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jueves, 24 de junio de 2010

TOMADO DE ARTURO ÚSLAR PIETRI, ORACIONES PARA DESPERTAR, CARACAS: MONTE ÁVILA EDITORES LATINOAMERICANA, 1998., A LOS MILITARES VENEZOLANOS

Transcripción de las palabras dichas en el Auditorio de la Academia Militar en la ocasión de recibir la Condecoración «Orden Militar de la Defensa Nacional», el 27 de agosto de 1991.

Con profundo agradecimiento y dándole todo su valor, recibo hoy esta condecoración que la generosidad de los Jefes del Ejército Venezolano ha decidido atribuirme, y que yo recibo con sincera gratitud como un sello más y una comprobación más de mi indeclinable voluntad de servicio a la gran causa de esta Patria de todos, que tanto merece y a la que tanto estamos en deuda por hacer por ella.
Debo decirles que yo no me siento extraño ni entrometido en esta Casa de los Soldados Venezolanos. Mi bisabuelo paterno, el entonces coronel Juan Úslar, vino a Venezuela en 1818, con doscientos voluntarios ingleses y alemanes, a poner sus espadas al servicio de la Independencia del país y a las órdenes de Bolívar. En esa condición concurrió como jefe de la retaguardia a la Batalla de Carabobo. De modo que tuvo el insigne honor de que su carta de naturaleza de ciudadano venezolano quedara sellada con el plomo de Carabobo. Abundaron en mi familia los militares. Mi abuelo paterno, Federico Úslar, tuvo una actuación destacada en las lamentables y negativas luchas de la Federación. Mi abuelo materno fue el doctor y general Juan Pietri, hombre de gran capacidad intelectual, de apasionada dedicación a su Patria, con una afición de grandeza que topaba y contrastaba con la pequeñez taimada de los hombres con que le tocó actuar, que se había formado en las mejores universidades de Francia y que fue el nervio, el espíritu y la dirección intelectual de lo que se llamó la «Revolución Legalista» de 1892. Mi padre, Arturo Úslar Santamaría, a los 18 años entró en la Escuela Militar de la época, que era la guerra, y dedicó su vida a este empeño. Tuvo siempre gran orgullo de su condición de soldado, guardó con mucho respeto y afecto su viejo sable de oficial y, en las conversaciones familiares, hablaba con admiración y con afecto de aquellos viejos soldados de las guerras civiles con los que le tocó servir o contra los que le tocó combatir. De modo que por eso no me siento extraño en esta casa. Vengo de una herencia de soldados en mi familia y esto hace que, más allá de la comprensión histórica, sienta cierta identificación de la sensibilidad y del sentimiento.

Quiero decirles que no solamente me siento complacido por todos estos motivos de esta ofrenda sino, además «porque es hora de decirlo», es mucho lo que la democracia venezolana le debe a las Fuerzas Armadas Nacionales. No quiero con esto hacer un elogio global. Ha habido fallas. Ha habido unos hombres mejores que otros, pero en su conjunto esta democracia que tenemos, con todas las insuficiencias, ha sido posible y es posible no por la actitud pasiva y sometida de las Fuerzas Armadas, sino por la actitud voluntaria de cooperación y de fe en la causa democrática de Venezuela. Eso ha permitido que en estos treinta y tantos años la democracia venezolana no haya corrido mayores riesgos de ese lado en que tantos riesgos ha corrido en toda la América Latina. Ese honor y ese reconocimiento lo merecen los soldados venezolanos, y yo me complazco en tributárselos aquí.

No podría yo venir solamente a decir un discurso de gratitud. La hora del país es importante, los problemas que nos asedian son grandes, las necesidades de soluciones inteligentes son múltiples y el mundo está cambiando ante nosotros de una manera espectacular y difícil de abarcar. Las cosas que están ocurriendo parecen pertenecer a la fantasía. Nos ha tocado presenciar en estos últimos cuatro o cinco años cosas inauditas: desintegrarse y caer el régimen soviético, derribarse el Muro de Berlín sin disparar un tiro, oír que el jefe supremo político de la Unión Soviética disuelva y declare ilegal el Partido Comunista, ver desaparecer, como por «arte de magia», aquella condición de bipolaridad que mantuvo por casi medio siglo al mundo en la angustia del holocausto nuclear.

Hemos entrado en un nuevo tiempo de inmensas posibilidades, que mal entendemos, que mal vemos, que nos cuesta trabajo realizar y medir en sus verdaderas dimensiones, y que a un país como Venezuela le impone nuevas reflexiones, y que a las Fuerzas Armadas Nacionales le impone igualmente la necesidad de lo que yo pudiera llamar una revaluación, un repensar de su misión y de su papel.

Es muy posible —está en la lógica misma de los hechos— que en los años venideros y por mucho tiempo la amenaza de una agresión militar externa hacia Venezuela disminuya hasta casi desaparecer. De modo que la misión puramente defensiva frente a la amenaza exterior va a perder importancia. No va a desaparecer, desde luego, pero no va a significar esto que la importancia de las Fuerzas Armadas en la vida nacional tenga que disminuir. Yo creo que puede aumentar y creo que puede enriquecerse con muchas otras responsabilidades y tareas que están llamadas a desempeñar.

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El país vive una época difícil económica, financiera, social y política. Son muchos los errores que hemos acumulado, son muchas las necesidades de rectificación y cambio profundo que tenemos por delante. Es mucha la necesidad de un voluntariado nacional para enfrentar los múltiples aspectos de la crisis que nos amenaza y nos rodea. En esa gran empresa las Fuerzas Armadas Nacionales tienen una misión importante. Esa misión consiste en volverse más hacia adentro que hacia afuera. Ya no es tanto el riesgo, afortunadamente nunca realizado, de una agresión militar venida de fuera contra nuestra soberanía pero, en cambio, en este momento hay grandes riesgos dentro del país con respecto a lo que pudiéramos llamar la soberanía interna, el reino de las leyes, la seguridad, la fiabilidad del destino, la esperanza razonable de que vamos hacia un futuro mejor, la necesidad de corregir a fondo muchas cosas, y en esa empresa difícil, que pide y exige una gran voluntad de servicio de todos los venezolanos, los hombres de las Fuerzas Armadas Nacionales tienen un papel irreemplazable.

Se han formado con un ideal de servicio. Tienen una vocación de servir a la Nación, viven sobre unos valores que, con todas las deficiencias y las fallas de individualidades inevitables, se han mantenido a lo largo del tiempo y los caracteriza en el fondo a todos. Puede que pequen pero saben que pecan, mientras que afuera hay quienes pecan y no saben que pecan.

Ese papel que pueden desempeñar las Fuerzas Armadas Nacionales es muy grande. Ese papel está enriquecido en este momento con estas nuevas posibilidades que este nuevo mundo que está emergiendo nos ofrece. Tenemos que asegurar la soberanía interna amenazada por el narcotráfico, amenazada por la impunidad de las invasiones pacíficas. Tenemos que salvar la heredad. Tenemos que preservar el legado histórico. Tenemos que dar casa segura, ambiente de paz, posibilidad de crecimiento a todos los venezolanos, a los de hoy y a los de mañana. Tenemos que crear un ambiente de trabajo en el país y un ambiente de seguridad que no tenemos. No podemos seguir estando abiertos a las invasiones pacíficas e innominadas, que hacen que los avances del equilibrio social se hagan cada día más difíciles y que la realidad de las fronteras desaparezca, que nos pone a la merced de todos los aventureros de todas las especies, desde el narcotraficante hasta el «garimpeiro», que quieran penetrar en el país y hacer a su guisa lo que deseen. Es una empresa de servir al país, de servir al país con el mismo sentido que hasta ahora han mantenido, de servir al país para una democracia efectiva y digna de ser vivida, para darle un destino digno de ser vivido a todos los venezolanos. Y en esa empresa las Fuerzas Armadas Nacionales tienen un papel muy importante que realizar. No pueden reducirse sencillamente a estar presentes para esa emergencia internacional que felizmente va a ser más remota e improbable cada día. La desaparición de la bipolaridad en el mundo plantea en nuevos términos las relaciones internacionales. Está surgiendo un mundo multipolar en el que la rivalidad armada va a descender, un mundo en que el papel de la guerra va a ser más escaso y más difícil, un mundo de competencias tecnológicas, económicas y científicas, un mundo en el que el juego del poder se va a realizar en otros tableros y con otro sentido.

Pero los problemas internos del país van a seguir creciendo en ese mundo. El reservorio de voluntades y el capital humano que Venezuela tiene en los hombres de sus Fuerzas Armadas debe ser utilizado y aprovechado para enfrentar esa lucha, para ayudar en ese combate, para llevar ese espíritu de servicio, esa formación disciplinada, esa fe en los grandes principios a apoyar y afirmar la empresa de Venezuela.

No creo que esto constituya ningún peligro para la democracia venezolana. Las Fuerzas Armadas Nacionales han demostrado hasta la saciedad su condición democrática y mantienen una actitud ejemplar de respeto al poder civil. Han tenido en múltiples ocasiones, algunas de ellas muy dramáticas, la oportunidad de demostrarlo y lo han demostrado. El país no tiene por qué desconfiar de los venezolanos que visten el uniforme y, lejos de desconfiar de ellos, tiene que contar con ellos. Hay allí una gran reserva de voluntades, de capacidades, de vocación de servicio que debe ser aprovechada en la gran empresa de hacer una Venezuela mejor.

Es esto lo que tendríamos que repensar todos los venezolanos. Nos cuesta mucho trabajo a los hombres evadirnos de los prejuicios, revisar las ideas recibidas, repensar con libertad las cuestiones, los problemas y las alternativas, pero las circunstancias del mundo nos piden a los venezolanos de hoy hacer ese esfuerzo, y en la medida en que lo sepamos hacer vamos a garantizarle un futuro mejor a nuestro país. En la medida en que los prejuicio, las torpezas, las pequeñeces que nos han dominado prosigan, condenaremos a Venezuela a seguir perdiendo oportunidades y ocasiones para realizar en su plenitud el gran destino que este país ha tenido prometido siempre y alcanzar el gran destino que merece por los hombres que ha producido y que sigue produciendo.
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martes, 11 de diciembre de 2007

lunes, 10 de diciembre de 2007

*CARTA DEL CN ERNESTO CARRASQUERO MARIÑO AL COGEAR VA ZAHIN ALI QUINTANA CASTRO‏


ZAHIN QUINTANA CASTRO

Vicealmirante Comandante General de la Armada.


Disculpa que no comience mi carta con los términos Navales de consideración y respeto “TENGO EL HONOR DE DIRIGIRME A USTED” porque la verdad no es un honor escribirte y disculpa también que te tutee siendo subalterno pero el respeto se gana no es obligatorio ni se puede imponer. Antes que nada quiero decirte que el respeto por ti lo perdí hace muchos años, ¿recuerdas cuando nos designaron en una Junta Investigadora de Accidentes porque un helicóptero AB-212 que se encontraba operando con la fragata ‘General Soublette” (F-24) aterrizo sin permiso en Curazao? Pues bien en esa oportunidad tú eras el segundo en antigüedad (Después del CN Rivero Mario) y el CA Roberto Watkins les ordenó arreglar la investigación para que fuese el culpable del hecho el CN Humberto Pérez Hernández, comandante de la F-24. Recuerdas que yo les demostré que el responsable de todo lo ocurrido fue el Comando de Guardacostas, es decir el CA Roberto Watkins y tú y el CN Rivero me dijeron “NO TE METAS EN LO HONDO SI NO SABES NADAR”. Recuerdas que yo no participe más en el asunto y no firme el informe porque estaba amañado y a pesar de las consecuencias se lo informe a mi comandante y por supuesto al CN Humberto Perozo. Bueno desde ese día deje de creer en ti y simplemente pensé, bueno es uno mas del montón que esta cuidando su carrera.


Podría extenderme más, con anécdotas y casos donde tú estuviste involucrado pero no vale la pene porque serian nimiedades ante lo que vi en la televisión y me refiero a la rueda de prensa, supuestamente no preparada, en la que participaste. Que tristeza, que deshonra, que dolor, que mal ejemplo, como puedes llegar tan bajo, que esta pasando, como pudiste ser el primero de tu promoción o es que tu hermano también metió la mano en eso. Como es posible que respaldes ese lema “Patria , socialismo o muerte” que va en contra de todo lo establecido, como puedes dormir, como puedes verte en el espejo, como puedes ver a los subalternos, como puedes exigir respeto, subordinación, como puedes comandar una fuerza? Yo no soy quien para decir si tenia futuro en la Armada o no, pero si estoy seguro que yo jamás hubiese sido un oficial revolucionario y mucho menos un Almirante revolucionario, cuya principal característica es permitir violaciones a las leyes y reglamentos y dejar pisotear nuestras tradiciones y costumbres navales.


Tome decisiones personales basadas en mi formación de hogar y militar que me afectaron y trajeron consecuencias, no solo a mi, sino a mi familia, como recordaras los esbirros enfermos del VA Laguna cobardemente arremetieron contra mi esposas e hijas y nadie les tendió la mano y mucho menos recomendaron dejarlas en paz ya que ellas no tenían culpa de nada, vale decir que yo tampoco, pues se me acuso de espionaje y traición y solo por mantener una amistad con el agregado naval de los Estados Unidos.


Volviendo al tema que nos ocupa, como pudiste ser parte de esa rueda de prensa, como es posible que a tu edad hagas el ridículo repitiendo como un loro un lema que viola la Constitución, la dignidad y el honor de un hombre de uniforme. El presidente le dijo excremento a la mayoría de los venezolanos y seguro estoy que algún familiar tuyo esta incluido en el MIERDERO a que hizo referencia tu presidente. Como veras dije a tu edad y no con el grado de Vicealmirante, porque definitivamente te queda inmenso el grado. Me gustaría que estas palabras te llegaran a las manos y me gustaría saber que opinas, pero antes recuerda que yo tengo moral para escribir esto porque nunca acepte, ni fui cómplice, ni me hice el loco ante situaciones que iban en contra de las leyes, reglamentos, la dignidad, el decoro y el honor de nuestra Armada y voy a mencionar algunos hechos solo con el propósito de que los lectores sepan por que lo escribo ya que no todos serán o estarán ligados a la Armada, los navales que lean esto me conocen y tu bien sabes que en la Armada nada esta oculto, todos nos conocemos.


En el año 2002 fui Presidente de la Junta de ascensos de TF a TN y el entonces Inspector General de la Armada, CA Pedro Negrin Ruiz me “SUGIRIÓ” que los oficiales de la lista que tenían un asterisco no deberían ser recomendados para ascenso, cuando le pregunte el porque su respuesta fue: “ellos trabajaban en informática y tenemos información que el 11ABR2000 manifestaron alegría cuando el presidente renuncio” y sin pensarlo le dije: Mi almirante yo solo soy el presidente de la junta de apreciación y no voy a alterar resultados si eso es lo que usted desea designe a otro oficial como presidente, inmediatamente reuní a los miembros de mi junta y se lo manifesté y luego pase la novedad por escrito a través de mi órgano regular. Me negué a comandar un acto en la BNAR cuando me dijeron que tu presidente asistiría uniformado y el motivo fue dignidad y respeto para la institución y para mi, siendo Capitán de Navío no le iba a entregar parte a un Teniente Coronel, así se lo manifesté al Comandante de la BNAR si viene de civil cuente conmigo, pero si viene uniformado yo no voy a hacer el ridículo delante de mis subalternos. Me negué a cumplir una orden arbitraria e inconstitucional emanada del VA Chirinos durante el paro petrolero. Solicite mi cambio cuando me mandaron de comisión a PDV Marina al observar el desastre y las vagabundearías que estaban realizando, pues yo no iba a ser cómplice de eso. Me negué a participar en un video donde, al igual que tu en la rueda de prensa, por ordenes de Miraflores los Comandantes de unidades íbamos a manifestar nuestro incondicional apoyo a tu presidente. Me negué a participar en programa de la hojilla llevado a cabo en los servicios autónomos, en primer lugar por lo asqueroso del programa y en segundo lugar por el matiz político que le iban a dar, cabe destacar que yo era el Director de Relaciones Publicas y sin embargo no participe. Jamás participe en actos políticos y cuando un acto militar comenzaba a tomar matices políticos, porque tu presidente sufre de incontinencia verbal, me retiraba pues yo no iba a ser cómplice. Que lástima Zahin, que pena, que asco, te has preguntado por casualidad que pasara con la Armada cuando esta pesadilla termine, tú crees que serán suficiente unos 35 años para recuperar el honor, la dignidad, el decoro de la Institución, tu crees que la sociedad civil creerá nuevamente en la Armada? Para finalizar, y te lo ruego por lo mas sagrado, después que pases a la honrosa situación de retiro no se te ocurra hacer como el General Baduel, no vayas a salir diciendo que tu presidente lo esta haciendo mal, no vayas a llamar al pueblo, etc. Por favor no lo hagas porque seguirás haciendo el ridículo, como dicen el autobús pasa una sola vez si no te montas lo perdiste, así que después del retiro quédate calladito. En relación al dolor, sufrimiento, angustias, maltratos físicos y psicológicos que sufrieron mi esposa e hijas por parte de los agentes de la Armada, DIM y DISIP por ordenes de Almirantes sumisos y arrastrados como tu, quiero manifestarte que ojala nunca pases por eso, tanto tu como algún miembro de tu familia. Sin otro particular al cual hacer referencia me despido, no sin antes hacer de tu conocimiento que no soy espía, ni traidor a la patria y mucho menos magnicida, nunca actué en contra de mi Armada ni de mi País, quizás toque intereses mezquinos y las miserias de arrastrados como tu, pero siempre actué según mi conciencia, según los valores que me inculcaron mis padres y lo que aprendí en mi Alma Mater la “Escuela Naval de Venezuela” cuyo lema es Dios y Patria, y por tipejos como tu y con el afán de congraciarse con su máximo líder inventaron, como es su costumbre, toda clase de fantasías sin importarle mas que su egoísta enfermedad de alcanzar la gracia chavista.