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domingo, 3 de agosto de 2014

GABRIEL S. BORAGINA, DETERMINISMO Y MATERIALISMO


K. R. Popper comenta el determinismo marxista en estos términos:
"Debemos combinar ahora con esta concepción el determinismo meto­dológico que examináramos más arriba (en el capítulo 13). Según esta teoría, el tratamiento científico de la sociedad y la predicción histórica científica sólo son posibles en la medida en que la sociedad se halla determinada por su pasado. Pero esto significa que la ciencia sólo puede ocuparse del reino de la necesidad. Si les fuera posible a los hombres tornarse perfectamente libres, entonces la profecía histórica, y con ella la ciencia social, habrían llegado a su fin. La «libre» actividad espiritual como tal, en caso de existir, se encontraría más allá de los alcances de la ciencia, que siempre debe interrogarse acerca de las causas, de los factores determinantes. Sólo podrá ocuparse, por consiguiente, de nuestra vida mental en la medida en que nuestros pensamientos e ideas sean causados, determinados o necesitados por el «reino de la necesidad», por lo material, y, especialmente, por las condiciones económicas de nuestra vida, por nuestro metabolismo. Sólo pueden tratarse científicamente los pensamientos e ideas si se consideran, por un lado, las condiciones materiales en que se originaron, esto es, las condiciones económicas de la vida de los hombres que les dieron origen y, por el otro, las condiciones materiales en que fueron asimilados, vale decir, las condiciones económicas de los hombres que los adoptaron. Se desprende de aquí que, desde el punto de vista científico y causal, los pensamientos e ideas deben ser tratados como «superestructuras ideológicas sobre la base de las condiciones económicas». Marx, en oposición a Hegel, sostuvo que la clave de la historia, aun de la historia de las ideas, debe buscarse en el desarrollo de las relaciones entre el hombre y el medio natural que lo circunda, el mundo material, es decir, en su vida económica y no en su vida espiritual. He ahí, pues, la razón por la que podemos calificar de economismo el sello historicista de Marx, a diferencia del idealismo de Hegel o el psicologismo de Mill."[1]
Marx y los marxistas consideran que la humanidad está determinada por sus necesidades materiales, y esto es falso como la menor evidencia puede demostrar. Lo que fue tornando libres a los hombres (libres cada vez mas de sus concretas necesidades materiales) ha sido precisamente el orden capitalista y no al revés como sostienen los marxistas. Pero la condición para que el hombre creara dicho orden capitalista siempre ha sido (y sólo podía ser) la previa existencia de su libertad espiritual (negada por los marxistas). Uno de los innumerables errores marxistas consiste en reducir todo lo existente a lo material y su negación de lo espiritual, y otro de los mayúsculos disparates marxistas es asimilar todo lo material a lo económico, de donde derivan toda una cadena de dislates, cual mas garrafal que el siguiente, por ejemplo, el -a través de esta serie de falacias- llegar a la conclusión que la ciencia sólo ha de ocuparse del "reino de lo material" que, como vemos, K. Marx reduce a la simple necesidad material, excluyendo cualquier otra clase de necesidad de cualquiera otra índole.
Dado que los marxistas han considerado como exclusivamente relevante las condiciones materiales de producción, es que siempre han entendido que los problemas sociales se resolvían simplemente esclavizando a los hombres como si fueran reses mediante un sistema de producción monopolizado por el partido único gobernante desde la cúspide del estado-gobierno. El problema consistía en que los autoproclamados directores de la sociedad marxista, curiosamente no se consideraban insertos, ni sometidos, ni menos aun esclavos del mismo materialismo económico que pretendían aplicar si al resto de aquellos a quienes postulaban subyugar "para su propio bien". Ningún colectivista ha explicado jamás en virtud de qué extraño y oculto proceso material los defensores del colectivismo quedaban fuera de la órbita determinista del materialismo económico, en tanto que sus oponentes no.
Desde nuestro punto de vista, tal vez lo más paradójico del determinismo es que el mismo es la doctrina favorita de megalómanos, dictadores y tiranos de toda clase, ya sea en acto o en potencia. En la antigüedad, reyes, monarcas, emperadores y jefes de naciones alegaron estar determinados por los dioses para ejercer sus poderes omnímodos sobre el resto de sus semejantes (de los cuales, por supuesto, en dicho sentido, no se consideraban "semejantes" en absoluto). Esta doctrina, que permaneció vigente durante siglos hasta bien entrado el siglo XVIII, se conoció como "el derecho divino de los reyes". Caído en desuso o en desprestigio este presunto "derecho divino real", atribuido a los "poderosos" tanto por súbditos como por los mismos monarcas interesados en ejercerlo, se pasó -al decir del filósofo británico Herbert Spencer-, del "derecho divino de los reyes" al "derecho divino de los parlamentos" o "del pueblo" (según la concepción de los revolucionarios franceses), y aun hoy en día, las cosas, y la manera de pensar en el campo político y –en lo que aquí nos interesa- económico, no han parecido cambiar demasiado en la dirección indicada.
Paradójicamente, hoy en día se acusa de materialismo al capitalismo en lugar de al colectivismo, cuando es de la esencia y de la filosofía de este y no del primero la reivindicación de lo material como de primer orden, o más aun, como de exclusivo orden por encima de cualquier otro. El materialismo colectivista tiene una serie de derivaciones de suma trascendencia:
"Naturalmente si se es materialista, en el derecho penal se sostiene que no debe castigarse al delincuente puesto que no es responsable de lo que hace. El homicidio en el seno materno llamado “aborto” también está relacionado con el materialismo al considerar al ser humano como un trozo de carne. También en economía ha adquirido peso el determinismo físico, curiosamente en teoría de la decisión, inherente a la mencionada neuroeconomia y la economía behaviorista -principalmente lideradas por Ariel Rubinstein y Daniel Kahnemann- pero que, en la práctica, por las razones antes apuntadas, demuelen la posibilidad de decisión."[2]

[1] K. R. Popper. La sociedad abierta y sus enemigos. Paidos. Surcos 20. pág. 319
[2] Alberto Benegas Lynch (h) "UNA REFUTACIÓN AL MATERIALISMO FILOSÓFICO Y AL DETERMINISMO FÍSICO". Revista de Economía y Derecho. Lima, 6(22), Otoño 2009. Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas. UPC. Pág. 19
                                                                                                                
Gabriel Boragina
gabriel.boragina@gmail.com
@GBoragina

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sábado, 17 de agosto de 2013

ALBERTO BENEGAS LYNCH (H), LA PULVERIZACIÓN DEL MATERIALISMO.

Hay dos planos que pueden estudiarse en relación al mundo físico. Ambos aluden a la prelación de lo no-material sobre la materia. En un caso se trata de mostrar que la proporción de los bienes tangibles en la producción de cualquier cosa va siendo mínimo comparado con el conocimiento requerido para tal fin. Por eso, cuando decimos que la causa del aumento se salarios e ingresos en términos reales está constituido por la inversión de capital per capita, ponemos en primera fila el conocimiento y luego, en segundo término, los equipos físicos de producción (desde luego no cualquier conocimiento ni cualquier equipo sino los relevantes para la producción del caso). De cualquier modo, siempre se necesita capital, es decir, ingreso no consumido, léase ahorro cuyo destino es la inversión (incluso si es en dinero, transfiere poder adquisitivo al resto de la comunidad).

Peter Drucker fue un adelantado en pronosticar la participación creciente del conocimiento en la producción y, consecuentemente, la decreciente de la proporción de lo físico en ese proceso, especial aunque no exclusivamente en su libro The New Realities  de 1989 (específicamente en la cuarta parte titulada “The New Knowledge Society”). Para mencionar solo algunos ejemplos, observemos que el microchip hasta no hace mucho tiempo representaba el 60% del costo total del ordenador mientras que hoy es de apenas el 2% que junto al resto del material para completar el hardware reviste mucho menor valor que el software, también hoy veinticinco kilogramos de fibra óptica equivalen a lo que antes trasmitía una tonelada de cable de cobre, fenómeno que se extiende a todas las actividades económicas de las más diversas áreas para dar cabida al peso superlativo de la información.

Lo señalado implica también una gradual disminución del trabajo manual, un incremento de la robotización y una persistente transferencia a lo que se ha dado en llamar “la sociedad del conocimiento” (mencionado, entre otros, en la obra que he citado en otras oportunidades de Taichi Sakaiya La historia del futuro. La sociedad del conocimiento). Estos procesos naturalmente traspasan fronteras con solo apretar un par de teclas sin costo alguno de transporte, lo cual, además, permite saltearse absurdos e insolentes controles de los aparatos estatales y vence a la xenofobia nacionalista. Y tengamos en cuenta que, dado que los recursos son escasos y las necesidades ilimitados, esto nada tiene que ver con el desempleo sino que los nuevos procedimientos liberan trabajo para ser empleado en tareas más fértiles, de lo cual, a su vez, se desprende la creciente importancia de la capacitación y la educación en general que no debe ser bloqueada, bastardeada ni politizada por megalómanos gubernamentales.

Tampoco la irrupción más clara y contundente del rol del conocimiento debería sorprendernos en cuanto al paso de empresas más planas y horizontales en sus organigramas y menos jerárquicas al efecto de sacar partida de las iniciativas intelectuales de sus miembros, hacia los emprendimientos empresarios unipersonales una vez derribados los costos de transacción que justifican el mantenimiento de la empresa como un conjunto estable de personas.

George Gilder comienza su extraordinario libro titulado The Quantum Revolution in Microcosm. Economics and Technology de esta manera: “El evento central del siglo veinte es el descarte de la materia. En la tecnología, la economía y en la política de las naciones, la riqueza en la forma de recursos físicos está constantemente declinando en valor y significado. Los poderes de la mente están en ascenso en todos lados frente a la fuerza bruta de las cosas […] Hoy las naciones y las corporaciones que progresan no son administradores de tierras y recursos materiales sino de ideas y tecnologías” y asevera que, en la actualidad, la riqueza “no proviene de los conquistadores de tierras sino de la emancipación de la mente”.

La física cuántica de Max Planck y sus continuadores se han apartado de la noción que tenía sobre la materia Newton y la física clásica. En este sentido, se repite el concepto de ausencia de “lo sólido” en el mundo subatómico por lo que químicos como Linus Puling en su muy difundido trabajo titulado Chemistryconsigna que “nadie realmente sabe como definir la materia” a lo que Gilder agrega que la gente “como las tribus primitivas, venera las cosas que pueden ver y sentir” en base a la prevalente “superstición materialista” que cree que “la materia inerte e impenetrable es el fundamento último de la realidad” situación que da pábulo al positivismo. Por su parte, la secuencia Maxwell, Einstein, Bohr, Heisenberg, Feynman contribuye a dar forma a la noción clave de energía.

Y aquí viene el segundo plano que anunciamos respecto a la prelación de lo no-material sobre la materia: los estados de conciencia, la psique o la mente como inexorables en el ser humano al efecto de que puedan tener lugar tales cosas como proposiciones verdaderas y falsas, ideas autogeneradas, razonamientos, responsabilidad individual, moral y la misma libertad. Si fuéramos solo kilos de protoplasma y, por ende, haríamos las del loro (solo que más complejo), carecerían por completo las posibilidades que acabamos de mencionar y la condición humana sería reemplazada por meros autómatas.

De las muchas obras publicadas en las que se ponen de manifiesto los graves errores del materialismo, tal vez el libro más completo sobre este tema sea The Self and its Brain de Karl Popper y John Eccles, pero el mismo Max Planck se refiere a este asunto crucial en ¿A dónde va la ciencia? en el que apunta lo siguiente: “Se trataría de una degradación inconcebible que los seres humanos, incluyendo los casos más elevados de mentalidad y ética, fueran considerados como autómatas inanimados en las manos de una férrea ley de causalidad […] El papel que la fuerza desempeña en la naturaleza como causa de movimiento, tiene su contrapartida, en la esfera mental, en el motivo como causa de la conducta […] ¿Qué conclusión podemos deducir respecto del libre albedrío?  En medio de un mundo donde el principio de causalidad prevalece universalmente, ¿qué espacio queda para la volición humana? Esta es una cuestión muy importante , especialmente en la actualidad debido a la difundida e injustificada tendencia a extender los dogmas del determinismo científico a la conducta humana, y así descargar la responsabilidad de los hombros del individuo”.

Hace años se publicó un largo ensayo mío sobre este tema titulado “Positivismo metodológico y determinismo físico” (reproducido en Internet) por lo que no volveré  con esos extensos argumentos, pero finalizo con una jugosa reflexión de George Gilder que resume el punto: “En las ciencias de la computación persiste la idea de que la mente es la materia […] La idea que la computadora es una mente constituye el ídolo de la superstición materialista […] Una teoría que materializa o mecaniza a los teóricos es autodestructiva. La psicología behavorista, el determinismo biológico y la física materialista no son más que basura porque dejan de lado al científico y su búsqueda de la verdad”.

En resumen, la concepción materialista no permite vislumbrar la notable ponderación del conocimiento en el mundo de hoy con todas sus formidables consecuencias jurídicas, económicas y sociales, ni el significado y trascendencia de la misma condición humana. 

Pero, a pesar de lo dicho, en no pocos cursos de administración de negocios y de economía se sigue dictando la asignatura como si no hubiera tenido lugar la revolución tecnológica y conceptual que obliga a abrir horizontes mucho más vastos y despejados. Asimismo, en escritos de filosofía, de derecho (especialmente de la rama penal), en la economía (paradójicamente en la teoría de la decisión), en cierta vertiente de la neurociencia y en buena parte de la psiquiatría se sigue tratando al hombre desconociendo su atributo esencial que le permite ser libre.

http://www.elcato.org/la-pulverizacion-del-materialismo




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miércoles, 2 de enero de 2013

NELSON CASTELLANO-HERNÁNDEZ, LO IMPORTANTE ES SER

Vivimos dentro de una sociedad individualista y materialista, las nuevas generaciones han crecido con pocos valores, sin diferenciar entre lo que está bien y está mal, escasos de atención y con poco estimulo de su autoestima. Tentados por las drogas, víctimas de la violencia y los delitos. Este tipo de sociedad deshumanizada no promueve ni educa.
La responsabilidad es de todos, padres, educadores, políticos, gobernantes y ciudadanos, tenemos que encontrar el equilibrio entre lo económico y lo social, entre la inversión y la educación, entre el individuo y lo colectivo, entre los beneficios y los valores.
Esta tarea toma tiempo e implica claridad en los principios, diálogo, compartir responsabilidades, establecer reglas y respetarlas, acabar con la discriminación sea de carácter sexual, religioso, política o racial.
Además de la familia el Estado tiene una gran responsabilidad pública, debe dar el ejemplo, debe asumir su responsabilidad, debe ser participativo y no excluyente, debe darle prioridad a su pueblo, a su preparación, a la posibilidad de desarrollar su potencialidad.
Debe invertir en formación, en la paz, en la reconciliación, en proponer trabajo digno y seguridad personal. Es necesaria una voluntad política sincera de gobernar para los venezolanos y no para la mitad de ellos.
Invertir en armas no es la solución, a menos que se tengan otros intereses, invertir en lo social, en lo educativo, en el respeto a las leyes y los valores, en crear fuentes de trabajo es lo que verdaderamente permitirá cerrar las cárceles.
De no corregir el rumbo se destruirá la posibilidad de convivir, mientras más tarde reaccionemos más hondas serán las heridas y más difícil alcanzar la solución.
Vivimos en un mundo donde el “parecer” se ha convertido en un valor y esto lo sufren todos los sectores de la sociedad, se acusa mucho a los liberales pero eso también incluye al gobierno, que necesita llenarse de símbolos exteriores para parecer revolucionario, el color rojo, la expresión “bolivariano”, ser ordinario con el lenguaje, atropellar, insultar, violar las leyes, el show televiso, suplen la falta de la claridad en los conceptos y la escases de valores fundamentales.
En ocasiones la misma oposición se plantea como prioridad el cambio de la forma de gobernar y la sustitución de los actores, cuando es necesario ir más al fondo, hacia el rescate de nuestra esencia como venezolanos, como demócratas y como seres humanos.
En Venezuela se están ganando elecciones produciendo fidelidad con neveras, becas y limosnas, esto es posible porque nuestra sociedad continúa basada en falsos valores, de nuevo el materialismo, el beneficio inmediato o peor aún la necesidad.
Con tantos recursos económicos deberíamos haber resuelto las diferencias sociales, pero la realidad nos demuestra que al contrario estas han aumentado.
Estamos enfrascados en una guerra promovida desde el gobierno, entre dos bandos de venezolanos, este utiliza los recursos dotándose de armamento cada vez más destructor, a fin de garantizar la permanencia en el poder, mientras que cada día aumentan las desigualdades.
La cínica realidad es que la prioridad planteada es la supervivencia de un proyecto ideológico y no el bienestar de nuestro pueblo.
El fondo del problema es la confusión de los valores. Los que se están transmitiendo son venganza social, irrespeto a la vida y a la propiedad del contrario, riqueza fácil, impunidad frente al crimen, ambición, dominación e imposición por la fuerza, mantenerse en el poder por cualquier medio, manipulación de la opinión pública y parecer muy revolucionario vistiéndose de rojo, gritando improperios y apoderándose de la riqueza de un país para ponerla al servicio de un partido y sus dirigentes.
Nuestro “país rico” genera cada día más desilusión y miseria moral y económica. Cual imperio en decadencia hemos perdido el profundo sentido de lo humano.
Reducidos a cifras, de muertos, de presos, de secuestrados, de nuevas fortunas, de regalos millonarios, donde al hombre se le desconoce su condición de individuo y persona a fin de convertirlo en una ficha del colectivo revolucionario.
Los valores transcendentales inherentes a nuestra condición de criaturas que participamos de la creación, son para algunas ópticas materialistas valores de las elites.
Tenemos el deber de explicar a las nuevas generaciones que “Ser” está por encima de “Parecer”, que “Ser” es condición fundamental de nuestra condición de persona humana y que de ello se deriva el respeto inalienable que merece nuestra dignidad.
En tanto que personas somos libres y dueños y centro de nuestra realización personal, por lo tanto la sociedad debe estar estructurada para respetar nuestra dignidad de personas humanas y no para convertirnos en simples elementos de los cuales se puede prescindir. En consecuencia ningún proyecto o filosofía política que de primacía al individualismo o al bien material puede anteponerse a dicha dignidad.
Es importante distinguir aspectos fundamentales para entender por qué rechazamos un proyecto comunista o comunal, estamos claros que el bien común está por encima del interés individual pero conceptualmente defendemos que ningún sistema colectivo está por encima del valor que los seres humanos tienen en tanto que personas.
Desde lo propiamente antropológico, así como desde el punto de vista metafísico el ser humano además de individuo único e irrepetible es también persona, participa de la condición de “Ser” y de formar parte de la creación y por ende del orden universal.
El hombre está formado de materia y de espíritu o como quieran llamar eso que nos eleva de la criatura animal, el concepto de persona no radica en la materia como si se explica la noción de individualidad en las cosas corporales, tiene razones más profundas “la personalidad tiene por raíz al espíritu”. “La personalidad es manifestación de la raíz espiritual del hombre. Es lo que hace persona al sujeto humano y no sólo individuo material, pues en ella residen tanto la individualidad material como la personalidad espiritual, constituyendo, de este modo, un mismo y único ser”. (Jacques Maritain 1968).
El hombre debe encontrar en la sociedad la posibilidad de ser parte de ella como un todo, si el modelo propuesto no lo permite, ese modelo debe ser rechazado por ser contrario a nuestra condición de seres humanos, luchar hasta con la vida se justifica por que la opción contraria ya es la negación de lo que somos. El ser humano está creado con una dimensión que le permite superarse, él puede controlarse a través de la inteligencia y de la voluntad, dentro de si se encuentra una fuerza espiritual superior que se manifiesta a través del conocimiento y del amor.
Tenemos la obligación de afirmar que no todo es válido, que no puedes permanecer indiferente o como cómplice, que no puedes convertirte en delincuente por beneficios económicos o por mantener el poder, que los negocios no pueden estar por encima de la respetabilidad, de tus valore y principios. Que no puedes vender tu alma por 30 monedas, porque de que sirve conquistar el mundo si pierdes la luna y las estrellas.
El bien común temporal debe estar en consonancia con los fines superiores inherentes a nuestra condición de seres humanos, de personas, dotados de una trascendencia que va mas allá de lo terrenal.
Ex Cónsul de Venezuela en Paris
Presidente de Venezuela-Futura, Francia
nelsoncastellano@hotmail.com

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