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jueves, 29 de enero de 2015

SAÚL GODOY GÓMEZ, LA POLÍTICA DEL MIEDO,

Utilizar el factor miedo en la política es una práctica muy antigua, pero fue el comunismo el que la convirtió en un arte, Mao Tse Tung , en varios de sus escritos recomendaba mantener a la población en estado de constante agitación por medio de amenazas ficticias como invasiones, golpes de estado y otras conspiraciones, de esta manera mantenía a China en estado de permanente movilización y en alerta, que según Mao, hacían imposible planes sediciosos en su contra.

Stalin en Rusia, aunque no escribió sobre ello, no dejaba de ser un verdadero artista en provocar pánico entre el pueblo, en especial entre sus más cercanos colaboradores, manipulándolos para enfrentarlos por medio de la sospecha de traición, declaraba enemigo del estado atoda región o etnia que consolidara su control sobre el país, no letemblaba el pulso en ordenar su exterminio o suprimir a sus líderes, sus discursos y la propaganda que utilizaba, era muy efectiva para fomentar estos “enemigos instantáneos”, quienes resultaban ser simples chivos expiatorios de sus propios errores estratégicos y del modelo productivo soviético, los errores del régimen se desplazaban a otros y estos pagaban los costos.


El miedo juega un papel muy efectivo en la psicología de masas y eso lo entendió Fidel Castro desde el mismo momento que asumió el poder en Cuba, los enemigos de la revolución eran muchos y estaban continuamente atentando contra la revolución y su vida, de allí las continuas limpiezas y cacerías de traidores, los juicios sumarios, encarcelamientos y fusilamientos eran el pan de todos los días.


Durante la Guerra Fría se tomó muy en serio el desarrollo de estas técnicas de control poblacional por medio del terror, para los países detrás de la cortina de hierro, era una necesidad política mantener a las poblaciones que habían hecho rehenes, en control, y debían hacerlo de la manera más eficiente y barata, de allí surgieron una serie de manuales y directrices que conformarían lo que los académicos llaman Terrorismo de Estado y que se apoyaba en la penetración de los medios masivos de comunicación.


El Estado representa, para muchos juristas, la joya de la corona de la civilización humana, su más cara creación desde la invención de la rueda.



Como creación humana al servicio de un mejor mundo, debería elevar al hombre por sobre sus circunstancias y al colectivo más allá de sus intereses grupales. Pero en algunos momentos de la historia y para algunas ideologías, el Estado ha pasado de ser un medio, para convertirse en un fin.


Cuando los hombres en el poder se confunden con el Estado y en su nombre han actuado de manera criminal y violenta en contra del pueblo con el sólo propósito de permanecer en el poder o/y  para implantar una ideología y utilizan las armas del terror, se convierten en unos criminales más, la legislación internacional lo ha llamado terrorismo de Estado y resulta cuando la maquinaria represiva del Estado se voltea, y en vez de proteger a sus ciudadanos, los destruye.


Este tipo de situación se da en regímenes autoritarios, pero aún en democracias la tentación de acabar con la oposición o con minorías, por medios supuestamente legales e institucionales, es una realidad que no ha escapado de la observación de las organizaciones internacionales que se ocupan de proteger los Derechos Humanos.

Los crímenes producto del terrorismo de Estado son especialmente graves debido; primero, al poder que sustenta el Estado en contra de cualquier disidencia es desproporcionado debido entre otras cosas porque tiene el monopolio de la violencia, segundo, jurídicamente el Estado tiene privilegios que ningún otro ciudadano o grupo posee (la hegemonía comunicacional, por ejemplo), tercero, su poder financiero, incluyendo el uso de funcionarios y bienes públicos es de un ventajismo aplastante.


Cuando en un país cualquiera que se dice democrático los poderes del Estado están a disposición de un proyecto y de un líder, es decir, no hay separación de poderes, y las instituciones responden al mandato del tirano o de los grupos en el poder, entonces la posibilidad de que se den prácticas de terrorismo de Estado aumentan exponencialmente.



Pero más grave aún, cuando sistemáticamente y con premeditación, los diferentes poderes públicos se engranan en  quitarle a los ciudadanos medios de defensa en contra de los abuso de autoridad, se acalla cualquier posibilidad de denuncia,  se empeñan en preparar legislaciones y normas que van en contra de las libertades constitucionales, que ilegitiman a los grupos de oposición y criminalizan a las minorías entonces el terrorismo de Estado se hace realidad.


Por un lado empieza el aparato de propaganda gubernamental a fomentar odio y temor en contra de ciertos sectores de la sociedad, hacen aparecer a sus funcionarios como víctima de agresiones ficticias o manipuladas por el mismo Estado, creando diferentes matrices de opiniones sobre amenazas y peligros que acechan la integridad de la nación. Sus investigaciones producen un cúmulo de pruebas y conexiones falsas que indican una serie de conspiraciones y golpes, todo con el fin de aprobar instrumentos jurídicos y preparar escenarios donde la actuación de los cuerpos de seguridad del Estado, sus fiscales y tribunales tengan “carta blanca” en desmontar tales grupos y situaciones, a veces, con la mayor impunidad y saltándose las garantías y procedimientos de ley.

Cuando vemos al Estado exaltando a “mártires” caídos de sus filas, manipulando crudamente las investigaciones e indicios, cuando se “encadenan” los organismos encargados de una investigación a demostrar alianzas y conexiones improbables, todo esto liderado por algunos programas en los medios, que marcan la opinión gubernamental, y preparan el ambiente para intervenciones y violaciones masivas de derechos humanos.


Los argumentos de que existe un Imperio maléfico que desde el exterior sostiene una guerra psicológica propia de las guerras de cuarta generación, que se están usando métodos para perturbar la tranquilidad y la salud mental de la población, que opositores reciben financiamiento extranjero para operaciones desestabilizadoras, todo esto sin pruebas, sostenido solo por el discurso en los medios.



Al mismo tiempo alegan, que sin ellos, los detentadores del poder, no habrá paz posible, que ellos son la única garantía de estabilidad social, estamos en presencia de una ofensiva de un estado terrorista en contra de su población, de acuerdo al investigador Peter K. Hatemi: 


“Políticos intentan levantar el miedo entre sus seguidores, elevando el espectro de inaceptables e intolerables asaltos en valores tenidos como sagrados por los otros enardecidos. Invocan el miedo para movilizar a los grupos para defender o oponerse a individuos o políticas en particular”


Es el mismo Estado el interesado en preparar el ambiente de terror dentro de la población, creando situaciones de inseguridad pública y exaltando un clima de desasosiego continuo, con el fin de acumular poderes policíacos para controlar y dominar al pueblo, justificando al mismo tiempo el clima de sospecha y miedo.


Todo este cuadro, ya tuvo antecedentes en los tiempos de Hitler, cuando hicieron quemar el edificio de la cancillería y culparon a los comunistas, la investigación corroboró la acusación del gobierno y éste, exterminó a sus molestos adversarios quedándose al final del episodio, con una serie de leyes aprobadas que les permitirían el control absoluto de la población alemana.

Albert Camus en su brillante obra El Rebelde (Alfred A. Knopf, Londres, 1956) nos ilustra: “Hitler, en todo evento, inventó el movimiento perpetuo de la conquista sin la cual no hubiera sido quien fue. Pero el perpetuo enemigo es el perpetuo terror, esta vez a nivel del Estado. El Estado es identificado como “aparato” que es la suma total de los mecanismos de conquista y represión. La conquista dirigida hacia el interior del país toma el nombre de represión o propaganda… Todos los problemas se transforman en militares, puestos en forma de poder y eficiencia. El Comandante supremo determina la política y también se ocupa de los principales problemas administrativos. Este principio, axiomático en lo que a estrategia se refiere, es aplicado a la vida civil en general. Un líder un solo pueblo, quiere decir un amo y millones de esclavos. 

Los intermediarios políticos, quienes son, en todas las sociedades, los que garantizan las libertades, desaparecen para darle lugar a un Dios que calza botas y espuelas sobre las silenciosas masas.” Las limpiezas étnicas e ideológicas son las caras más sucias del terrorismo de Estado, afortunadamente sus perpetradores son perseguidos como delincuentes internacionales y sus crímenes en contra de la humanidad son ventilados en tribunales internacionales; aunque todavía falte mucho para una verdadera justicia global, el camino está marcado y los terroristas de Estado son cazados sin piedad.

 

Saul Godoy Gomez

saulgodoy@gmail.com
@godoy_saul

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jueves, 6 de febrero de 2014

EDDIE A. RAMÍREZ S., TV- FANB

La fracción roja de la Fuerza Armada  se asoció con el PSUV para lanzar  al aire este nuevo canal que es un bochorno para el país y para nuestra institución armada. Lo primero que cabe preguntar es si la misma requiere de un canal de televisión para divulgar sus actividades. Evidentemente este canal no se justifica, ya que a un costo muy bajo  la Fuerza Armada podría divulgar sus actividades a través de programas en los numerosos  medios de la hegemonía comunicacional oficialista.  Además, dudamos  del interés de los ciudadanos, incluidos los propios  militares, en sentarse frente al televisor a presenciar un tema tan específico y nada  recreativo.

¿Por qué   la ministra de la Defensa autorizó el cuantioso gasto que significa mantener un canal de televisión? La respuesta es obvia: para hacer proselitismo político  entre los efectivos militares. Esta conclusión se deriva del contenido de la programación de TV-FANB, el cual debe ser rechazado por todos los demócratas.  No solo contiene loas desmesuradas hacia el difunto comandante, sino que es una descarada propaganda al llamado socialismo siglo XXI y a la gestión gubernamental.

Discursos, inauguraciones, recitaciones de poemas y ¨Enseñanzas de Chávez¨ constituyen gran parte del diario menú. En  ¨Entrevistas bolivarianas¨ presentan a un capitán  que descalifica a la burguesía y cuyo arsenal de citas son el Ché Guevara y Mao.  En  ¨Mujeres con guáramo¨ promueve  a las damas del PSUV que ocupan lo más altos cargos en el TSJ, Fiscalía,  Contraloría, CNE, Defensoría del Pueblo y Asamblea Nacional, así como a la conocida ¨Caperucita roja¨. Anuncian un  Noticiero imparcial, sin sesgo, pero solo aparecen los actos y voceros oficiales. Todo el día intercalan artistas que cantan ditirambos a la revolución y al difunto.  

Cabe preguntarle a la señora Ministro de Defensa por qué permite esa ideologización de la Fuerza Armada  y si, aunque haya llegado por mérito propio a ocupar esa cartera,  también quiere pasar a la historia como las damas sumisas y sin méritos  que ocupan altos cargos civiles.   Somos respetuosos de la oficialidad institucional y rechazamos esta injerencia política. Por otra parte, señora ministro, ¿qué justificación tiene reencauchar al mayor general Motta Domínguez, así como ascender a Cabello y Arias Cárdenas? ¿Qué razonamiento privó para crear un banco  de la Fuerza Armada que será otro  foco de corrupción? ¿Podría pensarse que Maduro quiere proyectar la imagen de que este es un gobierno en el que mandan los militares para después culparlos del fracaso de su gestión? ¿Acaso alguien con dos dedos de frente puede pensar que las medidas económicas del  régimen tendrán éxito? 

Como en botica: Existen  indicios de que los partidos que integran la MUD decidieron que la unidad no tiene valor en un año en el cual no hay elecciones. Craso error. La unidad es importante para salir lo antes posible de este régimen por vía constitucional. Los partidos se reivindicaron cuando lograron la unidad para los eventos electorales. Ahora les corresponde mantener esa unidad, aunque puedan haber diferentes estrategias, siempre y cuando ninguna de ellas sea para atornillar al régimen ¡No más prisioneros políticos, ni exiliados!.

eddiearamirez@hotmail.com

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miércoles, 1 de agosto de 2012

FERNANDO MIRES, LA CONTRADICCIÓN PRINCIPAL

Escribió Doris Lessing en sus memorias que su segundo marido, dirigente comunista alemán, la subyugó con una frase con la cual comenzaba todas sus alocuciones: “Hay que diferenciar la contradicción principal de las secundarias”. Gracias a esas palabras, el tremendo desorden mental de esa jovencita que llegaría a ser una de las más grandes escritoras de su siglo, comenzaba a estructurarse: el caos se convertía en sistema, y la inseguridad en certeza. 
Mao Tse Tung fue más allá del marido de Doris Lessing. Con esa simpleza más confuciana que marxista con la cual cautivó a Henry Kissinger, establecía que siempre hay que hacer la diferencia entre la contradicción principal con la parte principal de la contradicción. De más está agregar que para los jóvenes de mi generación, a mediados del pasado siglo, esas frases que hoy nos parecen tan elementales, eran reveladoras.
Sin embargo, hasta las más grandes revelaciones terminan por aburrir. Así ocurrió un día que asistía a la clase de un renombrado profesor marxista de la Universidad de Chile quien no se cansaba de repetir: “hay que diferenciar la contradicción principal de las secundarias”. De pronto, uno de esos estudiantes anárquicos que nunca faltan, preguntó: “Profesor ¿y quién determina cuándo una contradicción es principal o secundaria?". El maestro lo miró de modo homicida; mas, sobreponiéndose al desacato, soltó una larga tirada teórica sobre las leyes de la historia. No obstante– y eso fue lo decisivo- no respondió a la pregunta.
Quien respondió a la pregunta – quién lo iba a pensar- fue el mismo Mao Tse Tung.
Durante los años cincuenta, afirmaba el líder chino que la contradicción principal era la que existía entre el comunismo y el capitalismo y la parte principal de la contradicción era entre China y el imperialismo norteamericano. Pero a comienzo de los sesenta, Mao escribió que la contradicción principal era entre capitalismo y comunismo, y la parte principal de la contradicción era entre China y el social-imperialismo ruso. A fines de los sesenta, Mao afirmó, en cambio, que la principal contradicción era entre China y el imperialismo ruso y luego se acabó la diferencia con la parte principal de la contradicción.
“Chino sinvergüenza” –me dije-: “arregla la historia universal según su conveniencia”. Pero al menos, gracias a Mao obtuve la respuesta, respuesta que hoy puedo formular en forma de tesis. La tesis dice así: “No existe una contradicción principal, válida para todo tiempo y lugar, sino sólo para quienes la plantean”.
De este modo, para una persona moralista, la contradicción principal será entre el bien y el mal. Para una religiosa, entre Dios y el diablo. Para quien crea en macrosistemas, entre capitalismo y comunismo. Para los enloquecidos líderes de Sudamérica, entre “Patria o Muerte”. Para economistas soporíferos, entre neoliberalismo y estatismo. Y para más de algún argentino, entre Boca y River.
Lo dicho no significa por cierto suscribir una posición nihilista tipo New Age (“todo da igual”). Las contradicciones principales existen, es lo que quiero acentuar, pero ninguna es universal. O dicho de acuerdo a mi tesis, existe sólo para quienes las plantean. Es por eso que yo sugeriría que siempre cuando alguien quiera establecer alguna contradicción principal, escriba antes, “desde mi perspectiva”, “según mi experiencia”, o simplemente: “para mí”. Nadie tiene el derecho de imponer sus contradicciones a los demás.
Voy a poner un ejemplo. Para mí, desde mi perspectiva, y según mi experiencia, la contradicción principal que cruza políticamente al mundo de hoy (escribo políticamente, no social, no económica, no culturalmente) es la que se da entre democracia y dictadura. Me explico:
Si aceptamos que la evolución de lo simple hacia lo complejo existe (es la premisa) eso quiere decir que así como hay una evolución económica -que va de la recolección y la caza, sigue a través de la agricultura y la ganadería, luego pasa por la industria pesada, hasta llegar a la industria digital- hay también una evolución política.
De la horda a la dominación tribal; luego la monarquía absoluta, pasando por la monarquía parlamentaria, hasta llegar a la democracia moderna –la peor forma de gobierno con excepción de todas las demás (Churchill)- hay una indesmentible evolución. Y como ocurre en toda evolución, la política también reconoce involuciones, aunque al final esa luz efímera que asomó por primera vez en Atenas se mantiene e impone. En fin, creo que cuando Benedetto Croce escribió su libro clásico: “La historia como hazaña de la libertad”, no estaba equivocado.
Habrá por lo tanto que hacer justicia al siglo XX. Cierto es que fue el más cruento de la historia. Pero también es cierto que las dos más grandes contrarrevoluciones antidemocráticas de la era moderna, la nazi y la comunista, fueron derrotadas. Más aún: las revoluciones democráticas del siglo XX han sido continuadas por movimientos sociales (feministas, ecologistas y, más recientemente, protestas en contra de la globalización financiera, culminando con “los indignados” de la Puerta del Sol).
Las rebeliones antidictatoriales del mundo árabe, religiosas o no, son parte de la larga caminata que alguna vez llevará hacia esa comunidad republicana de naciones con la cual soñaba Emmanuel Kant.
Incluso en América Latina, la era caudillista y militar que se originó desde los días independentistas, va quedando atrás. Cierto es que hay fuertes regresiones. Los personalismos autocráticos emergidos a finales del siglo XX y consolidados a comienzos del XXl representan en el fondo compromisos entre la dominación dictatorial que primaba en el pasado y la forma democrática que hoy tiende a predominar a escala mundial.
Luego, si aplicamos la antigua tesis de Mao a la política contemporánea, tendríamos que decir: la contradicción política principal de nuestro tiempo es la que se da entre dictadura y democracia.
Y, visto el tema desde una perspectiva latinoamericana, sería posible agregar: la parte principal de la contradicción es la que se da entre proyectos militaristas y/o autocráticos (Venezuela, Nicaragua, Bolivia entre otros) y proyectos políticos democráticos. Pienso, además, que esa contradicción no sólo existe entre diversas naciones, sino también al interior de cada una de ellas.
También pienso que si el día 07. de Octubre triunfa en Venezuela el proyecto democrático y social de Capriles por sobre el proyecto militarista, mitómano y autocrático que representa Chávez, la lucha por la democracia continental habrá dado un gran paso adelante.
fernando.mires@uni-oldenburg.de

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