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miércoles, 14 de septiembre de 2011

ALEJANDRO A. TAGLIAVINI: 11-S, EL FRACASO DEL ESTATISMO

En una columna ("A diez años del 11S-2001"), de Mercedes Montero, se ve que la "guerra contra el terrorismo" fue una cruzada del estatismo que no es sino la utilización de la violencia, cuyo monopolio tiene el Estado moderno, para "ordenar" a la sociedad, como si no existiera un orden en la naturaleza que, lejos de ordenar, la violencia destruye. "Temimos que... la Casa Blanca fuera atacada... Después de todo... USA es el centro de poder mundial y garantía de su estabilidad". Para los estatistas, la última ratio del orden no es la sociedad, el mercado natural, sino el Estado, en este caso, la Casa Blanca.

Las "medidas de seguridad" estatales han promovido el terrorismo. Cuenta Pat Gilmore, ex piloto de Delta Airlines, que el líder de los terroristas que se estrellaron contra las gemelas, Mohamed Atta, el 26 de julio de 2001 abordó un vuelo que comandaba vistiendo un uniforme de American Airlines, con su  identificación, la licencia de piloto y el certificado médico del gobierno, lo que le permitía el acceso a la cabina de mando. Gilmore sabía que Atta mentía, pero como ''portaba toda la documentación'' exigida por el Estado, no pudo tomar ninguna precaución que hubiera abortado el 11-S.

Concretado el acto terrorista con el aval del estatismo, el gobierno decidió "la guerra contra el terrorismo" que, como toda violencia, fracasó y provocó muchísima destrucción. El 11 de septiembre de 2001, el precio del petróleo era de US$ 28 el barril, el gobierno de EE.UU. tenía superávit presupuestario y la economía se recuperaba. Hoy el precio del crudo ronda los US$ 115 el barril, EE.UU. proyecta para 2011 un déficit de US$ 1,58 billones (el más grande de su historia); la economía sigue en graves problemas y las fuerzas militares continúan en guerra combatiendo el terrorismo islámico a un costo sideral en términos económicos (US$ 2 billones, el doble del costo de la de Vietnam), y en muertes en número muy superior a lo que hubiera logrado el terrorismo.

Entretanto, la "comunista" China financia a EE.UU. comprando bonos del Tesoro. Los mercados de acciones asiáticos representan 31% de la capitalización de mercado global, por delante del 25% de Europa y cerca del 32% de EE.UU. China es el mayor exportador global y sus bancos están entre los más grandes del mundo y acaba de convertirse en el mayor mercado de autos del mundo.

Lo irónico es que los Estados combaten con violencia a quienes apoyaron violentamente. Al Quaeda recibió apoyos de la CIA y Khadafy, ahora bombardeado por la OTAN, tuvo importantes contactos con todos. Según The New York Times, la CIA envió a sospechosos de terrorismo a Libia para ser interrogados porque allí se permitía la tortura.

Los autócratas árabes caen violentamente, pero son reemplazados por otros no mucho mejores. A Mubarak lo continuaron los militares que lo sostenían, y Khadafy está siendo sustituido por rebeldes que ya comenzaron a restringir la prensa: el Consejo Nacional de Transición exige una autorización a los periodistas.

Entretanto, en unos seis campos de concentración, se amontonan millares de negros extranjeros acusados de mercenarios. Se les prohíbe abandonar el lugar y muchos fueron golpeados y las mujeres vejadas. Los arrinconó la dictadura khadafista y ahora los retienen los milicianos rebeldes: no hay diferencias entre ellos. No me extrañaría que, entre tanta miseria y maltrato, saliera algún resentido terrorista.

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martes, 29 de marzo de 2011

LA TEMERIDAD DE LOS INSENSATOS. ALBERTO MEDINA MENDEZ

Que los vividores del sistema estén alineados detrás de la ideología preponderante, se puede intentar entender.

Que los financiadores de la fiesta, aplaudan, validen y hasta se convenzan de que esto es lo correcto, preocupa y mucho.

Es que parece que hemos perdido el norte. Si realmente los que sostienen esta parodia creen que ser esquilmados es lo adecuado, que ser saqueados tiene algún tipo de justificación moral, y que el único problema que debemos enfrentar es evitar que se corrompa el procedimiento, el destino de los fondos, la transparencia del gasto, estamos realmente en problemas.

El reino de la insensatez se ha instalado entre nosotros. Los productores, los que generan riqueza, los creadores siguen esmerándose día a día, utilizando más de la mitad de sus energías en vencer los escollos que propone el sistema con burocracias interminables, impedimentos sin sentido, requisitos ridículos y una verdadera sinfonía de retorcidas ideas que encuentran amparo en insólitos derechos y bondadosas ideas que colocan al emprendedor en el papel de ogro, y al funcionario como el garante de las mas tiernas intenciones sociales.

Es paradójico, los que generan riqueza son los malos, y los que no producen nada son los buenos. Los que no son capaces de crear una sola idea, de multiplicar bienes, de ofrecer oportunidades genuinas, controlan a los que consiguen hacer girar la rueda del mundo. Y lo inconcebible, es que esa visión tiene aceptación social masiva. Los creadores deben ser controlados según esta tortuosa mirada y los que solo contemplan, ser los merecedores beneficiarios de estos esfuerzos. Los que corren riesgos, los que comprometen su tiempo, inteligencia y patrimonio, parecen tener la obligación de hacerlo, como una especie de mandato social por el cual es su deber, y no hacerlo es inmoral.

En “La Rebelión de Atlas”, una de las obras más extraordinarias de Ayn Rand, se plantea ese escenario en el que los creadores, los intelectuales, los que producen deciden medir sus fuerzas y demostrarle al mundo la importancia de su rol en una sociedad libre. Esta novela es reveladora y pone de manifiesto algo demasiado evidente, que sigue siendo refutado sin argumentos sólidos que puedan confrontar la idea central. Todavía hay gente en este planeta que cree que el enemigo está allí, que se trata de controlar al despiadado emprendedor, que es loable su esfuerzo cuando es chico, pero que debe ser depredado si se le ocurre crecer.

El mundo parece suicidarse detrás de esas ideas. Es como si no comprendiera que el progreso de la humanidad viene de la mano de esas mentes creativas, de la invención, de los innovadores, de los trasgresores que se animaron a pensar distinto y no de los iguales, de los que esperan ser contenidos y soportados por una sociedad que les debe favores para incluirlos como consigna moral. Pero la cobardía de los intelectuales, la claudicación de los principios, el temor a la intimidación del aparato estatal que supimos crear, durante décadas, está amedrentando a los mejores.

Detrás de discursos incorrectos, ideas inadecuadas y una retórica simplista, se ha engendrado un monstruo, que se ha vuelto clara y predeciblemente en contra. Era obvio que esto sucedería, pero no lo vieron venir. Sin embargo, muchos no despiertan. Siguen creyendo que pueden alimentar al esperpento estatal, sin que se los devore. Solo se trata de tiempo. Más tarde o más temprano, serán la próxima colación de esta bestia. Hoy ya lo está haciendo. Se queda con una parte significativa de su esfuerzo, vía impuestos más toda la maquinaria de intrincados instrumentos que ha inventado para esquilmarlos a diario. Pero no se conforma con ello, se sigue nutriendo, ya no solo de recursos económicos, sino que ahora va por las libertades y se las quita una a una, para que no sea perceptible, para limitar su espacio, diciéndole que puede hacer y que no, dictando una nueva moral en la que libertad es mala palabra.

Esta nueva ideología, dominante por cierto, está avanzando rápidamente, indicándonos que lo nuestro no es nuestro, que lo que creemos que tenemos está a préstamo, es solo una concesión temporaria. Ni siquiera somos dueños de nuestro cuerpo, solo podemos usarlo, en tanto y en cuanto lo hagamos de acuerdo a los códigos morales que ellos imponen.

Los creadores, los productores, los que generan ideas y recursos, están perdiendo la batalla. Ya no solo se están resignando, renunciando a sus principios, aceptando mansamente los atropellos cotidianos, cediendo sus recursos, tiempo y creatividad para alimentar a los que nada hacen más que saquearlos, sino que además ahora los los vitorean y los votan, validando su peligroso discurso.

Algunos lo hacen sin darse cuenta, con alguna cuota de ingenuidad. En el camino ya han arriado sus banderas. Otros, que se creen muy inteligentes, suponen que podrán domar la fiera, que siendo su aliado circunstancial nunca les llegará el turno.

Vaya si se equivocan. Es posible que ellos no terminen pagando los platos rotos, pero están condenando inexorablemente a sus hijos a ser triturados por un sistema que ellos mismos cooperaron en engendrar, engordar y fortalecer hasta el cansancio.

Se han convertido en cómplices necesarios. La inercia no se interrumpe así nomás. Se precisan valientes, héroes, gente dispuesta a inmolarse para que esto cambie de rumbo. No parece una propuesta muy atractiva. Se trata de una elección, personal, individual, intransferible, muy difícil. Podemos elegir sin dudas. El status quo, la indiferencia, es una posibilidad, más que cómoda. Pero no es gratis, tiene precio. Y uno muy alto, por cierto.

Nuestra libertad, nuestros valores, nuestro futuro y el de nuestros hijos, está en juego. Podemos elegir. O lo hacemos ahora, o definitivamente condenaremos a las generaciones que trajimos al mundo a pagar esos costos multiplicados hasta el infinito. Estamos frente a un dilema moral. Nuestro bienestar actual es una posibilidad, la más placentera sin dudas. Lo otro es hacer lo correcto. La fotografía del presente, muestra que, hasta ahora, ha primado la temeridad de los insensatos.

Alberto Medina Méndez
amedinamendez@gmail.com
skype: amedinamendez
www.albertomedinamendez.com

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lunes, 2 de agosto de 2010

PARTE DE GUERRA..., MERCEDES MONTERO

Las últimas semanas los venezolanos hemos podido corroborar para nuestra tristeza, que el título de este escrito no es algo distinto a la verdad que enluta a hogares por cientos de miles.

Lamentablemente, en las calles de nuestras ciudades y en las vías que las unen la muerte por violencia campea a sus anchas, sin que el orden y la justicia dejen ni la más leve huella. Más bien sucede todo lo contrario es la impunidad, quién acompaña a la muerte que aniquila a nuestra juventud y siembra el dolor en nuestra gente, que al parecer prefiere encerrarse que exigir respeto por la vida.

De acuerdo con la denuncia de Eduardo Gómez Sigala, candidato a la Asamblea Nacional, sólo en el estado Lara en lo que va del año han habido 407 homicidios, es decir 57 homicidios por mes. Por cada 100 asesinatos, solo 4 tienen informes abiertos, dejando al 95% de los casos en la impunidad.

Nueve muertes violentas por día en el estado Carabobo, todos de sexo masculino y el mayor con sólo 34 años de edad. Una de las peores impresiones es la saña con la que son cometidos los asesinatos, con múltiples disparos o en el caso de un joven al que para robarle su vehículo fue degollado. En otro caso se trata de un jovencito recién graduado de bachiller, cuyo padre fue a recogerlo a él y otros compañeros de colegio a una fiesta, de repente se bajaron de un árbol dos asesinos y le cayeron a balazos al carro. El joven fue alcanzado por una bala en una arteria y murió desangrado.

En el Estado Bolívar se contaban 34 asesinatos por arma de fuego hasta el día 21 de Julio, sólo seis de esos casos habían sido esclarecidos

Mientras exhumaban a Bolívar ocurrieron 105 muertes por asesinato en el país, 43 de estas por arma de fuego en la Gran Caracas, lo cual causó una vez más el colapso de la morgue..

El sargento II de la Guardia Nacional Bolivariana, Reny Mendoza Sarmiento, de 24 años, fue localizado con un tiro en la ceja izquierda en un matorral, a la altura del sector Quebrada Seca del parque nacional El Ávila.

El capitán de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB), Pablo Alexander Arias Zabala, de 36 años, fue asesinado por tres maleantes cuando reparaba su camioneta Grand Cherokee beige, placas MDJ-51L a la altura del barrio Villa Tapiana, de la carretera Petare-Santa Lucía. Arias intentó persuadirlos pero le dispararon en cuatro oportunidades, frente a sus dos hijos de 9 y 16 años respectivamente.

Estas pocas líneas muestran lo que podría ser clasificado como un parte de guerra, este resumen muestra lo que es el diario acontecer en nuestro país y al parecer al gobierno no le interesa en absoluto el diezmo de su pueblo.

Hay familias que pierden a dos y tres hijos víctimas de un asesinato múltiple, otras a las que les ha tocado pasar por esa trágica experiencia en diferentes oportunidades. Pero además como parte de la desorganización social que sufre Venezuela, se suman las muertes por accidentes viales, los suicidios, las muertes ocasionadas por peleas conyugales, los niños que mueren al ser alcanzados por balas durante el fuego cruzado entre bandas de delincuentes.

Como parte de un desastre con el cual que se pretende desconocer que la vida, la seguridad y justicia son derechos humanos fundamentales hemos visto con horror, la noticia sobre el incendio de la Biblioteca de la Facultad de Derecho de la Universidad Central de Venezuela, la cual quedó totalmente calcinada el jueves 29 de julio, 2010 en horas de la noche. Los bomberos no pudieron hacer algo para salvarla. No es la primera vez que la Facultad de Derecho es atacada, tampoco es la primera vez que nuestra Alma Mater sufre vejaciones y ataques que conduzcan a su desaparición

¿A quién le convendrá que no queden rastros que le permitan a los estudiantes consultar las fuentes del conocimiento, de la ley?

No será precisamente a Venezuela como país y como nación.

¡Venezolanos reaccionemos, reclamemos por el respeto de nuestro derecho a la vida!

Mercedes Montero

mechemon99@yahoo.co.uk

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