martes, 7 de enero de 2014

JOSÉ LUÍS MÉNDEZ LA FUENTE, LA FUNCIÓN DE LA OPOSICIÓN

Vistos  los acontecimientos  políticos del año que acaba de terminar y los que ya se han producido en  estos primeros días del mes de enero,  cabría preguntarse si  en Venezuela  existe,  en verdad, eso que la  gente  suele llamar oposición y si, de haberla, cumple la función que se espera de élla. 

Por oposición política se entiende, generalmente, el  conjunto de partidos  políticos que no forman parte de un gobierno y que adversan sus actuaciones. Si a ello le añadimos que además pueden hacer oposición  los denominados grupos de presión,  las ONG y la población, aunque no milite en  ninguna tolda política en específico,  tendríamos que llegar a  la conclusión de que  efectivamente en  Venezuela  si hay una oposición que no coincide con las políticas y decisiones del gobierno desde hace más de una década. Sin embargo, cuando observamos  los resultados de la acción política de esa oposición en  los últimos tres lustros, notamos que no ha habido verdaderos avances, y es que no se puede considerar  como progreso  conformarse con  haber sacado más votos en una elección presidencial que en otra anterior o en una parlamentaria  un numero de sufragios similar o porcentualmente mayor  al del partido de gobierno cuando el número de escaños  ganados no sirve para aprobar, en ningún caso, una iniciativa legislativa de la oposición u oponerse a una de la fracción oficialista.
Ganar espacios no sirve de nada si estos no se usan, o ya están llenos por el oficialismo, como ocurre en el Poder Legislativo, en el Poder Moral, en el  Judicial y en el Electoral, donde la oposición no pinta para nada. Sin lugar a dudas puede afirmarse que la oposición partidista en Venezuela  es  más  formal que real, dada la escasa o nula capacidad de acción a que esta confinada. 
Y para muestra un botón:
No sin cierta perplejidad,  el  2014 sorprendió a todos los venezolanos con la acusación por parte del gobierno, de que  determinados dirigentes  y representantes de la oposición habían pasado  las fechas navideñas  fuera del país, en ciudades  europeas o americanas. La lista de los viajeros fue dada a conocer por la titular del  Ministerio de Relaciones Interiores, organismo que históricamente  ha sido conocido como el “ministerio de policía”, y que en esta ocasión  ha hecho honor a ese nombre  revelando información  que por tocar la privacidad de las personas involucradas, no es de la incumbencia  de nadie más, pero que en todo caso pone de manifiesto  las acciones políticas que ese  ente gubernamental,  supuestamente  subordinado al poder popular como el resto de los demás ministerios, es capaz de ejecutar, no precisamente al servicio del  Estado sino más bien  de  intereses subalternos.
Independientemente de que se trata de una actuación politiquera que debió sorprender a más de uno, incluidos los propios viajeros, resulta ridícula la acusación de abandono del país a los dirigentes políticos de la oposición, representantes de asociaciones  civiles, empresarios y periodistas que decidieron pasar sus vacaciones navideñas en el exterior. Tan ridícula o absurda como si de haber sido al revés,  la oposición hubiese publicado un listado de los dirigentes  del PSUV y miembros del gobierno que salieron al extranjero o se fueron al  interior del país a recibir el año nuevo; aunque en este segundo caso tal señalamiento estuviese más  justificado, dado las responsabilidades legales y constitucionales que tienen quienes son  altos funcionarios.
Similar situación de desplante fue la que se presentó en la Asamblea Nacional con la reelección del señor Cabello como  su Presidente, por tercer año consecutivo, quien  comentó con su peculiar sarcasmo que estuvo pendiente de quienes levantaron  la mano para votar por él, pues le hubiese dado pena haber contado con algún voto de la oposición. Una manera arrogante de decir que la oposición no le hace falta para nada ni al Poder Legislativo, ni al Ejecutivo, ni al gobierno en general.
Una  verdad a medias, porque la oposición le hace falta al gobierno  para exponerla al escarnio público, para  señalarla como chivo expiatorio de lo que muchas veces el  gobierno deja de hacer o hace mal, para demostrar la pluralidad de fuerzas y representatividad del parlamento, la libertad de expresión y, en definitiva,  la legitimidad de la democracia en Venezuela.
      xlmlf1@gmail.com

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