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lunes, 19 de agosto de 2013

PABLO AURE, CORRUPCIÓN HABILITANTE

Quienes hemos trajinado con las leyes 
y hecho de la abogacía y la docencia 
nuestra profesión, y todo aquel que tenga 
sentido común sabe que el bandidaje 
y la pillería existente no se acaba con 
más leyes, y mucho menos con una 
Ley Habilitante que concedería 
“poderes especiales” a Nicolás Maduro 
para combatir la corrupción. 
No tengo otra calificación distinta a la 
de la farsa para considerar esa cínica 
solicitud del presidente.
Las leyes habilitantes deben ser otorgadas para regular materias especiales en situaciones de urgencia. Por lo general se entiende que deberían otorgarse en asuntos que versen sobre la economía. Jamás para combatir delitos, pues eso forma parte de la reserva legal. Es decir, a la Asamblea Nacional, el Poder Legislativo es al que compete definir los delitos y las penas aplicables. La libertad de los ciudadanos jamás puede encomendársele al Ejecutivo nacional, ni en democracia, ni mucho menos en este tipo de dictadura de nuevo cuño.
¿La habilitación de la corrupción?
De acuerdo al artículo 203 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela: “...Son leyes habilitantes las sancionadas por la Asamblea Nacional por las tres quintas partes de sus integrantes, a fin de establecer las directrices, propósitos y marco de las materias que se delegan al Presidente de la República, con rango y valor de ley...”. Esto significa que el oficialismo requeriría un mínimo de de 99 diputados que aprueben esa Ley, pues la Asamblea Nacional la Integran 165 diputados y la quinta parte (33) y al multiplicarla por 3 nos da esa cantidad: 99. El oficialismo al parecer no cuenta con ese número, supuestamente llega a 98.
Este asunto no debemos tomarlo a la ligera. El Presidente insistirá en que quiere combatir la corrupción, pero la bancada opositora se negará justificadamente a darle esos poderes. Vaya descaro: 14 años robando y ahora tienen el atrevimiento de decir que es por falta de una ley.
Carencia de la ley como pretexto
El historiador y político romano Tácito decía: mientras más corrupto es el Estado más leyes tiene.
Amigos lectores, sobre todo a los que se identifican con el sector oficialista, con responsabilidad debo aclararles que tenemos muchas leyes que tipifican delitos contra la cosa pública, entre ellos especialmente la Ley Contra la Corrupción, instrumento que ha sido modificado precisamente durante este gobierno y no tengo dudas de que con ella sería suficiente para combatir la corrupción. Eso sí: si tuviéramos instituciones al servicio de la justicia y no de bandidos al servicio de un sistema de gobierno donde impera la impunidad.
Por ejemplo, el primer artículo de la Ley Contra la Corrupción establece: “La presente Ley tiene por objeto el establecimiento de normas que rijan la conducta que deben asumir las personas sujetas a la misma, a los fines de salvaguardar el patrimonio público, garantizar el manejo adecuado y transparente de los recursos públicos, con fundamento en los principios de honestidad, transparencia, participación, eficiencia, eficacia, legalidad, rendición de cuentas y responsabilidad consagrados en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, así como la tipificación de los delitos contra la cosa pública y las sanciones que deberán aplicarse a quienes infrinjan estas disposiciones y cuyos actos, hechos u omisiones causen daño al patrimonio público”.
La petición que Nicolás Maduro hace en solicitar una Ley Habilitante, es perversa, por varias razones, primero porque sería una nueva injerencia del Poder Ejecutivo en el Poder Legislativo, segundo, estaríamos en presencia de lo que la doctrina conoce como una ley penal simbólica (pretender hacer ver que se lucha contra lo corrupción pero la realidad es otra) y tercero, a todas luces pone en evidencia el cinismo con que Nicolás Maduro actúa, en este asunto de la corrupción.
Zamuro cuidando carne
Venezuela ha venido siendo saqueada bajo la mirada complaciente, primero, del finado Chávez, y ahora con Maduro y demás herederos durante estos últimos años, y no ha habido voluntad para atacar la corrupción; al contrario, la han potenciado, principalmente los que dirigen esta cosa que llaman revolución.
Este tipo de gobierno incentiva la corrupción, sobre todo de sus más allegados y de los que tendrían la posibilidad de enjuiciarlos. Acondicionan el terreno para que muchos cometan desafueros en la administración pública. Los corruptos lucharán por mantenerse en el poder o defender a quienes le han dado la oportunidad de abultar sus alforjas con dinero del pueblo.
Si antes de Chávez veíamos hechos de corrupción en cuadros altos de la FAN, hoy, desde el general hasta al soldado, se le presenta la oportunidad y la aprovechan para desarrollar sus habilidades y destrezas. Eso sí, tienen que declararse rojos, rojitos, chavista y antiimperialista. Con el pecho hinchado como lo proclaman los jefes militares en todos los desfiles.
Este régimen no solamente es corrupto sino que está podrido desde lo más arriba hasta los niveles menos importantes. El guiso y el cohecho son el patrón que los rige.
Que se entienda bien, no escribo en sentido figurado, es así y punto. Militares y civiles en puestos clave son caimanes del mismo pozo que disfrutan y se apoderan del tesoro público.
No existe ningún capitoste “revolucionario” que escape a ser sospechoso. Analicen quiénes eran y cómo era su nivel de vida o su comportamiento habitual y compárenlo con lo que hacen en la actualidad. Lo más benigno es presumir que están incursos en enriquecimiento ilícito. Les invito leer el artículo 46 de la Ley contra la Corrupción y corroboren lo que les afirmo. Ese artículo textualmente dice: “Incurre en enriquecimiento ilícito el funcionario público que hubiere obtenido en el ejercicio de sus funciones un incremento patrimonial desproporcionado con relación a sus ingresos, que no pudiere justificar”. ¿Alguien sabía quién era Diosdado Cabello, Nicolás Maduro o Pedro Carreño (para preguntar por los más bocones) antes de llegar al poder? Les digo: unos pobres de solemnidad.
Hoy son públicas y notorias sus fortunas. Quizá no la tengan a su nombre, pero no pueden esconder los lujos que se dan y que no se corresponden con lo que ganan “legalmente”. No hablaré de los Chávez para no recordar al autor intelectual y material de este bandidaje, al creador del monstruo de la corruptela bolivariana, pero quienes conocían a esa familia en Barinas saben de qué les hablo.
En fin, señor Nicolás Maduro nadie puede comerse el cuento de que usted quiere una Ley Habilitante para luchar contra la corrupción, siendo usted el principal sospechoso. Seré bondadoso, me imagino que le han elaborado ese discurso como una estrategia para distraer la atención y hacer ver que tiene interés de luchar contra los corruptos. Pero le repito esa coba nadie se la puede creer. Son 14 años en la mantequilla nadando en dólares mal habidos.
Vergüenza Nacional
Así debería llamarse la Asamblea Nacional. No es pena lo que sentí cuando escuchaba al diputado Pedro Carreño en su grotesca intervención de la semana pasada ante sus colegas diputados y transmitida por algunos canales de televisión. Les confieso que lo que sentí fue lástima. Tener que soportar a esa cuerda de malhablados y difamadores haciendo uso de una tribuna tan importante para no aportar soluciones sino para encharcar la política nacional.
A nada de interés se refirió, lo verdaderamente interesante es haber ratificado que nuestro país está siendo dirigido por ignorantes, guapetones y bandoleros cuya característica principal es la carencia de principios y de valores. No piensen que eso es un trapo rojo para distraer la atención de las próximas elecciones. Ellos son así. Así los criaron y de ese modo se comportan. Saben “arreglar” las diferencias con insultos y golpizas. No convencen con ideas sino a fuerza de amenazas que por lo general cumplen cuando se trata de hacerle daño al adversario, para ellos considerados sus enemigos.
¿Constituyente contra esto?
Desde los sucesos de abril del 2002 planteaba una salida Constituyente para todo este desbarajuste nacional. Aquí nada está en orden ni mucho menos cumple sus funciones. Los poderes públicos no funcionan y por eso estamos como estamos.
Ahora nuevamente algunos sectores la han planteado como una manera de reconciliar al país, cuestión que comparto plenamente.
No tengo dudas de que la Asamblea Nacional Constituyente vendrá, no sé cuándo pero en algún momento la volveremos a vivir, no solo para reconciliarnos sino para darnos un orden jurídico y renovar los poderes públicos. Me explico, para reconstruir esta Venezuela que tantos golpes ha recibido.
Tendremos una Asamblea Nacional Constituyente como lo estipula el artículo 347 y siguientes de la CRBV, pero me temo que después que recojamos los vidrios y atravesemos por una transición necesaria. Imposible salir de este bandidaje que se ha apoderado del poder sin vivir momentos difíciles pero de transición. Dios quiera no experimentemos lo que Egipto padece, pero no lo descarto. Que Dios nos agarre confesados.

@pabloaure
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martes, 31 de enero de 2012

ANTONIO JOSÉ MONAGAS: PIDO LA PALABRA / CARROÑEROS DE LA POLÍTICA

Indistintamente de cualquier pacto entre precandidatos presidenciales, la lucha política no debe relegarse. Mucho menos, tergiversarse. Más cuando el adversario se torna violento y utiliza el terror para reducir.

El acecho en política sigue el mismo propósito que la naturaleza social le imprime a toda estratagema que se da ante cualquier potencial conflicto. Es la vulgarización de todo engaño oculto o disimulado con la intención de perjudicar a alguien.

Así sucede en política. Pero sobre todo cuando frente a alguna situación de difícil realidad, se apostan aquellos que buscan aprovecharse de las debilidades o problemas de los demás para beneficio propio y para lo cual emplea recursos asociados con la intriga y la alevosía. Es decir, los carroñeros de la política cuyo modo de vida supera en rapacidad al de los animales por cuanto estos se alimentan de carroña. Nunca cazan una presa viva. En cambio los primeros asedian premeditadamente mediante emboscadas o engaños para luego atacar a quien han tildado de enemigo, o para impedir que sean superadas las adversidades. También, siguen tácticas para provocar molestias repetidas e insistentes.

Ante la proximidad de la elecciones primarias y considerando los reacomodos naturales que la dinámica política determina a instancia de necesidades o urgencias, o simplemente circunstancias, han venido escuchándose corrillos que sólo buscan desvirtuar la intención de un acuerdo firmado como principio de moralidad política entre quienes aportan sus nombres a la escogencia democrática a alcanzarse el venidero 12 de Febrero. Indistintamente de cualquier pacto entre precandidatos presidenciales, la lucha política no debe relegarse. Mucho menos, tergiversarse. Más cuando el adversario se torna violento y utiliza el terror para reducir. Además de la insolencia que abusivamente asoma a través de la enorme estructura comunicacional financiada por el Ejecutivo Nacional.

Vale recordar que la historia está llena de episodios que cuentan arreglos a conveniencia o para escamotear posiciones alcanzadas. Sin embargo, los resultados dejan ver que si bien las mezquindades pululan cualquier pretensión, igualmente los esfuerzos por evitar mayores desarreglos se hacen notar toda vez que finalmente se impone la justicia por encima del fraude animado por estos carroñeros de la política. De todos modos, es bien sabido que las hienas y buitres de la política no dejarán de acechar las realidades que pivotan sobre los estamentos de la democracia.

Estos carroñeros  de la política viven obstinados sabiendo que sus días están contados. Pero no por ello, persisten en sembrar pánico mediante mecanismos de violencia política. Su empeño en mantenerse aferrados al poder los ha hecho pasearse por innumerables procedimientos basados en la insidia necesaria para operar la administración de un gobierno mediocre pero confabulado con las pillerías cometidas. Aunque son torpes para comprender la posibilidad de actuar con alguna discrecionalidad a la hora de cometer sus exabruptos en materia de política económica y social. El trabajo de los carroñeros es puntual pues buscan usurpar condiciones democráticas. Por eso abaten todo intención de ser descubiertos en medio de sus trampas, malversaciones y sustracciones. A los ojos del mundo, estos funcionarios, además de obtusos por lo estrecho de su pensamiento político, aunque aviesamente miserables y descaradamente genuflexos, son tristemente unos carroñeros de la política.

                VENTANA DE PAPEL

¡QUÉ VIDA TAN DURA!

El marcado afán del régimen por mantenerse en el poder, luego de trece años de gobierno tiempo éste en que lejos de avanzar el país ha retrocedido en comparación con situaciones medidas antes de 1998, es desproporcionado. Tanto, que han creado otras misiones sólo con el propósito de seguir animando expectativas que resultan difíciles de mantener más allá de los nueve primeros meses de 2012. Con alusiones al amor, a los hijos de la patria, al empleo, al saber y a cuantas ridiculeces más han podido, estos gobernantes pretenden continuar engañando a ilusos. Aunque también, a personas que viven la desgracia de la pobreza y la incultura. Pero asimismo, a quienes viven la holgazanería pues son el resultado del populismo que desde hace varios decenios viene afectando a una parte de la sociedad venezolana. De hecho, hay quienes se ufanan de ser pobres pues equivocadamente saben que el gobierno, en algún momento, sobre todo electoral, va a dedicarles -si acaso- un ápice de atención. Por ejemplo, una familia mal acostumbrada a vivir de dádivas, sabrá aprovecharse de las “halagüeñas” misiones. Así podrá hacerse de un suculento ingreso mensual, sin tener que trabajar. Por 3 niños, obtendrá 1.500 bolívares. Por una madre de barrio, 1.700 Bs. Por una anciana, 1.548 Bs. Una hija menor preñada, 450 Bs. Y por el marido preso, 1.548 bolívares lo que arroja un total de 6.746 Bs. Razón suficiente para abstenerse de trabajar. Y así, muchos se atreven a decir: ¡qué vida tan dura!

NO ES PATRIA, ES “MATRIA”

Decía Miguel Ángel Burelli Rivas, quien fuera Canciller del gobierno de Rafael Caldera, que atendiéndose la importancia de la mujer venezolana, el país siempre ha sido un auténtico matriarcado. Por esta razón manifestaba que se cambiara la palabra “patria” por “matria” lo cual resulta interesante si se entiende su papel como soporte moral y material de la familia venezolana. Este exordio vale a propósito de considerar la postura política de la única mujer que se ha atrevido a lanzarse al ruedo electoral entre las dificultades sociales y políticas que vive el país. La figura de María Corina Machado luce relevante al momento de analizar su apreciación sobre los problemas que afectan a la sociedad venezolana. Sin duda, su coraje asociado a su inteligencia, constituyen el tramado de un ideario que bien sabe expresar lo cual es propio de admirar desde un punto de vista politológico. El mundo político es testigo del arrojo de mujeres como Margaret Tatcher, Indira Ghandi y Golda Meier, en un primer momento. Actualmente, la disposición de la alemana Angela Merkel, la brasileña Vilma Rousseff, la argentina Cristina Fernández y la chilena Michele Bachellet, son el reflejo del brío y voluntad de la mujer que bien sabe enfrentarse a la contingencias de la exigente política. Con mujeres del talante y talento de María Corina Machado, habrá que atender el llamado del Burelli Rivas y cambiar el nombre de patria por “matria”.

NUEVAS PERSPECTIVAS

A pesar de la agresividad de propaganda gubernamental para resaltar la imagen humanitaria del Presidente, las realidades se tornan más ásperas. Sin embargo, los lineamientos presentados por la MUD comienzan a despejar muchas dudas alrededor de la posibilidad de darle nuevos aires a Venezuela. Sobre todo, para un país sediento de ideas dado el cúmulo de esperanzas que mantiene cuando en el horizonte se vislumbran nuevas perspectivas. Asimismo, para quienes padecen los rigores de la demolición institucional que sufre el país.  O para quienes lamentan lo poco que se ha hecho en este país para salir de la pobreza. Por estos días se ventilan nuevos espacios. Las elecciones primarias, aunque expectantes, incitan el optimismo por todos lados. Tanto que hay tensión y temor en el alto gobierno ante los avances de la disidencia democrática. El oficialismo se esconde en los medios y en una costosa campaña de promesas, por intermedio de los recursos del presupuesto nacional. Mientras tanto, se acrecienta la dependencia de los más pobres de las bondades de Miraflores. La maquinaria política de reciclar y  hacer más pobres a los ya pobres, resulta ingeniosa por cuanto el apetito de carroñeros de la política se muestra insaciable. Los gobierneros y politiqueros de oficio se estremecen al pensar que el país verá un nuevo amanecer político pues se tienen nuevas expectativas, nuevas perspectivas.

amonagas@cantv.net
@ajmonagas
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