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viernes, 8 de mayo de 2015

EDDIE A. RAMÍREZ S., PETROLEROS: JUAN CHACÍN

En el imaginario popular, los hombres del petróleo que trabajaron en esta actividad desde el inicio de la misma hasta el año 2002  eran  unos tipos prepotentes, que tenían sueldos muy altos,  disfrutaban de grandes  prebendas, con mentalidad extranjera y encerrados en una cúpula indiferentes al acontecer nacional.  

Después que se estatizó la    industria petrolera en 1976, persistió esta visión, con el agregado de que  no permitían que se escudriñaran las cuentas de Pdvsa,  no acataban las directrices del Ministerio al cual estaban adscritos, sin sensibilidad social  e incluso que invirtieron en refinerías en el exterior para evadir cumplir con el fisco.  Es decir, que unos tipos que se consideraban sobrados  establecieron una caja negra y un estado dentro del estado.

Sin duda que, como en todo grupo humano, había algunos prepotentes,  que trataban un tanto despectivamente a contratistas y que con tres palos entre pecho  y espalda hacían alarde de ser los mejores, pero eran  un porcentaje insignificante. Puedo decirlo con propiedad, porque durante muchos años trabajé en la Fundación Servicio Para el Agricultor(Fusagri), organización que tuvo muchos convenios con las petroleras. Es decir que no soy petrolero de formación y solo a partir de 1988 entré en la nómina de Palmaven, filial responsable de contribuir a una relación más armónica entre la actividad petrolera y el medio rural donde se realizan las operaciones.

Los sueldos de los petroleros, fuesen obreros, secretarias, profesionales o directores, eran el 75 percentil de los sueldos de las mejores empresas venezolanas.  La presencia  en el interior de campos petroleros con buenas viviendas y facilidades recreacionales fue algo imprescindible, establecido por las compañías extranjeras,  para atraer personal calificado a zonas con poca infraestructura.  A medida que el país se fue desarrollando, gradualmente se fueron clausurando.  La queja de algunos de que cuando eran niños solo podían ver desde la cerca los campos deportivos, no es culpa de los petroleros,  sino de los gobiernos locales que no construían esas facilidades. El monto de la jubilación no estaba indexado como en el caso de otros organismos públicos y  muchos tuvieron que conseguir otro trabajo cuando la inflación se hizo presente.   
 
Los señalamientos de que tenían mentalidad extranjera es una apreciación  gratuita, quizá influida porque como grupo era notoria su dedicación al trabajo, puntualidad y orientación al logro. En el 2002 demostraron que no eran insensibles a la problemática del país. En abril dijeron sí a la meritocracia y no a la politización de Pdvsa;  en diciembre se sumaron al paro cívico en defensa de la democracia,  que les costó a miles de ellos el despido y la prohibición de trabajar en Venezuela.

 Por otra parte, los planes, presupuestos y resultados tenían que ser aprobado por el accionista, es decir el Estado, representado por  el entonces Ministerio de Minas e Hidrocarburos. Existía una gerencia de auditoría interna y una oficina delegada de la Contraloría General de la República. Las inversiones que se realizaron en el exterior no fueron para evadir  impuestos en Venezuela y el objetivo no fue comprar refinerías, sino comprar mercados. La política de apertura, por medio de la cual empresas privadas  participaron en el negocio fue una necesidad para poder aumentar la producción, ya que las crecientes demandas del fisco impedían a la empresa contar con suficientes recursos para realizar las inversiones requeridas.

Juan Chacín Guzmán
La semana pasada falleció un petrolero  ejemplar. Uno que contribuyó a que Pdvsa llegase a ser una gran empresa al servicio de los intereses de la nación  y no de una parcialidad política. Un profesional que se destacó en el exterior como presidente de la Gulf en Ecuador y que en lugar de seguir ascendiendo en esa empresa en diferentes países, prefirió regresar a Venezuela. Fue presidente de Corpoven y por mérito alcanzó la presidencia de Pdvsa. Fue un  hombre sencillo accesible a todos. Una vez  jubilado, nos acompañó como asesor adhonorem  a las reuniones de directiva de Palmaven, ya que estaba convencido de que las petroleras tenían que llevar a cabo programas de responsabilidad social para disminuir la brecha con el resto de las actividades en el medio rural.

El jueves pasado, extrabajadores petroleros de diferentes nóminas  y   personalidades de la vida nacional despedimos por última vez al geólogo Juan Chacín Guzmán, petrólero y  gran venezolano.

Como en botica: En su  Informe 2014 la  Pdvsa roja reporta  172.824 trabajadores en Venezuela(incluidos 30.320 en actividades no petroleras)  y una producción de 2.785.000 barriles por día de crudo. Es decir que cada trabajador solo produjo 16,1 barriles por día. En el 2001, la Pdvsa meritocrática  producía 47,1.  A pesar de los fracasos en todas las empresas del Estado, el energúmeno y algunos rojos piensan que podrían manejar  la Polar. Nuestra solidaridad con Lorenzo Mendoza  ¡No más prisioneros políticos, ni exiliados!

Eddie A. Ramírez S.
eddiearamirez@hotmail.com
@eddieAramirez

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miércoles, 30 de noviembre de 2011

EDDIE A. RAMÍREZ S: RESPONSABLES DEL PARO CÍVICO

El régimen intenta cambiar la historia apoyado en la mala memoria  de muchos y en la posición acomodaticia de algunos, por lo que  un nuevo aniversario del paro cívico del 2 de diciembre del 2002 es  propicio para refrescar lo hechos. Recordemos que a pesar de la crisis política, el oficialismo consideró como de simple diálogo la Mesa de Negociación y Acuerdos, al frente de la cual estaba el Secretario General de la OEA. 
Entre las opciones se consideró la realización de un referendo consultivo no vinculante, preguntando al electorado si deseaba la continuación de Chávez en la presidencia; reforma constitucional para adelantar la elección presidencial y renuncia voluntaria del presidente. La oposición recogió las firmas requeridas para el referendo consultivo, pero el mismo fue saboteado por el oficialismo
A la solicitud democrática, el teniente coronel respondió con más represión, la toma de la Policía Metropolitana, la militarización de Caracas y la negativa a establecer una Comisión de la Verdad para investigar la masacre del 11 de abril. Para presionar por una solución pacífica consultada a los ciudadanos en un referendo,  todos los partidos políticos integrantes de la Coordinadora Democrática, la CTV, Fedecámaras y ONG tales como Queremos Elegir, Ciudadanía Activa  y Movimiento 1011 apoyaron la convocatoria a un paro cívico, solo después de comprobar que el régimen no aceptaría una salida electoral. Los petroleros no lo convocamos, pero individualmente nos sumamos después que se desencadenó.
Los atropellos del régimen a la Constitución, especialmente a los derechos de propiedad y a los derechos humanos, acaloraron los ánimos de los ciudadanos. En Pdvsa, desde los sucesos del abril la situación era muy tensa  por los intentos de los rojos de tomar la empresa. Quien esto escribe había entregado su cargo en octubre por tener aprobada la jubilación (la cual después me fue negada), pero me consta que tanto Juan Fernández,  como Horacio Medina se reunieron con Alí Rodríguez para intentar parar los abusos de los chavistas en Pdvsa, pero fue en vano. Alí, tal y como lo declaró recientemente el de Sabaneta, tenía órdenes de “tomar esa colina”, es decir Pdvsa.
El paro  no fue general como se esperaba ya que el régimen había movido sus fichas. Inicialmente los petroleros solo detuvieron las labores administrativas; las   represalias en Chuao, la creación de un Plan de Contingencia paralelo, la militarización de las instalaciones, la presencia de círculos violentos  y el despido de los gerentes operacionales desencadenaron la gradual paralización de la industria. Los talibanes impidieron el regreso de algunos trabajadores e iniciaron los despidos masivos, incluyendo a personal que estaba de vacaciones o de reposo médico.
Entre los demócratas hubo posiciones  a favor del paro y otros advirtieron de los peligros del mismo. Algunos de los que después lo criticaron o que tratan de marcar distancia del mismo, inicialmente lo apoyaron o guardaron silencio. Los petroleros teníamos excelentes condiciones socio-económicas y estabilidad laboral, pero en defensa de principios y valores nos sumamos al paro cívico. El teniente coronel y Alí Rodríguez son los responsables del mismo. El lenguatón exacerbó la paciencia de los ciudadanos en general y el guerrillero  la de los ciudadanos petroleros.
Como en botica: El régimen apoya a sus violentos en la UCV ¡No más prisioneros políticos, ni exiliados!

eddiearamirez@hotmail.com

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jueves, 9 de junio de 2011

LLEGARON LOS VENEZOLANOS. REPORTAJE EN LA REVISTA SEMANA DE COLOMBIA

La migración de venezolanos hacia Colombia está disparada y ya se hacen sentir en la industria petrolera, el comercio, la cultura y la farándula.



"El mejor presidente que ha tenido Colombia es Hugo Chávez -dice una venezolana de la más refinada élite de Caracas, que decidió mudarse a Bogotá-. Gracias a él, la mayoría de venezolanos bien preparados y con dinero para invertir están hoy aquí".


Y es verdad. La presencia de los venezolanos en Colombia, y en particular en Bogotá, ha dejado de ser una simple curiosidad, para convertirse en un fenómeno. Y aunque muchos colombianos pueden no haberse percatado, lo que está ocurriendo es interesante porque se trata de uno de los pocos casos de migración de alto impacto para Colombia en sus dos siglos de historia republicana.
El éxodo tuvo un primer quiebre pronunciado a partir de 2005, cuando comenzaron a llegar los expertos del petróleo que habían sido despedidos en masa, sin misericordia, de Pdvsa. Pero en realidad, el momento cumbre ha sido 2011, pues cada día hábil el DAS está entregando en promedio 46 cédulas de extranjería a venezolanos para vivir en Colombia.

A pesar de tratarse de una diáspora de apenas cinco años, hay que decir que ya ha dejado una huella significativa en la estructura del país. Y tiene que ver con que un puñado de los cerebros fugados de Pdvsa han sido los protagonistas del boom petrolero de los últimos años en Colombia.

Pero los venezolanos no solo se han metido en el corazón de la economía. La semana pasada se estrenaron las dos nuevas grandes superproducciones de Caracol y RCN, y en las dos aparecieron venezolanos en papeles destacados: en La bruja, Gledys Ibarra es 'la Negra', y en El Joe, Andrés Suárez es Francisco Vergara. Por citar apenas un ejemplo.

En cualquier sector al que se mire hay un venezolano. Desde los más exclusivos, como las galerías de arte, hasta otros más populares, como son los espectáculos musicales o de humor. La galería La Cometa expuso hace un par de meses al venezolano Carlos Cruz Díez, uno de los maestros del arte óptico en el mundo, y vendió las 41 obras por precios hasta de 120.000 euros. "La mitad de las obras fueron compradas por venezolanos. Estoy feliz con ellos", dice Esteban Jaramillo, el dueño de la galería. Y en lo que va corrido del año se han presentado, por lo menos uno cada mes, espectáculos con artistas venezolanos. Yordano, tal vez el más conocido en Colombia, ya ha dado dos conciertos este año en Bogotá. Una cuenta de Twitter que se llama Venezolanos en Bogotá, con casi 7.000 seguidores, ayuda a poner en contacto a la colonia.

Los venezolanos también se han colado en la vida diaria de los colombianos. Como las tiendas de productos para la salud Locatel y Farmatodo, cuya franquicia fue traída por ellos. O restaurantes y cafés como Picollo Venezia, Ciboulette, Positano, Budare's, la Arepería Venezolana, Pan Sueko y Andrea's, por mencionar solo algunos, recién montados por venezolanos. Una revista, El Librero, hecha en Bogotá por el reconocido periodista Sergio Dabhar, exdirector adjunto del diario El Nacional de Caracas. Y hasta un miembro de la Academia de la Lengua del vecino país, Rafael Arráiz Lucca, que ahora es profesor universitario en Colombia.

La primera oleada: el factor P

Esta nueva migración es además interesante porque hasta hace unos años a pocos venezolanos -por no decir a ninguno- se les ocurría poner sus ojos en Colombia. Por el contrario, había una evidente animadversión. "El venezolano no veía a Colombia como una opción de turismo o de inversión. A Venezuela nos llegó lo peor de lo peor: colombianos indocumentados, sin preparación y buscando empleo", explica la venezolana.

¿Qué fue entonces lo que les hizo cambiar de opinión? En un primer momento, sobre todo las clases media y alta, que huían de Chávez, buscaron refugio en Miami. Pero a partir de 2005 los petroleros comenzaron a abrir la puerta.

Todo comenzó cuando a finales de 2002 los trabajadores de Pdvsa se unieron en un paro para pedir la renuncia del presidente Hugo Chávez. Fue uno de los episodios más críticos de la ya larga estancia de Chávez en el poder. Las pérdidas se calcularon en más de diez mil millones de dólares y el presidente, ni corto ni perezoso, despidió de manera fulminante a unos 18.000 empleados, incluidos los que habían llevado a la petrolera a ser la tercera más grande del mundo.

Todos esos cerebros, cargados de experiencia, buscaron otros mercados. Y fue así como llegaron a Colombia, primero Luis Giusti (presidente de Pdvsa 1994-1999), luego Ronald Pantin (el segundo de la petrolera hasta 2000) y Humberto Calderón Berti (quien había sido presidente de Pdvsa, canciller de Venezuela y presidente de la OPEP). Ellos crearon las tres firmas que han sacudido el mundo de los hidrocarburos en Colombia: Pacific Rubiales, Alange y Vectra.

Entre ellas tres producen hoy un buen pedazo del crudo del país. Pero lo más importante es que han sido protagonistas de primera línea del crecimiento de la industria del petróleo en Colombia, que, según informó el gobierno esta semana, está a unos cuantos barriles de producir el millón diario.

Los tres petroleros, consultados por SEMANA, coinciden en que llegaron a Colombia por el cambio del modelo petrolero en el país cuando se creó la Agencia Nacional de Hidrocarburos y se dieron condiciones favorables para los inversionistas. Con ellos se vino una camada de ingenieros, geofísicos y todo tipo de científicos bien calificados. En los datos de inmigración se nota el primer gran salto en 2004, cuando los venezolanos crearon la primera compañía, en ese entonces Pacific Stratus (ver gráfica). "Según informaciones que me llegan, pueden estar laborando en este país cerca de 1.300 petroleros venezolanos", dijo Luis Giusti a esta revista.

Tres años después compraron Petro Rubiales, en 2008 fusionaron las dos compañías y ahí nació Pacific Rubiales. Para dar una idea de la dinámica que le imprimieron los vecinos venezolanos al negocio del petróleo, basta escuchar lo que dice Pantin, presidente de Pacific Rubiales: "Cuando llegamos, en 2007, la compañía producía 24.000 barriles y para finales de este año estaremos en 275.000. Colombia producía 560.000 barriles por día y hoy produce un poco más de 900.000".

Y Humberto Calderón, presidente de Vetra, agrega: "Colombia tardaría muchísimos años en formar el capital humano que ha llegado. Para formar un buen ingeniero de petróleos se requieren 15 o 20 años, y los que llegaron a Colombia son personas con 30 o más años de experiencia".

Sin duda, gracias a los petroleros, se corrió la voz en Caracas de que Colombia era un buen puerto.

La segunda oleada: ¡a salvar la plata!

Sin embargo, el quiebre más pronunciado en el éxodo se ha dado en los últimos meses (ver gráfica). Mientras en 2004 se daban cada semana dos cédulas de extranjería a venezolanos, el promedio en 2010 fue de 162 a la semana y en lo que va de 2011 la cifra ya llegó a 230.

Si en la primera oleada llegaron a Bogotá expertos del petróleo por el despido inclemente de Hugo Chávez, en la segunda fase fue toda la burguesía que había aguantado la que huyó despavorida. "Burguesía apátrida (…) me han declarado la guerra económica. Pues me declaro en guerra económica", dijo en junio del año pasado. "Vamos a ver quién puede más: si ustedes, burgueses de pacotilla, burgueses sin patria, o nosotros", les espetó.

Entusiasmado con ese grito de batalla, Chávez primero eliminó el dólar paralelo o 'cambio permuta', lo cual hizo mucho más difícil el acceso de la gente a las divisas que necesitaban para hacer negocios o para tener sus ahorros a salvo, teniendo en cuenta que estaban viviendo con una inflación del 30 por ciento. Y después, en diciembre, confiscó a empresarios seis conjuntos residenciales que estaban en construcción y ocho más los puso en suspenso.

Por eso no es extraño que desde entonces se haya destapado un particular interés de los venezolanos por hacer negocios en Colombia. Vienen a abrir restaurantes, a instalar negocios, a comprar finca raíz. Lo que les importa es salvar el dinero que les queda.

Y por eso también los que aterrizan en Bogotá son miembros de la más refinada burguesía venezolana. Apellidos como Oteiza, Pocaterra, Priange, Machado, Mussi, Cohen, Mishaan y otros que han sido presidentes, ministros, de la banca, la bolsa, el arte o destacados intelectuales de ese país. Aunque, advierte una de ellos, "en Colombia no están los potentados, sino los hijos de los potentados".

Prueba de ello es que en la ciudad amurallada de Cartagena, por ejemplo, venezolanos han comprado cinco mansiones antiguas, así como uno de los mejores hoteles boutique.

Camilo Herrera, gerente de la firma de consultoría Raddar, le dijo a la revista Dinero que en la historia de su compañía no había tenido tantos pedidos como los que ha recibido desde octubre de 2010. "Hemos tenido requerimientos de al menos 15 compañías o inversionistas venezolanos interesados en estudios de mercado y consultoría".

El mismo frenesí se ha sentido en el sector inmobiliario. Una alianza de las principales constructoras de Colombia, que se llama Casa Propia Colombia G-5, y la página web mudateacolombia.com han hecho solo en este año cuatro ferias en Venezuela. Y también se creó ya un bufete de abogados binacional, Arciniegas, Briceño y Plana, que pretende ayudarles a inversionistas venezolanos a establecerse en Colombia.

La situación ha llegado a tal punto que la principal empresa de alimentos de Venezuela, Polar, a pesar de tener su casa matriz en el país vecino, exporta desde Colombia. En los últimos meses han llegado o han anunciado que van a llegar a Colombia el grupo Dipromuro (concesionarios de vehículos), Ovejita (una tradicional marca de ropa), Proseín (multinacional de remodelación) y Valmy (cosméticos), entre otros. Todos para poner plantas de producción o tiendas. De todas maneras, las cosas no son fáciles para todos. Algunos, como los del café Cotti, no han resistido y han cerrado.

Estamos sin duda en medio de un fenómeno nuevo en Colombia. El éxodo de personas de otras nacionalidades no ha sido común en nuestro país. Las grandes migraciones fueron las de españoles y afros en la Conquista. Y las de árabes -sirios, libaneses y palestinos- a finales del siglo XIX. Las demás han sido de menor tamaño, de manera que apenas si han llegado a convertirse en colonias que pueden tener un impacto en localidades, pero no llegan a permear a la sociedad. ¿Hasta dónde llegarán los venezolanos?

Humberto Calderón berti Ha sido presidente de Pdvsa, canciller de Venezuela y presidente de la OPEP. A raíz de la persecución que hizo Chávez a sus opositores, buscó nuevos horizontes en Colombia. Hoy es la cabeza de Vetra Energía.


Luis Guisti Presidente de Pdvsa (1994-1999), fue el primero de los cerebros petroleros en llegar. Junto con Ronald Pantin y Miguel de la Campa, fue artífice de las firmas que han sacudido el negocio de los hidrocarburos en Colombia.acific Rubiales, Alange, y Vectra.


Ronald Pantin Segundo de Pdvsa hasta 2000. Hoy es el director ejecutivo de Pacific Rubiales, después de Ecopetrol, la mayor productora de petróleo hoy en el país . Tiene 35 bloques de exploración en Colombia.




 
El mundo del arte Carlos Cruz Díez (segundo de izquierda a derecha) expuso su obra en la Galería La Cometa. Se vendieron todas sus 41 obras y más de la mitad fueron compradas por venezolanos.




Carlos Martínez Creó una cuenta en Twitter que se llama Venezolanos en Bogotá. Ya tiene casi 7.000 seguidores. Promueve a los artistas venezolanos, que trae a Colombia a hacer hasta dos o tres presentaciones en un mes.

Ana Carolina Troconis Estudió su posgrado de Odontología en la Universidad Javeriana en 2008 y dice que allí alcanzó a contar a más de 70 compatriotas. Según el DAS, hay 1.036 venezolanos con visa de estudiante. Ana trabaja ahora en Bogotá.


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