BIENVENIDOS AMIGOS PUES OTRA VENEZUELA ES POSIBLE. LUCHEMOS POR LA DEMOCRACIA LIBERAL

LA LIBERTAD, SANCHO, ES UNO DE LOS MÁS PRECIOSOS DONES QUE A LOS HOMBRES DIERON LOS CIELOS; CON ELLA NO PUEDEN IGUALARSE LOS TESOROS QUE ENCIERRAN LA TIERRA Y EL MAR: POR LA LIBERTAD, ASÍ COMO POR LA HONRA, SE PUEDE Y DEBE AVENTURAR LA VIDA. (MIGUEL DE CERVANTES SAAVEDRA) ¡VENEZUELA SOMOS TODOS! NO DEFENDEMOS POSICIONES PARTIDISTAS. ESTAMOS CON LA AUTENTICA UNIDAD DE LA ALTERNATIVA DEMOCRATICA
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jueves, 12 de junio de 2014

BEATRIZ DE MAJO, VENEZUELA Y EL ESCENARIO ELECTORAL COLOMBIANO

Todo el mundo se pregunta cómo nos irá a los venezolanos con el nuevo presidente de los colombianos. La variación que pueda haber en la relación es clave para ambos países por distintas razones.
De ser Santos el seleccionado para repetir, le conviene a este mantener el statu quo con Venezuela  aunque a  su país la aparente buena relación entre los dos presidentes no le haya redituado buenos beneficios. Si vemos las cosas de cerca hay que considerar que buena parte de la deuda de Venezuela a Colombia está aún sin pagar y a ella se han sumado nuevas, entre otras la de Avianca. La cifra monta a varias centenas de millones de dólares difíciles de deleznar. Pero peor que eso, el comercio bilateral – léase las exportaciones colombianas  a Venezuela que es lo único que tradicionalmente ha contado- se ha “”descolgado” de 7.300  millones de dólares en 2008 a cerca de 1.000 este año, a pesar del afecto mutuo declarado por los dos colegas de Miraflores y Nariño. Como si lo anterior fuera poco, a las importaciones del país vecino se las hostiga en la frontera venezolana y las aduanas bolivarianas les aplican requisitorias mucho más severas que a las de otros países. Sin embargo,  exhibir unas relaciones calmadas con el vecino  le sirve a JM Santos para que no tener  un motivo de urticaria en las negociaciones de paz con las FARC y para mostrar al mundo un talante conciliador.
A Zuluaga las relaciones con Venezuela le importan en la medida en que la Revolución bolivariana o el “Castro-Chavismo”, como lo llaman ahora en suelo vecino, no intenten replicarse más allá de la frontera del Arauca. No creo que le quite el sueño que el narcotráfico venga a refugiarse en suelo nuestro, pero sí que la guerrilla se mantenga activa como consecuencia de la buena pro y de los dineros de tal castro-chavismo. Veríamos al nuevo mandatario, como lo ha prometido, acudir a los organismos internacionales que velan por la democracia, la paz del continente y por los derechos humanos, a replantear temas espinosos sobre sus transgresiones en Venezuela, a los que la comunidad de naciones le prestará más atención de la que le presta hoy. Tampoco sería raro, dado el talante agresivo del gobierno de Caracas  y su incapacidad de relacionarse con quien les adversa, que la designación de este líder uribista traiga como consecuencia la declaratoria de una nueva crisis y otra brecha de distancia o de conflicto a sobreponer.
¿Que nos conviene a los venezolanos, entonces, que ocurra en la segunda vuelta de las elecciones colombianas    La verdad es que nuestro país, en la hora actual, se encuentra en el peor de los mundos . Un status quo con Santos nos servirá apenas para que Colombia siga acogiendo buena gana a los inversionistas pequeños y medianos que a diario huyen  de nuestro país. Pero no para mucho más. Colombia bajo la conducción de Juan Manuel Santos no ha sido capaz de alzar su voz contra los desafueros antidemocráticos venezolanos y ello, a pesar de que conocen más de cerca que ninguno la represión, las violaciones a los derechos fundamentales y perversa concentración de todos los poderes. Sus actuaciones en UNASUR y la OEA así lo certifican   ¿Es ese el socio que necesitamos del otro lado de la frontera?
De ser Zuluaga el ungido por la voluntad popular, Bogotá pondrá en el ventilador global los problemas que nos aquejan porque una perversa metástasis de los dramas venezolanos le haría mucho daño a Colombia. Eso ocasionaría la perversión de las relaciones políticas entre las dos naciones  de manera sensible o fatal y las económicas- que ya sabemos que son flacas-  seguirán la indetenible picada que se inició desde la época de Hugo Chávez.
La batalla electoral está planteada como un “final de fotografía “en el que la decisión del electorado puede inclinarse a favor de cualquiera de los dos candidatos. El ganador se enfrentará a un país harto complejo con solo la mitad de los votantes de su lado. El presidente electo tendrá el plato lleno con sus propias turbulencias. Venezuela, en ese mapa, no jugará sin duda un papel de mucha relevancia.  
Beatriz De Majo
bdemajo@gmail.com
@beatrizdemajo

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lunes, 9 de junio de 2014

BEATRIZ DE MAJO, VENEZUELA Y EL ESCENARIO ELECTORAL COLOMBIANO

Todo el mundo se pregunta cómo nos irá a los venezolanos con el nuevo presidente de los colombianos. La variación que pueda haber en la relación es clave para ambos países por distintas razones.

De ser Santos el seleccionado para repetir, le conviene a este mantener el statu quo con Venezuela, aunque a su país la aparente buena relación entre los dos presidentes no le haya redituado buenos beneficios. Si vemos las cosas de cerca, hay que considerar que buena parte de la deuda de Venezuela con Colombia está aún sin pagar y a ella se han sumado nuevas, entre otras la de Avianca. La cifra monta a varias centenas de millones de dólares difíciles de deleznar. Pero, peor que eso, el comercio bilateral –léase las exportaciones colombianas a Venezuela que es lo único que tradicionalmente ha contado– se ha “descolgado” de 7.300 millones de dólares en 2008 a cerca de 1.000 millones este año, a pesar del afecto mutuo declarado por los dos homólogos de Miraflores y Nariño. Como si lo anterior fuera poco, a las importaciones del país vecino se las hostiga en la frontera venezolana y las aduanas bolivarianas les aplican requisitorias mucho más severas que a las de otros países. Sin embargo, exhibir unas relaciones calmadas con el vecino le sirve a Juan Manuel Santos para no tener un motivo de urticaria en las negociaciones de paz con las FARC y para mostrar al mundo un talante conciliador.

A Zuluaga las relaciones con Venezuela le importan en la medida en que la revolución bolivariana o el “castro-chavismo”, como lo llaman ahora en suelo vecino, no intenten replicarse más allá de la frontera del Arauca. No creo que le quite el sueño que el narcotráfico venga a refugiarse en suelo nuestro, pero sí que la guerrilla se mantenga activa como consecuencia de la buena pro y de los dineros de tal castro-chavismo. Veríamos al nuevo mandatario, como lo ha prometido, acudir a los organismos internacionales que velan por la democracia, la paz del continente y por los derechos humanos para replantear temas espinosos sobre sus transgresiones en Venezuela, a los que la comunidad de naciones prestará más atención de la que les presta hoy. Tampoco sería raro, dado el talante agresivo del gobierno de Caracas y su incapacidad de relacionarse con quien les adversa, que la designación de este líder uribista traiga como consecuencia la declaratoria de una nueva crisis y otra brecha de distancia o de conflicto a sobreponer.

¿Qué nos conviene a los venezolanos, entonces, que ocurra en la segunda vuelta de las elecciones colombianas? La verdad es que nuestro país, en la hora actual, se encuentra en el peor de los mundos. Un status quo con Santos nos servirá apenas para que Colombia siga acogiendo de buena gana a los inversionistas pequeños y medianos que a diario huyen de nuestro país. Pero no para mucho más. Colombia bajo la conducción de Juan Manuel Santos no ha sido capaz de alzar su voz contra los desafueros antidemocráticos venezolanos, y ello a pesar de que conocen más de cerca que ninguno la represión, las violaciones de los derechos fundamentales y la perversa concentración de todos los poderes. Sus actuaciones en Unasur y la OEA así lo certifican. ¿Es ese el socio que necesitamos del otro lado de la frontera?

De ser Zuluaga el ungido por la voluntad popular, Bogotá pondrá en el ventilador global los problemas que nos aquejan porque una perversa metástasis de los dramas venezolanos le haría mucho daño a Colombia. Eso ocasionaría la perversión de las relaciones políticas entre las dos naciones de manera sensible o fatal y las económicas –que ya sabemos que son flacas– seguirán la indetenible picada que se inició desde la época de Hugo Chávez.

La batalla electoral está planteada como un “final de fotografía” en el que la decisión del electorado puede inclinarse a favor de cualquiera de los dos candidatos. El ganador se enfrentará a un país harto complejo con solo la mitad de los votantes de su lado. El presidente electo tendrá el plato lleno con sus propias turbulencias. Venezuela, en ese mapa, no jugará, sin duda, un papel de mucha relevancia. 

Beatriz De Majo
bdemajo@gmail.com
@beatrizdemajo

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domingo, 24 de marzo de 2013

CARLOS E. AGUILERA A., EL ODIO EN EL ESCENARIO ELECTORAL

No ha habido espacio en el que Maduro, Cabello, Jaua, Jorge Rodríguez y otros voceros del oficialismo descarguen su visceral odio en contra del candidato presidencial de la oposición Henrique Capriles.
En sus diatribas utilizan injuriosos adjetivos con los que pretenden descalificarlo para hacer mella a su candidatura, pero ignoran que este agavillamiento, aunado al ventajismo del poder,(recursos económicos, utilización de bienes del estado, medios públicos de TV, emisoras comunitarias, periódicos, revistas, quincenarios y panfletos), lejos de perjudicar a Capriles le está brindando en este nuevo reto, un inconmensurable apoyo moral no sólo de quienes depositaron su confianza en su candidatura presidencial en el pasado proceso electoral en el que obtuvo nada más y nada menos, que 6.700.000 millones de votos, sino también de gentes que por múltiples razones se abstuvieron en aquella ocasión de depositar su voto.
Y estamos hablando de más de 3.000.000 millones de venezolan@s que ahora ven en la candidatura presidencial del flaco, la expiación de sus “mea culpa” que permitió se atornillaran en el poder  los que ahora no ocultan su ambición por mantenerse en el mismo.
Pero, volviendo al inicio del tema de este artículo de opinión, el odio que expresan en sus declaraciones, ruedas de prensa, entrevistas por VTV y medios del oficialismo estos personeros del partido de gobierno contra Capriles, es una manifiesta demostración de lo que algunos expertos psicólogos califican que este sentimiento proviene del nacimiento y la crianza que a posteriori se convierten en caldo de cultivo de reacciones y sentimientos ruines, pues muchos de quienes expresan odio, en algún momento fueron ignorados, rechazados, maltratados o abandonados y son respuestas que en ocasiones nacen del odio por si mismo.
Entendemos y de acuerdo a lecturas que a lo largo de nuestra carrera profesional hemos realizado, el odio tiene una función de autoprotección de la dignidad, de defensa del ego, pues una válvula del resentimiento o la respuesta a una injusticia notable o reiterada, pero pese a las formas de justificación que puedan tener, es negativo en muchos aspectos, pues además afecta la salud, especialmente el sistema inmune, el hígado y el corazón. Se ha llegado incluso –de acuerdo a numerosas investigaciones – a encontrar relación entre algunos tipos de cáncer y odios profundos no perdonados.
En el marco de las relaciones personales, el odio es un mortífero veneno que impide el encuentro, la comunicación, la armonía y la convivencia basada en la comprensión, el acuerdo, el aprecio y el respeto. Odiar es muy fácil,  pues solo basta con pensar que somos los buenos, los indicados, las víctimas. Menos fácil es dejar de odiar, ya que se requiere mente abierta y corazón dispuesto, para enfrentar el veneno. No hay mucha ciencia en quejarse, morder, gritar, insultar, maldecir y golpear. Para eso sólo basta seguir el instinto animal; tener una excusa, elegir un enemigo y verter en la sangre un poco de adrenalina.
Nunca antes en la historia de Venezuela, en los procesos electorales durante el quinquenio democrático, en la era pre chavista, se había utilizado el poder con tanta abulia, abuso, prepotencia e insultos de toda índole con lenguaje vulgar y falta de respeto contra los adversarios que aspiran a dirigir los destinos de la nación. A ello sumamos el caos  tan profundo, que lo sume en una dolorosa tragedia. Un país en el que  entre otras cosas, la corrupción se ha convertido en un virus mortal que está desarticulando todas las arterias vitales que sustentan su estructura social así como son los principios éticos y espirituales, los valores morales y cívicos, que constituyen el pedestal sagrado que alimenta e impulsa su civismo, desarrollo y grandeza. 
Y es que el candidato del oficialismo está más distraído en atacar a su adversario Capriles, por lo que no ha tenido tiempo en los 100 días que lleva al frente del poder,  para apagar el fuego de la indignación popular que él mismo suscita por falta de un programa de gobierno, serio y responsable como le impone y exige su alta investidura. Esta laxitud ha profundizado la crisis económica, así como de la impunidad ante el incremento de la inseguridad que tanto daño le está haciendo a la familia de miles de hogares venezolanos, y que jamás se había registrado en la historia del país.
Maduro olvidó que su más alto compromiso no es con la tan cacareada y mal llamada revolución bolivariana,  sino con el colectivo nacional anhelante de la paz y tranquilidad de la que siempre disfrutó en años pretéritos.
Tienen vigencia ahora más que nunca las palabras de Lord Chesterfield, quien en cierta ocasión subrayo: "La gente odia a quienes les hacen sentir su propia inferioridad".
Miembro fundador del Colegio Nacional de Periodistas (CNP-122)
careduagui@yahoo.com
@_toquedediana

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