BIENVENIDOS AMIGOS PUES OTRA VENEZUELA ES POSIBLE. LUCHEMOS POR LA DEMOCRACIA LIBERAL

LA LIBERTAD, SANCHO, ES UNO DE LOS MÁS PRECIOSOS DONES QUE A LOS HOMBRES DIERON LOS CIELOS; CON ELLA NO PUEDEN IGUALARSE LOS TESOROS QUE ENCIERRAN LA TIERRA Y EL MAR: POR LA LIBERTAD, ASÍ COMO POR LA HONRA, SE PUEDE Y DEBE AVENTURAR LA VIDA. (MIGUEL DE CERVANTES SAAVEDRA) ¡VENEZUELA SOMOS TODOS! NO DEFENDEMOS POSICIONES PARTIDISTAS. ESTAMOS CON LA AUTENTICA UNIDAD DE LA ALTERNATIVA DEMOCRATICA
Mostrando entradas con la etiqueta ANDRÉS SIMÓN MORENO ARRECHE. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta ANDRÉS SIMÓN MORENO ARRECHE. Mostrar todas las entradas

viernes, 17 de julio de 2015

ANDRÉS SIMÓN MORENO ARRECHE, SI ERES DE LA COMUNIDAD L.G.B.T. ESTE MENSAJE ES PARA TÍ

Se llama movimiento LGBT al movimiento social y político que pretende conseguir la normalización social y la equiparación de derechos de homosexuales (gais y lesbianas), transexuales, bisexuales, etc. con los heterosexuales.
Lo primero que deseo expresarte es... ¡Felicidades! Has conseguido que en todos los Estados de la Unión Americana reconozcan tus preferencias como opciones legítimas de vinculación, más allá de lo meramente sentimental. Ahora puedes tener en los Estados Unidos de Norteamérica un vínculo legal y legítimo con tu pareja, algo que también puedes disfrutar en otros países, pero como soy ciudadano estadounidense me enfoco en el logro que ha alcanzado tu minoría en mi país, la tierra de las oportunidades.

Lo segundo que deseo comunicarte tiene que ver con el uso equivocado que podrías hacer, no solo del derecho de asociación marital - recientemente confirmado en la Corte Suprema de los Estados Unidos de América con una estrechísima votación 5 a 4 – sino también por el uso, igualmente erróneo, de los nombres, conceptos y adjetivos que empleas para defender y refrendar el derecho que te asiste a ejercer una preferencia sexual, a través del ejercicio de la libertad de expresión que te permite manifestar públicamente esa predilección.
Ahora que puedes ejercer el derecho a casarte con una persona de tu mismo sexo, debes recordar que para beneficiarte de la legalidad que se desprende de un derecho adquirido tienes que cumplir con la ejecución responsable de varias obligaciones; particularmente aquellas que limitan o condicionan socialmente tu derecho. Permíteme comentarte algunos aspectos sustantivos de esas limitaciones.
El alcance de tus derechos
El derecho que se te ha reconocido para preferir y manifestar tu preferencia sexual y para contraer matrimonio con personas de tu mismo sexo no es infinito, tampoco intocable ni absoluto. Termina donde comienza el derecho de otras personas para salvaguardar sus normas, usos y costumbres, junto con los parámetros éticos y morales que tus preferencias agreden, aun cuando sean legales y legítimos. Ciertamente tienes el derecho a manifestar públicamente tus preferencias sexuales y puedes hacerlo dentro de los límites que imponen las normas sociales y las leyes y sus reglamentos.
Hasta ahí todo va bien, pero... ¿Qué sucede conmigo y con las normas morales y éticas que inculco a mi familia? Cuando te besas con tu pareja en público y mis hijos y nietos lo ven, provocas en ellos una gran turbación moral y un gran desconcierto ético porque ellos – al igual que yo, mis padres y todos nuestros ancestros – han sido criados con unas reglas de conducta y comportamiento que tu proceder transgrede. Hemos sido educados y orientados para que nuestras relaciones afectivas y sexuales sean heterosexuales, siendo la homosexualidad una vulgar transgresión a una importante norma de comportamiento de carácter moral.
Ahí, en ese ejemplo, la expresión de tu preferencia sexual colide abiertamente con los parámetros éticos y morales de nuestra familia. Tu comportamiento es, a mi vista y a los ojos de mis hijos y nietos, tan reprobable como el que roba en una tienda de abarrotes, como el que agrede a un anciano en la calle, como el que ofende con palabras soeces a cualquiera. Te pregunto: ¿Cuál de ambos derechos debe primar sobre el otro? ¿Tu derecho a expresar tu preferencia sexual es más importante que los valores éticos y morales de nuestra familia? La respuesta es más que obvia: ningún derecho está por encima del otro, pero hay algo que los prioriza, y ese ‘algo’ se llama ‘costumbre social’.
Las costumbres sociales son modos de comportamiento grupal aceptados por la mayoría de los individuos que integran un conglomerado social, quienes los ponen en práctica como conducta socialmente aceptada. Acá, el aspecto que sobresale en el concepto es la palabra ‘mayoría’, que es la representación de una superioridad nominativa de individuos que democráticamente convienen en permitir unos comportamientos y a rechazar, tachar o condenar otros. Aun cuando tienes “el derecho a...” ese derecho está condicionado y limitado por las leyes tanto como por esos comportamientos que la costumbre social dictamina como norma. Como puedes apreciar, la norma social limita el alcance de tu derecho.
La moralidad condicionante
Como puedes suponer, la moralidad es la conformidad que los individuos asumen respecto a las reglas establecidas, unas reglamentaciones morales que la mayoría dispone como costumbre o regla y con sujeción a valores morales que ordenan los actos con base a unas virtudes sociales que tienen como fundamento la luz de una razón compartida.
Si vives en un conglomerado ortodoxo, conservador, de principios morales y éticos tamizados por la religión (sea cual fuera ésta) notarás de inmediato que tu conducta y tu comportamiento homosexual provocan un fuerte rechazo social, aun cuando esa conducta y comportamiento sean legales y legítimos y estén amparados por las leyes y su jurisprudencia. Como has podido deducir, el ‘quid’ de todo radica en una sola palabra: ‘mayoría’. Es la mayoría de los ciudadanos a que impone patrones conductuales dentro de las comunidades y si esa mayoría aborrece de tu comportamiento te verás en graves aprietos para ejercer públicamente el derecho que las leyes y los tribunales te otorgan para manifestar pública y abiertamente tu preferencia sexual. Quiero que te conste que no me refiero a que en esas congregaciones sociales se coartan tus derechos humanos o civiles; simplemente condicionan las circunstancias en las que tu preferencia y tus comportamientos agrede sus patrones morales.
Los deberes de la civilidad
Si... Ya imagino escucharte decir que te sientes hastiado/a, cansado/a, que mis argumentos te aburren o los consideras irrelevantes, pero tengo noticias para ti: Existen ordenanzas, reglas y normas de convivencia a nivel vecinal, parroquial, municipal, estatal y federal que se agrupan bajo un mismo título: ‘Deberes ciudadanos’. Se trata de obligaciones que impone la civilidad como.... pagar tus impuestos municipales, estatales y federales... La obligatoriedad de disponer de una licencia y de un permiso médico para manejar tu vehículo... La exigencia urbana de cruzar las calles por las esquinas cuando el semáforo te lo permita... La prohibición de arrojar desperdicios a la vía pública... y cientos de otras normas de comportamiento ciudadano que tú y yo debemos acatar y cumplir, como aquellas otras normas que las ordenanzas municipales llaman ‘de moralidad pública’  ¿Te parece haber escuchado algo así? Permíteme que desempolve las normas de moralidad pública más comunes, esas que todos los días hacen cumplir las fuerzas policiales en todo el mundo:
.- Prohibición de transitar desnudo/a por la vía pública. La falta se denomina ‘exhibicionismo’.
.- Prohibición de lanzar excretas (orines y heces) a la vía pública; prohibición de orinar o defecar en espacios públicos. Las faltas son dos: ‘contaminación ambiental’ y ‘ofensa al recato y la moralidad públicas’.
.- Prohibición de la ejecución pública de relaciones sexuales y otras manifestaciones de carácter íntimo. Tales conductas transgreden varios deberes que afectan ofensa al recato y la moralidad públicos: ‘Indecencia’, ‘Exhibicionismo’, ‘Obscenidad pública’, ‘Procacidad’.
Ten en cuenta que en la inmensa mayoría de las ciudades de los Estados Unidos de Norteamérica, y más en las ciudades y aldeas latinoamericanas, tus públicos besuqueos homosexuales, tu manoseo impúdico, incluso hasta la arrogante exhibición de tu preferencia, son conductas tachadas de ‘relaciones íntimas’ indebidas.
Precisamente por eso es que te sientes marginado/a y obligado/a a crear tu propia comunidad, con sus patrones morales ( o la inexistencia de ellos), con sus normas liberales (que para otros puedan parecer libertinas) y con sus propias reglas de comportamiento. El rechazo, silencioso o abierto, que las mayorías ciudadanas manifiestan por tus conductas son las que impulsan el surgimiento de comunidades donde Uds. Puedan practicar sus valores homosexuales, comunidades que solo pueden surgir y establecerse si Uds. la comunidad LGBT integran una mayoría circunstancial, capaz de aprobar y poner en práctica esos códices.
Eso ya ha sucedido. En el Estado de California, en la costa Oeste de los Estados Unidos de Norteamérica, hay sobrados ejemplos de comunidades mayoritariamente gay que han logrado imponer sus criterios y formas de vida. Mientras eso sucede allá (también en otras latitudes) Uds. Son otra minoría más que convive bajo el mismo cielo y bajo las mismas normas sociales; ni más ni menos iguales que los demás, pero obligados como todos a cumplir con los parámetros morales que establecen las reglas, las normas y las leyes.
Como te he demostrado hasta aquí, tus derechos ciudadanos vienen con cierta cantidad de deberes, y en modo alguno son una moderna ‘Patente de Corsario’ para que hagas en público lo que te provoque. Espero haber sido suficientemente explícito en esta primera parte de mis observaciones; ahora voy a llamar tu atención en el otro ‘uso indebido’: el de los nombres, los conceptos y los adjetivos que tú y tu comunidad suelen utilizar para exponer y defender esos derechos civiles, que como te he demostrado, contemplan obligaciones y deberes ciudadanos que son ineludibles.
Son dos las palabras que más utilizas para esgrimir tus argumentos: Diversidad y tolerancia. Están presentes en los panfletos que lanzas a las calles en tus ‘gay parade’; también están presentes en los alegatos para la defensa de tus preferencias y derechos, y son las primeras palabras con las que solicitas respeto a tus preferencias sexuales y reconocimiento a tus nuevos derechos. Diversidad y tolerancia... Permíteme analizarlas.
Diversidad
Diversidad es un nombre que alude a la abundancia de cosas distintas. Su adjetivo es ‘diverso’, que califica lo que es de distinta naturaleza, especie o figura. Por lo tanto, lo diverso es lo no-semejante, y como puedes advertir la homosexualidad (en todas sus manifestaciones masculinas, femeninas, activas, pasivas o transversales) es lo menos diverso que pudiera existir pues alude a las preferencias sentimentales y sexuales de individuos de la misma condición y género.  Lo homosexual es ‘homocéntrico’ porque como el haz de luz, sus integrantes se aglutinan de manera homogénea, igualitaria, como si se tratara de organismos homocigóticos (que no lo son) con genes alelomorfos para un mismo carácter; lo ‘homo’ es sinónimo de parecido, similar, convergente, análogo, covalente, del mismo carácter y homogéneo. ¡Nada más alejado de la diversidad – conceptual y semánticamente- que la homosexualidad!
Cuando tú exiges que se respete tu ‘diversidad sexual’ lo haces como figura retórica, como un oxímoron, que como sabes es una figura lógica que consiste en usar dos conceptos de significado opuesto en una sola expresión, con la que pretendes generar un concepto nuevo, aun cuando es semánticamente ilógico: la diversidad de la homogeneidad preferencial. Es evidente que en tu solicitud de respeto equivocas el uso del nombre ‘diversidad’ y de su adjetivo porque no existe tal diversidad en tu preferencia sexual.
En la especie humana solo hay dos sexos: masculino y femenino, y esa bipolaridad fisiológica no es ni contempla ‘abundancia’ de otros sexos que sean de distinta naturaleza a los dos que existen porque la especie humana es ‘heterogamética’, una condición propia y característica de nuestra especie, para la que no existe pluralidad o diversidad sexual, sino únicamente dos: masculino y femenino. Tendríamos ‘diversidad sexual’ si además de los aparatos genitales masculino y femenino, la raza humana tuviera otros medios y modos de reproducción y consiguientemente de sexualidad. Imagina que, además de penes y vaginas pudiéramos reproducirnos por ‘plasmólisis’ juntando nuestros... ¡codos!. Imagina que pudiéramos interaccionar con placer (y posibilidad de reproducción) si además de lo masculino, lo femenino y lo ‘codal’, una porción de nuestros congéneres fuera ‘multifrodita’ es decir, con la capacidad de auto replicarse en otro ser como quien se clona a sí mismo (tal como lo hacen algunos vegetales u organismos monocelulares) y que esos humanos pudieran experimentar placer al auto coitarse.
Podría darte otra media docena más de diferentes modalidades de sexo pero creo que con esas dos me basta para aclararte el panorama de una verdadera diversidad sexual. Pero la realidad es otra y muy simple: nuestra sexualidad es bipolar, y si hiciéramos una interpretación libre del término ‘sexualidad’ tal vez aterrizaríamos en el terreno del sicoanálisis que alude a la sexualidad como... “conjunto de manifestaciones que buscan el placer ligado al funcionamiento del aparato genital”. Eso, estimado miembro de la comunidad LGBT, no es una ‘diversidad sexual’ sino la patología de un comportamiento que tiene su origen en una preferencia, preferencia que nadie te impide, pero preferencia nomás. Te sugiero que taches de tus argumentos la exigencia por un presunto irrespeto a la ‘diversidad sexual’ que dices representar pues no existe, ni física ni sicológicamente. Lo que tu comunidad pretende es que se les respete la decisión conductual que han tomado en relación con las preferencias de ejercicios sexuales entre personas del mismo género. Lo demás, como tu insistencia en convertir tus derechos ciudadanos en una multi-genitalización de tus preferencias, no es otra cosa que sexualizar tus apetitos confiriéndole a tus predilecciones sensuales un carácter fenotípico que no tiene.
La otra palabra que sueles utilizar regularmente para esgrimir tus argumentos es...
Tolerancia.
Como muchos otros de tu minoría, tú también haces hincapié en exigir tolerancia y respeto para tu preferencia sexual, pero creo que ignoras, tal vez solo parcialmente, el alcance de la palabra ‘tolerancia’. Tolerancia es un nombre que define la acción y el efecto de tolerar ¿Alguna vez has consultado el diccionario para averiguar el significado de ‘tolerar’? ¿Tienes clara noción de lo que involucra ‘tolerar’?  Permíteme que te comparta lo que hallé en mi diccionario.
‘Tolerar’ es soportar, sufrir, aceptar a alguien cuya presencia es molesta y desagradable. En otra de sus acepciones, que tú también puedes hallar en el Tomo 10, página 1486, tercera columna del Diccionario de la Real Academia Española, ‘tolerar’ es permitir, resistir, aguantar, admitir y respetar ideas u opiniones distintas. Toma en cuenta que quienes toleramos tu preferencia homosexual (que viene ayuntada a un conjunto de comportamientos, actitudes y conductas que marchan a ‘contra-pelo’ de nuestra moralidad y nuestras costumbres sociales) lo hacemos para soportarte mas no para aceptarte; lo hacemos padeciendo el exotismo de tus costumbres y comportamientos, y a la vez permitiendo t nos resultas molesto, irritante y desagradable. Aguantamos tus manifestaciones homosexuales pero no las celebramos como propias ni apropiadas; y respetamos tus derechos humanos y ciudadanos en la misma medida que tú respetes los nuestros.
Como puedes deducir, la tolerancia es una manifestación de civilidad que los ciudadanos ejercitamos para la convivencia pacífica con personas de pensamiento divergentes y de conductas excéntricas, como los que integran tu conglomerado, y con ese enfoque tú también, como otro ciudadano más, también tienes la obligación social de ser tolerante.  Tolerante con aquel que se ve afectado con tu conducta; tolerante con el que te pide comedimiento ante las manifestaciones públicas de tus preferencias; también tú debes ser tolerante para aceptar y respetar las ideas y las costumbres socialmente aceptadas en la comunidad donde eres una minoría respetable, y donde tus manifestaciones conductuales públicas y notorias pueden agredir a quienes consideran tus preferencias una transgresión a las normas establecidas.
Para finalizar, te reitero mi bienvenida al universo de las parejas legalmente consolidadas, mas esta bienvenida no implica un reconocimiento o aceptación de tus preferencias sexuales, las que particularmente considero físicamente ‘contra natura’ y moralmente inaceptables, pues de acuerdo con mi humilde criterio son degradantes de la condición humana. Tan solo convengo en aceptar lo que las leyes y la Declaración Universal de los Derechos Humanos te garantizan: La justicia de considerar tu matrimonio como una relación de hecho y de derecho... La igualdad de oportunidades en el marco de un escenario equitativo... Y la legalidad recíproca ante nuestras leyes, normas y reglamentos. Más nada. No me exijas otra cosa fuera de esa justicia, de esa igualdad y de esa legalidad. No deseo tu amistad ni compartir tu estilo de vida, y a pesar de esa distancia que marco entre tú y nosotros, deseo que tu tránsito por esta vida se vea compensado con la mayor felicidad que puedas alcanzar.

Andres Simon Moreno Arreche
andresmorenoarreche@gmail.com
@Escribo-y-Leo

EL ENVÍO A NUESTROS CORREOS AUTORIZA PUBLICACIÓN, SIN COMUNISMO UN MUNDO MEJOR ES POSIBLE, ESTO NO PUEDE CONTINUAR, TERCERA VIA, DESCENTRALIZAR, DESPOLARIZAR, RECONCILIAR, DEMOCRACIA PARLAMENTARIA, LIBERTARIO ACTUALIDAD NACIONAL, VENEZUELA, NOTICIAS, ENCUESTAS, ACTUALIDAD INTERNACIONAL,

martes, 4 de marzo de 2014

ANDRÉS SIMÓN MORENO ARRECHE, LA HIDRA DEL SOCIALISMO "SIGLO XXI"

En la mitología griega, la Hidra de Lerna era un antiguo y despiadado monstruo acuático con forma de serpiente policéfala y aliento venenoso a la que Heracles mató en el segundo de sus doce trabajos. La Hidra poseía la virtud de regenerar dos cabezas por cada una que perdía o le era amputada, y su guarida era el lago de Lerna en el golfo de la Argólida, cerca de Nauplia. Si bien los arqueólogos han confirmado que este lugar sagrado es anterior incluso a la ciudad micénica de Argos, pues Lerna fue el lugar del mito de las Danaides, bajo sus aguas había una entrada al Inframundo que la Hidra guardaba.

Este antiguo mito griego nos permite descifrar la problemática que padecen los ciudadanos venezolanos desde que en 1999 asumiera la Presidencia de la República un militar golpista, enjuiciado, condenado a la cárcel y luego sobreseído por el Presidente Rafael Caldera. El mismo militar que como la Hidra de la leyenda, desarrolló cientos de cabezas para su proyecto totalitario por cada una que le cortó la complaciente e ineficaz justicia de aquella democracia congestionada de compromisos y de crueles guerras intestinas en los partidos políticos, hoy casi todos desaparecidos, que no supieron darle una lectura correcta al error histórico, que como un Harakiri político, el pueblo de Venezuela cometía contra sí mismo al elegirle como Presidente.
Fueron muy pocas, aunque muy valederas, las voces que alertaron a los venezolanos de las amenazas que se cernían sobre la República. Una de ellas, la de Jorge Olavarría, político, abogado, periodista e historiador venezolano quien en un discurso profético el 5 de julio de 1999 desde el Congreso de la República criticó duramente la nueva constitución promovida por Chávez, alegando que la alta abstención en los diversos referéndums ilegitimaba la aprobación de una nueva constitución.
Ese fue el comienzo de la debacle institucional de Venezuela y el nacimiento de la Hidra socialista. Luego de 15 años siguiendo las directrices que los hermanos Castro Ruz envían desde La Habana, el régimen de Caracas logró consolidar un proyecto de país, si bien a contrapelo de las verdaderas aspiraciones de los ciudadanos venezolanos, apoyado en una descomunal petrochequera con la que se pudo tapar el inmenso desfalco económico, político y moral que minó las bases institucionales de la República.
La orgía duró hasta que el caudillo claudicó. Muerto Chávez y reducida la petrochequera de PDVSA, el heredero del caudillo no le queda otra opción que atornillar los personeros ‘rojitos’ en los otros Poderes del Estado para usurpar la Presidencia de la República, cargo que no ganó pero que el CNE le asignó ganador con menos de 180.000 votos, sin tomar en cuenta que existían (y existen aún) más de dos millones de ‘votos fantasmas’, y entre esa ‘masa crítica’ de votos amarrados para el régimen están las personas que poseen hasta 10 documentos de identidad  que les permite votar diez veces, y miles de extranjeros ilegalmente habilitados para votar, tan ilegales como el mismísimo Nicolás Maduro para ser Presidente Constitucional de la República, pues nunca demostró haber cumplido con el principal requisito para optar a la Presidencia: ser venezolano por nacimiento y no poseer otra nacionalidad que lo ate a país o potencia extranjera.
El fraude electoral que se cometió en abril del 2013, sumado al descalabro de las desacertadas políticas económicas (que desbarataron el aparato productivo del país) y al colapso de la industria petrolera, han colocado a Venezuela al borde de una confrontación civil. Una confrontación que el régimen ha manejado con infinita torpeza, al punto que desde el pasado 12 de febrero el país se encuentra paralizado. Los estudiantes lo han hecho posible y el régimen, en su habitual torpeza, los ha enfrentado, a ellos y a los ciudadanos que se han lanzado a la calle, emulando una Primavera tropical que a la fecha de este reporte posee un lamentable saldo de 45 víctimas fatales, cientos de heridos y un país paralizado por la proliferación de protestas callejeras que han levantado barricadas y han provocado que el Parlamento Europeo produzca la primera condena internacional al régimen totalitario del señor Maduro.
Pero los estudiantes venezolanos han copiado la habilidad de Yolao, el sobrino de Hércules, que con una tela ardiendo cauterizó cada cuello que el héroe cortaba de la Hidra, evitando así que se reprodujera. Los estudiantes y los ciudadanos de calle, sin más liderazgo que su entusiasmo y su valor, desdeñaron las marchas (que aún se suceden coordinadas por los dirigentes políticos) y diseminaron la protesta por la calles y avenidas del país, provocando un colapso que, por ahora, el gobierno del señor Maduro acusa con la destemplanza clásica heredada de su mentor Chávez, pero que con los días se le escapa de la mano, y el único recurso que le queda es la represión brutal, violando todo lo que el Estatuto de Roma dice que no se debe hacer.
Los días por venir serán claves. El señor Maduro ha extendido las festividades del Carnaval, apostándole al carácter distendido y fiestero del venezolano, pero en la calle y en las redes sociales hay reacciones que proponen una profundización de las acciones callejeras y desde hace unas horas el #NoHayCarnavalSinLibertad se ha convertido en ‘viral’. El dios cronos tendrá la última palabra.

Andres Simon Moreno Arreche 
andresmorenoarreche@gmail.com
@Escribo_y_Leo

EL ENVÍO A NUESTROS CORREOS AUTORIZA PUBLICACIÓN, ACTUALIDAD, VENEZUELA, ACTUALIDAD INTERNACIONAL, OPINIÓN, DEMOCRACIA, LIBERAL, LIBERALISMO, REPUBLICANISMO, LIBERTARIO, POLÍTICA,ELECCIONES,UNIDAD, ALTERNATIVA DEMOCRÁTICA,CONTENIDO NOTICIOSO,

miércoles, 30 de octubre de 2013

ANDRÉS SIMÓN MORENO ARRECHE, EL ABC DE LA PROPAGANDA DEL SIGLO XXI

Resumen de la conferencia final del Seminario-Taller “Comunicación persuasiva para tiempos electorales” Incluye mis respuestas a las preguntas que más se repitieron al final del evento

La guerra comunicacional es, por decirlo de alguna manera simple, una de las muchas formas como se manifiesta la propaganda, entendiendo como propaganda el conjunto de comunicaciones persuasivas que tienen como objetivo cambiar o profundizar las convicciones, la fe y la percepción del entorno de un determinado grupo humano. La guerra comunicacional  no se hace para ‘honrar’ a la verdad, ni para avalar la autenticidad de un argumento, tampoco se hace para reflejar, objetivamente, la realidad, sino que es un conjunto de comunicaciones persuasivas, manipuladas y orquestadas con el deliberado propósito de captar adeptos a la causa de un partido, de un líder o de una organización, y mientras la guerra de percepciones sucede, se  genera una matriz de opinión favorable a los intereses de ese partido, de ese líder o de esa organización, sea una organización No Gubernamental, un partido político, una religión o una organización privada.

Como es una de las muchas formas de la propaganda, la guerra comunicacional utiliza las distintas modalidades de la comunicación para alcanzar sus fines; utiliza la información periodística de todos los medios de comunicación social y también la desinformación como recurso táctico. Echa mano de la persuasión sutil de las formas ocultas de la publicidad para transmitir mensajes concienciadores.  Usa los instrumentos de las Relaciones Públicas inter institucionales para matrizar una percepción pública corporativa y por ello la guerra comunicacional se encuentra es ‘su elemento’ en los medios de 4º generación, como el internet, la telefonía satelital y el celular de última generación, sin desmerecer la influencia que tiene la calle como soporte de la comunicación de percepciones inter personales, que en Venezuela se llama ‘radio-bemba’, un término por demás ilustrativo del proceso.

La guerra comunicacional es, por lo tanto, una consecuencia, tal como lo es la conflagración militar de la política, como nos lo advertía Karl v. Clausewitz, en su libro “De La Guerra” Tomo I, Capítulo II (Teoría de la guerra) “La guerra es la continuación de la política, pero por otros medios”.  Entonces podríamos secuenciar que “La guerra comunicacional es la continuación de la información, pero por medios persuasivos”.

¿EL GOBIERNO UTILIZA LAS LEYES Y LOS PRINCIPIOS DE LA GUERRA COMUNICACIONAL?

No me queda la más mínima duda de ello. Desde el año 2002, fecha del primer estudio que realicé de la comunicación gubernamental en esta ‘era chavista’, hasta el más reciente ‘focus group’ y los otros que realicé el Occidente de la república, a propósito de las próximas elecciones del venidero 8 de diciembre, he comprobado lo que muchos colegas se resistían a creer: Que el gobierno no informa, como es el mandato constitucional, sino que utiliza cada vez más eficazmente, las formas persuasivas de la guerra comunicacional como una política desinformativa.

Algunos de mis colegas comunicólogos, como el profesor Marcelino Bisbal (Director de los estudios de Postgrado de la UCAB) o el Doctor Carlos Pérez Ariza (Profesor Titular del Postgrado de Comunicación Social de la Universidad de Salamanca, España), han reconocido, apenas recientemente, que la comunicación pueda convertirse en una guerra persuasiva, con leyes y principios estratégicos y tácticos que se pueden aplicar y comprobar una y otra vez, lo cual corrobora lo difícil que es aceptar este cambio paradigmático.  Pero es una modificación irreversible, que como el clima, te cambia los referentes una veces con sutileza; otras abruptamente.  Hasta el momento he identificado seis de las diez Leyes fundamentales y ocho de los 13 Principios estratégicos y tácticos que pone en práctica el gobierno venezolano, como único vocero del Estado, que es una forma ‘tropical y televisiva’ de la guerra de guerrillas comunicacional  porque nadie, excepto el cuestionado Presidente Maduro, sabe qué se va a disparar comunicacionalmente porque los principios de la guerra comunicacional se han convertido en la Doctrina Informativa del gobierno bolivariano.

¿DÓNDE GENERA EL GOBIERNO ESA GUERRA COMUNICACIONAL?

Supongo que el Gobierno tiene a la disposición del Presidente Maduro una Mesa Situacional que, algunos afirman, funciona en los sótanos del Palacio de Miraflores (no me consta eso) pues no de otra manera se podría orquestar un aparato propagandístico como el que ostenta actualmente el gobierno. Esa mesa debe obtener información diaria de múltiples ‘think-tanks’, clasificados por áreas y por especialidades, que presumo están ubicados en distintas regiones del país y estimo, razonablemente, que uno de los principales ‘tanques ideológicos’ debe estar en la Embajada de Cuba, o en una locación externa a la sede de la embajada pero integrada por pensadores cubanos, lo cual no es malo ni es bueno sino lógico, en virtud de las relaciones tan estrechas entre el Gobierno de Caracas con el de La Habana.   Sea donde fuere que estén esos ‘tanques de pensamiento profundo’, la Mesa Situacional recibe de ellos los insumos y es la que genera los perfiles opináticos para difundir entre las instituciones del gobierno, los temas-eje para diseminar entre los forjadores de opinión del Gobierno y del PSUV, así como también se derivan de la Mesa Situacional los lemas y las promesas básicas para las campañas informativas y publicitarias que habrán de ejecutarse a través de los medios del Estado.

¿Y LA OPOSICIÓN?

La oposición debería tener una Sala Situacional con unos cuantos ‘tanques de pensamiento profundo’ a su disposición, no sólo para los emprendimientos reactivos a los que somete el desgobierno al país opositor, sino para ir más allá de lo reactivo y emprender una guerra comunicacional propositiva, que yo sugeriría fuese ‘de aproximación indirecta’, pero lo suficientemente persuasiva, coherente y clara, con vista en el futuro inmediato: convocar por la promoción del pueblo a una Asamblea Constituyente para refundar la República. Esto solo le logra con claridad de objetivos y estrategias comunicacionales para consolidar una propuesta de país basada en la 5º Ley de la Guerra Comunicacional: La idea más sencilla penetra más fácilmente y perdura más tiempo en el recuerdo de las masas.
¿Qué se requiere para entender el hecho comunicacional en esa ‘guerra de percepciones’?

Aceptar que hay un cambio paradigmático en el proceso de la información. Hasta hace pocos años, el paradigma de la comunicación cabalgó sobre lo informativo. La información y la búsqueda de la verdad objetiva fueron el paradigma y su correspondiente corolario, pero con el advenimiento de las técnicas publicitarias, el paradigma informativo de la comunicación se vio desbancado por la persuasión blanda de la publicidad. Textos como ‘La Seducción Subliminal’ de Wilson Bryan Key, o “La Guerra de la Mercadotecnia” y “Posicionamiento” de Al Ries y Jack Trout fueron fundamentales para entender un aspecto esencial del problema que la postmodernidad planteó a la comunicación, a tal punto de quiebre que desmitificó la carga moralmente negativa de la mentira en la comunicación de la información persuasiva y se validó como un elemento integral de la propaganda. Goebbels se encargó de lapidar la epistasis de la verdad en la comunicación validando la mentira al afirmar (y comprobar) que una falsedad repetida insistentemente (nunca dijo que 100 veces) se convierte en una verdad. ¿En una verdad para quién y por qué? Las respuestas a estas interrogantes están en los objetivos del enfoque persuasivo de la información, el nuevo paradigma de la comunicación en la presente guerra de percepciones.

¿LA REALIDAD NO IMPORTA?

Por supuesto que sí. Importa tanto que es el modelo referencial para poder armar una estrategia persuasiva. Ahora bien, habría que preguntarse qué es la realidad. La realidad se podría definir como “aquello que parece ser” porque la realidad es fundamentalmente un acuerdo, una cognición preestablecida; aquello que acordamos como real y que asumimos como realidad.  De hecho, la realidad del universo físico es experimentada a través de los sentidos que nos conectan y luego decidimos que fuera de mí hay algo, y entonces esa realidad perceptiva la transformamos en algo que intuimos verdadero. Pero de la única forma que conocemos este objeto es a través de nuestras percepciones, que son conductos artificiales e imperfectos, por lo tanto no estamos en contacto directo con el universo físico. Sólo estamos en contacto con él a través de nuestros conductos sensitivos.

Esta diferencia fundamental, entre ‘realidad’ y ‘lo real’ es la esencia epistemológica que le da sustento a la guerra comunicacional como proceso persuasivo. Lacan distingue realidad de todo lo que existe, que identifica como lo real, siendo la realidad el conjunto de las cosas tal cual son percibidas por el ser humano; la realidad es, por tanto, un fenómeno mientras que lo real es el conjunto de las cosas independientemente de que sean percibidas por el ser humano. La primera pregunta que un estratega de guerra comunicacional debe hacerse es ¿Cuál es la realidad que debo modificar, corregir o profundizar? Y se trata de una pregunta que no considera a lo real, a lo verdadero, sino a lo perceptible.  Como puede inferir, la realidad si importa ¡Y mucho!

¿CÓMO Y PARA QUÉ SE INSTRUMENTA ESTO DE LA GUERRA COMUNICACIONAL?

Son dos preguntas en una que le voy a responder por la segunda: La guerra comunicacional es una Teoría de procesos persuasivos que se rige por 10 Leyes fundamentales y se ejecuta con 13 Principios estratégicos y tácticos. Los procesos persuasivos se inician con la definición del o de los objetivos (a corto, mediano y largo plazo), luego con el análisis de los cinco escenarios para cada situación (el escenario real, el posible, el probable, los escenarios concomitantes y los inesperados), para luego seleccionar las estrategias y las tácticas que garanticen la consecución de los objetivos persuasivos predeterminados.
Pero también la guerra comunicacional es planificación de campañas persuasivas, cuyos objetivos específicos deben responder a la jerarquía y el orden de los objetivos generales; jerarquía y orden que se desprenden del análisis de los escenarios y de la adecuación permanente de los objetivos políticos, que varían constantemente, y con ellos deben  cambiarse o incrementarse las campañas de información, de desinformación, y las de 'aproximación indirecta', sin descuidar las campañas de 'pulsión interna' que son las que se utilizan para evitar 'troyanos' y 'gusanos' dentro de la organización. En un escenario de batalla persuasiva, las acciones de inteligencia y contrainteligencia corporativa son tanto o más importantes que las de información.
Por estas consideraciones del ‘para qué’ es que la guerra comunicacional se considera una doctrina propagandística, cuyo objetivo no es la consecución de la verdad, sino la captación de adeptos a la causa propia, para concienciarlos y convertirlos en propaladores del mensaje, sea éste un mensaje de bien o de mal. Vista así, la guerra comunicacional es un proceso político que por un lado facilita el convencimiento y la captación de adeptos, pero simultáneamente desarrolla maniobras divisionistas y distraccionistas dentro de las filas contrarias, con el deliberado propósito de desarticular sus bases filosóficas, crear desconcierto entre sus seguidores y finalmente debilitar al extremo posible las oposiciones ideológicas para imponer, por convencimiento, las ideas que inspiran las políticas de acción.
El ‘cómo’ es una información que reservo a la exclusividad de los clientes que contratan mis servicios de asesoría.
¿Qué se necesita para tener la mayor eficacia en los mensajes de esa guerra?

En términos generales, se habla de eficacia una vez que se han alcanzado los objetivos propuestos en las diferentes campañas de la guerra comunicacional.  Como un ejemplo muy ilustrativo podríamos decir que equivale a ganar un partido de béisbol independientemente de si el juego es aburrido o emocionante para el espectador, porque lo importante es hacer lo necesario para lograr el triunfo. Y en eso consiste obtener la mayor eficacia en los mensajes: en lograr los objetivos propuestos. Pero habría que preguntarse cómo hacer que esos mensajes sean eficientes y aquí la respuesta varía.
La eficacia tiene que ver con resultados y está fuertemente relacionada con el logro de los objetivos. La eficiencia, en cambio, se enfoca a los recursos, a utilizarlos de la mejor manera posible. ¿Se puede ser eficiente sin ser eficaz? ¿Qué tal ser eficaz sin ser eficiente? La respuesta a ambas interrogantes es afirmativa. Aunque existe la posibilidad de desarrollar una guerra comunicacional eficaz o eficientemente, prescindiendo de una u otra habilidad, lo ideal es ser eficiente y eficaz para poder ser productivos, pues la eficiencia sumada a la eficacia es igual a productividad en el desempeño persuasivo.
En el emprendimiento de una guerra comunicacional, la productividad está directamente relacionada con la observancia de las 10 Leyes Fundamentales y la aplicación de los 13 Principios estratégicos y tácticos. Junto a estas consideraciones de orden teórico, es necesario disponer de una Sala Situacional de alto nivel. De alto nivel presupone que debe estar conectada directamente a los líderes que comandan el emprendimiento persuasivo, y además de ello, que disponga de tantos ‘tanques de pensamiento profundo’ como aspectos involucrados en los escenarios de la guerra emprendida.
¿EN CUÁLES ESCENARIOS DEBIERA MOVERSE LA OPOSICIÓN NACIONAL PARA DESARROLLAR UNA CONTRAOFENSIVA COMUNICACIONAL EFICAZ?

Eso depende de los objetivos y del enfoque político para la consecución de esos objetivos; sin embargo hay al menos cuatro escenarios clave: El primer escenario clave es organizacional. Debe existir una unidad conceptual que determine qué se quiere persuadir, cuál es la prioridad que se le deben asignar a esos objetivos persuasivos y de dónde provendrán los recursos financieros para el emprendimiento de una guerra comunicacional. Con la unidad conceptual y los recursos financieros definidos se instala la Sala Situacional y se definen y organizan los diferentes ‘tanques de pensamiento profundo’. Comienza entonces la guerra comunicacional.
El segundo escenario clave es el político interno. La definición de este escenario comienza por la conceptualización de un Proyecto-País consensuado y seguidamente por el análisis situacional del rol de los diferentes actores que hacen ‘vida política’ en el escenario interno. Para ello, un equipo multidisciplinario de psiquiatras, psicólogos y sociólogos, integrarán uno de los primeros ‘tanques de pensamiento profundo’ para cumplir con la 3º Ley de la Guerra Comunicacional: La evaluación del enemigo provee los recursos para derrotarle”.

El tercer escenario clave es el de la política externa. Una parte importante de la guerra comunicacional tendrá que librarse en el exterior, aunque se origine desde la Sala Situacional ubicada en Venezuela. La oposición nacional deberá considerar la creación de ‘legaciones comunicacionales’ en el exterior como ‘consulados de propaganda’ con suficiente penetración en los medios de los países-meta. Tanto para este escenario, como para los demás es vital la orquestación de las campañas alrededor de un objetivo común, previamente acordado y de fácil cuantificación a corto plazo.
El cuarto escenario clave es el de ‘inteligencia corporativa’. Me abstengo de entrar en detalles porque forman parte de un ‘know-how’ vital; aún así, es un elemento fundamental.

¿QUÉ DEBERÍA IMPLEMENTAR LA OPOSICIÓN NACIONAL PARA TENER POSIBILIDADES DE ÉXITO?

Definir una unidad conceptual y a partir de allí armar una Sala Situacional con todos los elementos que le he señalado. Sin un proyecto de país alrededor del cual se defina una unidad conceptual, y sin una Sala Situacional que organice y dirija las batallas por emprender, cualquier esfuerzo persuasivo de la oposición está condenado al fracaso. Así de simple.

La primera acción consiste es asegurar que existe una idea clara de qué se aspira y hacia dónde se quiere ir. Eso es fundamental porque determina el tipo de Sala Situacional que se montará. Los demás escalones se arman de acuerdo con la logística que exijan los objetivos del emprendimiento persuasivo de la guerra comunicacional.

Andrés Simón Moreno Arreche
andresmorenoarreche@gmail.com
Twitter @Escribo-y-Leo

EL ENVÍO A NUESTROS CORREOS AUTORIZA PUBLICACIÓN, ACTUALIDAD, VENEZUELA, OPINIÓN, NOTICIA, REPUBLICANO LIBERAL, DEMOCRACIA, LIBERAL, LIBERALISMO, LIBERTARIO, POLÍTICA, INTERNACIONAL, ELECCIONES,UNIDAD, ALTERNATIVA DEMOCRÁTICA,CONTENIDO NOTICIOSO,

martes, 20 de agosto de 2013

ANDRÉS SIMÓN MORENO ARRECHE, LA LECCIÓN DE MADAME KALALÚ

De todas partes acudían a Lucrecia Moreno Rodríguez, una mulata de Guacara que se hacía llamar ‘Madamme Kalalú’, porque se promocionaba portadora de la luz, de la adivinación y la magia blanca.  Afirmaba que su don espiritual le fue insuflado por el Arcángel Shamael la misma noche de su primera regla, y desde entonces se dedicó ala consurta espiritual’, y como decía el afiche colgado en la puerta de su rancho, ubicado en la carretera vieja a Tocuyito... ‘Traigo la luz para acer el bien y despejar la oscuridá delos malevos’.

De repente, a la consulta de Lucrecia Moreno llegaron cientos de personas que se instalaron frente su rancho solicitando oráculo urgente con ‘Madamme Kalalú’. Laureano, su medio hermano, tuvo que levantar una improvisada palizada frente a la calle para mantenerlos a raya. Lo hizo con unos cujíes corianos que tenían para leña del fogón.

Adentro, Lucrecia Moreno encendía palitos de incienso y reacomodaba el altar con un palio de algodón blanquísimo que le compró a su comadre Cecilia y unos velones blancos con aroma de vainilla que trajo de Puerto Cabello la tarde que fue a realizarle ‘un despeje’ al lanchón del viejo Ño Salazar, un carupanero que había cambiado la pesca por el traslado de turistas a Morrocoy.

.- ¡Laureano... Laureano! ¡Venga enseguida!

Pero Laureano no la escuchaba. Recién terminó de clavar la última estaca de la palizada y estaba afuera, tomando lista para la consulta y cobrando los cien bolos mínimos que los devotos tenían que introducir en el cajón-alcancía del Arcángel Shamael. En medio de la colecta, Laureano le escuchó sus gritos y entró.

.- ¿Usted no me escuchaba o se hacía remolón, como siempre?
.- Nada de eso. Andaba apremiao con la palizá y cobrándole la entrá a los devotos.
.- Pues, me va a anotá el nombre y el motivo de la consulta, pa está prepará porsiacaso.

No había pasado media hora cuando Laureano regresó y la encontró postrada frente al altar. Esperó par de minutos y carraspeó para hacerse sentir.

.- ¿Ya tiene la lista de las necesidades de los fieles?
.- Bueno, sí y no.
.- ¿Cómo es eso?
.- Pues que no son muchas las peticiones, sino una.
.- ¿Una pa to’el mundo?
.- ¡Umjú! Solo una.
.- Bueno, desembuche de una buena vez y ojalá no sea el terminal de la lotería de mañana ni la figurita ¿Cuál es?

Cuando Madamme Kalalú se enteró de la petición única salió del rancho vestida de blanco y con el turbante multicolor que le agenciaba quince centímetros de altura, un aire misterioso y de paso le ocultaba la calvicie. Alrededor de ella se aglomeró la pequeña multitud. Entonces, Madamme Kalalú se encaramó sobre una banqueta para hacerse oír.

.- Gracias por haber venido ¿Todos depositaron su ofrenda al Arcángel?
.- Sí.

.- Bueno, entonces pongan atención porque ‘la contra’ a la matazón en los barrios, la escasés y la inflación es muy sencilla: El domingo 8 de diciembre se me levantan tempranito, se me bañan con agua fría y jabón de panela, se me ponen la gorra tricolor y me salen a votar toitícos por Venezuela.


andresmorenoarreche@gmail.com  -
Twitter: @Escribo-y-leo                                      

EL ENVÍO A NUESTROS CORREOS AUTORIZA PUBLICACIÓN, ACTUALIDAD, VENEZUELA, OPINIÓN, NOTICIA, REPUBLICANO LIBERAL, DEMOCRACIA, LIBERAL, LIBERALISMO, LIBERTARIO, POLÍTICA, INTERNACIONAL, ELECCIONES,UNIDAD, ALTERNATIVA DEMOCRÁTICA,CONTENIDO NOTICIOSO,

martes, 6 de noviembre de 2012

ANDRÉS SIMÓN MORENO ARRECHE, ENTRE ESTADO Y GOBIERNO

Distinguir entre Estado y Gobierno es imprescindible para delimitar las acciones de uno (el Gobierno) y aquilatar la trascendencia del otro (el Estado), porque el Estado representa a toda la nación, mientras que el gobierno no es más que una parte del Estado, y no siempre la más importante, excepción hecha de aquellos países de pronunciado sesgo presidencialista, en los que un caudillo –usualmente autoritario y populista-  subsume la majestad y la institucionalidad del Estado a las políticas transitorias de su Gobierno.
Desde una perspectiva práctica, el Gobierno se define como la gerencia político-administrativa de un país. Una gerencia que tiene un accionar dentro de un lapso preestablecido y sus resultados de gestión deben contrastarse con la oferta electoral hecha a los ciudadanos.  Cuando los Gobiernos son más fuertes que el Estado el problema es de incidencia nacional y se refleja en la pérdida de la institucionalidad republicana y como consecuencia de tal poder, la democracia se reduce a un sufragio de mero trámite electoral plebiscitario, y tal como lo advirtiera Rousseau en El Contrato Social... “el mejor gobierno en sí llegaría a ser el más vicioso, si sus relaciones no se alteran conforme a los defectos del cuerpo político al que pertenece”.
El Estado, en cambio, está relacionado y condicionado por la institucionalidad de sus Poderes, por los procesos sociales de su cultura ciudadana y por la mayor o menor homogeneidad social que brota de los valores sociales compartidos por sus integrantes, los ciudadanos. Un Estado concebido con esas características hace la diferencia entre el terrible Leviatán de Hobbes y el Estado que piensa con la sociedad, de Durkheim. Al Estado pensante lo predefine el marco jurídico institucional, la independencia de los Poderes y sus instituciones y la activa participación ciudadana, siempre enmarcada dentro de la Constitución y las Leyes, que permita al Estado desarrollar su acción como respuesta político-institucional a las cambiantes necesidades de la sociedad, y a través de una burocracia limitada y eficiente, que debe fundarse en el mérito y en una ética específica de la función pública.
Tal como lo definiera Émile Durkheim... “el Estado es el lugar en donde la sociedad reflexiona sobre sí misma”, una poderosa deliberación que nos plantea el flujo de las decisiones ciudadanas como un permanente tráfico de iniciativas, que se inician en las necesidades sociales y aunque sean recogidas por la dirección política y administrativa de los partidos, la participación ciudadana y el Gobierno, ellas –las iniciativas- deben circular por diferentes ámbitos de deliberación de la opinión pública, como las Asambleas Regionales y Nacionales, para expresar las múltiples posiciones ciudadanos a través de los medios de comunicación, y garantizar que puedan ser debatidas libremente en todo tipo de asociación ciudadana. El resultado no es otro que el de constituir una opinión pública que retorne, consensuada y enriquecida al Estado, ahora en su función decisoria y legislativa.
En un Estado concebido por encima de la transitoriedad de cualquier Gobierno, su institucionalidad promueve un Proyecto-País consensuado; sirve para planificar políticas de largo aliento, para prever sus consecuencias y evaluar constantemente los resultados de las gestiones del Gobierno. Esto implica una clara noción del Estado como la suprema institución política de un país, ajeno al decisionismo de los mandatarios transitorios o de la eventual primacía de la política partidista. El Estado así concebido asume, en toda la extensión geográfica del país, la primigenia función de alojar y estimular el pensamiento de la sociedad.
Más importante que votar para seleccionar futuros gobernantes locales, regionales o nacionales, los ciudadanos venezolanos tenemos la obligación de repreguntarnos cuál Estado es el que responde a nuestros valores sociales compartidos y por ende, cuál es el Estado que necesitamos para que la Constitución de la República sea letra viva y de fiel cumplimiento, por encima de la transitoriedad de los gobernantes de turno.

andresmorenoarreche@gmail.com

EL ENVÍO A NUESTROS CORREOS AUTORIZA PUBLICACIÓN, ACTUALIDAD, VENEZUELA, OPINIÓN, NOTICIA, REPUBLICANO LIBERAL, DEMOCRACIA, LIBERAL, LIBERALISMO, LIBERTARIO, POLÍTICA, INTERNACIONAL, ELECCIONES,UNIDAD, ALTERNATIVA DEMOCRÁTICA,CONTENIDO NOTICIOSO,

domingo, 28 de octubre de 2012

ANDRÉS SIMÓN MORENO ARRECHE, PLEITO MATUTINO ENTRE GOBIERNO Y ESTADO


Pasado el vendaval de las elecciones presidenciales en Venezuela, y preparándonos para el nuevo aquelarre persuasivo de los próximos comicios regionales del venidero 16 de diciembre, entre campañas y promesas, esguinces políticos y reubicaciones apresuradas (e ilegales) de los candidatos oficialistas seleccionados “a dedo” por Chávez, escucho una acalorada discusión entre parroquianos dentro de uno de los vagones franceses del Metro de Maracaibo –conocido como “el centímetro” por la cortedad de su trayecto- y como es de esperar, el tema no es otro que político.

Para mis lectores que desconocen Maracaibo, les diré que es una ciudad hermosa, orillada de Norte a Sur por la costa occidental de un inmenso lago de 13.820 kilómetros cuadrados, todo un mar interior pero de aguas salobres y contaminadas, que de sus entrañas aún brota, generoso y de alta calidad, un bitumen petrolífero –casi gasolina- desde hace más de 60 años. Maracaibo es una calurosa ciudad gentil y hasta exagerada, como la propiocepción que se tienen sus habitantes. Una ciudad superlativa con un sol que “parte piedras”, una población maravillosa y excesivamente bullanguera, visceral y pragmática. Es la capital petrolera de Venezuela y del occidental Estado Zulia, una ciudad de música y colores estridentes, cordialidad igualmente excesiva y con una personalidad cultural propia. Sus habitantes hablan con un vocablo particular (que tiene su Diccionario) y con un “voceo” único y muy diferente al del Cono Sur- como su gastronomía, su pasión por el béisbol, la fe inquebrantable en su patrona, la Virgen de La Chiquinquirá y ... una pasión encendida por la política local, regional y nacional (en ese orden).

Dos parroquianos discuten acaloradamente sobre los recientes comicios electorales en los que triunfó Chávez con algo más de 8 millones de votos, una elección presidencial en la que la oposición, liderada por el joven abogado Capriles Radonski, aglutinó un poco más de 6 millones y medio de boletas electorales, un 44,75% de los votos escrutados. Lo hacen a voz en cuello –nada extraño- y con una vehemencia que asombraría hasta al más romano de los conductores de taxis de la parada Porta Angélica, a un costado externo del Vaticano. Entre gesticulaciones, mutuas interrupciones e impúdicas adjetivaciones lanzadas como petardos en una feria, me llamó la atención algo que deseo compartir contigo, porque creo que también se repite no solo en otras ciudades de Venezuela; también en muchas otras de los países hispanoparlantes de América. El asunto no es otro que una confusión de términos y de conceptos que les escuché esta mañana a los tertulianos contendores del Metro de Maracaibo, pero que también se lo he escuchado a encumbrados políticos venezolanos y de otras latitudes. Tal confusión conceptual involucra al Gobierno y al Estado.

Los contrincantes de esta mañana en el Metro aludían a las gestiones administrativas de Capriles y de Chávez indistintamente como “del Gobierno” o como “del Estado”. Al principio creí entender que se referían con “gestión del Gobierno” a las de la Administración nacional –terriblemente centralizada en la voluntad pétrea e iracunda de Chávez- y con “Gestión del Estado” a las acciones emprendidas por Capriles en su condición de Gobernador del Estado Miranda, pero al poco tiempo de ponerles atención me di cuenta que ambos vociferantes confundían los términos. Hablaban, por ejemplo, de los empleados públicos indistintamente como “empleados del Gobierno” o como “trabajadores del Estado”, una confusión de términos entendible entre dos paisanos con evidentes deficiencias en la formación instruccional y ciudadana (junto al “voceo” se lanzaban improperios verdaderamente groseros) pero que me recordó la entrevista que apenas una hora antes le hicieran a un engominado político caraqueño de proyección nacional por Globovisión –el único canal televisivo frontalmente opositor a Chávez- quien indistintamente se refirió a la institucionalidad que representa Chávez como “Gobierno” y como “Estado”.

Entonces, hilando mis recuerdos televisivos con la floripondia e inútil discusión de los parroquianos en el Metro, se me ocurrió pensar cómo sería un país -mejor dicho, cómo funcionaría la burocracia oficial de un país- sí los empleados públicos fueran los estrictamente necesarios y, además, fueran “del Estado”, mientras que los dirigentes públicos (Directores, Viceministros, Ministros, etc.) dependieran “del Gobierno”. Lo primero que acontecería es que la burocracia sería la estrictamente necesaria para el funcionamiento del Estado; sería única e inmodificable por la voluntad megalómana de los transitorios señores “del Gobierno”. Tal burocracia, reducida a lo estrictamente necesario (más por imperio de las tecnologías que por el desprendimiento subjetivo de las excedencias de personal), tendría como contrapartida una inmensa estabilidad para los funcionarios, que serían –a no dudar- verdaderos funcionarios de Carrera Administrativa. Con sueldos y emolumentos obtenidos por escalafón y mérito propio; una estabilidad alejada de los vaivenes del “quítate-tú-pa´-ponerme-yo”; sería gente de criterio difícilmente corruptible por los avenidos “del Gobierno”, y que además, servirían como contrapeso institucional frente a las tropelías y desafueros de aquéllos.

Soñando despierto –porque conjeturar una Venezuela así, solo es posible en sueños- imagino la dinámica y la eficiencia de los servicios públicos, donde la estabilidad del trabajo de un ingeniero, una secretaria o un administrador no dependen de la voluntad del Director de turno, (que es un funcionario “del Gobierno”, y a quien se le paga con el presupuesto que el Estado asigna al Gobierno) pues su desempeño sería medido y evaluado con baremos de eficacia preestablecidos. Se me viene a la mente la posibilidad de introducir la más eficiente tecnología digital en los servicios públicos del Estado, no para suplantar al vector humano, sino para agilizarle sus gestiones.

En ese “deber-ser” de País, donde “el Gobierno” está obligado a ejecutar su programa de gestión ofrecido en las elecciones, a cobrar impuestos y a hacer lo estrictamente necesario para alcanzar las metas de gestión propuestas, “el Estado” también lo integran los Jueces, como verdadero Poder independiente, cuyos integrantes son inicialmente elegidos por los ciudadanos en comicios parroquiales a los que se postulan ciudadanos que llenen los perfiles requeridos; unos perfiles prefijados por el mismo Poder Judicial con el concurso activo y beligerante de las Universidades, los colegios de Abogados, las ONG´s y las asociaciones que integren vecinos, habitantes y pisatarios, para seleccionar entre los mejores a los Jueces de Paz y de Parroquia que luego ascenderán por méritos propios y por concurso de oposición y credenciales, a las instancias superiores del aparato judicial, hasta acceder, también por antigüedad, méritos y experticia, al Tribunal Supremo de Justicia, también por votación directa de los ciudadanos y a partir de postulaciones individuales, colegiadas o grupales. Tendríamos así a Jueces Mayores en cargos vitalicios, verdaderos doctores de Leyes en el Poder Judicial.

Fui imaginando un País, cuyas fuerzas armadas son “del Estado” y además, apolíticas pero profesionales y altamente tecnificadas. Y también imaginé un Gobierno dirigido por un Primer Ministro, cuya gestión responde a un Presidente que surge de una colegiatura en la que participan todos demás Presidentes de los Poderes que integran al Estado, y de cuyo seno surge. Voy imaginando ese país posible mientras el vaivén del Metro mece mi ensoñación durante el trayecto más prolongado: entre la estación Sabaneta y la “penúltima”, la Libertador, que es la interrupción abrupta del servicio.  A la discusión entre los dos parroquianos se les ha sumado media docena de furibundos partidarios de Chávez y la gritería es gallinácea. Sobresalen los insultos y han acorralado al parroquiano opositor como sí sus ideas fueran un anatema religioso.

Mientras salimos a codazos porque los que abordan no nos dejan salir con fluidez, el calor de esta Maracaibo mía me abofetea inmisericorde y me lanza las pestilencias de un lago demasiado próximo. Volteo para ser testigo de la iracundia rojita, pues allí dentro del vagón del Metro, los defensores del socialismo del siglo 21 le impiden bajar al escuálido pero valiente joven opositor, y mientras me dirijo a las escaleras mecánicas –que no funcionan- acierto a escucharle una amenaza al más gamberro de los militantes rojo-rojitos afectos al régimen,  una amenaza que resume la confusión institucional que vivimos en este ex-país que llamábamos Venezuela:

.- “Dale gracias a La Virgen de La Chiquinquirá que no somos empleaos del gobierno, porque sí lo fuéramos, jamás tendrías un beneficio del estado, por estar hablando mal de mi comandante presidente.”

andresmorenoarreche@gmail.com

EL ENVÍO A NUESTROS CORREOS AUTORIZA PUBLICACIÓN, ACTUALIDAD, VENEZUELA, OPINIÓN, NOTICIA, REPUBLICANO LIBERAL, DEMOCRACIA, LIBERAL, LIBERALISMO, LIBERTARIO, POLÍTICA, INTERNACIONAL, ELECCIONES,UNIDAD, ALTERNATIVA DEMOCRÁTICA,CONTENIDO NOTICIOSO,

viernes, 24 de agosto de 2012

ANDRÉS SIMÓN MORENO ARRECHE, LOS MERCENARIOS DEL PRESIDENTE SALIENTE

Nunca se sabrá a ciencia cierta cuántos magnicidios, reales o imaginarios, habrán acaecido en la atormentada psique de un teniente coronel avenido en presidente saliente de una ex-república, la misma que antes fue respetada y reconocida en el concierto de las naciones libres como República de Venezuela, sin necesidad de fallidos apodos, ni de innecesarias estrellas adicionales en su bandera, tampoco de caballos devueltos sobre sus huellas en el escudo nacional. 
De lo que no cabe duda es que magnicidio y mercenario son elementos relacionados para la ejecución del asesinato de una figura pública y eso lo han descubierto, aunque tardíamente, los asesores cubanos del teniente coronel.  Por eso aparece recientemente Eduardo Acosta, ciudadano dominicano y tránsfuga de la justicia colombiana, un fugado de la cárcel de La Ceja en Colombia, a donde fue recluido tras ser capturado transportando dediles de droga en su estómago con destino a Nueva York, pero que misteriosamente es capturado en suelo venezolano, y es “reposicionado” bajo la figura de El hombre más buscado, en el primero y por ahora el único mercenario del que tenemos noticias, con nombre y apellido y hasta fotografía. Aparece precedido por una descripción cinematográfica del presidente saliente y ahora, luego de varias decenas de magnicidios fallidos anteriores, con una épica tragicómica de asuntos peliagudos e inextricables (escritos en clave en una libretita que pretendió tragarse al ser descubierto) se le exhibe como el tal mercenario, y con un récord de entradas y salidas a países donde las fuerzas estadounidenses han operado militarmente, con la extraña ¿casualidad? de ser, entre muchos otros, los de sus Amigos absolutos Saddam Husein y Muamar el Gadafi.
El chico del tambor
Hace años que los asesores cubanos intuían que algo faltaba en la ecuación persuasiva de los anteriores magnicidios, y por fin dieron con ese algo, el mercenario, y lo han presentado públicamente, aunque el sujeto ha resultado ser un narcotraficante caribeño de tercera línea. El templete propagandístico que se ha montado con El peregrino secreto tiene los mismos acordes de aquel otro, el que se orquestó con Geovanny Vázquez, El espía que surgió del frío colombiano, el tristemente célebre testigo-estrella con el que El honorable colegial Isaías Rodríguez , entonces Fiscal General de la República, adelantó encauzamiento judicial a una veintena de figuras públicas venezolanas, todas vinculadas al ejercicio crítico de la gestión pública del teniente coronel, acusados fallidamente de ser instigadores y autores intelectuales del asesinato del Fiscal Danilo Anderson, el mismo que adelantaba investigaciones sobre corruptelas y tráfico de influencias que vinculaban hasta los tuétanos a relevantes jerarcas del chavecismo robo-lucionario.  La verdad salió a flote como los... (ya sabe a qué me refiero) y meses después, El espía que surgió del frío colombiano se estrelló contra la pared de sus contradicciones y confesó lo inimaginable a tambor batiente: que todo lo dicho bajo juramento fue una gran mentira acordada con la Fiscalía, y que esas mentiras fueron convenientemente canceladas. Aquella revelación lo convirtió, por antigüedad y por concepto, en el primer mercenario del presidente saliente, o al menos en el más notorio.
El espejo de los mercenarios
¡Un mercenario! ¿Y eso se come con qué? sería la pregunta del inefable Luis Miquilena, el primer asesor político del teniente coronel en 1998, hoy defenestrado de sus afectos pero volcado hacia las oposiciones que respaldan la candidatura presidencial del venezolano Henrique Capriles Radonski.  Y para saber dónde estamos parados cabe la necesaria definición: Se asume como mercenario, un vocablo que proviene del latín merces, - edis, que significa  salario, paga, recompensa, al que ejecuta una acción, usualmente militar aunque no exclusivamente, sin ser parte del conflicto y por el solo hecho de que se le cancela por sus habilidades y experticias. Tal concepto se refiere a los milite mercede arcessere, soldados reclutados mercenarios por el ejército Romano, pero también a los mercennárium que son los combatientes asalariados, comprados o sobornados de otras naciones en conflicto con el Imperio Romano, cuya participación interesada en las luchas internas o en los conflictos externos tienen, ayer como hoy, un beneficio económico y personal, con abstracción de la ideología, la nacionalidad o las preferencias políticas del bando de quien le contrata. 
El término latino también involucra a los testis tribuit se mercennarium comitem regi (testigos puestos a sueldo por un Rey) y por extensión a todo aquel que realiza cualquier testificación, cierta o falsa, a favor de otro por una recompensa, o merced, sustituyendo la testificación verdadera de otra persona por el salario que se le da.  En el mundo militar se les identifica como asesinos a sueldo y apátridas, y en las organizaciones criminales (también en las que no lo son, pero que les contratan) los llaman por su otro nombre: sicarios, que se refiere a una persona que mata por encargo a cambio de un precio, nada nuevo ni de origen colombiano,  porque sicario es una figura conocidísima en el Derecho Romano originario que reguló su condena penal por la particular crueldad con que se conducían estos asesinos. Tal definición y regulación de las penas imputables generaron jurisprudencia con la lex Cornelia de sicariis et veneficis (ley Cornelia sobre apuñaladores y envenenadores) del año 81 antes de la Era cristiana.
Un mercenario perfecto
Los primeros datos sobre la existencia de agrupaciones militarizadas con el rango de mercenarios provienen del antiguo Egipto y se remontan a los conflictos armados emprendidos por el faraón Ramsés II, unos mil quinientos años antes de la Era cristiana. En esos entonces, eln faraón reclutó a 18.000 de soldados mercenarios, a quienes pagó con un décimo de lo que saqueaban, más la comida, sal y agua. Tres mil quinientos años después, el 8 de junio de 1977, las naciones occidentales suscriben un protocolo adicional a la Convención de Ginebra del 12 de agosto de 1949 (protocolo I, de APGC77), relativa a la protección de las víctimas de conflictos armados internacionales. Allí se establece que un mercenario perfecto es cualquier persona que ha sido reclutada o embarcada específicamente con el fin de luchar en un conflicto, (sea militar o de cualquier otra índole), que toma parte activa en esas hostilidades y que su motivación para tomar parte es el beneficio personal, pues de hecho se le promete una recompensa material que excede de forma sustancial al pago que los partidarios originarios reciben con similares responsabilidades o funciones dentro del mismo teatro de operaciones conflictivas.
Este concepto de mercenario perfecto también incluye por extensión a todo aquel que no es parte en conflicto, así sea residente del territorio controlado por el contratante, miembro o no-miembro de las fuerzas organizacionales (políticas, militares, etc.) en conflicto y que no ha sido enviado por ningún tercero, ajeno a las partes en conflicto, en cumplimiento de un deber institucional como miembro de un equipo de paz o de intermediación en el conflicto. Como podemos evidenciar, el concepto de mercenario perfecto se le aplica in extensis  a Geovanny Vásquez,  el chico del tambor, mas no al dominicano con ciudadanía estadounidense Eduardo Acosta, El peregrino secreto, a quien –de ser ciertas las acusaciones de evasión y tráfico de estupefacientes-  debe tratársele como lo que es: un delincuente común evadido.
Un traidor como los nuestros
Ni Vásquez ni Acosta se comparan, en peligrosidad y astucia, con los verdaderos mercenarios del presidente saliente. Me refiero a los traidores a la Ética del Periodista, los comunicadores sociales  que amparados en carnet que les ha expedido el Colegio Nacional de Periodistas de Venezuela y en las canonjías y prebendas que les permite el desgobierno chavista, laboran en la extensa red de medios de comunicación del Estado venezolano, que en teoría son medios públicos, pero que en la práctica se han transformado en empresas de mercenarios persuasivos, organizaciones delincuenciales que utilizan sus sólidas experticias en los medios públicos o comunales para la manipulación de los hechos y para la mentira sistemática, las únicas herramientas persuasivas que pueden esgrimir  para captarle adeptos al presidente saliente en las batallas de una guerra comunicacional que desarrollan en apoyo a la reelección infinita del teniente coronel.
Esa acción persuasiva es un Asesinato de calidad no solo a la fe y la confianza de las audiencias en los medios de comunicación públicos, sino también al más importante bien intangible de cualquier República: La honestidad del funcionario público y la transparencia de sus acciones.  Esos periodistas son los verdaderos mercenarios del presidente saliente. Cada uno de ellos es El infiltrado que miente y manipula los hechos para la desinformación de los electores, en cuyos hogares no existe otra opción que sintonizar los medios oficiales y las señales abiertas que constantemente “encadena” el teniente coronel. 
andresmorenoarreche@gmail.com 

EL ENVÍO A NUESTROS CORREOS AUTORIZA PUBLICACIÓN, ACTUALIDAD, VENEZUELA, OPINIÓN, NOTICIA, REPUBLICANO LIBERAL, DEMOCRACIA, LIBERAL, LIBERALISMO, LIBERTARIO, POLÍTICA, INTERNACIONAL, ELECCIONES,UNIDAD, ALTERNATIVA DEMOCRÁTICA,CONTENIDO NOTICIOSO,