Costa Rica a reunirse con otros exiliados dirigidos por Rómulo Betancourt y Carlos Andrés Pérez. Esta será una segunda patria para los exiliados y afianzará un alto sentido de pertenencia de toda la socialdemocracia venezolana hacia esa nación centroamericana que hoy en día hasta la oposición venera. 
Ahí Grooscors obtendrá su título de Licenciado en Filosofía y Letras, trabajará junto a Carlos Andrés Pérez dando clases en un colegio de San José, un exilio que vivirán siete años en su segura “Tiquicia” hasta el amanecer democrático de un 23 de enero de 1958. 
Esta fecha los tomaría consciente de lo que ocurría en Venezuela desde días antes, así serían llamados en la madrugada del 24 de enero para anunciarles que recogieran todas sus pertenencias porque en Venezuela había caído la dictadura del General Marcos Pérez Jiménez, estando en el aeropuerto esperaron un avión hacia Venezuela pero no habían vuelos, repentinamente aterrizaría un avión de la aerolínea KLM procedente de Aruba o Curazao, que él hasta sus últimos años de vida jamás supo quién lo pagó y cómo llegó, pero sólo supo que los trajo de forma gratuita hasta Caracas para reclamar en vida lo que con tanta sangre y dolor le costó a su generación por soñar con una mejor Venezuela, más justa y democrática. 
A razón de su fallecimiento este jueves 15 de enero, su hermano Rafael Grooscors Caballero escribió: “Nos formamos en la mejor escuela, en el ejemplo de los mejores líderes, de los mejores poetas, de los intelectuales más puros, preparados ya para asumir los roles que la Patria nos asignó. Rolando siempre cumplió, mucho más allá de lo que de él se esperaba, como militante de una angustia continental. Pasamos juntos días agresivos y ardientes en el inolvidable Liceo Fermín Toro (de Caracas) de 1948 y 1949, hasta que nuestros jóvenes huesos fueron hacinados en las cárceles de la Dictadura. Vivimos el exilio. Hablamos. Escribimos. Nos comunicamos con la esperanza y fueron, por casualidad, nuestros más íntimos amigos quienes abrieron las puertas del país a un nuevo ciclo histórico, de democracia y libertad, en 1958”… Maestro Grooscors, gracias por habernos enseñado tanto y con tanta trascendencia, tus exalumnos de la Universidad Fermín Toro.
Jhotani Medina Quintero
jhotanium@hotmail.com
@jhotanimq

EL ENVÍO A NUESTROS CORREOS AUTORIZA PUBLICACIÓN, DIARIO DE OPINIÓN, ACTUALIDAD, VENEZUELA, ACTUALIDAD INTERNACIONAL, OPINIÓN, DEMOCRACIA, LIBERAL, LIBERALISMO, REPUBLICANISMO, LIBERTARIO, POLÍTICA,ELECCIONES,UNIDAD, ALTERNATIVA DEMOCRÁTICA,CONTENIDO NOTICIOSO,

viernes, 24 de enero de 2014

LUIS ALFREDO RAPOZO, TRES MOMENTOS Y UN CUENTO, SOBRE EL 23 DE ENERO DE 1958

LA MOTO DEL GENERAL.

La siguiente foto corresponde a un Douglas C-54D Skymaster, que fue el avión presidencial venezolano en la década de los años '50, tan protegido que todos lo llamaban "la Vaca Sagrada".
La brisa marina acariciaba los cocoteros que bordeaban la hermosa estructura civil y militar de la Isla La Orchila, en el Caribe venezolano. Los marineros custodios veían el intenso movimiento de aviones, que traían personal de mantenimiento para poner todo como una tacita de plata; llegaban mesoneros, chef de cocina, una orquesta de baile completa y muchas cajas de bebidas, muebles y otros artefactos, que pronosticaban un bochinche de película, en medio del azul periférico de las aguas tropicales.

Una hermosa moto vespa, fue bajada de un helicóptero como si fuera el personaje principal de una película de James Bond y un militar de alto rango no dejaba que nadie la tocara, siguiendo órdenes expresas de su dueño.

Antes de que se ocultara el sol, ya la orquesta estaba tocando sus primeas guarachas y algunos invitados bailaban en la pista como si estuvieran en los carnavales del Hotel Ávila. Entonces, llegó el General acompañado de una espectacular mujer rubia importada del mediterráneo italiano con un físico desbordante de atractivos femeninos, que Marilyn Monroe, parecería un renacuajo en un pozo.

Antes de las doce de la noche, las bebidas espirituosas habían causado un extraño efecto y el baile se transformó en una mezcla de templete playero, balneario y zamba que hacía de las delicias de los invitados como si estuviesen en un sitio único en el mundo.

Entonces, salió la rubia corriendo como loca por la orilla del mar, vestida con un pantaloncito corto y una blusita, y atrás iba el General montado en su moto vespa como si fuera un llanero cabalgando su bronco y gritando como si estuviese arreando ganado y enlazando vaquillas, para marcarlas o llevarlas a la parrilla…

LA MALETA DEL GENERAL.

“Esa madrugada del jueves, el hombre había tomado su decisión, la cual le ahorró, seguramente, mucha sangre al país. Todos los días del mes de Enero de ese año habían sido de trasnocho en trasnocho y de evaluación de la situación permanentemente, con dos cambios de gabinete gubernamental incluidos”-me contaba el viejo Bernardino Raposo-.
“Entonces, el Presidente ordenó  cargar su equipaje, el cual fue armado en poco tiempo, quizás sin indumentarias, ni recuerditos, ni libros, ni nada que indicara que se iba de viaje, pero si se llevaba dinero en moneda extranjera, bonos, papeles, certificados y sus libretas de ahorros en quien sabe dónde.
-¿Para dónde vamos mi General?-le preguntó un sujeto con cara de paludismo-.
-Móntate y púyalo para el aeropuerto de la Carlota-le respondió, mientras daba las últimas órdenes a sus seguidores del ocaso.
Así fue como “cara de paludismo”.condujo el vehículo presidencial a gran velocidad por las calles desoladas de Caracas, que recibían el rocío que paseaban los vientos postrimeros al fin de año.”
-Y allí terminó la dictadura abuelo?-le preguntamos a Bernardino, que se había quedado mirando el cielo, como recordando-.
“No, mijo-nos respondió inmediatamente-, entonces, en “La Carlota”, ya el avión estaba con los motores encendidos, calentando y con la nariz mirando para la pista. De esa manera, el General, se bajó del auto y se despidió nuevamente. Cargaron sus maletas en “La vaca sagrada”, que así se llamaba el avión presidencial y se montó rapidito, ordenando: -“Adelante compañeros”.
-¿Para dónde mi General?-le preguntó el capitán de la aeronave-
-Coja vuelo, que enseguida le digo para dónde-le respondió el Presidente en desgracia-.”
¿Ahí si termina el cuento?-interrumpimos al abuelo como poniendo punto final a la historia, pero el abuelo negaba con la cabeza-. ¿Qué pasó, abuelo?-le preguntamos-.
“El hombre se fue, pero dejó una maleta”-nos respondió mostrando una risita.
-¿Y, qué tenía la maleta, abuelo?-preguntamos-
-“Mucha plata, mijo-nos respondió el abuelo-, mucha plata.”

BENJAMÍN CAÑAS SE TRAJO UN CUADRO.

Cuando Benjamín Cañas despertó esa mañana pudo escuchar las repetidas noticias que hablaban de la salida del General; “…que se había ido en el avión presidencial y que seguramente estaba en República Dominicana”. Benjamín vivía en la Urbanización 2 de diciembre , que fue construida después del año 1954 para darle techo a la clase obrera, que vivía en ranchos miserables en los barrios que se habían multiplicado como la verdolaga y que era conformada por gente que venía de la provincia buscando mejor nivel de vida.

“Esa es la historia”-me contaba el señor Baldomero Camacho, un comerciante que tenía un quiosco frente al bloque 7 de la cañada, donde expendía empanadas, avena, café, Jugo de naranja y arepas con queso blanco rayado y revoltillo de huevos.

“-Si, ese día los periódicos sacaron ediciones extraordinarias informando de la caída del gobierno-me seguía diciendo el señor Baldomero, con su acento andino del pueblo de Táriba, en el Estado Táchira-, entonces, la gente comenzó a salir a las calles y se montaban en camiones y en autobuses para hacer caravanas de festejos y entonces, marcharon por las principales avenidas de la ciudad y como un ejército se dirigieron a la sede de la seguridad Nacional. Eso lo recuerdo clarito, porque yo estuve allí  con el amigo Benjamín –me decía-, en medio de aquella euforia incontenible.

Cuando llegamos, ya mucha gente había entrado y liberado los presos que tenían allí: saquearon todo, y hasta se dieron asesinatos, o linchamientos, mejor dicho. Yo pasé por encima de uno de ellos, que debió ser más malo que Guardajumo, porque se veía bien estropeado el hombre. Benjamín salió con un cuadro de Bolívar que se había escapado del desmadre y yo  no pelé una máquina de escribir americana, que me hija usó bastante tiempo después, hasta que estuvo en la Universidad y entonces, yo le recordaba siempre que ese fue el botín de aquel 23 de Enero de 1958.

Al otro día- me decía el señor  Baldomero-, el amigo Benjamín se fue a su trabajo en el Instituto de Obras Sanitarias, donde trabajaba, gracias a su apoyo al General.”

Luis Rapozo 
luisalfredorapozo@gmail.com

EL ENVÍO A NUESTROS CORREOS AUTORIZA PUBLICACIÓN, ACTUALIDAD, VENEZUELA, OPINIÓN, NOTICIA, REPUBLICANO LIBERAL, DEMOCRACIA, LIBERAL, LIBERALISMO, LIBERTARIO, POLÍTICA, INTERNACIONAL, ELECCIONES,UNIDAD, ALTERNATIVA DEMOCRÁTICA,CONTENIDO NOTICIOSO,

lunes, 21 de enero de 2013

MANUEL FELIPE SIERRA, ENERO 1958, 23 DE ENERO DE 1958

El 1 de enero de 1958 se subleva la Fuerza Aérea en Maracay. El mayor Luis Evencio Carrillo jefe de la Base concluye la cena de fin de año con una lacónica frase:”hay que defender la patria y no a un hombre” y de inmediato sesenta efectivos ocupan la instalación de Boca de Río. La conspiración se venía urdiendo desde meses atrás en largas reuniones en el restaurant “Beergartem” frente a la Plaza Girardot.

PRIMERA JUNTA MILITAR DE GOBIERNO
A las siete de la mañana fue desarmado y detenido el jefe de la base coronel Abel Romero Villate y una hora después un Venus del Escuadrón de Caza 36 pilotado por el mayor Edgar Suárez Mier y Terán sobrevuela Caracas como un  anuncio para los complotados. Cuenta el periodista Antonio Manrique: “Maracay estaba sumida en un ambiente revolucionario, con la gente en la calle persiguiendo a los “seguranales”(los agentes de la policía política del régimen). Las puertas del Cuartel Páez habían sido abiertas y muchas armas fueron tomadas por el pueblo maracayero. Militantes de AD, Copei (uno de los más activos lo era el abogado Godofredo González), PCV y URD, salidos de sus “conchas”, coordinaban las acciones de los civiles. El Cuartel Sucre era el centro del fragor revolucionario. En sus calabozos estaban presos más de treinta integrantes de la Seguridad Nacional que el pueblo quería linchar. Desde Radio Maracay, Hugo Montesinos Castillo, oficial pasado a retiro por su antiperezjimenismo, arengaba al pueblo y leía consignas contra el “régimen dictatorial”.

Pérez Jiménez reúne el Gabinete, mientras se repiten incursiones aéreas sobre Miraflores, una de las cuales da en el blanco de la oficina presidencial y un portero conocido como “Perecito” se desploma carbonizado. Se conoce que el capitán Martín Parada piloto de confianza del Presidente encabeza la insurrección. A los minutos una columna de blindados del Cuartel Urdaneta al mando del joven oficial Hugo Trejo se declara también en rebeldía. Hay noticias, rumores y versiones cruzadas. A la media tarde se anuncia que el coronel Romero Villate ha retomado la base aérea y horas después que el grupo de rebeldes comandado por Parada huyen hacia Colombia. Trejo, en una operación que nunca pudo ser explicada, marchó hacia la capital aragüeña y fue apresado en La Encrucijada por el coronel Roberto Casanova. En la noche Pérez Jiménez, con el bastón de mando en la mano derecha, anuncia en cadena de radio y televisión el aplastamiento de la sublevación  y sanciones ejemplarizantes para los insurrectos. Ciertamente, la acción de Maracay resultó un fracaso militar, pero exacerbó un clima político ya demasiado sensible.

El día 9, oficiales de la Armada liderados por el capitán de navío Eduardo Morales Luengo, desplazan varios destructores en La Guaira. Morales es detenido y en la noche curiosamente se produce la renuncia del Gabinete y del gobernador del DF Guillermo Pacanins. Al día siguiente, Pérez Jiménez se ve obligado a nombrar al general Rómulo Fernández ministro de la Defensa quien le presenta un memorandum con severas exigencias,  que plantea un Gabinete militar y la salida de Laureano Vallenilla Lanz y Pedro Estrada, los principales operadores del régimen. Al día siguiente, Pérez Jiménez destituye al ministro Fernández y él personalmente asume el ministerio de la Defensa. El oficial destituido es enviado a Santo Domingo, pero la dictadura entra en el juego de los golpes y contragolpes. El 17 la Junta Patriótica convoca a una huelga general el día 21. El 20, Pérez Jiménez nombra al vicealmirante Wolfang Larrazábal Comandante de las Fuerzas Navales en medio de una huelga de prensa. El 21 hay revueltas callejeras, manifestaciones, quema de autobuses, heridos, muertos y se decreta el toque de queda desde las cinco de la tarde.

El 22 se produce la sublevación de oficiales en la Base Naval de Mamo y la Comandancia General de la Marina en el Centro Simón Bolívar. El capitán Vicente Azopardo está al frente de la acción  y se comunica con sus compañeros de conspiración en la Escuela Militar, el capitán Felipe Párraga Núñez del Ejército y el teniente José Luis Fernández de la Aviación, a quienes acompaña el activista civil Oscar Centeno Lusinchi.

Informan entonces al coronel Pedro José Quevedo director del Instituto de la acción subversiva y éste conviene en que para la paz del país ya es necesario que el dictador abandone el poder. Pérez Jiménez llama telefónicamente a Quevedo quien se niega en varias ocasiones a atenderlo. El mandatario está convencido que una sublevación de la Escuela Militar tendría un efecto psicológico decisivo en todos los componentes. El coronel Adolfo Medina Sánchez, jefe del Batallón Bolívar, llega a Miraflores y le presenta un plan para recuperar la escuela. Según cuenta el piloto presidencial mayor José Cova Rey, Pérez Jiménez revisó el documento y respondió: “prefiero irme antes que matar cadetes”.

Ya la Junta Patriótica había perdido contacto con la mayoría de los enlaces comprometidos con la huelga. El buró político del PCV reunido en el edificio “San Pedro” de los Chaguaramos, integrado por Pompeyo Márquez, Eloy Torres, Alonso Ojeda Olaechea, Guillermo García Ponce y el líder universitario Héctor Rodríguez Bauza, hacen en la tarde un balance desfavorable de la jornada. Entrada la noche Márquez recibe una llamada de Rodríguez Bauza, quien había salido a olfatear el ambiente y que identificado con su seudónimo le dice: “sube a la terraza y espera una sorpresa en pocos minutos”. Márquez y sus compañeros se miran a la cara con desgano. Luego deciden ir a la parte superior del edificio.

Al poco tiempo, ven las luces y oyen el estrépito de un avión que se tambalea bordeando El Ávila. Pérez Jiménez huía en la “Vaca Sagrada”. Era el resultado de un típico Golpe de Estado, pero la decisión de marcharse es la consecuencia de un clima de malestar pasivo que finalmente se tradujo en una movilización activa e indetenible de las masas, que ya no podía neutralizar políticamente y menos aún aplastar con el uso de las armas.

manuelfsierra@yahoo.com

EL ENVÍO A NUESTROS CORREOS AUTORIZA PUBLICACIÓN, ACTUALIDAD, VENEZUELA, OPINIÓN, NOTICIA, REPUBLICANO LIBERAL, DEMOCRACIA, LIBERAL, LIBERALISMO, LIBERTARIO, POLÍTICA, INTERNACIONAL, ELECCIONES,UNIDAD, ALTERNATIVA DEMOCRÁTICA,CONTENIDO NOTICIOSO,