Al considerar, como en efecto es, a la educación como
un derecho fundamental y una actividad permanente en la vida de los seres
humanos, su accionar debe estar condicionado a niveles de aprendizaje de buena
calidad, a la luz de un sistema educativo que asegure al ciudadano las mejores
condiciones para enfrentarse a la sociedad del conocimiento, y que al mismo
tiempo le facilite incorporarse como fuerza de trabajo, habida cuenta de la
existencia de una relación positiva entre los niveles de escolaridad y el
desarrollo económico-social.
A tenor de lo expuesto, se hace obligatorio
referenciar el tema de la calidad de la educación, cuyo concepto es normativo y
multifactorial. Es así, que desde el (1) ángulo filosófico se refiere a que los
objetivos propuestos en los currícula estén basados y dirigidos a promover los
valores, aplicando el criterio de la relevancia; desde el (2) ángulo pedagógico
cuando se alcanzan los diversos objetivos propuestos en los currícula, planes y
programas educativos, aplicando el criterio de la eficacia; desde el (3) ángulo
cultural cuando sus contenidos y métodos se corresponden con las condiciones,
posibilidades y aspiraciones sociales, aplicando el criterio de pertinencia;
desde el (4) ángulo social cuando las oportunidades de recibirla se distribuyen
equitativamente entre los ciudadanos, aplicando el criterio de equidad; y desde el (5) ángulo financiero cuando se
optimiza la relación existente entre los beneficios derivados y los costos
incurridos, aplicando el criterio de eficiencia.
Al evaluar la calidad de la educación desde el punto
de vista de los resultados, han de considerarse dos contextos: intrínseco y
extrínseco. El primer contexto: intrínseco, es inherente al propio sistema
educativo en su relación con el entorno social, fundamentalmente en lo que se
refiere a planes y programas de estudio, estructura del cuerpo académico,
dotación, infraestructura y el equipamiento,
y su equidad es valorada mediante el análisis de la distribución de las
oportunidades educativas; el segundo contexto: extrínseco se refiere al impacto
social que generan en el entorno social, económico y político, los individuos poseedores de un mayor capital
humano; y su equidad es valorada a través de los efectos que tienen los
resultados en la distribución del ingreso, en la movilidad social y, en
general, en la distribución de las oportunidades sociales. En síntesis, el
sistema educativo ha de estar conformado por instituciones que alcanzan los
fines, las metas y objetivos que la sociedad espera de ella.
La educación como factor de desarrollo, vincula las
posibilidades educativas con los requerimientos ocupacionales, y el progreso de
la nación se asocia muy especialmente con el nivel educativo de la población y
con la calidad del sistema educativo, en interrelación coherente y permanente
con el crecimiento económico que responde a una visión de país. Ante tal
señalamiento, emerge una interrogante: ¿cuáles factores determinan el
crecimiento y posterior desarrollo económico? La respuesta podemos referirla a
varios factores tales como: (1) el capital humano (conocimientos, capacidades,
experiencia y aptitudes de los ciudadanos); (2) la acumulación y formación de
capital (*); (3) el entorno sociopolítico; (4) la participación de la sociedad
civil; (5) las políticas públicas; (6) la
seguridad (personal y jurídica); (7) la inserción en el comercio
internacional; (8) la productividad (del trabajo y de la producción); (9) la
incorporación tecnológica; y (10)un ambiente donde prive la institucionalidad
democrática. Estos factores han de interactuar holísticamente en el marco de un
modelo de desarrolla integral y sostenible (satisface necesidades actuales y futuras),
y donde el sistema educativo participa como instrumento clave para su
consecución.
Tradicionalmente, el pensamiento económico relativo al
desarrollo, le ha conferido suma importancia a la acumulación y empleo del
capital productivo (físico) como generador de riqueza y bienestar social, lo
cual se aproxima a un reduccionismo teórico ante su contextualización
economicista, al considerar el hecho económico de la acumulación de capital
(maquinarias y equipos) como la vía casi exclusiva para alcanzar ese
desarrollo; soslayando la productividad per cápita y el nivel educativo de la
población (y su correlación positiva con
el salario) como referencias de una sana economía, y de una más equitativa
distribución de la renta nacional.
Tal enfoque de pensamiento, descuida una realidad: una
población con elevado nivel educativo induce una elevación en los índices de
productividad real, a la par de generar ventajas competitivas, todo lo cual se
traduce en mayor riqueza nacional (los países son ricos porque tienen altos
niveles educativos).
(*)La
acumulación de los factores de la producción (trabajo y capital), genera un
aumento de la renta per cápita, y para lo cual se hace necesario: (1) aumentar
la tasa de empleo; (2) aumentar su productividad (aumento del capital
disponible por trabajador) y (3) aumento de la productividad del capital
(mediante cambios técnicos).
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¡Excelente análisis! Ojalá que fuera leído, analizado y 'articulado' por quienes desgobiernan la educación pública en Venezuela. Les resultaría, además de beneficioso, altamente productivo para alcanzar las metas que no han podido lograr en estos 13 años.
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