En la entrega
anterior (¿De regreso a la política?) argumentábamos que la oposición
democrática carecía de una apuesta de carácter estratégico. Disculpe, el amigo
lector, por la contundencia de esta afirmación. Quizá sería más justo señalar
que, por ahora, este sector no ha podido generar una visión alternativa de
país. Y, añadíamos, que esta insuficiencia explicaba su vocación de carácter
táctico.
Desde luego, esta afición tiende, por un lado, a operar como
obstáculo para pensar el país en términos de un nuevo paradigma y, por
el otro, explica su propensión de actuar
exclusivamente en el ámbito de carácter electoral.
Cuidado, no estoy afirmando
que desplegarse en esa esfera sea incorrecto. Por el contrario, lo erróneo es
actuar sin la debida elaboración de una
nueva narrativa que sustituya la ya agotada de la IV y V república.
Llegado a este punto
parece necesario puntualizar algunos aspectos de orden teórico. De entrada
excusen este sesgo de carácter académico. La semiótica enseña, por ejemplo, que
el signo es uno de los ladrillos fundamentales usados para construir el
significado. Éste se encuentra codificado por el emisor y debe ser decodificado
por el receptor en función de su experiencia pasada, colocando el mensaje en un
contexto cultural apropiado. Si usted usa el orden narrativo de su adversario,
(por ejemplo, la oferta de las misiones) su destinatario (votantes,
partidarios, ciudadanos, pueblo, etc.) lo decodificara en términos de ese
paradigma. Y, en cierto sentido, reforzará el orden discursivo que se pretende
modificar.
¿Cómo traducir lo
anterior en términos del accionar político? ¿Gobierno y oposición hace uso de
una gramática política común? ¿Operan ambos en el mismo horizonte y comparten
el mismo paradigma? Bien, preguntas complejas que apuntan hacia la necesidad de
reforzar la idea de generar un nuevo pensamiento de carácter estratégico.
Veamos.
En principio parece
razonable sostener que fracciones de la oposición comparten con el oficialismo
una concepción monolítica del país que no se presta para la valoración positiva
de las diferencias que proporcionan identidad al colectivo nacional. En el
plano práctico y, articulado a esta visión, sus organizaciones ejercen un
"centralismo" que resta eficacia práctica e ideológica a la lucha
política; operan, por así decirlo, con herramientas conceptuales que no
facilitan la creación de un proyecto político alternativo.
A lo largo del siglo
XX hasta el día de hoy, este paradigma fue conceptualizado con la famosa frase,
(Uslar Pietri dixit) de "sembrar el petróleo". Más allá de su obvio
significado, esta expresión equivalía a la idea, de acuerdo a la cual, que
modernizar consistiría en domar los atavismos culturales regionales que
supuestamente obstaculizaban el acceso a una supuesta condición moderna,
unitaria y homogénea para todo el país. Un "Santo Luzardo"(misiones)
gubernamental llevaría la civilización a los espacios emblemáticos donde
reinaba, una "Doña Bárbara", símbolo de la barbarie. Desde Pérez
Jiménez a Hugo Chávez, con distintas denominaciones, ha prevalecido este afán
voluntarista de proporcionar homogeneidad a la diversidad que nos caracteriza
como pueblo y nación. Desde luego, siempre cabalgando sobre el potro de la
renta petrolera.
En fin, un proyecto político alternativo debería asumir discursivamente esta relación entre lo "uno" y lo "diverso". En otras palabras, pensar al país en términos del juego infinito de sus diferencias. Federalizar el discurso político, en consecuencia, implicaría traspasar los límites de las propuestas jurídico-constitucionales y hundir sus raíces en los particularismos e identidades que alimentan conflictos y antagonismos que enriquecen nuestra complejidad cultural y política.
Como sabemos, la
uniformidad no es democrática.
Nelson Acosta Espinoza
acostnelson@gmail.com
@nelsonacosta64
EL ENVÍO A NUESTROS CORREOS AUTORIZA PUBLICACIÓN, ACTUALIDAD, VENEZUELA, ACTUALIDAD INTERNACIONAL, OPINIÓN, DEMOCRACIA, LIBERAL, LIBERALISMO, REPUBLICANISMO, LIBERTARIO, POLÍTICA,ELECCIONES,UNIDAD, ALTERNATIVA DEMOCRÁTICA,CONTENIDO NOTICIOSO,
No hay comentarios :
Publicar un comentario
Comentario: Firmar con su correo electrónico debajo del texto de su comentario para mantener contacto con usted. Los anónimos no serán aceptados. Serán borrados los comentarios que escondan publicidad spam. Los comentarios que no firmen autoría serán borrados.