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LA LIBERTAD, SANCHO, ES UNO DE LOS MÁS PRECIOSOS DONES QUE A LOS HOMBRES DIERON LOS CIELOS; CON ELLA NO PUEDEN IGUALARSE LOS TESOROS QUE ENCIERRAN LA TIERRA Y EL MAR: POR LA LIBERTAD, ASÍ COMO POR LA HONRA, SE PUEDE Y DEBE AVENTURAR LA VIDA. (MIGUEL DE CERVANTES SAAVEDRA) ¡VENEZUELA SOMOS TODOS! NO DEFENDEMOS POSICIONES PARTIDISTAS. ESTAMOS CON LA AUTENTICA UNIDAD DE LA ALTERNATIVA DEMOCRATICA

sábado, 14 de septiembre de 2013

GABRIEL BORAGINA, EL LIBRE COMERCIO


En economía es frecuente que –en las aulas y en los libros, revistas, conferencias, etc.- el comercio se "divida” en dos partes:nacional e internacional. Otras veces, los economistas también hablan de comercio interior y exterior como equivalentes a las anteriores expresiones. 
Estas clasificaciones, que quizás pudieran tener alguna utilidad didáctica a los fines puramente académicos, normalmente han dado a entender a muchos no iniciados en economía –e incluso aun a tantos otros si iniciados- que podría existir alguna diferencia esencial entre una y otra “clase” de comercio. Sin embargo, creer cosa semejante será un gravísimo error, yerro que lamentablemente resulta bastante generalizado.
Comentando un trabajo del Dr.A. Benegas Lynch (h), E. García Gaspar dice:
El punto de partida del autor es hacer ver que no hay diferencias entre el comercio internacional y el comercio interno de un país cualquiera. La existencia de accidentes geográficos como ríos o fronteras no cambia la naturaleza del comercio. Este es un tema lleno de falacias que son ideas heredadas del mercantilismo del siglo 16 y que en la actualidad han sido calificadas de proteccionistas, pero mantienen esa misma y absurda idea de acumular dinero sin sentido, logrando sólo la reducción del nivel de vida de la población. Por principio de cuentas debe verse que el comercio internacional no se realiza entre Argentina y Francia, por ejemplo, sino entre un argentino y un francés. La posición geográfica de ambos no causa un cambio en la esencia de sus acciones de compra y venta y es igual a lo que dos franceses compran y venden entre sí, dentro de su país, o dos argentinos.”[1]

En efecto, el intercambio, en su naturaleza, es el mismo, se verifique en el lugar en que se verifique y medie la distancia física que medie, sin importar si se tratan de fronteras o de cualquier otra especie de aparente obstáculo. Y por sobre todas las cosas que, como bien recalca el Dr.Benegas Lynch (h),cualquier intercambio-es más, todo intercambio- siempre se lleva a cabo entre seres humanos, sin importar su nacionalidad ni ubicación.

Con todo, no es novedad que, desde tiemposinmemoriales, se han levantado todo tipo de barreras e impedimentos para obstruir tales transacciones, bajo la impronta de las teorías llamadas proteccionistas, y que dieran origen a célebres disputas que, a su turno, generaron el debate conocido como Proteccionismo Vs. Libre Comercio (o librecambio).

El abandono del libre comercio, del respeto a la ley y de la moneda sana en países como la Argentina, trajo consecuencias funestas:

"La negativa del Fondo Monetario Internacional de rescatar a la Argentina fue la aceptación de que era imprescindible encontrar un nuevo procedimiento para hacer frente a las crisis de deuda soberana, las cuales están íntimamente ligadas a las crisis bancarias y monetarias. Para contenerlas y prevenirlas se requiere que los gobiernos sigan políticas transparentes pro mercado que no puedan ser anuladas con facilidad. Es necesario que haya un compromiso a largo plazo con el libre comercio, el imperio de la ley y la moneda sana: de no ser así, los inversores globales llevarán sus capitales a otra parte. Al no pagar su deuda y devaluar su moneda, el gobierno argentino destruyó la confianza que había establecido y aumentó los costos de atraer futuros fondos de inversión."[2]

Por supuesto, como indica el autor anteriormente citado, el libre comercio es condición necesaria pero no suficiente para asegurar el progreso y disminuir la pobreza en cualquier país del mundo, y -con más razón- en los subdesarrollados como es la Argentina. La fórmula infalible para atraer inversiones consiste en contar con un marco legal que garantice el irrestricto respeto de los contratos y de la palabra empeñada mediante ellos, lo que, a su turno, requiere de instituciones jurídicas sólidas que protejan y respalden los derechos de propiedad de todos y cada uno de los habitantes del país.

Por otra parte, resulta otra verdad evidente que: “...el libre comercio es el motor clave, tanto del crecimiento económico como de la estabilidad."[3]

La supremacía del libre comercio por sobre el proteccionismo ha sido evidenciada por muchos autores, sobre todo por sus efectos benéficos para aliviar e incluso reducir la pobreza a niveles mínimos:

“La verdad evidente es que el liberalismo clásico, bajo el cual floreció el libre comercio, ha sido la estrategia económica más exitosa en la historia mundial. Puso fin a las hambrunas europeas en el siglo XIX, que hasta ese momento eran consideradas el destino inevitable de la humanidad. Tendemos a olvidar que, por ejemplo, durante el siglo XVIII en Francia hubo nueve hambrunas que mataron a más del 5 por ciento de la población. Cuando vemos hambrunas en la actualidad, sólo las encontramos en dictaduras que no son capitalistas, ni liberales, ni de libre mercado, como Corea del Norte. La era del libre comercio en el siglo XIX hizo posible la riqueza para todos por primera vez en la historia humana. Que el libre mercado sea fuente de riqueza es una verdad incuestionable hoy en día. La evidencia empírica lo confirma.”[4]

El libre comercio es vital a los pueblos para su felicidad.
 Gabriel S. Boragina 

[1]Eduardo García Gaspar en Ideas en Economía, Política, Cultura-Parte I: Economía. Contrapeso. Info 2007, pág. 51. (Comentario al trabajo de Alberto Benegas Lynch (h), “Relaciones Internacionales”, en el libro Lecturas de Economía Política. Volumen II, Unión Editorial, Madrid, 1987, ISBN 84-7209-198-8, editado por Jesús Huerta de Soto, pp 9 – 20.)
[2] James A. Dorn. Crisis financieras internacionales.- ¿Qué rol le corresponde al gobierno?- Introducción. Pág. 11 y 12-Daniel Artana y James A. Dorn (Compiladores). Cato Institute y Fundación de investigaciones Económicas Latinoamericana. (FIEL)
[3]John B. Taylor "Aumentar el crecimiento económico y la estabilidad en los mercados emergentes". Capítulo 13,pág. 164. En Daniel Artana y James A. Dorn (Compiladores). Crisis financieras internacionales. ¿Qué rol le corresponde al gobierno?-. Cato Institute y Fundación de investigaciones Económicas Latinoamericana. (FIEL)
[4]Otto Graf Lambsdorff “Libertad: El Mejor Remedio contra la Pobreza”. Fundación Friedrich Naumann (FFN)EL ENVÍO A NUESTROS CORREOS AUTORIZA PUBLICACIÓN, ACTUALIDAD, VENEZUELA, OPINIÓN, NOTICIA, REPUBLICANO LIBERAL, DEMOCRACIA, LIBERAL, LIBERALISMO, LIBERTARIO, POLÍTICA, INTERNACIONAL, ELECCIONES,UNIDAD, ALTERNATIVA DEMOCRÁTICA,CONTENIDO NOTICIOSO,

ANGELICA MORA, LOS DOS 11 DE SEPTIEMBRE

Escribir sobre el golpe de estado del 11 de septiembre de 1973 en Chile he dicho que es doloroso. Sin embargo, no puedo dejar pasar la fecha sin aportar lo que sé, quizás en una tentativa de que se conozcan algunos pormenores no sabidos por la mayoría de la gente

La otra fecha dolorosa es el 11 de septiembre del 2001, día de terrorismo, dolor y luto en Estados Unidos

Nuevamente, como el acróbata, tengo que poner lo mejor de mí para contar la verdad y llegar al otro lado, sin haber caído en histrionismos ni dejarme llevar por la pasión de escribir sobre lo que no estoy completamente segura.

Como chilena me ha tocado ser testigo de una de las jornadas más extraordinarias de la era moderna de mi país, su lucha y su victoria contra el comunismo. Y esa lucha no puede narrarse sin mencionar a Augusto Pinochet.

La figura del General Pinochet es vista por la historia diseccionada en dos perfectas mitades: una que lo aclama como Salvador de Chile y la otra que lo presenta como un Dictador con las manos manchadas de sangre.

La verdad está en las dos partes.

Comenzar por el principio es difícil. Lo más aproximado a que se podría llegar es decir que Chile estaba en una terrible encrucijada política desde hacía meses.

Salvador Allende, el primer presidente marxista llegado al poder, hacía valer sus dogmas izquierdistas por encima de su concepto de proteger la Patria.

¡Cómo estaría de buena la situación para el comunismo en Chile que Fidel Castro, quien había viajado por unos días a la nación sureña, quedó tan complacido con lo que vió que en vez de una visita protocolar se quedó TRES MESES!

Y es que Allende era otro de los hijos de Fidel, en quien tenía puesta todas sus complacencias, como hoy lo es Hugo Chávez.

Los militares chilenos sabían que la izquierda preparaba un auto golpe para el 18 de septiembre, día en que las Fuerzas Armadas desfilan tradicionalmente en un área conocida entonces como Parque Cousiño, hoy Bernardo O’Higgins.

Las fuerzas armadas sólo se adelantaron en lo que llamaron “El Pronunciamiento”, una figura elegante de llamar el Golpe.

Hubo persecución, arrestos y muertes de unas dos mil a tres mil personas, que en ningún momento se puede condonar.

Algunos analistas piensan que millones habrían muerto, si los designios forjados por la violenta ultra izquierda chilena se hubieran materializado.

A Augusto Pinochet, durante una comida en el Palacio de la Moneda, se le preguntó específicamente el por qué de los muertos.

Su lacónica respuesta fue: “Porque era una guerra. O ellos o nosotros”.

Luego, y nadie le puede restar el mérito, Pinochet efectuó un plebiscito el 5 de octubre de 1988 -el cual muchos lo aconsejaron de no llevarlo a cabo- y respetó los resultados.
Y aquí tengo que revelar una confidencia que me contó mi colega y mentor chileno Rafael Kissteiner, quien era Jefe de Prensa del general Pinochet.

Me reveló Kissteiner que algunos funcionarios del gobierno, rodearon a Pinochet y le aconsejaron que, debido a lo escaso del margen a favor del NO, ignorara los resultados.

El general los miró y dando un golpe en su mesa gritó:

“NO, JAMAS, ESA ES LA VOLUNTAD DE PUEBLO Y HAY QUE RESPETARLA Y CUMPLIRLA”.

Más tarde el Viejo General fue acusado de malversar caudales públicos. En buen chileno de “haber robado mientras estuvo en el poder”.

Pero para mí y millones, este gesto del plebiscito –que ya muchos se quisieran para sus respectivos países gobernados por Dictadores– hace pasar al General a la historia y Chile le debe el mérito de haber detenido el Comunismo y haber encauzado la nación hacia una era de prosperidad económica.

¿Qué habría pasado, si Pinochet hubiera ignorado los resultados del referendum, como se le pidió? Quizás se habría mantenido algunos años más en el poder o hubiera habido una revuelta. Nadie lo puede saber.

Lo que sí se sabe, es otra falacia que los izquierdistas trataron de colgar en los días de la muerte de Allende y que era que “lo habían asesinado”.

El rumor cundió, hasta que llegó la órden desde La Habana que era incluso más impactante presentarlo como “suicidado”, como un Valiente.

Que en realidad lo fue, al pedir que todas las mujeres y los que le rodeaban abandonaran la Moneda, para él quedarse solo.

El periodista, “El Perro Olivares”, (se le llamaba así, no en insulto sino por su tenacidad en buscar la noticia), quien cubría la Moneda y quien estuvo durante el ataque al Palacio, ratificó más tarde los hechos.

Lo mismo la Secretaria de Prensa de Allende, Frida Modak -a quien conozco por haber sido colega mía en Radio Balmaceda en Santiago de Chile- y quien escribió:

“El presidente Allende ordenó que todos salieran desarmados, porque él sería el último en hacerlo. Cuando todos iban descendiendo hacia la puerta de Morandé 80, el compañero presidente se disparó en la cabeza con la metralleta que le había regalado el comandante Fidel Castro y que es con la que combatió durante todas esas horas”.

Hay tanto que contar. Pero esto es lo que yo viví de primera mano. Quiero aclarar que no soy refugiada política que huyó de Allende. Salí con mi familia a Venezuela durante la administración del Presidente Eduardo Frei Montalva. Este Mandatario le preparó el camino expedito a Salvador Allende. Por algo pasó a la historia como el Kerensky chileno.

NOTA: El “Perro” Olivares, Augusto Olivares Becerra, murió durante el asalto del Palacio de la Moneda. Fue su hermano quien hizo más tarde las declaraciones del suicidio de Allende.

La otra fecha dolorosa es el 11 de septiembre del 2001, día de terrorismo, dolor y luto en Estados Unidos, escrita con fuego en nuestras almas y que jamás podremos olvidar.
Dos 11 de septiembre que quedaron para siempre marcados en la Historia y que me impactaron personalmente.

angelicamorabeals@yahoo.com


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LUIS JOSE SEMPRUM, TRANSICION ORDENADA O DEBACLE

Hoy amanecí con una sensación ambivalente; por un lado estoy contento y optimista, pero también me embarga la preocupación.

Estoy contento porque es inminente un cambio de gobierno; y esto es evidente debido al fracaso de su gestión en todos los frentes: maxidevaluación de la moneda, inflación galopante, desabastecimiento crónico, crisis eléctrica, inseguridad desbordada, y corrupción generalizada, entre muchos otros males.

Pero a la vez estoy preocupado porque, ante el evidente desplome del régimen, no se está planificando una transición; y al no hacerlo, nos exponemos a una tragedia, el sobrevenir del caos o la debacle nacional.

Supongamos, por ejemplo, que el apagón de la semana pasada hubiese durado unas horas más, que se hubiese prolongado hasta la noche, en medio de la  criminalidad desbordada y del malestar social que nos rodea. ¿Habría estallado un conflicto? Nadie puede saberlo, pero no es descabellado suponerlo, porque la pradera está seca y basta una chispa para incendiarla.

Ante tales escenarios me pregunto por qué las instituciones, los factores de poder, e incluso la Fuerza Armada Nacional, no diseñan un mecanismo de transición que permita llevar a cabo un cambio de gobierno pacífico, razonado, e inteligente.

Ya la amenaza no es la incapacidad de Maduro, ni siquiera la guerra civil; sino un "caracazo" de proporciones nacionales y de duración indefinida, ya que no existen planes de contingencia, ni liderazgo para implementarlos.

¿Acaso las instituciones están esperando a que nos convirtamos en un Estado fallido? ¿O a que el caos y la anarquía se apoderen de la nación?

Afortunadamente, las puertas de la transición que tanto necesitamos las abrió el propio Nicolás Maduro, al no presentar su partida de nacimiento, y al tener doble nacionalidad. Maduro nos ha proporcionado una herramienta directa, sencilla y constitucional, para deponerlo en los próximos días, y así buscar un camino para impedir la debacle.
@LuisSemprumH

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TRINO MARQUEZ, SIRIA: MISERIA DEL IZQUIERDISMO

El asesinato premeditado y a sangre fría perpetrado por Bashar al Asad contra la población civil, especialmente niños, el 21 de agosto -comprobado de manera irrefutable por el servicio de inteligencia francés- no ha conmovido la dura fibra del tándem castro-chavista, asociado para sembrar calamidades en Venezuela desde hace quince años. 

Las declaraciones de Nicolás Maduro, Elías Jaua y el resto de dirigentes oficialistas que han rechazado la posibilidad de una intervención militar norteamericana en ese país del Medio Oriente, han sido de una complicidad nauseabunda con el carnicero que prolonga la vida de una de las dinastías más longevas y crueles de la historia mundial contemporánea.

         El ataque de al Asad con gas sarín a una población inerme y que no participa directamente en el conflicto bélico, representa un paso más en la escalada represiva que ese déspota desató desde hace dos años contra  los sectores políticos que exigen cambios en un régimen que se ha mantenido petrificado por más de cuatro décadas. Además de las armas químicas al Asad ha atacado con aviones de combate centros densamente poblados. Su único propósito ha sido eternizarse en el poder sin importarle las cien mil muertes que el enfrentamiento ha causado. 

Las iniciativas de la ONU y la Liga Árabe para propiciar una salida dialogada que termine con el conflicto, se han estrellado contra la arrogancia de ese autócrata que actúa como un mandatario de la Edad Media, pero que dispone de la tecnología militar del siglo XXI. La crueldad de al Asad alcanza tales niveles de demencia que Nabil Al Arabi, secretario general de la Liga Árabe, ha pedido castigar al régimen de Damasco.

Los tartufos de la izquierda troglodita venezolana, latinoamericana y mundial han buscado en el basurero, donde se mueven, las banderas del antiimperialismo -en realidad antinorteamericanismo, como habría dicho Jean Francois Revel- para oponerse a una intervención que está plenamente justificada por razones humanitarias, precisamente, pues la participación extranjera es la única forma de detener esa orgía de sangre que desencadenó la satrapía Siria desde 2011. La izquierda troglodita se alinea con China y Rusia, opuestas a la intervención militar por razones estrictamente comerciales, financieras y geopolíticas, muy alejadas de  las motivaciones humanitarias. China, además. no quiere abrir ni una pequeña rendija que coloque en el tapete la situación del Tíbet, sometido al poder imperial chino desde hace largo tiempo.

         Para eso quedó la izquierda cavernícola: para apadrinar autócratas asesinos que tratan de justificar la violación de los derechos humanos y los genocidios en nombre de la  autodeterminación y la soberanía de los pueblos, como si en Siria estuviesen enfrentándose dos ejércitos equiparables, como si hubiese algún grado de simetría entre los niños fulminados por los mortíferos gases sarín y los esbirros del gobierno, apertrechados con poderosas armas letales.

         No pretendo analizar los detalles de esa conflagración en la que se mezclan elementos religiosos y étnicos de difícil comprensión para quienes no formamos parte de esa cultura. Pero no creo que pasearse por esas circunstancias sea indispensable para tener una comprensión exacta de la monstruosidad cometida por al Asad. En Siria está consumándose un crimen de lesa humanidad que exige el repudio y la condena de los demócratas del mundo. Este es el punto crucial. No caben medias tintas, ni es aceptable invocar la tesis del multiculturalismo a la que apelan los izquierdistas para hacerles la corte a todos los bárbaros que cometen desmanes en nombre de la diversidad cultural y otras patrañas parecidas.

         Entre las grandes conquistas de la Modernidad y de Occidente está la posibilidad que tienen las sociedades de ponerle límites al poder del Estado. El resguardo de los derechos humanos, especialmente el derecho a la vida, forma parte de esos logros que ningún tirano, movido por el afán de eternizarse en el poder, puede quebrantar impunemente.

         El papa Francisco pide orar y ayunar por la paz en Siria. Su enorme prestigio mundial le confiere autoridad para hacer ese llamado ecuménico. Sin embargo, hay que diferenciar entre el Papa y los farsantes vernáculos que se desentienden de la guerra civil de baja intensidad que existe en el país, se solidarizan con criminales de guerra y mantienen una dictadura milenaria en Cuba.

            La izquierda troglodita vive en un mundo incongruente y miserable.
           
@trinomarquezc

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PACIANO PADRÓN, PERLITAS: LO LEÍ, NO ME LO CONTARON (Nº 375)

v “No se rían que es peor”. Otra vez el cuento ese del magnicidio.
v “Inventos de magnicidios intentan esconder el fracaso”. ¿Hasta cuándo la misma cantaleta?  
v “La corrupción en el gobierno es una forma de implosión”, y pronto la implosión va a “explotar”. 
v “Durante estos años al régimen no le importó la corrupción”¸ tampoco ahora, simplemente es el show de Nicolás.
v “Para Maduro disentir es destruir, cuando la disidencia es un derecho”. Que se prepare, que lo que viene es joropo.
v “El Plan de la Patria es para consolidar el socialismo”. Entonces es un plan antipatriótico.
v “Ser delincuente antes que adulto”. En 32,54% ha aumentado la participación de adolescentes en delitos.
v “Ciento sesenta mil venezolanos asesinados por el hampa”. ¿Y Maduro?, ocupándose de los “intentos de magnicidio”.
v “El bolívar es la moneda más devaluada respecto al dólar”. El bolívar fuerte es una burla, un mal chiste.
v “Entró en vigencia segundo tramo del aumento del salario mínimo”, y hace rato la inflación ya se lo tragó.
v “Tras su adquisición por la boliburguesía, Globovisión fue desvirtuada”. Callamos. ¿Seguimos callados?
v “Yo sí puedo mostrar mi partida de nacimiento y mi cédula”, afirma J.J. Rendón. El ilegítimo no lo puede hacer.
v “La Fiscalía General coloca frente a sus ojos una gruesa lona de complicidad”, no ve la podredumbre del cogollo.
v “Venezuela es el 2do. país más violento del mundo”, e “informar sobre la criminalidad puede acarrear represalias”.
v “Adelantan estrategia para desmontar las alcaldías”, entiéndase, desmontar el Estado democrático.
v “Las perspectivas: inflación y desabastecimiento para la Navidad”. ¿Y será que no vamos a protestar en la calle?
v “El Estado Comunal es clientelismo y concentración de poder”. Queremos un Estado democrático.
v “265 víctimas esperan reparaciones ordenadas por la CIDH”. El régimen maula no paga.
v “El régimen admite: hay gente que revendió tierras rescatadas”, y las fincas expropiadas están ociosas.


Twitter: @padronpaciano
E-Mail: pacianopadron@gmail.com

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EGILDO LUJAN NAVA, DE LA OSCURIDAD AL “APAGÓN”,FORMATO DE FUTURO

Realmente, todo parece indicar que esta semana no hubo -como dijeron los habitantes de dieciocho estados venezolanos y de algunas partes de la Gran Caracas- una falla en el Sistema Eléctrico Nacional que, en ciertos lugares, se llegó a extender hasta el día siguiente en siete de esos mismos dieciocho estados.

Lo que sucedió, fue que la oscuridad predominante en la concepción gubernamental de la digna heredera de la que le precedió por catorce años, se hizo patente, perceptible, innegablemente real y demostró cuál es el espíritu de su verdadera conformación operativa, con la que para insatisfacción de millones de venezolanos, se ha propuesto seguir avanzando, por lo menos, hasta finales de la actual década.

Porque, de no ser así, ¿qué otra causa pudiera haber provocado semejante acontecimiento capaz, inclusive, de exigir que se le hermanara con lo que sucedió hace ya doce meses en el Centro Refinador Paraguaná?. ¿Un sabotaje? ¿De quién?. ¿Cómo?. ¿Por qué?. ¿Para qué?.

Hablar de sabotaje ante lo que fue calificado en todo el país como “apagón”, definitivamente, no se corresponde con los postulados de ese espíritu gobernante, empeñado en demostrar que sólo en socialismo es posible disfrutar de las bondades de una vida de calidad.

Si hay -o hubiera habido- un sabotaje en el Sistema Eléctrico Nacional que alguna vez fue modelo excepcional en su tipo para Latinoamérica y el resto del mundo, por ser el único en disponer de una línea de transmisión de alta tensión de 800 KW que cruza a la nación entera, en lo que eso se traduciría es que los obligados a resguardarlo, a protegerlo, incurrieron en el peor de los descuidos: no ocuparse de que fuera el cerebro funcional, eficiente y domador de miedos humanos a la oscuridad que, según el enfoque de todo autocalificado revolucionario, provoca el feo capitalismo.

A diario, millones de venezolanos están obligados a dedicarle horas de su vida útil a hacer “colas” entre las sombras de la madrugada, bajo el sol y agitados por la silenciosa carga de humillación que significa no poder escapar de esa obligación, para poder comprar dos kilogramos de harina precocida de maíz, ocho rollos de papel sanitario, si acaso un litro de aceite comestible y dos envases de margarina.

Es el costo adicional, el plus que debe pagar una sociedad  a la que le dicen a diario que la suya, es la supuesta forma de vida de calidad, y a la que se puede optar con el uso de menguados y destruidos bolívares por la subyacente inflación que se oculta entre las sombras de las Estadísticas del Banco Central de Venezuela y las subjetivísimas interpretaciones que realizan los intérpretes de las encuestas del Instituto Nacional de Estadísticas y de connotadas empresas privadas dedicadas a detectar qué impresión positiva se tiene de quienes están convencidos de que su forma de gobernar, es, por lo menos, un accionar gerencial fuera de serie.

El “apagón”, lamentablemente, anuló las repercusiones positivas que generó en la opinión pública el anuncio de que volverá la misión permuta; sí, esa misma que fue sepultada hace menos de cincuenta meses, después del velorio de las Casas de Bolsa, como de emprendedores que terminaron siendo acusados de aprovechadores ilegales de un delito que nunca existió. Y quizás esa anulación fue lo mejor que sucedió.

Tanto porque a los que hacen colas para adquirir alimentos a precios subsidiados y comprados también entre las tinieblas de la opacidad administrativa, poco les interesa saber qué diferencias existen entre Cadivi, permuta, Sicad y el Sitme. Como para los mismos empresarios que ya  no saben cómo mantener sus negocios activos, ante la indisponibilidad de divisas y unas subastas enfríadas por las repercusiones del veredicto del Ciadi contra Pdvsa y a favor de Conoco Phillips, y de haberle escuchado decir al Ministro de Finanzas, Nelson Merentes, que cambiar leyes rectoras del control de cambio no implicaba sepultar el modelo rector responsable de que los venezolanos vivan en el ambiente económico y social del presente.

En otras palabras, si la oscuridad predominante en la concepción gubernamental sigue siendo esa especie de santuario de cuyo sahumerio se nutren los que determinan qué hacer ante la tragedia de Amuay, con la falla del Sistema Eléctrico Nacional y la administración de divisas restringidas para la ciudadanía -más no para la élite rectora del megaestado empresarial venezolano- no hay razones para dudar que los apagones en el sistema de vida de los venezolanos, seguirán siendo el pan de cada, sin necesidad de usar trigo importado para confeccionarlo, mucho menos de maíz blanco producido eternamente en condiciones deficitarias.

Lo cierto es que decir ser venezolano, ante el resto del mundo equivale a exhibir la etiqueta de hijos de una Nación que se ufana de disponer de las reservas petroleras más grandes del planeta, y de contar con una enorme capacidad de producción de energía hídrica. Pero también de que apenas hace quince años gozaba de  la mayor capacidad de producción de electricidad de Latinoamérica, con niveles excedentarios para atender cierta demanda de Colombia y Brasil, y que en 2013 esté obligada a importar gas, gasolina y electricidad, además de alimentos y medicinas.

Los discursos destemplados de cierta burocracia, los encadenamientos forzosos de medios de comunicación masivos privados y el avasallamiento de las redes sociales, puertas adentro de los ostentosos despachos de quienes dicen gobernar, pudieran, ciertamente, aplacar las angustias burocráticas. Pero ante los ojos y forma de vida de casi treinta millones de sus compatriotas, eso no resulta suficiente cuando el juicio colectivo es contra el descuido y la incapacidad de los llamados a evitar que eso suceda y siga sucediendo.

La escasez y el desabastecimiento de los bienes esenciales de consumo masivo, los apagones en gran parte del territorio nacional, los racionamientos de todo tipo y típicos de economía de guerra a que se somete a los habitantes de Táchira, Zulia, Apure y Amazonas, definitivamente, no es el producto de sabotajes. Pero sí de una severa crisis de irresponsabilidad en las diferentes instancias de los gobiernos nacional, estadal y municipal. Asimismo, por supuesto, tampoco son ejemplos de sabotaje la indiferencia con la que se consideran las consecuencias que la escasez y el desabastecimiento provocan en el seno de las familias venezolanas.

¿Qué decirle a los venezolanos que, por el “apagón”, pudieran haber perdido a un familiar en alguna instalación médica pública o privada?. ¿Qué explicación se le ofrece a las industrias, comercios y demás empresas que se vieron afectadas por la carencia de servicio eléctrico, y cuyos costos adicionales son luego imputables al sostenimiento de dichas unidades productivas y al precios de los bienes y servicios que ofrecen a los consumidores?.

Ante los venezolanos, lo obvio es que la responsabilidad de lo sucedido no corre por cuenta de las iguanas, de las mallas que caen sobre tendidos eléctricos y demás justificaciones. Hay responsables, responsabilidades y, desde luego, la obligación de evitar que la falla en el Sistema Eléctrico Nacional, al igual que la escasez y el desabastecimiento de otros bienes y servicios, no termine por convertirse también en componente invariable del sistema de vida de todos los habitantes de Venezuela.

Salvo, por supuesto, que, como insisten en creer algunos pensadores ajenos a los vericuetos propios de quienes viven entre el poder, de su ejercicio y determinación inquebrantable de no dejar de controlarlo por las vías que sean, la peligrosa realidad económica, social, política y moral  que hoy agita la paciencia colectiva, les induzca a dar el paso que les corresponde para que ese cuadro desaparezca progresivamente. Es decir, gobernar para todos, gobernar con todos y procurar resultados satisfactorios para el reencuentro entre todos. Apoyándose, definitivamente, en un cambio profundo en el sistema de amarras que hoy funciona para que a esos que gobiernan, día a día, se le agote de manera acelerada su posibilidad de apelar a maniobras  que serenen, inclusive, a quienes perciben como sus súbditos por identidad ideológica.

Si no se produjera esa decisión que conecte a los amantes de la oscuridad con la potencialidad productiva y de progreso de un país que ya está agitado en sus entrañas por su negación silenciosa a aceptar seguir viviendo en un ambiente de peor calidad cada día,  definitivamente, serán pocas y de larga subsistencia las condiciones que garanticen un ambiente de no conflictividad en constante expansión.

egildolujan@gmail.com

Enviado a nuestros correos por
Edecio Brito Escobar
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ALBERTO MEDINA MENDEZ, CORAJE PARA HACER LO NECESARIO

A buena parte de la ciudadanía le angustia pensar en el futuro. La incertidumbre sobre el porvenir se fortalece por la percepción de que hace falta corregir demasiado para encontrar el rumbo.

La lista de problemas a enfrentar es larga y compleja. Casi todas esas cuestiones tienen múltiples causas y para abordarlas con seriedad se deberán encarar diversas acciones.

Hoy la sociedad tiene más sensaciones que conocimientos. Es posible que no se posea pleno dominio de los detalles, aspectos técnicos y estudios profundos sobre cada asunto, pero se tiene plena conciencia de su existencia y además se sufren sus consecuencias sin contemplaciones.

Con la misma simpleza que la gente entiende lo que pasa, aun sin conocer sus insondables mecanismos, sabe también que para resolver problemas se necesitan decisiones fuertes e intuye que su implementación puede no ser muy grata y que se pueden sufrir efectos indeseados. Es el sentido común el que dice que los inconvenientes no se arreglan por sí mismos y que hacerlo siempre tiene secuelas e implica atravesar etapas.

Primero se debe entender el problema, disponer de un diagnostico, comprender lo que sucede con claridad. Luego vendrá la construcción de estrategias específicas que permitan afrontar esos asuntos. Unos se inclinarán por las decisiones duras que recurran a la cirugía mayor para extirpar de raíz las causas reales y encauzarse hacia una mejora definitiva, aunque el costo en la inmediatez sea muy elevado. Otros dirán que para minimizar el impacto se puede intentar algo más gradual, más lento aunque con las mismas inevitables derivaciones pero amortizadas en etapas.

Por eso, cuando en la política contemporánea se discuten candidaturas, partidos, frentes y hasta se evalúa el humor social, probablemente se equivoca el camino. La sociedad enfrenta problemas importantes que requieren soluciones concretas. Se podrá discutir si los temas deben ser atacados al mismo tiempo o el nivel de contundencia a aplicar, pero lo que resulta innegable, es que más que candidatos hacen falta ideas de cómo superar un presente que pretende prolongarse en forma indefinida.

Esta situación es el corolario de las pésimas políticas del pasado y las patéticas actitudes de la actualidad, a lo que se agrega la inocultable mezquindad de los dirigentes de este tiempo, siempre más preocupados en sumar votos que en resolver las evidentes adversidades.

Para salir de este círculo vicioso hace falta seleccionar a los mejores, no solo a los que puedan construir un triunfo electoral sino a los que sean capaces de diseñar proyectos serios para un cambio real. Los postulantes de la política que prometan un futuro brillante omitiendo plantear las dificultades que habrá que sortear para conseguirlo, mienten descaradamente, le faltan el respeto a la gente, a su inteligencia, para convertirse en simples embusteros seriales y ser solo más de lo mismo.

Salir de este enjambre, de esta maraña de insensatez política, requiere de mucho talento, pero resulta imprescindible para poder transitar esa etapa, una gran determinación y una perseverancia a prueba de todo.

Para dar vuelta la página triste de la política actual, se precisan estadistas, gente dispuesta al desafío de pasar a la historia grande y no dirigentes que dependan de las urgencias electorales. No se pueden hacer cosas importantes mirando el corto plazo.

Es tiempo de buscar políticos que puedan mostrar integridad y solvencia, aptitud y decencia, que miren a los ojos a la gente para decirles que lo que viene será difícil, que habrá que superar tiempos de inmensas dificultades, que una generación de ciudadanos deberá hacerse cargo, como corresponde, de los errores del pasado, para que la siguiente pueda asumir solo lo que le toca sin tener que pagar la fiesta ajena.

Se necesita mucha valentía para decirlo pero más valor para hacerlo. Será el momento de mirar con lupa, de buscar lo  vital. Si se repiten las promesas de siempre y los sueños de un futuro sin esfuerzo, será esa la nueva ruta hacia una fantasía que jamás llegará.

Hay que estar dispuestos a hacer un gran sacrificio en la coyuntura, para que llegue el indispensable sinceramiento que precisa la realidad. Eso implica trabajo y renunciamientos. Los que propongan un mundo de maravillas sin esfuerzos estarán faltando a la verdad descaradamente.

El futuro genera cierto temor. La transición no será fácil. Hay que prepararse para tiempos de turbulencia, que serán tolerables solo en la medida que se tenga la capacidad de seleccionar a los mejores, a los más honestos e idóneos. De lo contrario solo se prolongará la agonía y, más tarde o más temprano, se tendrá que aterrizar a la realidad que se intenta esquivar desde hace mucho, solo porque esa fotografía no resulta agradable y demuestra lo mal que se han hecho las cosas hasta aquí. Habrá que entender que es tiempo de tener el "coraje para hacer lo necesario".

amedinamendez@gmail.com 

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CARMELO CASALE, CAMARADA PRESIDENTE, CARTA PUBLICA A NICOLAS MADURO

IN MEMORIAN
Hugo Chávez, su antecesor, no fue un personaje fácil y sigue siendo, tras su tortuosa y prematura muerte, igual de complejo.

Quiso Dios que “El Comandante”, por su expresa voluntad, se convirtiera en paradigma viviente de las contradicciones y de los nuevos tiempos que campean por los fueros de la República, hoy constitucionalmente Bolivariana, de Venezuela.

Desde mi sencillo punto de vista, nunca entendí claramente cómo alguien tan apegado a los procesos conductuales más emblemáticos del capitalismo y el liberalismo, pudo vendernos su muy particular visión cosmogónica del “Socialismo del Siglo XXI”, que además nunca logró imponer con la contundencia con que se expresaba en otras facetas de su agitada vida y que –como corolario de rimbombo- no practicó en lo personal, ni en sus relaciones más trascendentes como Jefe de Estado.

Pero el presidente Chávez murió y con él partió esa visión tremendamente personal (por ello difícilmente trasladable) que tenía de Venezuela, la gente, la política y el mundo.
Por simples razones de solidaridad humana (y desconocimiento de lo que ocurrió en el Cimeq cubano) quiero pensar que murió como un ser humano normal de los que existimos cerca de siete mil millones en el mundo: rodeado de atenciones y el cariño de su familia y amigos.

Pero antes de eso, en cadena de radio y televisión le pidió a sus seguidores –los de él- que votaran por usted para hacerlo Presidente.

EL SIGLO XXI

No es mi función de hoy, tampoco mi intención, opinar sobre los pormenores de su elección, las particularidades de su origen, su procedencia familiar, educación o lo que hizo antes de llegar a la Primera Magistratura de la República.

Simplemente creo que un Estado moderno y serio, como de seguro es y debe ser la Venezuela Bolivariana, le ha exigido y usted satisfecho todos los requisitos de ley que obliga e impone la nación para ser el Presidente de todos los venezolanos. Así lo asumo y paso, para ganar.

En mi época de estudiante en el Liceo Andrés Bello, había una de tantas frases lapidarias que rezaba que Venezuela entró tarde al siglo veinte debido, entre otras razones, al dominio hegemónico y tiránico de Juan Vicente Gómez sobre el país, sus instituciones, sus factores de poder y su gente.

Una vez fallecido, a Gómez le sucedió el General Eleazar López Contreras, su Ministro de Guerra y Marina, también recomendado por el Benemérito como digno (y único posible) delfín de sí mismo.

Nada, por supuesto, hacía pensar a la embarrancada y estática clase política, militar, económica y civil de entonces –y al supuestamente adormilado país- que las cosas pudieran discurrir por fuera del camino que había previsto el gendarme con bigotes antes de morir.

Pero ocurrió: las cosas cambiaron. Y mucho. Pausadamente (con calma) y contenidamente (con cordura).

CALMA Y CORDURA

López Contreras se dio cuenta casi de inmediato que el camino impuesto por su General Gómez no ajustaba bien en aquella Venezuela que quería –y merecía, según el criterio que expuso- destinos mejores, más brillantes que los vislumbrados por el antes todopoderoso hombre de Capacho.

Eleazar, presidente Maduro, vislumbró que tenía sólo dos posibilidades: o continuaba forzando una obra que pudo haber  sido loable alguna vez y ya no lo era, o rectificaba el rumbo marcado por la obsolescencia real y evidente, en una audaz jugada política que le permitiera, a él mismo y a Venezuela, ingresar al nuevo siglo de pleno, quizás con paso tímido en un principio pero vigorosamente después.

Por esto último optó con meridiana claridad, ponderación, grandeza y –supongo- no pocas dudas.

Tal decisión le permitió no sólo ingresar con nombre propio a la historia de Venezuela sino que dio a esta tierra un impulso civilizador, un nuevo y vital aliento que nos ha permitido llegar hasta aquí.

Estamos ahora, de nuevo, en un momento donde es necesaria –para la paz y estabilidad de la nación- la participación de un hombre providencial que mire más allá de sí mismo y entienda el futuro.

ES SU TURNO, PRESIDENTE.

No creo casual que esté usted allí, en la Presidencia de la República, ahora.
Por eso no perderé el tiempo, como dije antes, en preguntarme sobre su competencia para ejercer el más alto cargo institucional del País.

Demos por sentado que tiene los méritos y los votos. Punto y aparte.

Ocurre entonces que Dios y la historia lo han colocado a usted, en pleno siglo veintiuno, en el mismo lugar, con similares diatribas y dificultades –tal vez peores, ahora, por el grado de desarrollo de los tiempos-  y casi noventa años más tarde, con las que recibió a López Contreras en los albores del siglo veinte: continuar con una obra que tal vez (las ejecutorias y resultados no son halagadores) tuvo su justificación en un momento histórico o, en contrario,  divisar un nuevo horizonte de libertad plena, de paz, progreso y estabilidad para la patria que aún se nos debe a todos, como incluso desde el seno de su propio partido se dice cada vez más fuerte, cada vez más seguido.

Interprete la Historia, Presidente. Sacuda los yugos a los que está sometido por su alto cargo –usted sabe cómo- y mire a su alrededor. Llénese de realidad. Mire al pueblo, a todo el pueblo.
Y al País.

Observe cual es el destino que tienen y han tenido todos, sin excepciones, los países que adoptaron el modelo socialista radical de gobierno, del estilo y forma como se trató de imponer en Venezuela y que cada vez más personas abandonan a la luz de los pobres resultados obtenidos y del déficit de felicidad que ha logrado.

Todos sabemos, es un clamor nacional, que se ha llegado a un punto de no retorno.
Usted como nadie debe estar preocupado por el difícil  y dramático devenir que toma la economía; los índices de pobreza y criminalidad.
La sustentabilidad operativa de la República y los muy menguados resultados en salud, alimentación, infraestructura, vivienda y educación son cada vez más precarios.

En algún momento entre hoy y un futuro cercano, tal vez cuando le corresponda entregar su cargo, el sistema implosionará. Pareciera una verdad incuestionable. Habrá fuerzas populares, aún de su propio partido como ya ocurre, que en algún momento emergerán y le indicarán, ojalá que por las buenas, que ya no hay más allá.

¿Por qué empeñarse en llegar a eso, si ya todos saben que el sistema que le ha tocado defender en nombre de otros, simplemente no funciona?

Pase a la historia, Presidente Maduro, brillando con luz propia.

Si en éste momento la mitad de la población –supuestamente- lo quiere, pero resiente las dificultades inocultables y la otra mitad lo adversa de forma militante, haga como el General López Contreras y una a la República Bolivariana de Venezuela en torno a usted. 
Permita que de su mano lleguen la Libertad, la Democracia y la convivencia sana y de progreso para todos los venezolanos.

Para todos los venezolanos, eso sí.

¡Cambie el rumbo, Presidente. Es su oportunidad histórica!


@CarmeloCasale

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FERNANDO FACCHIN B., LOS ESTADOS FORAJIDOS

Los “Estados Forajidos”,  son definidos  como aquellos que tienen gobiernos   fracasados,  que permiten la violación de los DDHH al igual que la violación del imperio de la ley y son incapaces  de sostener el orden legal interno, de suministrar eficientes servicios públicos, manipulan la administración de justicia,   impiden la cohesión social,  carecen de legitimidad democrática   y   rendición   de   cuentas   y  tienen debilidad económica,   política   y   social   para   mantener   la gobernabilidad, actúan bajo la égida del “derecho de policía” y aplicación del terrorismo de estado, quedando inmersos en la corrupción y el crimen organizado.

Cuando un gobierno  apela al uso indiscriminado de la violencia para imponer su hegemonía está dando claras muestras de su decadencia. No es un hecho desconocido que detrás de todo gobierno forajido, hay un gobierno de facto que convierte la capacidad de maniobra política en un simple remedo de presidencial; en una especie de tutela presidencial, donde la majestad de la presidencia de la república pierde su razón de ser por causa de la pérdida de liderazgo.  

Los gobiernos forajidos temen a las libertades ciudadanas y a los DDHH. Temen a las ideas, a la prosperidad del país, pero sobre todo tiemblan ante la inteligencia de los ciudadanos; quieren crear sociedades que piensen y actúen como ellos, leales a ellos, por eso reprimen y exterminan a los que piensan diferente. Ante esos temores, los gobiernos forajidos pierden la perspectiva de la conducción del estado, se llenan de enfermizas mitomanías y no pasan de hacer el ridículo.  En el fondo, el sentido de poder eterno crea una cobardía manifiesta y lo peor que hacen es agravar la crispación social y la inestabilidad política.

Generalmente los ciudadanos en un estado forajido no percibe la magnitud y profundidad del proceso de corrupción gubernamental,  ni el grado de deterioro moral de la cúpula gobernante y la responsabilidad presidencial en esta peligrosa y alarmante situación, donde al igual que en las organizaciones gansteriles, los cogollos corrompidos se dividen entre sí el país y las actividades ilícitas llamadas a reportarles a ellos y a sus socios grandes sumas de dinero.

En este contexto, con gobiernos forajidos, no hay presente ni futuro para el país y las crisis tienden a tornarse insoportables y explosivas.  El desarrollo sustentable no se alcanza pensando en llegar a acuerdos con los responsables de tantas atrocidades contra los derechos del pueblo y contra el patrimonio de la nación. Se requieren instituciones, realmente democráticas, honestas, guiadas por el bien común.  

En definitiva, el régimen nacido de la infortunada sucesión está muerto y todavía no se ha enterado, por ello siempre se refiere a un país que ya no existe en la realidad. La calidad de las instituciones es lo que realmente hace que las naciones tengan éxito o fracasen. Lo más lamentable es que la capacidad de aguante lo de los venezolanos es infinita y quienes nos gobiernan lo saben. El prócer cubano José Martí, amante hasta la muerte de las libertades públicas y los DDHH, dijo: “No hay espectáculo, en verdad más odioso, que el de los talentos serviles.”

ffacchinb@gmail.com

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GERMAN CABRERA, CHARLANDO CON DILMA

Charlando de todo un poco como los locos, Dilma, yo le digo: ¡¿qué complicada es la vida, verdad?! Tomémosla a Ud. misma como ejemplo.

En los 60 y 70, siendo una buena muchacha marxista- leninista, se la jugó en el grupo Colina, después en Var-Palmares e igual que la Bachelet experimentó el maltrato de la dictadura y las amarguras de la prisión. 

Después hizo una larga y brillante carrera en el PT y por fin logró la máxima presea de la democracia, nada menos que la Presidencia de un país tan poderoso que hasta inventaron la palabra BRIC para equipararlo a otras grandes potencias del futuro. 

Un país que a partir de las políticas acertadas de Cardozo, de Lula y de Ud. misma ha sacado de la pobreza a no sé cuántos millones de brasileros y que hasta históricas veleidades imperiales tiene. Ahora resulta que cuando mejor están los indicadores económicos y la inclusión social, cuando han limpiado de malandros las favelas de Río y se disponen a invertir un realero para el Mundial de Fútbol del 2014 y los Juegos Olímpicos del 2016, aparece un montón de indignados para aguarle la fiesta que pondría a Brasil en el top de los medios internacionales y le vuelven la calle un bochinche pidiendo cambios políticos, de salud, transporte y educación.

¡Lo que son las cosas! ¿No?

Pero Ud. ha aprendido mucho de la vida y actúa como lo que es, una verdadera demócrata afirmando que “el Gobierno debe tener humildad y autocrítica para admitir que existe un Brasil con problemas urgentes para vencer, y la población tiene todo el derecho de indignarse con lo que está errado y exigir cambios”. Así se habla.

Pero como a lo mejor Ud. es atea como la Bachelet y como yo y por lo tanto no puede contar con el favor de Dios, voy a darle unos breves consejitos por si la situación se vuelve a poner complicada. Mire, Ud. tiene una opción que tal vez no ha considerado.

Primero se declara Revolucionaria, Antiimperialista y admiradora del Socialismo del Siglo XXI. El asunto es declararse, no tiene que hacer ni respetar nada porque la mera declaración le dará dividendos políticos y patente de corso.

Ud. ya tiene la experiencia de cómo Lula y Celso Amorím congeniaron automáticamente con el gobierno de Hugo Chávez. Después despache a los indignados diciendo que son traidores y apátridas, cáigales a plomo y meta unos cuantos presos de por vida. 

Luego presione, intervenga, cierre o anule a todo medio de comunicación que informe sobre las protestas. También transforme los medios oficiales en agentes de propaganda exclusiva del gobierno. No se olvide de quitar toda independencia a los poderes del Estado para que cumplan como lacayos las órdenes del Ejecutivo. Es muy importante que se apropie de las Empresas Básicas y las ponga a producir para su Partido y que, en definitiva, no haga distingo entre Partido y Estado porque deben ser la misma cosa. 

Vocifere sobre justicia social, apueste al resentimiento, prometa mucho y dé poco para que la gente esté siempre a la espera de sus dádivas, pero permita a sus adláteres cualquier tipo de corrupción para mantenerlos contentos y aferrados al poder. Como las Revoluciones necesitan mucho, mucho tiempo para construir el Mundo Ideal, si hace las cosas bien, podrá perpetuarse Per Secula Seculorum.

Lamentablemente no me queda espacio para terminar esta charla pero un día de estos la seguimos.

germancabrera_t@yahoo.es                         

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