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LA LIBERTAD, SANCHO, ES UNO DE LOS MÁS PRECIOSOS DONES QUE A LOS HOMBRES DIERON LOS CIELOS; CON ELLA NO PUEDEN IGUALARSE LOS TESOROS QUE ENCIERRAN LA TIERRA Y EL MAR: POR LA LIBERTAD, ASÍ COMO POR LA HONRA, SE PUEDE Y DEBE AVENTURAR LA VIDA. (MIGUEL DE CERVANTES SAAVEDRA) ¡VENEZUELA SOMOS TODOS! NO DEFENDEMOS POSICIONES PARTIDISTAS. ESTAMOS CON LA AUTENTICA UNIDAD DE LA ALTERNATIVA DEMOCRATICA
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martes, 19 de octubre de 2010

UN PAÍS QUE DEVORA A SUS HIJOS. SIXTO MEDINA

Harto conocido es el texto desgarrador erróneamente atribuido a Bertolt Brecht del pastor protestante, victima del Holocausto, Martin Niemöller, encarcelado de 1937 a 1945 por el régimen de Hitler: “Cuando vinieron a buscar a los judíos, callé: yo no era judío. Cuando vinieron a buscar a los comunistas, callé, yo no era comunista. Cuando vinieron a buscar a los sindicalistas, callé, yo no era sindicalista. Cuando vinieron a buscar a los católicos, callé, yo no era católico. Cuando vinieron por mí, para entonces, ya no había nadie para protestar”. Para los lectores de Tal Cual y muchos venezolanos, este poema es muy conocido, arroja luz sobre el significado que tenía entonces y tiene hoy.

La violencia en sus manifestaciones polimorfas es la negación acabada de que el mal no siempre le acontece al otro; de que todos somos absolutamente todos, somos virtualmente, padres (madres, hermanos o hijos) del dolor. Las madres que padecen el sufrimiento inscrito en sus vidas por una maldita movida del azar (¿”por qué a mí y no a otra?”); los padres o madres de los presos y perseguidos políticos, de los caídos en las calles de nuestro país por el hampa desatada, de los muertos en los barrios y de otros tantos jóvenes victimas cada fin de semana del gatillo fácil a lo largo y ancho de nuestra nación, constituyen el testimonio incontestable de que nadie está exento del estatuto de ofrenda debida a la violencia individual o institucional.

El delito se ha extendido en nuestro país y las proporciones a que ha llegado exceden la imaginación. El agravante está en que los organismos policiales encargados de perseguirlo se han corrompido. Así lo siente la ciudadanía. El cobro por funcionarios policiales a pequeños y medianos empresarios, el atraco al trabajador que regresa rendido de la labor cumplida, el asalto a quienes transitan por la calle es una diaria práctica que viene minando la confianza del ciudadano. Es el drama en que, precisamente, se debate una sociedad cuando carece de respuesta a los problemas reales.

Así como en la Grecia arcaica el mítico Cronos, dios del tiempo, devoraba a sus hijos, Venezuela ha venido devorando durante los últimos años a los suyos. En una suerte de letal compulsión a la repetición, la sociedad y un Estado filicida, diezman una y otra vez a las jóvenes generaciones.

No hay nada en el mundo que debilite más a una nación que la existencia de una justicia comprometida. En los albores de la modernidad, y asentados sobre la teoría del contrato social, los ideales republicanos nacerían de la hipótesis de que el individuo ha pactado con el soberano la cesión de su libertad natural a cambio de protección. Ese acto fundacional señala el pasaje del estado de naturaleza a la sociedad civil, cuya finalidad es evitar y remediar inconvenientes del estado de naturaleza que se producen forzosamente cuando un individuo o gobierno es juez y parte. Hay que decir al mismo tiempo que confrontados con la falta de cumplimiento del contrato por una de las partes, la legitimidad del reclamo de los padres o madres que han perdido o no a un hijo radica en la insuficiencia e incapacidad del gobierno para combatir el delito.

sxmed@hotmail.com

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martes, 31 de agosto de 2010

LA MUERTE DE FRANKLIN BRITO, UNA TRIBUNA PARA VOCES DEL DECORO, MERCEDES MONTERO

En la noche del 30 de agosto, 2010, falleció en el Hospital Militar de Caracas el productor agrícola Franklin Brito. Una noticia triste pero esperada desde hace ya algunos días.

La lucha que Brito diera en la defensa de sus derechos le deja a la nación una lección que ojalá aprenda. Analicemos con conciencia la ruta amarga de su lucha:

Brito era productor agrícola en el estado Bolívar, a quien por hacerle ver a las autoridades locales los errores cometidos con respecto a las siembras, le fue aplicado un artificio legal para confiscarle su fundo.

Brito tomó acciones legales ante las autoridades competentes, demostró la propiedad de sus tierras que estaban en plena producción, sin embargo no logró justicia alguna.

Brito decidió protestar con huelga de hambre en la plaza de su pueblo, se amputó un dedo, sin resultado alguno. Se trasladó a Caracas e inició una huelga de hambre en la entrada de la Sede de la OEA, que duró desde el 2 de julio hasta el 7 de diciembre, 2009. La huelga le costó a Brito la pérdida de 48 kilos.

En Septiembre, 2009 se desarrolló frente a la sede de la OEA en Caracas la huelga de hambre del Movimiento Estudiantil, que como avergonzaba a Chávez, movió al inefable José Miguel Insulza, secretario general de la OEA a enviar una comisión para tratar de arreglar la situación. La presencia de Brito en ese espacio molestaba a los funcionarios del organismo, por lo tanto tenía que ser removida

Una representante del Ministerio Público fue a negociar con Brito quien habiendo sido engañado con anterioridad sólo cedió cuando creyó que las garantías que le habían ofrecido eran reales. Fue trasladado a un centro médico privado, donde comenzó a recibir la mejor atención posible.

Mientras tanto la comisión de la OEA entablo diálogo con los representantes del Movimiento Estudiantil, se llegó a un acuerdo de que serían oídos en la OEA quedando levantada la huelga de hambre. El acuerdo con Brito quedó en el aire, haciéndole darse cuenta que había vuelto a ser engañado.

Brito volvió a su protesta frente a la sede de la OEA el 11/12/09, no estando los estudiantes; solo muy poca gente le brindó compañía. El 13/12/09 fue sacado a la fuerza del frente de la OEA por una representante del Ministerio Público y trasladado a la Unidad Psiquiátrica del Hospital Militar de Caracas, alimentado a la fuerza y declarado mentalmente enfermo. Su esposa Elena asumió gallardamente la continuación de la huelga de hambre, pero fue dejada sola, muy pocas almas generosas la acompañaron mientras estuvo frente a la Sede.

La inseguridad llevó a Elena de Brito a buscar un lugar con más protección y solidaridad humana para continuar con su protesta. El día 11/01/10 se presentó en la Iglesia de San Juan Bosco en Altamira y le pidió a los sacerdotes que le permitieran continuar con su lucha en la puerta principal de la Iglesia. Elena levantó la huelga de hambre el 25/02/10, tenía una familia por la que velar

Fueron meses de altibajos en la protesta de Brito, promesas que se hacían y deshacían, lo que permanecía incólume era su voluntad. Durante ese tiempo su esposa Elena y su hija Angela llamaron varias veces a protestas enfrente al Hospital Militar, poca gente asistía o recordaba la protesta, la mayoría la ignoraba.

Cuando Brito asumió la huelga de sed, fue trasladado a la Unidad de Cuidados Intensivos, ubicándolo en el área de almacenamiento de medicinas, con luz prendida toda la noche, gente entrando y saliendo y aire acondicionado muy alto, las condiciones eran una tortura para Brito.

Al morir, la familia Brito emitió un comunicado, transcribo uno de sus párrafos más expresivos:
“El cuerpo de Franklin Brito muere en la institución militar donde lo mantenían retenido en contra de su voluntad. El gobierno del Presidente Hugo Chávez ignoró la petición de Franklin, el clamor de su familia y los llamados de los organismos internacionales para permitir que tuviera acceso a asistencia médica elegida por él mismo y, por lo tanto, merecedora de su confianza. Por eso, la familia Brito por ahora se abstiene de emitir opiniones sobre las causas directas del deceso, en virtud de las insólitas e inhumanas circunstancias que lo rodearon”.

La “revolución castro comunista” que progresa en Venezuela y la muy lamentable indolencia de la nación han producido un nuevo mártir.
Que esta muerte llame a reflexión a la nación, así como se perdió a Brito, se puede perder nuestro país!
Mercedes Montero - mechemon99@yahoo.co.uk
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sábado, 10 de octubre de 2009

LA VIOLENCIA DESANGRA CARACAS, MAYE PRIMERA (EL PAÍS)

Visto así -tendido en la camilla de aluminio, en la morgue del hospital- pareciera que las balas no lograron interrumpir el sueño de Jefferson. Hace unas horas lo mataron en su cama, mientras dormía, de cuatro disparos cruzados en el pecho. Tenía 16 años y su asesino, un amigo del barrio y de la infancia, ronda la misma edad. Él y la procesión de cadáveres adolescentes que se apilan a su alrededor a medida que avanza la noche del viernes, confirman la regla universal de que los difuntos siempre parecen dormidos. También validan la estadística local de que los chicos más pobres, de 16 a 22 años, son las víctimas predilectas de la violencia que cada fin de semana se carga entre 30 y 50 vidas en Caracas.

La teoría del comisario Darío Caraballo es que sólo la lluvia calma esta guerra, que en 2008 dejó un parte de más de 1.900 asesinatos por violencia común y ha convertido a la capital de Venezuela en la segunda ciudad más peligrosa del mundo, después de Ciudad Juárez y por delante de Bagdad, según un estudio de la ONG mexicana Consejo Ciudadano para la Seguridad Pública. Caraballo es uno de los encargados de coordinar el trabajo de los 140 policías municipales que cada noche patrullan el barrio de Petare: una sucesión de infraviviendas de ladrillo rojo que cubren por completo los montes del este de Caracas, que se comunican por unas pocas calles y un complicado laberinto de escaleras, y donde viven unos dos millones de personas. A falta de hombres, armas apropiadas y mejores sueldos, la policía no puede más que encomendarse al clima. "Ni a los malandros [delincuentes juveniles] les gusta mojarse, así que cuando llueve suele haber menos homicidios", reconoce el jefe policial.

Pero nunca llueve lo suficiente. Sólo en un fin semana, el último de septiembre, 34 personas fueron asesinadas en Caracas. Cuatro de ellas murieron la noche del viernes en Petare. El primer cuerpo tiroteado que ingresó en uno de los dos hospitales del barrio fue el de Jefferson Michael Ibarra Marrero.

"Déjamelo quieto, que él se va a dormir". Cuenta su madre que eso le dijo al asesino, antes de que descargara el cargador de una pistola sobre su hijo. Ella lo presenció todo. Jefferson y el joven de la pistola habían bebido demasiada cerveza. Por un motivo que nadie recuerda, discutieron y se liaron a golpes. Luego Jefferson se fue a su casa. Media hora después, su compañero de juerga entró a su habitación. Disparó sobre él y corrió cerro arriba hasta perderse en el laberinto de escaleras. Los policías de Caraballo llegaron minutos después y ya no lograron alcanzarlo.

Jefferson ya estaba muerto cuando su primo y su hermano lo sacaron del coche patrulla que lo había llevado al hospital. Pidieron a gritos una camilla, pero no había ninguna disponible en la sala de emergencias.

La morgue del hospital no es más que una habitación con aire acondicionado. Las cámaras refrigeradas están averiadas desde hace más de 20 años. La sala de autopsias no funciona desde hace cinco, y ahora es un depósito de los ataúdes que el Estado dona a los indigentes fallecidos.

Cada cadáver permanece allí al menos 24 horas, o hasta que la única furgoneta que los traslada desde los hospitales hasta la morgue central de la ciudad esté disponible. Luego pasan otras 24 horas en la morgue central, o hasta que uno de los forenses de la policía -que practican hasta 37 autopsias un fin de semana cualquiera- certifique la causa del deceso. Para hacer más amena la espera de los deudos, el Ministerio de Interior y Justicia ha colocado un televisor de plasma en las afueras de la morgue central, que reproduce una y otra vez las alabanzas a Dios en vídeo del cantante evangélico Danny Berríos.

"La verdad es que no puedo quejarme. En la morgue me han tratado muy bien". El lunes día 28 de septiembre por la tarde, la policía científica le entregó a Morela Marrero el cuerpo de su hijo Jefferson, que murió el viernes. Con suerte, y gracias al seguro funerario, logró alquilar una capilla para velar a su hijo. Por razones de seguridad, la Cámara Nacional de Empresas Funerarias decidió en 2007 no prestar servicio a las familias de los jóvenes muertos a tiros.

"Es un peligro para todos. Muchos de esos jóvenes han sido miembros de bandas de delincuentes. Y cuando matan al miembro de una banda, los de la banda rival saben que todos sus compañeros y familiares van a estar reunidos en el velatorio, llorando al difunto. Entonces van a la funeraria y les disparan a todos. Y salen perjudicadas familias inocentes". Euro Villalobos, presidente de la Cámara de Funerarias, asegura que al menos dos veces al mes se desatan balaceras de este tipo en las capillas y velatorios de Caracas. Los pistoleros disparan primero al ataúd para cerciorarse de que el enemigo está bien muerto. Luego apuntan a todos los demás. A los rivales y a los que no lo son. La semana pasada mataron a un hombre mayor, que visitaba la funeraria para darle el pésame a un amigo.

En enero de 2008, el Gobierno venezolano desplegó 800 soldados a las calles de la capital como ariete del plan Caracas Segura para "erradicar la acción del hampa". Desde entonces, los guardias nacionales, armados con fusiles de asalto, montan guardia en las esquinas de los barrios: verifican documentos, vigilan, infunden respeto. El barrio los recibe con gusto y alivio.

"Al menos así no desatan tiroteos en las calles principales, sino que los malandros se matan en las escaleras", dice un vecino de la barriada.

A la Asamblea Nacional también se le ha ocurrido aprobar una ley para prohibir la venta de videojuegos sangrientos, que "promueven y glorifican" el crimen, para ayudar a reducir la carga de violencia entre los jóvenes.

Por la liquidez que inyecta en el país la venta de petróleo y por los patrones de consumo venezolanos, es más que probable que el asesino de Jefferson haya tenido en casa una consola de videojuegos. Pero comprar un arma le resultó sin duda más fácil y casi tan barato como comprar una PlayStation. Un revólver del calibre 38 no cuesta más de 250 euros en el mercado negro. Los chicos saben dónde encontrarlos.

La economía familiar de Orlandito, como se apoda el presunto homicida de Jefferson, es casi idéntica a la de su víctima. Se criaron juntos en el Barrio Unión de Petare. Los viernes volvían a juntarse para beber. Jefferson no estudiaba, ni trabajaba. Su madre, y de vez en cuando su hermano mayor, son las únicas fuentes de ingresos. Ella está contratada por el Gobierno en un programa social de distribución de alimentos baratos. Él, en ocupaciones temporales, cargando piedras y arena como obrero de la construcción. Jefferson era el cuarto de seis hijos de una viuda menor de 40 años y único sostén económico de la familia. Para salvaguardar el honor de la familia, aclara en un susurro: "El papá del muchacho sí murió de muerte natural".

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