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LA LIBERTAD, SANCHO, ES UNO DE LOS MÁS PRECIOSOS DONES QUE A LOS HOMBRES DIERON LOS CIELOS; CON ELLA NO PUEDEN IGUALARSE LOS TESOROS QUE ENCIERRAN LA TIERRA Y EL MAR: POR LA LIBERTAD, ASÍ COMO POR LA HONRA, SE PUEDE Y DEBE AVENTURAR LA VIDA. (MIGUEL DE CERVANTES SAAVEDRA) ¡VENEZUELA SOMOS TODOS! NO DEFENDEMOS POSICIONES PARTIDISTAS. ESTAMOS CON LA AUTENTICA UNIDAD DE LA ALTERNATIVA DEMOCRATICA
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jueves, 26 de septiembre de 2013

ELINOR MONTES, PRESERVARLOS DIGNOS Y LIBRES

En ejercicio de nuestra responsabilidad de preservar a nuestros hijos dignos y libres: ¡NO AL ADOCTRINAMIENTO COMUNISTA EN LA ESCUELA!

Es un crimen permitir que el régimen siga usando la Escuela para construir una “sociedad socialista” cuya doctrina Castro comunista niega nuestra idiosincrasia, nuestras raíces, nuestro deber y derecho a educar a nuestros hijos conforme a nuestros valores y el derecho de nuestros hijos a una educación que promueva la libertad para el desarrollo pleno de su personalidad y de sus capacidades para pensar, creer y crear, hoy más necesarias que nunca en esta sociedad, del conocimiento, donde precisamos de la moralidad, la iniciativa y la creatividad.

Lo anterior y el que la familia sea sustituida por el colectivismo, como célula fundamental de la sociedad, viola gravemente la dignidad y la libertad que por pertenecer a todos, nadie tiene derecho a infringir ni a negociar o entregar.

Es inmoral que el Estado use la participación política en la Resolución 058 para imponer en la Escuela las organizaciones comunitarias de control social, destinadas a fabricar “el hombre nuevo” que profese el pensamiento único del régimen.  

Nuestros hijos tienen derecho a la libertad que durante los 40 años de democracia nos permitió crecer sanos y equilibrados, educarnos, formar criterio, vivir en paz, constituir una familia, prepararnos para la vida y tener futuro. Mientras la rescatamos, debemos reafirmar en ellos nuestros valores morales, especialmente la fe que es sustituida por la adoración al líder y su revolución por encima de todas las cosas; informarnos que les dan día a día en la Escuela, revisarles los libros y cuadernos, explicarles como se les está robando su derecho a ser, a través del PEIC, los textos y las computadoras que “regala” el régimen, donde promueven a la jefatura difunta, su socialismo, sus instrumentos, se reconstruye la historia y mediante medias verdades y mentiras estimulan la injusticia y el odio entre clases (el malo es el burgués –profesional o emprededor exitoso- que oprime al pobre, liberado por la revolución), con lo cual se garantiza que, a excepción de la nomenclatura, todos sean eunucos mentales, pobres y dependientes del régimen por siempre.

También es fundamental informarse sobre la Resolución 058 -fenasopadres@gmail.com, @fenasopadres-, y en ejercicio de nuestra responsabilidad de representar a nuestros hijos, quienes no pueden hacerlo por sí mismos, organizarnos para rechazar masivamente el desconocimiento de la libertad y la dignidad de la persona humana, así como a los derechos, las obligaciones y responsabilidades de los alumnos, padres y docentes por parte del Estado Bolivariano en su pretensión de usar la Escuela para construir un “nuevo modelo de sociedad socialista”.

Proteja y prevenga a sus hijos ya, para luego es tarde.

@elinormontes

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jueves, 26 de marzo de 2009

*DIGNOS E INDIGNOS, CLAUDIO NAZOA, DIARIO VENEZOLANO EL NACIONAL, 23 MARZO 2009, ENVIADO A NUESTROS CORREOS RECOMENDANDO SU PUBLICACIÓN, 25.03.09

En los países comunistas se pasa de digno a indigno sin que los dignos o los indignos se den cuenta de en qué momento eran dignos y cuándo se convirtieron en indignos.

Junto con dos artistas cubanos, talentosísimos y mejores personas, fui invitado por un alcalde a un país de América para realizar una presentación en el marco de las fiestas patronales de un remoto y pequeño pueblo.

Siempre que los humoristas y comediantes venezolanos nos presentamos fuera, nos sentimos estresados porque tememos que nuestra forma de expresarnos no sea entendida. Hemos aprendido que si alguien es bueno en su país tiene posibilidades de tener éxito fuera, tal como ocurrió hace dos años en una competencia internacional humorística en Buenos Aires, donde participaron comediantes de toda América. El primer lugar lo obtuvo Laureano Márquez, el segundo, Emilio Lovera. Esto dice mucho del alto nivel que en la actualidad tiene el humor y la comedia en Venezuela.

Pero el caso del cuento de hoy no es la calidad de los comediantes venezolanos. No.

Se trata del miedo. El terror que causa ser ciudadano de un país como Cuba, donde existe una dictadura. Terminamos con éxito nuestra presentación en el pequeño y frío pueblo y, para nuestra sorpresa, nos enteramos de que entre el público se encontraba el cónsul de Cuba. ¿Qué hacía allí el señor cónsul? Quién sabe. Él se acercó amablemente a saludarnos.

Luego, el alcalde nos invitó a cenar comida típica.

Nos sentamos en una larga mesa y la estábamos pasando muy bien hasta que el cónsul, entre otras cosas, dijo que estaba organizando círculos bolivarianos. Juro que traté de hacerme el pendejo y no opinar para no echar a perder la velada y no comprometer a mis amigos cubanos. Como no opinaba nada, el señor cónsul me preguntó directamente qué me parecía Chávez.

Mis amigos cubanos me miraron con terror porque intuían mi respuesta. Traté de mantener la calma y, para no ser rudo, dije que me encontraba en la acera de enfrente del Gobierno. El cónsul, molesto, respondió: “A ti RCTV te lavó el cerebro. Explícame por qué no te gusta la revolución venezolana”.

Luego de una gran tensión, di una respuesta no necesariamente política:

­Señor cónsul, a mí me gusta cepillarme los dientes con crema dental.
Me gusta bañarme con un oloroso jabón.

Me encanta el papel toilette suavecito y me horroriza imaginar que mi hija, después de estudiar y graduarse en la universidad, tenga que prostituirse con turistas para comprar toallas sanitarias.

Los amigos cubanos casi se desmayan, y el funcionario y sus compañeros trataron de intimidarme preguntándome cómo me llamaba y en qué parte de Venezuela vivía. Con orgullo dije que Venezuela todavía no es Cuba, y en un papelote que servía de mantel anoté mi nombre, mi teléfono privado y mi dirección.

Oportunamente intervino el alcalde y nos calmó proponiendo un brindis por la amistad y la democracia.

Más tarde, en el hotel, mis amigos cubanos, aún asustados y en voz baja, me felicitaron por hacer lo que ellos siempre habían querido hacer.

Estaban aterrados, con miedo de que el cónsul pasara el chisme de que ellos eran mis amigos, cosa que creo ocurrió, porque, y ojalá me equivoque, siento que desde ese día, ellos se alejaron de mí a pesar de la larga amistad que nos profesamos.

Conclusión: Venezuela nunca será como Cuba porque tenemos dignidad. Aquí lo que nunca tendremos es miedo.

¡Pa’lante, es pa’lla!

Claudio Nazoa